Asylum Sesión Zero.
Parte 2.
Aquella mañana parecía anunciar un día muy gris, literalmente, pues todo el cielo estaba nublado pero sin que se anunciara lluvia alguna por el horizonte, según el meteorologo de la radio.
Una mujer rubia en gabardina y un hombre de cabello castaño veían sumidos en una profunda tristeza y lidiando a su modo la tragedia que los asolaba. Frente a ellos una lápida tenía escrito: A la memoria de Sasha Waybright, amada hija y amiga. 1997-2020.
Ella junto a sus amigas Anne Boonchuy y Marcy Wu habían desaparecido hacía ya seis meses sin que se supiera nada de ellas más que el asunto de una curiosa caja en una tienda de empeños.
Y después cuando por fin tuvieron noticias de su desaparecida hija, se confirmo lo peor, la habían encontrada muerta con signos de violencia fisíca representadas en varias puñaladas y algunas quemaduras alrededor del cuerpo, lo mismo con la chica Boonchuy. Y ahora la única sobreviviente Marcy Wu había sido declarada mentalmente inestable y recluida en el Sanatorio de Long Beach.
Hablaba sobre ella y sus amigas siendo transportadas a otro mundo donde anfibios parlantes eran la raza dominante donde vivieron muchas aventuras, pero como finalmente todo se fue al traste tras revelar la verdad sobre el robo de la caja y porque fueron a ese mundo por culpa de ella.
Y de como un antiguo mal se desato, un error irreparable en la realidad al corromper parte de la esencia de las Gemas de la Calamidad y que Anne al ser traicionada tanto por Sasha como Marcy liberó a un antiguo mal.
Marcy hablo de esto muchas veces plenamente convencida de la verdad de sus palabras, pero sin que las autoridades o los doctores le creyeran.
Ella les repitió hasta el cansancio que aquellos cuerpos que habían encontrado no eran las verdaderas Sasha y Anne, que todo era una treta del verdadero enemigo y que sus amigas seguían atrapadas en Amphibia, y que no entendía aún porque solo ella pudo regresar entre toda la trifulca contra el Rey Andrias y sus planes, ahora de seguro frustrados por la súbita aparición de algo peor que el mismo Núcleo.
-Pobre chica de seguro a su modo es como su mente lidió con semejante tragedia, no me imaginó lo que ella y mi hija pasaron- pensó entonces la madre de Sasha mientras le daba un sorbo a una petaca con licor.
Era una mujer rubia y hermosa algo que le heredó también a su hija, se le veía francamente "cansada" esa sería la mejor descripción que daba su aspecto, grandes ojeras y ojos enrojecidos por el reciente llanto, además de un semblante sombrío.
Apenas había pasado un mes desde aquella trágica revelación y se sentía tan fresco el cúmulo de sentimientos mientras bajaban el féretro con el cuerpo de su hija.
A su lado estaba su ex esposo el señor Waybright que ese día también fue acompañado por su nueva esposa y pese a todo lo que uno podría pensar, agradecío el hecho de que él viniera también a despedirse de su hija.
Así como lo hacía ahora nuevamente acompañandola en su dolor ese día también. Fue duro para ambos la verdad, se preguntaba y revaloraban los errores que cometieron con su hija, pese a sus conflictos y todo ella seguía siendo su hija.
Tal vez si le hubieran puesto más atención en vez de creer que todo estaba bien, como la joven Sasha siempre les decía, el no hacer casos a esas "banderas rojas" cuando su hija se metía en problemas junto a las niñas Boonchuy y Wu o tratar de reemplazar el afecto y el tiempo de calidad con su hija con dinero, regalos y "libertad" de hacer lo que mejor le pareciera.
Sí, tal vez, eso hubiera conducido a un mejor camino a su ahora fallecida hija, pero eso ahora se quedaba en deseos fútiles o intenciones sin sustancia, ¿ya para que?, al fin y al cabo su niña estaba tres metros bajo tierra. Reflexionaba esto último el padre de Sasha.
-Y esa chica Marcy pobre de ella refugiando su mente en un mundo de fantasía para no enfrentar la horrible realidad- pensó el señor Waybright.
Si sin duda todo aquello parecía una pesadilla que apenas parecía menguar mientras aquel hombre y aquella mujer lidiaban con el duelo de haber perdido a la única hija que tuvieron en común.
Luego de haber visitado la tumba de su hija y poner algunas flores en la lápida, la señora Waybright fue llevada hasta su casa por su ex, gesto que agradeció.
Tras abrir la puerta se deshizo de su abrigo en un perchero y quitandosé unos lentes oscuros se tallo los llorosos ojos, luego se sirvió algo de comer, sacando dos platos del refrigerador cubiertos con plástico.
Se sento a la mesa y puso un plato para ella y otro para ahora una silla vacía.
-Tal vez lo que hago no es saludable, se que ella ya no está, pero por alguna razón no puedo dejar de hacerlo.
Un recuerdo alegre le vino de cuando le preparaba panqueques a su hija cuando era más pequeña y esta le agredecía con una sonrisa, recuerdos gratos de como limpiaba la mermelada de su cara al quedar toda sucia como cualquier niño pequeño al comer frenéticamente y sin modales su desayuno favorito.
Aquello formo un singular cúmulo de sentimientos de alegría y nostalgia que le provocaron un nudo en la garganta a la madre de Sasha y se llevo una mano a la cara, mientras seguía tratando de alimentarse; no comer le haría más daño, además era la tercera vez en ese mes que apenas comía una vez al día, tenía que empezar a tratar eso también.
Y las cosas no distaban mucho de ese ambiente de soledad y vacío en la casa de la familia Boonchuy.
Ya de por sí fue angustiante todos esos meses de espera desde la desaparición de su hija para que sus peores temores fueran confirmados, se suponía que celebrarían su cumpleaños número trece, ¿qué fue lo que salió mal, o que fue lo que hicieron mal?
Se preguntaba a veces la señora Boonchuy. Fue tan desgarrador recibir aquella noticia y tener que ir a la morgue para reconocer el moribundo cuerpo de su hija en aquel frío y metálico lugar, una identificación colgaba de un dedo de su pie, esos ojos vidriosos ya sin la chispa de vida que alguna vez tuvo, así como las heridas alrededor de su cuerpo.
Su pequeña, quien le había hecho esto, se decían para si los señores Boonchuy y no podían sino sentir odio por quién fuera responsable de esto.
El funeral de su hija y el de su amiga Sasha fue una ceremonia compartida a decir verdad, agradeciendo ambas familias (o lo que quedaba de ellas) aquella muestra de solidaridad y respeto. Si bien es cierto que los Boonchuy no siempre tuvieron la mejor opinión de Sasha y los problemas en que podría arrastras a Anne, no podían negar el vínculo que ellas y también Marcy tenían desde pequeñas.
También la Comunidad Thai a la que pertenecían les ayudo mucho con aquel duelo tanto o más como cuando su hija y sus amigas desaparecieron.
Aún así era difícil al igual que con los Waybright solo habían pasado un mes desde aquello y los padres de Anne trataban de enfocarse lo mejor que podían en seguir con sus vidas pese a su hija ya no estar con ellos, fue difícil cada día era tan en "automático" por así decirlo, trabajo y casa, trabajo y casa así era ahora cada día.
A veces era doloroso siquiera mirar al ahora vacío cuarto de su hija, a veces veían a Domino meterse al cuarto y esperar a una ama que ya no volvería.
El señor Bee no comentaba esto con su esposa pues no quería alterarla más de lo que ya estaba, pero estaba siempre esa pequeña y fútil esperanza de ¿qué pasaría si Marcy decía la verdad de algún modo?
Si no cometieron un error las autoridades en internarla en aquel sanatorio mental. Pero la verdad es que luego ese efímero deseo, esa posibilidad se apagaba.
-No, no debo seguir alimentando esta falsa esperanza, tú hija esta muerta, aceptalo ya hombre- se reprendía a sí mismo y entre lágrimas el señor Boonchuy.
La verdad también le preocupaba el tiempo que pasaba su esposa en aquella habitación haciendo esos muñecos de Anne, soñando con lo que pudo ser su hija. Le ponía de los nervios verle cantar a veces incluso canciones de cuna a alguna de esas figuras.
-Por favor ancestros, no nos abandonen- clamaba en silencio aquel desdichado hombre.
Sin duda la partida tan trágica de su hija había dejado cicatrices profundas en sus padres, ¿cómo continuar con sus vidas después de todo lo sucedido?
Al menos los padres de Marcy se podría decir que seguían teniendo a su hija en cierta forma, pues iban a visitarla periódicamente y se veía "bien" pese a todo, pero no mostraba indicios de enfrentar la realidad y dejar de lado esas fantasías sobre aquel lugar llamado "Amphibia" quizás sería hora de aumentar la intensidad de sus medicamentos.
Era de esperarse también que era un estigma para su familia el que llamaran a su hija los medios amarillistas "La Niña de la Calamidad" para colmo.
Más de una vez el señor Wu se había visto tentado a partirle la nariz a uno de esos reporteros que los hostigaban continuamente.
Al ser su hija la única sobreviviente tras la desaparición y regreso fatídico, la verdad habían muchas especulaciones y los doctores y la policía no parecían ser de mucha ayuda al dar las respuestas de siempre.
¿Su hija se curaría algún día o pasaría el resto de sus días en una habitación acolchada en aquel lugar?, preferían no pensar mucho en aquel tema los padres de Marcy.
Y mejor enfocarse en ayudar a que su hija se recuperara del trauma sufrido, ellos no la abandonarían, su hija les importaba y la amaban después de todo.
Y bueno la verdad quería hacer una continuación de esta idea, enfocandome un poco en cada familia y como sobrellevan esta situación vista en el anterior capítulo de Sesión Zero.
Sin duda es un situación muy triste para cada familia y cada quién lo sobrelleva a su modo.
Este sin duda es un Universo donde todo ha salido mal, pero pese a todo yo siempre trato de poner una luz al final del túnel, incluso en estos Universos oscuros, pese a todo la esperanza debe prevalecer y es algo que necesitamos mucho en estos tiempos. :)
Sin más que decir gracias por leer el capítulo y les deseo buenos días, tardes o noches según sea el caso. Cuídense y nos estaremos viendo, con el favor de Dios. Excelente semana. ;) :)
