Ladies and Gentlemen!

¡Feliz Rito de las Linternas! Ha llegado mi fecha especial del juego y es cuando regresamos al que, al menos yo, puedo considerar como mi segundo hogar, así es, hablamos de Liyue. Xiao es el personaje cinco estrellas que a muchos llamo la atención y que seguimos queriendo jugar con él a pesar de los años. ¡Vamos con la historia de nuestro Yaksha favorito!

It's time to read!

It's showtime!


Aclaración: Genshin Impact no me pertenece. Yo solamente pido prestado sus personajes para poder escribir mis historias que se podrán leer a continuación.

Aclaración: Con estas historias no estoy cobrando por ninguna ganancia o regalía. Solo escribo para el entretenimiento de todo público pidiendo permisos al autor. Cualquier aclaración, pueden escribir en los comentarios su opinión al respecto.


-Xiao-


Ella es su luz ante la oscuridad. Su simple toque, es capaz de alejar toda Deuda Karmica que había estado acumulando por tantos años de estar peleando contra dioses y bestias. Ella es su debilidad frente a todos esos monstruos que han intentado dañarla como también es su fortaleza para levantarse las veces que sean necesarias para derrotar a sus adversarios.

A su lado, es capaz de tener aquellos sueños tan hermosos de los que presumen los humanos normales que podía decir que ya no había nada que les pudiera envidiar a los mismos. En noches como esas, era capaz de tener una paz infinita y un corazón tranquilo que siente que desaparecerá en el momento que cierre los ojos.

Aunque se sentía tranquilo al respecto, era imposible no temer un poco de lo que sería capaz de encontrarse en el mañana.

Pero no le tomaría importancia a eso, no ahora cuando se encontraba ahí con ella, en un espacio que solo les pertenecía a ellos dos.

Verla dormida a su lado, escucharla soltar pequeños suspiros y sentirla moverse con ternura en busca de algo a su lado, era imposible no mostrar una sonrisa sincera y retirar con suavidad los cabellos dorados que se habían pegado en su frente. Sonreír aún más al sentir como ella se acurrucaba a su lado y una pequeña sonrisa aparecía en aquel fino rostro cuando paso sus delgados brazos rodeando su cuerpo con cariño.

-Lumine -Susurró.

Incluso su nombre era hermoso como ella.

Carcajeo en silencio mientras recostaba su cabeza en la almohada para seguir apreciando a esa hermosa criatura que descansaba a su lado.

¿Quién hubiera imaginado que el general Alatus cayó perdidamente enamorado por una simple humana?

Era algo que nadie creería, pues él, quien no era capaz de comprender lo que eran los sentimientos mortales termino por conocer lo bello que puede ser el amor.

Claro, en primera, si es que ella se podría considerar una humana también. Aunque a los ojos de muchas personas lo era, para él no lo fue desde el momento que la conoció y piso Liyue por primera vez. Justo en ese lugar, en la posada Wangshu, en aquella primera vez que sus ojos se posaron en ella, fue en el instante que ya no pudo separarlos de la misma. Aquellos dorados cabellos que brillaban con el sol mismo, ponerse a imaginar en ese mismo instante que el color de sus ojos debía ser ese color dorado. Una radiante sonrisa que le dedicaba a su compañera flotante a su lado y una suave voz la que escuchó en aquel entonces mientras admiraba el bello paisaje que se puede ver desde lo más alto de la posada.

Un ser libre y puro fue lo que pudo ver en ese momento. Alguien que no había sido manchado por la oscuridad, alguien que se levantaba las veces que sean necesarias para seguir peleando. Un pequeño y tierno pajarito dorado que volaba libremente por el mundo.

En cuando sus miradas se encontraron, de alguna manera, comprendió que ya no tenía escapatoria alguna.

Un momento que nunca olvidaría.

El primer encuentro con ella.

Es más especial de lo que puede imaginar.

Todas sus barreras cayeron en cuanto se dio cuenta que no era una mala persona. Todo su mal genio desapareció en cuanto se dio cuenta que hablar con ella, era demasiado cómodo y cálido que empezaba a tener un poco de miedo de la misma. No quería encariñarse tan rápido, no quería salir herido que realmente prefería alejarla de él. Sin una visión o algo que lo protegiera, era imposible estar a su lado.

Un pasado oscuro era el que cargaba sus hombros. Tan doloroso que era imposible no tener pesadillas al respecto.

Pero, algo más sucedió. Algo que provoco que cambiara su forma de ver a la misma.

Sentir como aquel terror, aquellas voces, aquel peso de sus hombros, empezaba a desaparecer en un instante que no podía evitar mirar sus manos con cierta curiosidad. Cuando se dio cuenta de lo que estaba pasando, alzo la vista para encontrarse con aquella gran y tranquila sonrisa que le dedicaba, como si hubiera adivinado lo que estaba pensando en ese momento.

Las palabras no eran necesarias para confirmar las sospechas que estaba teniendo en aquel entonces. Esto era algo increíble, era algo sorprendente. Pues era capaz de sentir por primera vez los suaves latidos de su corazón que le confirmaba que se encontraba vivo.

¿Cómo era posible eso?

Se tardo un poco en comprender que era ella quien, con una habilidad especial, era capaz de purificar la oscuridad y brindar cierta paz a lo que se encuentra contaminado. Era gracias a ella que al fin podía sentir una inmensa tranquilidad y un gran alivio a ese gran dolor que se ha encargado de cargar en todo ese tiempo.

Tal vez su encuentro fue de una manera inesperada, pero era algo que ya se encontraba destinado. Eso es fue lo que creyó y lo que sigue creyendo hoy en día.

Un pequeño favor le daría a cambio por haberle ayudado a sanar el mal de su corazón. Se sentía en deuda con ella, aun sin saber, que era lo que en realidad pasaba.

-Si dices mi nombre, estaré a tu lado

A partir de ese momento, todo avanzo rápido.

-¡Xiao!

Aparecer a su lado en el momento que ella le llama con suavidad y empezar una nueva aventura.

Sentirse atrapado en aquellas cálidas manos que tomaban las suyas para empezar a correr hacia un destino desconocido. Escuchar con atención aquellas tiernas risitas que soltaba a su lado mientras se escondían de Paimon. Soltar una pequeña risita cuando la ve acomodarse en su hombro para tomar una pequeña siesta ante aquella bella puesta del sol. Estando a su lado, no puede evitar sentirse tan somnoliento que termina cayendo dormido de igual manera.

¿Por qué sentía su corazón tranquilo y sus parpados pesados?

¿Por qué con solo estar al lado de ella, era capaz de sentirse bien?

Había tantas preguntas que se generaban en ese momento que, siendo sinceros, no le molestaba tener respuestas a las mismas.

Estar al lado de ella, se convirtió en una necesidad.

Su existencia misma, se convirtió en algo importante para él.

Saber que regresa con bien a Liyue después de estar viajando por las diferentes naciones de Teyvat, era lo único capaz de aliviar su alma y abrazar a la misma con cierto cariño mientras la regaña por los nuevos rasguños que es capaz de sentir y apreciar de la misma. Tomar con cierta fuerza sus mejillas y obligarla a mirarla mientras cierta ira lo dominaba al verla con aquellos vendajes en su cuerpo.

-Estoy bien -Escucharla decir aquellas palabras con ternura mientras posaba sus pequeñas manos sobre sus mejillas. Ese tierno toque que era capaz de tranquilizar todo su ser y esa sonrisa que lo hacía regresar a tierra.- Estoy aquí a tu lado, ya estoy en casa, regrese Xiao

-Ya lo sé -Decir con una ternura desconocida que salía de su corazón. Envolver a la misma entre sus brazos y soltar todo el aire que había estado guardando. Sentir como sus hombros se relajaban y ella soltaba pequeñas risitas, era lo único que necesitaba para poder continuar.- Bienvenida

-Ya estoy en casa -Volvió a repetir Lumine.

Quizá, era una total desgracia que él no pudiera salir de Liyue por el contrato que tiene de proteger la región misma de todo mal que se pueda encontrar en el camino de muchos mortales. Pero de alguna manera, le gustaba imaginar que, si él se quedaba en ese lugar, entonces ella tendría más razones para regresar ahí, para volver a su lado. Pensando de ese modo, se dio cuenta que aquella larga espera ya no tenía que ser tan aburrida. Era capaz de esperar el tiempo que sea necesario para volver a verla.

Estando al lado de ella, fue capaz de descubrir aquellos extraños síntomas que provocaba que su corazón doliera cuando se encontraba preocupado, de no saber nada del retraso de aquellas cartas que suele mandarle o cuando se sentía aliviado al ver aquella gran sonrisa y sentirla entre sus brazos.

Descubrió lo maravilloso y quizá, lo temible que podrían ser los sentimientos humanos.

Descubrió que podía ser usado como un arma de doble filo.

Y como había dicho desde un principio, era imposible no tener miedo con lo desconocido.

Se estaba enfrentando a algo nuevo y esta vez, no estaba seguro de si tenía las armas necesarias para pelear.

-Está bien tener miedo -Fue lo que Lumine le dijo una vez que hablo con ella sobre lo confundido que se sentía. Saber que ella se había esforzado por encontrar las palabras correctas le hacía sentirse cálido, no pudo evitar tomar su mano libre con cierto temor, como si quisiera confirmar que no era un sueño y ella se encontraba ahí a su lado.- Nos permite avanzar, nos permite sentirnos vivos, nos permite ser nosotros mismos -Sintió su cuerpo temblar en cuanto ella subió su mano a su pecho. ¿En qué momento le permitió acercarse tanto a él que le permitía tocarlo? No lo sabe, pero tampoco es que le desagradara la idea, al contrario, no podía evitar sentir que su corazón golpeara con más desesperación su pecho, así como agachar un poco la mirada al verse atrapado entre aquel fuerte sonrojo que pintaba sus mejillas y que ella soltara tiernas risitas.- Está bien sentir todo esto, está bien caminar por lo desconocido, si aún tienes miedo, yo podría ser esa luz que ilumina tu camino aun cuando la oscuridad es capaz de atraparte

-¿Si tú eres mi luz? -Dijo Xiao en un susurro.- ¿Yo que podría ser para ti?

-Es simple, eres mi Xiao -Esas palabras fueron más que suficiente para alzar la mirada y perderse en aquellos ojos que le miraban con cariño. Cerro sus ojos tan despacio en cuanto aquellas pequeñas manos tocaron las mejillas del Adeptus. Este, solo soltó un pequeño suspiro y se armó de valor para que sus ojos volvieran a encontrarse.- El Guardián Yaksha que protege a Liyue, mi Xiao que siempre estará a mi lado cuando me encuentre en peligro, eso es lo que eres para mí, eso es lo que significas para mi tonto corazón -Lumine rascaba su mejilla avergonzada por esas palabras.- Significas eso y mucho más para mi

Fue cuando también comprendió que era la vergüenza. Aquellas palabras, sin duda, golpearon con fuerza su corazón que sentía que ya era imposible dejarla ir.

Sentir como sus frentes se pegaban, así como sentir su respiración tan cerca de su rostro que era imposible sentirse aún más nervioso de lo que ya se encontraba. Sin embargo, algo más le estaba llamando la atención.

Unos tiernos labios de los que era imposible separar su vista.

¿A que sabrán?

Quizá, fue demasiado obvio ante sus intenciones. Reacciono en el momento de escucharla soltar una pequeña risita y dar aquel primer paso que él no se estaba animando a dar.

La suavidad y ternura con la que Lumine tomaba y acariciaba sus mejillas con sus dedos pulgares, aquella acción fue más que suficiente para que ambos cerraran sus ojos con suavidad y así terminar por unir sus labios en un primer beso de ambos.

Un momento dulce.

Un recuerdo inolvidable.

Un paso a lo desconocido con la persona correcta a su lado.

Un tierno romance, un amor de ensueño.

Todo lo que creyó que nunca tendría, en ese momento se hizo realidad.

En cuanto sus labios se separaron y se miraron a los ojos, tiernas risitas compartieron.

-Te quiero tanto Lumine -Dijo Xiao con cierta alegría tan desconocida pero tan cálida que la de cabellos dorados, no pudo evitar volver a besar sus labios.- Nunca creí querer tanto a alguien

-Y está bien -Susurro Lumine.- Esto está bien -Ambos carcajearon.- No lo olvides, te amo Xiao

Sus manos entrelazadas, sus frentes pegadas con ternura al mismo tiempo que cerraban sus ojos para poder procesar todo lo que estaba pasando.

Frente a ellos, un futuro demasiado brillante se encontraba. Las grandes montañas se alzaban y un tierno atardecer les cobijaba.

Xiao salió de sus pensamientos en el momento que vio las linternas volar a lo lejos, así como los fuegos artificiales de colores que empezaban a iluminar la noche. Se levanto un poco y se sentó en la cama para poder apreciar las mismas desde la ventana. Pensó en ese momento, que el evento principal ya había comenzado, podía escucharlo por todo el ruido que se encontraban haciendo las personas que se encontraban hospedadas ahí.

Y aunque le había prometido a Lumine que iban a regresar a tiempo para verlas junto con Paimon y los demás, tal parecería que la forma en la que se encontraban, iba a ser imposible salir.

Soltó un pequeño suspiro en cuanto bajo su mano y acaricio aquellos cortos cabellos rubios. Al sentir aquella tierna caricia, Lumine solo supo sonreír entre sueños. Era una fortuna que el ruido de los fuegos artificiales no la hubieran despertado.

-Aún tenemos algo de tiempo -Susurró.- Duerme tranquila, mi querida viajera

Podía comprender porque se encontraban tan cansados como para querer ir a ver las linternas junto con todo el mundo. Y ahora que se encontraba un poco más "consciente", no pudo evitar sonrojarse y tratar de mirar a otro lado que no fueran aquellos deliciosos hombros a los que no dudo en clavar con suavidad sus dientes y dejar pequeñas marcas rojas en los mismos.

¿Cuándo fue que empezó todo esto?

Si puede ser sincero, sentía que las pequeñas visitas ya no eran suficientes. No era suficiente el corto tiempo que pasaban juntos, si fuera posible, le gustaría estar más tiempo a su lado. Le gustaría pasar todo el día pegado a su lado para evitar que la misma se hiciera tanto daño. Le gustaría estar a su lado y ver lo que ella es capaz de ver en sus viajes. Pero, no solo lo decía por eso, en realidad, había algo mucho más fuerte que era capaz de dominarlo por completo.

Aquellos tiernos labios que besaban los suyos y que llamaban a su nombre, no podían calmar aquellos deseos que eran capaces de quemar su pecho. Aquellas tiernas caricias, aquellas manos enlazadas, querían algo más, buscaban algo más.

Pero.

¿Cómo podría desear algo más si no sabía cómo empezar?

¿Cómo poder decir lo que él quería con tanta desesperación?

Era imposible calmar los deseos que tenía, era imposible no querer más a pesar de que sus manos temblaban en cuanto rozaban aquella tersa piel. Era imposible que aquellos besos no fueran un poco más profundos y que los suspiros empezaban a escucharse cada vez más fuertes. Las traviesas sonrisas que era capaz de apreciar en su rostro como aquellas delgadas piernas sentadas entre las suyas. Su respiración acelerada, sus mejillas calientes, el temblor de sus cuerpos ante tal cercanía. Quería escuchar aquella tierna voz llamar por su nombre una y otra vez, que el mundo entero escuchara que ella era completamente suya. Quería ese pequeño cuerpo enredado con el suyo sobre la cama, sobre la mesa, en cualquier parte de aquella habitación que comparten. La quería desesperadamente a ella y esos labios que le sonreían con dulzura, como si le estuviera animando a continuar.

No pudo evitar sentirse avergonzado, no sabía dónde esconder su cara cuando le comento a Lumine sobre aquel extraño malestar que estaba sintiendo, sobre aquel calor que era imposible detener. Aquellas tiernas risitas que escucho salir de ella, el cariño con el que ella tomaba sus mejillas. La cercanía de sus rostros, ese dulce aroma venir de su delgado cuello.

Todo en ella era una gran tentación para él. Su mente se nublaba, iba a perder la batalla consigo mismo. Lo que menos quería, era hacerle daño por culpa suya. Lo que menos quería, era alejarlo de él. Sentía, que una vida sin ella, no era vida.

Una vez más, sus sentimientos eran más transparentes de lo que podía imaginar. Pues al alzar el rostro y encontrarse con esa mirada coqueta, Xiao solo la miro hipnotizado.

-Entonces -La escucho susurrar con cariño.- Ya no te contengas más

Y gracias a esas palabras, es como dio inicio a ese delicioso placer.

Aquellos dulces labios llamarle por su nombre, era justo como todo ese tiempo había imaginado. Los tiernos suspiros que cada vez se escuchaban más fuertes y de los que ella no podía evitar avergonzarse hasta querer cubrir sus labios con sus manos.

-No te preocupes -Le susurro Xiao mientras quitaba las manos de ellas de sus labios y besaba sus nudillos con ternura. Pero lo que Lumine pudo apreciar realmente de ese rostro bonito, era aquella gran sonrisa traviesa de la que no pudo evitar sentirse aún más nerviosa y excitada, pues es capaz de jurar que aquellos tiernos ojos brillaban peligrosamente.- Solo yo podré escucharlos

Su dulce cuerpo enredado con el suyo, la blanca piel que al fin era capaz de tocar y probar. Los tiernos senos que acariciaba con ternura, el delicioso cuello que le gustaba morder con cierta travesura. El dulce néctar que saboreo de entre medio de sus piernas, así como dos de sus dedos que habían entrado en ella para poder prepararla a lo que seguía.

Todo era nuevo para él, todo era nuevo para ella. Pero entre ambos, empezarían a entenderse, aprenderían amarse.

Y en cuanto sus cuerpos al fin se unieron.

¡Maldición!

Que bien se sentía, estar conectados de esa manera. Como si estuvieran hechos para el otro. Desde hace tiempo, Xiao había visto que las pequeñas manos de Lumine, eran del tamaño perfecto para sus manos. Y ahora que sus manos se volvían a unir mientras que con su otra mano quitaba con ternura las lágrimas de sus ojos, el joven Adeptus no pudo evitar sonreír un poco antes de querer moverse.

Unir sus labios con ternura, pegar sus frentes y soltar un pequeño quejido ante tal placer que estaban sintiendo. En cuanto se separó despacio de ella y la miro con atención a los ojos, se encontró con aquella tierna mirada, con ese bello sonrojo y esos dulces sentimientos que ella siempre le mostro y que ahora, sin dudar, podía aceptarlos.

Podía temer del futuro, pero nunca más de los sentimientos que enloquecían por ella.

-Te amo

Susurró Xiao con ternura.

Amor, era el último de los sentimientos que le faltaba por aprender.

Amor, era lo que Lumine siempre le brindaba.

Amor, siempre fue el amor lo que sentía por ella.

Al susurrar aquellas palabras, Lumine supo sonreír con ternura, tomar el rostro de Xiao y besar aquellos labios que no dejaban de repetir, una y otra vez, aquellas bellas palabras mientras sus caderas empezaban a moverse, pasando de la dulzura a la desesperación de querer alcanzar aquel delicioso clímax que empezaba hacerlos enloquecer.

Al verse con aquellas sonrisas traviesas, ambos sabían muy bien que todo no terminaría ahí. Lo que una vez empezó, era imposible que terminara.

Besar aquellos labios se convirtió en una adicción.

Su cuerpo enredado con el suyo, era capaz de hacerlo enloquecer en aquellos momentos que se encontraban solos y escondidos a los ojos del mundo para evitar ser atrapados.

Los suspiros y pequeños gritos que ella era capaz de soltar, deleitaban todos y cada uno de sus sentidos.

Aquella tierna sonrisa que le dedicaba para continuar, era más que suficiente para recuperar energías y querer probar algo nuevo.

Era imposible detenerse sus deseos.

Cada que ella regresa a Liyue, él siempre estará ahí para recibirla con los brazos abiertos y una sonrisa en el rostro.

Pero cuando se encuentran solos en su propio mundo, cuando la noche los atrapa, es cuando los besos aparecen y las caricias mandan sobre ellos.

-Xiao

Una vez más. El Yaksha salió de sus pensamientos al escuchar la suave voz de Lumine que despertaba. Sonrió cuando la vio rascar sus ojos y soltar un pequeño bostezo.

Su cuerpo entero se estremeció al ver que la sabana resbalaba de aquel pequeño cuerpo y mostraba su cuerpo desnudo. Una vez más, sus mejillas se sonrojaron al ver que, tal vez, se pasó un poco y la había mordido en lugares que era imposible ocultar.

-¿Ahora te da vergüenza? -Carcajeo Lumine.- Eso no parecía importarte antes

-Me deje llevar -Xiao carraspeo un poco mientras intentaba tapar a la misma.

-Me gusta cuando te dejas llevar -Lumine volvió a carcajear en cuanto vio aquel rostro avergonzado. Ella no permitió que cubriera su cuerpo con la sabana hasta que se sentó entre medio de sus piernas para que así ambos pudieran cubrirse con la misma. En cuanto la viajera alzo la vista y vio las linternas, ella no pudo evitar sonreír y recargar su cabeza en el pecho de Xiao.- Se ven lindas las luces desde aquí

-Lo sé -Sonrió Xiao.- Este lugar es tranquilo pero siempre tiene las mejores vistas -Beso con ternura la cabeza de Lumine.- ¿Paimon se enojará por esto?

-Estará entretenida con la cantidad de comida que prepare especialmente para ella -Sonrió Lumine.- Pero… -Soltó un pequeño suspiro e inflaba infantilmente sus mejillas.- Yo quiero soltar una linterna también

Xiao carcajeo un poco, sabía que Lumine diría algo como eso que no pudo evitar pensar en la primera vez que se conocieron. Aquel rostro triste con el que ella se despidió, es algo que siempre le dolerá el corazón. Tuvo que rechazarla de esa manera al principio, le costó varios años después volar una a su lado que se convirtió en una pequeña tradición entre ellos.

Pero ahora, ya no tendría más miedo. Ya no tiene por qué ocultarse.

Cuando Lumine volvió alzar la vista, su rostro se iluminó.

Una linterna se encontraba ahí. Miro a Xiao a sus espaldas y tomo con suavidad aquel objeto.

-¿Podemos volarla juntos? -Pregunto Xiao.

-¡Si!

Encendieron el fuego de la linterna, cerraron sus ojos por unos momentos y cuando abrieron los mismos, empujaron con suavidad la linterna al cielo para que empezara a volar.

Compartieron sus miradas por unos segundos antes de volver a desviar su mirada al cielo y ver su linterna llegar a lo lejos del cielo oscuro. Quizá, la misma ya se convirtió en una estrella más que se encargará de hacer todos sus deseos realidad.

No era necesario decir cuál fue el deseo que pidieron en ese momento. Ambos, en sus corazones, lo sabían muy bien.

"Toda una vida juntos"

"Pasar todos los Ritos de las Linternas juntos"

"Mi vida entera a tu lado"

"Seguir creciendo a su lado"

-Feliz Rito de las Linternas -Susurró Xiao a su oído.

-Feliz Rito de las Linternas -Respondió Lumine.

Una pequeña risita compartieron, sus miradas volvieron a encontrarse y los pequeños besos desesperados y que roban suspiros no tardaron en aparecer para continuar lo que dejaron pendiente.

Gracias a Lumine, Xiao aprendió lo que son los sentimientos humanos.

Aprendió lo que es el cariño, la ternura y la felicidad.

Puede tener miedo y está bien tenerlo.

Pero siempre encontrara a esa bella luz que lo guiara aun en la más horrible oscuridad.

Aquella que es su luz, aquella que le enseño lo que es el amor. Un sentimiento del que aún tiene que aprender. Y aunque el camino sea largo, no importará.

Pues siempre estará ella ahí para guiarle y enseñarle. Para tomar su mano y recargar su cabeza para admirar el bello paisaje.

Su alma gemela, su pequeño pajarito de doradas plumas.

Su viajera, Lumine.


¡Muchas gracias por leer!

¡Que bella historia! Les juro que al mismo tiempo que estaba escribiendo esta historia, lloraba, reía, vomitaba arcoíris y me enamoraba cada vez más de esta bella pareja. Este capitulo es especial, Xiao es mi primer 5 estrellas y tengo la dicha de seguir jugando con él. ¡Vamos a seguir disfrutando de esta fiesta! ¡Feliz Rito de las Linternas a todos!

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Atte.: AnZuZu Dragneel

Fecha: Miércoles 29 de Enero de 2025