CAPÍTULO CVIII

NUEVOS CAMINOS

(Dos semanas después)

Y aún no despuntaba el alba, pero en el otoñal ambiente ya se podía respirar que ese no sería un día como los demás.

Limpias las calles esperaban a que el reloj marcara las once de la mañana. Al fondo y habiendo resistido el feroz ataque de parte de sus vecinos de la nación del Norte, la emblemática catedral de San Bacilli se alzaba lista para una vez más dar la bienvenida a sus heroicos hijos.

Las ondeantes banderas pendían de los balcones y las flores naturales y de papel alegraban la mirada.

Un poco más allá y en su habitación de hotel, en penumbra, silencio y muy pensativa la castaña capitana observaba a través de la ventana.

"Hoy es el segundo día de juicio. Sé que no podrá escapar, pero no puedo evitar estar nerviosa", murmuró.

Habiendo despertado, Mileva abandonó la cama.

"¿Por qué estás en penumbra?", encendiendo una de las lámparas, pregunto.

"No quería molestarlas", contestó tomando su abrigo. "Tengo que salir. El desfile comenzará a las once, para entonces ya estaré de vuelta. Si no llego a tiempo las veo en el restaurante del hotel"

"¿Estás bien?", imposible fue que no notara la preocupación que asomaba a su fresco rostro.

Lita asintió; "A partir de hoy todo estará bien. Nos vemos más tarde", expresó dirigiendo sus pasos hacia la salida.

Sin entender a que podían deberse sus misteriosas ausencias, Mileva la observó marcharse.

"¿Mamá?", no encontrándola a su lado, la pequeña la llamó.

"Aquí estoy", respondió y apenas regresaba a la cama, escuchó a alguien en el pasillo.

Pensando que su amiga no solo había olvidado la llave, abrió, encontrándose con un trabajador que repartía los diarios. "¡Buenos días, feliz día de la victoria!"

"¡Feliz día de la victoria!", contesto recogiendo el periódico.

Regresando a la intimidad de sus aposentos lo abrió, contemplando el negro encabezado de la primera plana; Segundo día de juicio a terrible criminal de guerra.

Y aunque no era nada extraño ver títulos como ese, terminó cediendo a su curiosidad; "Quizá Lita está detrás de esto", pensó al leer que también se le acusaba de ser el autor intelectual del ataque en la capital de la nación del Norte. Luego observó la llamativa fotografía.

En ella, envuelto en su nuevo uniforme, con los labios torcidos a forma de sonrisa y una embravecida mirada, frente al jurado Wolf Karner daba su declaración.

"¿Será posible?", quedándose sin aliento ante esa oscura mirada y recordando las semanas que pasó a merced de aquel maldito sujeto llamado Gunther, la sangre terminó por huir de sus debilitados miembros. "Sus ojos, sus labios…", murmuró reconociéndolos detrás de sus cicatrices.

"¿Mamá?", la niña volvió a llamarla.

"Estoy segura de que es él, aunque luce muy diferente a cuando lo conocí. No importa que nombre use o que pasen mil años, jamás olvidaré sus ojos", gimió, y es que no podía negar que en la mirada de su hija había mucho de él.

Victoriya avanzó hacia ella, tomándola por el vestido; "¿Y Mako?"

"Tuvo que salir", expresó dejando que el llanto brotara. "Si, ella está detrás de su juicio"

"¿Por qué lloras?, limpiando sus lágrimas, la pequeña cuestionó.

"Porque estoy contenta, dentro de poco iniciará la fiesta"

Sin imaginar el infierno que el hombre de la fotografía le hizo pasar no solo a su madre, sino a mucha gente inocente, la pelinegra lo contempló e ignoró. "Aún está oscuro, tengo mucho sueño"

"Entonces vamos a la cama", contestó y una vez que se recostaron, en silencio lloró su pena. "¿Cómo es que un hombre llega a convertirse en un monstruo?. No importa, obtendrá lo que merece, mientras tanto yo seguiré callando mi secreto. Ella nunca debe saber que ese hombre es su padre"


(Oficina de justicia)

A puerta cerrada y habiendo permitido el acceso a un reducido número de periodistas, el segundo y último día de juicio inició.

Dando su estremecedor relato, la castaña capitana señalaba a ese sujeto como el autor intelectual del ataque a su aldea.

Y aunque muchos de esos hombres estaban acostumbrados a los horrores de la guerra, ante sus palabras fruncían el entrecejo y negaban la cabeza, cosa que a Wolf complacía. Sonriendo de forma burlona ante sus desencajadas muecas.

Cosa contraria era su actitud hacia la castaña, a quien miraba de forma poco amigable. Y aunque no decía nada era fácil adivinar cuál era su pensamiento, con todo su ser deseaba saltar sobre ella y romperla. Parecía haber olvidado que ella ya no era la aldeana ignorante que en medio del caos para su mala suerte dejó escapar.

"¿De verdad cree que va a escapar a la justicia?", Ivanovich, que un día antes en el estrado lo acusó de organizar el ataque en contra del ejército y civiles, orgulloso lo contemplaba.

"¿Que dice al respecto, comandante Karner?", cuestionó un miembro del tribunal.

"Era mi trabajo", era la contestación que daba cada vez que le interrogaban.

"¿Acepta su grado de responsabilidad?", otro preguntó.

"Era un soldado, debía cumplir las órdenes que se me encomendaban", respondió con tono despreocupado.

"De no hacerlo, ¿Qué habría pasado?"

"En carne propia habría sufrido las consecuencias"

"Según usted no tuvo otra opción más que convertirse en una máquina de exterminio, ¿Es correcto?"

"Soy culpable tanto o más que quien dio las órdenes", encogiéndose de hombros, burlón replicó.

"Tiene que cooperar, aún tenemos oportunidad. Si sus crímenes no lo condenan, lo hará su actitud", ante su indiscreción su abogado pidió.

"Todos los presentes sabemos que este juicio no es más que una actuación, así que no tiene ningún caso alegar. Ese hombre ya tiene la soga en mi cuello", respondió fijando la mirada en el hombre de lentillas.

El grupo de militares que componían el jurado se vieron al rostro, deliberando en tono bajo.


(En algún lugar)

Habiendo llegado a su nuevo destino, contento el rubio contemplaba el amanecer.

Inclinándose un poco, tomó un puño de tierra. "No importa que tenga que comenzar de nuevo. Tampoco importa el lugar, mi hogar está con ellos"

Por su parte Michiru se ocupaba en desempacar sus pertenencias mientras que sin preocupación alguna Océano dormía cerca de ella.

"Veamos que tenemos aquí", expresó y abriendo la caja, descubrió que contenía las pocas fotografías que le quedaban. Tomando las de sus padres, la colocó sobre el mueble del recibidor; "Estoy segura de que ellos dirían que haber dejado la ciudad fue lo mejor"

Tomando el resto, contenta sonrió. La primera era aquella que del diario corto y en la que aparecía su amado, la segunda era la que le tomaron el día que lo ascendieron a coronel.

"No volverá a perderla", dijo ante la tercera, que era la del pequeño Fiódor, luego la colocó junto a las demás. Entonces su mueca cambió al ver la última, que era la de su hermano envuelto en su negro uniforme; "¡Oh!", exclamó.

Océano despertó, emitiendo un tierno balbuceo que dio paso al llanto.

"Creo que alguien tiene hambre", dejándola a un lado tomó a su hijo en brazos.

Ante los primeros rayos de sol que se posaron sobre su piel, el rubio suspiro.

"¡Estoy vivo!"

"¿Está todo en orden?", habiéndose encargado de su pequeño, a su espalda Michiru preguntó.

"Por supuesto", contestó tomando de sus brazos a su hijo. "Por fin despertaste"

"No lo culpo. El viaje lo agotó"

"Tomo un poco más de lo esperado, pero finalmente estamos en casa"

Ante sus palabras Michiru bajo la mirada; "Mi amor…"

"¿Ocurre algo?, ¿Dije algo que no debía?"

"¿Algún día te gustaría volver?, no a quedarte, pero a ver cómo es que todo ha cambiado"

"Sé que ahí están mi hijo y su madre, pero con volver lo único que lograría sería abrir viejas heridas. Aún más importante que la tierra, es que por siempre ocuparan un lugar en mi corazón"

"Es verdad", expresó contemplando las hermosas montañas que rodeaban su nuevo hogar.

"¿Qué hay de ti?"

"Tú mismo lo has dicho. En mi alma llevo a mis padres, de igual modo el viejo Gunther que yo recuerdo ocupa un lugar en mi corazón", dijo y abriendo su mano, dejó que el viento arrastrara lejos su fotografía. "Ese, ese no es mi hermano"

Sin decir nada el rubio contempló su acción. Si ella así lo decidió, entonces nada podría hacer.

"Ahora hay que preparar la fiesta de esta noche", expresó contenta.

"Es cierto, celebremos que a partir de hoy inicia una nueva vida para nosotros"

"Si, pero me refería a que hace exactamente un año la guerra terminó y tú contribuiste mucho para que fuera posible. Mereces celebrar"

Haruka tan solo asintió.

Comprendiendo que era lo que su amado estaba pensando, Michiru expresó; "Hace un año dijiste algo que entonces no comprendí hasta mucho tiempo después. Esa noche me permitiste ver más allá del militar y por primera vez vi al hombre"

"La guerra terminó cuatro años tarde", bajando la mirada, recordó que de estar vivo sería el décimo cumpleaños de su hijo mayor, sin embargo pronto hubo algo que le devolvió la alegría, y eso fue un beso de su esposa y el balbuceo de su pequeño. "A partir de este momento en casa no habrá tristeza, solo alegría"

"Así será. Una vez más cumpliremos nuestra promesa de eternidad", sujetando su mano ella dijo.


(En el Sur)

El eco que siguió a las palabras del jurado, dejó a la castaña sin aliento.

"Cadena perpetua a purgar en un centro de trabajo", fue la condena que acto seguido se dictó.

Ante lo que decidieron para él y aceptando su destino, Wolf no se inmuto y muy por el contrario erguió la orgullosa mirada. En vano los presentes esperaron a que rompiera en llanto o lanzara alguna protesta, aunque muchos años después sus carceleros dirían que fue en su celda donde lo hizo.

Satisfecho el coronel Ivanovich asintió. Desde su perspectiva era mejor el encierro que condenarlo a muerte. De esa forma tendría mucho tiempo para reflexionar sobre lo que hizo, aunque difícilmente llegará a arrepentirse.

"Buen trabajo, capitana", se dirigió a ella.

"Gracias por todo, señor"

"Si hay algo que necesite no dude en buscarme. Será un placer poder ayudarla"

"Se lo agradezco, coronel"

"¡Feliz día de la victoria! . Disfrute su celebración", estrechando su mano sonrió para ella.

"Igualmente, camarada coronel", respondió escuchando como afuera las risas y la alegre música llenaban el ambiente.

Y una vez que pisó la calle y el sol del mediodía golpeó su rostro, tuvo la dulce sensación de que por fin despertaba de un largo sueño.

"Todo ha terminado", sonriendo expresó mientras avanzaba hacia donde Mileva y la niña esperaban...

"¿Te gusta mi vestido?", sin imaginar lo que acababa de suceder, sonriéndole la pequeña cuestionó.

"Y mucho", inclinándose a su altura respondió.

La joven de cabellos turquesa la observaba sin atreverse a preguntar, pero agradeciendo en ese silencio que en su nombre y en en el de sus amigos pudiera hacer justicia.

Lita, contemplando la profunda y oscura mirada de la niña, por un instante tuvo la impresión de estar frente a él. "Son muy parecidos. No cabe duda, su sangre corre por sus venas…", ante la idea que de pronto asaltó su cabeza, sonrió. "¿Quieres que nos tomemos una fotografía?"

"Si", emocionada la niña contestó.

"Entonces vamos", respondió la castaña.

Los aviones sobrevolaban y de pronto la voz de su líder se dejó escuchar por toda la ciudad, dando un caluroso discurso que luego dio pasó al inicio de su heroica fiesta.

"Espero y no lo hayan olvidado", consultando su reloj murmuró la impaciente peliazul. Ella al igual que la castaña, iba envuelta en su uniforme.

"Prometieron venir, así que es poco probable", Lita que llegó en compañía de su amiga y la niña, expresó.

"Muchachas, muchachas", desde la distancia una voz familiar las llamó.

"Es Mina", la cirujano expresó.

"¿Pensaron que me lo perdería?"

"Por supuesto que no", ante la alegría de su buena amiga, la cirujano sonrió.

"No estoy sola, ¿Quien creen que me acompaña?"

Para dar respuesta a su interrogante, abriéndose paso entre el gentío y cuidando que no le deshicieran las flores que llevaba para sus amigas y camaradas, Nikolai se hizo presente.

"¡Feliz día de la victoria!. Flores para ustedes", expresó entregándoselas, acto seguido depositó un beso en labios de la rubia mujer.

"Pronto nos casaremos, así que vayan haciendo espacio en sus ocupadas agendas", Mina anunció.

"Me alegra mucho saber que estás bien", tomando sus manos Amy expresó.

"Ya era hora de volver a sonreír", feliz respondió.

"Y eso no es todo, ¿Quien creen que fue admitida en la escuela de medicina?", orgulloso el rubio preguntó.

"Sabía que lo lograrías. Espero y volvamos a trabajar juntas, pero no a causa de otra guerra"

"Si no hay de otra, entonces lo haremos"

Y aún en medio de tanta algarabía lograron reconocer aquella alegre risa.

"Ahí está Fiódor", contenta la castaña señaló.

El regordete hombre avanzó hacia ellos para abrazarlos.

"Aquí estoy, tal y como lo prometí"

Pero entonces hubo algo que distrajo a la cirujano.

Al otro lado de la acera y como si se encontrara ante una divina aparición, en silencio él la observaba deseando poder tocarla.

"¿Kirill?", ella murmuró.

Satisfecho porque entre tanta gente lo reconoció, sonrió conteniendo sus lágrimas. "¿Algún día dejaré de amarte?", pensó.

"¡Vamos!", sin imaginar lo que sucedía, su esposa pidió y tomando su mano, se alejaron de ese punto.

Contenta por ver que estaba bien, satisfecha Mizuno sonrió; "Él también ha vuelto a encontrarse"

"Amy, Amy", de pronto en la distancia un hombre la llamó.

"¡Sidorov!", gimió.

"¡Que bueno que nos volvemos a encontrar, mujer!. Esta vez lejos de la prisión", recordando las terribles acusaciones de las que fueron presas, expresó.

"Es cierto"

"¿Puedo acompañarte?"

"Por supuesto", ella respondió a lo que galante él le ofreció su brazo.

De esa forma y uniéndose a la comitiva, orgullosos desfilaron, saludando a quienes sin conocerlos los felicitaban por haber vencido.


(Esa noche)

Sin nada más que hacer que ver pasar el tiempo desde su sucia y fría celda a la espera de ser trasladado a la prisión donde pagaría su eterna condena, de vez en cuando el cazador se asomaba por la única ventana disponible, viendo con enojo los fuegos artificiales que acompañaban la celebración.

"Estuvimos tan cerca de ganar", contemplando la calle que sabía y fue la última que el ejército del Norte tomó antes de echarse en retirada, frunció el entrecejo. "¿En qué momento flaqueamos?"

"Ahí tienes tu cena, disfrútala", abriendo la ventanilla de la puerta, un soldado anunció.

"Es inaudito, una maldita pesadilla", revolviéndose los cabellos, chillo…

Y entonces la madrugada llegó, sentado sobre su improvisada cama, al igual que aquella noche a pecho abierto entonaba los himnos que en el pasado acompañaron sus marchas, otras veces cantaba las óperas en las que se enaltecía a los héroes de épocas pasadas y con los que aquel hombre comparó a su raza, pero siempre alzando el brazo y lanzando en cada estrofa un sonoro ¡Hail!.

Actitud que desde luego comenzó a hartar a los demás.

"Ya cállate", fue la orden que recibió de parte del comandante.

"No obedezco a ti ni a ninguno de tus hombres", burlón contestó.

"En menos de dos semanas serás trasladado a una verdadera prisión. Desearás estar aquí"

Ante sus provocaciones el cazador sonrió, entonando aún más fuerte. Tomando una sábana, con sus uñas comenzó a rasgarla.

"No puede cantar para siempre, tarde que temprano se quedará dormido", uno expresó.

Y fue pasada media hora que por fin se hizo el silencio.

Uno de los vigilantes tomó su linterna para inspeccionar que todo se encontrara en orden, abriendo la ventanilla de cada puerta, echaba un vistazo dentro de las celdas.

Deteniéndose ante la celda de Wolf abrió y echando la luz, descubrió tan macabra escena.

"Maldito imbécil", chilló tomando sus llaves. "Se colgó, el idiota se colgó"

"Llamen al médico"

"Hijo de perra. El coronel Ivanovich nos va a colgar a nosotros"

"¿Qué pasa con esa maldita llave?"

Ante su peso la vieja viga del techo no soportó y rompiéndose, con un violento golpe el hombre cayó, provocando a lo largo y ancho de la prisión un sonido hueco que despertó al resto de los prisioneros.

La puerta cedió, permitiendo que el comandante y sus hombres ingresaran y contemplaran de cerca lo sucedido.

"Maldito cobarde, prefirió matarse antes que cumplir su condena", el comandante expresó contemplando la carta que más temprano escribió.


(A pocas calles)

Sin imaginar lo que acababa de pasar, contento aquel grupo de amigos bebía y disfrutaba de la buena comida.

"No sé ustedes, pero nos hace falta algo", Nikolai señaló.

Observando hacia el otro lado de la acera y esperando que como en tiempos pasados él apareciera a su encuentro, el regordete Fiódor asintió; "¿Creen que algún día lo volveremos a ver?"

"Quien sabe, solo el tiempo nos dará la respuesta", la rubia contestó.

"Muchos de los nuestros no corrieron con la misma suerte que nosotros, honremos su sacrificio porque ellos y el coronel permitieron que hoy estemos aquí. Brindemos", alzando su copa la castaña expresó.

"Prometamos que a partir de este momento y por el resto de nuestras vidas, cada año este será nuestro lugar de encuentro", Amy pidió.

Nikolai asintió y agregando una silla a su mesa, pidió un trago; "Reservemos su lugar por si un día decide volver"


(En algún lugar)

Contemplando la noche desde la puerta de su hogar, el rubio Haruka estornudo por segunda vez.

"Creo que alguien está hablando de mi"

"¿Bien o mal?", riendo un poco su esposa cuestionó.

"Espero que bien", contestó volviendo a hacerlo.

Michiru sonrió; "Es la inminente llegada del otoño. Será mejor ir a dentro", poniéndose de pie, tomó su mano. "Es nuestra primera noche en esta casa", coqueta agregó.

"¿Tienes algo para mí?"

"Quizá"

Satisfecho ante la nueva vida que se abría frente a ellos Haruka siguió sus pasos y cerrando la puerta al mundo exterior, no permitiría que problema o tristeza llegará a quebrantar su tranquilidad que luego de tanto vagar encontró…

¿Fin?


Notas de autor;

Gracias a todos por sus buenos deseos. ¡Feliz año nuevo!

Por falta de tiempo iba a posponer el final para la próxima semana y dejar esta sin publicación, pero por fortuna si pude hacerlo. Próxima semana les traigo el fin definitivo.

Respecto a mi propia pregunta, depende de la historia, por ejemplo en esta y en la pasada los imagino como personas de carne y hueso, pocas veces como en el anime.

Kaiohmaru; Por ninguno de los dos pudo hacer nada, en el caso de su primer hijo llegó a culparse por seguir con vida, en el segundo se habría culpado y habría culpado a Mina. Ahora son felices y les esperan solo cosas buenas.

isabellcota; Cuando parecía que Mina no iba a ser feliz nos encontramos con que si lo es. Su profesión le permitirá ayudar a quien lo necesite y Nikolai está contento con ello, dudo mucho que Armand lo hubiera permitido. Él era un hombre que solo se preocupaba por lo que a él lo beneficiaba.

Michelle; Todas perdieron algo importante y se mantuvieron fuertes. Sus hijos y sueños no les permitieron flaquear. Ellos sobrevivieron a la guerra, el hambre y el abuso, así que la tristeza no puede volver a vencerlos.

szer; Fiódor es un bonachón. Si Océano se hubiera quedado sin sus papás, los Kremer hubieran sido buena opción para adoptarlo. Aunque como vemos el señor Wilbur detesta todo lo que tiene que ver con el Sur (no por motivos raciales o ideológicos), sino porque en venganza causaron mucho dolor.

Alice; Desde mi punto de vista, HaruMichi es la pareja más famosa del anime y podríamos decir que son como Endimión y Serenity. He llegado a concluir que nunca ha habido un spin-off centrado en ellas porque llegaría a ser más rentable que la historia de la pareja protagonista.

Lo mejor de todo es que su relación (poco convencional para esa época) fue de las primeras que conocimos y no era algo que se viera todos los días. De alguna manera fueron base y abrieron espacio para que hoy la televisión sea más abierta.

Es cierto, no conozco a nadie (en persona) que le guste Sailor Moon. Creo que la razón está en que es un anime antiguo y despierta poco el interés de las nuevas generaciones.

Creo que mi pregunta se perdió con la traducción, está radica en que cuando lees historias ¿Físicamente cómo imaginas a Haruka y Michiru?, ¿Como personajes animados o como personas reales?. Gracias por tus buenos deseos, espero empezar el año con nuevas ideas :).