CAPÍTULO LXXXVIII

INFILTRACIÓN

(Hace casi tres años)

Los preciosos cielos de Kosopovol fueron profanados por el surcar de los misiles que más allá caían, destruyendo la fértil tierra. Y el perfumado viento de la madrugada se corrompió con el aroma a carne quemada y pólvora.

Afligida, la rubia Mina levantó la vista hacia el cielo, tratando de distinguir entre la densa capa de humo y polvo el brillo de las estrellas.

"Anoche lucían hermosas, ahora es como si hubieran desaparecido", pensó trayendo a la memoria la imagen que a través de la ventana de la tienda de campaña estas le ofrecieron.

Volviendo la vista hacia el lago, contempló como sus cristalinas aguas se tiñeron con la sangre de sus camaradas y el profano rojo del enemigo.

"Suficiente hicieron esos hombres al pisotear nuestra tierra, ¿Por qué ahora su carne tiene que servir de abono?... si en estas manos estuviera, tomaría a cada uno de ellos y los devolvería al lugar de donde nunca debieron venir", asqueada observó a uno de ellos, cuya vida se le escapaba a borbotones.

"Ahhh", a pocos metros de ella un hombre gimió.

Abandonando sus más íntimos pensamientos, Mina corrió en auxilio de su compañero. "No te muevas, voy a vendar la herida"

"Ionna, ¿Qué haces aquí?", terriblemente herido, aquel chiquillo cuestiono, luego llevó su ensangrentada mano al rostro de la mujer.

"No te muevas", ella repitió.

"¿Por qué estás enojada conmigo?, ¿Qué ya no me amas?"

"No soy…", la alguna vez deidad intentó contestar.

"Cuando amanezca vamos a casarnos, ¿Verdad?", el hombre interrumpió.

Fue en ese preciso momento que ella lo comprendió. Él aunque estaba ahí, su confundido pensamiento y su corazón que amenazaba con dejar de latir, estaban en otro lado.

"Si, cuando amanezca vamos a casarnos", sin importarle la sangrienta batalla que a pocos metros de ella se estaba librando, la rubia mujer se sentó, dejando que el joven apoyara la cabeza en su regazo. "No importa que haga, no va a sobrevivir", pensó mientras le limpiaba el sucio rostro.

"Hacía mucho que quería pedírtelo… por favor, un beso… solo uno", con la voz entrecortada, pero sin dejar de lado esa sonrisa, imploro.

Mina asintió uniendo sus labios a los suyos y entonces, él dejó de moverse, quedando con la mirada fija en la de la joven.

"Descansa, todo estará bien", ella murmuró observando como los tanques enemigos amenazaban con romper el cerco. "¿Cuántos hombres van a morir esta noche?, ¿Voy a quedarme sin hacer nada?", reincorporándose, del cinturón del joven tomó la última granada que quedaba.

A su alrededor los hombres convertidos en bestias a golpes se masacraban, asestando las bayonetas en la carne del enemigo y haciendo crujir los huesos.

"Debiste quedarte en tu templo seduciendo oficiales, hombres o dioses. La guerra no te importaba, chiquilla", de la nada en su cabeza aquellas palabras resonaron.

Aferrando su menuda mano a la granada y ante la mirada de los unos y los otros, sin temor alguno se lanzó al campo de batalla y colocándose frente a un tanque enemigo, la arrojó.

La violenta explosión detuvo el avance de la bestia de hierro, lanzándola a ella hacia el otro lado.

"¿Qué hiciste, estúpida?", el comandante gritó mientras la tomaba en sus brazos. "No… no te duermas", fue lo último que escuchó antes de caer inconsciente.


(Presente)

Rodeada de la más pura oscuridad, a lo lejos podía escuchar las distintas voces que en torno a ella se arremolinaron.

"Si, está respirando", un hombre expresó.

"Coloquenla sobre la camilla y despejen sus vías aéreas", en la distancia una mujer cuya voz reconoció, ordenó. "No cayó en paro, pero hay que estar preparados", añadió.

"Parece que está despertando"

Poco a poco la rubia mujer fue abriendo los ojos, encontrándose con los rostros de la cirujano Mizuno, Fritz y otra de las estudiantes de medicina.

"¿Qué pasó?", reincorporándose cuestiono llevándose una mano a la confundida cabeza.

"Será mejor que vuelvas a recostarte", devolviéndola a su posición original, Mizuno ordenó.

"¡Demonios!", sin fuerza en los miembros, Mina chillo.

"Una baja en tu presión provocó que perdieras el conocimiento", administrandole el medicamento, la peliazul respondió. "Tardaste mucho en reaccionar, por un momento creí que se trataba de un ataque"

"¿Y el coronel?, ¿Qué pasó?, ¿Dónde está?", agitada preguntó.

"Él está bien, desafortunadamente durante un momento lo perdimos. Por favor que ese sea nuestro secreto. Ella no puede saberlo"

"No hay necesidad de que me lo pidas", contestó y de nueva cuenta intentó reincorporarse.

"¿Qué haces?"

"Hay mucho que hacer, los heridos, Gertrud…"

"Imposible, será mejor que te quedes en cama y descanses. Ordenare que te traigan la comida"

"Pero…"

"Está bien, Mina. Parece que tenemos la situación bajo control, además aún no termina la tregua establecida por Volkov"

Mina asintió, volviendo a recostar la cabeza en la almohada. "Por un instante sentí que estaba ahí, en el campo de batalla. Escuchaba los disparos y percibí el aroma a carne quemada"

"Estás aquí, aunque me gustaría decir que a salvo", Mizuno replicó y luego se quedó pensando. "Me recordaste aquella noche, ¿No hay algo que desees decirme?", dijo habiendo dudado en mencionarlo.

La alguna vez deidad negó con la cabeza, dibujando una sonrisa en sus labios; "Créeme, esta vez es diferente"

"Te dejo, si hay algo que necesites no dudes en pedirlo, ¿De acuerdo?"

"Si". Habiéndose quedado a solas, la rubia mujer dirigió la mirada hacia la ventana; "Durante los últimos cinco años no me he deshecho de este uniforme. Hay veces en las que se me olvida que soy una mujer", pensó contemplando sus manos. "Después de todo, ¿Podré recuperar mi vida?, ¿Seré capaz de dejar atrás todo lo que he tenido que soportar? A veces lo dudo, pero también es cierto que no puedo darme por vencida", sentándose a orilla de la cama, esperaría a que aquella molesta sensación la abandonara.


(A varias calles de ahí)

Analizando la situación y esperando que el pacto no fuera quebrantado, Volkov y sus subordinados conversaban.

"No hay de otra, hay que eliminar todos los objetivos", Volkov expresó.

"Habrá consecuencias", Fedorenko respondió.

"Pero tampoco podemos permitir que esto continúe. Piense en todas las vidas que salvaremos sacrificando las de unos cuantos"

"Estamos con las manos atadas, si actuamos o no habrá consecuencias", Pavlov replicó.

"Entonces ¿Qué proponen?, ¿Dejarlos continuar hasta que se queden sin municiones o les falte comida?, ¿Cuándo sucederá?, ¿En tres días?, ¿Una semana?... si seguimos así el sufrimiento de los civiles y nuestros muchachos se postergara", molesto el general golpeo el escritorio.

Sin previo aviso la puerta se abrió, dando paso a Ivanovich.

"Señores, creo tener la solución", dijo y dirigiéndose hacia el escritorio, extendió un mapa de la ciudad.

"¿Qué es esto?", cuestionó Pavlov.

"¿Recuerdan al coronel Haruka T.?"

"¿Cómo vamos a olvidarlo?, es el sujeto que golpeó al capitán Kozlov, pero ¿Qué no fue degradado a comandante?", con tono despectivo el coronel Fedorenko señaló.

"Corrección, coronel. Ante el tribunal militar se demostró que la provocación vino de parte del capitán, pero no cambia el hecho de que el coronel cometió un grave error… Prosigo, ahora mismo él está en la clínica número tres, debatiéndose entre la vida y la muerte…"

"¿Es lo que vinieron a avisarle?, muchos hombres han muerto, ¿Qué tiene él de importante?", Fedorenko interrumpió.

"Si me permitiera hablar, ya lo sabría", molesto el oficial respondió. "El coronel me ha informado que desde hace varios días sigue una pista… ¿Ven estas marcas?, las que están hechas con carboncillo son los lugares en los que murieron los intoxicados por alcohol, las que están hechas con tinta…"

"¿Cómo consiguió esto?, ¿Él se lo dio?", extrañado ante el patrón que parecía haber, Volkov interrumpió.

"Fue su esposa", Ivanovich contestó.

"¿Qué esposa?", frunciendo el entrecejo Pavlov cuestionó.

"Los líos de faldas en los que anda metido es lo que ahora menos importa. Él coronel piensa que cerca de estos lugares puede estar oculto el responsable de esos incidentes, que bien puede ser el mismo que inició este conflicto", Ivanovich señaló.

"¿Será posible?", fue la interrogante que siguió.

"Cerca de ese lugar fue herido, así que muy probablemente tiene razón. No debemos echar en saco roto sus suposiciones"

Volkov consultó su reloj, comprobando que aún quedaba tiempo; "Ivanovich, reúna a sus mejores hombres y diríjanse a ese punto"

"Como usted ordene, señor"

"La orden es que podrá responder a provocaciones", el mayor en rango añadió.


(En la clínica)

Ignorando lo sucedido en el quirófano, Michiru permanecía al lado de su amado.

"¿Tienen el mapa?"

"Si, mi amor. Se lo di a ese oficial", la aguamarina contestó luego de que el personal sanitario le entregará a ella todas sus pertenencias.

"Esto pronto va a terminar", confiando en que ellos encontrarían algo, expresó.

La joven asintió mientras se mordía los labios; "Mi amor, ese sujeto me preguntó si yo sabía algo más… ¿Qué… qué fue lo que viste?, ¿Tan terrible es?"

De forma ligera el rubio negó con la cabeza y en sus labios dibujó una corta sonrisa; "Nada importante", contestó. "No puede saberlo, de lo contrario lo único que conseguiré será preocuparla. Suficiente tiene con verme así", tomando la mano de la mujer que amaba, la beso. "Gracias"

"Ni lo digas", sus labios dijeron. "¡Dioses!", ante ese leve dolor de nuevo la joven se quejó.

"¿Estás bien?"

"Si"

"No es verdad. Es mejor que te vayas a descansar"

"No importa cuanto insistas, voy a quedarme a tu lado", firme replicó.

"Sabes que no te lo pido yo, te lo pide mi bebé"

Michiru asintió, limpiándose las lágrimas que resbalaron por sus mejillas; "Pero tampoco puedo abandonar a su padre"

"Entonces ven aquí, quédate conmigo", murmuró.

Michiru asintió, recostándose al lado de su amado. "Duerme", pidió permitiendo que él apoyara el rostro en su pecho.

Haruka asintió; "Espero y pronto den por terminado este asunto, de lo contrario se saldrá de nuestras manos y se convertirá en una verdadera carnicería", el hombre pensó, trayendo a la memoria lo que vio.

-Flashback-

Mientras yacía tendido sobre el suelo y al borde de la inconsciencia, escuchó como un grupo de sujetos se acercaba en dirección de él y los otros.

"Toma todo lo necesario", uno de ellos ordenó mientras a un capitán lo despojaba de su arma.

Y fue ante su apariencia que el rubio frunció el entrecejo.

Esos hombres que eran los mismos que abrieron fuego contra ellos no eran civiles, sino oficiales del ejército del Sur, o al menos eso aparentaban ser.

"Ese, ese no está tan mal", dijo otro señalando a uno de los abatidos.

El sujeto se acercó al hombre y luego de desnudarlo, hizo lo mismo y acto seguido se colocó el uniforme.

"¿Qué… qué significa esto?", sin fuerza para girar la cabeza, el coronel se cuestionó.

"Me queda bien, ¿No?", burlón su nuevo portador interrogó.

"Deja las bromas, es hora del plan B", otro añadió mientras que riendo se iban alejando.

-Flashback-

Sintiéndose seguro en la cercanía de su mujer, Haruka cayó presa de un sueño profundo.


(Del otro lado de la ciudad)

Habiendo llegado al sitio indicado por el rubio, Ivanovich dio la orden para que sus hombres se desplegarán.

"Atentos, puede tratarse de una emboscada", expresó. "Ustedes, diríjanse a ese edificio. Ustedes a aquel, nosotros iremos por ahí y recuerden, responderemos en caso de provocaciones"

"Si, señor"

Divididos en grupos de seis, los hombres se desplegaron.

"Atención, es el ejército de Todas las Repúblicas Unidas del Sur, salgan con las manos en alto", un capitán anunció, sin embargo no hubo respuesta.

"Entren", en otro punto, un comandante ordenó a lo que sus hombres no tardaron en obedecer. "Que no quede ningún lugar sin registrar", añadió.

El tercer grupo ingresó en el edificio señalado y aunque a simple vista parecía que ahí no había nada que pudiera ser importante, fue en el ático donde encontraron aquella escena.

Ahí y en un charco de su propia sangre estaba el cadáver del castaño Helmut.

"Avisen a Ivanovich", el sujeto a cargo pidió.

Y fue luego de unos minutos que el oficial ingresó, contemplando a detalle el alrededor. "¿Cómo murió?"

"A simple vista puedo concluir que no se trato de un suicidio. Hay más de un disparo y una herida con arma blanca. Sin duda fue asesinado", el médico señaló.

"Necesito saber su identidad y todo aquello que nos pueda ser de utilidad", Ivanovich replicó y acercándose a la ventana, contempló la privilegiada vista que el sitio le ofrecía. "No parece estar tan equivocado, coronel. Desde aquí el culpable bien pudo haberle disparado a todos esos hombres, además pudo atestiguar lo sucedido durante la noche de la intoxicación. Sin embargo dudo mucho que ese sujeto sea quien está detrás de esto. El verdadero culpable debe estar afuera", murmuró.


(Cerca de ahí)

Reunidos, un grupo de oficiales esperaba por nuevas órdenes.

"Necesito dormir"

"No podemos permitirnos bajar la guardia"

"Tengo hambre"

"Apuesto a que son los civiles quienes no tardan en romper la tregua", un cuarto añadió y acto seguido se tumbó sobre el suelo, cerrando los ojos y cruzando los brazos sobre su pecho.

"Siempre es así, la primera vez su gobierno se comprometió a no atacarnos a cambio de ayudarles en aquella invasión, luego nos traicionaron. De igual modo hicieron en la víspera de nuestra victoria"

"Dicho de esa manera suena a que en complicidad con ellos iniciamos la guerra"

"Si lo analizas desde cierto ángulo es la verdad"

Dos oficiales arribaron y colocándose frente a los despreocupados hombres, torcieron los labios, luego dispararon en su contra, causando la muerte de los cuatro.

Al mismo tiempo y por toda la ciudad una serie de detonaciones se dejaron escuchar.

"¿Pero qué demonios está pasando?", abandonando su sitio, cuestionó el general Volkov.

"Es una violación a la tregua establecida", contestó Pavlov.

"La orden fue que nosotros responderíamos a provocaciones, sin duda esos idiotas de nuevo han quebrantado lo pactado"

"Es imposible negociar con criminales", Fedorenk replicó .

Lo que se temía terminó por suceder, el combate fue reanudado, pero de una forma diferente a lo visto la noche anterior.

"¿De que se trata?", incrédulo por lo que sus ojos veían, cuestiono un oficial del Sur.

"La situación se ha tornado peor", apuntando en todas direcciones, pero dudando en disparar, otro añadió.

"Si es así, al amanecer no quedará ninguno vivo", otro gimió antes de ser alcanzado por los proyectiles.

"Para ser civiles, están mejor agrupados de lo que pensábamos"

"Esto dificultará aún más las cosas"

"Se está convirtiendo en una carnicería"

Eran palabras que aquí y allá podían escucharse.


(Del otro lado de la ciudad)

Al igual que en la clínica de la cirujano Mizuno, los heridos ingresaban uno tras otro.

"Atentos", el médico a cargo pidió.

De pronto la puerta se abrió, permitiendo el paso de un grupo de oficiales.

"¿Vienen a ayudar?", cuestionó.

Los sujetos negaron con la cabeza, abriendo fuego contra los presentes.


(En la clínica de la cirujano Mizuno)

"Aseguren la puerta, a partir de ahora nadie entra ni nadie sale, a menos de que se trate de las autoridades", ordenó la peliazul mientras que los ya presentes se preparaban para el ataque.

"Ya pueden estar entre nosotros", un comandante expresó mientras fijaba la mirada en los civiles que también eran atendidos.

"A estas alturas no podemos confiar en los demás", un sargento expresó fijando la mirada en otro oficial.

"¿Por qué me ves así?", irritado preguntó.

Relajando su tensa figura, el sargento sonrió; "Me has demostrado que eres de los nuestros"

Y ante el alboroto, imposible fue que el rubio y la aguamarina no despertaran.

¿Qué… qué pasa?", Haruka preguntó.

"No lo sé", poniéndose de pie Michiru contesto y caminando hacia la ventana, contemplo lo que sucedía, cosa que terminó por horrorizarla. "No… no…", alejándose balbuceo.

"¿Qué ocurre?", sin casi poder moverse, el coronel cuestionó.

"El ejército se está masacrando", si apenas pudo replicar.

"Sabía… sabía que esto ocurriría", sin poder hacer nada, el rubio masculló.


Notas de autor;

Kaiohmaru; Si bien es cierto que Amy no podrá traer de vuelta a su amado Richard, hay que reconocer que ya hizo suficiente cumpliendo con su deber. Ya era hora de que se decidiera a regresar, su hijo es una extensión de él y ambos se necesitan.

Michelle; Si Haruka sobrevive una cosa es segura, jamás volverá a desperdiciar el tiempo ni volverá a callar lo que siente.

Isabelle; Corrección, de ser niña su nombre será Miharu (Harumi es otra niña, si deseas saber el contexto te invito a leer mi fic "Sin cadenas para amar"), pero de igual modo su nombre es único y con una profunda conexión para ambos.

Isabllcota; Pobre Michi, no solo su esposo se está muriendo, sino que el causante de todo es su hermano, un hombre que se supone desapareció en combate. Que terrible sería estar en sus zapatos. Si, fue en esa historia en la que lo dijo. Y cabe resaltar que Michi es muy tranquila cuando tiene que defender a su familia, en cambio Nerissa (su antigua vida) podía llegar a ser muy cruel y vengativa.

szer; Así es, los civiles robaron sus equipos para poder infiltrarse entre el ejército y así causar más estragos, lo que hasta cierto punto es muy inteligente, pero también contraproducente. Los otros territorios tienen el mismo problema que los del Sur, solo que la acción se concentra en ese punto porque fueron los primeros en tomar la capital y por ende todo el odio de Gunther se está volcando contra ellos.

Kyoky; Así es. Caelum era el tercer hijo de Haruka y Michiru. Eneas fue el que nació por capricho de Venus (y el que peor infancia tuvo porque no conocía a sus papás, además nadie lo quería por ese motivo). Me abriste esa vieja herida. Todos la están pasando terriblemente mal, pero al menos la alegría de ambos será ver a su hijo.

Alice; He aquí la actualización de esta semana. Ojalá y así sea y a Haruka no le tomen a mal que se haya casado con una civil. Espero y el resto de mi trabajo sea de tu agrado. Saludos.