Se hizo un silencio aunque por primera vez no era incómodo, bueno, por supuesto que Percy se sonrojó después de su declaración y Annabeth estaba aún más roja que él, lo que no ayudaba mucho a la situación, pero la sonrisa de Zoé iluminó toda la Sala de Trono, la niña también estaba sonrojada aunque obviamente era de puro regocijo. Charles les dio una mirada más suave.

Sally le sonrió encantada a su hijo.

Algunos de sus amigos también les sonrieron, pero por primera vez no hicieron ningún comentario que los pudiera avergonzar, les dejaron disfrutar esos segundos

Eso fue hasta que Hera se aclaró la garganta —Todavía tenemos mucho que leer

Los chicos hicieron una mueca, pero la diosa tenía razón, aun quedaba mucho por leer

—Yo voy a leer —dijo Hermes tomando el libro —XXVII Hazel

—Vamos a ver como se desarolla esto —dijo Apolo

—Genial —dijo Hazel

A Hazel le gustaba la naturaleza, pero subir por un acantilado de sesenta metros de altura, por una escalera sin barandilla y con un turón malhumorado en el hombro no le hacía tanta gracia.

—Que divertido suena eso —dijo Connor con sarcasmo

—No es algo que quisieras hacer en tu tiempo libre —comentó Hazel

—Definitivamente hay mejores maneras de conocer la naturaleza —dijo Jason

—Muchas mejores —coincidió Hazel

—Bueno, ya sabemos que no hacer —dijo Leo

Sobre todo cuando podría haber ido montada en Arión hasta la cumbre en unos segundos. Jason iba detrás de ella para poder atraparla si se caía. Hazel valoraba el gesto, pero la pronunciada caída seguía siendo igual de espeluznante.

—No les recomiendo la escalada —dijo Hazel

—Sí quería, pero yo creo que mejor me quedo con las ganas —murmuró Miranda

—Creo que puedo sobrevivir sin haber escalado —asintió Travis

—Definitivamente se puede —dijo Connor

Cometió el error de mirar a su derecha. El pie casi le resbaló y un puñado de grava se desprendió de la pared. Galantis chilló alarmada.

—Hizo lo que yo quería hacer —comentó Hazel

—Que horror —dijo Katie con una mueca

—Bueno, sí daban ganas de chillar así —dijo Jason

—Pues claro que sí, tantos metros y sin arnés de seguridad —murmuró Rachel

¿Estás bien? —preguntó Jason.

Sí —a Hazel le latió con fuerza el corazón contra las costillas—. Perfectamente.

No tenía espacio para volverse y mirarlo. Tenía que confiar en que él no la dejaría despeñarse.

—No lo iba a hacer —dijo Jason

—El arnés de seguridad era Jason —señaló Percy

—Sí, definitivamente no es mi idea de diversión —comentó Thalia

—De nadie —murmuró Hazel

Como podía volar, Jason era el compañero lógico. Aun así, deseó que hubiera sido Frank el que estuviera detrás de ella, o Nico, o Piper, o Leo. O… bueno, puede que el entrenador Hedge no. Pero con Jason Grace no sabía a qué atenerse.

—Uy, ya empezamos con los problemas —dijo Travis

—Y ni siquiera hemos terminado la primer página —dijo Percy negando con la cabeza

—¡Percy! —se quejó Hazel

—Pero tiene razón, no hemos pasado ni la primer página —señaló Hermes

—Eso es por lo menos en la página dos —comentó Percy

Desde que había llegado al Campamento Júpiter, había oído historias acerca de él. Los campistas hablaban con reverencia del hijo de Júpiter que había ascendido de lo más bajo de la Quinta Cohorte hasta convertirse en pretor, los había llevado a la victoria en la batalla del monte Tamalpais y luego había desaparecido.

Jason se sonrojó. Zeus lo miró con una pequeña mota de orgullo

—No sé por qué, pero siento que Hazel no ve las historias de la misma manera —dijo Connor encogiéndose de hombros

—No hay otra manera de verlo —masculló Zeus

Incluso entonces, después de todos los sucesos de las dos últimas semanas, Jason parecía más una leyenda que una persona. A ella le había costado tomarle simpatía, con sus gélidos ojos azules y su cautelosa reserva, como si calculara cada palabra antes de decirla.

—Ay dioses —dijo Hazel

—Este capítulo no te está ayudando mucho —comentó Leo

—Gracias —masculló Hazel

—Cuando quieras —dijo Leo con una pequeña sonrisa

Hazel tampoco podía olvidar que él había estado dispuesto a dar por perdido a su hermano Nico cuando se habían enterado de que estaba cautivo en Roma.

—Bueno, esa te la damos —dijo Connor

—Pero Jason no fue el único —señaló Thalia

—Aunque no debí haberlo sugerido— comentó Jason

—Cállate, estoy tratando de defenderte aquí —dijo Thalia

Jason había pensado que Nico era el cebo de una trampa. No se había equivocado. Y ahora que Nico estaba a salvo, Hazel veía que la cautela de Jason había tenido razón de ser. Aun así, no sabía exactamente qué pensar de ese chico. ¿Y si se veían en apuros en lo alto del acantilado y Jason decidía que salvar a Hazel no era lo más conveniente para la misión?

—Lo siento mucho —dijo Hazel apenada

—Está bien —murmuró Jason

—Pero bueno, era obvio que podría haber ese tipo de dudas —dijo Hera —pero lo importante es que trabajen en equipo, que no permitan que las dudas los separen

Los chicos estaban de acuerdo, pero no lo querían decir frente a la diosa

Miró arriba. No podía ver al ladrón desde allí, pero intuía que estaba esperando. Hazel estaba segura de que podría hacer aparecer suficientes piedras preciosas y oro para impresionar al más codicioso atracador.

—Pero el problema es que justo por eso no los deje ir —señaló Thalia

—Siempre va a querer más —asintió Reyna

—Y si hay un suministro interminable, aun mejor —dijo Rachel

— Pero al menos lo impresionaremos —dijo Hazel

— Eso definitivamente lo harán— asintió Bianca

Se preguntaba si los tesoros que invocaba seguirían trayendo mala suerte. Nunca había sabido con certeza si la maldición se había roto cuando había muerto. Esa parecía una buena oportunidad para averiguarlo. Cualquiera que robara a unos semidioses inocentes ayudado por una tortuga gigante se merecía unas cuantas maldiciones de las buenas.

—Estoy completamente de acuerdo —asintió Piper

— Convirtió al mal a la tortuga — dijo Travis

—Y eso es muy grosero— coincidió Sammy

—Lo más grosero que puede pasar en la vida —convino Connor

—Todos estamos de acuerdo en eso —dijo Jason

Galantis saltó de su hombro y se adelantó corriendo. Miró atrás y ladró con impaciencia.

Voy lo más rápido que puedo —murmuró Hazel.

No se quitaba de encima la sensación de que la comadreja estaba deseando verla fracasar.

—Es probable —dijo Grover —los turones son raros

—Son los animales más raros que existen —coincidió Hermes

— Por eso nunca se recomiendan de mascotas— dijo Apolo

—Pero son tan bonitos —dijo Tyson

—Pero raros —comentó Grover

Esto… lo de controlar la Niebla… —dijo Jason—. ¿Has tenido suerte?

No —reconoció Hazel.

—Bueno, es mejor ser honesta —dijo Rachel

—Para que no crea que contamos con una ventaja que no tenemos —dijo Hazel

—Que sepa cómo van a la batalla —asintió Chris

—Es mejor ir con toda la información posible— asintió Hazel

—Definitivamente es mejor —dijo Jason

No le gustaba pensar en sus fracasos: la gaviota que no había podido convertir en dragón; el bate de béisbol del entrenador Hedge que se había negado a transformarse en un perrito caliente. Simplemente le costaba convencerse de que cualquiera de esas cosas fuera posible.

Ya lo conseguirás —dijo Jason.

—Gracias —dijo Hazel

—A pesar de que piensas tan mal de él, él cree en ti —dijo Travis

—Ustedes son unas horribles personas— señaló Hazel

—Sí gracias— dijo Connor con una sonrisa

—Fueron años y años de práctica —bromeó Travis

Katie y Miranda rodaron los ojos

Su tono la sorprendió. No era un comentario hecho de paso para quedar bien. Parecía sinceramente convencido. Ella siguió subiendo, pero se lo imaginó mirándola con aquellos penetrantes ojos azules y la mandíbula prieta en actitud de seguridad.

¿Cómo puedes estar seguro? —preguntó.

—Esa es una buena pregunta —dijo Bianca

— Pues sí, no se conocían desde hace demasiado tiempo —dijo Zoë

—Pero el tiempo que llevábamos fue suficiente para saber que ella lo podría lograr— comentó Jason

—Awwww —chillaron sus amigos

Simplemente, lo estoy. Tengo mucho instinto para las cosas que puede hacer la gente; por lo menos, los semidioses. Hécate no te habría elegido si no creyera en tu poder.

Ese comentario debería haber hecho sentirse mejor a Hazel, pero no fue así.

—Jason, no estás triunfando en este capítulo —dijo Connor

—Ya me di cuenta, gracias —dijo Jason

—No eras tú —dijo Hazel

—No eres tú, soy yo —bromeó Leo

—Creo que de hecho era él —comentó Chris

—Tal vez deberíamos saltarnos el capítulo —señaló Hazel

—Pero queremos saber cómo se deshicieron del ladrón— dijo Rachel

Todos los chicos asintieron de acuerdo

Ella también tenía mucho instinto para la gente. Entendía las motivaciones de la mayoría de sus amigos; hasta las de su hermano, Nico, quien no era fácil de entender. ¿Y Jason? No tenía ni idea. Todo el mundo decía que era un líder nato. Ella lo creía. Allí estaba, haciéndola sentirse como un miembro valioso del equipo, diciéndole que era capaz de cualquier cosa. Pero ¿de qué era capaz Jason?

—Ay joder —masculló Hazel

—¿Ves? Definitivamente era él —dijo Chris

—Ya —se quejó Hazel sonrojada —lo siento mucho, Jason

—Está bien. Entiendo de dónde venía todo esto —dijo Jason

Hazel no podía confesarle a nadie sus dudas. Frank tenía un temor reverencial a ese chico. Piper estaba perdidamente enamorada de él. Leo era el mejor amigo de Jason. Hasta Nico parecía seguir su ejemplo sin rechistar.

—No todos pueden estar equivocados —señaló Thalia

—Eso es cierto— dijo Leo

—Es que tampoco lo conocía muy bien— dijo Hazel

— Creo que hasta eso era comunes las dudas que podrían surgir— comentó Artemisa

— Incluso entre personas del mismo campamento —coincidió Perséfone

— Pero lo importante es que no permitan que eso arruine la misión— dijo Hera

Sin embargo, Hazel no podía olvidar que la aparición de Jason había sido la primera maniobra de la diosa Hera en la guerra contra los gigantes. La reina del Olimpo había soltado a Jason en el Campamento Mestizo, lo que había dado comienzo a toda aquella serie de episodios para detener a Gaia. ¿Por qué Jason primero? Algo le decía que él era el elemento clave. Y también sería la última jugada.

Los chicos hicieron una mueca

—Eso de la última jugada no suena tan bien —masculló Thalia con una mueca

—A nadie le gusta ser la última jugada —comentó Connor

—Pero bueno, eso no quiere decir que Jason sea una mala persona —señaló Reyna

—Solo le tocó la suerte de ser la jugada de un dios —murmuró Luke

«Bajo la tormenta o el fuego, el mundo debe caer». Eso decía la profecía. A Hazel le daba miedo el fuego, pero temía todavía más las tormentas. Jason Grace podía provocar unas tormentas colosales.

—En eso estoy de acuerdo, asustan más las tormentas —dijo Katie

—Definitivamente las tormentas son capaces de asustar a cualquiera —dijo Chris

—Bueno, pero el fuego no se queda atrás —señaló Bianca —ambos son capaces de provocar catástrofes

—Y vaya que sí— dijo Travis

Miró arriba y vio el borde del acantilado a solo unos metros por encima de ella.

Llegó a lo alto jadeando y sudorosa. Un largo valle en pendiente se extendía hacia el interior, salpicado de olivos descuidados y cantos rodados de piedra caliza. No había ni rastro de civilización.

—Eso no parece algo bueno —comentó Miranda

—Pero con un ladrón de su talla, es bueno que no haya nadie a su alrededor — dijo Jason

—Sí, mejor no poner más gente en peligro — coincidió Hazel

—Y sin embargo, sigue siendo extraño que esté ahí— murmuró Poseidón

A Hazel le temblaban las piernas de la ascensión. Galantis parecía impaciente por explorar. El turón se puso a chillar y a tirarse pedos, y se internó corriendo en los arbustos más cercanos. Mucho más abajo, el Argo II parecía un barco de juguete en el canal.

—Vaya, eso es demasiado alto —murmuró Thalia con una mueca

—Suena como algo que no quisiera hacer — dijo Leo

—Pero esto te da la idea de sacar un juguete del Argo, solo para semidioses— comentó Connor

—Esa podría ser otra idea muy buena de negocio — coincidió Travis

—Se desviaron del tema — señaló Miranda

Hazel no entendía que alguien hubiera podido disparar una flecha con precisión desde tanta altura, teniendo en cuenta el viento y el resplandor del sol en el agua. En la boca de la ensenada, la inmensa silueta del caparazón de la tortuga relucía como una moneda bruñida.

—Definitivamente ese tiro fue una hazaña —asintió Bianca

—Todos concordamos en que lo fue — dijo Thalia

—La verdad es que no cualquiera — murmuró Will

Cuando Jason se unió a ella en lo alto, se le veía en perfecto estado a pesar de la ascensión.

¿Dónde…? —empezó a decir.

¡Aquí! —dijo una voz.

—Bueno, ya lo encontraron —dijo Connor

—Más bien él los encontró a ellos —señaló Chris

—Me gusta más pensar que nos encontramos mutuamente — bromeó Jason

—Casi como almas gemelas — dijo Leo

—Claro— resopló Hazel

Hazel se sobresaltó. A solo tres metros de distancia apareció un hombre con un arco y un carcaj al hombro y dos anticuadas pistolas de chispa para duelo en las manos. Llevaba unas botas de piel altas, unos pantalones de cuero y una camisa de estilo pirata.

—Claro que se tenían que encontrar con un pirata —dijo Rachel

—Y un pirata mitológico — dijo Piper

—Esos son de los peores — coincidió Percy

—Siempre vayan preparados para luchar contra un pirata — dijo Leo

—A partir de ahora lo vamos a hacer —convino Travis

Su cabello moreno rizado parecía el de un niño y sus chispeantes ojos verdes eran bastante cordiales, pero un pañuelo rojo cubría la mitad inferior de su cara.

¡Bienvenidos! —gritó el bandido, apuntándoles con sus pistolas—. ¡La bolsa o la vida!

—¿Para que se cubre la cara? —preguntó Bianca —no es como que lo vayan a denunciar

—Y eso no fue lo más estúpido que hizo —masculló Hazel

—La verdad es que sí debería de haber una policía divina —comentó Miranda

—No, eso me parece una mala idea —señaló Connor

Deméter rodó los ojos

Hazel estaba segura de que el hombre no estaba allí hacía un segundo. Simplemente apareció como si hubiera salido de detrás de una cortina invisible.

¿Quién eres? —preguntó Hazel.

El bandido se rió.

¡Escirón, quién si no!

—Claro que sí —suspiró Poseidón

—Claro que era él —dijo Leo

—Obvio, ¿quién más podría ser? —dijo Will —No me acuerdo quien es Escirón

Se escuchó un leve murmullo de "tampoco yo"

¿Quirón? —preguntó Jason—. ¿Como el centauro?

—Definitivamente no, muchacho —dijo Quirón

—Bueno, suena un poco parecido —comentó Travis

—Además se estaba tapando la boca y no se escuchaba bien —comentó Jason

El bandido puso los ojos en blanco.

Es-ci-rón, amigo mío. ¡Hijo de Poseidón!

Todos los chicos voltearon a ver a Poseidón

—Su hermano —señaló Travis innecesariamente mirando a Percy y Tyson

—¿Tenemos un hermano ladrón? —preguntó Tyson con el ceño fruncido

—Agregan más parientes a la familia —bromeó Connor mirando a Zoé y Charles

—Es la parte tóxica de la familia con la que no convivimos —comentó Zoé

—El árbol genealógico también se poda —dijo Leo riendo

¡Extraordinario ladrón! ¡Individuo sin igual! Pero eso no importa. ¡No veo ningún objeto de valor! —gritó, como si fuera una excelente noticia—. Supongo que eso significa que queréis morir.

—No sé si es amable o no —murmuró Travis

—Tampoco yo —dijo Miranda

—O tal vez estaba un poco loco, eso es lo que pienso yo —comentó Jason

—Esa también podría ser una buena afirmación —dijo Hazel

Espera —dijo Hazel—. Tenemos objetos de valor. Pero si te los entregamos, ¿qué garantía tenemos de que dejarás que nos marchemos?

Oh, siempre tienen que preguntar eso —dijo Escirón—. Te prometo por la laguna Estigia que en cuanto me deis lo que quiero, no os dispararé. Os mandaré de vuelta por ese acantilado.

—Sí, hay algunas lagunas en ese juramento —dijo Apolo

—Nunca saben cuándo es que le darán lo que quiere, por ejemplo. En un juramento siempre hay que especificar —comentó Hermes

—Sí, nos acordamos que hay que especificar —masculló Percy

—Es una lección importante —señaló Apolo

Hazel miró a Jason con recelo. Pese a haberlo jurado por la laguna Estigia, no le tranquilizaba la forma en que había hecho la promesa.

¿Y si luchamos contra ti? —preguntó Jason—. No puedes atacarnos y secuestrar nuestro barco al mismo…

—Es que también tú, Jason —dijo Thalia negando con la cabeza

—¿Cómo crees que no iba a poder hacerlo? —preguntó Rachel —sobretodo después de cómo disparó

—Tenía la esperanza de que fuera más difícil —suspiró Jason

—Pues creo que no lo fue —dijo Thalia

—Nop —dijo Hazel

¡BANG! ¡BANG!

Ocurrió tan rápido que el cerebro de Hazel tardó un instante en asimilarlo.

Volutas de humo salían de un lado de la cabeza de Jason. Justo encima de su oreja izquierda, un surco le atravesaba el pelo como la franja de un coche de carreras. Una de las pistolas de chispa de Escirón seguía apuntándole a la cara.

—Eso fue demasiado rápido —murmuró Jason

—Y que lo digas —suspiró Hazel

—¿Él es un dios? —preguntó Percy

—No, en realidad ni siquiera debería estar vivo —comentó Poseidón

—Bueno, genial. Otro regalo de cara de tierra —dijo Percy

La otra apuntaba hacia abajo, por encima del acantilado, como si el segundo disparo de Escirón hubiera ido dirigido al Argo II.

—Lo fue —murmuró Frank con una mueca

—Nos sorprendió aún más que el primer disparo —dijo Leo

—Debimos esperarlo, pero no lo hicimos —suspiró Piper

—No creímos que era necesario estar preparados, confiábamos mucho en ustedes —comentó Leo

Los otros dos chicos asintieron de acuerdo

Hazel se atragantó de la impresión dilatada. —¿Qué has hecho?

¡Oh, no te preocupes! —dijo Escirón riéndose—. Si pudieras ver hasta allí (cosa que no puedes hacer), verías un agujero en la cubierta entre las zapatillas del grandullón, el del arco.

¡Frank!

—Fue bastante horrible —confirmó Frank

—Dioses, y yo que ni siquiera puedo ver a tres metros delante de mí —dijo Jason

Los chicos soltaron una risita

—Pero para cualquiera, esa vista sería envidiable —señaló Chris

—Sería lo mejor del mundo —coincidió Rachel

—Ayudaría a muchas cosas —dijo Bianca

Escirón se encogió de hombros.

Si tú lo dices… Solo era una demostración. Podría haber sido mucho más grave.

Giró sus pistolas. Los percutores se reajustaron, y a Hazel le dio la impresión de que las armas acababan de recargarse por arte de magia.

—Genial, pistolas mágicas —se quejó Connor

—Pero serían un increíble método de defensa —dijo Leo

—No sé, creo que es más raro manejar un arma en todo momento —comentó Thalia

—Pero también sería más rápido —señaló Travis

Escirón miró a Jason arqueando las cejas.

¡Bueno! En respuesta a tu pregunta: sí, puedo atacaros y secuestrar vuestro barco al mismo tiempo. Munición de bronce celestial. Mortal para los semidioses. Vosotros dos moriréis primero: bang, bang. Luego podría cargarme tranquilamente a vuestros amigos del barco.

—Bueno, gracias por la respuesta —masculló Jason

—No vuelvas a pedir pruebas de nada —dijo Thalia

—Aprendí mi lección —dijo Jason

—Más vale tarde que nunca —bromeó Leo

—Gracias —suspiró Jason

¡El tiro al blanco es mucho más divertido cuando se hace con blancos vivos que corren y gritan!

Leo resopló
—Pero tiene razón —dijo Apolo

—Es un nuevo reto —admitió Artemisa

—Como con los hijos de Níobe —resopló Hermes

—Sí pero, ¡habló de nuestra mamá! —señaló Apolo

—Nadie va a dejar nunca que hablen mal de su mamá —dijo Artemisa

El "a menos que su mamá sea una diosa" no se dijo, pero con la mirada que se lanzaron los chicos, quedó claro

Jason se tocó el surco que la bala le había abierto en el pelo. Por una vez, no parecía muy seguro. A Hazel le temblaron los tobillos. Frank era el mejor tirador con arco que conocía, pero la puntería de ese bandido no era humana.

—Nos dimos cuenta —murmuró Piper

—Pero ¿cómo no puede ser humana si era mortal? —preguntó Connor

—Pero era un semidiós —dijo Chris

—Y ahora ya resucitó, tal vez llegó con más habilidades —dijo Percy

—No, no creo que funcione así —dijo Hazel

¿Eres hijo de Poseidón? —logró preguntar—. Por la forma en que disparas, habría dicho que eres hijo de Apolo.

El ladrón sonrió, y las arrugas de alrededor de sus ojos se acentuaron.

¡Vaya, gracias! Solo es fruto de la práctica.

—Al parecer ha tenido muuuuuucha práctica —dijo Katie

—Es que sí la tuvo —comentó Poseidón —siempre se la pasaba haciendo eso

—La verdad es muy raro que alguien que no sea hijo mío o al menos legado tenga ese tipo de puntería —comentó Apolo

—Y yo que ni siquiera puedo darle a un blanco estático —murmuró Will

La tortuga gigante es cosa de mi familia. ¡No puedes ir por ahí domando tortugas gigantes sin ser hijo de Poseidón!

—Esa información me agrada —dijo Percy

—No vas a domar a una tortuga gigante, Percy —señaló Sally

—Peeero mamá —se quejó Percy —una tortuga gigante sería de mucha ayuda

—No voy a negar eso —dijo Leo

—Estaría increíble —comentó Zoé

Claro que podría arrollar vuestro barco con un maremoto, pero es muy difícil. Y ni de lejos tan divertido como cazar por sorpresa y disparar a la gente. Hazel trató de recobrar el dominio de sí misma y de ganar tiempo, pero resultaba difícil mirando los tambores humeantes de las pistolas de chispa.

—Sí, nadie se concentraría así —murmuró Will

—De por sí costaba trabajo y eso no ayudaba mucho —dijo Hazel

—No me hacía gracia tampoco la idea del maremoto —comentó Leo

—A ninguno de nosotros, suficiente fue estar en el ninfario —dijo Piper

—Esa experiencia fue suficiente —coincidió Jason

Aunque tanto como Percy como Jason sabían que no había sido la única experiencia

Esto… ¿para qué es el pañuelo?

¡Para que nadie me reconozca! —contestó Escirón.

Pero te has presentado —dijo Jason—. Eres Escirón.

—Muy inteligente no es —murmuró Percy

—No para mantener su identidad en secreto —dijo Hazel

—Porque hay que admitir que es un poco inteligente para robar —comentó Jason

—En eso tienes un punto —dijo Chris

Los ojos del bandido se abrieron mucho.

¿Cómo has…? Oh, sí, supongo que tienes razón —bajó una pistola y se rascó un lado de la cabeza con la otra—. Qué descuido. Perdonad. Me temo que me falta un poco de práctica. Es lo que tiene resucitar. Dejadme volver a intentarlo.

Niveló sus pistolas.

¡La bolsa o la vida! ¡Soy un bandido anónimo! ¡No necesitáis saber mi nombre!

—Todavía le falta, pero mejoró —dijo Connor

—Tampoco era tan necesario agregar la palabra "anónimo" —comentó Travis

—Ah no, definitivamente era necesario porque ayudó —dijo Hazel

—Entonces que bueno que lo dijo —asintió Will

—Esa era definitivamente la palabra clave —dijo Hazel

«Un bandido anónimo». Algo hizo clic en la memoria de Hazel.

Teseo. Él te mató.

Escirón dejó caer los hombros.

Vamos a ver, ¿por qué tenías que mencionarlo? ¡Nos estábamos llevando muy bien!

Dionisio resopló

—Teseo y Heracles mataron a la mitad del mundo mitológico —murmuró Bianca

—Teseo era un idiota— dijo Dionisio

—Bueno sí, pero ¿eso que tiene que ver con que haya acabado con la mitad del mundo mitológico?— pregunto Apolo

—Nada, pero siempre es bueno recordarlo —dijo Dionisio

Jason frunció el entrecejo.

¿Conoces la historia de este tío?

Ella asintió con la cabeza, aunque no recordaba con claridad los detalles.

Teseo se lo encontró en el camino a Atenas. Escirón mataba a sus víctimas con… esto…

«Algo relacionado con la tortuga». Hazel no se acordaba.

—No nos gustan las tortugas que matan —dijo Travis

—Y pensar que me gustan las tortugas —dijo Katie

—Pero te puede dejar de gustar esa tortuga —comentó Travis

—Por eso es importante domar a una tortuga buena —dijo Percy

—Eso sería una buena medida —asintió Leo

¡Teseo era un tramposo! —se quejó Escirón—. No quiero hablar de él. Ahora he resucitado. Gaia me prometió que podría quedarme en la costa y robar a todos los semidioses que quisiera, ¡y eso es lo que voy a hacer! A ver…, ¿por dónde íbamos?

Ibas a dejarnos marchar —aventuró Hazel.

—Bueno, no puedo negar eso de que Teseo era un tramposo —dijo Dionisio

—El dios menos rencoroso —dijo Apolo

—Esta familia vive de rencores —señaló Dionisio

—Bueno, en eso tiene un punto —comentó Hermes

—Además hay verdades que no se pueden negar —dijo Dionisio

—Es que sí fue un imbécil —murmuró Katie

Hum… —dijo Escirón—. No, estoy seguro de que no era eso. ¡Ah, claro! La bolsa o la vida. ¿Dónde están vuestros objetos de valor? ¿No tenéis ninguno? Entonces tendré que…

Espera —dijo Hazel—. Tengo nuestros objetos de valor. Al menos puedo conseguirlos.

Escirón apuntó a la cabeza de Jason con una pistola de chispa.

—No es tan divertido que te apunten con una pistola— dijo Jason

—Se eliminará de la lista de cosas por hacer —dijo Travis

—Hay cosas que no necesito saber —asintió Leo

—Algunas cosas pueden quedar en duda —coincidió Percy

¡Pues manos a la obra, querida, o el próximo disparo cortará algo más que el pelo de tu amigo!

Hazel apenas necesitó concentrarse. Estaba tan preocupada que el suelo rugió debajo de ella y enseguida produjo una abundante cosecha; los metales preciosos afloraron a la superficie como si la tierra estuviera deseando expulsarlos.

— Yo creo que eso cuenta como un buen botín— dijo Connor

—No creo que nadie pueda superar ese botín —dijo Thalia

—Pero probablemente quiera más, siempre quieren más —señaló Chris

—Tal vez de eso se trate la prueba, pensar que tiene todo el oro del mundo o algo así —señaló Katie

Se vio rodeada de un montón de tesoros que le llegaban hasta las rodillas — denarios romanos, dracmas de plata, antiguas joyas de oro, relucientes diamantes, topacios y rubíes—, suficientes para llenar varios sacos de basura.

Escirón se rió de regocijo.

¿Cómo demonios has hecho eso?

—Aunque no creo que sea buena noticia que se esté riendo con regocijo— señaló Miranda

—Ni siquiera en las películas es bueno que el villano se ría —dijo Rachel

—Definitivamente esa risa nunca va a contar como buena señal —dijo Hazel

—Eso y el monólogo nunca son buenas señales —comentó Percy

—Pero al menos el monólogo te da tiempo para pensar en algo —dijo Piper

Hazel no contestó. Pensó en todas las monedas que habían aparecido en la encrucijada delante de Hécate. Allí había todavía más, las riquezas ocultas de varios siglos procedentes de todos los imperios que habían reclamado esa tierra: griego, romano, bizantino y muchos otros. Esos imperios habían desaparecido y no habían dejado más que una costa yerma al bandido Escirón.

— La verdad eso es increíble — dijo Leo

—Era bastante impresionante —comentó Hazel

—Sí lo fue—dijo Jason —era como demasiado

—Creo que hay lugares que podrían tener más que eso —dijo Hazel

—Sería el sueño de cualquier ladrón —dijo Hermes

—Y sí —murmuró Connor

Esa idea la hizo sentirse pequeña e impotente.

Toma el tesoro —dijo—. Y déjanos marchar. Escirón se rió entre dientes.

He dicho «todos» vuestros objetos de valor. Tengo entendido que guardáis algo muy especial en ese barco: cierta estatua de oro y marfil de unos doce metros de alto.

—Obviamente no se le íbamos a entregar— masculló Hazel

—Te dije que iba a querer más —suspiró Chris

—No sé por qué no se nos ocurrió que el objetivo era la estatua —dijo Rachel

—Ni idea, pero es más que obvio, ahora —dijo Will

—Sería horrible que después de tanto se las quitara un ladrón —dijo Zoé

—Por supuesto que no iba a pasar —dijo Hazel

El sudor empezó a secarse en el cuello de Hazel, y un escalofrío le recorrió la columna.

Jason dio un paso adelante. A pesar del arma que le apuntaba a la cara, sus ojos eran duros como zafiros.

La estatua no es negociable.

—Definitivamente no— dijo Jason

—Esa estatua tenía que llegar al campamento y no hay más —masculló Hazel

—Debió saber que no la iba a obtener —dijo Miranda

—Pues estaba muy seguro de que lo haría —señaló Jason

—Sí —resopló Hazel

¡Tienes razón, no lo es! —convino Escirón—. ¡Debe ser mía!

Gaia te ha hablado de ella —supuso Hazel—. Te ha ordenado que la robes.

Escirón se encogió de hombros.

Puede. Pero me dijo que podría quedármela. ¡Es difícil dejar pasar una oferta como esa! No pienso volver a morir, amigos míos. ¡Pienso vivir una larga vida como un hombre muy rico!

—¿ En dónde piensa vivir como un hombre rico? — preguntó Travis

—Pues ni idea, pero según era el mejor plan del mundo —dijo Jason rodando los ojos

—Hace planes muy malos —murmuró Esperanza

—Sí, un poco —dijo Jason —hubo muchas cosas que no consideró

—Es que no consideró con quienes se iba a enfrentar —dijo Frank

—Le dieron la información incompleta —asintió Leo

La estatua no te servirá de nada —dijo Hazel—. No si Gaia destruye el mundo.

Las bocas de las pistolas de Escirón vacilaron. —¿Cómo?

Gaia te está utilizando —dijo Hazel—. Si robas la estatua, no podremos vencerla. Planea borrar a todos los mortales y los semidioses de la faz de la Tierra y dejar que sus gigantes y monstruos tomen el poder. Así que, ¿dónde gastarás tu oro, Escirón? Suponiendo que Gaia te deje vivir.

— Debemos admitir que fue un un buen sermón — dijo Apolo

—Ahora solo esperemos que le haga caso —dijo Perséfone —porque en realidad él va a creer lo que quiera

—Y vaya que lo va a hacer —murmuró Jason

—Pero ojala que el hecho de no tener donde gastar su dinero, le dé la perspectiva que necesita —señaló Thalia

—Y que simplemente permita que se vayan sin más luchas —dijo Bianca

Hazel dejó que asimilara sus palabras. Suponía que a Escirón no le costaría creer en traiciones, siendo un bandido.

Se quedó callado diez segundos.

Finalmente, las arrugas que se formaban alrededor de sus ojos al sonreír volvieron a aparecer.

¡Está bien! —dijo—. Soy razonable. Quedaos la estatua.

—Eso fue demasiado fácil— dijo Bianca

—Sip —coincidió Thalia

—Estamos esperando que le haga caso al sermón de Hazel y se puedan ir sin pelear, y cuando lo hace, no le creemos —señaló Percy riendo con incredulidad

—Trauma, le llaman —dijo Thalia

—Es que sí, pero si funciona obviamente es una trampa —comentó Nico

—Obviamente, no podemos confiarnos —dijo Annabeth

Jason parpadeó.

¿Podemos irnos?

Una sola cosa más —dijo Escirón—. Yo siempre exijo una muestra de respeto. Antes de dejar marchar a mis víctimas, insisto en que me laven los pies.

—¡Qué asco!— chillaron varios de los chicos

—Está de broma ¿verdad? —preguntó Miranda

—Lamentablemente no —dijo Jason con una mueca

—¡Qué falta de respeto! —masculló Zeus

—Siempre ha sido medio rarito en eso —murmuró Posesión para sí mismo

Hazel no estaba segura de haberle oído bien. Entonces Escirón se quitó sus botas de piel, una detrás de la otra. Sus pies descalzos eran las cosas más repugnantes que Hazel había visto en su vida… y había visto cosas muy repugnantes.

— Eso es realmente repugnante —dijo Zoé con una mueca de asco

—Si tienen la oportunidad de lavarle los pies a Escirón, desaprovéchenla —dijo Jason

—Lo bueno es que no estamos comiendo —murmuró Connor

—Lo bueno es que nosotros tampoco lo habíamos hecho —comentó Hazel

Estaban hinchados, arrugados y blancos como el papel, como si hubieran estado remojados en formaldehído durante siglos. Mechones de pelo marrón brotaban de cada uno de sus dedos deformes. Las uñas puntiagudas de sus dedos eran verdes y amarillas, como un caparazón de tortuga.

—Iugh —dijo Helena

—Que asco —dijo Piper

—¿Por qué tiene tiene los dedos deformes? —preguntó Apolo mirando a Poseidón

—Mi mejor apuesta serían las botas, mis hijos no tienen los dedos así comunmente —dijo el dios del mar

—Confirmo que no los tenemos así —dijo Percy

Y a pesar de todo hubo unas pequeñas risitas

Entonces notó el olor. Hazel no sabía si en el palacio de su padre en el inframundo había una cafetería para zombis, pero, de ser así, debía de oler como los pies de Escirón.

—¿Pero sí hay una cafetería o no? — preguntó Leo

—Puede ser —dijo Hades encogiéndose de hombros —el café no se hace solo

—Aunque espero que no huela así —dijo Apolo

—Es una cafetería, huele a café —señaló Perséfone

—Nunca más voy a volver a tomar café del Inframundo —murmuró Bianca

¡Bueno! —Escirón retorció los repugnantes dedos de sus pies—. ¿Quién quiere el izquierdo y quién quiere el derecho?

La cara de Jason se quedó casi tan blanca como aquellos pies.

Nos estás… vacilando.

— Es que no podía ser verdad lo que nos pedía— dijo Jason

—Era demasiado repugnante para ser verdad— dijo Hazel

—Y cuando creí que a lo había visto todo —murmuró Jason

—Siempre llega algo que te dice que no has visto todo— comentó Thalia

¡En absoluto! —dijo Escirón—. Lavadme los pies y habremos terminado. Os enviaré de vuelta por el acantilado. Lo prometo por la laguna Estigia.

—Sí, eso también tiene muchas lagunas— señaló Hermes

—Hay muchas maneras de enviar a alguien por un acantilado —asintió Apolo

—Y no todas son maneras seguras —comentó Poseidón con una mueca

—Pero lo importante es que se den cuenta de que hay esas lagunas —dijo Artemisa

Hizo la promesa tan a la ligera que en la mente de Hazel se activaron todas las alarmas. «Pies». «Os enviaré de vuelta por el acantilado». «Caparazón de tortuga».

Recordó la historia, y todas las piezas que faltaban encajaron. Se acordó de cómo Escirón mataba a sus víctimas.

— Justo en el momento preciso— dijo Thalia

—Más vale tarde que nunca —asintió Bianca

—Aunque de hecho no era muy tarde —comentó Annabeth

—Al menos todavía no habían empezado a lavar sus pies, tal vez no tengan que hacerlo —comentó Charles

—No nos pudimos librar como hubiéramos querido —murmuró Jason

—Pero el tampoco se pudo librar de nosotros —dijo Hazel

—Con ellos todos caen —bromeó Leo

—Y literalmente —dijo Jason

¿Nos das un segundo? —preguntó Hazel al bandido.

Los ojos de Escirón se entornaron.

¿Para qué?

Bueno, es una decisión importante —respondió ella—. El pie izquierdo o el derecho. Tenemos que hablar.

— Es una decisión muy importante— asintió Katie

—A lo mejor uno tiene más juanetes que otro —dijo Connor

—Y puede que uno huela menos feo —asintió Percy

—Definitivamente era algo que tenían que platicar —comentó Rachel

Advirtió que él sonreía bajo el pañuelo.

Por supuesto —dijo—. Soy tan generoso que podéis tomaros dos minutos.

—Wow, cuánta amabilidad— dijo Chris

—¿Dos minutos completos? —dijo Leo con fingida sorpresa —no creo que nadie hubiera sido nunca tan generoso

—Se lleva el premio a la generosidad —asintió Jason

Hazel salió del montón de joyas. Llevó a Jason todo lo lejos que se atrevió: unos quince metros acantilado abajo, una distancia a la que esperaba que estuvieran fuera del alcance del oído.

Escirón despeña a sus víctimas por el acantilado —susurró.

—Bueno, definitivamente los mandaría de vuelta al acantilado— señaló Percy

—Sí, podemos decir que cumple su palabra —comentó Jason

—Cumple su palabra mejor que algunos otros —masculló Hades mirando a sus hermanos

—Hasta un ladrón les gana —resopló Hera

Zeus les dio una mirada llena de irritación

Jason frunció el entrecejo.

¿Qué?

Cuando te arrodillas para lavarle los pies —dijo Hazel—. Así es como mata. Cuando estás desprevenido, mareado por el olor de sus pies, te da una patada y te tira por el borde. Las víctimas caen en la boca de su tortuga gigante.

— Eso suena bastante horrible— dijo Zoé

—No creo que a nadie le agrade ser comido por una tortuga gigante —dijo Lena con una mueca

—Aunque sinceramente sería un poco vergonzoso llegar al Inframundo con esa historia —murmuró Travis

—Bueno, poniéndolo en perspectiva, lo sería un poco —coincidió Miranda

—No creo que a los que pasen por eso les importe mucho —señaló Luke

Jason tardó un momento en digerirlo, por así decirlo. Miró por encima del acantilado, donde el enorme caparazón de la tortuga relucía bajo el agua.

Entonces tenemos que luchar —dijo Jason.

Escirón es demasiado rápido —dijo Hazel—. Nos matará a los dos.

—Como que no hay muchos caminos para tomar— comentó Artemisa

—Pero necesitan salir de ahí como sea —dijo Deméter

—Y para eso tendrán que usar las habilidades de la chica —comentó Atenea

—¡Ya nos hiciste spoiler! —se quejó Apolo

—No era muy difícil deducir lo que va a pasar —dijo Atenea

—Cállate —dijo Hermes

Entonces estaré preparado para volar. Cuando me tire, flotaré en el aire. Y cuando te tire a ti, te atraparé.

Hazel negó con la cabeza.

Si te da una patada lo bastante fuerte y lo bastante rápido, tú también te quedarás aturdido para volar. Y aunque puedas volar, Escirón tiene la vista de un tirador. Te verá caer. Si flotas, te disparará en el aire.

— No me sentía muy seguro con todas las ideas desechadas— dijo Jason

—Lo siento, pero es que no nos convenía hacer nada de eso —dijo Hazel

—Lo sé —murmuró Jason

—Deja que Hazel haga los planes —dijo Thalia con una pequeña sonrisa

Entonces… —Jason apretó la empuñadura de su espada—. Espero que tengas otra idea.

A escasa distancia, la comadreja Galantis salió de entre los arbustos. Rechinó los dientes y miró a Hazel como diciendo: «¿Y bien? ¿Tienes alguna idea más?».

— No me gustan mucho mis ideas— dijo Hazel

—Eso no suena exactamente como un consuelo —dijo Bianca

—Pero no se lo dije a Jason —comentó Hazel

—Que bueno que no me lo dijiste —murmuró Jason

Hazel calmó sus nervios, tratando de evitar que saliera más oro del suelo. Se acordó del sueño que había tenido en el que aparecía su padre. La voz de Plutón:

«Los muertos ven lo que creen que van a ver. Igual que los vivos. Ese es el secreto».

— Al final sí sirvió el consejo— dijo Apolo

Hazel asintió con la cabeza

—Ella sí podría entenderlo —dijo Hades

—Bueno, al final de cuentas no estaba tan inentendible como pensamos —comentó Hermes

Comprendió lo que tenía que hacer. Detestaba la idea más de lo que detestaba a la comadreja flatulenta y los pies de Escirón.

Por desgracia, sí —dijo Hazel—. Tenemos que dejar que Escirón gane.

¿Qué? —preguntó Jason.

— No me encantaba la idea— dijo Jason

—A mí tampoco, pero era nuestra mejor oportunidad —dijo Hazel

—Pero lo van a dejar ganar —señaló Sammy

—Sí, pero también no lo íbamos a dejar ganar —dijo Jason

—Exactamente —asintió Hazel

Hazel le contó el plan.

XXVIII Hazel

¡Por fin! —gritó Escirón—. ¡Ha sido mucho más de dos minutos!

Lo siento —dijo Jason—. Era una decisión importante… elegir qué pie lavar.

Hazel trató de despejar su mente e imaginarse la escena a través de los ojos de Escirón: lo que el bandido deseaba y esperaba.

—¿ Qué tan difícil es eso? — preguntó Zoé

—Demasiado difícil —dijo Hazel —porque debes meterte en el papel de la otra persona para que en realidad funcione

—Por eso la Niebla a gran escala no es para todos —comentó Quirón —es complicado ver las cosas desde la perspectiva de alguien más y no dejarse llevar

Esa era la clave para usar la Niebla. No podía obligar a alguien a ver el mundo a su manera. No podía hacer que la realidad de Escirón resultara menos creíble. Pero si le mostraba lo que quería ver… Bueno, era hija de Plutón. Se había pasado décadas en compañía de los muertos, escuchando cómo anhelaban unas vidas pasadas que solo recordaban a medias, distorsionadas por la nostalgia.

—Tienen una muy buena oportunidad— dijo Hades

—Gracias —murmuró Hazel, porque aunque aun estaba enojada con su padre, no podía negar que el consejo que le dio, fue la clave para lograr hacer que la ilusión funcionara, si no hubiera sabido eso, quien sabe cómo habría terminado todo

—Por eso no puedes meter tu perspectiva cuando usas la Niebla, aunque para otro tipo de cosas mágicas, lo hagas —comentó Calipso

Los muertos veían lo que creían que iban a ver. Igual que los vivos.

Plutón era el dios del inframundo y el dios de la riqueza. Tal vez esas dos esferas de influencia tenían más cosas en común de lo que Hazel creía. Entre la nostalgia y la codicia no había mucha diferencia.

—Tienes toda la razón— dijo Hades —vas estrechamente relacionadas

—Nunca se me había ocurrido que pudieran serlo —murmuró Bianca

—No muchas personas las relacionan —comentó Hades, pero la mayor parte del tiempo están unidas

Si podía invocar oro y diamantes, ¿por qué no invocar otro tesoro: una visión del mundo que la gente quería ver?

Por supuesto, se podía equivocar, en cuyo caso ella y Jason se convertirían en comida para tortuga.

— Pero el que no arriesga no gana— dijo Travis

— Jason fue tu conejillo de indias— señaló Miranda

—Sí —murmuró Hazel

—De todas maneras resultó bien al final, ya que no somos comida de tortuga —dijo Jason

—Feliz de ser tu conejillo de indias mientras todo salga bien —bromeó Thalia

—Así sí está bien ser conejillo de indias —coincidió Percy

Posó la mano en el bolsillo de su chaqueta, donde guardaba el palo mágico de Frank, que parecía pesar más de lo normal. En ese instante no solo llevaba encima el salvavidas de su amigo. Llevaba las vidas de toda la tripulación.

— Confiamos en ti— dijo Piper

—Confiamos en ustedes desde el momento que subieron a esa acantilado —señaló Frank

—Sip, bueno, tal vez dudamos un poco cuando casi le disparan a Frank, pero cosa de nada —comentó Leo

—Fue un momento de debilidad —asintió Piper

—Bueno, gracias —murmuró Hazel

Jason dio un paso adelante, con las manos abiertas en señal de rendición.

Yo iré primero, Escirón. Te lavaré el pie izquierdo.

¡Excelente elección! —Escirón retorció los dedos peludos y mortecinos de sus pies—. Es posible que haya pisado algo con ese pie. Lo notaba un poco blando dentro de la bota. Pero estoy seguro de que lo limpiarás bien.

—Ay, qué idiota— dijo Lena

—Obviamente iba a estar blando si usa botas sin calcetines —dijo Rachel rodando los ojos

—Pero que asco si pisó algo y aun lo traía dentro de la bota —comentó Will

—Fue completamente asqueroso —dijo Jason

—Pero hay que sacrificarse por el equipo —bromeó Leo

—Pues más les vale que lo tomen en cuenta —dijo Thalia con una pequeña risa

—Porque no volverá a pasar —dijo Jason

A Jason se le pusieron las orejas rojas. Por la tensión de su cuello, Hazel advirtió que estaba sintiendo la tentación de dejar esa farsa y atacar: una cuchillada rápida con su espada de oro imperial. Pero Hazel sabía que si lo intentaba, fracasaría.

Escirón —intervino ella—, ¿tienes agua? ¿Jabón? ¿Cómo se supone que vamos a lavar…?

—Gracias, porque sí lo estaba pensando— dijo Jason

—Bueno, pues es que a nadie le gustaría lavarle los pies a otra persona —comentó Percy

—Además de la seria humillación —gruñó Zeus

—Solo va a ser humillación si él deja que lo sea, solo está haciendo un trabajo —señaló Poseidón

Zeus resopló

¡Así!

Escirón hizo girar la pistola que tenía a su izquierda. De repente se convirtió en una botella con pulverizador y un trapo. Se los tiró a Jason.

Jason leyó la etiqueta entornando los ojos.

¿Quieres que te lave los pies con limpiacristales?

— Pues cada quien— dijo Travis

—Para que queden brillosos —dijo Leo

—Que todo lo que toquen sus pies se pueda reflejar —comentó Connor

—A lo mejor es justo lo que necesita, agua y jabón no creo que sea suficiente —señaló Will con una mueca

¡Por supuesto que no! —Escirón frunció el entrecejo—. Pone «limpiador de superficies múltiples». Y está claro que mis pies cuentan como superficies múltiples. Además, es bactericida. Lo necesito. Créeme, el agua no sirve con estos pequeños.

— Técnicamente tiene lógica lo que dijo — señaló Percy

—Bueno, el limpiacristales, será —dijo Leo

—Ni siquiera quiero saber la cantidad de organismos vivos que va a haber ahí —comentó Rachel

—Era como todo un nuevo ecosistema —dijo Jason

—Ay dioses —murmuró Bianca

—Que bueno que nadie de nosotros fue —bromeó Leo

Escirón retorció los dedos de sus pies, y más vaharadas de olor a cafetería para zombis atravesaron flotando los acantilados.

A Jason le entraron arcadas. —Oh, dioses, no…

Escirón se encogió de hombros. —Siempre puedes elegir lo que tengo en la otra mano.

— Fue tan horrible como suena— dijo Jason

—Pero lo de la otra mano no es una buena elección —comentó Piper

—Es que era realmente asqueroso y técnicamente con él no había ninguna otra mano —dijo Jason

—Hazel era la que tenía que crear sus propias opciones —dijo Hermes

Levantó la pistola que tenía a su derecha.

Lo hará —dijo Hazel.

Jason le lanzó una mirada furibunda, pero Hazel salió victoriosa del duelo de miradas.

Está bien —murmuró.

— Pero es que tiene razón— señaló Thalia

—Me habría encantado ver ese duelo de miradas —dijo Piper

—A mí también —coincidió Leo

—Es un poco divertido que Hazel no sabe qué esperar de Jason, pero aun así se mete en un duelo de miradas con él —argumentó Miranda

Hazel se rió un poco —Era un duelo de miradas o un duelo contra un ladrón al que no le íbamos a ganar

—Y con una tortuga también —señaló Percy

—Y una tortuga a la que tampoco le íbamos a ganar —coincidió Hazel

¡Excelente! Bueno… —Escirón se dirigió cojeando al trozo de piedra caliza más cercano, que tenía el tamaño aproximado de un escabel. Se volvió hacia el agua y posó el pie, de tal forma que parecía un explorador que acababa de reclamar un nuevo país—. Contemplaré el horizonte mientras tú me frotas los juanetes. Será mucho más agradable.

Sí —dijo Jason—. Seguro que sí.

— Ya sé qué es lo que no quiero hacer de adulto, pedicurista — dijo Jason

—Pero por lo menos ahí te pagan por ese trabajo —dijo Piper

—Además conozco unos pedicuristas increíbles que ganan una gran cantidad de dracmas —comentó Afrodita

—Si no vale la pena por mi vida, menos por los dracmas —murmuró Jason

Jason se arrodilló delante del bandido en el borde del acantilado, donde era un blanco fácil. Una patada y caería.

Hazel se concentró. Se imaginó que era Escirón, el señor de los bandidos. Estaba mirando a un patético chico rubio que no suponía la más mínima amenaza; otro semidiós vencido a punto de convertirse en su víctima.

— Eso es muy interesante— señaló Hermes

—Asqueroso, pero interesante —asintió Apolo

—Nos estás dando a todos el secreto para usar la Niebla —comentó Leo

—Este tipo de cosas son las que se deberían ver en clases —dijo Travis

—No creo que sea tan buena idea —murmuró Quirón

Visualizó mentalmente lo que pasaría. Invocó la Niebla, haciéndola aparecer de las profundidades de la tierra como hacía con el oro, la plata o los rubíes. Jason lanzó el líquido limpiador. Le empezaron a llorar los ojos. Limpió el dedo gordo del pie de Escirón con el trapo y apartó la cabeza invadido por las arcadas. Hazel apenas podía mirar. Cuando la patada tuvo lugar, estuvo a punto de no verla.

—Oh dioses — murmuró Esperanza

—Por lo menos nada más fue el dedo gordo —dijo Jason con una mueca

—Con eso creo que tuviste suficiente —dijo Thalia

—Más que suficiente —asintió Jason —es alguien con quien jamás quisiera volver a encontrarme

—Tampoco yo —dijo Hazel —fue bastante horrible

—Ninguno de nosotros y no lo conocimos en persona —dijo Leo

Escirón propinó a Jason un golpe en el pecho con el pie. Jason se desplomó hacia atrás por encima del borde, agitando los brazos y gritando al caer. Cuando estaba a punto de aterrizar en el agua, la tortuga se levantó y se lo tragó de un bocado, y acto seguido se hundió debajo de la superficie.

Todos los chicos hicieron una mueca

—Dioses míos. Obviamente Jason está aquí, pero ¿cómo estabas tan segura que era una ilusión? —preguntó Bianca

—Tuve que creer que lo estaba haciendo bien al darle a Escirón lo que quería, aunque fue bastante complicado

Las sirenas de alarma sonaron en el Argo II. Los amigos de Hazel se dirigieron apresuradamente a la cubierta y se apostaron tras las catapultas. Hazel oyó a Piper llorar desde el barco. Era tan perturbador que Hazel estuvo a punto de desconcentrarse.

—Joder —masculló Piper agarrando la mano de Jason

—Es increíble que hayas mantenido la concentración en esas circunstancias —dijo Thalia, su voz tembló un poco y miró a su hermano como si se asegurara que estaba ahí

—Pero si no la mantenía, eso iba a pasar de verdad y esa no era una opción —afirmó Hazel

—Gracias —dijo Jason

Dividió su mente en dos partes: una, concentrada intensamente en su tarea y otra que desempeñaba el papel que Escirón tenía que ver.

Gritó ultrajada.

¿Por qué lo has hecho?

— Eso suena bastante horrible y difícil —dijo Zoé

—Sí lo es —murmuró Hazel —utilizar la Niebla a gran escala es toda una aventura

—Ya nos podemos dar cuenta —murmuró Katie

Oh, querida… —Escirón parecía triste, pero a Hazel le dio la impresión de que ocultaba una sonrisa bajo su pañuelo—. Ha sido un accidente, te lo aseguro.

¡Mis amigos te matarán!

Pueden intentarlo —dijo Escirón—. ¡Pero, mientras tanto, creo que te da tiempo a lavarme el otro pie!

—Primero lo primero— dijo Leo

—Hay que tener prioridades —dijo Chris

—Estaban demasiado claras sus prioridades —masculló Thalia

—Tu amigo no importa mientras me laves los pies —dijo Will rondando los ojos

Créeme, querida: mi tortuga ya está llena. Tú no le interesas. No corres ningún peligro, a menos que te niegues.

Le apuntó a la cabeza con la pistola de chispa.

Ella vaciló y dejó que él viera su sufrimiento. No podía aceptar con excesiva facilidad, o él no creería que estaba vencida.

— No estoy seguro hasta dónde está pasando eso— dijo Travis con preocupación

—Lo de lavarle el dedo sí pasó —dijo Jason

—Aún está traumatizado con eso —asintió Leo

—Todavía tengo pesadillas con ese pie —murmuró Jason

—Pero de ahí en adelante todo es ilusión, es como actuar y tenía que hacerlo bien —dijo Hazel

No me des una patada —dijo, sollozando a medias.

Al bandido le brillaban los ojos. Eso era exactamente lo que esperaba. Ella estaba deshecha e indefensa. Escirón, el hijo de Poseidón, había vuelto a ganar.

A Hazel le costaba creer que ese tipo tuviera el mismo padre que Percy Jackson.

El dios del mar se removió incómodo

—A lo mejor es por eso que todos los hijos de Poseidón tenemos un lado nocivo —murmuró Percy, aunque lo dijo más para sí mismo

—¿Qué? —preguntó Annabeth

—Nada —murmuró Percy

Entonces recordó que Poseidón tenía una personalidad voluble, como el mar. Tal vez sus hijos fueran un reflejo de ese aspecto. Percy era un hijo de la faceta buena de Poseidón: poderoso pero dulce y servicial, la clase de mar que empujaba los barcos sin contratiempos hasta tierras lejanas.

Percy se sonrojó

—Bueno, pero claramente aquí también tiene que ver su madre —dijo Apolo con una mirada coqueta

—Gracias —respondió Sally

—Eso definitivamente sí —dijo Hermes en el mismo tono

—¿Por qué le están coqueteando a mi mamá? —masculló Percy

—Respeten —dijo Poseidón dándoles una mirada de advertencia

Escirón era un hijo de la otra parte de Poseidón: la clase de mar que azotaba implacablemente el litoral hasta que se desmoronaba, o que alejaba a inocentes de la costa y dejaba que se ahogaran, o que estrellaba barcos y mataba tripulaciones enteras sin piedad.

Hazel cogió la botella que Jason acababa de soltar.

Escirón —gruñó—, tus pies son la parte menos repugnante de ti.

— No creo que le importe mucho— dijo Apolo

—Pues creo que un poquito, pero no lo suficiente —dijo Hazel

—Pero al menos decírselo te hizo sentir mejor —dijo Rachel

—Mucho mejor —asintió Hazel

—Es lo importante —dijo Piper

Los ojos verdes de él se endurecieron.

Limítate a limpiar.

Ella se arrodilló, tratando de obviar el olor. Se desplazó a un lado arrastrando los pies, lo que obligó a Escirón a ajustar su postura, pero se imaginó que el mar seguía a su espalda. Mantuvo esa visión en su mente mientras se movía otra vez de lado.

¡Venga! —dijo Escirón.

— Me estoy mareando con esto— admitió Katie

—Ya no quiero aprender a manejar la Niebla —murmuró Zoé

—Es que es más complicado explicarlo, pero cuando estás ahí sabes como va la cosa —comentó Hazel

—¿Pero y si te confundes tú sola? —preguntó Lena

—Entonces todo se va al carajo —dijo Bianca

—Lenguaje —dijo Will

Bianca se sonrojó, algunos le dieron miradas divertidas

—Justamente, no sería bueno que te confundieras o que te desconcentres —dijo Hazel

Hazel reprimió una sonrisa. Había conseguido que Escirón se girase ciento ochenta grados, pero todavía veía el mar delante de él y tenía la ondulada campiña a su espalda.

—Bueno, pues yo sí estoy muy confundida— dijo Miranda

—Pero si giró, ¿entonces dónde está Jason? —preguntó Esperanza

—Ya que técnicamente lo pateó, tuvo que ponerse un poco más lejos —dijo Hazel

Empezó a limpiar.

Hazel había hecho muchas tareas desagradables en su vida. Había limpiado cuadras de unicornios en el Campamento Júpiter. Había llenado y excavado letrinas para la legión. «Esto no es nada», se dijo a sí misma, pero le costó contener las arcadas al mirar los dedos de los pies de Escirón.

— Nos podemos imaginar— dijo Leo con una mueca

—Pero creo que las letrinas eran mucho mejores que eso —dijo Jason

—¿Tú tuviste que limpiar letrinas? —preguntó Clarisse con un dejo de incredulidad

—Bueno, siempre estaba con mi legión —dijo Jason encogiéndose de hombros, no era que tuviera que hacerlo, pero siempre se sentía extraño cuando se iban a los extremos, o por ser hijo de Júpiter tenía que hacer las mejores cosas, pero no las peores. le gustaba ser útil incluso en los peores trabajos

Cuando recibió la patada, salió despedida hacia atrás, pero no llegó muy lejos.

Cayó de culo en la hierba a pocos metros de distancia.

Escirón se la quedó mirando.

Pero…

— Nosotros nos quedamos igual— dijo Rachel

—Todo confundido el muy idiota —dijo Miranda

—Pero nosotros quedamos igual —murmuró Connor

—Sí, pero nosotros no lo vivimos —señaló Miranda

—Ese es un buen punto —asintió Chris

De repente el mundo se alteró. La ilusión se desvaneció y dejó a Escirón totalmente confundido. El mar estaba a su espalda. Solo había conseguido apartar a Hazel del saliente.

Bajó la pistola.

¿Cómo…?

La bolsa o la vida —le dijo Hazel.

— Te queda mejor a ti esa frase— dijo Travis

—Gracias, en otra vida seré ladrona —bromeó Hazel

—Mientras no tengas una tortuga de tu lado, creo que todo está bien —dijo Piper

—No lo sé, suena algo divertido tener una mascota gigante —dijo Hazel

—Lo es —asintió Percy

Jason bajó del cielo en picado, justo por encima de la cabeza de ella, y tiró al bandido por el acantilado de un cabezazo. Escirón gritó al caer y disparó su pistola como loco, pero por una vez no le acertó a nada. Hazel se levantó. Llegó al borde del acantilado a tiempo para ver cómo la tortuga se abalanzaba y atrapaba a Escirón en el aire.

— No entendí pero estuvo increíble— dijo Katie

—Entonces, pateó a Jasón y el voló, pero todo lo demás fue una ilusión hasta lo de los gritos y alarmas en el Argo II, luego fue tu turno de lavarle los pies y ya es cuando se volteó ¿cierto? —dijo Will

—Bastante bien resumido —asintió Hazel

—Gracias

Jason sonrió.

Ha sido increíble, Hazel. En serio… ¿Hazel? Oye, ¿Hazel?

Hazel cayó de rodillas, súbitamente mareada.

— Por supuesto que sí, el uso de magia conlleva mucha energía— dijo Calipso

—Sí, cada vez suena más difícil eso —murmuró Zoé

—Pero sí en realidad quieres hacerlo creo que podrías, solo te alimentamos con jugo y fruta —bromeó Bianca en un susurro —te atraparé cuando caigas

—Nunca nadie me había dicho tan bonito —dijo Zoé riendo

—Es que no sabes elegir con quién te juntas

—Cállate —Zoé le dió un manotazo

—Ustedes dos dejen de coquetear —gritó Apolo y mirando a Bianca agregó —literalmente tu novio está a lado

Nico resopló

—Se pueden tener dos novios —bromeó Bianca

—¡Bianca! —gritaron los hermanos Jackson

—Dioses —murmuró Percy negando con la cabeza

—Y ese es el mejor ejemplo de que es legado de Apolo —murmuró Hermes

Podía oír lejanamente a sus amigos dando vítores desde el barco. Jason se alzaba por encima de ella, pero se movía en cámara lenta, con su silueta borrosa y su voz convertida en interferencias. La escarcha cubrió las rocas y la hierba que había a su alrededor. El tesoro que había invocado se volvió a hundir en la tierra. La Niebla se arremolinó.

— Una escena digna de una película— dijo Leo

—Todo pareció una película —dijo Hazel

—Y de las de terror —comentó Jason

—Pero esa escena aún más, por lo que escucho —comentó Miranda

—Un poco —asintió Hazel

«¿Qué he hecho? —pensó aterrada—. Algo ha ido mal».

No, Hazel —dijo una voz grave detrás de ella—. Lo has hecho bien.

Apenas se atrevía a respirar. Solo había oído esa voz en una ocasión, pero la había evocado miles de veces.

Se volvió y se encontró ante su padre.

Todos miraron al dios sorprendidos. Al dios también le sorprendió un poco que hubiera ido con su hija, aunque tal vez no debería estarlo, por lo que habían leído su hija había aceptado por fin otra parte de ella.

Iba vestido al estilo romano: el cabello moreno cortado al rape y el rostro pálido y angular totalmente afeitado. Su túnica y su toga eran de lana negra bordada con hilo de oro. Rostros de almas atormentadas se movían en la tela. La toga tenía el ribete carmesí de los senadores o los pretores, pero la franja ondeaba como un río de sangre. En el dedo anular de Plutón había un enorme ópalo, como un pedazo de Niebla helada y pulida.

—Eso suena bastante genial —murmuró Bianca

—Por lo menos un hombre de esta familia sabe cómo vestirse bien —comentó Afrodita

—Gracias — dijo Hades

—Oye, todos nos vestimos bien —masculló Poseidón

—Es debatible —dijo la diosa del amor

Su alianza, pensó Hazel. Pero Plutón no se había casado con la madre de Hazel. Los dioses no se casaban con mortales. El anillo debía de ser un símbolo de su matrimonio con Perséfone.

La idea enfureció tanto a Hazel que se recobró del mareo y se levantó.

Hades se removió incómodo, Perséfone sonrió

—Así es como te dejas de sentir mal en dos segundos —comentó Thalia

—Totalmente comprensible —dijo Will

—Tratamiento 100% efectivo —asintió Percy

—Mejor que cualquier tratamiento de la cabaña 7— dijo Connor

—Oye —se quejó Will

¿Qué quiere? —preguntó.

Esperaba que su tono le ofendiera, que le sirviera de escarmiento por todo el dolor que le había causado. Pero en sus labios se dibujó una sonrisa.

Hija mía —dijo—. Estoy impresionado. Te has hecho fuerte.

Hazel se sonrojó

Algunos de los chicos querían hacer algo como "awwww" o hacerle burla a Hazel, porque era muy raro que un padre divino dijera algo así, pero a pesar de todo la mayoría aún estaban enojados con sus padres divinos. Entonces todavía no se sentía muy bien hacerlo

«No ha sido gracias a ti», quería decir ella. No quería recrearse en lo más mínimo en su cumplido, pero todavía le escocían los ojos.

Creía que los dioses importantes estaban incapacitados —logró decir—. Que sus personalidades griegas y romanas estaban enfrentadas.

—Pero hay pequeños lapsos de cordura— dijo Apolo

—Ah, ya nos estamos dando cuenta —murmuró Katie

Por supuesto que aunque estuviera enojada con su padre (antes y ahora) no iba a negar que se sintió complacida por el cumplido de su padre, era un sentimiento increíble saber que su padre estaba orgulloso

Así es —convino Plutón—. Pero me has invocado con tanta intensidad que me has permitido aparecer…, aunque solo sea por un momento.

Yo no le he invocado.

Sin embargo, al mismo tiempo que lo decía, supo que no era cierto. Por primera vez, había aceptado voluntariamente su linaje como hija de Plutón. Había intentado entender los poderes de su padre y aprovecharlos al máximo.

— Lo que estabas pensando cuando invocaste el tesoro— dijo Bianca

—Sí, eso parece —dijo Hazel

—Aceptaste una parte que todavía no habías aceptado y con ellos también lograste invocarme —comentó Hades

—Lo entiendo —murmuró Hazel

Cuando vengas a mi casa en Epiro —dijo Plutón—, debes estar preparada. Los muertos no te recibirán con los brazos abiertos. Y la hechicera Pasífae…

¿Pasiflora? —preguntó Hazel. Entonces cayó en la cuenta de que debía de tratarse de un nombre de mujer.

—Eso es otra cosa —dijo Apolo

—¿Por qué me suena conocido ese nombre?— preguntó Katie

—Porque Percy ya peleó contra su hijo —señaló Perséfone

—Y Sally fue la primera en decir su nombre —comentó Hermes

Los chicos hicieron memoria

—Oh joder, pero espero que su hijo no esté —dijo Katie

—No sabía que ella era una hechicera —murmuró Sally

No se dejará engañar tan fácilmente como Escirón —los ojos de Plutón brillaban como piedra volcánica—. Has tenido éxito en tu primera prueba, pero Pasífae quiere reconstruir sus dominios, una empresa que pondrá en peligro a todos los semidioses. A menos que tú la detengas en la Casa de Hades…

—Genial —dijo Bianca

—Pero sin presiones —dijo Rachel

—No me sentía para nada presionada —murmuró Hazel

—Para nada— dijo Leo

—Pero es contra una hechicera, definitivamente va a ser peor —comentó Miranda

—Eres la alegría de la huerta —señaló Connor

La figura de Plutón parpadeó. Por un instante apareció con barba, túnica griega y una corona de laurel dorado en el cabello. Unas manos esqueléticas salieron de la tierra alrededor de sus pies.

El dios apretó los dientes y frunció el entrecejo.

Su forma romana se estabilizó. Las manos esqueléticas desaparecieron en la tierra.

—No me encantan las manos esqueléticas que salen de la tierra — dijo Leo

—¿Por qué?—preguntó Nico mientras hacía que manos esqueléticas salieran de la tierra

Leo soltó un grito poco digno

—Yo creo que por eso no le gustan —señaló Will

—Yo también mi creo —dijo Leo

No tenemos mucho tiempo —parecía un hombre que acababa de enfermar violentamente—. Ten presente que las Puertas de la Muerte son el nivel inferior del Necromanteion. Debes hacer que Pasífae vea lo que quiere ver. Estás en lo cierto. Ese es el secreto de toda magia. Pero no te será fácil cuando estés en su laberinto.

¿A qué se refiere? ¿Qué laberinto?

—Eso no suena nada bien —murmuró Sammy

—El laberinto estuvo genial— asintió Leo — experiencia que espero que no se vuelva a repetir

—¿Es un laberinto como el de Dédalo?— preguntó Chris con cierta aprehensión

Clarisse lo tomó de la mano

—No era exactamente igual, pero sí estaba hecho con magia — dijo Hazel

Ya lo entenderás —prometió él—. Y otra cosa, Hazel Levesque… no me creerás, pero estoy orgulloso de tu fuerza. A veces… a veces la única forma de cuidar de mis hijos es mantener la distancia.

Hades hizo una mueca, siempre había odiado esa regla de tenerse que mantener alejado de sus hijos, había odiado la primera vez que no había intervenido para salvar a Hazel, noble gustaba mantenerse al margen, pero necesitaba proteger a sus hijos y esa era la única manera que conocía.

Hazel reprimió un insulto. Plutón era otro padre divino gandul que sólo ofrecía malas disculpas. Pero el corazón le latió con fuerza cuando repitió mentalmente sus palabras: «Estoy orgulloso de tu fuerza».

—No te avergüences —dijo Frank en voz baja —todos lo hemos hecho

—Ninguno de nosotros te va a juzgar por eso —dijo Jason

Todos los chicos negaron con la cabeza, pues en algún momento todos habían tenido el deseo de saber que sus padres estaban orgullosos de ellos

Ve con tus amigos —dijo Plutón—. Estarán preocupados. El viaje a Epiro todavía reviste muchos peligros.

Espere —dijo Hazel. Plutón arqueó una ceja.

Cuando coincidí con Tánatos, ya sabe, la Muerte —dijo ella—, me dijo que yo no estaba en la lista de espíritus rebeldes a los que debía capturar.

—No lo podías dejar así ¿Verdad? —preguntó Hades

—No —murmuró Hazel

—A veces debemos dejar las explicaciones de lado —señaló Perséfone

—Pero también se entiende por qué quería saber —comentó Artemisa

—Definitivamente necesitaba entenderlo mejor —dijo Deméter

Dijo que tal vez se debiese a que usted guardaba la distancia. Que si me reconociera, tendría que llevarme otra vez al inframundo.

Plutón aguardó.

¿Cuál es tu pregunta?

Usted está aquí. ¿Por qué no me lleva al inframundo? ¿Por qué no me devuelve al mundo de los muertos?

—¡Hazel!— dijo Frank

—Ay Hazel, también tú —dijo Will

—Lo siento, pero era una pregunta legítima —comentó Hazel

—Pero ¿por qué buscarle cinco pies al gato? —preguntó Hermes

—Bueno, pero es que tiene razón, Tánatos le dijo que por eso no la reconoció ¿y ahora está ahí? —señaló Apolo

—Daba algo en lo que pensar —murmuró Hazel

La figura de Plutón empezó a desvanecerse. Sonrió, pero Hazel no sabía si estaba triste o contento.

Tal vez eso no sea lo que yo quiera ver, Hazel. Tal vez nunca haya estado aquí.

Un pequeño coro de "oh" se escuchó alrededor de la Sala de Trono. Zeus le dio una mirada llena de frustración a Hades, pues estaba rompiendo las reglas.

Hazel pensó que su padre no estaba poniendo fácil el seguir enojada con él.

Después de un incómodo silencio, Apolo agregó —¿Les parece si tomamos un descanso?

Los chicos asintieron de acuerdo, pues era como si todos intuyeran que los capítulos tranquilos habían acabado.

La mayoría de los chicos había terminado en la sala de juegos, que todavía era su refugio, se suponía que tendrían tiempo para hablar con sus padres en sus términos, pero los dioses no eran conocidos por su paciencia.

Así que algunos de los dioses acorralaron a sus hijos para aclarar las cosas.