Capítulo 3x04: "Comportamiento perturbador."

Pensión Salvatore

Al día siguiente cuando Elizabeth bajó a la sala, se encontró con Damon quien tenía un vaso de whiskey en su mano. "¿Bebiendo tan temprano?" preguntó cruzando los brazos, provocando que se volteara. Pudo ver sorpresa en sus ojos cuando vió que había bajado en pijama.

"Me ayuda a despejar mi mente, a aclarar mis pensamientos." dijo Damon recostandose del respaldo del sofa. "¿Qué quieres?"

"¿Qué vas a hacer hoy?" preguntó Elizabeth en su lugar mientras se acercaba para sentarse a su lado. "¿Qué clase de actividad sobrenatural marcaste en el calendario para hoy?"

Damon frunció el ceño con diversión. "¿Quién dijo que sería algo sobrenatural?"

"¿En serio lo preguntas?" Elizabeth levantó sus cejas con ironía.

"Hay un evento, en la casa de los Lockwood." comenzó Damon rodando los ojos. "Alguna clase de feria de comidas... De cualquier manera, es solo una excusa para solicitar una reunión de consejo... Una farsa."

"Eso explica porque debes ir." susurró Elizabeth con un asentimiento.

"Si, y tú vienes conmigo." Damon simplificó ganándose una mirada incrédula de su parte. "Lo quieras o no... ¿Puedes imaginar a Damon Salvatore, asistiendo solo a una reunión pública?"

"Hablas como si fueras alguien importante." replicó Elizabeth entornando los ojos.

"Eso es porque lo soy." dijo él con una sonrisa autosuficiente aflorando en sus labios. "Además seria la oportunidad perfecta para darte a conocer por completo... ¿No es lo que querías? ¿Tener una vida social en Mystic Falls?"

"Claro que si, pero no se si ahora sea buena idea." dijo Elizabeth dudando.

"Si te preocupa Klaus, no tienes porque." dijo Damon adivinando su duda. "Está bien lejos de aquí, creando híbridos y muy feliz de la vida... No creo que tenga tiempo ahora de acordarse de perseguirte."

Mordiéndose el labio con inseguridad, Elizabeth respiró hondo. "Creo que tienes razón."

"Exacto." espetó Damon con una sonrisa. "Siempre tengo razón."

"Eres un estúpido egocéntrico." dijo Elizabeth rodando los ojos... Ambos duraron en silencio unos segundos, hasta que ella volvió a hablar. "Lo siento." se sorprendió de escuchar su pensamiento en voz alta. Lo había estado pensando, no se suponía que lo dijera.

"¿Por qué?" preguntó Damon mirándola atentamente.

"Por dejarte sólo con el problema de Stefan." aclaró Elizabeth bajando la mirada, pero cuando volvió a levantarla, los ojos de Damon continuaron observándola. "Ustedes me ayudaron y yo simplemente les di la espalda."

"¿Por qué te fuiste?" preguntó Damon luego de un largo silencio.

"Tuve miedo." afirmó Elizabeth, aunque no era del todo verdad era suficiente explicación para la persona a su lado. "Huí como una cobarde... Lo siento."

"Descuida." dijo Damon con una sonrisa. "No hay rencor."

"Gracias." Elizabeth sonrió aliviada. "De verdad pensé que me correrías al momento de verme."

"Creeme que lo pensé." aseguró Damon bromeando de nuevo.

"Ya lo creo." dijo Elizabeth sonriendo.

"Sabes esto podría ser el comienzo de una amistad, ¿no crees?" dijo Damon luego de otro minuto de silencio.

Elizabeth lo miró frunciendo el ceño como si estuviera loco. "No te adelantes tanto... Aún no me caes bien."

"Podemos trabajar en eso." replicó Damon enseguida sonriendo cuando ella rodó los ojos. "Oh vamos, sera divertido... Será una tregua de nuestro odio mutuo, para trabajar en caernos bien. Seremos como un equipo."

"Bueno-" Elizabeth comenzó pero él la interrumpió.

"Hecho." dijo Damon levantándose.

"Oye no dije que si." replicó Elizabeth levantándose también y cruzándose de brazos.

"Tampoco dijiste que no." dijo Damon copiandole el gesto de cruzar los brazos. "Ahora dejemos de pelear, tenemos mucho por hacer."

"No se porque presiento que me arrepentiré de esto." susurró Elizabeth cerrando los ojos antes de mirarlo de nuevo. "Bien, ¿cuál es el cronograma?"

"Primero que nada, debemos ir a casa de Elena." dijo Damon. "Tenemos que ponernos al día con lo que averiguamos del viaje a la aventura en Chicago."

"Correcto." Elizabeth afirmó. "Hay algo que tengo que contarte, pero ya lo hablaremos allá."

Damon asintió antes de entornar los ojos. "Luego yo iré con la Sheriff a resolver un problema con su ex marido gay."

"¿El papá de Caroline?" preguntó Elizabeth extrañada. "¿Está en el pueblo?"

"¡Oh, cierto!" Damon se dió una cachetada él mismo. "No te dije nada."

"¿Nada de que?" preguntó Elizabeth.

"Bill Forbes, la estaba torturando." Damon simplificó.

"¿Qué?" exclamó Elizabeth, horrorizada. "¿A su propia hija? Pobre Caroline, esa chica lo único que hace es sufrir... Pero, ¿cómo?"

"Por lo que me dijo Liz, la tenía encadenada... La celda tenia verbena en la ventilación, para mantenerla débil durante todo la tortura." explicó Damon encogiéndose de hombros. "La provocó con bolsas de sangre, la expuso a la luz solar sin el anillo."

"¿Caroline está bien?" preguntó Elizabeth preocupada.

"Si... Liz pudo salvarla con ayuda de Tyler y ahora quiere que le borre la memoria al tipo... Yo insisto en que sería más sencillo matarlo, pero-" Damon se cortó cuando Elizabeth lo miró con reproche. "Como seguía diciéndote... Yo iré con Liz, mientras tú te quedarás con Elena y nos reuniremos en la fiesta de los Lockwood."

"Está bien." asintió Elizabeth pensativa. "Entonces... ¿será demasiado formal?"

"Es una feria, Elizabeth." dijo Damon rodando sus ojos.

"Si claro, he visitado muchas ferias durante mis siglos de vida Damon." replicó Elizabeth en tono sarcástico.

Damon rodó los ojos de nuevo. "Solo, ponte algo bonito y presentable."

"¿Bonito no significa que vestiré como una monja o una princesita cierto?" Ella preguntó frunciendo el ceño.

"¿Solo ponte algo sí?" Damon le pidió con fastidio.

"Esta bien." dijo Elizabeth molesta dandose la vuelta hacia las escaleras. "Pero si me pongo un traje de payaso no te quejes." a medida que iba subiendo solo escuchó la risa de Damon después de su comentario.

Entrando en la habitación sacó de su armario un vestido corto y fofo, con estampado de rayas azules y blancas, a juego con unas zapatillas del mismo azul del vestido, todo hacia juego a la perfección, con el collar de Lapis Lazuli que descansaba en su pecho. Su cabello lo arregló rizando únicamente las puntas, después de maquillarse un poco se miró en el espejo y no pudo evitar verse diferente. Era la primera vez que se dedicaba a arreglarse detenidamente. Sin prisa.

No era por las ropas, ni el cabello, era ella. La manera en que respiraba, la manera en que sus ojos y su cuerpo se movían, ella estaba diferente. Y sabía a la perfección, a qué se debía aquel cambio. Aunque sabía que era por corto tiempo, se sentía libre y llena de vida.


Residencia Gilbert

"No te esperaba tan temprano." dijo Elena mientras abría la puerta de la morada de los Gilbert... Sus ojos se abrieron cuando vió a Elizabeth junto a Damon. "¿Elizabeth?"

"Elena." Elizabeth saludó asintiendo solamente.

"No sabia que habias regresado." dijo Elena antes de recordar que no los había invitado a pasar. "Bueno, pasen."

Elizabeth entró siguiendo a Damon que automáticamente se dirigió a la cocina.

"Bueno a lo que vinimos." Damon urgió antes de mirar a Elena, mientras se apoyaba sobre el mesón. "Tú comienzas... ¿Qué paso con Stefan?"

"Básicamente, me gritó a la cara que no quería volver a casa y cuando intente inyectarle la verbena, me la quitó y la arrojó." dijo Elena con pesar. "Estaba fuera de sí."

"Tengo el nada agradable placer de presentarte a Stefan el Destripador." soltó Damon. "Así que, ¿no quiere que lo ayudemos? ¿No quiere volver? Bien, lo dejamos."

"¿Qué?" preguntó Elena antes de mirar a Elizabeth.

Elizabeth se encogió de hombros. "La idea de Damon me desagrada tanto como a ti pero, quizás tenga razón... Quiero decir, si lo hiciéramos volver, ¿cómo actuaria? ¿Cómo podemos nosotros ayudarlo a encaminarse?"

"Tú eres su mejor amiga, Elizabeth." Elena ladeó la cabeza con confusión.

"¿Y eso que repercute?" Elizabeth la miró, desesperanzada. "No soy Lexi, Elena... No sé como hacia ella para ayudarlo... Yo no sé."

Entonces se hizo un silencio, durante el cual, Elena miró a Damon y a Elizabeth, enfurruñada.

"Mira." Elizabeth rompió el silencio. "No quiero ser pesimista ni nada pero, quizás recuperar a Stefan no sea tan sencillo como lo habíamos imaginado, y mucho menos con Klaus murmurándole cosas en el oído."

"Si ustedes creen que es lo correcto bien." dijo Elena encogiéndose de hombros.

"¿Qué?" Elizabeth la miró, extrañada.

"¿Qué quieren que diga?" preguntó Elena, mientras se ponía en movimiento sacando unas cosas de la nevera. "No puedo pasar el resto de mi vida buscando a alguien que no quiere ser encontrado, ¿cierto?"

"Oh, no." Damon interrumpió. "¿Así que nos sentaremos a esperar que estés sola para derrumbarte y ahogarte en tu mar de lágrimas?"

"No voy a..."

"Sí, claro." Damon interrumpió sin dejarla terminar. "Encarguémonos de no dejarla sola mucho tiempo."

"Damon, ya te..."

"¡Shhh! Es mi turno." Damon la calló otra vez. "Como ya hemos comprobado con nuestros propios ojos, Klaus está tratando de crear más híbridos pero no puede... Eso se debe a que tú estás viva. Así que ahora más que nunca, debemos esconder tu existencia de Klaus, e ir tras Stefan sería la manera más estúpida de exponerte. Así que ya saben también la razón por la cual debemos dejar que Stefan encuentre su yo pacifico por sí solo."

"¿A que te refieres con "Eso se debe a que tú estás viva"?" preguntó Elena con el ceño fruncido, citando a la perfección sus palabras.

"¿No es lo bastante obvio?" Elizabeth intervino. "Eres la doppelganger... Eras, digamos que, la parte más importante del sacrificio. Tu muerte finalizaría el ritual. Pero no estás muerta, así que obviamente eso debe haber alterado el resultado; lo que genera que Klaus no pueda crear híbridos... ¿O me equivoco?"

"Tenemos las mismas teorías." Damon simplificó mirando a Elena de nuevo. "Así que solo tenemos que mantenerte lo suficientemente alejada de Klaus, como para que no se enteré de que sigues viva."

"Damon, lo haces sonar tan sencillo..." dijo Elizabeth, haciendo énfasis en la penúltima palabra.

"Porque lo es." Damon la miró desconcertado.

"Es de Klaus de quien hablamos." Elizabeth lo miró incrédula. "Si crees que va a ser tan simple entonces eres estúpido."

"Tú fe es inspiradora, en serio." replicó Damon con los ojos abiertos como platos y una sonrisa. "Gracias."

"¡Tengo fe! ¡En lo que no tengo nada de fe, es en Klaus quedándose tranquilo y sin averiguar el porqué no puede crear híbridos!" dijo Elizabeth. "Sabes quién es, y si no, yo sí. No va a detenerse hasta encontrar el porqué su plan no está funcionando, y créeme si te digo que si se lo propone, no tardará en descubrirlo."

"¡Entonces nos encargaremos de no dejar cabos sueltos!" exclamó Damon, tras quedarse pensativo.

"¡Damon!" dijo Elizabeth estresada por su negación. "Nunca cortaras los cabos suficientes para que Klaus no consiga lo que quiere."

"¡Elizabeth deja de...!" Damon comenzó pero entonces, Elena lo interrumpió.

"No, Damon... Tú deja de pretender que todo estará bien... Elizabeth tiene razón." con eso miró a la híbrida. "Tenemos experiencia con Klaus, si no consigue lo que quiere hara que llueva sangre."

"Entonces que haga una tormenta. Klaus no se enterará de que estas viva y punto; ya resolveremos como. Fin de la conversación." se impuso, Damon dejando claro que no quería seguir hablando del tema. Luego miró a Elizabeth. "Tu turno, cuéntanos tu historia."

"¿Qué historia?" Elizabeth preguntó confusa.

"Me dijiste que tenías algo que decir, pero que esperarías hasta que estuviéramos con Elena." Damon la miró con el ceño fruncido. "Así que adelante, toma el micrófono, el foco está sobre ti."

Al principio Elizabeth no tenía idea de que hablaba, pero entonces recordó lo que había averiguado, a medias, en Chicago mientras seguia a Stefan. "Hay una gran posibilidad de que sea falso, pero al parecer Stefan y Klaus ya se conocían."

"¿Qué?" Elena preguntó abriendo los ojos.

"¡¿Qué dijiste?!" casi gritó Damon.

"Aparentemente, Klaus y Stefan ya se conocían mucho antes de todo este problema." aclaró Elizabeth cruzando los brazos.

"No puede ser." Damon interrumpió. "Stefan no conocía a Klaus, es imposible... Él habría dicho-"

"No si Klaus borró su memoria." interrumpió Elizabeth. "Lo cual, por lo poco que oí; fue lo que sucedió... Y aparentemente ellos eran algo como amigos."

"¿Estas bromeando verdad?" preguntó Damon, mientras su boca formaba una línea recta y fruncida.

"Desearía." Elizabeth cerró los ojos obligandose a revivir aquel momento, la noche anterior en el bar y las palabras de Stefan sonaron con claridad en su mente. "«Klaus estaba a punto de contarme una historia sobre como yo solía ser su acompañamiento, su amigo. Ya conocía a Klaus desde antes, pero él borró mi memoria; por lo cual no recuerdo nada»" dijo ella citando las palabras de Stefan a la perfección. "Eso es exactamente lo que él dijo."

"¿Entonces básicamente estás diciendo que Klaus y Stefan eran amigos, pero Klaus borró la memoria de Stefan?" preguntó Elena con el rostro fruncido y una mueca costandole digerir la información.

"Algo así." Elizabeth asintió incómoda.

"¿Eso fue todo lo que oíste?" preguntó Damon con el ceño fruncido.

"Si."

"¿Así que hay una gran probabilidad de que eso sea mentira de Klaus?" Damon replicó.

"No." Elizabeth negó. "Esta claro como el agua, ellos ya se conocían... Dijiste que Stefan habitó en Chicago durante la década de los veinte, cuando era un Destripador." su mente comenzó a trabajar a toda velocidad; haciendo conexiones. "Y cuando Klaus se llevó a Stefan dijo que necesitaba de sus servicios porque-"

"Ya los había visto en práctica." finalizó Damon por ella, mientras el odio afloraba en su rostro.

"Exacto." asintió Elizabeth temblorosa. "Y si Klaus conocía la ubicación del apartamento de Stefan, y sabia de los nombres en la pared-" se quedó callada, sorprendida por el hallazgo que acabában de hacer.

"Eso significa que eran amigos o algo parecido." dijo Elena mientras pasaba sus manos desesperadamente por su cabello. "¿Qué hacemos ahora? ¿Cómo nos afecta esto?"

"No lo sé." contestó Elizabeth con genuina frustración. "¿Qué dices?" le preguntó a Damon que respiraba entrecortadamente luciendo increíblemente enfadado.

"Yo digo que esto apesta." dijo haciendo un gesto dando a entender que no le importaba. "Fueron amigos antes, lo son otra vez; eso no cambia nada para nosotros. Así que no me importa en lo más mínimo. De cualquier manera, Stefan ya no está de nuestro lado, así que no sé ni porque nos preocupamos. Hayan sido amigos o no en este momento, ahora mismo, somos nosotros contra ellos... Punto final."

"Esta vez Damon tiene razón." dijo Elena encogiéndose de hombros. "¿Para nosotros es lo mismo, no?"

Elizabeth se removió incomoda cuando Elena la miró. "Lo que sea que ustedes digan, solo creí que lo correcto era decírselos. Eso es todo."

Entonces se hizo un silencio en el que nadie dijo nada, y las miradas iban de aquí a allá. En medio del incómodo silencio, Elena suspiró antes de comenzar a preparar algunas cosas en la cocina. Damon y Elizabeth compartieron una mirada y enseguida comenzaron a ayudarla.

"¿Qué estamos preparando?" preguntó Elizabeth mientras le arrebataba a Elena unos frascos que parecían a punto de caérseles.

"Chile." contestó Elena sonriente.

"¿Chile?" preguntó Damon burlonamente, con el ceño fruncido. "¿Estás bromeando o pretendes matar a las personas con eso?"

"Cállate." se rió Elena antes de voltearse hacia Elizabeth. "Elizabeth la escuela está por comenzar, ¿asistirás?"

"¿Qué te hace pensar que necesito ir a la escuela?" preguntó Elizabeth con una mueca de desagrado.

"No lo sé, creí que ya sabes, ahora que piensas quedarte, deberías actuar como chica de secundaria." dijo Elena dijo encogiéndose de hombros.

"Diablos, no." exclamó Elizabeth. "No iré a la escuela, ni lo pienses... ¡Que aburrido!"

"Pero..."

"No iré, Elena. Sé que la gente puede desconfiar, pero no gracias." Elizabeth negó. "Me da estrés la secundaria, además claro que nunca he estado en una."

"Esta bien." Elena asintió riendose. "Pero, deberías estar estudiando; no quedándote en un pueblo sin hacer nada."

"Ya he pensado en todo." dijo Elizabeth encogiéndose mientras su mente viajaba a toda velocidad.

"¡Oh, Dios!" Damon no pudo evitar reirse. "Esto va a estar bueno."

"Puedo decir que vengo del extranjero." Elizabeth continuó ignorandolo. "E inventar que tomo clases privadas."

"Eres increíble." dijo Elena, entre risas. "Ganaste."

"Gracias." Elizabeth asintió. Entonces se concentraron en preparar el chile. Cocinar no era realmente lo de ella, así que prácticamente lo único que había hecho, era cortar los ingredientes, preparar la cocina y ese tipo de cosas.

"Aun no sé porque quieres llevar chile a la Feria de Comidas." comentó Damon, mientras aderezaba la carne. "Todo el mundo lleva chile."

Justo entonces la puerta de la casa se abrió, dándole paso a Alaric. "Buenos días." saludó mientras se acercaba a la cocina, mirandolos con el ceño fruncido.

"Hola, Ric." saludó Damon, tras meter el dedo en la salsa y después metérselo a la boca.

"¿Qué tal?" saludó Alaric, antes de mirar a Elizabeth y sonreír. "Elizabeth, es bueno ver que regresaste."

"Gracias, Dr. Saltzman." Elizabeth asintió con una sonrisa.

"Alaric, ¿a que hora quieres ir a la fiesta de los Lockwood?" preguntó Elena. "Iremos juntos, tu, Elizabeth y yo... Aunque pensamos que para mezclar a Elizabeth digas que es una sobrina lejana tuya... Por su apariencia adolescente queda bien."

"¿Decir que es alguien de mi familia?" preguntó Alaric confundido.

"Bueno, me entero de eso ahora." dijo Elizabeth lanzándole una mirada molesta a Elena. "Pero, es una idea para mezclarme con la gente y no estarme escondiendo todo el tiempo. Así no estaré a la vista de Klaus."

"¿Así que pretenderemos que eres una Saltzman?" Alaric frunció el ceño. "¿Y cuál es la historia?" entonces brevemente y con la intervención de todos,lo pusieron al día con la historia inventada de Elizabeth su sobrina "Bien ahora falta poner a todos al tanto."

"Yo pondré a Carol al día." intervino Damon.

"Supongo que es un hecho." Elena finalizó.

"Fantástico." Elizabeth sonrió. "¿Dónde está Bonnie, por cierto?"

"Se ha ido durante el verano." explicó Elena.

"¿Jeremy irá a la Feria?" preguntó Alaric, tras unos segundos en silencio sin notar como Elizabeth se tensó un poco al recordar a su ex-novio.

"Luego de que termine su turno en el Grill. Esta por irse." contestó Elena, mientras vertía la mezcla en una olla, la colocaba en la cocina y encendía la misma. "Pero no podremos esperarlo o el chile estará frio para entonces."

"Como si eso hiciera alguna diferencia." soltó Damon.

"Esas fiestas de los Fundadores no son lo mío." dijo Alaric excusándose.

"Vamos." Damon lo animó. "Van a haber otras nueves personas que llevaran chile."

"Es una receta familiar antigua, ¿bien?" dijo Elena, fastidiada.

"¡Si, lo sé!" exclamó Damon. "Conocía a tus antepasados que hacían un chile malísimo."

Elena soltó una risotada dandole un codazo a Damon, mientras ambos rieron.

Ante éso el interior de Elizabeth ardió con rabia y frustración... Cuando miró hacia Alaric, éste los miraba con molestia.

"¿Por qué estás aquí, exactamente Damon?" preguntó Alaric con voz de piedra.

"Que te lo diga ella." Damon señaló a Elena.

"Creen que voy a derrumbarme." dijo Elena rodando los ojos. "No me voy a derrumbar. Simplemente seguiré haciendo chile, pretendiendo que no pasé el verano entero buscando a alguien que no quería ser encontrado."

"Está en negación." observó Damon entornando los ojos.

"No estoy en negación." dijo Elena entre dientes.

"¿No?" preguntó Damon antes de tomar el collar que descansaba en el cuello de Elena observandolo. "Sigues llevando este collar... ¿No es el recordatorio de tu irrompible lazo con Stefan?"

Cuando ambos se miraron a los ojos, Elizabeth se limitó a apartar la vista, tan rápido como le fue posible... Se había asustado consigo misma, cuando las ganas de arrancarle la garganta a Elena de un tirón, se expandieron por su cuerpo. Su rostro vampiro apareció y sus músculos se tensaron, obligándola a ocultar su rostro... De pronto, no podía oler la sangre de Alaric ni la de Jeremy, probablemente acostado arriba en su habitación; pues el olor de la de Elena acaparaba su atención. Era como si todo su cuerpo lo ansiara. Su sangre deslizándose por su garganta, calmando la sed y ardor, recorriendo su organismo. Pero algo la había asustado aun más, el deseo de escuchar su voz, rogándole a gritos que no la matará... Con un pequeño gemido adolorido se obligó a detener esos pensamientos, mientras respiraba profundo, intentando calmarse. Unos segundos después, cuando consiguió interrumpir la transformación de su rostro y en sus oídos dejó de resonar los gritos piadosos de Elena; llegó el dolor. Dolía. Dolía cada vez que Damon se acercaba a ella, cada vez que la miraba, cada vez que la rozaba. Dolía el saber que amaba a alguien más. Y era un dolor asesino, perturbador, que la roía desde adentro. Cuando se enderezó consiguiendo voltearse, el único que había reparado en ella había sido Alaric, quien la miraba con gran preocupación.

Sin haberse dado cuenta de nada Elena se encontró colocando la salsa a hervir.

"Deberíamos irnos, Damon." dijo Alaric desviando su mirada preocupada de Elizabeth hacia Damon. "Si vas a resolver lo de Bill Forbes, deberías hacerlo antes de la Feria."

"Si, vamos." asintió Damon, sin siquiera poner reparos. Ambos se pusieron en marcha, mientras Alaric volteó hacia la híbrida. "Mantén el control, ¿de acuerdo?" susurró sólo para que ella lo escuchara... Apenas si la conocía, pero no la veía como una asesina a sueldo. "Nos vemos luego."

Bajando la mirada, Elizabeth sólo asintió, sintiendo su vergüenza amentar al darse cuenta que todo el tiempo él la había estado observando en su ataque de pánico vampirico.

Alaric fue el primero en salir seguido más atras de Damon cerrando la puerta a sus espaldas; así dejándo a Elizabeth y Elena solas en la cocina.

Elizabeth miró a Elena, que de espaldas a ella lavaba un tazón en el fregadero. Esta se volteó y antes de continuar con sus quehaceres, le dedicó una sonrisa cálida; la cual como le fue posible a Elizabeth se la devolvió; mientras le rogaba al cielo, que aquellos instintos asesinos no volvieran a aparecer. No ahora que estában solas; que en caso de que no pudiera controlarse, no habría nadie para detenerla.


No había pasado mucho tiempo desde que Damon y Alaric se habían ido, cuando el timbre sonó.

"Esa debe ser Caroline." dijo Elena, cuando se dispuso a atender el llamado.

Elizabeth se levantó observando a Elena desde lejos, pues desde aquel arranque de furia, temía acercársele demasiado. Cuando esta abrió la puerta, efectivamente, era Caroline; quien traía en sus manos un gran tazón. La rubia traía puesto un vestido blanco, con detalles en fucsia a juego con un cinturón, una chaqueta y unas zapatillas del mismo color.

"Vengo cargada de regalos." Caroline sonrió.

"Por favor, dime que no es chile." gimió Elena, con una sonrisa.

Elizabeth miró con atención a la puerta, mientras Caroline entraba, pues algo no cuadraba. Podía oír tres corazones humanos latiendo en diferentes frecuencias... El de Jeremy, el de Elena ¿y?

"¡Bonnie!" Elena soltó un grito, cuando la morena, vestida con pantalones y una camisilla blanca con un chaleco; apareció frente a la puerta.

"¡He vuelto!" chilló la diminuta morena, mientras entraba y abría sus brazos todo lo que podía. Automáticamente se fundieron en un abrazo. Cuando se separaron, Bonnie miró a Caroline, quien acababa de cerrar la puerta, y a Elena por instantes. "Me voy del pueblo por un verano y todo se va al demonio para ustedes dos."

"Hola, pequeña bruja." Elizabeth saludó a Bonnie, cuando entraron a la cocina. "Caroline."

"Elizabeth." saludó Caroline acercándose a Elizabeth con una sonrisa para abrazarla. Esta se tensó confundida por la alegria de la rubia.

"¡Hola, Whitmore!" rió Bonnie cuando Caroline se apartó de Elizabeth, quien no pudo evitar sorprenderse también cuando Bonnie la abrazó. Correspondió al abrazo, pero sintió algo extraño, sus brazos alrededor de su cuello le habían producido un anormal cosquilleo.

Bonnie al mismo tiempo se alejó mirándola con los ojos abiertos como platos, un tanto asustada y sorprendida. "¿Estás bien?"

"Sí, estoy perfectamente bien." Elizabeth le contestó, sintiendo un agradable mareo.

"No." dijo Bonnie en un susurró. "Estas mintiendo puedo sentirlo."

"No, no puedes sentirlo... Te estás metiendo en mi mente" Elizabeth dedujo. "Y necesitas detenerte ahora." con eso se concentró en bloquearle la entrada a su mente, hasta que segundos después la bruja soltó una exclamación ahogada alejándose un poco de ella.

"Odio, oscuridad; hay algo que te está molestando muchísimo." exclamó Bonnie mirándola con preocupación.

Elizabeth ahora sabía a que se debía toda esa pequeña detección bruja. Estaba al límite y sus emociones estaban aumentadas. Su rabia y furia, estaban a flor de piel y por supuesto Bonnie, siendo parte de la entidad sobrenatural más perceptiva de todas, lo había sentido al tocarla. Ella podía sentir, que en aquel momento era un peligro. Quizás había sido capaz de sentir lo que ella.

"Déjame ayudarte." pidió Bonnie con ojos vidriosos.

"¿Bonnie?" la llamó Elena que acababa de volverse, mientras su amiga parecía haberse petrificado frente a la híbrida con sus ojos vacíos mirando a su interior. "¡Bonnie!"

"¿Qué?" Bonnie se volteó entonces, con voz calmada y serena, tras dar un respingo.

"¿Qué están haci...?" pero Elena se vió interrumpida por Jeremy, que acababa de entrar en la estancia.

"¿Elizabeth?" murmuró él con incredulidad, antes de sonreír levemente.

"Hola de nuevo." dijo Elizabeth un poco titubeante de cuál sería el recibimiento de su parte por como habían terminado las cosas dos meses atrás.

Jeremy se quedó solamente observandola en silencio, antes de acortar el espacio entre los dos y rodeándola con los brazos alzarla en alto en un fuerte abrazo. "Si volviste... no puedo creer que volviste."

Sonriendo aún sorprendida por aquel recibimiento, Elizabeth le correspondió al abrazo sintiéndose más tranquila ahora que sabía que las cosas no estaban mal entre los dos.

Jeremy aún con Elizabeth aferrada en sus brazos, abrió los ojos encontrandose con la expresión entristecida de Bonnie.

"Estaba dirigiéndome al trabajo." comentó Jeremy, una vez se hubieron separado.

"Bueno, deberías irte o podrían despedirte." se preocupó Elizabeth. "Ve, no te detengas por mí... Te veré en la feria de los Lockwood y te prometo que hablaremos."

"Bien, entonces las veré luego." dicho ésto, Jeremy se fue por donde había llegado, y tras cerrar la puerta de la entrada a sus espaldas, abandonó la casa.

"Entonces..." dijo Bonnie mientras tras dedicarle una mirada significativa a Elizabeth, le sonrió a todas. "¿En que estábamos?"

"Estabas a punto de contarnos como habías pasado tus vacaciones." inventó Caroline, en el último instante.

"Oh, cierto." dijo Bonnie sentándose en el banco situado del otro lado del mesón. "Fueron inhumanamente aburridas."

"¿Por qué dices eso?" preguntó Elena, mientras sacaba un tazón de uno de los compartimientos inferiores.

"¿En serio estas preguntando eso?" preguntó Bonnie, como si la pregunta la ofendiera. "Pasé el verano con la familia de mi papá."

"Lo sé pero, ¿cuál es el problema con eso?" Elena la miró confundida.

"El problema con la parte normal de la familia de mi padre, es que son hechos para un verano realmente aburrido." dijo Bonnie haciendo una pequeña mueca.

"Después de los últimos días..." intervino Caroline, que se acercaba a la cocina apagandola. "Mataría por una familia normal.

"Te ayudo con eso." dijo Elena velozmente, tomando una cuchara de madera, mientras Caroline volcaba la olla sobre el tazón.

"¿Desde cuando sabes cocinar?" preguntó Caroline en un tono juzgón, mientras el delicioso aroma del chile, se expandió por la estancia.

"Elizabeth y Damon ayudaron un poco." dijo Elena con una sonrisa.

"¿Ahora Damon te ayuda a cocinar?" Bonnie frunció el ceño, mientras Caroline le daba a Elena una mirada inquisitiva.

"Ustedes dos dejen de juzgar." dijo Elena, molesta. "Solo trata de ser un buen... ¡Ahh!" gritó soltando la cuchara, al mismo tiempo que abría los ojos como platos.

"¡Ahh!" chilló Caroline también, mientras bajaba la olla colocandola sobre la mesa, para cubrir su boca con sus manos con rostro afligido, mirando a Elena, con la disculpa escrita en los ojos. "¿Te salpiqué?"

"No, no." Elena negó con la cabeza antes de sujetar rapidamente su collar. "Mi collar, me quemó."

Elizabeth frunció el ceño dandose cuenta de que Bonnie hacia lo mismo, mientras que Caroline tenía una mirada inoportuna en el rostro.

"Tal vez es una señal de que no deberías usarlo." dijo Caroline mientras se encogía de hombros.

"Caroline." se quejó Bonnie mirandola a manera de reproche.

"¿Qué? Solo digo." Caroline se encogió de hombros. "Si vas a estar "cocinando" sin Stefan."

Bonnie volvió a mirar a Caroline abriendo los ojos como platos, acto seguido las miradas de las tres se posaron en Elizabeth, mientras ella incómoda, se removió clavando los ojos en la quemadura en el cuello de Elena, pero enseguida supo que era una mala idea. Entonces una idea increíblemente loca e improbable, cruzó su mente. "No creo que sea por eso, Caroline... Aunque quizás." rápidamente se abalanzó sobre Elena, pero cuando estuvo a punto de tomar su rostro en sus manos, salió despedida hacia atrás por una fuerza sobrenatural... Cuando se levantó, Bonnie estaba de pie y tenía una mano estirada en su dirección. "¡¿Qué demonios te pasa?!" gritó ofendida.

"Creí que ibas a..." tartamudeó Bonnie apenada; mientras Caroline y Elena observaban la escena con los ojos abiertos como platos.

"¡No, Bonnie! No iba a lo que sea que pensaste." Elizabeth protestó. "No se que clase de porquería sientes o ves, pero te diré que puedes sentir que tengo autocontrol... Ahora, si haces eso o cualquier otra cosa, otra vez no me haré responsable de mi reacción."

De haber sido otras las circunstancias, Bonnie habría hinchado el pecho con orgullo y hubiera optado por una actitud de "no te tengo miedo"; como la primera vez que se habían conocido; pero sabía que había fallado. Había fallado al creer que Elizabeth atacaría a Elena, así que se limitó a asentir como niña regañada.

Rodando los ojos, Elizabeth se levantó del suelo con los hombros erguidos y la mandíbula tensa, acercándose a Elena. Tomó su rostro entre sus manos, colocando su rostro hacia la luz, poniendo toda su atención en sus pupilas. "¿Has bebido sangre de vampiro recientemente?"

"No." contestó Elena asustada. "La última vez que tuve sangre de vampiro en mi sistema, fue el día del sacrificio."

"¿Por qué estas preguntando eso?" preguntó Caroline, comprendiendo de que se estaba asegurando.

"Me aseguro de que no sea un vampiro y nadie lo haya notado." Elizabeth contestó sin rodeos.

"Eso es estúpido." Elena rió. "Yo sabría si soy un vampiro."

"¿Lo sabrías?" Elizabeth preguntó mirándola mientras ladeaba la cabeza. Elena la miró y por un segundo se vió aterrada. "No te preocupes, eres humana."

"Déjame verlo." dijo Bonnie, sentándose de nuevo.

Elena se quitó el collar sosteniendolo mientras este colgaba frente a las narices de Bonnie. La bruja lo miró como si intentará entrar en el corazón de aquel objeto de metal y cuando alzó su mano para tocarlo, el collar echó chispas. Bonnie, retiró su mano, aterrada por la descarga eléctrica que acababa de recibir; Elena, también asustada dejó caer el collar.

Las cuatro al mismo tiempo, levantaron las cabezas mirandose entre ellas.

"¿Acaso eso acaba de pasar?" preguntó Caroline.

"El collar soltó chispas, si." asintió Elena, anonadada.

"Eso fue magia." Elizabeth afirmó observando el collar descansar inmóvil sobre la baldosa.

"Si, lo fue." confirmó Bonnie. "Pero, ¿de quién? ¿Por qué? ¿Cómo?"

"No lo sé, Bonnie. Tú eres bruja." dijo Elizabeth tomando el collar para colocarselo en su mano. "Averígualo."

"Tu también eres bruja." replicto Bonnie frunciendo el ceño.

"Si pero desde que eres tan perceptiva... Te toca averiguarlo tu sola." dijo Elizabeth a manera de reproche por su previa actitud.

"¡Elizabeth!" se quejó Caroline.

"¿Qué?" Elizabeth la miró desentendida.

"No necesitamos otro Damon, con uno es suficiente, ¿si?" pidió Caroline.

"No estoy siendo Damon, estoy siendo honesta." aclaró Elizabeth, pero la rubia la miró afligida. "Está bien... Pero es cierto, soy bruja, pero Bonnie tocó el collar, ella recibió la descarga, ¡ella tiene que hacer un hechizo que la ayude a identificar que clase de magia afectó el collar!"

"¡Oh Dios!" Bonnie exclamó. "Tienes razón."

"¡Ahí esta!" Elizabeth asintió. "¿Ven? Las brujas tenemos la respuesta a todo. Aprendan eso."

"Bien, entonces. ¿Nos vamos?" preguntó Bonnie, mientras tomaba su bolso y se levantaba.

"¿A dónde?" preguntó Elena con el ceño fruncido.

"A buscar mi grimorio." contestó Bonnie como si no fuera bastante obvio. "Necesito saber que acaba de pasar cuanto antes."

"Estoy de acuerdo." dijo Elizabeth.

"Tendrás que ir sóla." contestó Elena con una mueca, encogiéndose de hombros. "Aún debemos esperar a Alaric."

"Y llevar el chile." agregó Caroline, quien acababa de colocarle la tapa al tazón cargado de chile.

"Bien, ¿qué hay de ti Elizabeth? ¿Me acompañarías?" Bonnie redirigio su pregunta a la híbrida. "Podrías ayudarme a averiguar cual hechizo usar."

"Claro." Elizabeth asintió resignada. "Nos vemos en la feria entonces."

"No, no, espera." Elena la detuvo, sujetándola por el brazo. "¿Qué paso con llegar juntos y pretender ser de la familia de Alaric?"

"Elena, ¿recuerdas cual era el propósito de crear esta nueva identidad?" preguntó Elizabeth. "Libertad. Acompañaré a Bonnie y nos encontraremos en la feria."

"Bien." aceptó Elena. "Nos vemos luego entonces."

Bonnie y Elizabeth salieron de la casa, se montaron en el auto y en completo y absoluto silencio, se dirigieron a la que suponía, era la casa de Bonnie. Bonnie aparcó frente a una bonita casa, muy similar a las otras residencias de Mystic Falls. "Llegamos."

"Bien." dijo Elizabeth antes de mirarla. "¿Así que no dirás nada?"

"¿A que te refieres?" preguntó Bonnie.

"Haz hecho magia anteriormente sin necesidad del grimorio... No necesitas que te ayude a buscar un hechizo... No soy estúpida, Bonnie." Elizabeth la miró, con una sonrisa torcida en los labios. "Soy demasiado inteligente, como para caer en esos truquitos baratos; creí que ya lo sabías."

"Ok, bien." Bonnie asintió volteandose hacia la híbrida mientras desabrochaba su cinturón de seguridad. "Quería que habláramos."

"¿Sobre?"

"Sobre lo que sentí cuando te toqué." contestó Bonnie instantáneamente.

"Bonnie no hay nada que hablar." dijo Elizabeth evasivamente.

"Vi a Elena desangrándose cuando te toqué... Y tú estabas tan molesta, como fuera de ti misma." explicó Bonnie mientras se estremecía al recordar las sensaciones. "Sentí tu dolor, tu pena... Y tengo que decir que nunca había experimentado tal grado de tristeza y rabia."

"Bonnie, no se suponía que vieras nada de eso; deberías tener algo de respeto." dijo Elizabeth molesta.

"Esa es la cuestión." Bonnie comenzó a explicar. "Ahora que tengo tanto poder, suelo usar el mismo para intentar evadir las imágenes y solo sentir... ¿Comprendes? Sentir pero no ver. La imágenes suelen ser perturbadoras cuando son demasiado personales, he llegado a ver parejas, ya sabes, haciéndolo, sin siquiera quererlo. Así que me cierro a las imágenes y me abro a los sentimientos. Si accidentalmente toco a alguien, puedo saber si está feliz, triste, enojado, si va a hacer algo malo, o si es un ser sobrenatural."

"Bonnie, lo entiendo. Eres súper poderosa, y es asombroso, en serio. Me alegro por ti... Pero, ¿a dónde quieres llegar con esto?" Elizabeth le preguntó.

"Usualmente, las personas no van por la calle deseando que otros puedan ver lo que piensan o sienten, lo cual me facilita evitar las imágenes." comenzó Bonnie. "Pero, cuando te toqué obtuve un montón de imágenes en secuencia... Tú mirando a un Damon enfermo con Elena, tu huyendo de la casa de huespedes, tú llorando en la noche en la cama de un hotel, Damon y Elena en una pradera o un estanque y al final Elena desangrándose en el suelo mientras tu observabas con tu boca y tus manos cubiertas en su sangre-"

"¡Bonnie, detente!" interrumpió Elizabeth con un nudo en la garganta. Estaba temblando. Tenía escalofríos por todo el cuerpo. Tenía miedo. La mayoría de las escenas que Bonnie acababa de describir, solo ella las conocía. "No sé que intentas hacer, pero te prohíbo que vuelvas a entrar en mi cabeza." ordenó con lágrimas a punto de rodar por sus mejillas. "Yo también soy poderosa con la magia, así que no me tientes."

"¡Yo no entré en tu cabeza!" Bonnie chilló. "¿No lo entiendes? ¡Necesitabas hacerle saber a alguien como te sentías, estabas rogando por comprensión! ¡Ansiabas tanto hacerle saber a alguien cuan mal te sentías, que yo lo recibí! ¡Tú alma, tu espíritu, están rogando por libertad, Elizabeth! ¡Eres prisionera de ti misma y eso te está consumiendo! ¡Y lo sabes, sí, lo sabes intentas ignorarlo, pero no puedes del todo!"

"No quiero seguir hablando." dijo Elizabeth secándose las lágrimas antes de mirar por la ventanilla.

"Quiero ayudarte." dijo Bonnie en voz baja.

"¡¿Por qué?!" Elizabeth preguntó molesta. "¡Soy un vampiro también! ¡Deberías odiarme, Bonnie!"

"Pero no lo hago... Eres buena... ¿Y quieres saber cómo lo sé?" Bonnie preguntó aún con la híbrida dandole la espalda. "Porque sólo una buena persona puede sentir todas las cosas horribles que sientes y seguir arreglándoselas para ayudar a los demás y brindarles una sonrisa en todo momento." con riesgo colocó una mano sobre el hombro de Elizabeth. "Lo que vi fue malo, sí; pero lo que sentí fue peor que horrible... Fue sólo por un segundo, y no puedo imaginar lo que se siente tener que levantarse cada día con esa sensación y seguir adelante."

"Apuesto a que tampoco sabes cómo se siente tener que escucharte hablar en este momento." Elizabeth refunfuñó.

"Déjame ayudarte." Bonnie susurró. "Quizás pueda, purificarte o limpiar tu alma, alivianar tu pena; cualquier cosa podría ayudarte."

"Bonnie, no quiero ser grosera ni nada por el estilo; pero no necesito tu lástima." Elizabeth se volteó viendola.

"No es lástima." aclaró Bonnie con una sonrisa. "Intento ser tu amiga... ¿Me dejarías ser tu amiga, al menos?"

"¿Quieres ser mi amiga?" Elizabeth le preguntó ganandose un asentimiento de Bonnie. "Por favor, busca el grimorio para que podamos averiguar que le pasa al collar de Elena... Eso es lo que necesito en estos momentos." Bonnie susurró unas palabras en aquel idioma que le era familiar y de pronto se escuchó un golpe en el asiento trasero. Se volteó encontrandose con el grimorio reposando sobre el terciopelo del asiento del auto. "Impresionante."

"Si no quieres hablar, está bien; lo entiendo... Debe ser difícil." dijo Bonnie con seriedad. "Pero recuerda que no estás sola y no lo digo por mí. Tienes muchas personas que se preocupan por ti y que te quieren. No le des la espalda a eso, ¿sí?"

Elizabeth miró a Bonnie y en sus ojos pudo encontrar un respaldo, una amistad. "Gracias, Bonnie." susurró, con un hilo de voz. "Por todo."

"De nada." asintió Bonnie tras devolverle una sonrisa y colocarse nuevamente el cinturón... Así arrancó el auto, y transcurrieron el camino en total silencio.

Durante todo el camino Elizabeth había estado pensando en las palabras de Bonnie. ¿Acaso había estado tan desesperada por encontrar a alguien que la comprendiera que había sido capaz de incluso mostrarle imágenes de la noche de perros que había pasado en los hoteles, cuando pensaba en Damon? Aparentemente, si. Bonnie tenía razón en muchas cosas, pero también había algo en lo que no había estado totalmente de acuerdo. No intentaba negar lo que sentía, en lo absoluto. Ella era una luchadora, quien se había visto afectada por diversas situaciones que poco a poco se habían encargado de llevarla a donde hoy se encontraba, y lo único que intentaba, día a día, desde hacía más de novecientos años, era impedirse a si misma sucumbir, ante la gran oscuridad que en fases, había llegado a su vida, y que hoy por hoy, parecía pelear más que nunca para quedarse.


Mansión Lockwood

La mansión de los Lockwood se encontraba atestada de personas; lo cual para Elizabeth seguía siendo un tanto intimidante, pues no iba a un lugar con tantas personas en Mystic Falls, desde 1854, por supuesto que era intimidante, incluso para un híbrido.

Y el hecho de que todas y cada una de las personas con las que se cruzaba mientras caminaba con Bonnie, la miraban como si fuera un fenómeno de circo, no ayudaba ni siquiera un poco.

Bonnie y Elizabeth habían vagamente intercambiado alguna palabra desde que habían emprendido el camino. De hecho, había pasado todo el viaje intentando contenerse y preparándose mentalmente para la situación que ahora vivía, obviamente, había sido una pérdida de tiempo. El hecho de tener varios ojos, vigilando todos y cada uno de los movimientos que hacía, incluyendo los de Bonnie, la hacía sentir bajo presión y estresada; como si ya no se sintiera lo suficientemente mal.

De pronto en el medio de aquella presión, no pudo evitar soltar una carcajada, cuando la pequeña Bonnie, de puntillas, intentó mirar por encima de la gente en busca de Caroline y Elena.

"¡No te rías!" exclamó Bonnie, pero inclusive ella se reía.

"Están por allá, Bonnie." dijo Elizabeth entre risas, mientras señalaba unos bancos, situados sobre una pequeña colina, bastante apartados de la fiesta.

"¿Dónde?" Bonnie preguntó.

"Sígueme." dijo Elizabeth mientras Bonnie resoplaba riendo. "O perderemos toda la tarde mientras intentas observarlas."

"Ja, Ja... Que graciosa." dijo Bonnie con voz monótona, mientras comenzaba a caminar detrás de ella.

Ambas rieron y en silencio, caminaron hacia el lugar en donde se encontraban Caroline y Elena. Una vez hubieron llegado, Bonnie se sentó al lado de Caroline y Elizabeth se sento al lado de Bonnie; mientras ésta sacaba el grimorio de su bolso.

"¿Qué les tomó tanto tiempo?" preguntó Caroline, con una mueca.

"Nos distrajimos hablando." contestó Bonnie, cortándola en seco. "Pero, lo importante es que tengo el grimorio y creo haber visto un hechizo de identificación que podría ayudarme a averiguar que clase de magia afectó el collar." extendió la mano en dirección a Elena, y esta inmediatamente colocó el collar en sus manos. "Tardará un poco así que ustedes dos." dijo refiriéndose a Elizabeth y a Caroline. "Avisen si alguien se acerca demasiado, ¿bien?"

"Seguro... Ahora concéntrate en el hechizo." dijo Elizabeth con una sonrisa apremiante.

"¿Es extraño, cierto?" le preguntó Elena a Elizabeth.

"Si, un poco." dijo ella encogiéndose de hombros. "No estoy acostumbrada a acaparar miradas. Siempre estuve huyendo y jamás pude hacer vida social." mirando alrededor buscó a alguien en especial. "¿Dónde está Damon? ¿Ya llegó?"

"Si, debe estar por ahí." contestó Elena.

"Entonces, ¿no estás como intercambiando Salvatores, o si?" preguntó Elizabeth ganándose una mirada de Elena.

"¿Discúlpame?" preguntó Elena.

"Solo digo que no quiero que reflejes tu perdida de Stefan en Damon." continuó Elizabeth sin detenerse. "No es bueno que juegues con los sentimientos de nadie."

"¿Qué?" murmuró Elena enojada.

"Caroline..." llamó Bonnie.

"Concéntrate." dijo Caroline señalando el collar que Bonnie tenia sobre las piernas... Entonces volteo a ver a Elizabeth y a Elena a intervalos. "Como su amiga, que se preocupa por ustedes en serio, ¿qué pasa entre ustedes tres?"

Elizabeth negó con la cabeza mientras se arreglaba el vestido. "Iré a ver donde están los demás." entonces tras darle una mala mirada a Caroline, y ni siquiera esforzarse por ver a Elena, le dijo a Bonnie. "Avísame si necesitas mi ayuda." sin decir más se alejó dando pisotones, colina abajo. Apostaría tres de sus dedos, a que en todo el mundo no existía alguien más indiscreto, inoportuno e impertinente que Caroline; y no estaba bromeando. De todos los millones de temas que podrían haber discutido, Caroline escogió el menos indicado el que la estaba haciendo perder la cabeza. La única cosa de la cual no deseaba hablar, esa era la que ella había traído a exhibición. Había conseguido sacudirse a Bonnie, convencerla de que la dejará en paz, porque ella era calmada y comprensiva, pero, ¿Caroline? No tenía la paciencia ni las ganas, para intentar lidiar con ella en aquel momento; al menos, no sin pensar que arrancarle el corazón era la mejor solución.

Estaba tan enfadada, que comenzó a ver a todas las personas alrededor como pequeños roedores cuyo único propósito de vida, era servir de alimento a las serpientes y ella era la serpiente más cercana.

Sacudiendo la cabeza siguió caminando sin saber hacia donde se dirigía, hasta que se vió obligada a detenerse, en donde un hermoso lago, se extendía frente a ella. Agua. Eso la ayudaría. Se concentró en la relajante agua, y en los gráciles y pulcros movimientos, que la brisa fresca y purificante, la obligó a efectuar. Despacio, sin prisa, acoplándose a la perfección. Era simplemente hermoso.

Y los sonidos, los hermosos sonidos de la naturaleza. El crujir de las ramas de los árboles, el susurrar de las hojas cuando chocaban unas con otras, el cantar de los pájaros escondidos en donde las miradas indiscretas no fueran capaces de alcanzarlos. Era como un pequeño pedazo de cielo. Cerró los ojos, mientras respiró colocando toda su energía en su sentido auditivo. Unos minutos después, estuvo tan relajada, que unas imágenes acudieron a su mente.

Estaba de pie frente a un lago, y llevaba puesto un vestido antiguo, vaporoso y de color lila, bastante sencillo pero espectacular, que realzaba la forma de su cuerpo; y el cabello lo llevaba en una larga trenza, sobre su hombro. Pero no era el lago de los Lockwood; era millares de veces más hermoso. Estaba rodeada de cientos de rosales, y un poco más allá había montañas y bosques, como en los cuentos de hadas. Esa era una de las razones por las cuales amaba el poder de la imaginación. No pudo evitar sonreir al sentir que la paz la envolvía... Excepto hasta que una voz detras de ella la sacó de su imaginación.

"Sonríe." susurró la voz de Damon. "O la gente dirá que la chica Saltzman es una antipática."

Elizabeth abrió los ojos antes de voltearse para mirarlo. "Tal vez lo sea." respondió en tono seco.

"¿Qué te pasa?" preguntó Damon al verla molesta.

"Nada." respondió Elizabeth de nuevo con sequedad.

"Está bien." Damon hizo una pausa, pero sin dejar la decisión de hacerla hablar. "Ahora con honestidad, ¿dime qué tienes?"

"No lo sé." Elizabeth desvió la mirada. "Creo que estoy molesta."

"Si, eso es obvio." Damon bufó con diversión. "Todo el que te haya visto caminar como alma que lleva el diablo hasta aquí, pudo notarlo."

"Es sólo que no ha sido fácil mezclarme con la gente es todo." Elizabeth se excusó.

"Si." afirmó Damon antes de entrecerrar los ojos. "Y estas mintiendo, otra vez. Sé que la estas pasando difícil, pero eso no es lo que te estoy preguntando... ¿Qué hizo que vinieras aquí, con el ceño fruncido y los brazos cruzados sobre el pecho?"

"¡Está bien!" exclamó Elizabeth, exasperada. "Fue algo que Caroline dijo."

Damon frunció el ceño. "¿Y estas dejando que algo que Caroline, la porrista rubia dijera, te afecte?"

"Tienes razon." Elizabeth sacudió la cabeza con un suspiro. "No tiene importancia."

En ese momento alguien llamó a Damon. "¿Damon?"

Elizabeth vió a la madre de Caroline asomandose desde detrás de un matorral, para después acercarse incómodamente.

"¿Si, Liz?" preguntó Damon mientras se volvía.

"Lo siento, si interrumpo pero..."

"No se preocupe Señora Forbes, estabamos hablando de cosas sin importancia." dijo Elizabeth adelantandose con su mano extendida. "Soy Elizabeth Saltzman, para lo que me necesite... Pero creo que ya nos vimos antes y Damon debe haberle hablado de mí."

La Sheriff sonrió, mientras tomaba la mano de la jóven sacudiendola en un amistoso saludo. "Claro que sí, aquella vez en la pequeña celebración... Damon me dijo que eres sobrina de Alaric, aunque no creí que él tuviera hermanos."

"Tú sabes toda la historia, Liz, así que dime. ¿Para que me buscabas?" preguntó Damon mientras se acercaba.

"Carol acaba de llamar al consejo para la reunión." Liz le informó.

"Estaré ahí en un minuto." asintió Damon.

"No te tardes." Liz le recordó antes de mirar a Elizabeth. "Un placer conocerte." entonces se dió media vuelta desapareciendo por donde había llegado.

Con un suspiro Damon se volteó hacia la híbrida. "Esta será la reunión más inútil de todas, puedo sentirlo." bufó molesto mientras caminaban de regreso.

"Pero tienes que ir, ¿recuerdas cuando dijiste que eras importante?" bromeó Elizabeth ganándose que una sonrisa de su parte. "Tienes que cumplir tu trabajo."

"Cierto." Damon asintió. "Entonces, ¿salgo de la reunión, te busco y nos vamos?"

"¿Qué hay de los otros?" preguntó Elizabeth.

"Elena y Jeremy van con Ric. Caroline y Bonnie, tienen sus autos." aclaró Damon cuando se detuvieron frente a la gran mansión. "Solo somos tú y yo."

"Bueno, entonces trataré de quedarme cerca." Elizabeth asintió. "Ahora ve... Mientras más rápido termines, mas rápido podremos irnos."

"Te veo después, amiga." Damon sonrió antes de entrar en la mansión.

Con un resoplido Elizabeth se alejó lentamente comenzando a caminar por los terrenos de la mansión. Los alrededores habían cambiado drásticamente desde 1861, a pesar de que la estructura seguía siendo la misma.

Unas horas después, ya comenzaba a anochecer; y mientras esperaba a Damon, no había encontrado nada mejor que hacer, que socializar con las diversas personas que se acercaban a preguntar su nombre. Cuando la noche había caído en su totalidad, vió a Alaric y a Elena salir de la casa, así que sin esperar se dirigió hacia ellos.

"Por favor dime que llegó la hora de irnos." decía Alaric, que parecía no disfrutar nada de aquella fiesta.

"Pasa de la hora." le contestó Elena, mientras bajaban unas escaleras. "¿Dónde están Damon y Elizabeth?"

"Yo estoy aquí y Damon esta con el consejo." intervino Elizabeth una vez se encontró al lado de Alaric.

"La reunión del consejo terminó hace minutos." informó Alaric, mientras caminában en dirección a los autos.

Justo entonces, como si alguien hubiera agitado una varita y lo hubiera hecho aparecer, Damon salió casi corriendo de la casa. "¡Esperen, esperen! ¡Houston!" llamó dirigiendose a Alaric. "Tenemos un problema."

"¿Dónde estabas?" Elizabeth le preguntó.

"Lidiando con Bill Forbes." dijo Damon ganándose que lo miraran con el ceño fruncido. "Aparentemente es inmune a la compulsión."

"¿Cómo?" preguntó Elizabeth tras bufar incrédulamente.

"No tengo idea... Amenazó con exponerme. Y no me hagas hablar de la ironía de eso." Damon le dijo a Alaric, quien lo miraba de reojo.

"¿Qué quiere?" preguntó Alaric.

"Controlar el consejo." Damon contestó. "Dice que está comprometido."

"¡Lo está!" exclamó Alaric molesto.

"Quiere poner verbena en el suministro de agua de la ciudad." dijo Damon, como si fuera la tontería más grande del mundo.

"Quizás no sea una mala idea." dijo Elena ganándose una mirada incredula de Elizabeth. "Me refiero a que te ayudaría a mantenerte controlado, ahora que Stefan no está para..."

"¡¿Para qué?!" interrumpió Damon, molesto. "¿Para mantenerme al margen? ¿Para hacer que me comporte? Yo no necesito eso." hizo una pausa antes de negar con la cabeza. "Debí haberlo matado esta mañana."

"Es el papá de Caroline, Damon." dijo Elena, horrorizada.

"¿Y?"

"¿Y? Es el padre de tu amiga, Damon." Elizabeth contrarresto mirándolo a manera de reproche.

"Si y cuando lo mate, tendrá un padre menos como cualquiera de nosotros tres." Damon intentó avanzar hacia la casa pero Alaric lo detuvo poniendo una mano en su pecho.

"¡Oh, vamos, Damon!" se quejó Alaric.

"Haz estado acabando con mi espontaneidad repetidamente, Ric. Hazte a un lado." la amenaza no pudo estar más presente en la voz de Damon.

"Si no lo creo." terció Ric.

Entonces una sonrisa fugaz cruzó el rostro de Damon, tras mirar la mano de Ric en su pecho y el anillo de inmortalidad en este. Inmediatamente Elizabeth supo lo que pensaba hacer. "Damon no-"

"Tu funeral temporal." dijo Damon rompiéndole el cuello a Alaric dejándolo caer al suelo muerto.

"¡Damon, no!" gritó Elena, mientras se agachaba y tomaba la cabeza de Alaric en sus manos. "¿Qué pasa contigo?"

Damon la miró unos segundos antes de comenzar a caminar en dirección a la casa.

"Eso era innecesario, Damon." dijo Elizabeth intentando calmarlo, mientras caminaba a su paso.

"Si, lo era."

"¡No vas a matar al padre de Caroline!" exclamó Elizabeth deteniendolo, justo frente a la entrada.

"Intenta detenerme." dijo él zafandose de su agarre para cruzar el umbral.

Elizabeth intentó entrar para seguirlo, pero no pudo. Había una pared invisible que no se lo permitía porque no había sido invitada a pasar.

"No me tomará más de un minuto." Damon sonrió antes de alejarse, caminando con una elegancia y presencia que Elizabeth conocía a la perfección... Claramente estaba a punto de hacer algo estúpido.


Elizabeth estaba frustrada, no entendía porque no podia pasar. Carol la habia invitado aquella vez. Seguro habian cambiado la escritura de la casa dejando a alguien más como dueño. Mirando alrededor halo del brazo a un chico que iba pasando a su lado... Enseguida lo miró a los ojos. "Tú, corre y busca a la Señora Lockwood... Dile que es una emergencia." dijo utilizando la compulsión, el chico automáticamente corrió hacia el interior de la casa desapareciendo.

Las piernas de Elizabeth estaban temblando por el desespero. No podía dejar que Damon matará a Bill Forbes; no podía dejar que le hiciera ese daño a Caroline ni a él mismo. Con un suspiro corrió de regreso al lugar donde se encontraba Elena con Alaric, aún intentando despertarlo. "¡Elena esta muerto! ¿bien?" dijo, exasperada por su estado de negación. "No despertará ahora por mucho que se lo pidas." cuando la humana la miró dolida, simplemente le dió la espalda y llamó a unos chicos con los que había hablado hacia un rato. Éstos rápidamente se acercaron con una sonrisa de oreja a oreja, probablemente pensando que los invitaría a salir o algo. 'Que ilusos.' "Ayúdenla a llevarlo al auto, luego desaparezcan y olviden todo." susurró usando la compulsión una vez más.

"¿Qué estás haciendo?" Elena miró a la híbrida con el ceño fruncido, mientras los chicos levantaban el cuerpo inerte de Alaric y lo alzaban sobre sus hombros.

"Te estoy ayudando." Elizabeth le contestó a secas. "Ahora, llama a Caroline y ponla al día."

Elena con manos temblorosas sacó su teléfono de la cartera. "Pero, ¿por qué tú no detienes a Damon?"

"Esto no es conmigo, Elena. Si hay alguien que tiene que detener a Damon esa es Caroline." Elizabeth se dió la vuelta al ver a la señora Lockwood en la entrada de la mansión... Miró a Elena brevemente. "Asegúrate de que dejen al Dr. Saltzman en el auto y de avisarle a Caroline... Yo veré que puedo hacer por aquí." en menos de un minuto llegó al lugar en donde se encontraba la señora Lockwood y el chico al que había hipnotizado. "¡Señora Lockwood!"

"¿Elizabeth?" Carol sonrió al ver la que creía era la sobrina de Alaric.

"Necesito que me invite a entrar." dijo Elizabeth, sin rodeos. "Es una emergencia, por favor."

"¿Quién? ¡Oh!" Carol asintió entonces, como si acabara de recordar algo. "¿Por qué quieres entrar en mi casa? ¿Qué pasa?"

"Señora Lockwood, no puedo explicárselo ahora mismo, no hay tiempo." Elizabeth gimió mientras se debatía en el umbral de la puerta. "Necesito que me invite."

"No lo sé." dijo Carol mientras negaba la cabeza confundida.

"¡Soy amiga de su hijo Tyler!" chilló Elizabeth, mientras miraba desesperada al interior de la casa en busca de una señal de Caroline o Damon. "Lo ayudé una vez... Puede confiar en mí, por favor se lo suplico... Es la vida de alguien la que está en peligro si no me deja entrar. Por favor."

La señora Lockwood pareció luchar internamente consigo misma, como si no supiera que hacer. "Ok, bien. Puedes entrar."

"Gracias." dijo Elizabeth una vez que estuvo dentro de la casa... Rápidamente y sin perder el tiempo, tomó al chico del brazo y usando la compulsión una vez más lo miró a los ojos. "Olvida esto." el chico asintió y acto seguido ella se dispuso a caminar cuando la señora Lockwood hizo ademán de seguirla. "No, no, no... No puede venir conmigo."

"¿Me pides urgentemente que te deje entrar en mi casa porque la vida de alguien corre peligro y pretendes que me quede de brazos cruzados?" Carol preguntó, un tanto histérica.

"Si." Elizabeth asintió haciendo un mohín. Entonces la agarró del brazo, llevandola hasta las escaleras principales.

"¿Qué estás haciendo?" preguntó Carol, intentando mantener la compostura, frente a las pocas personas que se encontraban alrededor.

"¡Buenas noches a todos!" gritó Elizabeth atrayendo la atención de todos en el patio. La señora Lockwood automáticamente se irguió sonriendo. "La Alcaldesa Lockwood, está aquí para contestar algunas preguntas que tengan sobre los servicios públicos de nuestro hogar, Mystic Falls. Así que adelante, aclaren sus ideas y desde la alcaldía se hará todo lo posible para resolver los problemas que los puedan estar afectando."

La señora Lockwood, incómoda, no le quedo más que asentir y sonreír, mientras la gente en pequeños grupos comenzó a acercársele.

"Lo lamento." susurró Elizabeth mientras lentamente se alejaba. "Pero sé que es la única manera de que no me persiga."

"¿Por qué estás haciendo esto?" inquirió Carol en un susurró, mientras intentaba no perder la sonrisa.

"Estoy protegiendo su vida." Elizabeth respondió antes de darse la vuelta entrando a la gran mansion a velocidad humana. Se detuvo en el comedor antes de cerrar los ojos concentrándose en encontrar la voz de Damon, lo que no le tomó demasiado tiempo localizarla.

"...casi olvido lo bien que sabe la sangre cuando esta fresca."

"¿Qué vas a hacer? ¿Matar a todo el que descubra tu secreto?" preguntó el que debía ser Bill, cuando Elizabeth se dirigió al estudio de donde provenían las voces.

"No, no voy a matarte Bill. Solo voy a encontrar placer en pequeños y perfectos momentos como este."

Justo cuando Elizabeth entró en el estudio, Damon mordió el cuello de Bill Forbes, quien se encontraba arrodillado y débil en el suelo, y comenzó a succionar. Cuando se percató de su presencia se detuvo mirándola de arriba abajo. "¿Quién te invitó a entrar?" preguntó molesto.

"Me las arreglé." aclaró Elizabeth encogiéndose de hombros. "Siempre lo hago."

"¿Ahora que? ¿Intentarás detenerme y terminaremos peleando?" preguntó Damon con una sonrisa torcida; al tiempo que Bill se volteaba hacia Elizabeth con rostro confundido.

"No, para nada... adelante, continua... Solo vine a recrearme." dijo Elizabeth pero Damon la miró con desconfianza. "¡Vamos, muérdelo, mátalo! ¡Diviértete!" lo animó. En respuesta, Damon sonrió volviendo a morder al hombre. "Pero ten cuidado." Damon miró a Elizabeth de reojo, sin separar sus labios de la sangrante herida. "Porque te van a patear el trasero en tres, dos, uno-"

Justo entonces Caroline entró corriendo a velocidad vampírica en la estancia y agresivamente arrojó a Damon hacia el lado opuesto de la habitación, estrellándolo contra la pared; luego se abalanzó sobre él lanzandolo contra una ventana, provocando que ésta se hiciera añicos... Después rápidamente corrió hacia su padre ayudandolo a levantarse. "¡Papi! ¿Estás bien?"

"Estoy bien." contestó Bill, pero mareado.

"Es una gran herida que necesita sangre." observó Elizabeth ganándose la atención de Caroline. "Tu sangre, ahora."

Automáticamente Caroline llevó la muñeca a su boca mordiendola, enseguida unas pequeñas gotas de sangre brotaron de su piel. "Bebe." entonces acercó su muñeca a la boca de su padre. "Te sanará."

"Dije que estoy bien." negó el hombre, volviendo el rostro, para alejar la sangre de él.

"Madura." se quejó Caroline, obligando a su padre a beber su sangre, al mismo tiempo que Damon se levantaba del suelo, despeinado y con la camisa un poco rota.

"Déjame enseñarle a este imbécil una lección de vida." dijo mientras se acercaba.

"Tú solo vete de aquí." dijo Caroline, sin siquiera verlo.

"¡¿O sino qué?!" Damon preguntó a manera de amenaza.

"¡Uh, oh!" Elizabeth exclamó, cuando Caroline se volteó a ver a Damon, enfadada. "Si yo fuera tu lo-"

Pero antes de que pudiera terminar, Caroline le dió un puñetazo en la barbilla a Damon, provocando que este cayera al suelo una vez más.

"...golpearía." finalizó Elizabeth. "Cuidado, Caroline." advirtió, cuando Damon se levantó y se abalanzó sobre ella, lanzándola contra el escritorio. Y mientras todas las cosas caían al suelo y se rompían, Damon se posicionó sobre ella, mientras la estrangulaba.

Justo entonces, Elena entró corriendo en la estancia, y al ver la escena, lo primero que hizo fue mirar molesta a Elizabeth. "¡¿Qué estás haciendo?! ¡¿Por qué no los detienes?!"

"Elena, no tengo tiempo, ahora mismo... Estoy dirigiendo una pelea." dijo Elizabeth al mismo tiempo que Damon le gruñía a la rubia.

"Soy más fuerte que tu, niñita."

Caroline, sujetó la mano de Damon que la ahorcaba.

"De hecho yo soy más fuerte que ambos." dijo Elizabeth encogiéndose de hombros. "Pero, lo que sea a quien le importa."

"¡¿Cómo puedes tan siquiera bromear?!" volvió a gritar Elena, mientras la híbrida sólo la ignoraba a tiempo completo.

"Bueno..." rugió Caroline. "¡Yo estoy más enfadada!" así torció el brazo de Damon, en un ángulo no tan bonito; haciendo que este gruñera, mientras lo sujetaba de la cara dandole una cabezada, quitándoselo de encima. Y por último, lo levantó por la camisa volviendolo a lanzar contra la pared. Luego levantó a su papá y a velocidad vampírica, abandonó corriendo la estancia, no sin antes chocar los cinco al pasar por el lado de Elizabeth.

Ella rió al tiempo que Damon, esparramado contra la pared intentó levantarse, mientras un pequeño hilo de sangre discurría por el borde de su labio pero no era la sangre de Bill, sino la suya; porque Caroline le había partido la boca literalmente. "Que pena." se lamentó una vez se hubo levantado. "Me encanta una buena pelea con chicas."

"Bueno, te advertí que te patearían el trasero, ¿cierto?" Elizabeth se burló.

"¡¿Qué pasa con ustedes?!" gritó Elena hecha una furia. "¡No puedes seguir haciendo esto, Damon! ¡No en este pueblo! ¡No cerca de mí!"

"¿Por qué no? No es nada que no haya hecho antes." dijo Damon antes de acercarse a ella. "¿Por qué de repente es tan importante para todos que me comporte?"

"¡Porque no quiero que otras personas te vean como lo que eres!" gritó Elena.

"¡¿Qué?! ¡¿Un monstruo?!" gritó Damon en esa oportunidad. "¡Lamento decepcionarte, Elena! ¡Pero la última vez que lo supe, todavía era un vampiro!"

"¡Creo que desearía que no tuvieras que actuar como uno!" gritó Elena sonado más enfadada que nunca.

"¡No soy Stefan!" Damon le gritó en las narices obligandola a retroceder un poco. "¡¿Qué tal si dejas de intentar convertirme en él?!" la fulminó con la mirada y a grandes zancadas se alejó, pero se detuvo en la puerta, mirando a Elizabeth. "Te espero en el auto."

Elizabeth simplemente asintió y tras eso, Damon desapareció. Acto seguido, Elena se volteó bruscamente mirándola.

"¿Y tú? ¿Cómo puede esto parecerte divertido? ¿Por qué no hiciste nada? ¿Por qué estas actuando así?"

"¿Qué?" preguntó Elizabeth molesta y con una sonrisa incrédula. "Veamos Elena, ¿cómo estoy actuando?"

"¡Usaste la compulsión con dos chicos! ¡Dejaste que Damon matará a Alaric, y que mordiera al papá de Caroline!" dijo Elena frunciendo el ceño. "Te paraste a observar y no hiciste ¡nada!"

"Espera, espera, espera." Elizabeth la detuvo acercandose hasta que estuvo apenas unos centimetros de distancia. "¿Dejé? ¿Acaso me estás culpando?"

"¡No!" Elena se quejó. "¡Todo lo que estoy diciendo es que podrías haber controlado a Damon, y no lo hiciste! ¡Lo dejas herir a las personas!"

"Mira, Elena vamos a dejar algunas cosas claras." dijo Elizabeth fastidiada. "Primero que nada, use la compulsión para ayudarte a ti y al Dr. Saltzman, así que cierra la boca y no seas malagradecida. Segundo, no soy la mamá de Damon. Y tercero, él es lo suficientemente grande para saber que está bien, que no, y para tomar sus propias decisiones sin tener que tener a alguien a su lado que le diga cómo comportarse."

"¡Ese es el problema con Damon!" exclamó Elena. "¡Que sí necesita que a alguien le diga cómo comportarse!"

"¡No, Elena!" dijo Elizabeth alzando la voz. "¡No! ¡Tú quieres controlarlo! ¡Convertirlo en algo que no es!"

"¡Todo lo que intento es convertirlo en alguien mejor!" gritó Elena. "Lo cual, ¡A ti parece no importarte!"

"¡¿Cómo?! ¿Cómo pretendes convertirlo en alguien mejor? ¿Únicamente diciéndole no hagas esto, o esto otro?" preguntó Elizabeth con incredulidad. "¡No puedes convertir a las personas en lo que tú quieres que sean! Incluso si es por el bien de las mismas personas. Créeme, nadie aprende por cabeza ajena. Las personas tienen que estropear las cosas, ¡y después resolverlas por si solos! Así es la vida."

"¿Entonces mientras esperamos que Damon escarmiente por sí solo, dejamos que lastime a medio pueblo?" Elena preguntó con ironia. "¡No, Elizabeth! ¡No podemos permitírselo!"

"¿Sabes algo?" Elizabeth la miró de arriba abajo. "Estas haciendo sonar a Damon como la peor persona del mundo y lo que él acaba de hacer es tu culpa."

"¿Qué?" Elena preguntó sorprendida.

"Si, porque lo estas presionando." dijo Elizabeth mirándola con desprecio. "Tú problema, es que estas confundiendo a Damon con Stefan... Damon no es Stefan. Presionas a Stefan, y él retrocede y se acopla. Presionas a Damon, y todo se va al infierno. No puedes presionarlo, Elena. Damon necesita ser libre, tener su propio espacio. Si lo presionas, se sentirá acorralado y buscará libertad como mejor sabe hacerlo arruinando las cosas y haciendo estupideces... Así que, necesitas dejar de intentar convertirlo en Stefan. Y si quieres seguir intentándolo al menos trata de conocerlo un poco mejor." con eso se dió media vuelta, comenzando a caminar hacia la puerta, dejando a Elena de pie con la boca abierta en medio del estudio. Justo antes de cruzar el umbral, se detuvo. "Me llevaré al Dr. Saltzman con nosotros... Intenta llegar a tu casa sin que te maten." le lanzó las llaves del auto de Alaric antes de darse media vuelta y salir.

Cuando pasó por el patio, aun había algunas personas haciéndole preguntas a Carol Lockwood, por lo cual no pudo evitar sonreír, mientras caminaba hacia Damon, que se encontraba sentado sobre la carrocería del auto esperándola. "Iré a buscar al Dr. Saltzman."

"Ya está aquí." sonrió Damon con autosuficiencia.

"Ah, bueno en ese caso... Vamonos." Elizabeth sonrió también.

Sin perder más tiempo, Damon y ella subieron al auto, y un segundo después ya íban camino a la casa. Ninguno de los dos dijo nada durante el trayecto.


Pensión Salvatore

Damon sirvió una copa en la sala antes de caminar hacia el cuerpo de Alaric en el suelo. Suavemente le dió una patada. "Despierta." el cazador gimió y jadeó, volviendo a la vida. "Te tomó un poco más de lo habitual, ¿eh?"

"Me mataste." dijo Alaric con rabia.

"Me hiciste enojar." replicó Damon encogiéndose de hombros.

"¡Me mataste!" Alaric gritó.

"Ric, sin resentimientos, ¿de acuerdo?" propuso Damon enseguida. "Estaba un poco estresado porque todo el mundo estaba tratando de decirme cómo comportarme."

"Bueno, tal vez finalmente se dieron cuenta que eres un idiota." escupió Alaric antes de levantarse y salir de la casa sin decir nada más.

"Eso no salio bien, ¿eh?" preguntó Elizabeth apareciendo en el umbral de la sala.

"No no lo hizo." dijo Damon antes de cambiar de tema. "¿Por qué te tomó tanto tiempo abandonar el estudio?"

"Estaba hablando con Elena." dijo Elizabeth encogiéndose de hombros. "¿Por qué?"

"Curiosidad." Damon contestó, mientras se servía otro trago. "¿Sobre qué hablaron?"

"Sobre ti." Elizabeth contestó, sin cohibiciones.

"¿En serio?" Damon preguntó interesado ahora. "¿Y que le dijiste?"

"Le dije que necesitaba dejarte en paz." Elizabeth se encogió de hombros. "Que dejará de presionarte."

"Tengo una pregunta." dijo Damon mirando el vaso en su mano. "¿Por qué no me detuviste cuando mordí a Bill?"

"No tenía porque." Elizabeth contesto con simplicidad. "Además, Caroline estaba en camino."

"Si, pero tampoco la detuviste a ella, cuando me pateó el trasero."

"Te lo merecías." dijo Elizabeth encogiéndose de hombros otra vez.

"Simplemente no lo entiendo." negó Damon con frustración. "Me dejaste hacer lo que quería, pero después dejaste que me golpearan y lo disfrutaste. Por favor, explícame... Creí que estabamos en plan pacífico."

"¿Tengo que explicarme?" Elizabeth frunció el ceño con una sonrisa. "¿Por qué, Damon?"

"Obviamente no querías que matara a Bill, intentaste detenerme pero después, me dejaste morderlo ¿Por qué?" continuó Damon. "¿Porque no me detuviste? ¿Por qué no intentaste detenerme?"

Elizabeth sonrió negando con la cabeza. "Te estás acostumbrando demasiado a Elena y a su obsesión por querer cambiarte, Damon. Yo no soy Elena."

"¿Por qué me dejaste herir a Bill?" insistió Damon.

"¡Porque estaba segura de que no lo matarías!" respondió Elizabeth un tanto exasperada por su insistencia. "El poco tiempo que nos conocemos, se que eres bueno debajo de esa capa de «no me importa un demonio lo que le pase a la gente» Bill es el padre de Caroline, y tú, por mucho que estuvieras molesto no ibas a hacerle eso a ella. Eso es todo. Y porque estoy bien con quien eres." las facciones de Damon se ablandaron. "No soy como ella, no quiero que cambies. Eres bueno siendo quien eres y como eres... Claro que quiero ayudarte a ser mejor persona así como Stefan hizo conmigo, pero sin obligarte a ser alguien que no eres; sólo una mejor versión de ti mismo."

"Suerte con eso." murmuró Damon fingiendo que lo que ella había dicho no lo habia afectado.

Elizabeth solo sonrió sabiendo su actitud evasiva... Aunque habian pasado siglos, todavía podia ver actitudes del Damon humano. Y eso la alegraba grandemente.


Residencia Gilbert

Tiempo después, Jeremy regresando a su habitación se sobresaltó cuando se encontró con Elizabeth sentada en el borde de su cama. "¿Elizabeth?"

"Hola." saludó Elizabeth colocandose titubeante de pie. "Perdón por entrar así en tu habitación... supongo que es la costumbre."

"No, está bien... descuida." dijo Jeremy acercándose con una sonrisa. "No esperaba verte hoy."

"Si, sé que es tarde pero... siento que te debo una explicación y una disculpa por... ya sabes..." Elizabeth dejó la frase en el aire sabiendo perfectamente que él sabía a qué se refería.

"Bueno, a decir verdad me entristeció mucho el despertar y ver que te habías ido mucho antes del amanecer." dijo Jeremy encogiéndose de hombros. "Pensé que te quedarías un poco más y que me despertarías para despedirnos mejor."

"Lo sé y lo siento." dijo Elizabeth. "Pero pensé que sería más fácil para nosotros si evitabamos las despedidas." con un suspiro bajó la mirada. "No soy buena en eso."

"Si, tampoco yo." susurró Jeremy.

Ambos se quedaron en un silencio incómodo mientras pensaban qué más decir para aligerar el ambiente.

"Dime, ¿cómo has estado?" preguntó Elizabeth rompiendo el silencio. "Elena dijo que has estado pasando por momentos difíciles desde ya sabes tu resurrección."

"No, estoy bien." dijo Jeremy sacudiendo su mano a un lado para restarle importancia. "Ya sabes, he estado un poco fuera de lugar últimamente, pero nada del otro mundo."

"Mmm, me alegra escuchar eso." dijo Elizabeth buscando su lugar de nuevo en el borde de la cama. "Estaba un poco preocupada por ya sabes lo que dijeron los antepasados de Bonnie sobre las consecuencias que habrían al traerte de regreso a la vida... Supongo que me preocupe de más."

"¿Estabas preocupada por mí?" preguntó Jeremy acercándose para sentarse a su lado.

"Claro que sí." afirmó Elizabeth mirándolo. "Créeme que fue muy difícil para mí no venir a Mystic Falls todos los días para asegurarme que estabas bien."

Sonriendo Jeremy extendiendo su mano tomó una de las suyas, mirando sus manos unidas antes de volver a mirarla. "Te extrañé... no sabes cuánto."

"Yo también a ti." susurró Elizabeth dándole un apretón a su mano.

Antes que Jeremy dijera algo más vió a Anna parada detrás de Elizabeth.

"Jeremy, la oscuridad." dijo Anna. "Está aquí."

De repente todas las luces de la habitación estallaron agarrandolos por sorpresa.

"¿Qué fue eso?" preguntó Elizabeth mirando a su alrededor con extrañeza.

"No tengo idea." dijo Jeremy encogiéndose de hombros.

"Que raro..." Elizabeth frunció el ceño buscando algo con su mirada. "Creí sentir algo extraño, como si algo o alguien estuviese detrás de mí." se quedó pensativa por unos segundos antes de sacudir la cabeza y sonreírle. "Disculpa es algo tonto, lo sé."

"Si, algo tonto sin duda." dijo Jeremy con una sonrisa forzada. "Eh... mejor voy por algo para recoger los cristales... Ya regreso."

Asintiendo Elizabeth lo miró salir de la habitación, antes de pasearse con una expresión pensativa en el rostro. Era extraño pero no era la primera vez que sentía algo como eso. Algo había estado allí en la habitación de Jeremy. Algo como una presencia, algo que ciertamente no debería estar allí... Al momento en que sus oídos captaron un murmullo, reconoció la voz de Jeremy hablando con alguien. Pero ciertamente ella se había asegurado que no hubiese nadie en la casa. ¿Qué demonios estaba pasando? ¿Y por qué tenía la sensación que él le estaba ocultando algo?

Como si de una respuesta a sus preguntas se tratase Jeremy entró en la habitación de nuevo con una expresión contrariada que la puso en alerta enseguida.

"¿Qué pasa?" preguntó Elizabeth tentativamente.

"Antes me preguntaste si algo andaba mal y dije que no." dijo Jeremy sin moverse de la entrada de la habitación.

"Sí." afirmó Elizabeth.

"Eso fue mentira." soltó Jeremy con una exhalación. "Te estaba mintiendo. Cuando me devolvieron a la vida... algo pasó..."


Pensión Salvatore

Al día siguiente hubo un golpe en la puerta. Damon abrió la puerta trasera antes de rodar los ojos cuando vió a Katherine de pie en la entrada. "Maravilloso... ¿Qué quieres?"

"Soy sólo una chica en busca de un socio en el crimen." contestó Katherine con una sonrisa socarrona. "¿Tienes ganas de salir a la carretera? ¿Salir de un infierno?"

En ese momento Elizabeth apareció bajando las escaleras deteniendose a medio camino al mirarla. "Katherine."

"Elizabeth." Katherine la miró de arriba abajo. "Crei que Klaus ya te habia atrapado."

Elizabeth apretó los dientes con rabia, pero se contuvo antes de sonreir con hipocresia. "¿Eso te hubiera alegrado no? Pues no podemos tener siempre lo que deseamos."

Katherine hizo una mueca antes de ver a Damon que solo había estado mirando de una a la otra con diversión. "Como sea, tenemos planes, ¿recuerdas Damon?"

"¿Qué planes?" Elizabeth frunció el ceño mirando a Damon.

"Vamos en un viaje por carretera." admitió él después de un tiempo. "¿Quieres venir?"

"¿Un viaje por carretera?" Elizabeth pidió confusa terminando de bajar las escaleras.

"Sincronización impecable. Me dijeron que lo necesito para tomar el ritmo." dijo Damon encogiéndose de hombros.

"¿Es eso un sí? Voy a conducir." dijo Katherine contenta.

"¿Por qué no?" Damon se encogió de hombros. "Las paredes están empezando a acercarse por aquí... ¿Verdad Elizabeth?" preguntó antes de ver a Katherine de nuevo. "¿A dónde vamos?"

"Lejos de aquí. Eso es todo lo que voy a dar por ahora. Pero créeme es bueno." Katherine sonrió, sosteniendo el collar de Elena. "De todos modos, vamos... Es un largo viaje." comenzó a caminar hacia la puerta, antes de voltearse. "Hay un problema, sin embargo... Ella no va a venir." dijo asintiendo con la cabeza hacia Elizabeth.

"¿Por qué no?" Damon preguntó.

"No quiero que venga." Katherine respondió secamente.

"Que casualidad." Elizabeth dijo. "Yo tampoco quiero ir, y menos contigo."

"Espera." Damon llamó la atención de la híbrida. "No voy a aceptar un no por respuesta... Vas a venir conmigo. Dijimos que de ahora en adelante haríamos todo en equipo, ¿recuerdas?"

"Técnicamente eso lo dijiste tu." aclaró Elizabeth mientras él prácticamente la empujaba hacia la puerta.

"Eso no importa." replicó Damon molesto. "El caso es que vendrás conmigo." se detuvo para mirar a Katherine que miró renuente a Elizabeth antes de rendirse.

"Bien... Que venga con nosotros." dijo ella fingiendo alegría.


Camión

Stefan despertó sobresaltado dentro de la parte trasera de un camión lleno de ataúdes con un Klaus mirándolo fijamente en silencio.

"Sólo dame la oportunidad de explicarme, ¿de acuerdo?"

"No es necesario." Klaus alzó una mano para que dejara de hablar. "No estoy enojado, solo tengo curiosidad. Rebekah parece pensar que te estás aferrando a algo. Un pedazo de tu antigua vida... La cuestión es que tiene instintos impecables, casi sobrenaturales. Así que pensé en comprobarlo. Comprobar por mí mismo qué es lo que has estado ocultando." con eso abrió la parte trasera del camión dejando ver que estaban de regreso en Mystic Falls. "Bienvenido de nuevo a Mystic Falls, Stefan."