Capítulo 3x06: "Huele a espíritu adolescente."

Pensión Salvatore

A la mañana siguiente Elizabeth salió temprano de su habitación, al despertarse con el sonido de unas chicas riendo. Chicas que no reconoció. Y sabia quién era el culpable de eso. En el camino se encontró con Damon, quien salía de su habitación, vestido y con los cabellos mojados y alborotados. "¡Wow! ¿Despierto tan temprano de tu sueño de belleza?" bromeó cruzando los brazos.

"Al menos yo tuve un sueño reparador." dijo Damon cruzandose también de brazos. "Y no tengo bolsas bajo los ojos."

Elizabeth rapidamente se tocó la cara ganándose que él sonriera por haber caído en la broma. "Que gracioso." dijo rodando los ojos, antes de comenzar a caminar el amplio pasillo con Damon siguiéndola mientras sonreía.

Tan pronto como puso un pie en el primer peldaño un olor llegó a ella, era sangre. Miró a Damon que se limitó a negar con la cabeza en señal de disgusto. Extrañamente Elizabeth no se sorprendió, cuando al pie de las escaleras yacían dos chicas muertas con una piscina de sangre a su alrededor. Solo hizo una mueca mientras pasaban sobre los cadaveres, sin siquiera tocarlos. Si esas chicas estaban muertas significaba que había otras, porque las risitas siguieron llegando a sus oídos, ahora acompañadas de música. Damon le hizo una señal para que lo siguiera. Cuando caminaron al salón.

Ahí estaba Stefan sentado en el sofá con un tablero de Twister en las manos, mientras un grupo de tres chicas, todas jovencitas e inocentes, jugaban sobre la gran malla plástica, mientras sus muñecas, cuellos y diferentes partes del cuerpo sangraban en el lugar donde habían sido mordidas por Stefan. Sorprendentemente lo que veía Elizabeth tampoco la impactaba. Muy en el fondo, sabía que Stefan buscaría la manera de revertir la humanidad que había mostrado la noche anterior al negarse a besarla. El recuerdo le produjo escalofríos.

"¡Uh, oh!" exclamó Stefan, con una sonrisa torcida tras girar el tablero. "Tú mano izquierda, por favor." dijo apuntando a una de las chicas, la única rubia.

Entonces la chica se levantó y obedientemente le tendió su mano izquierda. Este la tomó e inmediatamente llevó la muñeca a su boca, para después morderla y comenzar a succionar la sangre de la chica.

Elizabeth volteó la cabeza hacia Damon en desagrado, no pudiendo ver a Stefan así.

"Oye." dijo Damon atrayendo su atención, al tiempo que Stefan soltaba a la chica, y esta volvía con las otras y retornaban a reír tontamente. "Las dos morenas de la escalera me deben una alfombra persa."

"¿Quieres decir que nos deben una alfombra persa?" preguntó Stefan, al tiempo que hacía énfasis. "También es mi casa, hermano."

Elizabeth lo miró sin expresión alguna, hasta que su mirada se desvió mirándola por primera vez. Fue como una cachetada. Si había una manera dolorosa de echarle en cara que aquella no era su casa, era esa.

"¡Oh! ¿Les gustaría darle una vuelta?" preguntó Stefan levantando el tablero.

Damon se limitó a resoplar mientras Elizabeth lo fulminaba con la mirada.

"Entonces... ¿Esto era lo que Klaus tenía en mente cuando te obligó a proteger a Elena?" preguntó Damon, sarcásticamente.

"Estas damas me están ayudando a ser todo lo que puedo ser." Stefan sonrió cínicamente.

Elizabeth sintió ganas de golpearlo en el rostro; cosa que hubiera hecho, de no ser porque en ese momento alguien llamó a la puerta.

Stefan, Damon y ella intercambiaron miradas, todos con el ceño fruncido. Primeramente Elizabeth creyó que era Elena, porque nadie más solía venir a la casa tan temprano; pero ella debía estar en la escuela. Después penso en Alaric, él era la otra persona que solía venir, pero él era profesor. Él también debía estar en la escuela. Cuando agoto todas las ideas sobre quién podría ser, Damon se encaminó hacia la entrada abriendo la puerta de par en par. Unas ganas de vomitar repentinas se apoderaron de ella. Era Rebekah.

"¿Dónde está Stefan?" Rebekah le preguntó a Damon, mientras lo hizo a un lado y entró en la casa.

Elizabeth la miró, mientras esta caminó hacia ella con las manos llenas de bolsas de compras. Se veía tan infantil. Traía puesto unos shorts rosa, una camisa con vuelos gris, grandes aretes, y una pequeña carterita con brillos que colgaba de su brazo.

"¿Quién demonios eres tú?" preguntó Damon, mientras cerraba la puerta. Cuando se percató de la mirada en el rostro de Elizabeth, frunció el ceño.

"Ahí estas." dijo Rebekah deteniéndose frente a la híbrida mirandola con desprecio. "Veo que lograste burlar a mi hermano durante siglos."

Elizabeth la miró de arriba abajo, preguntándose si lo que veía era real. Lucía como una mocosa, como una adolescente no como una vampira de miles de años. Ella que físicamente era una adolescente no se veía asi... Ni siquiera infringía el mismo miedo de aquella manera.

"¿Dónde está Stefan?" preguntó Rebekah esa vez, dirigiéndose a Elizabeth cambiando el tono de voz, como si eso la ayudaba a que le dijera donde estaba Stefan más rápido.

"¿Qué estás haciendo aquí?" preguntó Elizabeth a su vez omitiendo su pregunta... Estaba actuando territorialmente, aunque en las últimas cinco horas le habían dicho que esa no era su casa cerca de cuatro veces.

Rebekah entornó los ojos y una vez escuchó a las chicas y localizó a Stefan, se encaminó hacia él. "Me dejó aqui... Mi hermano realmente me dejó aqui."

"Oh, lo siento." dijo Stefan, completamente desentendido. "Tu tono implica que se supone que tiene que importarme."

"¿Es la hermana de Klaus?" Damon le preguntó a Elizabeth una vez que se acercó a ella.

Ella no había terminado de asentir, cuando Rebekah se volteó hacía ellos mirando a Damon con una falsa sonrisa en los labios. "Rebekah... Un placer para ti, estoy segura." Damon y Elizabeth alzaron una ceja al mismo tiempo que la rubia se volteaba hacia Stefan. "¿Cuál será mi cuarto?"

"¿Qué?" Elizabeth la miró con incredulidad.

"Necesito un cuarto." dijo Rebekah volteandose hacia ella. "¿No esperas que duerma en el sofá o sí?"

"Puedes dormir en la plaza, si te da la gana." dijo Elizabeth irritada. "No te quedarás aquí."

"No te quedarás aquí." afirmó Stefan utilizando las palabras de Elizabeth. "Encuentra otro lugar."

Omitiendolos la rubia se volteó, pero no miró a Elizabeth sino a Damon quien simplemente le devolvió una mirada cargada de desprecio, sin decir nada. "Groseros, ustedes dos." dijo mirando a ambos hermanos, para luego darle una mirada cargada de odio a la híbrida. "Y tú eres simplemente desagradable."

Elizabeth siguió a Rebekah con la mirada mientras esta retrocedió comenzando a alejarse con las bolsas. Pero para su desconcierto se dirigió hacia las escaleras... Enseguida comenzó a seguirla queriendo detenerla. Ella no podía quedarse ahí ni en un millón de años... Pero Damon la detuvo sujetándola del brazo al tiempo que Rebekah subía las escaleras.

"Lo buscaré yo misma." la Original dijo aun subiendo las escaleras.

"¡Suéltame!" dijo Elizabeth molesta. "¡Ella no puede quedarse!"

"Oye." Damon la sujetó del otro brazo obligándola a que apartara la vista de las escaleras, para que lo mirara a él nada más. "Por la forma en que te miraba, debo interpretar que es tu enemiga."

"¡No me importa!" replicó Elizabeth incrédula de que él le estuviera temiendo.

"A mi sí." Damon soltó de golpe con seriedad. "Además no quiero más sangre por aquí... Tendremos otras cuatro habitaciones, por favor."

"¡Bien!" Elizabeth asintió de mala gana. "Pero si ella hace cualquier cosa errónea no responderé por mis actos."

"Entonces supongo que se quedará aquí." comentó Stefan, haciendo una mueca.

"No me digas, Señor obviedad." Elizabeth le dijo sarcásticamente... Estaba molesta y el día apenas comenzaba. Le dió la espalda a Stefan, antes de mirar a Damon. Tras darle una breve mirada significativa indicándole que la siguiera. Ella se alejó de la sala, dirigiendose a su habitación con él a sus espaldas. Una vez estuvieron dentro de la estancia y con la puerta cerrada a espaldas de Damon, este la miró expectante.

"Tenemos que llamar a Katherine." Elizabeth soltó instantáneamente.

"¿Qué?" Damon preguntó frunciendo el ceño desentendido.

"Necesitamos a Mikael. Cuanto antes." Elizabeth repitió aun molesta por su indiferencia ante el hecho de que Rebekah se quedara a vivir en la casa.

"Estoy confundido... ¿No fuiste tú quien dijo que era una mala idea?" preguntó Damon aun más confundido que antes.

"Eso fue antes de que me diera cuenta de que Stefan sigue siendo un imbécil sin importar qué." respondió Elizabeth. "Y antes de que esa maniaca decidiera y tú aceptarás que se quedara aquí."

Damon no pudo evitar esbozar una sonrisa divertida ante el término que Elizabeth había utilizado para dirigirse a Rebekah, pero después volvió a concentrarse en la conversación. "Esta bien la llamaré." con eso sacó su teléfono marcando el numero de Katherine. Tras un par de segundos. La voz de Katherine llegó a ellos a través del dispositivo.

"¿Qué?" preguntó de mala gana.

"¿Qué? ¿A que te refieres con «Qué»? Te he estado llamando por una semana." Damon exageró.

"Lo que quiere decir que ese es exactamente el tiempo que te he estado ignorando." respondió Katherine, fastidiada.

"Jeremy Gilbert me dijo que habías encontrado a Mikael." prosiguió Damon, ignorando sus palabras.

"Algo así... Aun esta fuera de servicio. No quiere comer." dijo Katherine molesta. "Lo he intentado todo, excavadores, personas en luto, ratones, ratas, murciélagos. Simplemente no está interesado."

Elizabeth respiró hondo, sin saber si la desicion que estaba tomando era la correcta o no. Pero estaba cansada de huir y si traer a la vida al peor monstruo de la historia, solo para quitarle a Klaus de su camino, entonces tomaria el riesgo. Ya habria tiempo de pensar en como matar a Mikael luego. "Bebe sangre de vampiro."

Damon desvió su mirada hacia la híbrida. "¿Qué?"

"No se alimentará, con cualquier sangre." Elizabeth afirmó. "Sólo se alimenta de sangre de vampiro."

Damon la miró unos segundos antes de desviar su atención al teléfono. "¿Katherine?"

"Escuche." fue lo que respondió Katherine. "Intentaré darle mi sangre."

"Bueno Katherine, intenta hacerlo rápido." dijo Damon. "Lo necesitamos para matar a Klaus, y entonces podremos apagarle el destripador a Stefan, antes de que destruya mi casa."

"Bien... Adiós." dijo Katherine antes de colgar.

Damon y Elizabeth se miraron, sin nada que decir. "Entonces... Deberías llamar a Elena." ella sugirió después de un rato.

"¿Para qué?" Damon preguntó confuso.

"Para que le expliques sobre la nueva situación que tenemos aquí, quizás no tenga ganas de cruzarse con la gentezuela que ahora se hospeda en ésta casa." dijo Elizabeth de mala gana.

"Esta bien... Gruñona." asintió Damon una vez se hubo colocado el dispositivo en la oreja, con una sonrisa burlona.

"Bien, mientras haces eso, yo iré a comer algo." dijo Elizabeth antes de salir de la habitación. Justo en ese momento Elena atendió la llamada. Pero no se esforzó por escuchar mientras bajaba las escaleras. En lugar de dirigirse a la sala bajó al sótano. Tomó un par de bolsas, y sin molestarse a servirlas en vasos, comenzó a succionar de la bolsa. Después de que bebiera al menos tres, regresó a la planta superior. Allí se encontró con Stefan quien había recogido todo el desastre, se había desecho de los cuerpos, se había cambiado de ropa, y se había arreglado el cabello. "¿No tenias suficiente gel?" preguntó sarcásticamente una vez lo alcanzó en el recibidor.

"¿De que hablas?" Stefan la miró divertido pasando sus manos por su cabellera castaña. "Debo verme bien para volver a clases."

Entonces fue como si toda la sangre que Elizabeth acababa de beber se congelara en su interior. "¿Qué?"

"Si, ya sabes tengo que animar a los Timberwolves." Stefan agregó.

"¿Por qué?" Elizabeth preguntó molesta y un poco preocupada.

"Porque tengo que proteger a Elena... Y porque adoro cursar una y otra vez la secundaria." Stefan respondió con sarcasmo acompañado de una sonrisa. "Ahora si me disculpas no quiero llegar tarde a historia." así, simplemente dió media vuelta abandonando la casa.

En ese momento que Damon bajaba las escaleras, Elizabeth se acercó a él. "Damon, Stefan irá a la escuela para vigilar a Elena."

"¿Realmente va a hacer eso?" Damon preguntó molesto mientras sacaba su telefono del bolsillo.

"Eso parece." asintió Elizabeth antes de fruncir el ceño, al ver que marcaba un numero en su telefono. "¿Qué vas a hacer?"

"Llamar a Elena y a Ric." aclaró Damon. "Tienen que saberlo."

"No." dijo Elizabeth mientras le quitaba el teléfono. "Llamar no es suficiente... Yo iré."

"¿A qué? ¡No puedes entrar a la escuela!" Damon replicó mirandola como si desvariara.

"No... Tú no puedes entrar." corrigió Elizabeth rápidamente. "Pero yo sí porque aparento ser una adolescente... Y además soy sobrina del Dr. Saltzman. Eso tiene que servir de algo. Fingiré algo... Usare compulsión. Lo que sea."

"No creo que sea buena idea." dijo Damon tras un par de segundos. "Pero está bien."

Elizabeth sonrió satisfecha de ver que confiaba en ella y tras darse media vuelta salió de la casa... Utilizando su velocidad vampiro inmediatamente llegó a la escuela de Mystic Falls.

La vista le dió un sentimiento extraño. Cientos y cientos de chicos, se paseaban por los hermosos jardines. Todos se abrazaban y sonreían, felices de reencontrarse, para otro año. Estaban los de primero, que lucían aterrados y nerviosos, y los del último curso que lucían más felices que todos y con cierto aire de grandeza.

Dejó de observar todo, cuando cruzó el gran arco que era la entrada. Por muy extraño que pareciera en el interior parecía haber más personas que en el exterior. Las paredes estaban completamente decoradas con carteles que anunciaban la fogata de bienvenida que se hacía todos los años al comenzar las actividades escolares. De alguna manera se las arregló para preguntarles a los chicos parecidos de su edad a dónde ir, antes de dirigírse al pasillo en donde le dijeron se encontraba el salón de Alaric. Para su suerte, Elena ya estaba con él... Ambos, al principio del pasillo se miraron a la cara, con los ojos abiertos como platos. Sin siquiera saludar, sujetó a Elena por un brazo, a Alaric por el otro, metiéndolos dentro del aula.

"Stefan esta aquí." dijo Elena, tan pronto como la híbrida cerró la puerta a sus espaldas.

"Veo que ya se han enterado." dijo Elizabeth frunciendo los labios sin saber que más decir.

"¡Acaba de amenazar a Ric!" replicó Elena molesta.

"Lo sé Elena, lo sé." asintió Elizabeth mientras se acercaba a la mesa, en donde Alaric acababa de apoyarse. "Está fuera de los rieles... Hay que hacer algo."

"¿Pero qué?" preguntó Elena, desesperada.

"No lo sé." Elizabeth negó con frustración. "Tenemos que encerrarlo, mantenerlo alejado de todo... No es seguro para nadie en ese estado ni siquiera para sí mismo."

"Puede alguien decirme, ¿qué demonios está haciendo aquí?" preguntó Alaric por primera vez.

"Klaus usó la compulsión para obligarlo a vigilarme." explicó Elena. "Aparentemente ahora soy una de las reliquias de Klaus, puesto que mi sangre es la única forma en la que puede crear un híbrido."

"¿Ahora es un guardaespaldas?" preguntó Alaric, con el ceño fruncido, mirándo alternamente entre ambas jovenes.

"No sé lo que es... Pero definitivamente no es Stefan." Elena hizo una pausa. "Que él esté aquí no nos hace ningún bien tenemos que hacer algo."

"Escuchen." susurró Alaric a sabiendas de que en cualquier momento el aula se llenaría de estudiantes. "Tengo un plan, pero tendrá que esperar... No puedo hablar más. Prepararé toda la verbena que tenga. A Bonnie y a Caroline-"

"¿No podemos dejar a Bonnie afuera?" murmuró Elena, casi sin despegar los labios. "Después de lo de anoche-"

"Bien." Ric asintió un tanto disgustado de que se propusiera a crear trabas justo en ése momento. "Pero necesitaré a Caroline... Las veré luego."

Justo entonces la puerta se abrió de par en par y unos chicos comenzaron a entrar. Al verlos a los tres, se detuvieron en seco, incómodos. "Así que muchas gracias Dr... eh... tío Alaric." dijo Elizabeth dirigiéndose a Alaric con una cálida sonrisa. "Gracias por el tiempo... Te vere después."

Alaric asintió con una sonrisa divertida en los labios; al mismo tiempo que los chicos al ver que no se trataba de ninguna gravedad comenzaron a entrar a la estancia y a ocupar sus puestos. Elizabeth vió a Tyler y a Caroline pasar, ambos mirándola con curiosidad. En el momento en que se volteó hacia la puerta, Stefan entro deteniéndose para mirarla con una sonrisita de autosuficiencia pero con cierta desconfianza en sus ojos.

Entonces la idea de que quizás había escuchado la conversación, le pasó por la mente... Pero no, simplemente estaba alardeando y su sonrisa paso a burlona, mientras seguía su camino para luego levantar a un chico de la silla contigua a la de Elena asegurando que era su puesto... Así se sentó; luciendo como un chico normal. Caroline lo miró con desconfianza, Tyler sin ninguna emoción, y Elena con temor, al tiempo que este le devolvió la mirada, acompañada con esa sonrisa que aun no había abandonado sus labios.

Justo cuando salió del aula, vió pasar a Rebekah con el rabillo del ojo... La reconoció antes por su atuendo infantil y por la trenza rosa.

Está entró tranquilamente tomando el asiento en la primera fila como si nada. Elena automáticamente buscó a Elizabeth con los ojos, encontrandola bajo el marco de la puerta, a punto de salir pero retenida por la desconfianza que aquella figura le inspiraba... Caroline también observó a la Original con desconfianza.

"Bienvenidos de nuevo, alumnos de último año." comenzó Alaric, dándole la bienvenida a su clase, como cualquier otro profesor.

A Elizabeth se le hizo un poco extraño verlo en ese rol pero no tenía tiempo de pensar en eso ya que sus ojos siguieron yendo de Stefan hasta Rebekah.

"Encendamos de nuevo nuestros cerebros, comenzando con los fundadores originales de este país." Alaric hizo una pausa, mientras escribía en la pizarrón las palabras que después pronunciaría. "Los Nativos Americanos."

"¿Qué hay de los vikingos?" preguntó Rebekah, atrayendo la atención de Alaric y la de toda la clase.

Ric la miró de arriba abajo, con el ceño fruncido. "No hay evidencia de que exploradores vikingos se hayan asentado en los Estados Unidos." explicó ofreciéndole su mejor sonrisa. "¿Quién eres?"

"Mi nombre es Rebekah." se presentó la Original, mientras apoyaba la barbilla en sus manos. "Soy nueva, e historia es mi asignatura favorita."

Ric sonrió, como si le emocionara la idea de tener una alumna interesada en la materia; lo cual a Elizabeth le pareció bastante razonable, pues siendo profesor de historia no muchos mostrarian interés en lo que impartía... Sin embargo ella levantó los brazos atrayendo su atención... Cuando la miró disimuladamente negó con la cabeza en un intento por alertarlo. Gracias a Dios, él estaba acostumbrado a eso de las señales secretas, comprendiendo el mensaje bastante bien. «Rebekah era vampira y no era de fiar»

En respuesta, Alaric asintió y se volvió para continuar con la clase.

Satisfecha, Elizabeth se detuvo en el pasillo, un tanto impotente... Decidiendo entonces esperar a que Elena y Caroline salieran de clases para que Alaric les aclarara lo del plan.

Una vez afuera, esperó pacientemente bajo la sombra de un árbol que se encontraba completamente sólo. Llevaba al menos una hora hasta que vió algo extraño. Bueno un poco extraño. Realmente lo único que había visto era a Matt, dirigiéndose con actitud sospechosa. Eso era lo suficientemente extraño para alarmarse. Además estaba aburrida, así que en silencio y sin que él la notará lo siguió.

Se escondió detrás de unos arbustos, lo suficientemente altos para cubrir su figura; lo miró detenerse detrás de una furgoneta decorada. De repente, algo atrajo su atención. Matt estaba hablando. Lo extraño era que no había absolutamente nadie a su alrededor. Así empezó a sentir el mismo escalofrío que había sentido con Jeremy cuando hablaba con Anna. Entonces se concentró en escuchar lo que decía.

"Me imagine que te sentirías cómoda aquí." dijo Matt con una pequeña sonrisa, mirando frente a él como si realmente hablara con alguien. "¿A que te refieres con que puedo ayudarte a regresar?"

Elizabeth frunció el ceño mientras Matt esperaba en silencio a que alguien contestara.

"¿Cómo? ¿El otro lado?"

Elizabeth abrió los ojos al recordar lo que había dicho Jeremy, a como Anna le decía donde estaba el otro lado... Enseguida juntó información en su mente de conversaciónes que habia tenido con Bonnie y una de ellas era la historia de Matt que había tenido una hermana mayor... Vicki Donovan si mal no recordaba. Por supuesto ella no la habia conocido, pues cuando llegó a Mystic Falls, Vicki Donovan ya había muerto por manos de Damon.

Matt estaba hablando con su hermana fantasma. Aun podía verla.

De pronto Elizabeth tuvo una idea y sin perder ni un segundo, giro sobre su propio eje y corrió entrando de nuevo a la escuela.


Secundaria Mystic Falls

"¿Traerla de vuelta? ¿Cómo?" Jeremy le preguntó a Elizabeth sin comprender.

"Para eso estás tú." respondió Elizabeth al momento que estuvieron afuera empujándolo detrás de unos arbustos, donde fuera capaz de escuchar lo que decían... Ambos observaron y escucharon mientras Matt, seguía hablando consigo mismo.

"¿Jeremy de qué se trata?" preguntó Elizabeth por lo bajo.

"¡Shh!" Jeremy la calló ganandose una mirada molesta de su parte.

"Escucha, ve y actúa como si no la vieras, nos vemos en el baño." dijo Elizabeth despues de un rato, ganandose una mirada confusa de su parte. "En el baño de hombres." aclaró, intentando hacerlo sentir más cómodo, acto seguido, lo empujó detrás de los arbustos, necesitando que hiciera algo más.

"Hermano, ¿qué estás haciendo aquí?" preguntó Jeremy, sin mirar a nada más que no fuera Matt.

"Podría hacerte la misma pregunta." soltó Matt, mirándo al chico con desconcierto, al tiempo que miraba hacia su lado izquierdo, donde Elizabeth imaginaba se encontraba su hermana.

"Buscaba a mi compañero de laboratorio drogadicto." explicó Jeremy con una sonrisa de oreja a oreja.

Elizabeth se sorprendió de sus habilidades, mientras comenzaba a caminar hacia el interior de la institución. "Bien, nos vemos luego." ella escuchó decir a Jeremy, al tiempo que lo sintió acercarse. Entonces, lo último que escuchó cuando Jeremy llego a su lado, fue como Matt habló de nuevo. "¿Ya no puede verte más?"

Sin importarle si alguien los veía, Jeremy y Elizabeth entraron en el baño de chicos.

"¿Qué?" preguntó Jeremy desconcertado ante la mirada recelosa de la híbrida.

"¿Qué escuchaste?" Elizabeth le preguntó encarándolo.

"Ella dijo que podría volver, que tenía ayuda del otro lado." respondió Jeremy inmediatamente.

"¿Qué clase de ayuda?" preguntó Elizabeth exasperada.

"¡No lo sé, Elizabeth!" dijo Jeremy un tanto irritado por su insistencia. "¡Yo estoy de este lado!"

Entonces, ambos se miraron a los ojos pensando lo mismo. «Anna»

Pero antes de que pudiera decir algo, Jeremy se volteó, dándole la espalda para comenzar a hablar con Anna, así que Elizabeth asumió que ella ya estaba ahí... Con razón había sentido el extraño escalofrio.

"Es Matt, Anna." comenzó a explicar Jeremy con ímpetu, mientras Elizabeth lucía como una idiota, de pie mirándolo hablarle al aire. "Estaba hablando con Vicki, ahí afuera, en el exterior. Cuando murió y regreso, debió empezar a verla. Ella dijo que podría volver, que tenía ayuda del otro lado. ¿Es tan siquiera posible? ¿Podría regresar? ¿Cómo un ancla?"

"¡Jeremy!" Elizabeth llamó irritada, atrayendo su atención. "¿Qué está diciendo? Yo no hablo fantasma, ¿recuerdas?"

"Dice que quizás podría regresar si tuviera un punto de apoyo más fuerte." explicó Jeremy.

"¿Y que significa eso?" preguntó Elizabeth estresada.

Jeremy la ignoró volteandose hacía la pared, y tras unos segundos habló de nuevo. "Es de Vicki de quien hablamos, ¿de acuerdo? Ella no es una mala persona."

"¿Qué dijo Anna?" preguntó Elizabeth.

"Dice que Vicki es una mala persona." dijo Jeremy enfadado. "Que no hay más que oscuridad a su alrededor-"

"¡Entonces debemos detener esto!" interrumpió Elizabeth enseguida.

"¡Vicki no es la mala, ¿bien?!" Jeremy casi le gritó.

"Jeremy, sé que la querías pero ella está muerta." aclaró Elizabeth en voz suave. "Y necesita quedarse así, porque esto puede ser muy, muy peligroso... No sólo para Matt, para todo el pueblo. No sabemos cuáles son sus intenciones. Si volver fuera algo común y bueno, ¿no crees que veríamos a todos los que hemos perdido? Están muertos Jeremy, no podemos aferrarnos a lo que eran en vida."

Jeremy se volteó de nuevo hacia la pared, antes de mirar a Elizabeth otra vez. "Anna está diciendo lo mismo que dijiste, que no se puede descontrolar el equilibrio de la naturaleza sin un precio."

Se hizo el silencio y lo único que Jeremy hizo fue verse los zapatos.

"Anna..." dijo Elizabeth consciente de que ella era capaz de escucharla. "¿Hay alguna posibilidad de que una bruja tenga que ver con esto? Tiene que ser, ¿cierto?"

Jeremy se volteó hacia la pared observando con atención. "Dice que es posible, ya que una bruja sería la única entidad sobrenatural capaz de algo así, que es lo más probable. Pero que si está usando la energía de una bruja del otro lado tendrá que pagar un precio."

"¿Crees que podrías hacer algo desde aquel lado, Anna?" le preguntó Elizabeth un poco más calmada, mostrando amabilidad. Se quedó en silencio esperando a que Jeremy le dijera que había dicho.

"Se fue." dijo Jeremy volteando hacia Elizabeth mientras ella lo miraba ofendida, al pensar que Anna se había negado a ayudarlos. "Dijo que verá que puede hacer."

Ante esto Elizabeth suspiró aliviada de que los ayudaría... Porque honestamente no era muy buena para esas cosas; no sabía muy bien que hacer o como hacerlo, simplemente sabía que revivir a un muerto no era bueno... Su madre siempre se lo dijo.

Ambos se quedaron en silencio durante unos segundos, cuando de repente el teléfono de Elizabeth sonó. Era Elena.

"¿Si?"

"Estamos en el campo. ¿Dónde estás?"

"Estaré ahí en un minuto." Elizabeth suspiró antes de colgar la llamada.

"¡Demonios!" exclamó molesta al haber olvidado por completo lo de Stefan. "De haber sabido que este día sería así, me hubiera quedado en la cama."

"¿De qué hablas?" preguntó Jeremy con el ceño fruncido.

"Nada." Elizabeth contestó instantáneamente queriendo mantenerlo fuera de eso. "¿Qué vas a hacer ahora?"

"Nada, ya he terminado." él se encogió de hombros. "¿Por qué?"

"Bien... Necesito que mantengas a Matt ocupado tanto como puedas." pidió Elizabeth mientras guardaba su teléfono en el bolsillo.

"¿Cómo?"

"No lo sé, Jeremy." exclamó Elizabeth exasperada. "Vayan a beber, a jugar billar. Mantenlo entretenido, mantente cerca de él tanto como puedas."

"¿Para que necesitas que haga eso?" preguntó Jeremy confundido.

"¡Dios, Jeremy! Eres tan inocente." Elizabeth sonrió con ternura, pero el la fulminó con la mirada. "Lo que sea que le vaya a permitir traer a Vicki, tiene que tener un proceso. Y es cierto que trabaja con una bruja, un ritual. Así que mantenlo entretenido para que no pueda hacer nada. Por favor."

"Esta bien, haré lo que pueda." Jeremy aceptó de buena gana.

"Bien." Elizabeth sonrió nuevamente. "Entonces nos vemos luego."

Acto seguido salió del baño, y después del edificio para dirigirse hacia el campo; no sin antes recibir unas miradas indiscretas por haber salido del baño de los chicos. Ignorandolos caminó con paso decidido, bajo el sol cuando lejos en la distancia distinguió a Caroline, Elena y Alaric. "Hola." saludó, tan pronto como estuvo frente a ellos. Ellos le devolvieron el saludo, aunque Caroline y Elena lucían preocupadas.

"Bien esto es lo que tengo en mente." Alaric llamó la atencion de las tres chicas. "Creamos alguna distracción, le inyectamos verbena y lo encerramos. Obviamente, va a ser mucho más complejo de lo que suena pero es una estructura del plan."

"Bien." asintió Elena y Caroline la imitó. "¿Dónde vamos a encerrarlo?"

"Para eso es que te voy a necesitar." dijo Alaric dirigiéndose a Caroline. "¿Crees que puedes encargarte de poner a nuestra disposición la celda de tu familia?"

"Seguro, puedo hacer eso." Caroline asintió. "Pero ¿estás seguro de que esto es una buena idea? Vamos a encerrarlo, ¿y luego qué? ¿Lo mantendremos ahí para siempre?"

"No lo sé, Caroline." Alaric dijo. "Existen métodos."

"Ya habrá tiempo de pensar en que hacer." Elizabeth intervino. "Una cosa a la vez. Pero hacer esto es mejor que no hacer nada."

"¿Hacer que?" preguntó Rebekah que se acercó con mala cara, ahora vestida con un atuendo de las Cheerleaders.

"Nada que te importe." Elizabeth soltó encogiendose de hombros dándole la espalda. Entonces, gracias a sus sentidos vampíricos, se volteó justo antes de que Rebekah fuera capaz de sujetar su brazo, agarrando su mano y deteniéndola. Estaba tan enfadada, que la fuerza con la que la sujetó, la lastimó, podía verlo en su rostro, aunque intentara actuar como si nada. "No estoy de ánimos para aguantarte, Rebekah." gruñó sacando valentia. "No te tengo miedo... Así que si hay algo de inteligencia en ti, te recomendaría que te des la vuelta y desaparezcas por donde llegaste... Retrocede."

Sin inmutarse la Original se acercó más a la híbrida, con su mano aun sujetando la suya. "Tienes suerte de que hoy sea mi primer día; y no quiera causar una mala impresión." Rebekah le susurró a Elizabeth en el oído. "Si no fuera así, tu corazón estaría en el pasto, ahora mismo."

Elizabeth apretó la mandíbula con rabia mientras la empujó para separarla de ella. "¿Pretendes infundir pánico con esa frase? Tendrás que seguir intentando."

Entonces Rebekah se adelantó y a velocidad vampírica intento darle una cachetada a Elizabeth, pero esta volvió a sujetar su mano en el aire.

"Dije, retrocede." Elizabeth insistió, arrastrando las palabras. Antes de empujar a Rebekah consiguiendo que se tambaleara un poco. La Original sonrió, antes de acercarse de nuevo.

"No vine a hablar contigo, de cualquier manera." Rebekah dijo antes de dirigirse a Caroline. "¿Eres la capitana de las porritas?"

"Si." Caroline respondió a secas.

"Y ni siquiera estas vestida." agregó Rebekah para sí misma, mirando a la rubia de arriba abajo. "Todas te están esperando y si no quieres perder el puesto mejor apresurate."

Todas miraron a la Original mientras ésta se alejaba.

"¡¿Fue eso una amenaza?!" preguntó Caroline, alzando la voz indignada.

"Sí, eso creo." Elizabeth afirmó lentamente.

"¿Quién se cree que es?" continuó Caroline, mirando con rabia a Rebekah mientras desparecía.

"Quien se cree, no lo sé." Elizabeth negó divertida por la expresión en el rostro de Caroline. "Pero si te puedo decir lo que es... Una pequeña maniaca, con aires de superioridad." Elena y Caroline rieron al igual que Alaric pero más disimulado. "Y es muy irritante, demasiado... Entonces supongo que tú tienes que irte, Capitana."

"Si eso creo." Caroline asintió aun con una sonrisa torcida. "Aquí esta lo que haremos. Nos encontraremos en el salón del Dr. Saltzman antes de ir a la fogata, para planear todo. Avísale a Tyler." Elizabeth le dijo a Caroline, antes de mirar a Elena. "¿Y que hay de ti?"

"Iré a correr un poco." dijo con una mueca.

"Bien." Elizabeth afirmó. "Yo estaré por ahí, hasta que sea la hora de encontrarnos en el salon del Dr. Saltzman."

"Esta bien." afirmó Alaric. "Seguiré a dar clases, las veo luego."

Con eso se fue, igual que Elena y Caroline, no sin antes darle un asentimiento a Elizabeth que suspiró antes de sentarse en un lado del cesped, alejada de todos los curiosos. Mientras aprovechó para buscar su teléfono para llamar a Jeremy... Automáticamente respondió.

"Hola, Elizabeth, ¿qué pasa?"

"¿Qué pasa?" preguntó ella imitándolo. "Tú dime que pasa."

"Nada, en realidad. Estoy en el Grill, jugando billar con Matt." Jeremy le informó como si nada. Matt debía estar a su lado.

"Bien, sigue distrayéndolo." dijo Elizabeth haciendo una pausa. "¿Jeremy?"

"¿Si?"

"Estaré ocupada por lo que queda de día, con algo muy importante." aclaró Elizabeth lentamente. "Si pasa algo malo, o si necesitas ayuda de alguien quiero que llames a Bonnie inmediatamente, ¿entendiste?"

"¿De qué hablas?" preguntó Jeremy confundido. "¿A qué te refieres?"

"¡Jeremy!" Elizabeth lo cortó enseguida. "¿Entendiste?"

"Si, bien... Lo haré, lo prometo." aceptó él, notando la frustración en la voz de la híbrida.

"Gracias." fue lo único que dijo Elizabeth antes de colgar con un suspiro.

Y tras volver a guardar el teléfono, pensó que ese sería el día mas largo de toda su existencia.


Damon, Elena, Caroline, Alaric y Elizabeth estában de pie alrededor de la mesa de Ric en su salón de clases. Tenian que hacerse cargo de Stefan esa noche... Cuanto más rápido empezaran a resolver sus problemas, mejor.

Elizabeth se encontraba sentada en la mesa justo en frente de Alaric, mientras que Elena se inclinaba en el mismo, tomando el control de la situación. Damon estába sentado en el alféizar de la ventana, mirandose molesto.

"¿Qué vamos a hacer?" preguntó Alaric tras un momento de silencio.

"Voy a alejar a Stefan de la hoguera y cuando esté distraído..." comenzó Elena.

"Le disparo." completó Rick ganandose su asentimiento.

"¿No puede Bonnie hechizarlo o algo así?" preguntó Damon.

"No quiero involucrarla en esto, ya tiene muchas cosas de que preocuparse." Elena le respondió. "No me fío de que Stefan no le hará daño." negando con la cabeza miró hacia su mejor amiga. "¿Caroline, todo listo?"

"Si, ya comprobé que la vieja celda de los Forbes este lista." Caroline sonrió.

"Se olvidan de una pieza clave." intervino Damon. "Rebekah: la rubia sigue a Stefan a todas partes."

"Y por eso tendrás que quitarla de en medio." dijo Elizabeth con una sonrisa cómplice.

"¿Como? Es una original." preguntó Damon confuso. "Si mal no recuerdo, y hasta donde sé no tenemos dagas."

"Usa tus encantos." le pidió Elena.

"Será mas fácil encontrar la daga." murmuró Alaric lanzándole dagas al vampiro con sus ojos.

"¿Podrías dejar de actuar como un idiota?" preguntó Damon.

"Eso te lo dejo a ti." respondió Alaric que aun estaba molesto con él por haberle roto el cuello en el día de la feria.

"Basta." Elizabeth les pidió a los dos.

"Ya estoy aquí." dijo Tyler entrando en ése momento al salón de Ric donde estaban reunidos. "¿Para que me necesitan?"

"Queremos que asaltes el suministro de verbena de tu mamá." pidió Elena. "Lo suficiente para tener a Stefan dormido por unos días."

"No pueden hacerle esto a Stefan." respondió Tyler ganandose la atención de todos.

"¿Por qué?" preguntó Caroline.

"Créeme Tyler, es por su propio bien." Elena le aseguró.

"Sí." asintió Tyler. "Pero no para Klaus."

Damon y Elizabeth intercambiaron una mirada rápida, aunque nadie más pareció tener idea del porque del comportamiento de Tyler.

"Tyler, Klaus es el hombre malo aquí." dijo Caroline, sin poder creer lo que escuchaba, mientras lo sujetaba del brazo. "Sólo queremos ayudar a Stefan... ¿Por qué estas actuando como un híbrido extraño y un secuaz esclavo?"

"Demonios." Damon gruñó antes de bajarse del escritorio donde estaba sentado para acercarse al híbrido.

"Klaus me hizo quien soy." le recordó Tyler a Caroline. "Le debo todo."

"No puedo creer lo que estas diciendo." murmuró Elena incrédula.

"¿Podemos, solo olvidar lo que dijo?" pidió Caroline.

"Es mejor que me vaya." dijo Tyler caminando hacia la puerta, pero Damon se puso frente a el y antes de que pudiera reaccionar le encajó una jeringa con verbena que agarro del escritorio de Alaric.

"¡Damon!" gritó Caroline antes de acercarse a Tyler. "¿Por qué hiciste eso?"

"Ha sido engendrado." aclaró Damon.

"¿Qué significa eso?" preguntó Alaric sin entender.

"Significa que siente lealtad hacia Klaus, porque fue su sangre quien lo creó." Damon explico encogiéndose de hombros.

"¿Lealtad, como?" preguntó Elena, mientras Caroline en el suelo escuchaba y observaba a Tyler con preocupación mientras acariciaba sus cabellos.

"Busca la aprobación de su amo." Elizabeth respondió por Damon. "Es muy raro que pase, pero creo que entre híbridos no tanto."

"¿Y como lo arreglamos?" preguntó Caroline desde el suelo en un débil susurro.

"Consíguete un nuevo novio." Damon se encogió de hombros, ganandose una mirada molesta de parte de todos.


Después de haber terminado la pequeña reunión, Elizabeth estuvo en la misión de encontrar a Stefan y cuando lo hizo lo vió hablando con Rebekah... Con un suspiro se acercó a los dos, empujándolos para servir dos vasos de cerveza. "Disculpen." dijo mirando entre ambos.

"Elizabeth, hola." Stefan saludó con gusto con un tono falso de la voz, exactamente igual que antes. "¿Qué haces? ¿No es suficiente con un vaso? Creí que no te gustaba beber."

"Uno es para Elena, Stefan. ¿Tienes algún problema con eso?" preguntó Elizabeth levantando una ceja mientras bebía obligadamente toda su taza de cerveza... No pudo evitar hacer una ligera mueca por el sabor... Odiaba beber.

"Está bien, tomalo con calma." dijo Stefan. "Elena no bebe."

"¿De verdad? No creo que sea correcto que un adicto a la sangre me diga la forma de darle de beber a otra persona." replicó Elizabeth antes de reir por la expresión molesta de Stefan. "¡Oh, vamos Stefan! ¡Deja que la chica se divierta! A menos que claro; los licántropos sean alérgicos a la cerveza y la bolsa de sangre ya no le sea útil a tu amo." con eso sonrió antes de marcharse, perdiendose entre la multitud.


Más tarde en la hoguera, Elizabeth estaba viendo a algunos estudiantes que sostenían a otro por su pierna mientras hacían un soporte del barrilete... Le indicó a Elena que sirviera la cerveza, cuando vió que parecía incapaz de poder servir las bebidas, le arrebató los vasos de la mano llenándolos antes de entregarle uno para alcoholizarla aun más. "Tengo una pregunta." dijo después de un silencio. "¿Recuerdas lo que tienes que hacer?"

Elena miró a su alrededor antes de acercarse a la híbrida. "Elizabeth, es parte del acto... Aunque si me siento un poco mareada." dijo soltando un carcajada.

De la nada todo el mundo comenzó a cantar bebida. Elena se les unió. Mientras Elizabeth miró hacia la hoguera viendo otra cosa. «Stefan»

Stefan estaba apoyado en un árbol, mirando en su dirección, pero más específicamente a Elena. Luego se alejó, y los ojos de Elizabeth se desviaron hacia Damon y Rebekah. Él le estaba mostrando un malvavisco, y cómo asarlo correctamente. Miró con recelo mientras Damon colocaba el malvavisco en la lengua de Rebekah.

"¿Qué es esa mirada?" preguntó Stefan apareciendo de la nada sobresaltando a las dos chicas. Cuando Elizabeth volteó concentrandose en lo que pasaba a su alrededor, se dio cuenta de que Stefan hablaba con Elena.

"¿Qué mirada?" Elena preguntó de mala gana, sin apartar los ojos de Damon y Rebekah, mientras le daba un sorbo a su cerveza.

"Mi hermano esta coqueteando y tú estás celosa." Stefan observó. "¿No crees que tengo razón Elizabeth?"

"No me importa." replicó Elizabeth sin mirarlo, obviando por completo su pregunta.

"No estoy celosa." dijo Elena como si fuera una estupidez, tras volverse hacía Stefan dándole otro sorbo a su bebida.

"Todo bien... Puedes estar celosa." dijo Stefan sonriendo mientras se encogía de hombros. "Estoy seguro de que Damon estará fascinado."

"No estoy celosa, Stefan." repitió Elena esa vez de mala gana fulminandolo con la mirada.

"Tienes razón." admitió, Stefan con una sonrisita de autosuficiencia. "Fue mi error, me confundí."

"Como sea." Elena respondió terminando la cerveza de un golpazo. "Me largo de aquí."

Se dió media vuelta, desapareciendo entre el resto de los adolescentes, quienes en su gran mayoría ya estaban ebrios. Elena aparentaba o realmente tenia algunos problemas para alejarse, pues parecía vacilar un poco en su andar.

"¿A dónde va?" Stefan le preguntó a Elizabeth, situándose frente a ella, puesto que había vuelto a ver las estrellas ignorandolo.

"No lo sé." Elizabeth respondió encogiendose de hombros. "Tú eres el guardaespaldas no yo."

Stefan sonrió con cinismo y tras darse la vuelta, desapareció por donde Elena lo había hecho segundos antes.


Ya completa la parte del plan que le tocaba a Elizabeth, comenzó a abrirse paso entre la gente para dirigirse a las gradas de la escuela. Una vez se hubo encontrado fuera de la vista de cualquier humano, comenzo a correr a velocidad vampírica.

Tenía un poco de temor y duda en ella. Stefan se encontraba fuera de sus cabales y tenía más fuerza de lo usual, gracias a la gran ingesta de sangre humana y fresca que tomaba diariamente. Una cosa era segura. No iba a herir a Elena. Y no sólo porque Klaus lo hubiera obligado a protegerla, sino porque la amaba. El comentario que había hecho sobre Elena estando celosa de Damon, aunque había intentado sonar inexpresivo, ella sabía que él estaba un poco celoso, a su vez.

Sin embargo quien le preocupaba realmente era Alaric, porque si Stefan llegaba a notar alguna irregularidad, que le permitiera descubrir lo que iba a hacer no confiaba en que no lo lastimaría por no decir que lo mataría.

Mientras su mente estaba ocupada con los cientos de pensamientos que entraban en esta, sus pies se movieron más rápido debido a la creciente preocupación en su interior. Ahora estaba preocupada, tenía un mal presentimiento pero supuso que el olor a humo y gasolina que parecía llegar a ella desde las gradas, era lo que la había alarmado.

Ni siquiera tuvo que llegar a las gradas para observarlo. En el medio del prácticamente vacío estacionamiento, la camioneta de Alaric se encontraba en llamas, mientras su propietario intentaba desesperada y fallidamente abrir la puerta, o romper los vidrios con un palo, porque había alguien en el interior del auto, quien gritaba e intentaba salir a como diera lugar.

La persona en el interior del auto, gritaba, golpeaba y pateaba los vidrios, al tiempo que intentaba levantar a una segunda persona que parecía desmayada.

Por alguna razón que desconocía, el cerebro de Elizabeth no pareció asimilar por completo la situación, así que cuando reconoció a las personas en el interior del auto en llamas el horror se apoderó de ella. Eran Elena y Stefan.

A velocidad vampírica se aproximó, solo para confirmar lo que sus ojos habían visto. Elena gritaba en el interior del auto mientras intentaba despertar a Stefan porque, al parecer el plan había funcionado y tenía verbena en su interior.

"¡Las puertas no abren!" dijo Alaric mientras intentaba romper uno de los vidrios.

Angustiada e incrédula de que con la fuerza que golpeaba el cristal este no se hubiera venido abajo, Elizabeth le dió un codazo al vidrio. Pero este no se quebró ni cayó en pedacitos como debía hacerlo, no; simplemente continuo intacto, inmutable. E instantáneamente comprendió que eso no era normal y que ese incendio no había sido un accidente. Volvío a golpear el vidrio, más fuerte y lo único que consiguio fue lastimarse. Era como si estuviera protegido por algún tipo de magia, que no le permitía lacerarlo. «Magia» Eso era. Había brujería involucrada en aquello, ahora que se concentraba, lo percibía, era magia muy fuerte.

Por un momento sus ojos y los de Elena se conectaron. La chica estaba desesperada, a punto de llorar. Elizabeth asintió, dándole a entender que todo iba a estar bien y Elena se las manejo para sonreír, mientras cubría a Stefan con sus brazos.

Actuando tan rápido como pudo, Elizabeth corrió hacia la parte trasera del auto para intentar abrir la cajuela. Pero tan pronto como colocó sus manos en la carrocería del auto, abruptamente las apartó porque se había quemado. No porque la carrocería estuviera caliente por el fuego, no. Había sido algo parecido a la verbena pero peor. Soltó un alarido, para después observar sus manos en carne viva.

Miró hacia Alaric que la observaba con el ceño fruncido. Enseguida cerró los ojos brevemente susurrando unas palabras para intentar mitigar el fuego con su magia. "Ex spiritum intacullum, en terrum incendium, ¡fes matos salvis adisdum!"

De repente, las llamas disminuyeron dándole la oportunidad de tomar la puerta de la cajuela, arrancandola por completo. "¡Vamos, vamos!" urgío a Elena, mientras ésta intentaba salir del auto.

"¡Elizabeth, no puedo!" gritó Elena, mientras luchaba por el aire. "¡Algo me retiene!"

Elizabeth frunció el ceño. La camioneta estaba vacía. Sujetó a Elena por una mano, y de un tirón la sacó de la camioneta. Pero Elena tenía razón, porque algo o alguien, le había puesto resistencia.

"¡Retrocedan!" Elizabeth les gritó entonces, mientras retrocedía, evitando hacer contacto con el fuego o sería ella la que terminaría muerta.

"¡Pero, Stefan!" comenzó Elena, a quien Alaric intentaba llevarse consigo.

"¡Yo me encargo!" Elizabeth le gritó mirandola con severidad. "¡RETROCEDAN! ¡Antes de que esto explote! ¡La magia no durará mucho!" por el rabillo del ojo miró como se alejaban, al tiempo que intentaba sujetar la mano de Stefan, pero no lo consiguió. Así se vio obligada a entrar a la camioneta en llamas, para tomar a Stefan entre los brazos y por poco, fallidamente, salir de la camioneta. Una vez tuvo ambos pies en el suelo, pego a Stefan a su cuerpo y comenzo a correr, no muy rápido gracias al peso de su cuerpo... No consiguio dar diez pasos cuando la camioneta explotó, con un gran estruendo haciendo que cayera de bruces al suelo junto con Stefan.

Después de unos segundos levantó la cabeza consiguiendo ver a Elena y a Alaric a una distancia lo suficientemente segura. Habían salido prácticamente ilesos de la explosión. En ese preciso instante, Stefan que estaba tendido a su lado, gimió, la verbena comenzando a abandonar su sistema, ya recobrando los sentidos.

"¿Estás bien?" alguien le preguntó a Elizabeth. Ella miró a Stefan con el ceño fruncido. Sus ojos seguían cerrados y la inmovilidad de su cuerpo, fue lo único que necesitó ver para saber que aun no había vuelto en sí, así que él no era el que había hablado. Levantó la mirada, con la cabeza hecha un lío para encontrarse con Damon, que la ayudó a incorporarse.

"Sí, estoy bien." Elizabeth asintió, aunque debía admitir que estaba un poco mareada. "¿Qué haces aquí?"

"Escuche la explosión... Y tan pronto vi de donde provenía el humo, vine corriendo." Damon comenzó a explicar, mientras levantaba a Stefan del suelo echandolo sobre su hombro, antes de que comenzaran a caminar, mientras Ric y Elena se acercaron corriendo. "¿Qué ha pasado?" preguntó cuando estuvieron todos reunidos.

"No lo sé." contestó Alaric, mientras sujetaba a Elizabeth de los antebrazos, para que Damon pudiera cómodamente cargar a Stefan. "Un minuto todo iba a la perfección, y al otro la camioneta estaba ardiendo. Vino de la nada."

"Estoy segura de que hay brujas relacionadas con esto." intervino Elizabeth intentando recuperar la compostura, mientras observaba sus manos aún en carne viva. "Los vidrios estaban protegidos, y la cajuela estaba caliente, y cuando halé a Elena... Sé que parece que desvariara pero es verdad."

"¿Segura de que estás bien?" preguntó Alaric mientras se dirigían a su auto, aparcado en el otro extremo del estacionamiento.

"Sí, estoy bien." Elizabeth asintió viendo como sus manos empezaban a curarse lentamente. "Mira se están curando." le mostró sus manos a Alaric que pareció aliviado al verlas mejor.

Una vez alcanzaron el auto, Stefan despertó y tan pronto como lo hizo, se zafó de los brazos de Damon, apartándose aunque apenas fue capaz de mantenerse en pie.

"Stefan..." murmuró Elena, cuando este se tambaleó, todavía débil a causa de la verbena. Pero él simplemente se volvió y tras fulminarlos a todos con la mirada desapareció.

"No te preocupes... Lo superará." Elizabeth comentó al ver la expresión preocupada de Elena.

Tras unos segundos acordaron que Elena y Alaric llevaran a Elizabeth a casa, mientras Damon buscaría el auto por sí solo, y se encontrarían allá... Y así lo hicieron.

Alaric insistió en ir adelante, para que Elizabeth pudiera descansar en la parte trasera, alegando que "había estado muy cerca del fuego"; y a ella no le quedó de otra, más que aceptar, pues debía admitir que su cabeza le dolia un poco. El viaje fue rápido, y transcurrió sin ningún problema. Cuando llegaron, Damon ya estaba ahí.

"Deberían entrar a beber algo." Elizabeth sugirió cuando Elena detuvo el auto frente a los jardines de la casa. "No soy la única que estuvo cerca del fuego, y ustedes se deshidratan con más facilidad que yo."

Ninguno de los dos se opuso, así que sin más que decir, bajaron juntos del auto adentrandose en la casa. Damon esperaba de brazos cruzados en el recibidor con el rostro fruncido. Tan pronto como abrieron la puerta relajo el semblante. "Creí que este auto también había estallado."

"Afortunadamente, no." dijo Elizabeth al tiempo que cerraba la puerta a espaldas de Alaric quien había entrado siguiendo a Elena. "¿Bourbon?" preguntó mientras se encaminában al bar.

"Por favor." pidió Ric, soltando un suspiro de abatimiento.

"Iré por un vaso de agua." dijo Elena antes de dar media vuelta desapareciendo.

Damon sirvió dos tragos, entregándole uno a Elizabeth. Ella lo miró incrédula, pero comprendió el porqué lo había hecho. Alaric no iba a aceptar nada que viniera de manos de Damon, no por ahora. Así que sin cuestionarlo, le entregó el vaso a Alaric. Este lo tomó agradeciendo con un asentimiento y una sonrisa. Si era incómodo para ella no podía imaginar cómo era para Damon que miraba al cazador como si tuviera una disculpa colgando de la lengua pero no encontrara las palabras para decírselo... Algo típico de Damon.

Tras unos cuantos minutos de beber en silencio, Elena regresó con un vaso de agua entre las manos; y tras darle un sorbo, entró a la habitación. "Que día."

"Tu lo has dicho." Elizabeth afirmó con voz cansina, al tiempo que se recostaba sobre uno de los sofás. "Estoy agotada."

"Deberías ir por unas bolsas de sangre, ¿sabes?" Damon le dijo al tiempo que se sentó a su lado. "Estuviste en una posición riesgosa esta noche."

"Te clavaron una estaca en el estómago." Elizabeth replicó sarcásticamente. "¿Has bebido sangre?"

"No." Damon admitió encogiéndose de hombros. "Estoy bien."

"Y yo también." Elizabeth insistió.

"Bien." Damon aceptó molesto. "Si tú lo dices."

Elizabeth se incorporó para quejarse del tonito de voz que Damon había utilizado para referirse a ella, cuando la puerta de la casa se abrió. Damon la miró de reojo, y el rostro de Elena se contrajo en frustración. Unos segundos después, entraron al bar Rebekah y Stefan.

Rebekah fulminó a Elena con la mirada y Stefan le regaló a todos los presentes una sonrisa esplendida. No había ni la menor señal del chico débil y furibundo de hacía un par de horas. Estaba de vuelta a su acto del destripador. Rebekah se sirvió un trago y tras sonreírle a Damon con malicia y fulminar a Elizabeth con la mirada, salió de la habitación.

Una vez la rubia hubo desaparecido Stefan se acercó para servirse un trago.

"Solo tengo curiosidad." dijo mirando su vaso. "¿De quién fue la idea?"

"¿Acaso importa?" Elizabeth entrecerró los ojos, jugando con él.

"Por supuesto que sí, Elizabeth." dijo Stefan soltando una carcajada. "Un plan excelente, con mala ejecución e infortunio... Pero tengo que admitir que por poco lo confundo con uno de Damon. Luego pense que serias tú, pero no creo que tu mente llegara para tanto."

"¿Sabes Stefan?" Elizabeth lo cortó molesta y cansada de escucharlo. "Tus juegos mentales son baratos y patéticos. Si quieres llegar a debilitarme o confundirme, tendrás que trabajar mucho más en tu técnica, es un poco floja y desesperada."

Stefan la fulminó con la mirada y eso era lo que probaba que lo que acababa de decir Elizabeth era verdad. Stefan jamás podría jugar con la mente sin usar la compulsión al menos no con la de ella.

"Bueno me atraparon esta noche." Stefan comentó al fin antes de mirar a Alaric con reproche. "Definitivamente no estaba esperando eso."

"Ese era el punto." contestó Alaric, mientras dejaba su vaso vacío sobre la mesa. "Creo que es hora de irnos, Elena... Gracias por la bebida, Elizabeth."

"Si." Stefan asintió con una sonrisa. "Sabes, puedes odiarlo todo lo que quieras, pero Elena me necesita. Yo siempre la protegeré. Creo que ambos están mejor teniéndome alrededor."

Elizabeth iba a abrir la boca para ridiculizarlo, pero decidió dejarlo pasar, estaba demasiado cansada como para comenzar con eso.

Ni Alaric ni Elena hablaron, y cuando lo hicieron fue dirigiéndose a Damon y a Elizabeth, en el caso de Alaric sólo a Elizabeth. "Buenas noches." acto seguido, ambos dieron media vuelta.

"Elena, espera." murmuró Stefan. La aludida se detuvo en seco y lentamente se volteó con un poco de esperanza. "Pudiste dejarme morir en el fuego esta noche, ¿Por qué pedirle a Elizabeth que me sacará?"

Elena le dedicó una mirada a Alaric, este asintió antes de desaparecer. "Porque aun tengo esperanza."

"Después de todo lo que he hecho, tú aun crees que puedo recuperar mi humanidad." Stefan dijo mientras se acercaba a ella.

"Si, lo creo." Elena asintió con una sonrisa sutil. "Yo sé quién eres realmente Stefan, mejor que nadie... Y no voy a rendirme."

"Elena... ¿Tienes idea de lo patética que te hace eso?" dijo Stefan cuando las comisuras de sus labios se levantaron levemente.

Elena contrajo el rostro, pero no era una mueca de ofensa o dolor, era de rabia. Y sin más ni menos, literalmente saco un as debajo de la manga, porque desde la parte de debajo de su chaqueta había surgido una estaca, que acababa de clavar en el estómago de Stefan. Era una de las armas de Alaric más específicamente, la que soltaba las estacas a presión.

Stefan cayo al suelo, gruñendo mientras ella removió la estaca. Elena se quitó el guante y junto con la estaca lo arrojo a los pies de Stefan. "No, Stefan. Me hace más fuerte." dicho aquello, y se fue tras Alaric.

Elizabeth se levantó comenzando a caminar hacia la salida. Pero se detuvo frente a Stefan, quien la fulminó con la mirada temblando por la ira. Ella se arrodilló, y tras tomar la estaca, la removio de su abdomen. Stefan soltó un suspiro de alivio, pero la miró con los ojos entrecerrados. Elizabeth sonrió antes de volver a clavar la estaca en su estómago. Stefan gruñó y víctima del dolor, cayó al suelo de nuevo.

"Eso es por ser un imbécil." dijo Elizabeth antes de hundir más la estaca en su interior. "Y esto tú sabes por qué."

"¡Voy a matarte!" gritó Stefan, mientras intentaba incorporarse pero seguía muy débil.

Elizabeth se levantó mirándolo desde arriba con una sonrisa de suficiencia. "Buenas noches, Stef." tras lanzarle un beso, ficticiamente se dió media vuelta mirando a Damon que observaba divertido aun sentado en el sofa. "Buenas noches Damon." con eso salió de la estancia satisfecha de lo que había hecho.


Mausoleo de Pickett

Mientras Katherine se encontraba encendiendo velas, Mikael despertó en la tumba.

"Pido disculpas por mi arrebato." dijo llamando su atención. "Habría tenido más sentido si hubieras sabido que me he estado negando sangre humana desde que tengo uso de razón... ¿Por qué me despertaste?"

"Pensé que tal vez supieras cómo matar a Klaus." dijo Katherine encogiéndose de hombros. "Pero algo me dice que me han informado muy mal."

"¿Te importaría ayudarme con ésto?" preguntó Mikael moviendo sus cadenas. "Puedo asegurarte que no hay manera de que pueda matar a Klaus debajo de ellas."

"¿Quieres decir que sabes cómo matarlo?" preguntó Katherine.

"Puedo matar a Klaus." asintió Mikael con total seguridad. "Y lo haré."

Aunque titubeante Katherine se inclinó para romper sus cadenas.

"Gracias." dijo Mikael apartando las cadenas a un lado mientras se sentaba por primera vez en siglos. "Ahora es tiempo de reponer mis fuerzas perdidas." sin previo aviso la aferró acercándola bruscamente del brazo para morderla en el cuello.


Pensión Salvatore

En la pensión, Damon quien se encontraba enrollando una alfombra, se detuvo cuando de la nada uno de los jarrones se rompió en miles de pedazos.

"Sigue así, Stefan." murmuró entre dientes antes de agacharse para recoger los pedazos del jarrón. Sin embargo alguien repentinamente lo golpeó con tanta fuerza que lo hizo volar hacia atrás, hasta caer de bruses al suelo... Sacudiendo la cabeza aturdido levantó la mirada para encontrarse con la presencia de Mason quien sonrió grandemente ante su expresión incrédula.

"Ésto va a ser divertido." dijo Mason con una gran amenaza en su voz.