Disclaimer: la mayoría de los personajes mencionados son propiedad de Stephenie Meyer, la trama es completamente mi invención.
Capítulo 19
Edward
Días después…
Mis ojos se mantuvieron casi desorbitados al tiempo que adentraba a donde sucedería el casamiento; se suponía que solo sería algo íntimo entre Bella, mis padres y la nueva familia de su padre. Jamás llegué a visualizar que sería toda una celebración con flores, brindis e invitados.
Debía mencionar que mis padres no estaban precisamente felices por la unión tan precipitada. Ellos estaban aún procesando la noticia de que tenia una niña y por ende que eran abuelos.
Digamos que era una discusión que tuvimos que pautar porque fui conciso y un tanto cruel al decirles: ¿vienen o no?
Y bueno, ellos estaban acompañándome. Conocieron a Bella y aunque fueron amables con ella, noté que tampoco era que estuvieran felices con su regreso, la razón, nuestro pasado.
El resentimiento y desconfianza de mis padres hacia Bella seguía prevaleciendo.
Pero no todo fue mal con ellos, porque al ver a Emmy cayeron enamorados a sus pequeños pies. No perdieron la oportunidad de sostenerla en brazos, llenarla de besos y regalos. Y es que nadie había podido resistirse a la ternura y alegría que Emmy compartía para todos.
Volteé hacia la entrada cuando el sonido de la marcha nupcial empezó a reproducirse. ¡Qué carajos!
Sonreí como idiota al ver que Emmy caminaba por un improvisado alfombrado en color rojo, ella venía soltando pétalos blancos por el piso, se detenía, los observaba y se agachaba por ellos. Los recogía para volver a llenar su pequeña canasta color blanco. Era una preciosa princesa vistiendo un esponjoso vestido blanco.
Los pocos presentes sonreían también al verla desfilar con tanta gracia. Y yo me sentía el tipo más orgulloso por la forma en que se comportaba.
Ella caminó hacia mí siguiendo desordenadamente lo que Lauren le decía que hiciera; se rascó la cabeza deshaciéndose su bonito peinado de rulos, volvió a recoger más pétalos que seguían esparcidos y por último me vio con una sonrisa desinteresada y me entregó la canasta de pétalos.
Estaba procesando la pasarela de Emmy cuando Bella apareció vestida de novia y del brazo de su padre. Inconscientemente abrí la boca, me arrancó el aliento cuando comprendí que ella era la novia más hermosa que mis ojos habían visto y estaba a nada de ser mi esposa.
Me sonrió tiernamente y yo quité mis ojos de su escote para enfocarme en su sonrojado semblante.
Exhalé sonoramente. Tomé su mano, el contacto entre nosotros fue suficiente para reconocer que Bella seguía siendo la dueña absoluta de mis emociones, por mucho que quisiera desterrar su amor, era frágil ante ella. El hombre más vulnerable.
Le sonreí honestamente y nos quedamos frente a la jueza que nos observaba.
No tuve tiempo para procesar la situación que se desarrollaba. Tan solo mi mente se perdió en algún punto de la ceremonia y empezó a divagar en cómo sería de ahora en adelante nuestro convivir; ¿un matrimonio normal o no?
Las firmas del certificado de matrimonio no fueron capaces de aterrizar mi mente. Tampoco cuando rompieron los aplausos y el coreo de beso, beso, empezó a sonar fuerte.
Era obvio que por más que muriera de ganas por probar sus labios. Ninguno de los dos estábamos listos. Nuestro primer beso oficial fue corto, amigable y en la mejilla.
Lauren la arrancó de mis brazos apenas nos declararon marido y mujer. Fue mi turno para caminar hacia el improvisado bar ubicado al fondo del pequeño salón.
Tiré de mi corbata, me hacía falta aire.
La vi una vez más. Bella cargaba a Emmy en brazos mientras sonreía incómoda a todo aquel que se acercaba para felicitarla.
Me fue imposible apartar los ojos de ella. Mi imaginación nunca le hizo justicia a cómo luciría el día de nuestra boda. Tal vez, porque hacía tiempo que había desechado esos pensamientos. Ni siquiera había contemplado casarme antes de los treinta.
― Parece que estás babeando ―Alec se acercó, dejando un vaso de whisky en mi mano.
― Ella está vestida de novia ―murmuré, bebiendo de un trago―. ¿Por qué nadie me dijo que harían una fiesta?
Alec me miró fijamente.
― Se supone que tienen que celebrar su reciente unión ¿no?
― No entiendo porque a Lauren se le ocurrió hacer todo esto. Bella se ve tan desencajada como yo. Lo único que necesitábamos era un papel para proteger a Emmy, no hacer toda una fiesta.
La mano de Alec cayó pesadamente en mi hombro derecho.
― Pues ahí lo tienes, hermano. Ahora tienes una esposa, una hija y a tus padres con cara de pocos amigos. Lo que todo hombre necesita para complicarse la vida... Buena suerte.
Tiré de mi pelo en un hábito frecuente cuando estaba nervioso. Exhalé suavemente y puse la mejor cara que podía.
― Mis padres cayeron ante el encanto de Emmy, los tiene en su puño ―respondí, llevando mis manos a los bolsillos―. A Bella también la amarán, cuando asimilen lo que ocurrió estos tres años.
Lauren se acercó a nosotros con esa energía que solía tener, por supuesto que ignoró en todo momento a Alec, aunque este último también hizo lo mismo con ella. La rubia pareció no inmutarse, solo frunció los labios, observando con atención las solapas de mi traje.
― Deberías quitar tu cara de aburrido ―aconsejó, acomodando la flor blanca que adornaba mi solapa―. Pensarán que te están obligando a casar.
― ¿Por qué tuviste que organizar una fiesta? ―volví a quejarme―. Bella se mira tan incómoda como yo,
― No la veía incómoda cuando se midió diferentes vestidos de novia. Ella en realidad estaba feliz de hacerlo.
― ¿En serio? ―indagué incrédulo―. Ni siquiera le compré un anillo de compromiso.
― Aún hay tiempo para que lo hagas. Por cierto, ¿donde vivirán? Porque no pretenderás seguir viviendo en un hotel ¿o sí? No es apropiado para Emmy.
― Ya sé que no ―admití. Recordando que solo estaríamos en Texas un par de semanas más―. Bella y yo necesitamos hablar de cómo será nuestro trato después de hoy.
― Espero que te hayas despedido de tu amiga Kate de una buena vez ―advirtió Lauren, esbozando una sonrisa burlona― porque no te gustará que me lleve a Bella cada fin de semana de fiesta.
― Ni se te ocurra ―gruñí―. Bella ya no está soltera.
― Entonces ―se acercó, mirándome de una forma amenazante― no hagas lo que no quieras que te hagan, primito.
Alec apretó los labios en línea recta, ocultando su risa, pero mirándome con una expresión de sorna.
― Te dije ―murmuró él―. Te deseo muy buena suerte para tu nueva vida.
Bueno, fue una boda improvisada y parece que ninguno de los dos está disfrutando, ni modo, aun están recitentes estos dos, por cierto este capítulo tiene otra parte, ¿qué opinan ustedes? Lauren está siendo una excelente amiga ¿no creen? ¿pueden imaginar a Emmy?
Gracias totales por leer
