Capítulo 21: Necesitabas saberlo

Wendy suspiró insatisfecha mientras miraba a su alrededor. No había ni una mota de polvo por ningún lado, y tampoco nadie que se quejara. Su hija estaba en el cuarto, usando la máquina de karaoke. La música resonaba en el suelo, haciéndola temblar bajo sus pies.

Un pensamiento sobre aquel regalo de cumpleaños de su hija le trae recuerdos poco agradables, recuerdos que intenta dejar de lado, hasta que levanta la vista y se da cuenta de que no es un recuerdo el que está allí acechándole.

La chow-chow había cogido y dejado el teléfono varias veces, pero todavía no había marcado el número de su vecino. Quería algo más que oír su voz a través del teléfono. Quiere correr tras él, sentir sus brazos a su alrededor, preguntarle cómo estaba. No lo hace, pero se dice a sí misma que no es porque tenga miedo. Su mente se llenaba con una abrumadora mezcla de emociones que la hacían incapaz de concentrarse y comportarse como su yo tranquila habitual.

Cuando su corazón se tranquiliza después de un rato y su mente empieza a trabajar de nuevo, se empieza a poner nerviosa. Se movía y miraba alrededor de la sala como si quisiera ir a otro lado, hacer otra cosa. Ni siquiera la reunión reciente con sus amigas en el café fue suficiente para distraerse. Para colmo de males, la madre de Snickers no pudo quedarse con ella. Tampoco podía culparla, la perra salchicha tenía su vida y no podía estar atada a ella todo el tiempo. Aun así, le parecía conmovedor el hecho de que su amiga más cercana hiciera lo todo lo posible para estar con ella cuando la necesitaba. Empezó a pensar que quizás en la próxima salida podían ir al cine, o planificar algo más y asegurarse de mantenerse ocupada.

La chow-chow salió de sus pensamientos cuando escuchó a alguien tocar a su puerta. Se acercó, mientras se preguntaba quién podría ser, ya que no esperaba a nadie y rogaba que no fuera su vecina. Abrió la puerta y durante esos breves segundos se quedó quieta, rígida.

—"¿Frisky?", la sorpresa de Wendy fue evidente, ya que rara vez visitaba su casa.

La cocker spaniel no respondió, pero la miró brevemente.

—"¿Qué haces aquí?", preguntó la chow-chow, con el corazón todavía palpitando por la visita sorpresa.

—"Tengo que hablar contigo", respondió con una expresión ilegible.

Una pequeña voz en la cabeza de la chow-chow creía saber el motivo. De repente recordó todo lo que había hecho y en lo que había evitado pensar. ¿Era posible que la cocker spaniel supiera lo que estaba pasando?

—"No sé si es un buen momento…", empezó diciendo, pero Frisky le interrumpió.

—"Claro que lo es", dijo con voz altiva. "Chilli no está. Le presté mi auto para que se llevara a las niñas un rato. Le dije que me quedaría a limpiar su casa, pero estaba esperando que se fuera para poder hablar contigo", avisó.

La cocker spaniel sonaba decidida y confiada. Sin embargo, algo en la mente de la chow-chow le decía que no era una buena idea dejarla pasar. Conocía su carácter desde aquella noche en la parrillada, y si estaba al tanto de lo ocurrido entonces nada bueno podía esperar.

—"Frisky, creo que deberías…", intentó decir, pero fue interrumpida nuevamente.

—"Déjame entrar, Wendy", su voz era baja, llena de advertencia. Su paciencia se había agotado y, como un niño malcriado que pide algo que no estaba a punto de conseguir, parecía estar a punto de hacer un berrinche. "No tendré otra oportunidad como esta y creo que esto ha durado lo suficiente".

Qué tono tan molesto y demasiado familiar. Parecía que ella y su vecina tenían la habilidad de ahuyentar a la gente con su actitud fría. Wendy sospecha firmemente que es una condición de su suspensión, pero prefiere pensar en ello como una habilidad adquirida y consciente, lo cual le preocupaba que no fueran capaces de actuar de otra manera que no sea cruel.

—"Y ¿Bien?", soltó la cocker spaniel con una molestia en su voz al no recibir respuesta.

La chow-chow sabe que ni siquiera debería estar considerando esto. Se muerde el labio, evitando la mirada de la amiga de su vecina, mientras reflexiona. Probablemente esta era otra de esas ocasiones donde estaba indefensa. Parpadeaba ante la mujer agazapada frente a ella, quien la tenía como un animal acorralado. Sin embargo, por alguna razón no se siente amenazada en absoluto. Un pensamiento punzante persiste en su cabeza. No quería tolerar otro desprecio. Sabe que no puede evitar hablar de las consecuencias, pero… Si esta es una forma de salir de eso y aclarar la situación, ¿Tal vez valga la pena?

En contra de todo, tragó saliva y se hizo a un lado.

—"Está bien, pasa...", logró decir Wendy después de unos segundos, que para Frisky parecieron una vida.

Después de cerrar la puerta, Wendy le pidió que a Frisky que tomara asiento. Había dos sillas, una al lado de la otra y una sola al otro lado de la sala. La chow-chow esperaba que se sentara en la silla solitaria, pero en cambio, la cocker spaniel se sentó en el borde de la mesa.

—"¿Quieres algo de beber?", preguntó Wendy, sin mirarla.

Frisky negó con la cabeza. "Solo quiero hablar contigo".

—"Bueno… ¿De qué quieres hablar?", preguntó, algo insegura de lo que debería decir o cómo empezar la conversación siquiera.

—"Creo que sabes perfectamente de lo que quiero hablar", dice la cocker spaniel simplemente, levantando una ceja como si fuera una respuesta obvia.

—"Supongo que sí…", murmura algo evasiva.

Frisky resopló. "Wendy, no he venido aquí solo para sentarme y beber algo contigo", alega, como si ya estuviera harta de ella. "Quiero saber por qué me mentiste"

—"Yo... No te mentí", hizo una pausa por un momento y sintió que su garganta se secaba.

—"¡Sí! ¡Sí lo hiciste!", protestó Frisky. "¡Tuviste algo con Bandit!"

La chow-chow le hizo señas a la cocker spaniel para que bajara un poco la voz. Por lo que ésta última pudo entender, la hija de ella se encontraba en el cuarto, pero no parecía escucharlas debido a la música que salía de ahí. Haciéndole caso, trató de calmarse lo más que pudo y moderar el tono de su voz.

—"Te pregunté si tú y Bandit habían tenido una aventura y me lo negaste", le recordó la noche de la parrillada.

—"Porque no tuvimos ninguna aventura", se escabulle de los labios de la chow-chow en un susurro.

—"Oh, no vayas a jugar de farol conmigo", replicó la cocker spaniel, con una expresión de ira en su rostro. "Chilli me lo contó todo"

Las palabras de Frisky inundaron el lugar mientras ambas permanecían en silencio. Ella miró a Wendy especulativamente desde su asiento en la mesa de la cocina, observando su reacción. Silencio, primero, y luego hay incredulidad. No del tipo hostil, pero la chow-chow odia la forma en que se siente de todos modos. No hay movimiento entre ellas por un tiempo. Aquellos ojos están puestos en ella, y siente el peso de la mirada aguileña atravesar su cráneo.

Wendy estaba segura de que Frisky no podría resistirse a una pelea, especialmente cuando se trataba de cualquier cosa relacionada con su amiga, incluso parecía crear problemas simplemente porque le apetecía. Precisamente en este momento ella estaba buscando una pelea. Sin embargo, Wendy era lo suficientemente inteligente como para no morder el anzuelo, y se aseguraba de que la duración de esta conversación estuviera lo más tranquila posible.

—"Frisky…", comenzó, con la advertencia en su tono evidente mientras se esforzaba por mantener la voz baja. "Lo que te haya dicho Chilli no es…"

—"¿Verdad?", completó la oración por ella. "¡Por favor! ¿Acaso crees que ella me mentiría?"

—"Bueno… no exactamente", murmuró, intentando explicarse, pero solo fue recibida por una risa sardónica de la cocker spaniel, seguido de un gruñido.

—"Mira, Wendy, será mejor que me digas la verdad. De todos modos, ya no puedes ocultarme nada", ordenó, tratando de quitar la ira de su voz sin éxito. "¿Tuviste algo con Bandit sí o no?"

La cabeza de la chow-chow niega con la palabra "no" y pudo sentir que la cocker spaniel le lanzó una peligrosa mirada.

—"¿Entonces no es verdad que lo besaste?", inquirió, desafiante.

Wendy se queda en un silencio atónito. La frase despierta emociones encontradas dentro de ella. Las palabras de Frisky estaban destinadas a cortar como cuchillos; El muro de la chow-chow se estaba desmoronando bajo el ataque de la cocker spaniel. No sabe qué decir, pero el silencio no parece ser una opción.

—"Sí…", son las únicas palabras que salen de su boca.

Frisky resopló. "¿Por qué no me lo dijiste?"

La chow-chow consideró cuidadosamente su respuesta. ¿Debería mentirle? No. Merecía la verdad. Tal vez ayudaría a derribar sus expectativas impías de ella...

—"No… no podía", no da más detalles.

El rostro de la cocker spaniel estaba retorcido en un ceño fruncido con tanta fuerza que estaba ligeramente preocupada de que en realidad pudiera arrugarse permanentemente.

—"¿No podías? ¿¡Qué no podías!?", le espetó y la miró con más ira y odio de lo que nunca antes había visto.

Wendy no responde. Tampoco da ninguna indicación de que esté escuchando, lo que en sí misma es una indicación de que lo está. Su postura inalterada proyecta suficiente escepticismo como para que Frisky continúe.

—"Yo confíe en ti, te abrí mi corazón, me sentí muy mal por acusarte de algo que… ¡Terminó siendo cierto!", su tono es frío y firme.

Los ojos de Wendy estaban muy abiertos, atónita por la respuesta que había provocado, y se había movido para apoyarse en la encimera de la cocina, como si temiera derrumbarse bajo el peso de la horrible verdad que aquella hembra estaba derramando. Si bien podía defender su punto, todo lo demás era cierto. Ella siempre había sido una persona buena y concienzuda, pero después de mucho tiempo sentía que estaba haciendo todo mal.

—"Frisky, yo no…", intentó explicarse, pero fue interrumpida.

—"¿Sabes qué creo?", empieza diciendo, todavía con una frialdad inquietante. "Creo que quisiste engañarme para encubrir tu fechoría"

La chow-chow negó con la cabeza con vehemencia.

—"¡No es así!", exclamó, mirando a Frisky con desesperación.

La cocker spaniel no presta atención a su declaración, y continúa hablando por encima de ella.

—"¿No te da vergüenza, Wendy? Aprovechaste que tu amiga estaba fuera para acostarte con su esposo"

La conmoción que cubría el rostro de la chow-chow palideció en comparación con la falta de aliento que fácilmente podría haberla puesto de rodillas, si no se estuviera apoyando. Sus oídos zumbaban con ira. Era hiperconsciente de los latidos de un corazón que le golpeaba los oídos. Al darse cuenta de que era su propio pulso el que iba en aumento, juntó las manos con más fuerza. Su pecho se tensó y pudo sentir el cosquilleo del sudor llegar sin previo aviso.

—"Yo no hice eso…", señala, enojada pero con cierta calma.

—"¡Vamos, Wendy!", exclama Frisky. Sabe que su molestia está empezando a notarse. "No trates de engañarme de nuevo".

La correa de su temperamento se estaba deshilachando bajo el ataque de Frisky. Su voz tiene un doble filo ahora.

—"¿Cómo te atreves?", empezó diciendo, mientras se movía, reflejando la mirada de ira de Frisky. "¿Cómo te atreves a venir aquí y hablarme así? ".

—"Y ¿Tú cómo te atreviste a hacerle eso a Chilli?", siseó.

La expresión de Wendy se oscurece y mira hacia otro lado. "No es asunto tuyo".

—"¡Chilli es mi amiga!", espetó, "Si algo malo llega a pasarle, ¡ES ASUNTO MÍO!"

Los hombros de Wendy se hunden, enroscándose hacia adelante a la defensiva. Se maldijo a sí misma por seguir allí, con el estómago frío como el hielo solo por cederle la conversación a aquella hembra. Creía que podía aclarar la situación con ella, pero en este momento parecía un lobo a punto de salir de su jaula, o peor aún, ella se sentía un animal herido acorralado en una pelea. Después de todo, ésta parecía ser especialidad de Frisky.

—"Es típico de las mujeres como tú…", soltó la cocker spaniel, retorciendo los labios en una leve mueca de desprecio.

La respiración de la chow-chow se detuvo y dio un paso atrás en un breve momento de debilidad. Haciendo que la ira y el odio vacilaran por un momento mientras la confusión cruzaba su rostro ante la reacción de aquella declaración.

—"¿A qué te refieres?", gruñó mientras hundía las uñas en su piel.

—"Arpía…", dijo en más que claro tono despectivo.

La chow-chow se estremece de dolor por las palabras cortantes de la cocker spaniel.

—"Ya basta...", musitó. Sus uñas se clavaban en las palmas de su mano más profundamente mientras la rabia recorría su sistema a la velocidad de la luz.

La cocker spaniel se pregunta si ella comenzaría a gritarle, pero cree que no lo haría.

Antes de que Wendy pudiera protestar, Frisky la interrumpe:

—"Tengo razón y lo sabes"

La chow-chow guardó silencio, atónita por la hostilidad de la cocker spaniel. Trataba desvincularse emocionalmente de la discusión desde que ella empezó a hablar, pero falló. Sus reproches, los cuales estaba más que segura de que se los lanzaría, iban cada vez en aumento.

—"¿Con que cara miras a Chilli ahora? ¿Cómo te sientes al saber que arruinaste una familia? ¿Acaso no te pusiste a pensar en lo que pasará cuando la familia de Bandit se entere?"

Wendy mira al suelo, tragándose sus palabras.

—"Por favor, no seas esa persona…", suplicó.

La voz de la cocker spaniel siguió reverberando mientras miraba a la chow-chow. La postura de aquella hembra se tensó minuciosamente, pareciendo endurecerse.

Wendy ya no podía más. Se limitó a sacudir la cabeza una y otra vez. Creyendo que ya tuvo suficiente e Intimidada por la cantidad de preguntas, hizo un gesto que indicaba una intensa indignación.

—"¡Muy bien! ¡Soy una arpía y una arruina familias! ¿¡Estás feliz!?", le espeta, alejándose un poco de ella. "Si eso te deja más tranquila, entonces lo acepto", declara, tragándose cualquier comentario de ira, o lágrimas de ira. "Ahora, por favor, retírate", pidió lo más suave que puedo y se alejó por completo de ella.

En lugar de irse, la cocker spaniel miró fijamente a la chow-chow regresando a la cocina. La observa durante un minuto entero mientras se pone a lavar los platos. Podía notar como respiraba profunda y temblorosamente, como si su corazón se hundiera. Parecía tan retraída.

Con cautela, Frisky se acercó hasta Wendy. Ella, al notarla en su campo de visión, se puso la cara entre las manos y respiró profundamente varias veces, con varios sollozos ahogados.

Eso detuvo en seco a la cocker spaniel. Todo rastro de ira parecía desvanecerse poco a poco y una curiosidad la invadió.

—"Wendy…", la voz de la cocker spaniel sonó demasiado suave para que la chow-chow la considerara una amenaza, pero no responde.

Está furiosa, de alguna manera visiblemente incluso más que ella. No sabe si Wendy está más furiosa por lo que le dijo, por engañar a Chilli o... A lo mejor hay algo más.

—"Wendy… Necesito que me digas que pasa", incita suavemente.

Wendy está congelada mientras Frisky habla. Esta mujer gruñona sabe lo que ella está sintiendo, se ha parado donde ella está y esta vez no parece que la está juzgando ni diciéndole algún reproche.

—"Escucha, quizás me pasé un poco…", reconoció, "Es solo que… cuando Chilli me lo contó todo, yo… me sentí engañada"

Hay un momento de silencio, cuando la música del cuarto se detiene y una nueva vuelve a reproducirse unos segundos después. Todo lo que Wendy puede hacer es abrir y cerrar la boca. Siente que no puede decir nada, como si se le quedara la boca congelada.

—"Conozco a Chilli…", prosiguió la cocker spaniel, "Sé muy bien cuando ella me está ocultando algo, y… Cuando me dijo todo eso… sé que hablaba en serio".

No podía dejar esto así. Era su culpa, su fechoría, le gustara o no. No podía dejar que Frisky siguiera pensando que ella estaba tratando de causarle daño y tristeza a ella y a su amiga a propósito, no podía. Tenía que hablar con ella como fuera.

La culpa la carcomía lo que quedaba de sus entrañas mientras la vergüenza ardía en su estómago por eso, pero era la verdad. ¿Cómo podía enfrentarse a esa mujer?

—"Yo al principio no podía creerlo, pero ahora quiero escucharlo de ti…", sus palabras fueron tan firmes como severas. "Solo quiero que me expliques por qué te acostaste con…"

La chow-chow se giró e interrumpió bruscamente.

—"¡Eso jamás pasó!", estalla, de repente mucho más intensa de lo que era antes.

Su mano estaba cerrada en un puño, como si estuviera lista para una pelea, pero esto era diferente. Era como si alguien ya hubiera dado el primer golpe y ella fuera incapaz de defenderse.

—"¿Qué?", pronunció la cocker spaniel, casi sobresaltada, con un leve movimiento de cabeza.

—"¡Sí nos besamos, pero no pasó nada más!", exclamó Wendy, demasiado fuerte, ganándose una mirada perpleja de Frisky.

La chow-chow rápidamente camina por la sala, moviendo la cabeza maníacamente de un lado. Se siente un poco intimidada, luego opta por desviar la atención a través de la ventana de vidrio, como si tuviera miedo de que encontrarse con los ojos de la cocker spaniel.

Inesperadamente, Frisky nuevamente se acercó con cautela hasta ella.

—"Cálmate", le pidió, con los ojos encendidos por la decepción y la preocupación, mientras sus palabras transmitían firmes absolutos. "Necesito que me cuentes exactamente lo que sucedió. Solo así podré entenderte"

La chow-chow volvió a negar con la cabeza con vehemencia.

—"No", respira temblorosa. "No. No entiendes. No está bien. Nada está bien. Nada puede estar bien", arranca bruscamente las lágrimas caídas de su rostro.

El pecho de Frisky se contrae de miedo. Nunca había visto a Wendy en tal estado. ¿Qué podía estar angustiándole tanto?

—"¿Qué quieres decir?", pregunta en voz baja, sin estar del todo segura de querer saberlo.

La chow-chow vuelve a mirar tormentosamente por la ventana. No podía dirigirle la mirada a aquella hembra. Respiró varias veces para calmar la voz. Le toma un buen rato recomponerse, y vaya que la cocker spaniel era bastante paciente. Ya era hora de que lo supiera. Se muerde el labio inferior para que no le tiemble y se vuelve hacia la hembra que en este momento la había irritado de sobremanera, pero no podía quitarse de encima la vil sensación de haberla engañado.

—"Ocurrió ese día que Chilli se fue de viaje...", empieza lentamente. "Él y yo estábamos sentados afuera de su casa conversando…", sus ojos, abiertos e intensos, encontraron a Frisky. "Yo... Dejé que mis emociones me cegaran…", dijo aquellas palabras como si fueran una decepción, como si se odiara a sí misma por lo que había hecho. "Yo… yo lo besé". La circulación del aire en todo su cuerpo se ha detenido ante esta revelación. "Bandit...", intenta, haciendo una pausa, y su dulce e inocente nombre se le atasca en la garganta como si no pudiera hablar de él en ningún mal contexto. "Él me rechazó...", traga saliva con dificultad.

A pesar de su creciente ansiedad, y de la mirada que le estaba dando la cocker spaniel (como si estuviera confundida, como si estuviera molesta, como si estuviera frustrada), la chow-chow, siguió adelante.

Lo único en lo que Frisky podía pensar era en la forma en que Wendy hablaba, tan frenéticamente, tan imprudente, tan desequilibrada. Incluso sus ojos eran los de alguien que había repasado el último día en su cabeza un millón de veces. Ella misma había pensado lo mismo, había repetido el mismo escenario. Por supuesto que lo había hecho. ¿Cuántas veces había imaginado un desenlace diferente? ¿De verdad lo deseaba? No parecía en absoluto el tipo de mujer a la que consideraba una arpía, pese a que seguía considerando que estuvo mal lo que lo hizo.

Las palabras sabían a aceite en la lengua de Wendy. Simplemente sacude la cabeza lentamente, finalmente permitiendo que las lágrimas fluyan sin piedad por su rostro. Mira desesperadamente a Frisky, con la esperanza de que ella entienda lo que quiere decir para que no tenga que decirlo explícitamente. Sintió que su mirada se deslizaba hacia ella, mientras ella trabajaba, pensando absurdamente que de repente se vería diferente para aquella hembra, sabiendo esta nueva información, pero se veía igual.

Frisky se queda allí, examinando el rostro devastado de Wendy. Por una vez, trató de precisar por qué ella estaba sintiendo ese sentimiento.

—"¿Por qué no me lo dijiste antes?", pregunta en voz baja.

—"¿Cómo iba a hacerlo?", cuestionó. "Intentaba decirte que no había nada entre nosotros, que solo éramos amigos…", apartó la mirada nuevamente, "¿Cómo podía explicarte que nos besamos?"

La culpa sube como bilis en su garganta. Debería haber tenido tiempo para prepararse, aunque la advertencia no fue un consuelo; En todo caso, hizo que la situación fuera aún más angustiosa. Hace una mueca mientras se prepara para la ira de la cocker spaniel, que cree merecer completamente.

—"Entonces... él…", se quedó callada mientras Wendy volvía la mirada hacia ella, con ojos curiosos.

—"¿Sí?", preguntó cuándo ella solo la miraba fijamente.

—"Él... ¿No intentó…?, quiero decir... ya sabes…"

—"Bandit no intentó nada conmigo", afirma a la defensiva. "Todo fue mi culpa…", susurra, con voz temblorosa, sin dejar de reprimir el nudo de sollozos inéditos en su pecho.

Frisky la vio tensa y lo miró con incertidumbre. Dejó escapar un suspiro pesado y audible, entonces volvió a interrogarla:

—"¿Y me estás diciendo la verdad? ¿Que él no te hizo nada?"

Wendy frunció el ceño. "¿Por qué lo haría?", preguntó.

—"Bueno… Ya sabes cómo son los hombres cuando…", intentó explicarse, pero la chow-chow la interrumpió abruptamente.

—"Tú no conoces a Bandit", replicó entre dientes. "Es el hombre más dulce, gentil y considerado que he conocido…", su expresión parecía suavizarse. Apartó brevemente la mirada para organizar sus pensamientos. "Aún después de lo que hice, yo… pensé que él se alejaría de mí, que ya no querría verme ni saber nada de mí, pero…", suspiró, "Él se preocupó por mí y me ayudó sin querer nada a cambio".

La bondad ya no era una opción, solo la honestidad. Se siente reivindicada. El dolor en su pecho se atenúa por el simple hecho de hablar de ello, de reconocerlo sin avergonzarse de sí misma por ello.

Su reacción pareció desencadenar otra conversación silenciosa entre ellas.

Se suponía que las cosas no iban a ponerse tan mal. Frisky se estremeció. Nunca había tenido la intención de lastimar a Wendy, al menos más de lo que ya lo había hecho.

Después de un breve rato sin hablar, la cocker spaniel parpadeó en respuesta. "Sí, supongo que tienes razón…". Miró detenidamente a la chow-chow y luego giró la cabeza hacia la puerta, como si estuviera lista para irse. "Lo siento…", suelta con tanta calma que resultaba desconcertante.

—"¿Qué?", reaccionó perpleja ante sus palabras.

—"Lo siento por lo de antes", admitió, con un dejo de vergüenza.

Había un matiz en la voz de la cocker spaniel que tranquilizó a la chow-chow. Había... ¿afición? Qué extraño sentir cualquier emoción positiva después de todo lo que le había confesado.

—"Una parte de mí cree que estás mintiendo, pero… otra parte de mí realmente cree que lo que dices es cierto y… no creo que seas de esas que tienen malas intenciones", confesó.

Wendy, percibiendo la sinceridad en los ojos de aquella hembra, suaviza su mirada.

—"Gracias…", agradeció, con una leve sonrisa. "La verdad es que yo no pretendía convencerte, solo esperaba que me entendieras"

Frisky sacude la cabeza en señal de simpatía. "Lo sé… Gracias por ser honesta conmigo".

Los ojos de Frisky tienen un brillo que parece demasiado brillante para Wendy. Ella la mira, no con esperanza, contradictoria con sus palabras, sino con aceptación. Es como si fuera a perdonarla, sin importar lo que haya podido hacer.

La cocker spaniel Todavía estaba enfadada con la chow-chow por lo que le había hecho, pero eso no significaba que no le importara lo que le pasara o que no pudieran dejar de ser amigas.

Cuando se giró para marcharse, inhaló y exhaló profundamente, decidiendo hacer una revelación:

—"Chilli engañó a Bandit con Pat"

—"¿Qué?", sonó incrédula y Frisky hizo una mueca.

—"Lo engañó cuando se enteró de lo que supuestamente hicieron", agregó.

Wendy parpadeó repetidamente, estando demasiado aturdida para responder.

—"Pensé que a lo mejor necesitabas saberlo…", fue lo último que dijo para luego retirarse.

Parecía una genuina sensación de camaradería que Wendy no entendía, pero que pudo evitar apreciar.

MIENTRAS TANTO

El sol, que apenas había salido desde hacía una hora, arrojaba una luz fría. El cansancio se podía ver en el rostro del Heeler azul. Estaba sentando, con una rebanada de pan en la mano y una taza de café escurrida que había quedado en la mesa, como si acabara de despertarse.

Si fuera por él, preferiría seguir recostado. Quería hundirse en el olvido, pero la calma y el silencio lo aburrían mortalmente. Bandit no era de los que admitían que se aburría. Él siempre intentaba mantenerse ocupado, ya sea con algún asunto del trabajo o cualquier cosa relacionada a empezar o terminar alguna serie.

Allí en su habitación de hotel reinaba la paz y la tranquilidad, aún si no dejaba la ventana cerrada. El silencio no hacía más que transmitirle una sensación de soledad, porque sabía que estaba solo. Sin embargo, no quería volver a su casa. Del mismo modo, no podía concebir la idea de ver a su familia luego de lo sucedido. O la idea de que no cuestionen su estado herido.

Su mente estaba distraída, pero su corazón se sentía entumecido. Años de sentirse abrumado y ver desaparecer frente a sus ojos todo lo que había llegado a amar le estaban pasando factura. Tal vez era que él mismo había tomado la decisión de finalmente dejar que le afectara, para finalmente dejar que se apodere de él y borre su capacidad de sentir casi cualquier cosa. La vida había cambiado tan drásticamente, tan rápido, que estaba teniendo problemas para seguirle el ritmo. Sus defensas siempre habían sido peculiares, incluso para él mismo.

Todo se repetía en su cabeza, pero no le hizo falta analizar en profundidad sus pensamientos para darse cuenta de que, incluso cuando llegara la mañana, seguiría haciendo lo mismo que había hecho hasta ahora. Estaba a punto de volver a sumergirse en sus ensayos del trabajo, sabiendo que al menos necesitaba algo; cuando de repente se escuchó un ruido; solo unos pequeños golpeteos que provenían fuera de su habitación. Al principio fueron leves, luego se hicieron más fuertes, más frecuentes. No había pasado ni un minuto cuando los pequeños e inocentes golpeteos se convirtieron en un rápido estruendo.

Suspirando, el Heeler azul se acercó y abrió la puerta, sabiendo de quién se trataba.

—"¡Bueeeeeeeeenaaaaaas Taaaaaaaardeeeeeeees!", el Heeler mayor le dio un saludo prolongado a su hermano. Sin embargo, éste puso los ojos en blanco y miró hacia otro lado por un momento.

Hacía unas horas, Bandit había recibido varias llamadas de su hermano, las cuales optó por ignorarlas. Sin embargo, eso no evitó que Rad se pusiera insistente. Le había enviado varios mensajes, diciéndole que estaba de vuelta en la ciudad y pidiéndole hablar. Hubo uno en particular que más llamó la atención del Heeler azul: su hermano sabía lo que había ocurrido. No debería haberse sorprendido, después de todo estaba seguro de que Chilli terminaría diciéndole algo del desafortunado asunto a Frisky, y ella se lo comunicaría a Rad. Una de las mayores preocupaciones del Heeler azul terminó haciéndose realidad.

Trató de persuadir a su hermano, pero era persistente, Bandit lo sabía. A pesar de las advertencias que su propio cerebro le dio, terminó por decirle donde se encontraba. Realmente no pensó que nada malo pudiera pasar. Creyó que era algo con lo que podía lidiar. ¡Qué equivocado estaba!

—"Hola…", pronunció Bandit en voz baja. Luego se hizo a un lado para dejar pasar a su hermano, manteniendo cuidadosamente una distancia segura.

—"Así que… Este es el lugar donde te estás quedando", dijo Rad, dando un vistazo rápido.

—"Sí, así es…", respondió por lo bajo.

El Heeler mayor caminó de un lado al otro en silencio. Bandit lo miraba de vez en cuando, y su hermano esperando que hiciera algo, que dijera algo. Siempre tenía algún comentario estúpido que sentía que debía decir. Pero esta vez no. Parecía que por primera vez se había quedado sin palabras.

Radley permaneció junto a la ventana, mientras pensaba con cuidado lo que debería decir. Bandit se sentía bastante abatido, nada parecido a la desesperación de la noche anterior, pero lo suficiente como para que incluso la preocupación de su hermano se sintiera un poco lejana.

El Heeler mayor esperaba que su hermano se sintiera menos solo. Sabía que su preocupación se proyectaba a través de su propio vínculo, y que su vínculo le enviaba irritación para cubrir la pizca de preocupación. Esperaba que nada estuviera realmente mal. Sus sentimientos debían haber sido muy confusos para él últimamente. No es que no estuviera preocupado, pero realmente quería algunas respuestas.

—"¿Sabes? Pensé que llovería hoy", murmuró Rad, tratando de permanecer indiferente cuando lo único que quería hacer era agarrar a su hermano y sonsacarle algo de información.

Bandit asintió lentamente. "Sí, yo también…".

Hubo un momento de silencio entre ellos, salvo por los bocinazos ocasionales de los autos en lontananza.

—"Es un día hermoso…", comentó Rad, mirándolo de reojo. "¿Has pensado en salir?"

—"En realidad no…", respondió Bandit en voz baja.

Hubo otro momento de silencio.

—"Si quieres te puedo invitar a comer. Creo que debe de haber un restaurante...", Rad se quedó callado, dándose cuenta de que su hermano solo estaba escuchando a medias.

—"No, gracias, no tengo hambre…", respondió él, tan bajo que casi se pierde sus palabras.

El Heeler mayor contempló los hombros encorvados y la cabeza baja de su hermano. Este no era el Bandit gracioso, sensato y seguro de sí mismo que conocía. Era un caparazón: vulnerable, derrotado. Le dolía más saber que no podía hacer nada para quitarle la angustia. Aun así, había una especie de entendimiento mutuo, una familiaridad.

—"Pescar", suelta Rad después de un rato.

Aquella declaración sobresaltó un poco al Heeler azul, quien levantó la cabeza de golpe.

—"¿Eh?"

—"Pescar", repitió Rad.

Bandit se mostró confuso. "¿Qué diablos se supone que significa eso?"

—"Deberíamos salir a pescar", agregó, "Tú sabes, como antes".

Bandit lo miró escrutadoramente. "Hace años que no pescamos"

—"Por eso mismo", señaló, "¿Acaso a veces no anhelas revivir esos momentos agradables de cuando éramos niños?".

—"Bueno…", pronunció Bandit, pero su hermano lo interrumpió.

—"¿Recuerdas quién te enseñó a pescar?", preguntó y su hermano asintió, "¿Recuerdas dónde fue?", preguntó luego y su hermano volvió a asentir en respuesta.

—"Estábamos en el lago Argyle y hacía tanto calor que apenas había sombra…", parloteó sin ánimos. "Solo pesqué un pez en todo el día y tú tuviste que ayudarme a pescarlo", prosiguió, haciendo una mueca. "Además, no era nada impresionante, apenas más grande que una percha".

Nuevamente, otro silencio incómodo comenzaba a formarse entre ellos.

—"¿Qué otra cosa recuerdas?", preguntó Rad, instando a su hermano a que continuara.

Bandit suspiró. "Recuerdo que tenía un sabor horrible, y no quería que papá y mamá se decepcionaran de que no me gustara. Entonces me dijiste: 'No te preocupes, el primer pescado nunca es el mejor para comer de todos modos'…. Y terminaste comiéndote el resto por mí".

—"Era un buen pescado". A pesar de que Rad sabía lo poco que significaría el cumplido, parecía un error no decir nada en absoluto.

Una extraña sensación de dejavú se apoderó de Bandit. "¿No tuvimos ya esta conversación?", preguntó mientras ciertos destellos cruzaron su mente. Eran tan vívidos y, sin embargo, lo suficientemente vagos como para que su verdadero significado se le escapara de las manos.

El Heeler mayor lo miró con el ceño fruncido. "No, no lo creo", disintió, "Al fin y al cabo, no te gusta mucho hablar sobre los peces"

El Heeler azul reflexionó sus palabras. "Supongo que tienes razón…"

—"Además… no es como si yo fuera un aficionado a la pesca, pero estar en aquella plataforma me hizo aprender muchas cosas", agregó Rad, "¿Quién hubiera pensado que las algas podrían ser tan buenas?"

—"¿Algas?", parpadeando, Bandit encontró a Rad mirándolo expectante. Sus ojos se iluminaron como un niño en la tienda de dulces.

—"Imagínate... tener tu propio cultivo de algas… O… ¡Una granja de algas!". Bandit no podía imaginarlo, pero asintió de todos modos. "¿Y si comiéramos sopa de algas? Podría sostenernos si fuera necesario".

—"Oh, sí…", mintió suavemente, pero fue suficiente para que Rad sonriera.

Cuando el Heeler mayor terminó su explicación convertida en historia sobre cómo tener tu propio cultivo de algas, fue como si toda la habitación se hubiera quedado sorda. Al percatarse de la mirada disiente de su hermano, se dio cuenta de que lo estaba perdiendo. Necesitaba algo que le ayudara a seguir con la conversación y, al mismo tiempo, que hiciera sentir cómodo al Heeler azul. Tanteando en sus recuerdos, pudo evocar algo.

—"¿Te acuerdas cuando le jugamos una broma a Stripe en ese mismo lago?"

El rostro de Bandit se suavizó al recordarlo, relajando el pliegue entre sus cejas.

—"Sí…"

—"¿Qué había ocurrido?", preguntó, más como una forma de instarlo a que él hablara.

Bandit suspiró. "Le hicimos creer que en el lago había cocodrilos"

—"Y… ¿Luego?"

Una sonrisa comenzó a esbozarse en el rostro de Bandit

—"Cuando no nos creyó y se metió a nadar, movimos unos troncos que había cerca y…", se ríe entre dientes, "En cuanto los vio, él…"

—"¿Él…?", Rad gesticuló sus manos para que terminara la oración.

Bandit se tapó la boca, intentando reprimir una risa, pero fue en vano.

—"¡Él salió huyendo sin mirar atrás!", se rió a carcajadas.

Radley se unió a la risa. "¡Ni Ian Thorpe le hubiera ganado!"

—"No pensé que realmente fueras capaz de hacer eso", manifestó, relajándose un poco.

—"No estaba de acuerdo, pero mamá y papá nos habían prohibido nadar ahí", aclaró, "Stripe tenía que aprender una lección".

—"¿No crees que le dejamos un trauma para toda la vida?", cuestionó.

—"Nah", Rad hizo un gesto de desdén con la mano, "Estuvo bien luego de que le dijéramos la verdad… y luego de haberse estrellado contra un árbol", mencionó por lo bajo. "Además, él ya bastantes traumas debe de tener con su propia familia".

Bandit se rió entre dientes. "Sí… supongo que tienes razón".

—"Hablando de eso…", las palabras de Rad fueron cuidadosamente elegidas. "¿Quieres hablarme sobre lo que sucedió entre tú y Chilli?"

El rostro del Heeler azul adoptó una expresión de decepción ante la pregunta. El humor de la conversación se desvaneció por completo. Una dichosa distracción. No, no era una distracción, era mucho más.

—"Mira, sé que quizás no quieras hablar sobre el asunto y lo entiendo, hasta te pido disculpas si te incomoda, pero honestamente no me siento bien al saber que no estás en una buena situación debido...", se quedó en silencio, al darse cuenta de que su hermano nuevamente solo estaba escuchando a medias.

El Heeler azul jugueteaba con sus dedos, definitivamente nervioso. Aunque ni siquiera parecía molesto por el hecho de que su desmán se hubiera revelado.

—"Frisky me dijo lo que pasó entre ustedes", confesó Rad. "Lo siento mucho, mucho. Creí que ustedes dos eran la pareja perfecta".

—"Sí… Bueno… Aun así, nadie es perfecto… y nada dura para siempre", suelta Bandit mientras miraba sin rumbo fijo por encima del hombro de su hermano, evitando el contacto visual.

Sin mediar otra palabra, el Heeler azul camina hasta sentarse en el borde de la cama, cubriendo su rostro entre sus manos.

—"Bandit…", protestó Rad, sin rodeos, mientras se acomodaba junto a su hermano. "Puedes decirme lo que te pasa. Sabes que sea lo que sea no te voy a juzgar".

Para el Heeler azul era arriesgado confiar en él de esa manera, pero cada parte de él que gritaba '¡peligro!' se había calmado bastante pronto. Rad podía conocer sus secretos, pero él también tenía los suyos. Sabía apreciar lo que él estaba haciendo sin revelar nada.

Rad es muchas cosas. Le gusta pensar en sí mismo como un hombre justo. Le gusta pensar que tiene un buen sentido del humor y que puede ver lo bueno en la mayoría de las cosas, o al menos la oportunidad para el bien. No puede encontrar mucho bien en la situación en la que se encuentra actualmente, pero siempre hay tiempo.

—"Es cierto que… ¿Besaste a Wendy?", insinuó pidiendo más información.

El Heeler azul se frotó los ojos, apartó la cara de sus manos y, por fin, miró a su hermano. Su mirada le transmitía cierta confianza, contrario a la de él, cuya mirada era pesada y cansada. Cerró los ojos y suspiró. "Sí. Lo hice…"

El Heeler mayor hizo una mueca. Escuchar aquella confesión de su propio hermano ya era bastante desalentador, pero de repente todo sentimiento fue reemplazado por la incertidumbre.

—"¿Por qué lo hiciste? Quiero decir, sé que Wendy es atractiva… Y ¡Bastante! Habría que estar ciego para no notarlo. La verdad no creo que nadie se resista a…", se detuvo al notar la mirada confusa que le lanzaba su hermano. "Lo siento", se disculpó, avergonzado. "Pero sí, creo entender por qué…"

—"Fue un accidente", interrumpió abruptamente.

—"… ¿Cómo?", ahora era Rad quien mostraba una mirada confusa.

Bandit inhaló y exhaló. "Estábamos sentados conversando y de repente…. Solo… pasó…"

—"¿Pasó? ¿Así sin más?", inquirió.

—"Sí, así sin más"

—"De acuerdo…", miró a todos lados, "estoy realmente desconcertado"

Otro silencio incómodo volvía a formarse entre ellos. Aparentemente, luego de la confusión evidente, el Heeler mayor decidió soltar sus dudas.

—"Bandit, lamento que sea yo quien te diga esto, pero… esas cosas no pasan por accidente"

—"Sí pasan…", espetó él.

—"No, no pasan", insistió Rad.

—"Entre nosotros sí pasó…", replicó por lo bajo y volvió a desviar su mirada.

Rad resopló. "Está bien… Entonces contesta a esto, ¿Lo siguieron haciendo?"

—"¡Claro que no!", respondió molesto, girando su cabeza rápidamente.

—"¡De acuerdo! ¡Tranquilo!", pidió con las manos en señal de defensa, un poco sorprendido por su reacción.

—"… No pasó nada luego de eso", pudo decir Bandit cuando se calmó un poco.

—"Pero… ¿No es verdad que tú y ella…?", hizo gestos con sus manos para complementar las últimas palabras que no le salían.

El Heeler azul negó con vehemencia. "No. Eso jamás pasó".

—"Frisky me dijo…", pronunció Rad, pero fue interrumpido por su hermano.

—"Si Frisky te dijo lo que pasó entonces de seguro ya te lo confesó todo, ¿Verdad?"

El Heeler mayor parpadeó repetidamente. "¿A qué te refieres?"

Por la reacción y la mirada de su hermano, Bandit supo que su cuñada no le había revelado todo.

—"Nada, olvídalo…", dijo y rápidamente apartó su cara de él.

—"¡No-no-no!", Rad se acercó un poco, "Dime, ¿Hay algo que tenga que saber?"

Su pregunta es recibida con silencio. Bandit simplemente miró hacia otro lado, en cualquier lugar menos él, mordiéndose el labio inferior de la forma en que lo hacía cada vez que algo le molestaba y se negaba a hablar. Dudó en hablar del asunto. No, sería demasiado duro. Pero también era consciente de que no podía estar callado para siempre, por lo que pronunció en voz baja: "Nada...".

—"Tiene que ver con Chilli, de eso estoy seguro", señaló con la peor de las muecas y observó a su hermano de manera crítica.

El Heeler azul lo miró con los ojos muy abiertos. "¿Qué…? ¿Qué te hace pensar eso?"

—"Nadie más te pone de ese humor como ella", clarificó.

Él no lo sabía. Qué extraño que Rad supiera tanto de él mientras que Bandit no sabía mucho de él en absoluto.

—"¿Te ha hecho algo, entonces?", inquirió, tras no recibir respuesta.

El Heeler azul sacudió la cabeza todo lo que pudo, con la cara apoyada en las rodillas. "No-no-no-no. Es todo culpa mía".

—"Oh, por favor…", exclamó, frustrado. "Mira, si algo sé, y créeme, sé muchas cosas, es que tú y Chilli sois iguales. Tú podrás cometer un error, pero cuando ella lo hace es tanto como tú o incluso peor, eso te lo aseguro".

Bandit levantó la cabeza para mirarlo por encima de sus brazos. "¿Y cómo estás tan seguro?"

El Heeler mayor levantó una ceja hacia él. "Bandit, por favor, ¿Acaso no recuerdas cuando en la fiesta de fin de año ella te regañó por romper un plato en la casa de Stripe?"

—"Sí…", asintió lentamente, "Lo recuerdo…"

—"¿Qué hizo ella luego esa noche?"

—"Ella…", intentó recordar, pero su hermano se impacienta.

—"Ella terminó bailando sobre la mesa y rompió el resto de los platos".

—"¡Oh sí! ¡Es cierto!", exclamó, con una mirada de sorpresa. "Lo había olvidado por completo"

—"Y no solo esa ocasión, hay muchas más. No estuve presente en la gran mayoría, pero por lo que tú, las niñas y Frisky me han dicho me basta y sobra para asegurar lo que estoy diciendo", afirmó con voz audaz, aunque todavía suave.

Bandit reflexionó sus palabras. "Sí… creo que tienes razón".

Lo que sigue es un silencio ensordecedor que dura varios segundos, hasta que Rad decide hablar.

—"Entonces, ¿Me vas a decir que fue lo que te hizo?", volvió a insistir con el tema.

Por un momento, Bandit casi pareció considerarlo. Reconocía que su hermano tenía razón y lo odiaba por eso. Aun así, apreciaba sus intentos por querer ayudarlo. Realmente quería compartirle lo que ocurría, pero definitivamente había algo que le hacía cuestionar.

Abrió la boca, pero la cerró de golpe y miró en la dirección opuesta. ¿Por qué tenía que compartir algo tan personal con él? ¡Y mucho menos algo de lo que ni siquiera podía hablar con nadie!

Radley vio su lucha mental simplemente por su lenguaje corporal. La forma en que sus piernas entrelazadas se abrazaban contra su pecho. La forma en que reprimió las palabras que querían fluir con tanta desesperación. La forma en que ni siquiera podía mirarlo.

—"¿Ella hizo algo malo?", pregunta, preocupado.

El Heeler azul finalmente decide confesar: "Sí, lo hizo…"

Bandit está enojado. Bandit está furioso y trata de no demostrarlo a través de su voz, manteniendo la calma y su enojo en su interior. Sin embargo, su tono es forzado, frágil y desgastado, como rara vez lo es. Rad puede reconocerlo. Conoce todos sus tonos vocales; o al menos, creía que los conocía aún después de ausentarse tanto tiempo, pero este sí lo conoce bien.

Antes, esta hubiera sido la parte en la que Bandit lo hubiera negado todo, sacudiendo la cabeza con tanta saña para afirmar que todo estaba bien y que mañana sería otro día... Pero la situación era distinta, y en su lugar, Bandit solo exhaló temblorosamente.

Finalmente, el Heeler azul reúne el coraje necesario para revelar lo que había hecho su esposa. Rad se sorprendió no solo por la declaración, sino también por el repentino cambio en el comportamiento de su hermano. Todo su cuerpo parecía haberse tensado y había una llama furiosa en sus ojos mientras levantaba la vista para mirar a su hermano.

—"Vaya…", suelta el Heeler mayor, impactado, luego de semejante revelación. "Eso es… demasiada información".

Bandit desvió su mirada y se miró las manos. Rad pudo notar el temblor.

—"… yo… no sé cómo no estás furioso", suelta con sinceridad.

Otro hombre en su situación probablemente escupiría veneno y le diría a aquella mujer todo tipo de insultos e improperios. Sin embargo, el Heeler azul encuentra valor en las personas que son capaces de decir lo que piensan en la cara de las personas que merecen ser regañadas, ya que él ha estado junto a la mujer que amaba durante el tiempo suficiente como para echarse hacia atrás con esa situación.

—"Intento no estarlo", admite sin rodeos.

De hecho, ni siquiera siente la necesidad. ¿Está enojado? Sí. Pero, ¿Significa eso que está desesperado? No. Su frustración es a fuego lento, no un forúnculo abrumadoramente enojado.

—"Lo siento, Bandit…", se disculpa Rad, imitando la pose de su hermano, juntando las rodillas contra el pecho. "No debería haber sacado el tema..."

Bandit alzó la vista, su lucha interna era evidente en sus rasgos. "No. Está bien. Tú no tienes la culpa de nada". Hizo una pausa pensativa y suspiró profundamente. "Todo es mi culpa…".

Rad parpadea. "Bandit", dice, "no entiendo".

—"No hay nada que entender…", manifiesta, "Supongo que me merezco lo que pasó por lo que hice"

Una fría comprensión se apodera de Rad y se congela ante su intensidad.

Bandit necesita todo lo que tiene para no traicionar ninguna emoción, porque realmente está destrozando por dentro. Respiraba con dificultad mientras intentaba convencerse de que era un monstruo.

—"Es la ley de la vida, ¿Verdad? Haces cosas buenas y te pasan cosas buenas. Haces cosas malas y te pasan cosas malas ¿Verdad?", suelta una risa hueca y rota, y vuelve a sacudir la cabeza, con las manos temblando contra las rodillas.

—"Bandit…", pronuncia Rad, y es todo lo que puede decir. No puede articular sus pensamientos más allá de una palabra, la única palabra que importa en esta situación, un paralelo directo a la de entonces.

—"Supongo que era algo que tenía que pasar…", dijo con una fría firmeza. "Así son los matrimonios. Al principio todo está bien, pero con el pasar de los años todo se vuelve confuso, cansado y ciertos pensamientos pasan por tu mente o empiezas a tomar ciertas decisiones que hasta cierto punto…"

—"Bandit…", dice Rad de nuevo, y esta vez logra pronunciar otra palabra, "por favor".

Y el Heeler azul finalmente se gira para mirarlo. Él lo miró con ojos compasivos.

—"Eres la persona más buena y bondadosa que he conocido", empezó diciendo, suavemente. "Me enorgullezco de tener a alguien como tú de hermano. Así que por favor no se te ocurra pensar lo contrario"

Bandit no puede evitar sentirse un poco conmovido por las palabras de su hermano mayor… las cuales sonaban más como una orden o un regaño.

Y aunque Rad entendió que ninguna respuesta sería lo suficientemente buena, todavía tenía que intentarlo, todavía tenía que evitar que su hermano se ahogara en la oscuridad.

—"... ¿Cuánto tiempo?", preguntó el Heeler mayor después de un rato de silencio.

—"¿Disculpa?", Bandit parpadeó confuso.

—"¿Cuánto tiempo durará todo esto? ¿Cuánto tiempo te quedarás aquí?", su mirada se agudizó.

—"No lo sé…", hizo una pausa para pensar antes de continuar, "Supongo que hasta que las cosas se calmen un poco"

Radley consideró cuidadosamente su respuesta. "Si quieres un consejo, creo que deberías hablar con ella"

Bandit miró a su hermano con recelo. "¿En serio pretendes que haga eso?", preguntó, con una voz afilada.

—"No me mires así, Bandit. Entiendo que no te gusta la idea, pero en este momento creo que es lo mejor solución".

El Heeler azul apartó su cabeza en señal de negación y deja que surja otro silencio atónito.

El Heeler mayor volvió a intentarlo. "Está bien, quizás no es la mejor solución, pero creo que es lo más razonable en este momento".

—"¿Razonable?", cuestionó, volviendo a mirarlo, "Ahora ella está resentida ¿Qué se supone que debo hacer?"

—"El dolor y el orgullo hablan por ustedes", respondió con calma.

—"¡Pero ella me engañó!"

—"Eso es dolor"

—"Y luego se negó a hablar"

—"Eso es orgullo"

Bandit resopló. "No creo que haya alguna salida…"

Hay una pausa. Bandit mira un momento hacia el suelo. Pero entonces, Rad se acerca hacia él, colocando su mano en su espalda. Los ojos oscuros y firmes del Heeler azul miran, y debe, tiene que saber cuánto significan sus próximas palabras.

—"Cuando era joven permití que el orgullo decidiera por mí. Ahora puede ocurrirte lo mismo. El mismo error", advirtió. "Ambos necesitan calmarse. Una mala palabra y todo puede terminar mal. Esta conversación es delicada. Es algo que no pueden discutir por teléfono"

El Heeler azul reflexionó las palabras de su hermano. "Puede que tengas razón…", suspiró, "Pero si las cosas no salen bien…"

—"Entonces dime y vendré inmediatamente aquí", interrumpe Rad, levantando una mano en un gesto tranquilizador. "Ella podrá estar enojada contigo todo lo que quieras, pero no por eso debes torturarte pensando en escenarios que nunca sucedieron"

Mientras le frota los hombros con cuidado. Las siguientes palabras de Rad están llenas de consuelo, su voz es suave como casi nunca lo es y profunda.

—"Todo saldrá bien. Te lo aseguro"

A pesar de la buena intención de sus palabras, el Heeler mayor se da cuenta de que su hermano no le cree. Él baja la mirada, sacudiendo la cabeza. Incluso intenta decírselo sin rodeos, casi en un susurro.

—"No saldrá bien..."

Rad resopló, mirando a otra parte. "Si tan solo hubiera algo que pudiera ayudarte…", se lamentó.

El Heeler azul pensó por un momento y recordó un detalle que creía que no valía la pena de mencionar, pero que a estas alturas ya daba completamente igual.

—"Había un video…", dice por lo bajo.

Rad dirige su mirada rápidamente a él. "¿Disculpa?"

—"Un video que estaba en la cámara de Frisky", explicó.

Rad enarcó una ceja. "¿Qué clase de video?"

El Heeler azul suspiró profundamente, preparándose.

—"La noche en la que Chilli cree que ocurrió todo, yo llevé a Wendy a casa… fue poco después de que ustedes se fueran de la parrillada", le recordó. "Sentí pena por ella, sobre todo me daba muy mala espina su ex". La voz de Bandit ahora era tranquila y firme cuando hablaba, pero también era áspera. "Estuvimos hablando y ella bebió un poco. Al final terminó ebria, así que decidí que lo mejor era dejarla en mi casa. En algún momento, Wendy tomó la cámara de Frisky y se puso a grabarse mientras iba hasta mi habitación"

Rad enarcó las cejas. "Y… ¿Luego…?"

—"Luego dejó la cámara cerca e intentó despertarme, pero no lo consiguió y se quedó dormida en mi cama".

—"Ohh…", se alivió. "Menos mal…"

—"Por supuesto que nos sorprendimos cuando despartamos juntos e intentamos averiguar qué había ocurrido. De no ser por ese cámara yo creo que jamás hubiéramos descubierto la verdad".

—"… Y… ¿Qué pasó con ese video?"

Bandit suspiró. "Lo extraje de la cámara de Frisky antes de entregársela, luego se lo mostré a Wendy y… al final del día lo eliminé"

—"¿¡Lo eliminaste!?", se sobresaltó un poco.

—"¿Por qué iba a conversarlo?", cuestionó, "No me sentía cómodo al tenerlo y, además, como te dije antes, solo era para mostrárselo a Wendy y despejar las dudas".

Rad asintió significativamente. "Entiendo… pero… Quizás aún esté en la cámara de Frisky"

—"Lo dudo bastante…", espetó, "Es muy probable que ella ya lo haya eliminado".

—"¿Crees que ya lo vio?"

—"No lo sé…", frunció los hombros y levantó los brazos, "Pero sí le conté lo mismo que te estoy contando a ti".

Rad frunció el ceño. "Que extraño… ¿Por qué no me dijo nada de esto?"

—"Ella me prometió que no diría nada… si no yo no decía nada".

Rad notó algo extraño en esa declaración. "¿A qué te refieres?"

Nuevamente, inhalando y exhalando profundamente, el Heeler azul le contó lo que la cocker spaniel había hecho previo a la cena de la parrillada, lo que provocó que el Heeler mayor se llevara las manos a la cabeza.

—"Debí suponerlo…", suelta con un dejo de molestia. "Sabía que no debía dejarla sola..."

—"Si te hace sentir mejor, ella realmente se arrepiente de lo que hizo. No solo en el video, también me lo dijo personalmente", clarificó.

—"Ohh…", el rostro del Heeler mayor se suavizo. "Bueno… es algo".

Vuelven a permanecer en silencio, sin decirse absolutamente nada.

—"… Estás… ¿Estás realmente seguro de que Chilli le dijo a Frisky sobre lo que hizo?", preguntó Rad, algo dudoso.

—"No seguro, pero sí convencido", aclaró, "ya sabes que ellas no se guardan secretos"

—"Sí… tienes razón". Rad pensó por un momento mientras reflexionaba. "Escucha, tal vez pueda hablar con Frisky y ver si aún conversa el video"

—"Pues yo lo dudo mucho…", volvió a espetar Bandit, sin ánimos en su voz.

—"¡Oye! No pierdo nada al intentarlo", alegó.

—"De todos modos no creo que eso sirva de algo…", las palabras del Heeler mayor tenían un tono amargo. "Aún si le demuestro a Chilli que nunca pasó lo que cree, sabe lo del beso".

Rad se preguntó si debería cambiar de tema. Aquel fatídico día seguía siendo una herida abierta para su hermano, un tema que entendía por qué quería evitar. Abrió la boca, pero las palabras no salían.

Bandit, en cambio, estaba perdido en la memoria, con el rostro abatido y dolorido. "Lo reconocí. Por supuesto que lo reconocí. Era imposible mentirle a ella"

Radley miró a su hermano con bastante preocupación. Parecía que estaba a punto de decirle algo, pero él siguió hablando.

—"¿Sabes qué es lo peor? No me preocupa estar aquí o lo que ella piense, me preocupa…".

El Heeler azul se detuvo en sus palabras y se puso rígido, detalle que el Heeler mayor notó.

—"¿Te preocupaaaaaaaaaaaaa?", Rad alargó la palabra con incredulidad mientras hacía un gesto para que continuara.

A Bandit le lleva un tiempo vergonzosamente largo confesar: "Me preocupa Wendy".

El Heeler mayor adoptó una mirada sorprendida y confusa, para luego recomponerse rápidamente.

—"¿En serio?", preguntó Rad en voz baja.

Bandit asintió. "Temo que Chilli pueda hacerle algo malo. Cuando se enoja… Bueno… Ya la conoces". Su voz se apagó.

Bandit permaneció en silencio durante un momento, nervioso. Rad estaba sumido en sus pensamientos mientras miraba a su hermano más de cerca. Estaba seguro de que veía al menos el más mínimo resplandor en su rostro.

El Heeler mayor habló lentamente, vacilante. ''Ella… por casualidad… ¿Sabe todo esto?'.

El Heeler azul asintió. "Ella estuvo aquí"

—"¿¡Ella qué!?", se sobresaltó un poco.

—"Oye, tranquilo", replicó, "No pasó nada. Ella solo… quería saber cómo estaba luego de… luego de no saber nada de mí", explicó, arrastrando las palabras.

—"Y… ¿Decidiste que lo mejor era que viniera aquí?"

Bandit suspiró profundamente. "Quizás no fue la mejor decisión, pero… Bueno, va a sonar extraño, pero… Necesitaba verla".

—"Oh…", suelta en voz baja.

—"Aunque trato de no pensar en ello si puedo evitarlo. No puedo. Porque entonces podría recordar que..." se interrumpió a mitad de sus pensamientos.

—"¿Te acuerdas de qué?", lo instó a que continuara.

El Heeler azul hizo una pausa y respiró hondo. "Ella dijo que me quería", reveló, despacio y en voz baja, ante la mirada atónita de su hermano. "Y… ¿Sabes qué le respondí?"

Rad no dijo nada, solo movió la cabeza con negación.

—"Le dije que se fuera", manifestó, con una expresión de arrepentimiento en su rostro. "No estuve bien, lo sé, pero quería que ella estuviera lo más apartada posible de todo esto. Ella ya tiene bastantes problemas que lidiar", resopló. "Aun así no dejo de pensar cómo pude tener esa actitud con ella…"

Guardan silencio. El Heeler azul miró hacia abajo, encorvándose un poco sobre sí mismo. Rad tiene algunas preguntas que necesita respuestas.

—"¿Cómo te sientes cuando estás cerca de Wendy?'', pregunta y su hermano voltea rápidamente a verlo.

—"¿Por qué esa pregunta?", cuestionó, con el ceño fruncido.

—"Solo simple curiosidad", responde, con voz sepulcralmente tranquila.

—"Pues… bien, supongo", declara, tratando de mostrar indiferencia.

—"¿Solo bien?", puso en duda, arqueando una ceja.

Bandit pone lo ojos en blanco. "De acuerdo… quizás bastante bien", admite, con un dejo de vergüenza, pero no se acobarda en lo absoluto.

—"¿Qué más?", inquirió Rad. Su tono era igualmente curioso y comprensivo.

Bandit hizo una pausa por un momento. "Nervioso. Como si… Mi corazón fuera a saltar fuera de mi pecho", responde, con la mirada perdida.

Rad asintió lentamente hacia él. ''Sigue'', pidió, haciéndole un gesto con la mano.

Bandit se quedó callado por un momento, pensando para sí mismo y luego continuó, más tranquilo: "Cada vez que estoy a su lado tengo ganas de hacer cosas raras con ella. Como... tomarle la mano o… caminar juntos", su rostro empieza a esbozar una sonrisa. "Y… el solo hecho de ver su rostro me hace tan feliz. Me hace sonreír. Y… cuando estemos separados, no puedo esperar a estar a su lado de nuevo". Se detuvo al notar que casi estaba divagando allí. Solo pudo frotarse la nuca, un poco avergonzado.

—"Maldita sea...'', murmuró Rad. "Eso es mucho que confesar", casi se burló de él, ya que solo podía sonreírle a su hermano mientras éste volvió a apartar la mirada, con una expresión ilegible.

—"Solo… olvida todo lo que dije", pidió, en voz baja, mirando al suelo.

—"No creo que eso sea posible…", se rió entre dientes, pero su hermano claramente no estaba de humor para hacer lo mismo. "Escucha, toda esta charla ha sido interesante, pero… debo irme", dijo, mientras se ponía de pie. "Lamento no poder quedarme más tiempo".

—"Descuida", hizo un gesto de desdén con la mano, "Lo entiendo".

—"Hablaré con Frisky y me aseguraré de revisar a ver si encuentro algo", prometió, sonriéndole con confianza. "¿Necesitas algo más?"

Bandit suspiró y volvió a juguetear con sus pulgares. "¿Podrías no decir nada de esto a mamá o a papá? Al menos hasta que todo se calme".

—"Mis labios están sellados'', asintió, mientras hacía un gesto.

—"Y tampoco a Stripe", agregó luego, con cierta molestia en su tono. "No me gusta como toma ciertas noticias"

—"Lo sé", le dio razón, "Deberíamos conseguir un cocodrilo de verdad", declaró en broma, chocando el hombro de su hermano, lo que le valió una risa. "¿Sabes? Me alegro de haber pasado un tiempo contigo".

—"Sí, yo también", respondió Bandit, sintiéndose más tranquilo y miró a su hermano con una mezcla de gratitud y respeto.

Luego de despedirse, Bandit enseguida notó que, aunque había silencio, no era como de costumbre. Radley dejó algún tipo de efecto en la habitación. El Heeler azul no se sentía tan solo como lo había estado últimamente. Ignoró el débil truculento recuerdo hasta el punto de ser algo casi irreconocible.