Capitulo 1: Eres una decepcion.

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Mientras caminaba por elpasillo vacío, el sonido de sus pasos resonaba como un recordatorio de susoledad. Cada inhalación de aire fresco, a pesar de ofrecerle un breve alivio, lo conectaba con la realidad de susituación. ¿Qué tan lejos llegarían sus esfuerzos por mantener a salvo a su familia en este mundo cruel y caótico? Si sucristal del almarealmente podía hacer la diferencia, ¿sería suficiente paracambiar su destinoo sería solo un sacrificio inútil?

Al llegar al exterior,Bernardomiró hacia el horizonte, donde la luz del atardecer pintaba el cielo con tonos cálidos, una contradicción ante elfríoque sentía por dentro. Su vida había sido siempre una lucha, pero esa lucha había alcanzado un nuevonivel de desesperaciónal ofrecer lo único que tenía. Lafamiliaera su única motivación, pero ¿sería suficiente paracambiar el cursode su vida y la de ellos?

Por otro lado, en el aula vacío,Samse encontraba atrapada en sus propios pensamientos. Las palabras deBernardoseguían resonando en su mente, y aunque latentación del poderque ofrecía el cristal era palpable, sabía que aceptar ese trato sería cargar con unaresponsabilidadmucho mayor de lo que cualquier persona podría imaginar. Había algo en lasinceridadde Bernardo que la conmovía profundamente, algo que la hacía dudar de sus propias convicciones. El hecho de que él estuviera dispuesto a ofrecer suvidapor su familia solo reflejaba el nivel desacrificioal que era capaz de llegar.

Latensiónen el aire parecía casi tangible mientras Sam reflexionaba sobre lo que realmente estaba en juego. Tomar el cristal significaría poder, pero también significaría que suviday las de aquellos a quienes afectaba estarían irrevocablemente entrelazadas con las consecuencias de ese poder.¿Estaba dispuestaa tomar esa decisión tan monumental? Sam sabía quecada acciónque tomara a partir de ese momento marcaría el futuro no solo deBernardo, sino de su propio destino.

¿Qué haré?—murmuró en voz baja, como si laspalabraspudieran ofrecerle una respuesta. Pero sabía que ninguna respuesta sería fácil.Samhabía tomado decisiones difíciles antes, pero nunca una como esta. No solo era untrato; era un compromiso que podíaromperlasi no era cuidadosa.

El silencio del aula llenó el espacio mientras laincertidumbrela envolvía. Elfuturoparecía tan incierto como elpasadode Bernardo. Ambos, atrapados en un destino incierto, pero cada uno con la esperanza de que, tal vez,su sacrificiolos llevaría a una vida mássegura.

Finalmente, decidió seguir a Bernardo.La imagen del joven cojeando con determinación quedó grabada en su mente; había algo admirable en su valentía a pesar de las circunstancias adversas.

Cuando Sam salió al exterior, vio a Bernardo a lo lejos, con la cabeza baja pero avanzando con firmeza hacia el hogar que tanto amaba.Ella se sintió impulsada a alcanzarlo; había algo en él que resonaba con sus propias luchas internas y deseos ocultos.

—Bernardo —lo llamó mientras se acercaba—. Necesitamos hablar sobre tu oferta.

El joven se detuvo y giró lentamente para mirarla.Sus ojos reflejaban una mezcla de sorpresa y esperanza; quizás no esperaba que ella reconsiderara su propuesta después de todo.

—¿Está usted dispuesta a aceptarlo? —preguntó él con cautela.

Sam asintió lentamente, sintiendo cómo la decisión comenzaba a formarse en su interior.Era un paso hacia lo desconocido, pero también una oportunidad para proteger lo que realmente importaba en este mundo caótico.

—Hagamos esto juntos —dijo finalmente—. Te prometo que haré todo lo posible para proteger a tu familia.

El viento parecía suavizar la tensión que se había acumulado entre los dos. Bernardo, que había estado caminando con lacarga del mundosobre sus hombros, sintió cómo undestello de aliviorecorría su cuerpo al escuchar las palabras de Sam. La promesa de que alguien,alguien tan poderosa como ella, cuidaría de su familia le dio una chispa de esperanza que no había sentido en mucho tiempo.

Gracias, maestra —dijo Bernardo, su voz temblorosa pero llena de gratitud. Los ojos que antes reflejaban solodesesperaciónahora parecían brillar con unanueva determinación. El peso de su sacrificio, aunque aún presente, ya no parecía taninsostenible.

Sam lo observó detenidamente, sabiendo queesto no era un trato cualquiera. Bernardo no solo estaba entregando su cristal del alma, sino sufuturo, y el de su familia. Este acto de confianza, aunque le costara aceptar, también significaba unvínculomás profundo entre ellos, uno que ni siquiera el tiempo podría deshacer.

No me falles, Bernardo —dijo Sam con una seriedad que no dejaba lugar a dudas, sus ojos brillando con una mezcla de determinación y una rara empatía. —Lo que haces no es algo fácil. Pero si vas a poner tu fe en mí, haré todo lo que esté a mi alcance para que tu sacrificio no sea en vano.

Bernardo asintió, sintiendo que, por primera vez en mucho tiempo, laesperanzacomenzaba a tomar forma, a pesar de los miedos que seguían asediando su corazón.

La decisión ya estaba tomada. Mientras ambos comenzaban a caminar juntos hacia el hogar de Bernardo, la conexión entre ellos se hacía más fuerte.Sam, con todo su poder y su carga, yBernardo, un joven lisiado que apenas comenzaba a entender lo que significabarealmentesacrificarse.

El camino por delante sería arduo, pero por primera vez en mucho tiempo, ambos sentían que el futuro no estaba tanoscurocomo pensaban. A pesar de las sombras del mundo que los rodeaban, unaluz de esperanzacomenzaba a brillar con fuerza, alimentada por la promesa hecha en ese instante.

Bernardo sintió una oleada de alivio y gratitud al escuchar esas palabras; había encontrado en Sam no solo una maestra sino también una aliada en su lucha por sobrevivir y cuidar a los suyos.Con esa promesa resonando entre ellos, ambos sabían que estaban a punto de embarcarse en un camino lleno de desafíos y decisiones cruciales para el futuro.

—Bernardo... —comenzó a decir Sam, pero fue interrumpida por el propio Bernardo.

—Por favor, piénselo —insistió él, su voz cargada de urgencia.

La maestra lo miró, la lucha interna evidente en su expresión. ¿Valía la pena aceptar un trato así, arriesgándose a depender de un niño? Sin embargo, la tentación del poder era difícil de ignorar.

Bernardo se puso de pie, cojeando con dificultad, y salió del lugar. Sus pasos resonaban en el pasillo, cada uno impregnado de un eco de incertidumbre que reflejaba su mente, debatida entre la esperanza y la desesperación.

La figura de Bernardo se desvaneció poco a poco en la distancia, sus pasos lentos pero firmes, como si el peso del mundo descansara sobre sus hombros. Sam lo observó por un momento, su mirada fija en el lugar donde se había ido, como si pudiera desentrañar los secretos de su alma con solo mirarlo. Ladecisiónque acababa de tomar no era trivial. Había aceptado una carga que podría definir el rumbo no solo deBernardo, sino de todos los que estaban cerca de él.La responsabilidadque se le había entregado eraenorme.

Con un suspiro, Sam volvió a sus pensamientos. Latentacióndel poder del cristal del alma seguía pesando sobre ella.Dos rangos de poder… eso podía cambiar muchas cosas. Con ese tipo de poder,las posibilidadeseran casi infinitas.¿Vale la pena arriesgarse?Podía usar ese poder paraproteger a Bernardo y su familia. O podría,por su propia codicia, tener acceso a más habilidades, más control sobre el mundo que la rodeaba.

Alzó la vista hacia el cielo, donde las nubes se movían rápidamente, cubriendo la luz del sol de manera intermitente, como si el mundo mismo estuviera en un estado constante delucha interna.

Pero Bernardo...Un joven dispuesto a ofrecer lo único que le quedaba, con un corazón lleno deesperanza, a pesar de su fragilidad. ¿Cómo podría rechazarlo? Lalealtad, lacompasión, esas eran cualidades que Sam no esperaba encontrar en alguien como él. Sin embargo, en esos ojos, ella podía ver más allá de la imagen dellisiadoque el mundo había creado para él. Había algo mucho más fuerte: ladeterminaciónde proteger lo que más amaba.

Finalmente, después de un largo silencio, Sam decidió moverse. El viento soplaba en su rostro mientrascaminaba tras Bernardo.Nada en este mundoera lo que parecía, pero en ese momento, ella sentía quejuntospodrían desafiar lo imposible.

Se acercó lentamente a su alumno, cuyasespaldasencorvadas ya no le parecían tan débiles.El cristal del alma, que le había ofrecido en un último acto desacrificio, representaba una promesa, una promesa que Sam ahora estaba dispuesta a cumplir.

Bernardo, espera —dijo ella con una voz más suave, pero cargada de determinación.

El joven se giró, su rostro iluminado por una mezcla deincredulidadyesperanza.El poder del cristalestaba a su alcance, y por primera vez en mucho tiempo, Bernardo comenzó a sentir quequizáspodría cambiar su destino.

Haré todo lo posible para proteger a tu familia. Estepactono es solo entre nosotros. Es entre todos los que están bajo nuestro cuidado.No lo fallaremos, ¿me entiendes? —le dijo Sam con firmeza.

Bernardo, que había estado temeroso, sintió un nuevoardor en su pecho. Las palabras de Sam fueron como unfuegoque iluminaba la oscuridad en la que había estado viviendo.

Gracias, maestra—dijo, sus palabras suaves pero llenas de una gratitud que se reflejaba en sus ojos.

El futuro seguía siendo incierto, pero al menos ahora, Bernardo no tendría que enfrentarlo solo. Sam y Bernardo habían sellado unvínculo, unpactode esperanza, poder y sacrificio, que, aunque costoso, les daría la fuerza necesaria para enfrentar lo que viniera. Y aunque elcaminopor delante estaría lleno desombras y dificultades, juntos podrían seguir adelante.

Sam suspiró, sus ojos brillando con una luz intensa, un destello que delataba su naturaleza compleja. En un instante, desapareció del aula.

La habitación oscura se mantenía en completo silencio, un vacío palpable que pesaba sobre la atmósfera. Sam observó la pantalla iluminada, cada línea de texto gravándose en su mente como un presagio sombrío. El brillo de sus ojos parecía intensificarse, como si la luz que emitían se fusionara con la oscuridad que la rodeaba.

Nombre: Bernardo Senz
Edad: 20 años
Rango: H subnivel 10
Estado: Lisiado/enfermo
Tipo de Sangre: Sangre dorada/RH NULO
Rango de Mana: Transparente

Las palabras se deslizaban ante sus ojos con frialdad y precisión, pero fue la última línea la que hizo que un estremecimiento recorriera su espina dorsal. Los detalles médicos estaban impresos de manera clínica, como una sentencia.

Enfermedades conocidas en su cuerpo:
Falla masiva de órganos, cáncer en cerebro, pulmones, sangre, hueso y corazón; FOP en diversas zonas del cuerpo; envenenamiento extremo de mana; etc.

Sam apretó los puños, sus labios sellados en una línea dura, mientras un torrente de pensamientos se desbordaba en su mente. La revelación de las condiciones físicas de Bernardo era aterradora, casi insoportable, pero había algo más en esos datos que le provocaba una sensación profunda de inquietud. La combinación de enfermedades letales y su "sangre dorada" lo colocaba en una categoría única, tal vez más peligrosa de lo que parecía a simple vista.

¿Qué significaba exactamente que susangrefueradorada? ¿Y por qué sumanaera transparente? Sam había escuchado rumores sobre la sangre dorada, pero nadie había sido capaz de confirmarlo, solo susurros en las sombras del mundo.¿Era un milagro o una maldición?

La sensación de estar observando algo prohibido se intensificó. Esta era la clave, el elemento que podría cambiar el curso de todo. Bernardo no solo estaba enfermo; su existencia misma parecía una anomalía, una especie de paradoja viviente entre la vida y la muerte, un ser que debía ser cuidado con sumo cuidado… o destruido.

Al fin, la maestra respiró hondo, consciente de la gravedad de la situación. Bernardo no era solo un lisiado más, no era simplemente un joven que debía ser protegido por su promesa.Él era un punto de inflexión. Y ahora, ella estaba en el centro de esa tormenta.

En ese instante, algo comenzó a formarse en su mente, un plan incierto pero inevitable. Sam entendió que su decisión sobre el cristal del alma no solo afectaría el destino de Bernardo, sino que podría desencadenar fuerzas mucho mayores, fuerzas que aún no comprendía por completo.

Sam siguió mirando y en el archivo leyó el resumen del muchacho.

Bernardo Senz, hijo primogénito de María Senz, la temida general sangrienta, y Henry Guerra, el nuevo señor de la poderosa familia Q'illu, tenía una historia que muchos consideraban una profecía trágica desde su nacimiento. Se decía que cuando vino al mundo, una aurora mística, de un resplandor nunca antes visto, iluminó el cielo durante tres kilómetros, como si el propio destino se hubiera sellado en ese instante. Sin embargo, el destino de Bernardo no estaba marcado por el esplendor de su nacimiento, sino por el sufrimiento.

Sam, observando los datos en la pantalla, frunció el ceño al revisar las condiciones de Bernardo. La gravedad de su estado era alarmante. En este mundo, las enfermedades que antes resultaban mortales se trataban con relativa facilidad. Sin embargo, el envenenamiento por mana, una enfermedad reciente y devastadora, había atacado el cuerpo de Bernardo con furia. Esto le impedía sanar de las otras graves afecciones que lo carcomían: cáncer en múltiples órganos, fallos en su sistema corporal y un sinfín de otras complicaciones que lo hacían casi un cadáver en vida.

La verdadera pregunta era ¿Como?

¿Cómo era posible que pudiera mantenerse vivo con el cuerpo en este estado?

Pero lo que más desconcertaba a Sam no era solo la desesperación del joven, sino su voluntad de ofrecer algo tan valioso como sucristal del alma. En su mente, un sinfín de preguntas se amontonaban. ¿Por qué un joven tan herido, con un destino tan oscuro, estaba dispuesto a entregar su único vínculo con el poder?El cristal del almaera un artefacto de inmenso valor. Se decía que estos cristales no solo amplificaban las capacidades físicas y mágicas de quien los poseía, sino que también eran instrumentos profundamente ligados a la vida y al alma de su portador. A medida que Sam examinaba los datos, los riesgos de este objeto tan poderoso quedaban cada vez más claros. Aceptarlo no solo implicaba un aumento de poder; también traía consigo un peso emocional y espiritual que muchos no estaban preparados para cargar.

La tentación de poseer tal poder chocaba con la advertencia de las consecuencias de usar el cristal. La decisión que Sam debía tomar era más compleja de lo que parecía.

¿Qué te lleva a hacer tal sacrificio?—se preguntó en voz alta, aunque sabía que Bernardo no estaba allí para escucharla.

El eco de sus palabras llenó la habitación oscura, una resonancia fría que la envolvía, mientras contemplaba las implicaciones de su decisión. Si aceptaba el cristal del alma de Bernardo y lo usaba para aumentar su propio poder,¿qué consecuencias tendría para ella y para él?La duda se instaló en su pecho, y el peso de su dilema la oprimió como una losa.

Sam sabía que debía actuar con cautela; el poder siempre venía con un precio.La historia estaba llena de ejemplos donde los deseos desmedidos habían llevado a la ruina a aquellos que buscaban más allá de sus límites.Se recordó a sí misma las advertencias de sus maestros, aquellos que habían sucumbido al mismo deseo que ahora la tentaba. El cristal del alma podría otorgarle un poder indescriptible, pero, ¿a qué costo?La avaricia por el poder nunca trae consigo un final limpio, nunca una victoria sin cicatrices.

Finalmente, decidió salir de la habitación oscura y buscar a Bernardo.El aire frío le dio la bienvenida cuando cruzó la puerta. Sabía que tenía que enfrentarse a él. No solo por lo que había ofrecido, sino porque había algo en su mirada, algo profundo y triste que la inquietaba. Tal vez, la verdadera cuestión no era el cristal.La verdadera pregunta era cómo un joven como él, marcado por tantas dolencias, podía hacer un sacrificio tan grande.

Con pasos firmes, comenzó a caminar por los pasillos desiertos. Cada paso era más pesado que el anterior.Algo estaba mal.Podía sentirlo en el aire, una presencia extraña que la rodeaba y la empujaba a retroceder. La sensación de inquietud creció cuando ella se detuvo en medio del pasillo, obligada a reconsiderar sus movimientos.

Algo había cambiado.

Sam se detuvo en seco y volvió a su lugar, sintiendo cómo la tensión crecía.¿Por qué había un vacío en el aire?La imagen de Bernardo, su fragilidad y su entrega, se cruzaba con la pantalla que había dejado atrás. Los datos de su ficha ahora le parecían aún más inquietantes. Había algo que no encajaba en el sacrificio de Bernardo. La intensidad de su propia duda la estaba consumiendo.¿Estaba siendo manipulada?¿O había algo más detrás de esa disposición sin igual a entregar su cristal del alma?

La pantalla volvió a parpadear, mostrando más detalles que antes, detalles que ella no había notado, como una pequeña advertencia en la esquina que decía:"Riesgo de interferencia en la percepción temporal."

La voz interior de Sam, casi como un susurro en la oscuridad, la hizo detenerse:"¿Estás segura de que conoces toda la verdad?"

Con un gesto decidido, Sam comenzó a analizar las posibilidades que se le presentaban, sumida en la reflexión más profunda.¿Podría ayudarlo y, al mismo tiempo, aprovecharse de su cristal del alma?La dualidad del poder y la protección danzaba en su mente, como dos fuerzas opuestas tirando de ella en direcciones distintas.Si lograba obtener dos rangos gracias al cristal y, además, aprovechaba la cercanía de la época en la que las grandes bestias mágicas enviaban a sus crías con los humanos, podría asegurar su posición en la jerarquía de poder.Este era el momento perfecto para actuar; la oportunidad de forjar una conexión con una de esas crías, especialmente la cría del viejo tirano, sería su mayor logro. Si lograba que ese ser legendario aceptara un contrato del alma con ella,su ascenso estaría más que garantizado.

Sabía que contar con la ayuda de un hijo del compañero del alma del emperador era una carta maestra que aseguraría su victoria. Un ser con ese poder... sería imposible que nadie se opusiera a su ascenso.La idea de tener un compañero de alma con tal poder la hacía sonreír internamente, aunque con una sonrisa cargada de ambición, no de satisfacción. El peligro de esas decisiones estaba latente, pero ella confiaba en que podría manipular las piezas del tablero a su favor.

Mientras laoscuridad de la habitación la envolvía como un manto, Sam se sintió tentada, más que nunca, por el poder que podría obtener. Cada segundo que pasaba en esa oscuridad la hacía más consciente de la magnitud de lo que estaba por suceder.¿Sería capaz de jugar con las vidas de otros para alcanzar sus propios objetivos?La respuesta estaba frente a ella, en sus manos. Bernardo había ofrecido su cristal, y lo que ella hiciera con ello definiría el curso de su destino.

Losojos de la maestra se contrajeronal leer la medición de la aurora que había acompañado el nacimiento de Bernardo. Tener una aurora de ese tipo significaba que el niño había sidoun hijo amado del mundo. La aurora era un símbolo de aceptación, de poder, un indicativo de que el mana corría hacia su cuerpo de manera obediente. Pero, al mirar la situación actual de Bernardo, unlisiado en todos los sentidos, la contradicción se hizo palpable. ¿Cómo podía alguien con semejante bendición estar tan destruido ahora?¿Qué demonios había sucedido para que el destino lo hubiera llevado a este punto?Era como si el mundo le hubiera dado todo para luego arrebatarle todo.

La revelación la hizo dudar, aunque la tentación del poder seguía siendo poderosa.

Sam cerró los ojos por un momento, sintiendo cómo el peso de la situación caía sobre sus hombros.¿Qué es lo que pasó?Aquella pregunta resonaba en su mente como un eco sordo. Sabía que lo que estaba leyendo era solo la punta del iceberg. Todo lo que había leído hasta ahora apuntaba a algo más grande, más complejo de lo que un simple accidente podría explicar.

Él mencionó un desastre, pero ¿cómo era posible que sus padres permitieran que eso ocurriera?El pensamiento se repetía una y otra vez.¿Cómo era posible que su madre, una de las figuras más poderosas y respetadas en el continente, dejara que algo tan grave sucediera a su hijo?María Senz, una guerrera temida, una general sangrienta, no era la clase de persona que dejaba cabos sueltos. Incluso si su poder se hubiera reducido temporalmente por el parto, no estaba tan debilitada como para permitir una invasión tan directa. Había algo mucho más profundo detrás de este suceso.¿Quién sería capaz de enfrentarse a ella de manera tan certera?Solo un ser con un poder abrumador podría haber predicho el momento exacto y atacado con tal precisión.

A medida que continuaba leyendo, la maestra sentía cómo su corazón aceleraba.La aurora de Bernardo fue cortada minutos después de su nacimiento. ¿Cómo? ¿Quién podría hacer algo así?Sam sabía que una aurora no era un fenómeno común. Era la marca de aquellos nacidos con un destino predestinado, una bendición otorgada por el propio mundo. Tener una aurora significaba que alguien era un ser extraordinario, con un talento innato para las artes mágicas y una conexión profunda con el mana que lo rodeaba. Para que eso fuera arrebatado, la intervención debía ser monumental. Algo o alguien con el poder para romper ese vínculo sagrado. Algo... o alguien de la talla de unemperador.

¿Solo un emperador podría cortar una aurora?Esta idea dejó una sensación de frío recorriéndole la espalda. Sabía que las luchas entre los emperadores y las familias más poderosas del mundo eran leyendas de horror y poder. Pero para que la aurora de un niño recién nacido fuera arrebatada, debía haber habido un plan maestro detrás de todo eso, un enemigo oscuro, con un conocimiento profundo de las artes prohibidas y del destino mismo de los nacidos bajo auroras.

El pulso de Sam aumentó a medida que su mente se centraba en las implicaciones. Si Bernardo había sido víctima de un ataque tan devastador, eso significaba que las fuerzas en juego superaban cualquier expectativa.¿Podría haber un enemigo oculto?Pensó, la idea formando una espiral de preguntas. ¿Sería posible que alguien dentro del propio círculo de poder, alguien cercano a los emperadores, estuviera detrás de todo esto? La historia estaba llena de traiciones, de intrigas oscuras tejidas entre las sombras.

Aunque, para ser honesta, la única familia noble de peso en ese círculo era la familiaQ'illu, y Bernardo era el primogénito de Henry Guerra, el futuro patriarca.¿Sería posible que la amenaza viniera desde dentro?Si el ataque había sido dirigido a una familia tan influyente, entonces los secretos que Bernardo poseía podrían ser más que solo la clave de su supervivencia; podría ser el centro de una guerra mucho mayor.

Sam apretó los dientes, mirando fijamente la pantalla. La idea de que alguien estuviera manipulando los destinos de las grandes familias y de las auroras como si fueran piezas en un tablero de ajedrez la incomodaba profundamente.Si la familia Q'illu estaba siendo manipulada, ¿quién estaba detrás de todo esto? ¿Quién quería destruirlo todo desde sus raíces?

Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando, al fondo, escuchó un leve crujido proveniente de la puerta. Volvió a mirar la pantalla. Algo no estaba bien.

La posibilidad de una conspiración más amplia comenzó a formarse en su mente. Si Bernardo era realmente tan especial como indicaban sus orígenes y su aurora, entonces habría quienes desearan eliminarlo para asegurar su propio poder.

Samsintió una mezcla de emoción y temor; el conocimiento es poder, pero también puede ser una carga pesada. Si decidía ayudar a Bernardo y aceptar su cristal del alma, tendría que estar preparada para enfrentar no solo las consecuencias personales sino también las fuerzas oscuras que podrían estar al acecho. Las fuerzas que, tal vez, ya se habían infiltrado mucho más cerca de lo que ella pensaba. En sus venas corría la adrenalina de una caza, la sensación de estar siendo observada por ojos invisibles, vigilantes, esperando un paso en falso.

Este niño...—murmuró para sí misma—.No solo es un lisiado; es un objetivo en un juego mucho más grande.

La conclusión era inevitable. Las piezas del rompecabezas, cada una con su propio significado y peligro, se iban uniendo en su mente. Algo, o alguien, estaba buscando a Bernardo. Su madre, tan conocida por su brutalidad, no era una mujer que se dejara vencer con facilidad. ¿Por qué había permitido que su hijo fuera marcado así, marcado por un destino tan cruel?

Con esa revelación pesando sobre ella, Sam decidió actuar con cautela. No podía permitir que sus ambiciones nublaran su juicio; debía proteger a Bernardo y a sus hermanos menores mientras navegaba por este complejo laberinto de poder e intriga. No solo tenía que ganar poder, sino también serastuta, jugar la partida con las reglas de aquellos que la controlaban en las sombras. Ya no podía mirar atrás.

En ese instante, la decisión que tomó no fue solo por Bernardo, sino también por sí misma. Cada paso que diera desde ese momento era una apuesta en un juego donde las reglas eran inciertas y las consecuencias, fatales.

Lo haré—se prometió, con una firmeza que la sorprendió incluso a ella. Ya no se trataba solo de proteger a Bernardo; era una oportunidad para cambiar el curso de su propio destino.

Finalmente,salió de lahabitación oscuracon una nueva determinación en su corazón. La vida deBernardoestaba entrelazada con la historia del mundo y ella estaba decidida a jugar un papel activo en ese destino. Con cada paso hacia adelante, sabía que estaba tomando una decisión crucial no solo para ella misma sino también para aquellos a quienes había prometido proteger.El cristal del alma de Bernardo, el poder que se ocultaba detrás de su dolor y sacrificio, podría cambiar todo. Pero también sabía que en su lucha por el poder, las decisiones no solo afectaban a su vida, sino que podían desencadenar una serie de eventos mucho más grandes, consecuencias impredecibles que podrían arrastrarla a un abismo del que ya no podría salir.

La mujer se detuvo en su pensamiento,negándose a creerque el emperador se había movido porcodicia y miedo. Tal prodigio solo sería beneficioso para la humanidad. Sin embargo, debía admitir que mientras más fuerte era una persona, más se aferra a su fuerza y posición, y eso podríanublar el juicio. ¿Acaso el emperador había hecho lo correcto al interferir con el destino de su hijo? Tal vez el poder deBernardo, si se desataba sin control, podría amenazar la estabilidad misma del mundo. Pero ¿quién estaba dispuesto a arriesgarlo todo por lo que creía correcto?

Tal parece que lo has descubierto, niñita...—una voz profunda resonó en la oscuridad, interrumpiendo su concentración.

Samse sorprendió al escuchar esa voz,girando rápidamentehacia la fuente, pero antes de que pudiera reaccionar,una mano firmese sujetó de su cuello, restringiendo su movimiento.La oscuridad la envolvía, la sensación de no saber a quién se enfrentaba la invadió, una presión implacable en su garganta.

Intentó usar su mana,pero se dio cuentade que había sido privada de todo esto, una sensación inquietante de impotencia la invadió. Cada fibra de su ser se rebelaba ante la falta de control. La sensación de ser vulnerables, atrapada en la oscuridad, sin poder hacer nada, era más aterradora que cualquier enemigo conocido.Además, se encontraba nuevamente en la misma habitación sombría, como si el espacio mismo estuviera destinado a engullirla en su agonía.

—¿Quién…? —tartamudeó, su voz ahogada por la mano que la apresaba.

La respuestavino como un susurro malicioso, grave y fría.

Alguien que sabe demasiado.

—Pensé que no lo descubrirías, pero con tu talento, astucia e inteligencia, lo descifraste —la voz continuó, una mezcla de desdén y admiración—. Es una decepción, pero al mismo tiempo, una alegría ...

La voz resonó en la oscuridad como una sombra, burlándose de su intento por mantener la compostura."La verdad... es que todo lo que crees saber está a punto de desmoronarse. La historia de Bernardo, su cristal del alma, su linaje... no son lo que parecen. Hay fuerzas mucho mayores jugando sus cartas, y tú, Sam, ahora eres parte de este juego."

La maestra sintió una mezcla de miedo y desafío. ¿Quién era este ser que la tenía atrapada? ¿Qué quería de ella? ¿Cómo era posible que un lisiado como su alumno tuviera a un monstruo como este vigilándolo? La inquietud creció en su pecho mientras trataba de recobrar su compostura, enfocándose en las implicaciones de lo que acababa de descubrir.

Sam apretó los dientes. La tensión en su pecho se intensificó mientras sus pensamientos comenzaban a girar en espiral."No puede ser... No puede ser que este niño esté relacionado con algo tan grande, algo tan peligroso…"Pero la sensación de que estaba atrapada en una telaraña de mentiras y manipulaciones la envolvía.

"Tú eres la pieza clave, Sam. Si eliges el lado correcto, podrás obtener más poder del que jamás imaginaste. Pero si fallas... todo lo que amas caerá con una rapidez apabullante."

La palabra"fallas"flotó en el aire como una amenaza palpable. Sam intentó moverse, pero la presión sobre su cuello, como una garra invisible, la mantenía en su lugar. Su mente luchaba, buscando un camino, una salida.

—¿Quién eres? —logró preguntar, tratando de sonar más segura de lo que se sentía.

—No importa quién soy. Lo que importa es lo que sabes y cómo lo utilizarás. Tienes una oportunidad única, maestra, pero ten cuidado; no todas las verdades son bienvenidas en este mundo.

¿Qué quieres de mí?—su voz tembló, pero trató de disimularlo, sosteniendo la mirada en la oscuridad, en busca de una pista que revelara la identidad de este ser.

La respuesta llegó como un susurro cortante, directo al alma:"Quiero que tomes una decisión, Sam. No te estoy ofreciendo una opción fácil, pero el futuro está en tus manos. Piensa cuidadosamente: ¿protegerás a los débiles, como has prometido, o te arriesgarás a cambiar la balanza a tu favor?"

Sam sintió como si todo su ser estuviera dividido, atrapado entre dos caminos, uno oscuro y lleno de sacrificios, y otro que la prometía una posible salvación, pero que arrasaría todo lo que conocía.

"¿Vas a hacer el sacrificio necesario?"—la voz continuó, el eco de sus palabras reverberando en cada rincón de su ser.

Un sudor frío recorrió su espalda mientras el peso de la decisión la aplastaba. ¿Era esto lo que Bernardo había previsto al ofrecer su cristal del alma? ¿Era su destino, el destino de todos, una cuestión de sacrificios y manipulación, un juego donde los peones nunca sabían en qué tablero estaban jugando?

La oscuridad parecía envolverla más, como si el tiempo mismo se hubiera detenido. Sam sabía que no podía seguir dándole vueltas a esta decisión; el momento de actuar había llegado.

—La verdad sobre el mundo en el que vives... sobre el poder que realmente posees y las sombras que acechan incluso a aquellos que creen estar a salvo —respondió la voz con un tono burlón—. Tu alumno es solo un peón en un juego mucho más grande.

Sam sintió un escalofrío recorrerle la espalda; la conexión entre Bernardo y este ser se hacía cada vez más clara.Si él era un peón, entonces ella también podría estar siendo manipulada sin saberlo.

—¿Qué quieres de mí? —insistió, tratando de mantener la calma mientras su mente corría a mil por hora.

—Lo que quiero es simple,maestra. Quiero que elijas un bando en este juego.Bernardono es un niño común, ni mucho menos. Es una pieza clave, y tu decisión de ayudarlo podría ser la diferencia entre el caos y el orden en este mundo podrido —la voz se tornó más fría, casi calculadora—. No subestimes las fuerzas que se mueven tras las sombras. Ya han visto tu habilidad,tu ambición. Y eso, querida, puede ser tan peligroso como útil.

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