El campeón del pueblo, el campeón de Copper
Extra: Voluntad para no rendirse, voluntad para volverte a levantar
En una de las tantas noches en Copper-9, una solitaria figura sobrevolaba los cielos.
Esa era una de las actividades favoritas del dron conocido como Designación Serial N.
Una de las pocas que no provocaban que J decidiera castigarlo, o en las que no necesitaba impresionar a V.
Volar era una actividad relajante para él.
Simplemente sentir el viento en la cara, notar lo pequeños que se veían los edificios a partir de cierta altura, la sensación de las nubes tóxicas sobre su carcasa metálica, y también lo hermosas que eran las estrellas durante la noche… eran sensaciones difíciles de describir.
Eran sus pequeños momentos de felicidad.
El tiempo para cazar drones acabó, y él había hecho menos que sus compañeras, como de costumbre.
J lo regañó, V lo ignoró, cosas usuales en su escuadrón.
¡pero estaba bien! Simplemente debía mejorar.
Ya las impresionaría.
.
.
.
Tras un rato de volar sin rumbo, acabó yendo a su lugar personal.
Era una zona simple que J le dijo que podía usar para lo que quisiera y de esa forma no molestarlas en la cápsula.
Y N, no queriendo incomodarlas con sus cosas, aceptó sin discutir.
– ¡hola chicos! – exclamó tras aterrizar.
Delante suyo había un grupo de rocas de distintos tamaños, con caras dibujadas y accesorios diferentes.
No recordaba haberles dibujado caras, pero supuso que habrá sido alguna de esas ocasiones en las que aparecían lagunas en sus memorias por algún golpe.
– perdón que me haya tardado en llegar, pero tomé un pequeño desvío – se excusó, para entonces atrapar su cola que casi lo apuñala.
Las rocas eran sus amigos, lo escuchaban cuando les contaba sus problemas, aún si no podían decir nada en respuesta.
Pero le gustaba fingir que tenían conversaciones.
– no se preocupen, no pasó nada malo – aseguró – simplemente cometí errores y J me regañó por eso, jeje… – se rascó la nuca algo avergonzado.
Recordó cómo se distrajo mientras perseguía a algunos obreros.
Primero se entretuvo con un letrero promocional sobre perros, anunciando que ahora eran inmortales gracias al poder de la ciencia.
Eso provocó que se imaginara a sí mismo estando rodeado de cachorritos que no morirían por el aire tóxico del planeta.
Quedó embobado por esa fantasía hasta que J lo hizo reaccionar con una bofetada.
En otra ocasión estaba persiguiendo a un grupo de obreros dentro de un hotel y repentinamente entraron en una habitación, quedando fuera de su vista por unos instantes dado que la inercia lo hizo seguir de largo sin querer.
Cuando regresó y entró en el cuarto, se encontró con que estaba vacío.
Se preguntó en voz alta a dónde se habían escapado, y entonces una voz salió del armario diciendo que saltaron por la ventana.
Sin pensarlo demasiado, agradeció a la misteriosa voz y saltó por la ventana para entonces expandir sus alas y buscar a sus presas, no notando en un inicio que había estado en un séptimo piso y que la ventana estaba cerrada.
Y finalmente el último fiasco, donde tenía a un pequeño grupo de obreros arrinconados y listos para ser eliminados.
Él mismo había logrado llevarlos para ese punto, y eran un número considerable.
Con unos números como esos quizás por fin conseguiría como mínimo un "es aceptable" de parte de J.
Quizás hasta V le hablaría por su cuenta.
Pero por supuesto, lo acabó arruinando.
Todavía no entiende qué fue lo que le pasó.
Los tenía allí adelante, acorralados, con únicamente palancas para defenderse que se romperían sin problemas ante sus espadas.
Y sin embargo… cuando un dron avanzó para ponerse delante de los demás, su mente se detuvo por un momento.
No era ajeno a obreros que intentaban defenderse, muchas veces ocurrieron en el pasado.
Pero esta vez fue diferente.
El obrero, incluso con claro temor hacia él, alzó los puños listo para defender a los que tenía detrás.
Y detrás suyo, un pequeño dron que N sólo podía intuir que era el hijo de aquel obrero valiente, hizo una postura similar.
Él no puede explicar con claridad lo que ocurrió en ese momento.
Por un instante, sobre el obrero y su hijo aparecieron otras figuras.
En ambos casos fueron siluetas, pero con rasgos bastante distintivos.
El pequeño fue reemplazado por una silueta de dron masculino con ojos blancos, y N apenas pudo identificar un traje elegante en esta.
Pero en el lugar del adulto apareció entonces una figura alta, más comparable a su propia altura, con una gorra de verano en la cabeza y unos brillantes ojos que le sonreían.
N no estaba seguro de quiénes se trataban, pero ambas figuras (principalmente la de la gorra) provocaron que su interior se sacudiera.
Ninguna tenía rasgos definidos fuera de los que señaló, pero aun así tuvo una rara sensación de… familiaridad cuando las vio.
Pero eso no tenía sentido… ¿verdad?
Únicamente conocía a sus compañeras, y algunos humanos que vio en las pruebas.
¿por qué unas figuras sin características definidas le causaban eso?
Una bofetada de parte de J lo sacó de sus pensamientos, seguida de una regañada por quedarse estático y que, si no fuese por la aparición de V, probablemente las "tostadoras" lo hubieran abatido.
– la verdad no sé que fue aquello que sentí – comentó a sus "amigos" – cuando se lo pregunté a J ella me dijo que lo ignorara… ¡así que eso haré! – anunció con una sonrisa.
J era la líder después de todo, ella sabía lo que era mejor para ellos.
Por eso también lo regañaba, porque de esa forma él podría mejorar.
Si, quizás lo lastimaba a veces… ¡pero estaba seguro de que sólo era para hacerlo entender! (los humanos llaman eso "amor rudo" si mal no recuerda).
Ella es genial, y N sabe que no lo lastimaría de gravedad.
¿cómo estaba seguro? No sabría decirlo.
Subconscientemente lo sabía, y eso era suficiente para él.
– en fin, tengo varias cosas que contarles amigos – desestimó sus pensamientos para entonces enfocarse en sus amigos rocas.
Les contó de varias cosas interesantes que vio en la semana.
Sobre una tienda de objetos para perros que encontró y que elevaron sus fantasías para una mascota, junto a varias fotografías de cachorros adorables.
Acerca de la ocasión en la que antes de entrar en su "modo de caza" vio que una obrera fue valiente y decidió confrontarlo mientras otros escapaban.
De cómo una vez encontró un puntero láser y se distrajo con él por horas hasta que la energía del pequeño aparato se agotó.
Que encontró unas cartas coleccionables con lindos seres caninos en ellas, un pequeño aparato que tenía una suerte de "mascota virtual", e incluso un par de imanes con formas de animales que se colocó en el cuerpo (y por los que se ganó un regaño de J porque tenerlos en el cuerpo iba en contra de las normas de la compañía).
– ¿a que no son bonitos? – pregunta mientras muestra su brazo derecho donde se veían imanes con forma de perros – incluso me puse unos aquí – abre el pecho de su abrigo y revela con orgullo imanes con cachorros dando la clásica "mirada de perrito".
Si alguien lo estuviese viendo, no le sería difícil comparar la situación con alguien presumiendo sus tatuajes.
– sé que J me dijo que no los usara, pero es que son tan bonitos – dijo con una gran sonrisa – además, lo que la compañía no sepa no nos dañará y… – pausó por un momento, al tiempo que su sonrisa menguaba ligeramente – y… J no… –
Agachó la mirada y se dejó caer para atrás, quedando sentado sobre la nieve tóxica del suelo.
– … J no me llamaría un inútil si no cometiera tantos errores – murmuró, para entonces quitarse los imanes uno por uno.
Lentamente los fue guardando en los bolsillos de su abrigo.
– yo… yo no quiero decepcionarla… – comenzó a decir – no quiero que siempre tenga que vigilarme, que deba gastar su tiempo en alguien como yo… –
Lágrimas digitales comenzaron a aparecer en su visor.
– yo… ¡yo odio esto! – acabó gritando – ¡odio que me J regañe! ¡odio que V finja que no existo! ¡odio no poder hablar con nadie! ¡odio no tener amigos! –
Una por una soltaba sus quejas, sus lamentos.
– ¡odio siempre ser yo el problema! ¡odio que nada que haga sea suficiente! ¡odio que mis intereses sean sólo distracciones! – respiraba pesadamente por su arrebato – y por sobre todo… – tomó una bocanada de aire – ¡ODIO QUE ELLAS TENGAN RAZÓN! –
Su grito generó un eco por la zona, pero no le importó.
No es como si alguien fuera por ese lugar aparte de él de todos modos.
– ¡odio estar mal! ¡odio ser tan ineficiente! ¡odio distraerme con absolutamente todo! –
Abrazó sus piernas y hundió su cabeza en sus rodillas.
– odio ser tan inútil… odio que ellas tengan que esforzarse más por mi culpa… odio ser la causa de que este escuadrón no esté en el top… –
Él sabía que, si cualquier otro dron de los demás escuadrones estuviera allí en su lugar, sin dudas estarían siempre en la cima.
Lo que hacía que siempre se preguntase ¿por qué…?
– ¿por qué J me eligió a mí…? – eso era algo que él nunca comprendió.
J era asombrosa, V era increíble, y él…
Él era sólo un desperdicio de partes.
Algo que ni siquiera debería ser llamado "dron de desmontaje", considerando que siempre se estaba desmontando a sí mismo al pincharse por error con su cola.
Como ahora que se acababa de pinchar el hombro.
Lamiéndose la herida, se levantó.
– perdón por hacerlos ver eso… – se disculpó con las rocas.
Estas, por obvias razones, no dijeron nada.
– jeje, en serio me ayudan al escucharme –
Se acercó entonces a una que tenía un moño de tamaño considerable.
Lo había encontrado hace un tiempo y se lo colocó en un impulso.
Simplemente se sintió correcto.
– adiós pequeña – acarició la roca con el moño, y luego miró al resto – los veré en una semana –
Tras decir eso extendió sus alas y se alejó volando.
Siempre lograba regresar antes que J, pero no quería tentar a la suerte y que ella lo regañara otra vez.
Y que, como siempre, estuviera en lo correcto.
.
.
.
Desconocido para él, no había estado sólo durante su arrebato.
Una figura lo observaba escondida a cierta distancia.
Y una vez que N se retiró, ella salió de su escondite.
– entonces… así es como realmente te sientes ¿huh? – mencionó, con sus coletas meciéndose suavemente con el viento.
Ella era meticulosa, una adicta al trabajo, una dron estricta.
Y también era paranoica y sobreprotectora con sus hermanos.
Ella era la mayor de los 3 después de todo.
Nunca, JAMÁS, dejaría a su hermano sólo y sin supervisión fuera de los horarios de cacería.
No iba a arriesgarse a que se encontrara de casualidad con alguno de los otros escuadrones que creían que él era aliado de Cyn, ya fuera porque por error entró en sus territorios o ellos entraron en el suyo.
Por eso lo seguía en sus "escapadas".
Al principio las usó como excusa para tenerlo lejos mientras discutía cosas con V que él no debía escuchar.
Pero con el tiempo la paranoia la invadió, y decidió seguirlo para asegurarse que no pasara nada que le hiciera recuperar sus memorias.
No estaba listo todavía para todo eso.
¿cuándo iba a estarlo? No estaba segura, pero quería pensar que lo sabría cuando llegara el momento.
Quizás si él comienza a mostrar algo de carácter, tal vez si reúne valor para responderle durante los regaños y no simplemente aceptar todo lo que le dice.
– respira J, ya te estás enojando – se dijo a sí misma con suavidad.
Miró hacia las rocas con las que N comenzó a conversar hacía un tiempo.
Ella sabía que las cosas que le ha hecho son muy difíciles de perdonar, si es que en realidad son siquiera perdonables.
Por eso, quizás fue por su conciencia, quizás por tratar de apoyarlo en algo, pero acabó dibujándoles caras a las rocas que él reunió.
Ahuecó sus ojos con tristeza cuando se puso a pensar en lo que acababa de oír.
Su tristeza, su autodesprecio.
Su hermano estaba sufriendo, y ella misma era la causa directa.
El dolor que eso causaba en su núcleo era inmenso, pero no podía flaquear.
Ella era la mayor de los tres, la primera a la que su padre reparó y la primera en recibir un nombre.
Fue la primera en comenzar a trabajar y explorar lo que era "vivir".
Fue la primera en caerse y cometer errores.
Y como tal, era su responsabilidad guiar a sus hermanos menores para que no se equivocaran como ella.
Era su responsabilidad el prepararlos para lo que les esperaba.
V maduró, entendió cómo tenía que actuar para que tragedias como las que ocurrieron no se repitieran… ahora sólo tenía que hacerla aprender a controlarse.
Pero N no tenía recuerdos de nada, y si lo hiciera… si supiera todo lo que su "hermana menor" hizo en el pasado y el destino de su abuelo Bénjamin…
Sacudió la cabeza, no iba a permitirlo.
No hasta que su hermano menor demuestre que podrá manejarlo.
Por eso tiene que fortalecerlo.
Hacerlo probar el suelo una y otra vez, forzarlo a levantarse y continuar.
Hasta que finalmente deje de derrumbarse.
Tiene la voluntad de la familia, si el hecho de que todavía siga sonriendo es un indicativo.
Ella cree en él.
Confía en que algún día podrá actuar sin tenerla a ella detrás, tomar las decisiones correctas y no torcerse ante la presión.
N era un Kenton como ella y V, su voluntad era de acero.
Y el acero más resistente, es aquel que fue forjado por los golpes más duros.
Ella era la mayor, por lo que debía encargarse de esos golpes contundentes más no destructivos.
Lo prepararía para el día en que finalmente recuerde todo… y rezaría porque la perdone.
Incluso si tiene que agachar la cabeza contra el suelo, o ponerse de rodillas y suplicar, le pediría perdón.
Aunque sabe que no lo merecerá.
Conoce a su hermano, sabe que es de buen corazón.
Pero no tiene idea de cómo puede terminar él tras lo que ella está haciendo.
Si la acaba odiando… lo aceptará con su núcleo destrozado.
– lo siento N… – dijo con la voz quebrada – lo siento… po-por todo lo que te estoy haciendo pasar… –
Lágrimas digitales aparecieron en su visor mientras se abrazó a sí misma.
– espero que… *snif* puedas perdonarme por todo esto –
Cayó de rodillas y dobló su columna mientras dejaba caer su cabeza.
Ella era la primera…
Ella era la que debía guiarlos…
Ella era la que tenía que dar el ejemplo…
– papá… – murmuró, para entonces levantar la mirada hacia el cielo.
Las nubes tóxicas impedían ver las estrellas, pero no le importaba.
Ninguna estrella brillaría tanto como su padre, incluso si es sólo una imagen mental.
Y sin embargo, no pudo tranquilizarse.
Había una única cosa que quería preguntarle cuando lo encontraran.
– ¿soy… una buena hija…? – preguntó al aire, pero con cierta desesperación por conseguir una respuesta.
Pero no la recibió.
Respirando con fuerza para tranquilizarse, J agitó la cabeza al tiempo que se levantaba.
Miró entonces a la roca con el gran moño.
Frunció el ceño y por un momento consideró destruirla.
Lo último que necesitaba N era algo que le recordara a esa traidora.
Pero rápidamente desestimó esa idea.
Si su hermano menor llegaba a ver su "lugar seguro" comprometido, y peor aún por ella… no quería saber lo que podría pasar.
Embotellando sus emociones, desplegó sus alas y alzó vuelo.
– ¡ah! ¡ya lo entiendo! – exclamó con voz masculina una figura ataviada en un traje anti-radiación.
Esta se encontraba escribiendo en la pared con una tiza en su mano derecha, mientras que la manga izquierda del traje colgaba sin nada que la rellene desde el codo.
Tenía sus dos piernas, pero la derecha en lugar de terminar en una bota acababa en un pie metálico.
– ¡conque por eso los dedos no se movían bien! – exclamó con felicidad – resulta que si bien el ensamblar los cables a mis nervios es suficiente para que lleguen las señales, necesito un amplificador para que las ondas bioeléctricas de mi cuerpo puedan dar energía a la prótesis para poder efectuar movimientos complejos – habló mientras escribía en la pared.
Todas las paredes estaban llenas de garabatos, fórmulas y teorías actualmente inentendibles por haber escrito nuevas ideas sobre ellas debido al poco espacio.
– me había confundido porque la pierna no necesitaba nada complejo dado que los movimientos son más simples, pero por fin lo entendí, era básico en la implementación de prótesis – se dio una palmada en su cara desprotegida por su casco.
Dormir con eso era incómodo, por lo que se lo quitó y no se lo volvió a colocar dado que era innecesario.
No había espejos después de todo.
– en fin ¡con esto terminaré la prótesis y dejaré de estar manco! – exclamó con felicidad – ahora sólo tendré que ver cómo fabri-BLEGH COF COF – comenzó a toser cuando sintió algo en su pecho.
Confundido comenzó a tantearse el pecho, hasta que finalmente sintió algo moviéndose dentro suyo.
Más concretamente en su lado izquierdo.
– ok, no seré un experto en biología humano-dron-ciborg-loqueseamiexistencia… pero estoy parcialmente seguro de que eso no es mi corazón –
Abrió su traje e incrustó su mano en su pectoral izquierdo.
– auch, ay, ow, jeje, eso dio cosquillas… ¡ajá! – exclamó para entonces sacar su mano.
Estaba sosteniendo una robo-cucaracha de luces rojas.
– ok ¿cómo fue que terminaste ahí dentro? – preguntó, no esperando realmente una respuesta.
Recordó entonces la molestia en su oído cuando despertó.
– ah, te colaste mientras dormía ¿eh? – comprendió – tonta cucaracha robot, ustedes existen para limpiar aceite del suelo, y no hay aceite dentro mío, sólo hay sangre… creo – da una lamida a sus dedos ensangrentados por el extirpamiento, y chocó sus labios para tantear el sabor – sip, definitivamente es sangre – asintió para sí mismo.
Tras eso lanzó la cucaracha a su boca y comenzó a masticar.
– m….tamé…. –
– oh, lo siento ¿querías un poco? – pregunta mientras mira a un costado.
Allí, tirado en un rincón, había un dron obrero con una pantalla glitcheada y sin brazos ni piernas.
– si, perdón pero… entenderás que necesito sustento –
– p…. …..or… ma…t…mé….. –
– pero hey, puedo darte un batido de aceite para compensar, aprendí a hacerlo especialmente para ti –
– …or…av…..….a…..amé… –
– oh, mis disculpas, estás tratando de decir algo ¿verdad? – dijo para entonces acercarse y poner una mano en su oído para oírlo mejor – ¿qué fue lo que dijiste? Habla más fuerte por favor –
Finalmente, el mensaje del dron fue oído con claridad.
– por favor… mátame… –
Los ojos blancos del individuo se achicaron, con el izquierdo deformándose ligeramente, mientras su sonrisa se volvió rígida.
– ¡no digas cosas tan deprimentes, amigo! – dijo mientras se alejaba de él con un salto.
Tras eso se acercó a una batidora improvisada, para entonces tomar trozos de metal, convertirlos en carne y meterlos dentro.
– aunque puedo entender tu postura – afirmó mientras comenzaba a batir la carne con la ayuda de un Solver blanco, casi volviéndose gris – desde tu perspectiva, soy un monstruo que te troza y te regenera para tener suministro eterno de materia – dejó de batir la carne y vertió la pasta en un vaso – pero ¡hey! Te salvé de que el Sujeto 000 te consumiera, así que creo que es algo justo –
Tras decir eso, volvió a usar el Absolute Solver para convertir la pasta roja en una pasta negra.
– sólo estamos tú, yo, y el demonio que acecha mis pesadillas – dijo para entonces acercársele con el vaso – bien podríamos intentar ser amigos ¿no crees? – preguntó con una gran sonrisa.
Sin embargo, sus ojos no sonreían en lo más mínimo.
Eran ojos carentes de brillo.
El dron soltó un bufido divertido.
– no hay más drones aquí… el Sujeto 000 se los comió a todos… – dijo el bot – lo que haces es imperdonable… no eres mejor que esa cosa… mátame por favor… –
Mientras el individuo oía eso, el vaso en su mano comenzó a temblar.
– ¿tienes idea… de cuánto tiempo llevo aquí abajo…? – preguntó con lentitud.
Sin embargo, la sonrisa nunca abandonó su rostro.
– 15 años… fueron 15… malditos… años… – sus hombros comenzaron a temblar – ¡POR FIN TENGO ALGUIEN CON QUIÉN HABLAR TRAS 15 PUTOS AÑOS! ¡TAL VEZ NO LO ENTIENDAS PORQUE ERES UN DRON Y EL TIEMPO ES DIFERENTE PARA USTEDES! ¡PERO HAN SIDO 15 CONDENADOS AÑOS! – gritó todavía con su sonrisa presente.
– no soy un "alguien"… soy un "algo"… –
CRASH
– ¡ESO NO IMPORTA! – exclamó mientras tiraba el vaso al suelo por frustración.
Cayó de rodillas mientras se sujetaba la cabeza.
– y-ya tuve suficiente… – dijo con la voz temblorosa – y-ya me cansé de estar atascado en estas catacumbas, sin poder escapar… –
En el pasado dejó de lado la chance de irse cuando Nori, Yeva y Triss se llevaron a los otros drones.
No sentía que fuera correcto el acompañarlas.
No tenía la menor idea de que el Sujeto 000 había sobrevivido a la explosión del núcleo.
– y-ya me cansé de no saber si voy a morir, ser consumido, ser experimentado… o simplemente comer, teorizar y dormir por el resto del día… –
Levantó la mirada, notando al dron con el que estuvo hablando.
Su visor tenía un gran agujero, uno con meses de antigüedad.
Aceite no caía de sus extremidades cercenadas, se había secado hacía tiempo.
En su pecho había un agujero totalmente vacío.
Estaba gritándole a un cadáver, uno incapaz de comunicarse fuera de sus propios delirios.
– y-yo… ya me cansé de fingir que estoy bien… –
Un escalofrío recorrió sus hombros.
– oh no… no otra vez… – murmuró mientras giraba la cabeza.
Detrás suyo, 7 siluetas diferentes lo observaban con brillantes ojos blancos.
– a… ¡aléjense de mí! – gritó mientras se levantaba y corría hacia la esquina.
Las figuras se mantuvieron quietas, pero lo siguieron con la mirada.
– l-lo siento… ¡y-yo no quería…! –
Las figuras eran diferentes entre sí.
– ¡n-no fue mi intención! –
Algunas más altas que otras.
– ¡y-yo no lo controlaba! –
Una con distintivos rasgos femeninos, mientras el resto eran claramente varones.
– ¡SÓLO DÉJENME EN PAZ! –
López Sarge.
Hogarth Hughes.
Mitchell Stark.
Romina Connor.
Gregory Afton.
Francis Spooner.
Tobías Kenton.
Los 7 humanos cuyas carnes ahora conformaban su biomasa.
Lo acechaban.
Se aseguraban de que nunca olvidara lo que hizo.
Lo que era.
Quién era… o mejor dicho quién NO era.
Era una abominación.
Un ser creado con partes de distintos humanos, sin poder ser considerado ninguno de ellos.
Era el monstruo de Frankenstein moderno… un monstruo Solver.
– y-yo… ya no quiero seguir luchando… – murmuró con tono quebrado mientras lloraba – y-ya no más… –
Tanto tiempo en soledad.
Tanto tiempo lidiando con sus demonios internos.
Con sus traumas.
Con sus trastornos.
Ni siquiera podía acabar con el tormento que era su existencia.
Ya lo había intentado.
Muchas veces.
Pero el programa no se lo permitía.
Tenía una inmortalidad que no quería vivir.
Estaba siendo obligado a seguir adelante, pese a que no quería.
¿cuál era el punto?
– ¡hermana, juega con nosotros! – unas voces infantiles resonaron en su cabeza.
La imagen de dos niños apareció en su mente, dentro de un hogar simple.
– no olvides que te amo, cariño – habló una voz femenina adulta.
Una mujer con un bebé en sus brazos sonreía.
– hijo, estaremos bien, tú sólo concéntrate en tus estudios – fueron las palabras de una voz masculina adulta.
Un hombre lo miraba con cariño, más en sus ojos de notaban ojeras.
– no te sobre esfuerces, el trabajo de campo requiere paciencia – dijo una voz masculina cansada.
Una pareja de ancianos se acercaba con una jarra con limonada con hielo.
– sé que probablemente sea el menos indicado para decirlo, pero no te centres en tus libros, sal más –
Un adulto con rostro firme, más ojos suaves, comentó desde el marco de una puerta.
– sorprendente lo rápido que te adaptas a este negocio, llegarás lejos –
Un hombre con traje elegante le daba la espalda mientras miraba un gran ventanal, pero por el reflejo de este se notaba una sonrisa de orgullo.
– estaremos juntos para siempre ¿verdad Tobi? –
Una niña con un moño preguntó mientras hundía su cabeza en su pecho.
Hermosas memorias que no le pertenecían.
Memorias de Romina Connor.
De López Sarge.
De Mitchell Stark.
De Hogarth Hughes.
De Gregory Afton.
De Francis Spooner.
Y de Tobías Kenton.
Memorias de los seres queridos de esas personas.
Personas que esperaban sus regresos.
.
.
.
Personas que esperaban conocer qué fue lo que pasó con ellos.
Y que solamente él podría darles las respuestas.
.
.
.
Lentamente se levantó.
No era justo.
No era justo para ellos.
No merecían desconocer lo que les pasó a sus familiares.
No era justo para él.
Pero debería ser él mismo quien les de las noticias.
Contar la historia de cómo ellos lucharon valientemente.
Y para eso tendría que salir de esas profundidades.
Con sus manos se dio un fuerte golpe en sus mejillas manchadas de lágrimas.
Esas personas que fueron importantes para ellos, y que ahora él sentía que eran importantes para sí mismo.
Tendría que seguir adelante para volver a verlas.
Tomó aire para intentar relajarse.
Debía continuar, incluso si no lo deseaba.
– quiero un abrazo… y un burrito – gimoteó mientras suspiraba.
Buenas a todos, lamento que esto no sea un capítulo nuevo.
Estoy teniendo algunos problemas definiendo cómo escribir todo el lío, más considerando el gran número de personajes que tengo en una misma escena (son más de 20, madre mía).
Me metí en un lío ;A;
Así que para no dejarlos sin nada nuevo, acá les traigo un extra con lo que pasaban N y "Sap" antes de los eventos de la historia.
Creo que soy un poco demasiado cruel con los personajes, quizás luego escriba algo un poco más bonito para ellos :v
Trataré de tener el cap listo pronto, con suerte la inspiración ya me llegará (aparece cuando menos la espero).
Sin nada más que decir.
Hasta la próxima.
