Bueno, aquí está el capítulo. Lento pero seguro, pero la cosa es que el fic marcha. Ahora a responder antes de empezar, que sé que eso es lo que quieren:
Gerendo01: Pues sí, las cosas pintaban mal desde antes, por lo que es verdad que hubiera sido mejor poner que se iban a poner más feas todavía. Homura ya va sacando un poquito la casta de chica dura, pero no te recomiendo que te acostumbres demasiado, y además ya verás cómo va el tema de la conversión en bruja.
Realmente fui una tonta II
Sayaka había logrado alejarse de Homura y Kyouko, y de paso podía llevar a cabo su escapatoria a bordo de un tren cuyo destino era… Sayaka misma no lo sabía. Simplemente había tomado el tren que había visto llegar primero a la estación, dándole completamente igual a dónde podía el mismo llevarla. Sólo quería alejarse de todo y evitar que Homura y Kyouko volviesen a molestarla, y hasta eso al rato llegó a parecerle una mala idea.
Estaba completamente desolada por dentro. Sentía que el mundo se caía a pedazos a su alrededor. Todo aquello que alguna vez disfrutaba y la hacía emocionarse de tantas maneras diferentes de pronto parecía que ya no existía, o mejor dicho, era Sayaka la que se desmoronaba y ya no veía ese mundo con los mismos ojos. Su mirada estaba dirigida a ningún lado. Sus ojos lucían vacíos y sin vida, mientras que su mente recordaba todo aquello que había perdido, haciendo mención especial el sexo. Recordaba cómo se sentía cuando Hitomi, Madoka, Mami y casi todos sus compañeros de clase le metían mano y la complacían, y también recordaba cómo ella hacía su parte, pero ahora daba completamente igual quién viniese a darle una mano, pues ya no serviría de nada. Todos aquellos recuerdos lucían demasiado lejanos y carentes de color.
─ Oh, yes. Oh, fuck! It's so hard!─ suena de pronto el teléfono de Sayaka, a lo que revisa quién era y ve que eran sus padres llamándola.
─ Debí cambiar el ringtone. Ahora parece que hasta mi teléfono se burla de mí, y eso que ya van veinte veces que me llaman. Parezco idiota ─ dice la peliazul mientras tiraba a un lado el teléfono, dándole completamente igual si se rompía o no.
Nuevamente se queda con la atención puesta en la nada. No quería saber sobre nada ni sobre nadie. Quería estar sola y meditar (o al menos tratar) sobre qué hacer, aunque sentía que ya nada quedaba para que ella siguiese adelante. En eso ve que dos sujetos entraban al mismo vagón que ella, y ambos parecían bastante divertidos con su charla mientras toman asiento.
─ Ya te digo yo que fue un paseo para mí. Eran tres chicas con muy buenas tetas, y todas ellas me rogaban que les diera duro contra el muro, jeje. Hubieras visto cómo mordían la almohada cuando les llegaba su turno de tirármelas.
─ Es que hay que saber cómo hacerse valer para que lo deseen a uno ─ el otro sujeto extendía las piernas como si estuviera en su casa ─. Pero no es como que yo no pueda decir lo mismo. En mi caso fueron cuatro chicas. Más concretamente eran cuatro vecinas, y no veas cómo todas ellas meneaban el culo como si fuesen perras en celo. E incluso con lo calenturientas que eran y que parecía que no se les acababan las ansias de probar mi pene, fue una victoria indiscutida para mí.
─ No se podría esperar menos. Ninguna es capaz de llegar hasta el final con nosotros. Somos invencibles, y a veces parece que todas esas perras lo agradecen con esa carita que ponen.
─ Tú lo has dicho ¡Jajajaja!
Sayaka estaba escuchando atentamente aquella conversación. Aquellos sujetos parecían bastante seguros de sí mismos. Se sentían demasiado poderosos, capaces de dejar de rodillas a cualquier fémina que busque ser penetrada por ellos. No podían imaginarse que estaban sentados cerca de una chica que estaba demasiado desesperada precisamente porque no había encontrado la manera de sentirse complacida.
─ Para la próxima invitaré también a mis compañeras de trabajo y también a esa chica que recién se mudó cerca de mi apartamento. Con ellas ya serían diez portentos esperando que llene sus úteros y sus culos, a ver si así son capaces de hacerme sudar un poco antes de que caigan todas rendidas ante mi potencia…
─ Los escucho y parece que están convencidos de dejar en la lona a cualquier mujer, ¿eh? ─ dice Sayaka apareciendo de pronto frente a los dos hombres, los cuales se asustan.
─ Eh… Jovencita, ¿no crees que es un poco tarde para que andes paseando sola en un tren? ─ dice el primer sujeto algo confundido por la presencia de la peliazul.
─ ¿Acaso tu novio te mando sola a casa? Eso no es propio de un caballero ─ dice el segundo hombre alzando una ceja.
─ Quiero sexo ─ responde secamente Sayaka, a lo que los dos hombres gruñen asustados ─. Quiero que los dos me llenen por completo y me cojan por horas. Lo necesito.
─ C-cálmate, pequeña. Es un poco tarde y deberías ir a casa ─ dice el segundo sujeto poniendo cara de susto, pero Sayaka estaba imperturbable con su perturbadora cara.
─ Ahora mismo tengo unas ganas de sexo que no puedo con ellas ─ Sayaka se sube la falda, mostrando que no llevaba su ropa interior, y hasta usa sus dedos para abrir sus labios vaginales ─ ¿Qué están esperando ustedes dos? ¿Van a hacer gala de lo que estaban diciendo hace poco o van a quedar como si fuesen unos virgos asquerosos jugando a ser supermachos? ¡Quiero que me demuestren que saben follar como bestias a algo que no sean sus propias manos! ¡Quiero sus penes AHORA!
─ A-ahora me acuerdo que tenía que hacerle un recado a mi madre ─ dice el primer sujeto al ver que el tren había llegado a la siguiente estación ─. L-lo siento, pero no me puedo quedar.
─ ¡Yo voy contigo! ─ dice el segundo sujeto saliendo de allí a la carrera ─ Tengo que ver si mi abuelita está bien de salud…
─ Qué patético. No eran más que dos presumidos ─ es lo que puede decir Sayaka una vez que las puertas del tren se cierran para que el mismo reanude su marcha.
Con Madoka
─ ¿Dónde estás, Sayaka-chan?
La pelirrosa estaba cansada de caminar. Había buscado por todos los lugares que pudo, pero estaba en su límite. Necesitaba descansar con urgencia, así que toma asiento en una banca que encuentra en el parque.
Sentía que se le acababa el tiempo. Debía encontrar a Sayaka como sea, pero simplemente no tenía idea de dónde buscar. Aquello se había vuelto demasiado frustrante, aunque sentía que Sayaka no estaba mejor.
─ Seguro que me debes culpar por lo pasado ─ era la voz de Kyubey, haciendo que Madoka voltee a verlo.
─ ¿Culparte haría que Sayaka-chan vuelva a ser la de antes? ─ dice Madoka con tono apagado.
─ Para nada. Eso está más allá de mi poder.
─ Esa respuesta suena como a meme de un genio o de Shenlong objetando un deseo imposible.
─ No sé exactamente de qué me hablas, pero te lo digo de verdad. No puedo regresar a la normalidad a las chicas mágicas que convierto. Jamás contemplé esa reversión cuando encontré esta posibilidad para crear chicas mágicas. Simplemente no consideré necesaria tal cosa.
─ Ya veo ─ Madoka se queda mirando a una fuente cercana por un rato ─. Tú dijiste que si me convertía en chica mágica sería la más fuerte ¿Es eso cierto?
─ Sin ninguna duda. Puedo no dar una con los pachinkos, pero siempre acierto con lo que digo sobre las chicas mágicas ─ asegura Kyubey bastante seguro de sí mismo ─. Serías la chica mágica más fuerte de todas. Tan fuerte que simplemente no podría describirlo. Irías más allá de lo que recuerdo haber visto antes en otras chicas mágicas, y mira que he visto ir y venir a muchísimas chicas mágicas.
─ Si tan asombrosa puedo llegar a ser, me habría gustado haber sido yo la chica mágica en lugar de Sayaka-chan. De esa manera no tendría que pasar por esto.
─ Sayaka tuvo sus propias motivaciones para pedir su deseo. No era algo en lo que tú pintaras algo realmente ─ Kyubey se queda mirando fijamente a Madoka.
─ ¿Entonces por qué yo…?
─ Ni idea. Que seas capaz de sobrepasar de semejante forma los límites de cualquier otra chica mágica escapa a mi entendimiento. Tu potencial es una esperanza que no me puedo imaginar. Estoy tan ávido de respuestas como tú, te lo aseguro.
─ ¿Te lo parece? ¿Qué tan lejos podría llegar si me convierto en chica mágica?
─ Reescribir las leyes de la naturaleza, contradecir la lógica misma, hacer cambios imposibles para cualquier otra chica mágica, obrar actos que para el resto serían milagros, eliminar para siempre cualquier forma de infección que se transmita sexualmente con simplemente desearlo, no tienes límites para lo que puedes hacer. Eres un caso único ¿Por qué justamente tú cuentas con semejante potencial? No lo entiendo.
─ Es bastante irónico que me digas eso. Siempre pensé que era inútil, que más allá de ser un polvo divertido jamás lograría algo relevante. Me he esforzado mucho para cumplir con aquel propósito que me he puesto en la vida, pero a veces sentía que lo que hacía simplemente no era suficiente. Pensé que jamás sería relevante más allá de eso para nadie.
─ Pues ya ves, Madoka. Si lo deseas, puedes convertirte en una diosa, pero no como esas que simplemente son más fuertes que una mujer ordinaria y tienen superpoderes muy específicos y roles definidos. No, me refiero a que serías omnipotente de verdad. En eso te podrías convertir.
─ ¿Y eso incluye el poder hacer cosas que incluso tú no? ─ Madoka le devuelve la mirada a Kyubey ─ ¿Podría yo hacer que Sayaka-chan vuelva a la normalidad, justo como antes de convertirse en una chica mágica?
─ No dudo que puedas llegar a semejantes extremos, Madoka. El hecho de que superes incluso mi comprensión es señal de que tus habilidades también irán más allá de lo que yo podría asegurar, más allá de lo que yo señale o no como algo posible. Simplemente no me atrevería a decir dónde están los límites para alguien con semejante potencial. Pero una vez más, eso depende de tu decisión. Tienes que llegar a la conclusión de que tu alma lo vale o no. Y sabes que estoy aquí, esperando a saber que hayas tomado dicha decisión.
─ En ese caso es mejor que no esperes más, Kyubey ─ Madoka finalmente parecía haberlo decidido, y eso Kyubey podía verlo ─. Me voy a convertir en…
De pronto Kyubey aparecía lleno de agujeros como si fuese un colador, y Madoka se lleva un susto al verlo de esa manera. En eso aparece Homura con una pistola en sus manos, y sin mediar palabra se acerca y se pone a cocer a tiros a la criatura, llenándolo de más agujeros. Se le acaba el cargador, así que lo cambia y vuelve a disparar en repetidas ocasiones a la criatura hasta que se le acaba el último cargador que puso, y ahí sí parece tranquilizarse, pero Madoka por su parte estaba aterrada.
─ ¿Qué es esto? ¿Por qué hiciste esto, Homura-chan? No pensé que ibas a matar a Kyubey…
─ ¿Se puede saber qué demonios tienes en la cabeza, Madoka? ¿Acaso tanto meterte los dedos ha nublado tu razón? ─ las palabras de Homura descolocan a Madoka. Sonaba bastante severa, pero a su vez era palpable su miedo ─ ¿Cómo se te ocurre decir que eres inútil? ¿Te has molestado tan siquiera en pensar en que hay personas que lo pasarían mal si algo malo te ocurre?
─ ¿Eh? ¿Tú… me escuchaste?
─ Tú no eres nada más un polvo casual. Mírame. Yo jamás fui capaz de acostarme contigo en todas aquellas oportunidades, ni siquiera cuando era normal todavía, y yo sí me preocupo por ti. No vuelvas a repetir esas cosas, y menos en mi presencia.
─ ¿Aquellas oportunidades? ¿De qué estás hablando?
Homura en ese momento sentía que una ráfaga fría le recorría el espinazo. Tal parecía que se le había ido la lengua. Aquello no podía estar pasando. Ahora la cosa se había complicado más de la cuenta.
─ Y-yo…
─ ¿Acaso nos conocimos de antes? ¿Te había visto antes, Homura-chan?
Homura no sabía qué responder. Su cabeza estaba hecha un caos, y al momento de ver el rostro lleno de confusión de Madoka sabía que iba a ser bastante complicado darle una buena explicación. Madoka misma termina recogiendo las cosas que llevaba consigo, no pudiendo estar más tiempo en ese lugar.
─ Lo siento. Debo buscar a Sayaka-chan.
─ Miki Sayaka no va a aguantar más, Madoka ─ dice Homura en voz muy baja ─. Su tiempo se agotó. Ya ella…
─ No sé lo que pueda pasar, pero la voy a buscar. Sayaka-chan me necesita, lo sé ─ es la respuesta final de Madoka antes de irse corriendo ante la mirada de Homura.
La pelinegra sentía que sus esfuerzos se estaban perdiendo poco a poco. Madoka esta vez había estado muy cerca de convertirse en chica mágica. Homura había llegado a sentir que se le salía el corazón debido a toda la tensión que sentía.
─ Es la segunda vez que matas a uno de mi especie, Akemi Homura, aunque esta vez fue algo provechoso, pues ya vi en qué consiste tu poder ─ aparece Kyubey de nuevo, esta vez sin heridas y con sus ojos brillando con un tono infernal ─. Vaya que acabas de darme un problema bastante serio. Estaba a punto de hacer un contrato con Madoka hasta que viniste a arruinarlo todo.
─ Y así lo haré todas las veces que haga falta ─ dice Homura mientras ve que Kyubey iba hasta el cuerpo que la chica había acribillado a tiros para luego comérselo.
─ Ya sabías de antes que tengo muchos cuerpos de reemplazo y que por eso es inútil que intentes matarnos de uno en uno, ¿eh? Supongo que no debería extrañarme ─ Kyubey se queda mirando fijamente a Homura ─. Chica manipuladora del tiempo. No sería de extrañar que usaras tu poder para incluso viajar por el tiempo. Eso explicaría perfectamente que, sin yo haberte conocido de nada, no solo fueses una chica mágica, sino que incluso supieses demasiado sobre cómo funciona lo que hago. Es sorprendente que guardases semejante secreto, pero ahora que sé quién eres en realidad, me intriga un poco más saber qué te trae aquí y por qué te empecinas tanto en detenerme.
─ Yo también conozco tu secreto ─ Homura mira de forma amenazante a la criatura ─. Kyubey, nombre que surge de tu especie, Incubator. No creas que me voy a amilanar sólo porque ahora sepas cómo es mi actuar. Todo lo contrario, me esforzaré más todavía en frustrar todos tus planes.
─ Quiero ver que lo intentes.
En otro lado
Las luces parpadeaban un poco, señal de que las luces requerían un trabajo de mantenimiento, aunque a esas horas no iba a asomarse nadie para cumplir con tal labor. La estación de trenes estaba completamente vacía con excepción de una chica que estaba sentada allí, con la mirada completamente perdida y dándole igual que el servicio de trenes había finalizado sus labores por ese día. Lo que le importaba a Sayaka era quedarse ahí, viendo cómo su miseria la atormentaba cada vez más.
─ Parece que acabo de encontrarte ─ justo entonces llega Kyouko, aunque Sayaka no voltea a verla ─. Mira que me he tenido que esforzar muchísimo para encontrarte ¿Podrías dejar de ser por una vez un grano en el culo y quedarte quieta?
─ Lo siento ─ es todo lo que responde la peliazul.
─ Qué raro que digas eso ─ Kyouko toma asiento al lado de Sayaka y saca unas papas fritas para empezar a comer ─ ¡Por fin! Un rato de descanso para comer mi cena tan rica en vitaminas y aminoácidos ¿Quieres una, Sayaka? Tranquila, que yo no muerdo, a menos que me lo pidas, jeje.
─ No, gracias.
─ Se nota que tienes problemas, Sayaka.
─ Es que no tengo un rumbo en la vida. Mi frustración sexual está por las nubes, me siento emocionalmente por los suelos, odio mi vida, hago cosas de las que rápidamente me arrepiento. No sé qué hacer.
─ Dejar de pensar idioteces es un buen primer paso. En tu caso sería directamente dejar de pensar.
─ Tal vez tengas razón. Nada me está saliendo bien, pese a lo ilusionada que estaba en un principio por hacer todo de la manera correcta. Se siente como si la vida se hubiese ensañado en mi contra ─ Sayaka muestra entonces su gema del alma, y Kyouko se horroriza al verla.
─ ¿Qué carajo es esto, Sayaka? ¿Por qué está tan horrible? Pareciera que se te cayó en una alcantarilla y no la limpiaste después de recuperarla ¿Por qué no la purificaste mientras estabas a tiempo?
─ Es el resultado de no pensar bien mis deseos y acciones, Kyouko. Tú misma lo dijiste, y al final tuviste razón ─ las palabras de Sayaka sonaban cada vez más lejanas y tristes ─. Una bendición conlleva una maldición para contrarrestar. El equilibrio del universo implica que la esperanza y la desesperación se regulan entre sí. Ninguno sobrepasa al otro. Desear el bien de otras personas conlleva maldecirme a mí misma, y ni cuenta me di.
─ Sayaka…
─ He salvado a otras personas, y mi deseo fue con el propósito de ayudar a alguien más. Mi verdadero problema siempre fue que a cambio de todo eso he tenido que llenarme de odio, tristeza, frustración, desesperación, confusión. Ya ni siquiera sé cuál es el punto de seguir adelante. Debí ser más como tú, y de ese modo no lo estaría pasando tan mal. Y también tendría que ser un poco más como Mami-san. Ella sabía disfrutar de lo que hacía, incluso sin la necesidad de que su cuerpo tuviese que sentir nada agradable. Yo en comparación soy egoísta. No supe cómo disfrutar lo que hacía a la manera de Mami-san, y ahora eso me está pasando factura.
Sayaka se queda mirando su gema del alma, y Kyouko sentía que había llegado demasiado tarde. Sayaka no tenía salvación. La peliazul empieza a llorar, y una de sus lágrimas cae con dirección a su gema del alma mientras ésta mira a Kyouko.
─ He sido una tonta, una idiota, una zopenca, una tarada, una atolondrada, una estúpida, una lerda total, una torpe, una boba… ─ decía Sayaka sin contenerse, y la lágrima no parecía terminar de caer ─ ¿No crees que deberías detenerme y decir algo más para hacerme sentir mejor?
─ ¿Para qué? ─ Kyouko se termina sus papas y deja el bote a un lado ─ Hasta ahora vas bastante bien. Mira que te dije que eras tonta, que debías pensarte mejor las cosas, pero no quisiste creerme. Pero igual no deberías tomarte todo esto simplemente para sentirte mal y andar deprimida, sino que deberías tomarlo como una oportunidad para fortalecerte. El chiste de tropezarte es que entiendas qué hiciste mal para que no tengas que repetir pronto ese error. Con que te hayas dado cuenta mientras tengas tiempo puede que sea suficiente.
─ Igual creo que tú también eres tarada ─ Sayaka suspira pesadamente, y la lágrima seguía cayendo como si la gema estuviera a un montón de kilómetros de caída libre─. Pero la cosa es que yo no tengo igual siendo así. Este… es mi castigo. Mi cuerpo ya no puede más con toda esta frustración. Quiero rendirme.
La lágrima finalmente alcanza la gema del alma, la cual ahora se termina de corromper hasta convertirse en una semilla de sufrimiento. Kyouko no se podía creer lo que estaba mirando.
─ ¿Qué…? ─ una ráfaga la hace volar de golpe ─ ¿Qué es esto? ¿¡QUÉ TE ESTÁ PASANDO, SAYAKAAAA!?
No muy lejos de eso
─ Los humanos son raros. Es muy difícil comprenderlos ─ Kyubey contemplaba la explosión de energía que se estaba suscitando desde la estación de trenes ─. Son demasiado dependientes del sexo. Se alejan de eso y se sienten urgidos de emociones y demás para no perder la cabeza. Pero bueno, al menos ese detalle tan raro en su personalidad me es de mucha utilidad para la transición final de chicas mágicas a brujas. Realmente son una especie bastante conveniente para nuestro propósito.
CONTINUARÁ…
Y aquí termina el capítulo 8 de la serie de Madoka, si bien este fic se ha alargado mucho más que eso. El capítulo anterior había sido el más largo que había escrito de este fic, y ahora se recorta de manera importante. Igual sigue en el rango que procuro a los capítulos, así que me siento satisfecho. Cuídense mientras esperan por el próximo capítulo, que seguramente saldrá el día que las ranas echen pelo… Bueno, tampoco hará falta esperar tanto, pero igual esperen xD.
Hasta otra
