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El Elegido de Otra Galaxia

20: El Pasado Contraataca

Anakin suspiró, mientras empleaba todo el poder de la Fuerza, en la construcción (él solo) del Salón de la Justicia, en Cincinnati, Ohio. En el lugar donde antes, había tenido lugar, un ataque terrorista a gran escala, así que nadie vivía en Cincinnati, West Union o Xenia, al haber sido gravemente afectadas por el ataque Metahumano, antes de que la Liga de la Justicia apareciera. Antes de que los héroes aparecieran o al menos, ANTES de que fueran nombrados así y se confiara en ellos.

Leia sintió la firma en la Fuerza de su padre, la cual estaba bastante lejos de la ciudad. Ella estaba preocupada, sabía que su madre también lo estaba un poco y obviamente, Luke no era una excepción. La senadora y antigua princesa de Alderan, fue al lugar de trabajo de su padre: los laboratorios Star y se encontró con el Dr. Stone, aunque él no le dijo en donde estaba su padre, porque este último, dijo que necesitaba algo de tiempo, el Dr. Stone no lo culpó, debido a la gran cantidad de incidentes metahumanos de los últimos días, así que varios de sus trabajadores, estaban con días libres y paga completa. Obviamente, Leia tampoco dijo ser su hija, solo una prima lejana, que estaba de visita en la ciudad y sabía que Anakin trabajaba allí. Decidió entonces, usar sus nuevos conocimientos en la Fuerza y utilizó un nuevo invento de su padre… nuevo invento, al menos para este mundo: Un Speeder y con él, se dirigió a buscarlo, encontrándolo en otro estado, justo frente a la nueva creación del Elegido. ―En el nombre de… ―las palabras se le atascaron en la garganta, mientras que sus ojos se abrían, al ver semejante magnificencia arquitectónica.

Anakin se giró, como si no estuviera sosteniendo un gran bloque de mármol con la Fuerza, como si estirar el brazo y cargar algo de ese tamaño y peso, fuera algo natural para él. ― ¿Leia? ¡Oh!, hola cariño ―saludó como si nada― ¿Qué haces aquí? ―Y volvió a usar tan casualmente la Fuerza, para acomodar un bloque de cemento en la parte superior del inmueble. ―Listo. La sede de embajada terrestre de la Liga, está terminado.

― ¿Qué es esto? ―Preguntó la castaña con los ojos tan abiertos, que pronto se le caerían de las cuencas, sin poder dejar de mirar la imponente estructura, que se alzaba ante ellos.

―Lo he llamado: El Salón de la Justicia. ―explicó el Jedi con una gran sonrisa en su rostro, sonrisa que luego se normalizó ―Creo que será más fácil para la humanidad (y el pueblo estadounidense) confiar en sus héroes, si saben exactamente donde encontrarnos, en lugar de que estemos todo el día, encerrados dentro de un satélite orbitando la Tierra, incluso si desde allí, sabemos lo que pasa en el planeta.

― ¡Oh! Eso tiene sentido… creo. ―dijo Leia, pensando en las palabras de su padre ― ¿Algo de esto, tiene que ver con tu época Jedi?

Anakin se cruzó de brazos un momento y pareció pensarlo, luego enseñó una sonrisa y movió su cabeza, para que Leia lo siguiera. ―Eso quiero creer, princesa. Los Jedi éramos vistos, como una parte del conflicto, entre dos grandes facciones. Ni el ejército Clon, ni tampoco el ejército Droide, éramos tan numerosos, pero así nos veían las personas que habitaban esos desafortunados planetas, en los cuales se desarrollaron las Guerras Clon: Ejércitos interminables de hombres con armaduras blancas y blasters azules, enfrentándose incansablemente a droides de blasters rojos. ―se pasó la mano por el cabello ―Y… me imagino, como lo vio la Rebelión, ante los Stormtroopers imperiales, ¿No?

Leia tragó saliva, antes de asentir. ―Sí. Una armada no solo más poderosa, sino con naves aun más grandes y… un mar de legiones interminables de enemigos.

Anakin asintió. ―Exactamente. Mi propósito (pues sé que aparecerán muchísimos más héroes, deseosos de unirse a la Liga de la Justicia), es… la creación de grupos compactos. Que, a pesar de que el Salón de Justicia, será un lugar al cual todos puedan asistir, si necesitan descansar o algún consejo o pedir que algún héroe se una a ellos, en algún combate… no quiero que creemos alguna especie de… Liga de la Justicia Ilimitada, sino que existan varios grupos de héroes. Una red heroica. Una Red de la Justicia.

―Me gusta el plan ―dijeron dos voces, una masculina y una femenina. Padre e hija se giraron y dirigieron su mirada hacia arriba.

―Superman, Wonder Woman ―saludó Leia sonriente.

―Creo que tienes razón, Vadear. ―dijo Superman sonriente y acercándose más al héroe y a su hija, mirando la creación arquitectónica ―Quizás, una sede terrícola sea justo lo que la Liga necesita. Somos sus salvadores, sí. Pero no somos dioses, solo somos héroes. ―se rascó la nuca ―No entiendo como es posible, que no pensáramos en esto y aceptáramos el plan de Batman, desde el minuto uno de un satélite espacial.

―Creo que ninguno de nosotros, ha tenido jamás, un… centro de operaciones. ―dijo Leia.

―Yo tuve el castillo en Mustafar y la Segunda Estrella de la Muerte. ―dijo Anakin sonriente, solo para recibir un codazo de su hija. Para Anakin, quien la veía con ojos paternales, la castaña se le hacía muy tierna y no la creía ni capaz de matar a una mosca, pero eso solo causó el enfado de la senadora, ella era la grandiosa Leia Organa, líder de la Rebelión. Anakin entonces, se puso serio y Leia supo que su padre dejaba de ser el humano: Anakin Skywalker, para pasar a ser el héroe Vadear, así que se alejó de un salto de su padre y usó la Fuerza, para buscar al enemigo, pero su padre ya estaba usando la Fuerza, para atraer a dos personas hacia él. ―Slade Wilson: A los 16 años de edad, Slade Wilson decidió entrar en el ejército, escapó de casa y mintió sobre su edad para poder ser aceptado en el ejército. Pronto mostró un gran talento muy superior al de cualquier otro soldado y fue promovido rápidamente una y otra vez hasta que su excelente reputación lo llevó a ser reconocido por Adeline Kane, una instructora militar, con quien más tarde comenzaría una relación amorosa y con quien se casaría con el tiempo. Poco después del nacimiento de su primer hijo, Grant Wilson, el mismo Slade se ofreció como voluntario para un experimento médico para el ejército diciéndole que era una prueba para defenderse del suero de la verdad (más tarde se revelaría que fue una prueba para crear un proyecto de super soldados). ―Slade Wilson, también conocido como Deathstroke abrió los ojos, con incredulidad, ante los conocimientos de Vadear.

―Y… ¿Quién eres tú? ―Preguntó al otro usuario de la Fuerza, un sujeto en una armadura negra.

[Soy… Black Apocalypse] dijo el sujeto de voz rasposa, mientras usaba un Empujón de la Fuerza, para alejar a sus enemigos y desenfundar su Sable de Luz, cuya luz plasmática, era de un bello rojo carmesí.

Anakin entonces, se fijó en el Sable de Luz del sujeto, la empuñadura y palideció. ―Ese… ese es mi segundo Sable de Luz.

― ¿El sable de Darth Vader? ―Preguntó Leia, desenfundando su Sable y accionándolo y una bella hoja anaranjada apareció ―Sé lo que dirás, pero estoy lista e hiciste que estos sables, incluso pudiera parar… ―el sable se desactivó ― ¿Pero…? ¿Qué…? ―Deathstroke se lanzó hacia ella, pero Anakin lo alejó de un Empujón de la Fuerza.

― ¿Qué demonios…? ¿Telequinesis? ―Preguntó Deathstroke.

Anakin se acercó a Leia, presionó un botón en su empuñadura y una hoja de metal surgió. ―Veideredium, algo que yo mismo creé y forjé en un laboratorio de altísimo renombre. ―Leia enseñó una sonrisa y saltó muy alto, lanzándose contra Deathstroke, quien desenfundó una metralleta Uzi y disparó contra la chica, quien extendió su mano y detuvo las balas.

―Maldita sea, estoy enfrentándome a Neo de Matrix en versión femenina ―gruñó, mientras rodaba hacia un lado y al desenfundar su espada, ya Leia había cortado el cañón de la Uzi como mantequilla, casi alcanzándole la mano― ¡Maldita perra, casi pierdo la mano! ―Leia usó otro de sus poderes en la Fuerza, para que las olas caídas de los árboles, subieran hasta los ojos de Wilson, impidiéndole ver, aun así, lanzó un corte ciego, que le permitió chocar espadas con Leia, pero ella giró sobre sí misma y ahora había cerrado a Wilson, estando demasiado cerca de él, para luego empujarlo y enviarlo contra un árbol, haciéndolo gruñir. ―Mierda. Eso… me ha doli… ―Deathstroke fue empujado contra el mismo árbol, hasta seis veces y finalmente, pidió clemencia, siendo bajado y permitiéndole Leia, que se marchara.

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Anakin luchaba contra Black Apocalypse y estaba llevando una ventaja considerable, aunque sabía que no podía confiarse. Él mejor que nadie, sabía la cantidad de sangre, que llevaba ese Sable, en manos de su oponente, así que lo alejó con la Fuerza y luego mostró sus dedos índice y corazón, apuntando hacia el cielo, una oleada de plantas y raíces, comenzaron a surgir del suelo, intentando treparse por las piernas de Black Apocalypse, quien utilizó las Llamas de la Fuerza, carbonizándolo todo…

Estuvo a punto de quemar toda la zona silvestre, pero Vadear redirigió las llamas a su mano, formando una esfera de fuego y se la arrojó a su oponente.

Black Apocalypse lanzó un corte con su Sable de Luz, deshaciéndose de las llamas y corriendo hacia Anakin, mientras le arrojaba los Rayos de la Fuerza.

Pero Anakin sabía que los Maestros Jedi, no le hicieron caso, cuando él les pidió que restringieran sus poderes y en cambio, él utilizó el Juicio Eléctrico: Una variante del Lado Luminoso de los Relámpagos de la Fuerza. El crepitar de los rayos azules y amarillos, fue un bello espectáculo, pero Anakin logró controlar esa gran Tormenta de la Fuerza y disiparla, antes de saltar sobre Black Apocalypse, quien volvió a defenderse, mientras que Anakin lo atacaba a gran velocidad con su Sable de Luz.

Anakin se agachó, para evitar un corte horizontal que debería de haberlo decapitado, esquivó rodando un intento de Black Apocalypse por apuñalarlo mientras estaba en el suelo y finalmente, ahora de espaldas a su oponente, Anakin lanzó un corte contra las pantorrillas de Black Apocalypse, obligándolo a huir, pareció desvanecerse en el aire, como si solo fuera un espejismo. ― ¿Qué demonios?

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Slade Wilson, ahora con ropas civiles, pero muy bien vestido, ingresó en un restaurante de alta gama, en donde lo esperaban el General Lane y Amanda Waller.

― ¿Y bien? ―Gruñó Waller, frunciendo el ceño.

―Ese sujeto, es muchísimo más que solo un telequinético. Vadear parece tener un pasado oscuro, haciéndose llamar Darth Vader, teniendo muchísimos tipos de poderes, a los cuales ya no tiene acceso. ―gruñó Wilson, sorprendiendo a Waller y Lane, preguntándose el por qué ya no tenía esos poderes y sabiendo que debían de investigar más, sobre Darth Vader e intentar descubrir quien era la persona, debajo del traje. Lane frunció el ceño ante esto: Pues hasta ahora, no tenían suerte en descubrir quienes eran Superman, Wonder Woman, Batman o Green Lantern, ¿Cómo le harían ahora, con Vadear y la Comisionada? Entonces, Lane y Waller, siguieron escuchando atentamente a Wilson ―Apareció un tercer jugador, con una armadura negra. Una mezcla entre Samurái y Caballero Medieval. Vadear y la chica con quien estaba, tenían sus propias espadas extrañas y lograron derrotarnos a ambos. La chica también era una telequinética y cloroquinética.

Lane y Waller lo vieron pedir comida y sentarse junto con ellos. Ambos tenían el ceño fruncido, a pesar de cuan bien sabía la comida.