-Se fue...-Murmuraron al unísono los presentes en la sala mientras la princesa de la espada corría desesperadamente detrás del joven peliblanco.

El ánimo que dejó en la recepción del hospital la noticia de que la familia Apolo, a pesar de lo grotesco que fueron sus actos, no sufriría una consecuencia significativa llenó de rabia a cada individuo, sobretodo a Bell, quien, impulsado por ello, buscó desquitar ese enojo acumulado de alguna forma.

-Su expresión... yo nunca me imaginé que alguien como él pudiese poner un rostro así...-Comentó Alicia. Sus orejas decaían al igual que su ánimo de por sí depresivo.

-Te entiendo. Bell a fungido como una luz para muchas de nosotras. Su forma tan positiva a la hora de afrontar los problemas me hacía pensar que era un ser imperturbable... veo que me equivoqué, al fin y al cabo... también es humano-Opinó Riveria, suspirando pesadamente con una fuerte presión en el pecho, al cual fue apaciguada al posar su palma encima de aquel sitio.

-Muchas veces suponemos que alguien fuerte no puede dejar de serlo. Pero incluso el ser más poderoso de la historia en algún momento se sentirá débil y abatido-Declaró Tiona, quien tras leer tantas travesías y fantasías de héroes en su infancia, pudo ver las distintas perspectivas que estos han tenido. Y en ningún libro que ha pasado por ella hubo un protagonista que no sufriera algún golpe emocional.

Airmid asintió. No era sorpresa para nadie que conociera varias de las caras de Bell. Por eso mismo es consciente de lo mucho que le debe de doler al resto de las chicas esta primera impresión.

-Si existiera una forma de ayudarlo, yo...-Shakti apretaba su puño con cólera. A pesar de que es fiel creyente de la justicia y no se identifica como una verdugo a la hora de tomar la decisión de cómo se castigarían a los criminales, una parte dentro suyo imploraba que se soltara de sus creencias y buscara venganza.

No obstante... eso no es lo que Bell querría. No habría nada que lo lastimara más que ver a otros perdiendo el control por su culpa.

-Deténte ahí. Sé que todas nos preocupamos por él, pero hay que ser conscientes de la posición en la que Apolo se halla. Cualquier paso en falso y existe la posibilidad de empeorar las cosas, trayendo más problemas que soluciones a esta situación-Interrumpió la peliplateada a la segunda novia oficial dentro del harem, posando la mano encima de su hombro.

-¡Airmid! ¡Es que no es justo!-Tiona asentaba con fiereza el pie en el azulejo del piso.

-No es que me interese ese humano, aunque tiene razón. Si alguien así sale impune... ¿Para qué sirve la justicia entonces? ¿El poder importa más que las vidas humanas?-Lefiya también irrumpió en la conversación.

-Yo... no lo sé...-Shakti agachó la cabeza.

Mientras todo esto ocurría, cierta elfo de cabellera color jade guardaba silencio, peleando internamente en un intento de guardar la calma. Su corazón le gritaba que corriera a donde Bell, al igual que a todas.

Si hay una raza en especial que, al enamorarse, se vuelven muy intensas, esa es la de las elfos.

-Perdón, iré con Aiz. No quiero quedarme sin hacer nada...-La pelijade declaró aquello, dirigiéndose a la puerta totalmente seria.

-Riveria-Sama...-Hermes la nombró, provocando que frenara en seco.

Ella volteó ligeramente, haciendo contacto visual.

El dios se retiró el sombrero y, después de un largo suspiro, habló.

-En ocasiones la mejor ayuda que podemos proporcionarle a alguien qué pasa por una experiencia dolorosa es darles su espacio. Sé que quieren correr a apoyarlo, decirle que todo estará bien y prestarles sus hombros para que llore, no obstante, no toman en cuenta que dentro de Bell ahora mismo no hay solamente tristeza, también enojo, el cual le será muy difícil de controlar. Es por eso que corrió lejos de aquí, sí soltaba esa rabia, dañaría indiscriminadamente a quien se le cruzara y es lo que menos quería-Explicó.

-Es fácil sacar tu ira, expulsar tus peores deseos para limpiarte por dentro. Sin embargo... hacerlo en el lugar y momento indicado es lo que a muchos se les complica. Hay cosas que decimos presas de esos sentimientos que nos envenenan y, antes de que lo sepamos, hemos herido a quienes amamos. Eso quiso evitar al irse a toda prisa. Nos ama lo suficiente como para causarnos algún mal-Airmid también continuó con lo dicho por el dios castaño.

Riveria, quien sostenía la perilla a punto de girarla, desistió en su intento, soltándola cuando la sanadora concluyó su oración.

-Argonauta-Kun...-.

-Debe haber una forma de... que pague...-Alicia se tragó sus palabras. Debe ser fiel a sus creencias aunque cada vez se le imposibilitaba mantenerse serena.

-No quisiera desearle el mal a nadie... pero... Apolo no merece ninguna clase de bendición o felicidad. No es la primera vez que por una rabieta actúa así-Shakti conocía perfectamente el historial de aquel deidad. No por nada la familia Ganesha es la que funge como policía en Orario.

El dios antes mencionado tomó la palabra. Ya había guardado silencio por mucho tiempo y era hora de que también hablara.

-Sé que todas aquí la ven como el hombre que les robó el corazón e inevitablemente sus ojos ante él sean los de una mujer enamorada...-Quiso proseguir, pero...

-¡Y-Yo no lo veo de ese modo! ¡Le pido que no me meta en el mismo saco que las demás, Ganesha-Sama!-.

Cierta elfo de cabellera naranja poco sincera con ese sentir que nacía en lo profundo de su corazón lo interrumpió, sonrojándose en demasía y sacudiendo las manos de arriba hacia abajo.

El resto se limitó a ruborizarse por la forma en que el dios elefante las describió, inclusive Alicia, a la cual le salía vapor de la cabeza y las orejas.

-Bueno, como iba diciendo...-Le restó importancia al reclamo de la hija de Loki.

-¡No ignore lo que dije, Ganesha-Sama! ¡Yo jamás me enamoraría de él! ¡Y ni soy la única! ¡Alicia tampoco caería ante ese conejo mujeriego y eterno en celo!-Gritó airadamente la pelinaranja, insultando al muchacho.

-Créeme, si estuviese eternamente en celo no se me hubiese escapado tantas veces...-Airmid desvió la mirada tras decirlo. Si alguien ha intentado comer la zanahoria suprema de ese conejo sin éxito es ella.

-¿Qué?-Fue lo que salió de todos en la sala.

-¿Qué?-La curandera fingió demencia para no levantar sospechas. Ese pequeño desliz quedaría impune.

"Jeje... lo dije, la primera en todo..." Pensó.

-Lefiya...-Alicia tocó con el dedo índice el hombro de su amiga, quien giró para escucharla.

-¡Vamos! ¡Diles lo que piensas de ese mujeriego!-La elfo buscó el apoyo de su compañera.

-Yo... no puedo seguir mintiendo, Lefiya. Ni a mi misma y tampoco a ti...-El color de piel de Mil elfos palideció.

-N-No... No me digas que t-tú...-Un dedo delgado y blanco apuntó a la castaña. La voz temblorosa de quien señalaba reflejaba miedo, sorpresa e incredulidad.

Alicia se limitó a asentir, desviando la mirada y cubriendo parcialmente su boca al posar encima la mano como una chica enamorada. Un momento... ¡ES EXACTAMENTE ESO!

-Sí... me enamoré de él...-Confirmó.

-¡NO PUEDE SER!-Un grito resonó en cada cuarto de la sede de la familia Dian Cecht, despertando de golpe a los pobres pacientes que descansaban plácidamente hasta que sus heridas sanaran completamente, llevándose un susto peor que encontrarse un irregular en el calabozo.

-Jeje...-Alicia se rió, rascando el costado de su cabeza, aunque...

El cuello de la blusa de la elfo castaña fue jalado de repente por Lefiya.

-¡O-Oye! ¡Eso duele!-La queja provino de la víctima.

-¡¿Cómo pasó eso?! ¡¿Cuándo?! ¡¿Dónde?! Y lo más importante... ¡¿POR QUÉ?!-El griterío no cesaba, al contrario, aumentaba conforme la pelinaranja pensaba en la noticia que le cayó encima como si de un balde de agua fría se tratara.

Mientras esto transcurría, las novias del conejo tenían opiniones diferentes respecto a lo que se reveló en sus narices con respecto a su novio.

"Al fin lo reconoces, creí que serias igual de necia que Lefiya. Me alegra que no te tomara mucho percatarte de que el amor también tocó a tu puerta, lo supe desde el primer momento en que te vi a solas con él en Melen..." Riveria sonreía, orgullosa de que sus sospechas fuesen correctas.

Tiona y Shakti le levantaron los pulgares cuando ella volteó a su dirección al mismo tiempo que su compañera elfo la sacudía vigorosamente, mareándola.

Airmid, por su parte...

-Bueno, una más a la lista-Dijo, sacando de su bolsillo una lista con varios nombres de chicas en la ciudad de Orario. Entre ellas buscó el nombre de "Alicia Forestlight" y lo tachó con un lápiz.

"Sabía que era buena idea hacer esta lista de candidatas que posiblemente se unan a la familia Cranel" Se dijo a sí misma. Mujer precavida vale por dos, ya no le sorprendería que incluso Freya-Sama se una al harem de su novio.

-¡YO SOY GANESHA! ¡DÉJENME CONTINUAR!-El dios elefante estaba molesto por las constantes interrupciones, sacando vapor de los orificios de la nariz larga de la máscara de elefante.

Ante el regaño, las chicas saltaron del miedo. Era raro que ese dios tan despreocupado y bromista perdiera los estribos.

-Ya que tengo su atención... quería decirles que, a pesar de que ¡ALGUNAS! lo ven de manera romántica, él sigue siendo un niño. Se nota que tuvo una infancia feliz repleta de amor y buena compañía, por eso es como es, sin embargo, eso trajo como consecuencia que no supiera lo cruel que la vida y el mismo mundo puede llegar a ser. La maldad no se puede evitar, tarde o temprano será algo con lo que debamos lidiar y... esta es una prueba que él debe superar y anteponerse-Ya siendo bendecido con el permiso de terminar, expresó su opinión respecto a Bell y la situación que lo atenuaba.

-La existencia en genkai no es bonita a todo momento. Día a día te enfrentas a dolor, decepción y muchas cosas que te van cambiando poco a poco. El alma de Bell es tan volátil y su personalidad positiva, inocente, incluso ingenua, tarde o temprano chocaría con un muro de decepción, tristeza y dolor el cual deberá afrontar como el hombre adulto que es. Y, sinceramente, no hay duda de que lo logrará, ese muchacho podrá ser muchas cosas, pero nunca alguien que se rinda-Agregó, demostrando la confianza que le tenía a ese chico peliblanco que llegó a Orario para cambiar la vida de muchos y quien estaba destinado a ser el mayor héroe que el mundo hubiese visto.

Instintivamente todas sonrieron, no podían negarlo.

-Supongo que tiene razón, Ganesha-Sama. Él se impondrá ante la contrariedad. Siempre lo hace, no obstante, no estará solo-Airmid dio un paso al frente.

-Lo acompañaremos en su travesía-Shakti también.

-Compartiremos ese dolor-Riveria igual.

-¡Porque Argonauta-Kun lo merece!-Tiona dio un salto hacia adelante.

-¡N-No dejaremos que él sufra si podemos evitarlo!-Alicia, sorpresivamente, se libró de Lefiya y se posó junto a las novias del conejo.

"Bell... sé que no es la primera vez que afrontas el dolor de una pérdida, tu madrastra... tu tío... abuelo... familia... haz resistido muy bien, ocultando la tristeza que te carcome poco a poco, no obstante... en algún momento deberás dejarla salir y, gracias a todos los dioses, cuentas con las personas correctas para abrirte. Tanto tú y tu madre son excelentes para seleccionar a los individuos más amables y bondadosos del mundo, y si no son así, ustedes los convierten en eso" Hermes, recargando la espalda en una pared, cruzándose de brazos, también sonreía. Él era de las pocas personas con vida que sabían el origen y todo lo que vivió aquel pequeño bebé que antes de siquiera abrir los ojos, cargaba en su espalda el peso de salvar al mundo.

Durante esta resolución, cierto bullicio rompió el momento.

-¿Uh? ¿Por qué muchos corren al este?-El dios castaño que se ubicaba pegado a una ventana observó ese detalle.

De repente...

-¡Ganesha-Sama! ¡Ganesha-Sama!-Ilta entró al hospital, empujando fuertemente las puertas de la entrada principal y comenzó a buscar desesperadamente a su dios.

-¡Yo soy Ganesha! ¡¿Qué ocurre, Ilta?!-Preguntó la deidad con máscara de elefante.

-¡Bell Cranel!-El nombre del peliblanco salió de su boca y, como si se tratara de un rayo, todas las novias y enamoradas de él se posaron justo delante de ella.

-¡¿Qué hizo?!-Interrogaron al unísono.

-¡Bell Cranel! ¡Bell Cranel atacó la mansión del sol!-Informó.

A una velocidad abrumadora, todos corrieron a la sede de la familia Apolo.

Al correr, Ganesha no pudo evitar declarar lo siguiente.

-Mi discurso quedó en nada... no lo afrontó como un adulto, definitivamente no lo afronto como un adulto ¡MALDITO MOCOSO IDIOTA!-Gritó, crujiendo los dientes, las expectativas que hace menos de 5 minutos tenía del muchacho fueron escupidas, enterradas y ridiculizadas por la estúpida elección que el susodicho acababa de tomar. Atacar a Apolo directamente era una locura.

En la mansión del sol, al mismo tiempo.

-Apolo, yo, Bell Cranel...-Habló el peliblanco.

-¡LO RETO A UN JUEGO DE GUERRA! ¡TODA SU FAMILIA CONTRA MI SOLO!-Declaró, repleto de confianza y diversión por ver lo lejos que había llegado.

-¿Q-Qué?-Fue lo único que el dios pudo contestar.

Un silencio abrumador abundó en la mansión del sol después de que esas palabras fueran dichas por Bell.

Los escombros caían, las llamas se apagaban y el polvo se disipaba para así permitir que las siluetas de dos mujeres detrás del conejo fuesen vistas tanto por la deidad pelirroja y los hijos de este, quienes yacían en el suelo.

Una duda era lo que surgía en aquel Dios del sol, quien no comprendía las palabras de aquel obstinado muchacho que no deja de retarlo y humillarlo.

-¿A qué te refieres...? ¿Cómo está eso de qué quieres retarme a un juego de guerra?-Cuestionó.

Una sonrisa de oreja a oreja se dibujó en los labios del conejo, quien respiró hondo para responder.

-Ya lo dije, Apolo-Sama. Yo, Bell Cranel ¡LO RETO A UN JUEGO DE GUERRA!-Reafirmó con seguridad, rebosando de confianza.

El susodicho agachó la cabeza y comenzó a producir ligeros espasmos en el torso y cabeza.

Bell ladeó la cabeza.

-¡JAJAJAJAJAJAJAJA!-Una risa incontrolable era lo que producía dicho síntomas en ėl.

-¡Idiota! ¡Alguien sin falna ni familia no puede retar a otra a un juego de guerra!-Externó, riendo maniáticamente aunque por dentro estaba completamente aterrado, sabía que era intocable debido a lo que representa para el gremio.

-¡No podrás hacer que pague por lo que hice! ¡No puedes, imbécil mocoso! ¡Haré que sufras un destino peor que la muerte por atacar mi morada!-Adicionó, señalándolo con aires de superioridad.

-¿Está seguro de eso, Apolo-Sama?-La voz de una de las acompañantes de Bell interrumpió el discurso repleto de odio.

Los ojos del antes nombrado se abrieron ligeramente.

Se trataba de Eina Tulle, asesora del gremio de aventureros.

-¿Qué haces aquí, niña? La verdad eso es bueno. Como puedes ver, fui atacado sin motivo a pesar de que pagué mi multa, por lo que espero que le informes esto a tus superiores para que...-El pelirrojo pensaba que ella podría ayudarlo. Grave error.

-No me interesa esa mierda, Apolo-Sama. Yo no vine a juzgar a Bell Cranel, al contrario, lo ayudaré. Yo fui quien lo motivó para hacer lo que hizo-La expresión retadora en el bello rostro de la semi elfo causó que un escalofrío subiera la espalda de la deidad.

-¡Insolente! ¡¿Cómo te atreves a...?!-Levantó la voz, no obstante...

-¡¿CÓMO SE ATREVE USTED A LEVANTARME LA VOZ?! ¡CÁLLESE ESCORIA DE DIOS!-En el duelo de amenazas, Eina ganaba por paliza.

Bell y Aiz la vieron, impresionados.

"Jeje... flashbacks de mamá Alfia..." Pensó el peliblanco.

Al ser el centro de atención, la asesora recuperó la compostura.

-¡Ujum! Y continuando con lo que iba a decir...-Aclaró la garganta y dio inicio a su explicación.

-Usted se equivoca. Bell Cranel sí pertenece a una familia, o mejor dicho... es el dueño de una...-Reveló.

De su bolsillo sacó una hoja cuidadosamente doblada, la cual extendió. En ella había muchos textos y una lista de registro de aventureros, sin embargo, lo que más destacaba de la misma, era el nombre de cierto personaje en el apartado de "Jefe de la familia".

-Familia Cranel... E-Esto es...-Apolo tragó saliva.

-Sí... el registro oficial que cada Dios llena para poder formar una familia...-La castaña afirmó.

-¡Eso no es posible! ¡Solo los dioses tenemos permitido iniciar una familia! ¡Los mortales no pueden proporcionar un falna!-El reclamo no se hizo esperar.

-¿Está seguro de eso?-Los anteojos de la semi elfo, quien intervino sin permitirle continuar, brillaron y, sonriendo, extendió la mano hacia Aiz, la cual le entregó un libro.

Ella hojeó a gran velocidad aquel manual que al parecer era el reglamento del gremio, donde se registraba todo ley estipulada que debían cumplir las personas y dioses si querían empezar a generar ganancias como aventureros y dioses patrones de las familias en Orario.

De repente se detuvo en una.

-Artículo 6, apéndice 2, ley 12 del apartado de familias. Todo individuo que desee crear una nueva familia recibirá el permiso si y solo si hay al menos un miembro que desee formar parte de la misma ¡En ningún lado dice que los dioses son los únicos a los que se les permite!-Informó la asesora señalando con la punta de su dedo índice al párrafo donde se hacía referencia a lo que dijo.

Apolo acercó la cara al libro y lo leyó.

Era cierto...

En ninguna parte menciona que ese derecho es exclusivo para los dioses.

¿Una regla ambigua? Claro que sí. Muchos daban por hecho que solamente los dioses podían debido a que, sin contar a los espíritus de los cuales hace mucho no se sabe nada, eran los únicos que podían proporcionarle un falna a los aventureros.

Podría decirse que... era un vacío legal que Eina Tulle, la inteligente asesora del gremio, aprovechó para poner la balanza a su favor.

-¡No es justo! ¡Tú, maldita mediocre, nos quieres tender una trampa...!-Ante el intento del dios de quererse poner de pie y seguir insultando a la semi elfo, una hoja afilada se posó en su garganta.

*¡Slash!*

-Apolo, le recomiendo que tenga cuidado. Cualquier insulto y/o daño dirigido a Eina será considerado una ofensa hacia mí. Por lo que no tendré reparo en regresarlo a tenkai. Al fin y al cabo... como dueño de una familia, solo recibiré una multa... ¿Cierto?-Amenazó Bell, recordándole que sin importar que tanto mal haga, sí sirve como gallina de los huesos de oro para el gremio, podrá hacer lo que le plazca sin consecuencias graves. Posó el filo lateral de su espada en el cuello de aquella escoria que no merece el "Sama" al final de su nombre.

A punta de espada, el grosero Dios del sol tragó saliva, sintiendo una ligera cortada en su piel, y se calmó.

Ante esto, el peliblanco retiró su arma de él.

-No estoy obligado a aceptar esta farsa. Aun si usas ese vacío legal para formar tu familia, no hay nadie tan idiota para unirse a ti. No puedes darles un falna, solamente serían personas comunes peleando contra toda mi familia ¿No pensaste en eso?-Vociferó, burlándose de la situación. Efectivamente, nadie con la suficiente materia gris se uniría a Bell. No tenía nada que ofrecerle y pelear contra aventureros nive era un suicidio.

-Supongo que soy una idiota, Apolo-Sama, porque...-Eina sacó de su bolsillo otro papel.

-¡Yo, Eina Tulle, me uno oficialmente a la familia Cranel!-Informó, enseñando el registro de aventurero donde su nombre aparecía. En el apartado de jefe de la familia estaba "Bell Cranel".

Haciendo uso de una pluma firmó su registro y...

-¡Ahora somos una familia hecha y derecha!-Agregó tras hacer oficial su unión.

-Qué crees que...-El pelirrojo estaba pasmado en su lugar, incrédulo ante los actos de la despreocupada asesora, quien no tuvo reparo alguno en arriesgar su vida al unirse a esa familia.

-¡O-Oye Eina! ¡No discutimos sobre esto!-Bell, quien no estaba enterado de esa última parte, le susurró en voz alta en el oído a la castaña.

Ella volteó a su dirección para mirarlo fijamente.

Su cabello corto, aunque lacio, se ondeó al girar con una gracia y delicadeza propia de una chica.

Acomodó sus lentes al empujarlos desde en medio y...

-Te lo dije cuando nos conocimos. Me demostraste que podía confiar en ti, así que te ayudaré en todo lo que esté en mis manos a pesar de que no me corresponde debido a que no soy tu asesora. Considero que es la mejor forma de enmendar mi error-Comunicó, regalándole un gesto amable.

El corazón de Bell se aceleró ante esto. Sus mejillas inevitablemente se sonrojaron y solo podía pensar en una palabra.

"Linda...".

-Así que, por favor, acepta mi amabilidad-Adicionó.

Seguido de esto, ella le guiñó el ojo y regresó su atención a Apolo, dejando a un alterado conejo.

Aiz, quien prestaba atención a lo que sucedía, infló su mejilla como ya era costumbre cada que otra chica se le acercaba a Bell. Estaba celosa.

Aquel ambiente y aura dulce de antes cambió abruptamente tan pronto Eina se dispuso a continuar su conversación unilateral en contra del Dios.

-Además... quiero cerrarle la maldita boca a ese idiota de Royman y hacerle pagar a esta escoria que no tiene reparo en dañar a niños con tal de cumplir un estúpido deseo de venganza. ¡No es posible que salga impune de tal atrocidad! ¡Mientras siga viva no permitiré que nadie como él tenga poder en Orario!-Lo señaló de manera inquisitiva. Si a alguien le enojaba la impunidad que manejaban los sistemas políticos y de poder en el centro del mundo.

La deidad chasqueó la lengua.

-¡Tch! ¡No estoy obligado a aceptar esta ridícula propuesta!-Contestó.

Bell dio un paso al frente, la semi elfo le cedió el control de lo que se desenvolvería a continuación.

-Si tú que atacaste mi hogar, dañaste a mis seres queridos hasta casi arrebatarles la vida solamente pagaste una multa, dime... ¿Qué crees que hará conmigo el gremio si tengo el apoyo de la familia Ganesha, Hermes y sobretodo, Loki? Es más, si ellos a Olán por mí, tú no saldrás bien parado, por lo que puedo hacer lo mismo cuántas veces quiera en tu contra sin represalias-Interrogó y se justificó.

"O eso espero, si no mi amenaza no servirá de nada..." Una gota de sudor le bajo de la frente al decirse eso. Claramente solo hablaba por hablar porque no sabía si así sería.

-Así que, planteo el juego de guerra como una solución rápida. Si no aceptas, vendré día a día hasta que no te quede nada más que perder y aceptes. Tú decide, terminar esto aquí y ahora o atenerte a las consecuencias-Completó su diálogo anterior.

Los ojos escarlata del joven brillaron intensamente. No estaba bromeando, con tal de obtener lo que quería, era capaz de llegar a tales extremos.

Apolo miró de reojo a Aiz Wallenstein, quien pertenecía a una de las familias que Bell mencionó.

Esta le devolvió una mirada repleta de asco, asintiendo y confirmando así el apoyo de la familia Loki ante esta locura en caso de que Royman o el gremio en general buscaran culpables en esos hipotéticos ataques.

Estaba entre la espalda y la pared con las manos atadas.

Bell derrotó fácilmente a su familia sin siquiera sudar, por lo que, cualquiera de los caminos terminaría en una inminente derrota. A menos que, en el tiempo previo al juego de guerra, consiguiera una forma de equiparar la balanza.

Regresó su atención al dueño de sus pesadillas y vio momentáneamente una llama encendiéndose en los ojos rojos del muchacho, la cual le infundió un terror tremendo.

Se resignó.

No importaba cuánto pensara, no existía opción en la que saliese bien parado.

"¡TODO ES CULPA DE ESA MALDITA CASSANDRA! ¡SI NO LO HUBIESES TRAÍDO A LA MANSIÓN NADA DE ESTO HUBIESE OCURRIDO!" Propio de alguien egocéntrico y malcriado, buscó la culpa en otro cuando el único responsable era él.

-Así que, Apolo... ¿Tenemos un trato?-Bell extendió la mano.

La deidad estaba roja de furia ante lo descarado que actuaba el sujeto enfrente suyo.

"¡CON UN DEMONIO DEJARÉ QUE GANE! ¡NO IMPORTA LO QUE TENGA QUE HACER! ¡TE DESPEDAZARÉ!" Pensó.

-Si gano... ¿Cuál será mi recompensa? En un juego de guerra debe haber un premio para el ganador-Cuestionó.

-Eso es sencillo... me tendrás a mi, me uniré a tu familia-Respondió el chico casi sin pensarlo.

La impresión en las caras de la bella semi elfo y la normalmente calmada, y serena, princesa de la espada no se hicieron esperar. Lo observaron fijamente, juzgándolo por el tamaño de la estupidez que acaba de salir de su boca.

De repente cada una lo jala de un hombro, arrastrándolo a donde estaban.

Acercaron sus bocas a cada uno de los oídos del peliblanco y cada una le reclamó.

-O-Oigan...-Inevitablemente el chico se avergonzó. Tener el olor de dos chicas tan cerca y que el aliento de ambas choque en sus costados era algo com lo que aún no era capaz de lidiar.

-¡¿Qué crees qué haces Bell?! ¡¿Por qué apostaste tu vida?!-Interrogó Eina mediante susurros.

-Bell, no quiero que termines en las manos de ese... ¿cuál era la palabra que usaba Riveria cuando Loki espiaba a las chicas de mi familia y a mi?-Susurraba, buscando el término empleado por la princesa de los elfos.

-Pervertido, Aiz. La palabra es pervertido ¡Y tienes razón!-Respondió la semi elfo, complementando la idea de la rubia que claramente desconoce muchas cosas de saber común.

-Por favor, confíen en mí. Debo apostar eso porque... lo que yo quiero como recompensa es equivalente a ello-Contestó del mismo modo que las dos féminas a su lado, a susurros.

-Es una apuesta tentadora, pero dudo que arriesgues tanto sin que busques algo de igual valor ¿Me equivoco?-Apolo interrumpió, poniéndose de pie por fin. Ya era lo suficientemente humillante para él ser visto desde arriba por ese maldito mocoso que ha arruinado su reputación y se empeña en quitarle todo.

Eina y Aiz se separaron del muchacho, dejándole camino libre. Confiarían en él así que el camino que se seguiría desde ahora marcaría la pauta del futuro que les esperaría.

Bell caminó hacia el dios, el brillo en sus ojos se volvía opaco conforme se acercaba.

Muchas cosas cruzaban por su mente.

La imagen de Rye en sus brazos era una de ellas.

Las lágrimas de Fina.

El rostro de Roux repleto de sangre.

La sonrisa de Cassandra.

Las quemaduras de Daphne al proteger a María.

Y...

"-Eres un héroe... que sigas aquí esforzándote para salvarnos es la mayor prueba de ello... el hombre del que me enamoré... es un grandioso y genial héroe...-".

Las palabras de María cuando acudió a su rescate...

El enojo lo estaba consumiendo poco a poco.

Cuando por fin plantó cara al responsable de todo ese sufrimiento, abrió la boca y...

-Solo quiero una cosa...-Dijo.

El cambio abrupto hizo que Apolo tragara saliva. Él se imaginaba el destino que le esperaría.

Venganza...

Odio...

Ira...

Deseo de sangre...

Esas cosas eran las únicas que venían a la mente del conejo entre más veía la cara de la deidad y rememoraba el dolor que sufrieron los niños del orfanato.

Sin embargo...

"-Por favor... no me quites... a mi héroe...-".

Esas 8 palabras lo salvaron.

Tranquilizó el ritmo acelerado de su corazón al igual que su respiración.

-Es... es tan sencillo cruzar esa línea...-Murmuró, apretando sus puños y enterrando sus uñas en la palma, derramando sangre.

Los presentes observaban con suma atención la escena.

-No ha habido segundo en el que no piense en eso...-.

-Hacerte pasar por todo lo que ellos pasaron...-.

-Infundirte el dolor que ellos sintieron...-.

El cabello blanco cubría la parte superior de la cara de Bell, por consecuente, también los ojos.

"-¿La venganza es algo que se relacione con un héroe...?-".

Aquella interrogante hecha por Urano resonó en su subconsciente.

"-Así que dime, Bell Cranel... ¿Qué clase de héroe quieres ser?-".

-Pero eso solo me pondría a tu nivel...-.

Recuperó su postura y, mostrando una rebosante, y repleta de vida, sonrisa, prosiguió.

-¡Y si hago eso no seré el héroe en el que deseo convertirme! ¡El héroe que el mundo necesita!-Vociferó.

Miró de reojo a Aiz.

-Un héroe que de esperanza a los demás...-Agregó.

Aiz se sintió feliz, su corazón fue flechado por ese pequeño gesto.

"Ese es el héroe que conozco... piadoso... puro... quien apacigua mi llama oscura... el héroe del que mi madre hablaba... del que... me enamoré".

Eina, por su parte, se alegraba de que su confianza estuviese en buenas manos.

"Él... debe ser diferente... no permitiré que se repita..." Pensó.

-Es por eso que, sí gano, tu familia se disolverá y tú serás desterrado de Orario. Todo lo que es tuyo será mío-Por fin reveló lo que él obtendría al ganar.

Si bien el escenario que planteaba era menos cruel de lo que el dios imaginaba, aun así estaba inconforme.

-¡Eso no es...!-Quiso replicar.

-A pesar de todo lo que hiciste, del daño que causaste, no te deseo la muerte. No quiero que mis actos sean motivados por odio y venganza. No soy un juez, ni un jurado y mucho menos un verdugo. Así que lo más que puedo hacer es pelear por los que no pueden y respetar sus voluntades sin ir en contra de mis propios ideales-Interrumpió Bell.

Extendió la mano.

-¿Tenemos un trato, Apolo?-Preguntó.

Una vena se saltaba de la frente del antes mencionado.

Y, de mala gana...

-Tenemos un trato...-Estrechó la mano, cerrando así el acuerdo.

La semi elfo suspiró.

"Alguien como él de verdad existe... me hace feliz serle de ayuda..." Se dijo a sí misma.

No obstante, parte de ella se sentía hipócrita y triste.

No solo lo ayudó por ser un alma bondadosa.

Había motivos personales en eso.

"Esta vez no cometeré el mismo error... protegeré esa luz con mi vida..." Declaró para sí misma, recalcando su decisión y motivación de evitar un desenlace trágico como hace varios ayeres.

La silueta de una joven se reflejó al lado de Bell.

"Eres idéntico a ella... a quien no pude salvar...".

A las afueras de la sede de la familia Apolo.

Los tres individuos que habían atacado la mansión del sol se retiraron tras conseguir lo que buscaban, dejando detrás suyo destrucción.

Todo el camino que comenzaba en los portones dorados y que se extendía hasta la puerta principal de la mansión estaba hecha pedazos.

-Eina, en serio, no debiste hacer eso. Yo era más que suficiente para derrotarlos. Fue mucha ayuda la idea del juego de guerra, meterte en este embrollo... podrías salir herida...-Bell demostraba su preocupación por la semi elfo, aunque esta lo silenció al posar su dedo índice encima de sus labios.

-No me subestimes por favor. Soy perfectamente capaz de cuidarme sola-La asesora le guiñó el ojo.

-Además, alguien sin familia debía unirse a ti, no había muchas opciones-Adicionó.

-P-Pero...-El peliblanco quiso replicar.

-Así como pediste que confiáramos en ti, quiero que confíes en mí-Eina lo interrumpió nuevamente.

-Ya te comenté por qué te ayudo. Si fuese cualquier otra persona solamente me tragaría mi cólera sin actuar. Pero tú, en todos los años que llevo en Orario, me demostraste que estaba equivocada y, a partir de eso, aun obteniendo fama, seguiste dedicándote a ayudar a los demás-Dijo, con admiración.

-Te he estado observando Bell, he estado escuchando tus aventuras y logros. Si alguien verdaderamente merece que se le ayude, eres tú. Si una persona tan buena y dadivosa no recibe apoyo... ¿Quien lo merece entonces?-Externó.

-Esto es solamente fruto de lo que haz cosechado-Finalizó.

El muchacho se sintió feliz por ello. Que haya gente dispuesta a hacer lo que Eina hace por él habla bien de su trabajo y refleja que sus esfuerzos han inspirado a los demás.

Aiz de repente le dio un pequeño jalón a la manga de Eina, llamando su atención.

-¿Uh? ¿Pasa algo?-Preguntó.

-Sin falna... ¿Cómo planeas pelear?-Interrogó la rubia.

-¡¿NO PUEDES PASAR DIEZ MINUTOS SOLO SIN QUE SE TE OCURRA CAUSAR DESTROZOS Y ALBOROTOS?! ¡¿ACASO TE GUSTA SER EL CENTRO DE ATENCIÓN?!-Un gritó al unísono producido por varias checas que los tres conocían a la perfección provino de metros adelante de su posición.

Un frío intenso azotó el cuerpo de nuestro protagonista, iniciando en su espalda y diseminándose al resto de su organismo.

Del horizonte, a gran velocidad, avanzaban sin intención de frenar Airmid, Riveria, Shakti, Tiona, Alicia, Lefiya, Hermes y Ganesha.

-¡E-Esperen!-Bell trató de huir, no obstante...

*¡PAM!*

-¡PUAH!-.

Fue tacleado por Airmid.

-¡E-Eso dol...!-Antes de comunicar su queja dio inicio el regaño por parte de la hermosa peliplateada.

-¡¿Cómo cruzó por tu cabeza atacar a la familia Apolo?! ¡¿Qué no entendiste nada de lo que pasó?! ¡No debes guiarte solo por tu corazón! ¡Piensa en las consecuencias que acarrearán tus actos! ¡Tonto! ¡Tonto! ¡Tonto!-.

-Bell, entiendo tu molestia, pero esto solo limitará el margen de maniobra para hacerlos pagar. Airmid tiene razón, debiste mantenerte sereno, o al menos...-La alta elfo lucía amenazante.

-Avisarmos para ayudarte...-Un viento gélido la rodeaba.

-¡Riveria-Sama! ¡Está dando el ejemplo equivocado!-Shakti la reprendió, como siempre, ella es la más madura de las presentes, y eso que la pelijade tiene más años que las presentes. Aunque claro, el señor autor, o sea yo, evitara decir la edad porque no le gustaría ser congelado.

Al notar su error, Riveria bajó su báculo.

-¡Ujum! Me disculpo-Dijo.

-¡C-Chicas! ¡Por favor déjenme explicarles!-Bell hablo, pidiendo una oportunidad de contarles la conclusión a la que se llegó, no obstante, la curandera no se le quitaba de encima y seguía sacudiéndolo como un costal de papas. La piel del conejo se teñía de verde y esta vez no era porque cierto héroe tomara su cuerpo, si no porque estaba mareado y las ganas de vomitar lo estaban abordando.

-Disculpen...-Eina llamó la atención de las chicas.

Todas, quienes ignoraron la presencia de la semi elfo y la princesa de la espada, centraron su atención en ella.

-¿Eina?-Riveria la nombró.

-Riveria-Sama ¿Qué hace aquí?-Interrogó la castaña, ladeando la cabeza.

-Debería preguntar lo mismo, es extraño que salgas del gremio en horario de trabajo-Respondió la pelijade.

-Digamos que vine para apoyar a Bell-Contestó la asesora.

-¿Apoyarlo...?-La voz de las chicas hizo eco.

Airmid soltó a su novio, dejándolo caer al suelo y quitándole encima de él.

-¿Qué fue lo que sucedió aquí? ¿Bell mató a la familia Apolo?-Preguntó la sanadora.

-¡Y-Yo no haría eso!-Se excusó el acusado desde el piso, tambaleándose al intentar reintegrarse.

Tanto Aiz como Eina, quienes presenciaron y fueron partícipes del ataque, negaron al mover la cabeza a los lados.

-Yo le di la idea de que la mejor forma de hacer pagar a la familia Apolo era mediante un juego de guerra-Explicó.

-¿Un juego de guerra? Pero Bell no pertenece a ninguna familia-Shakti se percató de ese detalle y comunicó esa duda.

-D-Digamos que...-El nerviosismo en la respuesta de la semi elfo hizo sospechar a los presentes y preocupar a una en especial.

-Eina... ¿Qué fue lo que hiciste?-Riveria insistió con más fuerza.

-Es gracioso si lo piensa, Riveria-Sama-Eina se rascó la nuca, evitando contacto visual y soltando una risita que reflejaba de todo menos alegría.

-Cuéntame...-La alta elfo agudizó su mirada, infundiendo una presión enorme en los hombros de la chica con quien claramente tenía una relación.

-V-Verá...-.

La asesora comunicó detalladamente los hechos que tuvieron lugar minutos atrás, incluyendo los detalles sobre la nueva familia y cómo se aprovecharon de un vacío legal para que fuese válido. Obviamente mencionó quien era el primer miembro oficial de esa familia inventada. Por lo que...

-¡Tonta! ¡Si te pasa algo tu madre te matará y después a mí por no protegerte! ¡¿En qué estabas pensando?!-La reprimenda de Riveria no se hizo esperar.

-¡Perdóname, Riveria-Obasan!-Se disculpó la joven.

-¡¿Por qué permitiste que cometiera esa locura?!-.

-¿Obasan?-Bell repitió el honorífico.

Riveria volteó hacia él lentamente.

Este saltó del susto.

-Eina es como mi sobrina. Su madre y yo nos conocemos desde pequeñas y me encargó cuidarla ¡Es por eso que no permitiré que arriesgue su vida!-Informó la alta elfo sobre la relación que tenía con ella.

-Oh... Si Eina es tu sobrina entonces... ¿Cuántos años...?-.

*¡ZOOOOM!*

A gran velocidad, el báculo de la alta elfo se posó a escasos centímetros de la nariz de Bell.

-Amor, ya tuvimos esta discusión hace unos días, odio repetirme-Dijo.

-¡HIIIIIIIII! ¡PERDÓN!-El peliblanco se disculpó en posición de dogeza. Olvidó una de las reglas más importantes sobre las mujeres, jamás le preguntes sus edades.

-¿Amor?-Aquella forma en la que Riveria nombró a Bell confundió a Eina.

-Sí... parece ser que tu madre tenía razón, tarde o temprano conocería a alguien que conquistara mi corazón y es él...-La pelijade le reveló la noticia a su sobrina. La boca de esta se abrió totalmente debido al golpe de información.

-¡¿CONSIGUIÓ NOVIO, RIVERIA-OBASAN?!-Incrédula, preguntó.

Las mejillas de la elfo se sonrojaron y asintió.

-¡¿EHHHHHHHHHHHHH?!-Ese grito no se hizo esperar tras la respuesta afirmativa.

-¿Cómo pasó eso?! ¡¿Cuándo?! ¡¿Dónde?! Y lo más importante... ¡¿POR QUÉ?!-El griterío no cesaba, al contrario, aumentaba conforme la castaña pensaba en la noticia que le cayó encima como si de un balde de agua fría se tratara.

-¡E-Eso no importa ahora! Además... no soy la única...-.

-¿A qué se refiere...?-.

-Yo también soy novia de Bell, la primera de hecho-Airmid dio un paso al frente y se presentó como tal.

-¿Are?-.

-Ya nos conocíamos, pero debo volver a presentarme, soy Shakti, segunda novia de Bell-La justiciera también se posó enfrente.

-¿C-Cómo...?-.

-¡Yo también soy novia de Argonauta-Kun!-La animada amazona se posó al costado de la peliazul, revelando que también formaba parte de esa relación múltiple.

-¿Qué quieren decir con que son novias de Bell...? ¡N-No me digan que...!-Eina estaba atónita.

-Sí, formamos parte de su harem-Todas lucían visiblemente apenadas al darle la noticia, a excepción de Tiona, a ella le alegraba ser conocida por eso.

-Estoy empezando a cuestionarme si fue correcto meterme en este embrollo por ti, mujeriego...-La asesora miró fijamente al peliblanco con una expresión que haría saltar el corazón del más valiente.

-¡Hiiiiii!-.

-Te contaré luego los detalles, lo importante ahora es que nos cuentes cómo planeas pelear en el juego de guerra-Riveria cambió el curso de la conversación.

Eina apartó su atención del mujeriego al lado de ella y contestó.

-Le pediré a Loki-Sama que reactive mi falna. También me gustaría que me volviera a entrenar, Riveria-Sama-Dijo, sorprendiendo a propios y extraños.

-¿Volver a entrenar...?-Preguntó Bell por la parte de la oración que captó su interés.

-¡¿Reactivar falna?!-Lefiya, Tiona y Alicia la encararon.

-Sí. Yo hace varios años fui aventurera de la familia Loki, aunque no duré más de 12 meses como una ya que descubrí que no era lo que me gustaba y decidí ir al distrito escolar para entrenarme como asesora-Respondió, revelando el pasado que pocos conocían.

-¡¿Fuiste aventurera?! ¡¿Por qué no lo sabíamos?!-Ahora esas interrogantes apuntaban a Riveria.

-Ella deseaba dejar esa vida en el pasado. Les sugiero que no indaguen en eso-Respondió la pelijade.

La semi elfo asintió aunque en su expresión había cierta tristeza. No cintaba la verdad completa...

-Es una de las razones por las que Royman me odia, porque a sus ojos solo fui una cobarde que huyó del camino de un aventurero, sin embargo, tuvo que aceptarme en el gremio a petición de Riveria-Sama-Adicionó esa información.

-No estábamos al tanto...-Incluso Aiz lo desconocía.

-Fue hace mucho tiempo, Eina tenía la misma edad que tú cuando comenzaste a ir al calabozo. Solo Loki y los primeros miembros de la familia Loki lo sabíamos, tras unos pequeños incidentes que...-Interrumpieron a la princesa élfica.

-Riveria-Sama, por favor...-Pidió la sobrina a su tía que se detuviera, se hallaban claramente incómoda.

Ella asintió y evitó revelar detalles.

-Debido a unos pequeños incidentes que no me corresponde decir es que ella renunció, aunque seguimos al tanto de ella de vez en cuando-Finalizó su oración.

-Entendemos...-Ni Alicia ni el resto indagó. Sea lo que sea por lo que ella pasó, no ha de ser grato rememorarlo y desempolvarlo.

-Entonces Eina era una aventurera... eso me hace sentir más tranquilo-Opinó Bell, suspirando de alivio.

-Eso significa que tiene experiencia, me alegra saber que no te uniste sin pensar en las consecuencias, me asustaba que fueses dañada por no especializarte en combate-Agregó, dando a entender que como tal no le incomodaba su participación, si no que temía que no tuviese la capacidad de defenderse.

-No esperes mucho de mí, soy solamente nivel uno a mediados-Eina se rascó la nuca, no quería que él esperara mucho de ella como aventurera porque podía decepcionarse.

Luego retomó su petición anterior.

-¿Sí me entrenaría?-Insistió.

Riveria se negó.

-Eres una espadachín. No me especializo en peleas cuerpo a cuerpo por lo que, en una batalla de vida a muerte, la mejor maestra que podrías tener sería Aiz-Confesó, apuntándola.

La rubia ladeó la cabeza.

-¿Quién, yo?-Dijo.

Eina fue hacia la su dirección.

-¿Podría enseñarme a pelear, princesa de la espada?-Pidió amablemente.

Aiz se limitó a asentir.

-Si puedo ser de ayuda, con mucho gusto te entrenaré. P-Pero, yo nunca he entrenado a alguien...-Aceptó, a pesar de que le preocupaba su falta de experiencia en la enseñanza, también le emocionaba la idea.

-No hay problema, sé que lo hará genial y aprenderé muchas cosas contigo-Eina alentaba el ego de su maestra, ruborizándola.

*puff*

-Siendo ese el caso, yo podría entrenar a Bell-Shakti entrelazó sus dedos con los de su amado, sonriendo al sentirse cómoda a su lado

-¡¿FUEH?! ¡NO! ¡YO LO HARÉ!-Tiona también quería entrenar a su novio y se aferró al brazo izquierdo de su novio.

*puff*

-Participaría en esta pelea con gusto, pero solo soy curandera, no peleadora-Airmid se resignó, sabía que no podía anteponer su egoísmo en una situación como esta, así que le cedió el lugar a las que estaban mejor capacitadas.

-Mismo caso conmigo, como dije, no me especializo en peleas de corto alcance, tanto Tiona como Shakti podrían ayudarlo en vez de nosotras-Riveria estuvo de acuerdo con la reina del harem, en cuestión de utilidad, Ankusha y Amazon serían más útiles.

-T-Tiona, ya dije que no lo haré...-La peliazul, a quien le temblaba una ceja, expresó.

-¡N-No te molestes! ¡Puedo hacerlo sin problema!-Mismo caso que el de la amazona.

-No es ninguna molestia... A-Además, ya han pasado días desde que estuve a solas con él-Respondió la capitana de la familia Ganesha. Su seguridad disminuía conforme sus palabras avanzaban.

-No te cederé esta oportunidad-Contestó la morena.

Ambas chocaron sus miradas y de este choque brotaron chispas. Estaban por iniciar una pelea campal para decidir quién entrenaría a su amado conejo.

-O-Oigan, el juego de guerra es en una semana, así que hay tiempo de que ambas lo hagan...-Bell quiso razonar con ellas, siendo ignorado totalmente.

-¡Yo lo entrenaré!-.

-¡No, yo lo haré!-.

Repetían lo que la otra decía.

-N-No discutan. De verdad dudo que sea necesario que me entrenen. Derroté a Jacinto fácilmente, así que...-Argumentó el peliblanco.

Hermes intervino.

-Confías demasiado en esas habilidades. No niego que son fuertes, pero es un error darle tanta importancia sin procurar que tú crezcas a la par de ellas-Dijo, acercándose a él.

-En algún momento, que ojalá no llegue y me equivoque, deberás de hacer uso de tu propia fuerza sin recurrir a tu poder. Te recomiendo ir entrenando tu cuerpo y mente desde ahora-Adicionó.

-Es por eso que...-Hablaba, envolviendo al muchacho con su brazo derecho, apartando a la humana y a la amazona.

-Si hay algo que debes entrenar, es tu capacidad de formular estrategias, y conozco a la persona indicada para ello. Recuerda, debes proteger a Eina de la familia Apolo, por lo que tu estrategia de "¡ATAQUEMOS DE FRENTE!" Será arriesgada. Otra vida a parte de la tuya está en juego, recuérdalo. Y para eso tengo a la persona indicada-Argumentó.

Bell sostuvo su barbilla, inevitablemente le cedió la razón.

-Es cierto...-Susurró.

-¡Claro que lo es!-Respondió el dios viajero.

-¿Quién es la persona a la que conoce, Hermes-Sama?-Preguntó el chico.

Una sonrisa burlona apareció en Hermes.

En la sede de la familia Hermes.

-Hermes-Sama, por favor repíntame lo que acaba de decir-Una hermosa chica de cabellera azul celeste se retiró sus anteojos y se frotó los párpados con claro cansancio y dolor de cabeza, incrédula ante lo que su dios pidió.

Ese último posó ambas manos en su cintura y repitió la solicitud.

-Es sencillo Asfi, solo quiero que le enseñes a Bell lo que mejor sabes hacer, armar planes donde el sigilo y la perfección están a la orden del día. No podría pedírselo a nadie más que a ti-Dijo, mientras el susodicho yacía de pie a un lado suyo, desviando la mirada en su intento de evitar mirar fijamente a la belleza peliazul.

Con la cabeza agachada, fija encima del suelo alfombrado, y totalmente rojo hasta la punta de las orejas al igual que tenso en cada músculo, pensó, en completo pánico, lo siguiente...

"¡ES ELLA! ¡ES LA CHICA QUE ME QUISO EXPLOTAR CON GRANADAS POR VERLA DESNUDA EN EL LAGO DE RIVIRA! ¡¿ELLA ES CAPITANA DE LA FAMILIA HERMES?! ¡¿CUÁL ERA LA POSIBILIDAD?!"

Echó un vistazo de reojo hacia ella.

"Creo que todavía no se ha percatado de quién soy..." Un pequeño alivio lo abordó.

Sin embargo...

-Y-Ya veo...-Respondió la chica de cabellera celeste, tomando un trago de su taza de té y cerrando momentáneamente sus ojos.

"Es él... ¡ES QUIEN ME VIO DESNUDA EN EL LAGO DE RIVIRA! ¡POR SU CULPA YA NO PODRÉ CASARME!".

Claramente recordaba ese suceso y tampoco se debía tener mucha memoria para mantener ese suceso en su mente, aun menos teniendo en cuento que en todo Orario solo existe un joven de cabello blanco y ojos rojos llamado Bell Cranel.

Contrario al susodicho, Asfi ocultaba muy bien su vergüenza porque revelar eso a su dios significaba un mar de preguntas y burlar que sinceramente deseaba evitar a toda costa.

Varios signos de interrogación imaginarios aparecieron encima de la cabeza de Hermes ante la nula respuesta de ambos.

-Bell, salúdala, es de mala educación quedarse callado cuando una hermosa chica dejó de hablar-Susurró la deidad al oído de su acompañante, dándole también un ligero codazo en el costado.

-Hermes-Sama, por favor evite ese tipo de comentarios-Imploró la apenada capitana de la familia.

Ella era consciente de que lo hacía meramente por molestar, no porque realmente lo creyera.

-N-No... Hermes-Sama tiene razón, perdón por ser tan grosero, señorita Asfi-Habló Bell, levantando la cabeza lentamente y abriendo sus párpados al mismo ritmo para que, cuando por fin tuviese el cuello totalmente estirado, pueda verla a los ojos directamente.

-¿Eh?-No esperaba que él dijera eso, teniendo en cuenta lo que el dios dijo sobre "Una hermosa chica".

Tragó saliva y, cuando la luz del sol que se filtraba desde la ventana detrás de Perseus, apodo de aventurera que la chica tenía, dejó de golpearlo, pudo enfocarse en la refinada y hermosa mujer de enfrente.

-B-Buenas tardes, Asfi. Sé que puede ser molesto, pero de verdad quisiera recibir su ayuda...-Declaró tras el saludo inicial.

-Y-Yo...-Musitaba la peliazul.

De repente el recuerdo de Rivira se presentó y...

*¡Puff!*

Desviaron la mirada y sacaron vapor de la cabeza.

"¿Are? ¿Por qué se comportan así? ¿Acaso ya se conocen? ¿Hay algo que no sepa? Heeeeee~" La mente de Hermes empezó a carburar.

Los párpados de Asfi se cerraban con fuerza y presionaba sus labios como si quisiese reprimir una memoria.

-¿Sucede algo entre ustedes dos?-Interrogó.

-¡N-Nada en lo absoluto!-Contestaron al unísono, elevando el tono de voz y negando vigorosomente para no tocar ese tema delicado.

Esto aumentó las sospechas.

"Luego le sacaré la información" Hizo nota mental el dios.

-Retomando lo anterior ¿Cuál es tu respuesta, Asfi? Eres la mejor opción para enseñarle a este pobre tonto que solo piensa en hacer destrozos en vez de quedarse un segundo quieto para idear un plan que lo lleve al mejor resultado posible. Además, lo necesitará para el juego de guerra contra la familia Apolo debido a que no luchará solo, una aventurera más estará a su cargo y si alguien es buena cuidando de los aventureros a su cargo eres tú. Hay muchos pros y casi ninguna contra, eso nos trajo aquí contigo. Si bien Finn es una opción viable, no se caracteriza por tomar en cuenta los riesgos a los que sus compañeros de familia se enfrentan. Por ende, dado que tú, que como capitana te especializas en que quienes te siguen reciban el menor daño posible, viniste a mi mente al enterarme del juego de guerra-Explicó a detalle que lo orilló a decantarse por su hija. Él conocía mejor que nadie a Asfi, al igual que sus capacidades y limitantes, no le encargaría el paquete llamado Bell Cranel sin la seguridad que que sus habilidades fuesen suficientes.

Perseus se mantuvo en silencio brevemente.

-Wow... jamás lo había escuchado hablar así de bien de mi trabajo...-Murmuró, acomodándose las gafas. Esos halagos levantaron su ánimo y alimentaron su ego.

-Disculpe, señorita Asfi...-Bell habló, llamándole la atención tras nombrarla y provocar que volteara.

-Yo no esperaba que Eina se uniera a mí en contra de Apolo, así que deseo hacer el mejor trabajo posible para evitar que la lastimen. Una cosa es cuidarme a mí mismo y otra muy diferente es cuidar de alguien más. Si usted es capaz de proporcionarme su conocimiento, estaré infinita mente agradecido ¡Le recompensaré con cualquier cosa que quiera tan pronto termine el juego de guerra!-La seguridad y decisión infundida en esas palabras reflejaban lo mucho que le importaba ganar sin bajas importantes.

La mujer de cabellera celeste se lo piensa, no obstante...

"Tal vez valga la pena..." Pensó.

Suspirando profundamente y enseñando el estrés mental que le provocaba esta ruta, respondió.

-Acepto. Si bien tengo muchos compromisos por culpa de mi dios inútil, te entrenaré...-.

De repente Bell se le acercó rápidamente.

Sus manos fueron envueltas por las suyas.

Asfi saltó desde su asiento.

-¡¿Q-Qué haces?!-Recriminó.

-¡Muchas gracias, Asfi-Sensei! ¡Le prometo que no la defraudaré y le pagaré lo que sea necesario por prestarme su ayuda!-Agradeció alegremente el peliblanco, sin darse cuenta del rubor en la cara de su "Maestra".

-¡N-No es necesario tantas gracias!-Asfi le gritó, apartando sus manos y levantándose de su silla.

-¿Are?-Salió de la boca de nuestro protagonista.

-¡Regla número uno! ¡No vuelvas a hacer ese tipo de cosas! A parte, no hay nada que puedas entregarme como recompensa, te enseñaré como acto de buena fe ¡Así que no hagas que me arrepienta!-Regañó.

-H-Hai...-La refinada princesa desapareció y al muchacho no le quedó de otra que concordar con esos términos.

Una risita se originó en Hermes, quien disfrutaba presenciar esa faceta en su hija.

-Le diré a Lulune que se encargue de tu trabajo, concéntrate en Bell-El dios caminó a la salida y, al decir eso último, guiñó su hijo derecho.

-¡No lo diga de ese modo, Hermes-Sama!-Gritó la capitana de la familia mientras que a Bell le bajaba una gota de sudor de la frente.

"Son un par muy peculiar" Pensó.

La puerta se cerró y la deidad se apoyó en ella.

"Fufufufu... estoy ansioso... ¿Qué historia se desarrollará entre esos dos? O mejor dicho... ¿Qué ya sucedió? La bella princesa de un reino del que huyó y el joven destinado a salvar el mundo... una princesa y un héroe siempre estarán destinados a estar juntos, así lo dictamina el destino" Fue el pensamiento que tuvo al reflexionar sobre la posición en la que su hija y el nieto de su mejor amigo se hallaban.

-Sí él fue capaz de sanar el dolor de Shakti al igual que de resto de chicas que enamoró, también tú puedes encontrar la felicidad, Asfi-Finalizó.

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Sede de la familia Dian Cecht. En uno de las habitaciones.

-Así que Bell-Sama peleará contra Apolo-Sama debido a nosotros...-Cierta mujer madura y de voz calma que traía calidez a quien la escuchara repitió lo dicho por la curandera que se encargaba de su estado de salud.

-Sí, así es. Tomó una decisión estúpida, aunque no sabría decir sí incorrecta, María-Respondió Airmid, retirando las vendas de la cuidadora del orfanato.

La mujer antes nombrada fue la primera en despertar después del ataque de la familia Apolo. Esto gracias a que, así pareciese excesivo, solo recibió el golpe de Jacinto en el rostro que la dejó fuera de combate.

Mientras miraba a la ventana y el sol comenzaba a esconderse, una duda abordó su ser.

-Airmid-Sama... ¿Somos una carga para Bell-Sama?-Preguntó.

La peliplateada detuvo sus actividades.

-¿A qué viene eso?-Respondió con otra interrogante.

-E-Es que...-La voz se María se quebró. Pequeñas gotas se deslizaban de sus mejillas y caían a las sábanas blancas.

-María...-Airmid la nombró, pasmada.

-Fuimos usados para herir a Bell... y-yo no estoy enojada ni lo culpo, pero... está arriesgando su vida nuevamente por nosotros... no hemos hecho otra cosa que traerle problemas desde el primer momento que lo conocimos en la calle dédalo...-Declaró.

Cada vez le costaba más que las palabras salieran.

Apoyó las manos encima de las rodillas y su llanto se potenció.

-No lo merecemos... no lo merezco... nos ha dado tanto... y no somos capaces de retribuírselo...-Una a una las lágrimas caían.

María se sentía como una inútil.

Una carga para aquel muchacho que se esfuerza por su propio sueño, el cual siente que trunca.

Airmid se sentó a su costado y le dio palmadas en la espalda.

-Dudo que ese sea el caso-Comentó.

-¿C-Cómo?-La mujer elevó su mentón.

La peliplateada sacó un pañuelo de su bolsillo y limpió las lágrimas.

-Si supiera lo feliz que Bell es con ustedes...-Expresó.

-Lo mucho que disfruta su compañía...-.

-Cada historia que me cuenta de los entrenamientos junto a Rye...-.

-Lo mucho que alaba tu comida-.

-Sus dudas sobre si Roux es un chico o una chica-.

Airmid soltó una risita ante esto último, al igual que María.

-Fufufu. La respuesta es demasiado obvia, es...-La cuidadora conocía el sexo de el/la elfo, no obstante, el ruido de la ciudad impidió que terminara su respuesta.

-El punto es, que no hay ningún momento en el que él los considere una carga, pero sí los describe empleando únicamente una palabra-Informó la sanadora.

-¿Una palabra?-Interrogó María.

-Sí... familia-Airmid aclaró las dudas.

El corazón de María saltó de repente ante tal revelación.

-Bell ve en los niños a los pequeños hermanos que nunca tuvo, por eso se esfuerza en ser un buen ejemplo a seguir, aunque eso no resulte bien en la mayoría de los casos, jeje...-La peliplateada soltó una risita que reflejaba de todo menos diversión por ese hecho.

La cuidadora del orfanato la escuchaba atentamente. Su puño se acercaba poco a poco a su pecho.

-Y, a pesar de que sea muy cabeza dura a la hora de entender los sentimientos de otra mujer, le aseguro que... ve en usted a una mujer a la cual amar...-Declaró la curandera, guiñándole el ojo.

Las mejillas de María se sonrojaron en demasía, irradiando calor.

Ella instintivamente las tapó con sus palmas.

-Y-Yo...-Balbuceó.

-No me molesta en lo absoluto. Usted ha estado cuidando de Bell cuando yo no puedo y le agradezco por ello. Si alguien merece ser su novia, en definitiva es usted-Airmid sonrió en su dirección.

Una memoria difusa se presentó.

"-Eres un héroe... que sigas aquí esforzándote por salvarnos es la mayor prueba de ello... el hombre del que me enamoré... es un grandioso y genial héroe...-".

Sí... ¡PRÁCTICAMENTE LE DECLARÓ SU AMOR!

*¡Puff!*

Vapor emanó de su cabeza.

Ella cayó de espaldas a la cama a consecuencia de la vergüenza.

-¡¿María?!-La peliplateada se asustó debido a dicha reacción.

-Me le confesé...-Musitó.

-¿Cómo?-Airmid no escuchó lo que dijo.

-¡M-Me le confesé! ¡Le dije que me enamoré de él cuando fue a rescatarme en el incendio de la iglesia porque creí que sería la última vez que lo vería! ¡Ahora muero de pena!-Alzó la voz. La voz le temblaba al igual que sus labios.

El golpe de realidad apareció.

-Vaya... muy mal momento para confesarlo ¿Verdad?-Airmid bromeó.

-¡N-No es gracioso, Airmid-Sama! ¡Le dije que lo amaba en el peor escenario posible!-Otra vez lloró, aunque el motivo ahora era diferente.

-Dudo que sea tan grave-Opinó la sanadora.

-¡Claro que lo es! ¿Cómo podré verlo al rostro? ¿Qué le diré? ¿Siquiera lo recordará? ¡Son muchas cosas a considerar!-María se revolvió el cabello, frustrada.

Sin que ambas se percataran, la puerta fue abierta.

-No hay forma de que olvide algo como eso...-Fueron alertadas por la presencia de un extraño en la habitación.

-¡B-B-Bell-Sama!-El sonrojo del María se intensificó cuando el hombre del que justamente hablaban apareció a sus ojos.

-H-Hola...-Saludó el peliblanco, levantando la mano.

-Es grosero escuchar la charla de otros-Airmid agudizó la vista.

-¡J-Juro que no fue mi intención!-El muchacho negó con brazos y cabeza esa acusación.

-Es solo que, luego de que Asfi-Sensei aceptara ayudarme, vine corriendo para enterarme sobre tu estado de salud, María... me comentó Airmid que serías de las primeras en despertar y... quería ser de los primeros en recibirte tan pronto abrieras los ojos...-Confesó.

A la cuidadora se le formó un nudo en la garganta y su ritmo cardiaco se aceleró.

-Aunque... supongo que llegué tarde-Adicionó, rascándose la nuca un tanto deprimido.

La peliplateada se levantó de la cama.

-Al contrario, llegaste en el momento indicado, les daré espacio-Dijo, saliendo de la habitación.

Cuando cruzó con su novio, tocó su hombro y le susurró al oído.

-No lo arruines...-.

Retirándose y cerrando la puerta detrás de ella.

-¿E-Eh?-.

El cuarto se mantuvo en un silencio aterrador a la espera de romperse. La situación era tensa y nuestro protagonista debía tomar la iniciativa para que, lo que sea que pasaría, pasara.

-Es grato verlo aquí, Bell-Sama...-María le regaló esas palabras al igual que una dulce sonrisa.

Como si se tratara de un reflejo, Bell copió aquel gesto.

-Yo... estoy muy feliz de que estés bien-Respondió.

-Agradezco sus palabras-La mujer se inclinó hacia adelante.

El peliblanco caminó hacia la cama moviéndose de manera errática, casi robótica.

Y...

Se sentó al costado de su acompañante.

-¿Bell-Sama?-María lo nombró.

Su mano que reposaba encima del muslo, fue cubierta por la del joven.

Ella miró cómo esta la envolvía, transmitiéndole calor.

Regresó la atención al conejo que se notaba evidentemente nervioso.

Sacando fuerza desde lo profundo de su ser, habló.

-Jamás olvidaría tu confesión, María-.

Entrelazó sus dedos con los de ella.

-Es un honor que alguien tan linda, amable, tierna, pura... como tú, esté enamorada de mí-Confesó.

Pequeñas gotas se derramaban de los párpados de la humana.

-Haz sido mi amiga...-.

-Confidente...-.

-Sostén...-.

-Lo normal sería que yo también me enamorara de ti y... fue exactamente lo que ocurrió-.

Haciendo uso de su mano libre, Bell acarició delicadamente la mejilla de María.

Esta levantó el mentón y sus rostros quedaron enfrente del contrario.

-María, te amo, quiero que estés conmigo el resto de mis días. Te protegeré y amaré, no permitiré que nadie vuelva a dañarte porque me dolería más que nada en este mundo que tu hermosa sonrisa sea borrada-.

La cuidadora apretó la mano del chico.

-¿Quieres ser mi novia...? ¡¿Mmmmmmm?!-Antes de que la propuesta fuese realizada, los labios de Bell fueron sellados en un tierno beso.

La mujer se había aventado hacia él, tirándolo a la cama y uniendo sus labios a los suyos.

Este era, en definitiva, el día más feliz de su vida tras el peor día de la misma.

Pasaron los segundos y se separaron, jadeando y respirando.

-¡Acepto gustosamente ser su novia! ¡Cuide de mí a partir de ahora, Bell-Sama!-Respondió, abrazándolo.

Bell, todavía pasmado por lo desvergonzada que fue, dado que solamente conocía su personalidad serena, asintió.

-E-Estaré también a tu cuidado...-Contestó.

Desde una pequeña apertura entre el marco y la puerta, Airmid los vigilaba.

-Bienvenida a la familia Cranel, María-Murmuró.

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¡MARÍA-SAMA JOIN THE GAME!

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Bueno, hasta aquí el capítulo de hoy, espero que sea de su agrado y dejen su apoyo como ya es costumbre.

Lo de Eina siendo una ex aventurera es algo que quise meter para darle una introducción cool a nuestra hermosa semi elfo y también proporcionar un aire fresco que difiera del canon.

¿Qué les pareció?

En fin, déjenme sus opiniones.

¿Cómo estuvo el capítulo? ¿Sí les gustó?

Buzón de sugerencias/opiniones/comentarios.