Aviso: En este especial se trato de no tocar demasiado los sucesos por ocurrir en el Fic, por lo que el contexto de varias situaciones queda a la intemperie. Además, la historia como se cuenta aquí puede o no desarrollarse... ¡Nah! ¡Es mentira! ¡Esto definitivamente es canon! ¡Disfrútenlo mis estimados lectores! ¡El vistazo al futuro final del héroe sin falna!
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En la mansión de la familia Cranel, atemporal de los sucesos de la historia.
Nos hallamos en el enorme hogar de Bell Cranel, quien recién despertaba de una larga siesta a primera hora del día. Este, cual conejo, saltó de su cama, repleto de emoción.
Estiró los brazos, espalda, piernas y varias otras partes del cuerpo, preparándose para un día ajetreado en esta vida dentro de la ciudad calabozo.
Sin embargo, la razón por la cual, a pesar de que tiene trabajo, se hallaba así de contento era porque...
-¡HOY RECIBIRÉ CHOCOLATES DE MIS ESPOSAS!-Gritó, emocionado mientras apretaba los puños a lo alto, en señal de felicidad.
-Me pregunto si seré capaz de comérmelos todos. Serían 23 chocolates. A lo mejor ya los tienen preparados y me recibirán con ellos a penas salga de mi habitación. Debo prepararme de ser ese el caso-Se dijo a sí mismo, riendo tontamente. Estaba que no cabía del éxtasis.
Recibir chocolates de la mujer que amas, o en este caso específico, de las mujeres que amas, era una de las tradiciones más importantes en el mundo. Orario no era la excepción.
Expresar tu más puro sentimiento a la persona que habita en tu corazón mediante un presente, en este caso, un chocolate hecho a mano, significaba mucho para aquellos que esperaban darlo así como para quienes estaban deseosos de recibirlos.
A consecuencia de ello, en todo Orario se respiraba un aire de amor y dicha. No había nadie que no estuviese feliz en tan especial día.
Bell Cranel, quien goza de una relación múltiple, en la cual 23 chicas forman parte de su harem, era el que más ansioso se hallaba.
Aquel héroe que consiguió todo lo que alguien que recibe ese título quiere obtener en sus largas travesías claramente disfrutaría esta fecha.
Fama, dinero, y sobre todo... ¡UN HAREM DE HERMOSAS MUJERES Y DE DISTINTAS RAZAS!
Cierto dios del trueno lloraría de orgullo al presenciar los pasos que su nieto ha seguido y todo lo que ha logrado.
En fin, sin alargar esto demasiado, continuemos.
El peliblanco se alistó, vistiendo ropa ligera sin armadura ni armas. Los asuntos que debía atender no la requerían dado que se limitaría a probar los chocolates de sus esposas.
-¿Habrá con avellanas?-.
-Sí, debe de haberlos-.
-¿Chocolate amargo? No es de mis favoritos pero sin dudas lo comeré si me lo regalan-.
-El chocolate blanco también es una opción-.
-¿Le pondrán alguna clase de relleno especial? Yo creo que ella sí es capaz de meterle algo extraño al chocolate-.
Preguntas de ese estilo decía el conejo mientras salía de su habitación sin fijarse a los alrededores.
Cruzaba el pasillo, viendo fijamente al suelo y sumergiéndose en sus propios pensamientos, cosa ya común en él.
Aquella enorme mansión que, gracias a la cantidad de personas que habitaban en ella, siempre se hallaba repleta de gente y el ruido era cosa de todos los días.
No obstante... el sitio gozaba de un silencio aterrador que extrañó a Bell tan pronto se percató.
-¿Uh?-Salió de su boca cuando por fin llegó a la sala principal de la mansión.
-¿Por qué...?-Susurró.
-¡¿POR QUÉ NO HAY NADIE AQUÍ?!-Gritó la interrogante, realmente sorprendido.
La voz resonó en cada rincón de la mansión, haciendo eco.
Ese rostro repleto de alegría, y cierta arrogancia, desapareció, se esfumó, en un abrir y cerrar de ojos.
-Jeje... okey, okey. Muy buena broma, lo admito chicas. Ya pueden salir de donde sea que se escondan-Dijo, recuperando los cabales perdidos anteriormente por un breve momento.
Aunque... no recibió respuesta.
El tono de piel de su rostro, de por sí pálido, perdió color.
-N-No me digas que lo olvidaron...-Musitó, asustado y ciertamente decepcionado.
-Bell-Nii. Eres muy ruidoso-Declaró la voz de un infante a su espalda.
-¡Rye! ¡¿Sabes dónde estás las chicas?!-Bell se tiró de rodillas, casi llorando, a donde el infante se ubicaba.
-No lo sé exactamente. Desperté a hace una hora porque hubo mucho ruido. Cuando les pregunté que a qué se debía tanto bullicio solamente respondieron que tenían compromisos que atender y que regresarían tan pronto se desocuparán. Incluso María se fue. De hecho todas partieron al mismo tiempo, lo cual fue muy extraño. Como en verdad estaba somnoliento regresé a mi habitación y volví a dormirme-Explicó el castaño, estirándose y bostezando.
-E-Entiendo...-El muchacho agachó la cabeza, cabizbajo.
"Así que... tienen otros planes..." Pensó.
-Bell-Nii ¿Estás bien?-Preguntó Rye.
-S-Sí... digamos que... aguardé por este día mucho tiempo-Respondió.
-¿Por qué?-Cuestionó el niño.
Él suspiró.
-Cada año, mi abuelo, tío zald y madrastra Alfia me regalaban chocolates. Normalmente esta festividad se basa en los regalos de mujeres a hombres por quienes tienen interés romántico. Pero en mi casa los preparábamos juntos porque... al final del día... lo que importa es expresarle mediante regalos, así no represente completamente la realidad, lo mucho que amas a alguien-Contestó el conejo, demostrando cierta nostalgia en su voz y expresión facial.
Se puso de piel y se alejó.
-Iré... iré a mi habitación...-Declaró, esbozando una sonrisa que reflejaba poca o nula felicidad.
A la distancia era observado por el muchacho que residía en esa mansión junto al resto de huérfanos.
-Lo siento Bell-Nii... ellas me amenazaron. No debía revelarte los detalles bajo ninguna situación, así insistieras-Susurró, temblando al recordar las palabras de las 23 mujeres que le advirtieron el destino que sufriría de soltar la sopa.
Fue a la cocina dado que moría de hambre y mentalmente se hizo una pregunta.
"Fina... ¿Me regalará chocolates?".
Él también tenía a su propia persona especial. Aquella Chienthrope de cabellera rubia.
Se sonrojó enormemente y sacudió la cabeza.
Sin saber que, junto al grupo de mujeres, también se encontraba ella.
¿A qué se debió su partida? Bueno...
En "La señora de la abundancia". Media hora antes del despertar del conejo.
-Más les vale hacerlo rápido y pagarme. Por ustedes tuve que posponer la hora de cierre de mi negocio-Mama Mía, la dueña del lugar, se hallaba de pie y cruzada de brazos ante la multitud de chicas enfrente suyo, las cuales vestían de un gorro de chef y mandiles.
Todas sacaron una bolsa repleta de valis y la asentaron en la mesa a la derecha de la enana. Los ojos de ella brillaron enormemente y una sonrisa se dibujó en su boca.
-¡Ujum!-Aclaró la garganta.
-Bien, bien. Eso servirá. De acuerdo, antes de empezar ¿Alguna de aquí tiene experiencia cocinando?-Preguntó.
Dos mujeres levantaron la mano.
-Syr, tú bájala-Le dijo a la peligris, arrugando las cejas.
-P-Pero...-Quiso contradecir.
-Bájala-Insistió la dueña.
La camarera de dicho establecimiento hizo caso y agachó la cabeza como perro regañado.
-Tú ¿En verdad sabes cocinar? ¿Confías en tu sazón?-Interrogó a la segunda novia que alzó la mano.
-Sí. He cocinado todos los días para los niños del orfanato e incluso para Bell-Respondió la humana de nombre María, realmente segura de su habilidad como chef.
-Eso es suficiente para mí. ¡Muy bien! ¡El resto vaya a sus puestos, María se encargará conmigo de supervisarlas, al igual que May y Lunoire! ¡Si rompen o dañan algo echaré a todas! No sin antes obligarlas a pagar, claro-Vociferó Mama Mia, dando las indicaciones pertinentes.
Cada una de las novias tomó su puesto. En las mesas habían dos sets de cocina y chocolates. Al igual que dos parrillas de calentamiento mágicas que servirían más adelante a la hora de preparar el chocolate. También se lograba identificar varios frascos con artículos varios, consumibles claro, que se usarían como relleno para darles un "sabor especial" a los chocolates.
-¡Bien! ¡Lo primero que deben hacer es encender la parrilla!-Indicó la enana.
Las presentes las activaron y de estas emanó calor.
-Lo segundo-nya es cortar los chocolates en trocitos-nya-May continúo con las instrucciones.
Las chicas tomaron los cuchillos, algunas de ellas de forma realmente peligrosa.
-Aisha-Sama. No creo que así se deba sujetar el cuchillo de cocina-Una hermosa renard de cabellera dorada le advirtió a la amazona.
-¿Eh? Según yo es el modo correcto se sujetarlo, Haruhime-La morena giró hacia la rubia, apuntándola con el objeto punzante.
*¡PAM!*
Mama Mía le golpeó la cabeza.
-¡Vas a matarla si la apuntas con esa cosa! ¡Sostenlo bien!-La regañó.
Aisha, irritada, quiso reclamarle, pero cada fibra de su cuerpo le gritaba que moriría antes de siquiera abrir la boca. Así que se limitó a copiar los movimientos de Haruhime.
-Jeje... Mama Mia es aterradora-Syr le susurró aquello a su compañera de mesa.
-Syr. Dedícate a cortar el chocolate-Declaró una bella elfo de cabello verde que poco a poco retomaba su color rubio natural, mientras cortaba a gran velocidad la barra de chocolate amargo. Sin dudas su experiencia como aventurera es digna de resaltar.
-!R-Ryuu-Sama!-La hermana María nombró a la elfo.
-¿Sí, María?-Preguntó Ryuu.
-Cortó demasiado delgado el chocolate. Debe ser más grueso porque, d e lo contrario, se quemará por la alta temperatura de la parrilla-Explicó la mujer que sí poseía experiencia en el área culinaria.
-¡Ugh!-Se lamentó quien fungió como camarera de este recinto durante mucho tiempo.
-Fufufufu-Su compañera se rió.
-Syr-Sama. Usted tampoco lo hizo bien. Es más, casi todo se cayó al suelo-La cuidadora del orfanato señaló a los pies de la peligrosa, quien se regocijaba antes.
-¡¿Fueh?! ¡¿Cómo llegó eso aquí?!-Se agachó a recogerlo.
Antes de que lo pusiese de nuevo a la tabla de cortar, sintió que alguien posó la palma en su hombro.
-Ni se te ocurra hacer esa cochinada-nya-May amenazó. Esa pequeña chica gato es conocida como un demonio de la cocina. No acepta nada menos que perfección en los platillos que realiza.
-H-Hai...-Syr, o Freya, llámese como se desee, sucumbió al aura negra que la cocinera emanó y tiró los trozos al bote de basura.
Desde la mesa aledaña, dos chicas gatos observaban, divirtiéndose de que regañaran a sus compañeras.
-¡Sin dudas ganaremos-nya!-Anya celebraba.
-¡Sí-nya! ¡Haremos los chocolates más deliciosos-nya!-Chloe concordó.
"Y así tendré mi noche con él y su hermoso trasero-nya..." Pensó la pelinegra.
-Lo dudo. Ya se comieron media barra que se supone debían cortar-Mama Mia les dio aquel golpe de realidad a las dos gatas con chocolate embarrado en la cara.
-¡¿Nya?!-Ellas no se dieron cuenta de lo que hicieron hasta ahora.
Luego de que transcurrieron varios minutos, mucho tiempo considerando que solamente debían cortar una barra de chocolate, la segunda parte fue comunicada.
-¡Ahora es hora de derretir el chocolate! ¡Metan los trozos al tazón y caliéntenlo a 50 grados! ¡Mientras se derrite adicionen al azúcar que crean necesaria y bátanlo para que la mezcla se homogeneice!-Alzó la voz la enana.
-¡Sí, Mama Mia-Sama!-Respondieron al unísono.
Todas ajustaron la temperatura de la perrilla previamente encendida y calentada. Pusieron encima el tazón de metal y tiraron el chocolate previamente cortado.
-¡Mira Lefiya! ¡Le pondré mucha azúcar! ¡Así sin dudas le encantarán a Argonauta-Kun!-Declaró Tiona, echando cucharadas de azúcar a la mezcla y revolviéndolo a ritmo acelerado.
-¡¿Eh?! N-No es como si me interesara lo que a ese conejo mujeriego le guste...-Contestó Lefiya, apresurándose en la preparación de su chocolate.
-Lefiya, ya nos casamos con él. ¿Por qué te comportas como una tsundere si ya es tu marido?-Le cuestionó la amazona. Una gota de sudor bajó su frente ante la pobre y tonta actuación de su compañera de mesa.
-¡C-Cállate!-La elfo le tapó la boca y comenzó a tirar el azúcar fuera del tazón.
Su muñeca fue sujetada.
-Ensuciar o desperdiciar los ingredientes-nya es un pecado que no puedo perdonar-nya...-May hizo acto de presencia a espaldas de la pelinaranja.
-¡Hiiii! ¡Perdón!-Se disculpó.
-Y tú-nya. No le eches mucha azúcar-nya. Estás preparando chocolates individuales-nya, no para todo Orario-nya-Ese reclamo fue dicho por la chica gato hacia Tiona, quien se detuvo.
-De acuerdo...-Respondió la amazona, asentando el frasco de endulzante.
En otra parte del establecimiento, cierta chica de cabellera rubia realizaba millones de preguntas a su acompañante.
-¿Está bien está cantidad de azúcar, Riveria?-Le preguntó Aiz a la alta elfo.
-Aiz, por millonésima vez, sí está bien. Una cucharada de un cuarto es más que suficiente. Deja meter grano a grano al tazón y de una vez tírale todo el contenido de la cuchara-La pelijade se frotó la frente. Su "hija" lleva casi 5 minutos repitiéndole esa pregunta y, cada que le respondía afirmativamente, ella le echa un único grano de azúcar a la mezcla.
-De acuerdo...-La rubia echó todo y revolvió.
-¿Uh? Aiz-Sama, Riveria-Sama. Un cuarto de cucharada es mucho, quedará muy dulce-Avisó María mientras cargaba consigo varios objetos en sus brazos y se retiraba. Solamente apareció para avisarles sobre eso.
-¡¿Are?!-Gritó la Princesa de la espada, entrando en pánico y mirando a su compañera.
-S-Sin comentarios...-Riveria, con orejas caídas, y sumamente avergonzada, chistó a Aiz y se dedicó a batir el tazón de chocolate derretido y en exceso dulce.
Cuando el asunto de la azúcar dejó de ser una duda colectiva, se pudo proceder al tercer paso.
-¡Es momento de verter el chocolate derretido a los moldes! Hay de diferentes formas, usen que le crean mejor-Alertó la enana, enseñando la cantidad de moldes metálicos que habían en la barra del bar. Cada quien era libre de elegir los que desee, había para dar y repartir.
Todas se abalanzaron hacia ellos.
-¡Yo quiero los de conejo!-Gritaron todas al unísono.
*¡PAM!* x23
-¡Ugh...!-El quejido de dolor salió de todas las presentes mientras que el puño de Mama Mía desprendía humo.
-Mejor los repartimos...-Habló, tomando las charolas.
-M-Mia-Sama... ¿Por qué también me pegó?-Preguntó María, sobándose la cabeza y lagrimeando.
-¡Oh! ¡Se me escapó! Perdóname, mi objetivo era golpear a las esposas de ese mocoso y eso te incluye. Pasé por alto el hecho de que no estás causando alboroto-Se disculpó.
Pero el golpe nadie se lo quitaba a la mujer.
En fin. Las asistentes de la dueña del establecimiento entregaron las charolas y los moldes, así evitarían conflictos como el que estuvo a punto de desarrollarse.
Habían de distintas formas.
De conejo.
Pescado.
Corazón.
Incluso de minotauro.
¿Por qué? Nadie sabe. Broma de mal gusto tal vez.
-Yo quiero los de minotauros y corazones-Shakti hizo su elección.
-¿Eh? ¿Por qué minotauros?-Preguntó Airmid, a su costado.
-El día que Bell se me confesó fue después de pelear contra los Barbarian. Así que me parece un detalle lindo-La peliazul sonreía a medida que recordaba el día en que se unió a la familia Cranel.
-Sé que suena estúpido... no obstante... en verdad fue un momento muy especial para mí...-Adicionó ante la mirada atenta de la peliplateada.
-Fufufu-Airmid rió.
-No es estúpido. De hecho, creo que seguiré tu criterio de elección-La sanadora agarró los de conejo y corazón.
-La primera vez que lo conocí pensé que era un conejo. Un lindo y adorable conejo. Así que... sin dudas este es el indicado para mí-Expresó, sonriéndole a la justiciera, quien le devolvió el gesto.
-¡Muy bien! ¡Manos a la obra!-Dijeron al unísono, vertiendo el chocolate a los moldes, ayudándose con las espátulas.
Las primeras dos novias se dedicaron a preparar los mejores chocolates del mundo.
Mientras tanto, en otra mesa.
-No es necesario que sea una cantidad exacta, Eina-Dijo una bella mujer de cabellera azul celeste y anteojos, acomodando estos mismos.
-La receta dice 5 mililitros por molde y la seguiré al pie de la letra, Asfi-Contestó la semi elfo, que al igual que la peliceleste, usaba lentes, midiendo con sumo cuidado el líquido café al usar una probeta.
-¿En serio? ¿Dónde queda tu esencia en el chocolate?-Cuestionó Asfi.
-Mi esencia es la perfección. Y se alcanza siguiendo las instrucciones al pie de la letra-Respondió Eina, sin apartar la mirada de la medición y rellenando los moldes en forma de libros que escogió con anterioridad.
-De acuerdo-Asfi se rindió ante el entusiasmo de la asesora y se concentró en sus propios chocolates.
Ella había elegido los moldes en forma de corazón, conejo y un tubo de pociones.
"Espero que le guste..." Pensó, ruborizándose y sintiendo su ritmo cardiaco aumentando.
-¡Ahhhhh! ¡Es desesperante!-Se quejaron en la mesa junto a la de ambas hermosuras de anteojos.
-¡D-Daphne! ¡Tranquila!-Una linda chica de cabello azul rey, el cual amarró porque cocinaría, abrazó a la pelirroja para tranquilizarla.
-Es muy difícil cocinar chocolates, Cassandra...-Una pequeña lágrima caía del ojo derecho de Daphne, quien se se notaba visiblemente frustrada.
-No te deprimas ¡Sé que podrás hacerlo y le encantarán a Bell!-Cassandra la animó, algo extraño en ella dado a su personalidad depresiva y silenciosa... o así era hasta que por fin conoció al amor de su vida.
-¿Q-Qué? ¿Le encantarán? ¡¿Acaso lo viste en una de tus visiones?!-Daphne sujetó los hombros de su mejor amiga y la sacudió.
-¡Cuéntame los detalles! ¡¿Le gustaron mucho?! ¡¿Los disfrutó?!-.
-Niña. Si no dejas de agitarla se vomitará-Mama Mia detuvo a la pelirroja cuando se percató del cambio en el color de la piel de Cassandra.
-N-No fue una visión... es solo que... estoy segura de que mientras pongas todo tu amor y esfuerzo... le encantarán...-Contestó la peliazul, con los ojos hechos remolinos.
-Todo mi amor y esfuerzo...-Susurró la mujer.
-Bien, lo haré-Su rostro cambió de preocupación a decisión en menos de un segundo.
"Haré que su sabor fleche a tu corazón, querido" Pensó, vertiendo el chocolate derretido en los moldes a una gran velocidad y sin dejar caer ni una sola gota.
Cassandra, por su parte, lo hizo cuidadosamente. Ella también estaba nerviosa pero no se rendiría.
En sus moldes habían corazones y conejos.
"El conejo que le dará luz a tu voz..." Se repitió mentalmente aquella profecía que tuvo antes de conocer a su marido.
Sonrió dulcemente y su corazón bailó.
-Son muy tiernas-nya ¿Qué se sentirá estar enamorada-nya?-Se cuestionó May.
-Tal vez también debí unirme al harem de Bell...-Dijo Lunoire, recargando la espalda en la barra.
De repente 23 miradas se posaron en ella. Ninguna fue amigable.
-Solo bromeaba...-Confesó la humana, temblando.
Las chicas regresaron su atención a las charolas.
-Por cierto ¿Usted no hará chocolates?-Interrogó Mia a María.
-Fufufufu. Yo cociné los míos ayer en la noche-Contestó la mujer.
-¿Y por qué no las ayudó? Se hubiesen ahorrado mucho dinero-La enana estaba confundida a consecuencia de ello.
-Porque el gasto en reparar lo que rompan en la mansión. Más las peleas y el escándalo al no poder controlarlas. Sería mayor a la comisión que usted pide, Mia-Sama-Justificó la cuidadora del orfanato a la dueña de bar.
-Decisión inteligente de tu parte. Ya veo quien es la que mantiene en orden el harem del mocoso-A Mia le agradaba María.
-Al contrario. Yo solo me encargo de pequeñas cosas. Airmid es la esposa principal y su voz es ley-Informó esta última.
-No lo dudo. Su rostro emana esa aura de líder que muy pocas poseemos-Opinó la enana.
Durante esa conversación trivial entre las encargadas de supervisar a las novias de Bell, una chica de la mesa al final del pasillo levantó la mano.
-Lunoire, tu turno-Le indicaron a la camarera.
-Hai, Hai-Asintió, yendo hacia donde se le requería.
-Disculpe... ¿Puedo echarle avellanas primero y después el chocolate? Quiero rellenarlas de ellas en vez de decorarlo por encima-Preguntó una jovencita, apenada de molestar.
-Claro que sí, Anna. El orden de los factores no altera el producto, al menos no a la hora de agregarle un extra de sabor al chocolate-Lunoire respondió la duda de la humana.
-¡Ves! ¡Te lo dije!-Una elfo de cabellera castaña infló su pecho.
-Pero no estabas segura, Alicia. Lo mejor era confirmarlo-Anna habló.
-Detalles. Estoy segura de que sí le adicionamos esto. Y esto. También esto. Esta otra cosa...-La elfo comenzó a echar docenas de cosas al molde antes de tirarle el chocolate líquido a los moldes tras la respuesta afirmativa de la camarera.
-Tampoco exageres tanto como Alicia-La hija de la familia Demeter le susurró aquel consejo a la muchacha florista, quien asintió y prosiguió con lo suyo.
-¡Sé que te gustará, amado mío!-Alicia unió sus manos encima de su pecho cual doncella enamorada, observando el "Cielo", que en realidad era el techo de madera.
Cambio mucho desde que decidió aceptar ese amor creciente dentro suyo y por fin se unió oficialmente al Harem de Bell.
-Cuidado, Alicia. Comienza a enfriarse-Anna apuntó al tazón de su compañera. El contenido de éste se endurecía segundo a segundo.
-¡¿AHHH?! ¡NO!-Grito, agarrando aquel objeto y derramándolo dentro de los moldes de conejo y corazones.
La florista rió, rascando el costado de su cabeza.
"Nunca he sido muy buena cocinera. Pero haré mi mejor esfuerzo..." Se dijo en el subconsciente.
Lunoire, al regresar a su lugar, escuchó la conversación de otra de las parejas de mesa.
-¡Y fue ahí donde Orión corrió a salvarme y...!-Una bella mujer de cabellera azul y ojos color esmeralda relata a encantada el modo en que su héroe la salvó.
-Artemisa-Sama. He escuchado esa historia miles de veces. Ya hasta la sé de memoria-Cierta joven terminaba de rellenar todos sus moldes y comentaba aquello, suspirando pesadamente y limpiándose el sudor con la manga de su ropa.
-¡Buuuu! ¡Helun es mala!-Artemisa infló sus mejillas y se cruzó de brazos.
-Perdóneme. Es que... son los celos que hablan por mi. Su historia de amor y el modo en que la conquistó fue... no lo sé... más romántico que en mi caso-Expresó la peliplateada, desviando la mirada y cruzando los brazos sobre sus piernas.
-¡No digas eso! Sí, nuestro romance fue diferente. Sin embargo, eso no hace menos especial el tuyo o el mío. Enorgullécete de tu historia de amor y sé feliz recordándola día y noche. Porque de esa manera podremos seguir asegurándonos de que en verdad amamos a nuestro Orión...-La diosa posó las manos encima del pecho, justo donde el corazón reside.
-Amarlo...-Murmuró Helun. Los labios le temblaban y tragaba saliva.
-¡Si! ¡Amarlo!-Respondió Artemisa, llena de confianza y sin pena.
Helun sonrió.
-Yo... amo a Bell...-Confesó.
-¡Dilo fuerte!-Insistió la deidad.
-¡Y-Yo amo a Bell!-La apenada chica levantó la voz.
-¡No te escucho!-La peliazul quería que gritara a oso cuatro vientos esa emoción.
-¡YO AMO A BELL CRANEL!-.
-¡Y NOSOTRAS TAMBIÉN!-El resto de novias en " La señora de la abundancia" le siguieron el juego.
-Eso fue genial ¿Cómo te sientes?-Artemisa le realizó aquella interrogante.
-Quiero morir de la vergüenza...-Helun se tapó la cara al posar ambas manos encima de la misma.
-Fufufufu-La diosa de burló y la peliplateada le dio pequeños golpes en el hombro.
-Sí que son animadas...-Ese comentario provino de otra de las mesas, donde veían el "conflicto" entre Artemisa y Helun.
-Sí... Argana-Confirmó la compañera.
-¿Cómo vas, Bache?-Preguntó la hermana de esta.
-Ser difícil...-Contestó Bache.
-Últimamente haz mejorado. Antes no podías hilar ni dos palabras-La amazona alabó el aprendizaje de su hermana.
-Yo quiero... hablar la misma lengua que... mi amado...-Entre pausas externó su deseo.
-Esa muchacha Haruhime te ha ayudado ¿Cierto? Deberías darle chocolates de agradecimiento-Argana sugirió.
-Yo... estar... haciendo para ella también...-Reveló la amazona, usando los moldes en forma de zorro.
-Ser realmente raro modo en que moldes parecerse o relacionarse a nosotras...-Fue la opinión de Bache.
Los suyos eran de conejo, relacionado a Bell.
Corazones, referenciando al amor que sienten hacia él.
Y un libro, haciendo alusión al cuento del Argonauta.
Tal vez sea muy rebuscado. Sin embargo, es imposible negar qué hay similitudes.
-¡Chicas! ¡Es hora de meterlos al horno!-Mama Mia interrumpió el hilo de pensamiento de las hermanas amazonas al dar tal aviso.
May y Lunoire abrieron los dos enormes hornos donde las charolas entrarían para finalizar la realización de los chocolates.
Cada pareja de mesa fue a entregar los suyos. Varios de ellos lucían realmente bien antes de entrar al horno. Otros muchos... bueno, no importa. Al final será Bell quien se lo coma y estamos seguros de que no rechazará ninguno por muy abominable que luzca.
"Espero que le gusten" Fue el deseo colectivo de las 22 mujeres que prepararon sus dulces ahí mismo. A excepción de María, la cual los hizo desde antes.
"Jum ¿Fina ya le habrá dado el suyo a Rye?" Se cuestionó la cuidadora del orfanato.
-Por cierto Syr. ¿Qué fue lo que le pusiste a los tuyos? Vi que sacaste un frasco de tu bolsi...-Los labios de Ryuu fueron sellados cuando la peligris posó el dedo índice encima de ellos.
-Fufufu. Solo diré que fue algo de lo que después me agradecerán-Respondió a secas, guiñando el ojo.
-¿Are?-La elfo ladeó la cabeza.
Mansión de la familia Cranel. Antes sede de la familia Apolo.
-¡T-Ten! ¡Son para ti, Rye!-Fina entregó una bolsa de chocolates al susodicho, cerrando los ojos y extendiendo los brazos hacia él.
-¡¿Ehhhhhh?! ¿E-En serio? ¿Son para mí?-Los ojos ilusionados del castaño reflejaban su alegría al recibir tal detalle.
La Chienthrope asintió.
-Y-Yo... no sé qué decir...-Dijo Rye, aceptando el detalle.
Abrió la bolsa ante la mirada atenta de Fina.
Introdujo la mano en el interior, tomando uno de los chocolates y... lo metió a su boca.
-¡Delishiosho!-Declaró.
-¡¿En serio?!-Fina saltó al escucharlo.
-¡Sí, sí!-De repente el jovencito comenzó a comerlos sin parar. El sabor era realmente bueno.
Mientras tanto... sentado en el sillón de la sala, a espaldas de lo que transcurría entre los pequeños enamorados, se hallaba Bell Cranel con una expresión complicada.
"En serio... ¿Estoy celoso de un niño de 11 años?" Pensó, envidiando la situación de la que ambos huérfanos disfrutaban.
Resopló y se hundió en su propia miseria.
-No soy fanático de la comida dulce, pero en serio mataría por un chocolate en ese instante... aunque sea de agradecimiento...-Musitó. Sin saber que...
*¡PAM!*
Su deseo se haría realidad...
La puerta principal de la mansión fue abierta y por medio de ella entraron 23 mujeres. Cada una seguida de la otra.
-¿Eh? ¿Chicas?-El peliblanco, quien salió de esa burbuja de tristeza, volteó a dicha dirección.
Todas las esposas del conejo se posaron enfrente de él, quien continuaba sentado en el sillón.
-¿Are? ¿Qué sucede?-Les cuestionó.
Fue ahí donde la primera de ellas dio un paso al frente.
-¿P-Por qué tuve que ser la primera?-Se cuestionó Helun, apenada de ser el centro de atención.
Minutos antes de entrar al hogar en conjunto, las chicas tomaron turnos para entregar el regalo. Así sería justo.
-¿Helun...?-Bell la nombró.
-¡S-Solo cállate y escucha!-La peliplateada reaccionó de forma intensa.
Apretó los puños, dándose valor y...
-Y-Yo... ¡Quiero regalarte esto!-Enseñó lo que había detrás suyo.
Se trataba de una bolsa de chocolates, idéntica a la que Fina le entregó a Rye.
-Chocolates...-.
-Bell... sé que a veces no soy muy femenina ni te demuestro afecto. No obstante, quiero que sepas que... ¡Te amo! ¡Por favor acéptalos!-.
El corazón de Bell pegó un salto ante esto.
Quiso tomarse un tiempo para procesar lo sucedido pero era consciente de que debía actuar rápido. Ella está esforzándose en no salir corriendo de la sede.
-Muchas gracias, Helun. Yo también te amo-Declaró, aceptando el presente.
*¡Puf!*
Vapor salió de las orejas de la peliplateada, quien se retiró de enfrente y regresó al puesto de antes.
Quien la reemplazó fue Anna.
-Bell-Sama... quiero entregarle esto. Siempre le estaré agradecida de haberme salvado y, si no fuese suficiente, enseñarme lo que es amar. ¡Te amo!-.
Lágrimas de alegría cayeron de los ojos del conejo.
-Gracias Anna, en serio muchas gracias... ¡Yo también te amo!-Fue la respuesta obtenida.
La humana dio un paso atrás. Y la que ocupó el 3er puesto fue...
-¡E-Espera!-Lefiya se quejaba al ser empujada por Tiona.
Ya estando frente a su esposo, guardó silencio.
-No tienes que forzarte, Lefiya. Mi amor por ti permanecerá aún si no recibo chocolates de ti...-.
-No... yo en verdad quiero dártelos...-La elfo fue sincera.
Levantó la cabeza y lo miró fijamente.
-Pensar que alguien como tú se enamoraría de alguien como yo... y... yo terminara amándote de igual manera...-.
Respiró hondo.
-Bell... te amo, en serio te amo-.
Los chocolates fueron puestos cerca del rostro del sorprendido peliblanco. El origen de dicho estado fueron las palabras de la pelinaranja, quien decidió abandonar esa actitud tsundere para poder decir lo que en verdad siente.
-Me alegra de haberme enamorado de ti, Lefiya-Respondió Bell, tomando la bolsa.
-¡Seguimos nosotras-nya!-Las dos chicas gato, de nombre Anya y Chloe, aparecieron.
-¡Te amamos, Bell-nya!-Dijeron al unísono.
-Tú viste en mi la luz que creí perder-nya-Declaró la castaña.
-Y no te importó mi fetiche-nya. Es más-nya, me dejas acariciar tu trasero siempre que quiero-nya. Además, me diste un lugar al cual pertenecer-nya-Le siguió la pelinegra.
-Les diste un hogar a estas gatas abandonadas-nya-El par sonrió, acercando sus chocolates.
-¡Te amamos-nya!-.
Las lágrimas de Bell no se detenían.
-Las amo chicas... en serio las amo...-Contestó, limpiándose la humedad de la cara con los dedos.
Ambas regresaron a sus puestos.
-Supongo que es nuestro turno-Tiona avisó a las otras dos amazonas.
Ya el orden les importaba poco o nada desde que las dos gatas lo rompieron.
-Argonauta-Kun... desde el primer momento en que te conocí supe que eras el indicado. Mi corazón, mi alma... mi todo... me decían que tú eras a quien yo quería amar y pertenecer. Cuando por fin pude expresar este amor, tú lo aceptaste. Me diste el mejor regalo del mundo... estar a tu lado. Y no importan los chocolates que te regale, jamás serán suficientes si lo comparamos con esa dicha que me diste y das-La pequeña Tiona entregó su regalo, sonriendo dulcemente.
Los ojos del conejo brillaron. Se cristalizaron.
-Si siguen diciendo cosas así me quedaré sin lágrimas...-Bell se limpió las gotas se deslizaban por sus pómulos y mejillas.
-Bell. Cuando nos conocimos no vi nada en ti que valiera la pena. Luego me demostraste lo equivocada que estaba. Me sentí atraída por ti gracias a esa fuerza que posees. No obstante... pude conocerte mejor... y... antes de darme cuenta... me enamoré de ti. No solo de tu fuerza, poder y cosas en las que normalmente me fijaría. Amé todo de ti-Argana se sonrojaba.
-Y esto no es ni una millonésima parte del amor que tengo...-Adicionó, entregando el presente.
Y... Bell volvió a llorar. Tras limpiarse las lágrimas, volteó a donde la tercera amazona aguardaba su turno.
-Yo... amar a argonauta... no... yo amar a Bell. Bache amar a Bell... amar su sonrisa... amar su cabello blanco... igual a nieve... amar ser amada por él... amar que... amar que Bell sea héroe... su héroe...-La amazona se esforzaba en demasía a la hora de construir la oración. Aún no podía expresarse del todo bien en el idioma.
-Yo... quiero pasar... toda mi vida... contigo...-Concluyó.
Al peliblanco se le formó un nudo en la garganta.
Las tres bellezas serán juntaron, poniéndose de acuerdo y...
-¡Te amamos, Bell! ¡Gracias por todo!-.
El muchacho esnifó, conteniendo su llanto ya de por sí abundante.
-Muchas gracias... en serio... ¡Las amo!-Les correspondió el gesto.
Satisfechas, regresaron atrás.
El turno era de...
Daphne y Cassandra.
-Sé que... a veces tengo un carácter muy explosivo... y me cuesta corresponder a las muestras de afecto... pero aún así... tú siempre me mimas y nunca reclamas... no entendí por qué hasta que me dijiste que... a pesar de todo... amabas cada parte de mi, incluso las que yo misma odiaba... entonces... ¿Cómo no amarte cuando me dices cosas tan lindas, tonto?-La pelirroja presiono los párpados, evitando ver al objeto de su vergüenza.
-Yo... viví en silencio... temiendo mis visiones... temiendo que un día despertara y una de ellas tuviese un final fatídico para algún ser querido y no pudiese evitarlo porque nadie me creería... hasta que apareciste tú, y le diste luz a mi voz. Toda pesadilla que antes tuve desapareció y fueron reemplazadas por dulces sueños contigo. Mi miedo a dormir desapareció porque, al cerrar los ojos, estarías conmigo en el mundo de los sueño... ¡Gracias por darle luz a mi voz! ¡Por creer en mi!-La peliazul sonrió enormemente, realmente agradecida de amar al hombre enfrente suyo.
-Es por eso que hoy queremos decirte que...-Cassandra adicionó, poniéndole de acuerdo con la chica a su lateral.
-¡Te amamos! ¡Gracias por todo!-Vociferaron, extendiendo los brazos y dándole el chocolate.
Ante tales palabras ¿Qué respondes? Solamente puedes limitarte a sentirte afortunado de recibirlas y llorar de felicidad.
Pero Bell Cranel no es un hombre que acepte esa clase de gestos así sin más.
-Daphne... eres una de las mujeres más fuertes que conozco. Por eso te amo-.
-¡Hip!-La chica en cuestión se sonrojó.
-Cassandra, no importa lo descabellado del sueño. Siempre creeré en ti. Te amo-.
-¡Waa!-Gritó la esposa.
*¡Puf!*
El vapor salió de ambas, quienes, tambaleándose, volvieron a sus lugares.
-¡Espero que no te olvides de nosotras!-La voz de cierta amazona resonó.
Se trataba de Aisha, quien jalaba del brazo a Haruhime, quien no opuso resistencia.
-Imposible... ¿Cómo olvidarlas?-Habló el peliblanco.
Aisha entregó sus chocolates, lanzándoselos.
-Esperó que no hayas pensado que me pondría sentimental como el resto-Comunicó.
Bell negó.
-Sin importar tu actitud ruda que aleja del amor. Yo siempre tendré un lugar para ti en mi corazón. Me alegra que no te fuerces a hacer algo que no es propio de ti. Por eso te amo, Aisha-.
-¡Tch! ¡Siempre haces eso!-.
La amazona reclamó.
-Aún cuando no quiero comportarme como esta mocosa enamorada... no puedo evitarlo... no soy capaz de frenar... estas mariposas...-Aisha frunció el ceño y apuntó a la renard.
-Yo... nunca me imaginé siendo salvada como en los cuentos... pensé que eran meras tonterías... que nada de eso sucedía en el mundo real... y tú... rompiste esa idea equivocada. Apareciste y conquistaste mi corazón aún cuando solo buscaba diversión de una noche... así que... ¡Hazte responsable, Bell Cranel! ¡Te amo!-.
Bell sonrió instintivamente. Rara vez presenciaba a la Aisha romántica. Se acostumbró a amar a la erótica.
-Bell-Sama... usted salvó a una mujer sin valor como yo. Le proporcionó esperanza y le cumplió su más grande sueño... convertirse en la esposa de un héroe... pero... usted sobrepasó esa ilusión... me dio amor... felicidad... me trajo todo de lo que carecí... a pesar de ser una prostituta... me entregó su corazón... y, para que pueda sentirme digna de usted, le entregué todo de mi. Yo lo amo, Bell-Sama. Lo amo más que nada en este mundo. Muchas gracias por ser el héroe de esta prostituta y darle la vida que tanto deseó...-Las lágrimas Haruhime se deslizaban. Eran lágrimas de pura felicidad.
Las dos mujeres entregaron sus chocolates y...
-¡Te amamos, niño!/¡Lo amamos, Bell-Sama!-Vociferaron al unísono Aisha y Haruhime respectivamente. La primera de ellas arrebató el chocolate de las manos de Bell y se lo entregó apropiadamente, al igual que la renard.
Un mar de lágrimas salió del conejo. A este paso se deshidrataría antes de que resto le entregaran el chocolate.
-¡Las amo!-Gritó, abrazando los chocolates.
-¡Nos toca a nosotras!-Syr jaló a Ryuu y a María.
-¡A-Aguarda...!-Los pedidos no fueron escuchados por la animada peligris.
-Ne ne, Ryuu ¿Quieres ser la primera?-Syr jaló la manga de la elfo. Recibió un sí por respuesta.
-Cranel-San, no, Bell. Tú le diste dicha a esta vida que se vio oscurecida por uno de los peores periodos que he pasado. A pesar de estar rota en millones de pedazos, tú me volviste a armar y me permitiste volver a ser quien nunca debí de dejar de ser. Creíste en mí cuando ni siquiera yo lo hacía. Cuidaste de mi cuando ni siquiera yo quería hacerlo. Me protegiste cuando lo que más quise fue morir. Esas palabras que me dijiste el día del casino... quedaron grabadas en mi corazón. "Cuida de mi" dijiste. Yo creo que... no he cumplido esa promesa. Porque eres tú quien siempre cuida de mi... mi estúpido y valiente héroe...-La hermosa sonrisa de Ryuu al momento de decir aquello iluminó su blanco rostro. Esa sonrisa reflejaba lo mucho que tuvo que pasar y lo que consiguió al aguantar un poco más gracias al hombre enfrente suyo. Y por eso siempre le estará agradecido. Por eso siempre... lo amará.
-Parece que soy la sig...-Syr fue interrumpida.
-Bell-Sama. Usted le proporcionó luz a lo que más amaba. Procuró a quienes el mundo había olvidado, incluyéndome. Jamás se rindió, nunca nos faltó nada con usted y... que se enamorara de mi, una mujer sin nada a rescatar... a veces me despierto en las mañanas, rogando que no haya sido un sueño todo lo ocurrido desde que entró a mi vida...-María tomó la palabra y sacó lo que guardaba en su corazón. Luego le indicó a Syr que ahora sí podía proseguir.
-Bell... desde que tengo memoria he esperado por un hombre al cual amar... con quien ser feliz... con quien llorar... alguien que de verdad quiera todo lo que soy y no lo que suponen que soy. Y ese fuiste tú, mi amado Odr. Trajiste emoción a mis días grises. Iluminaste la vida de esta diosa hasta de la existencia... y luchaste para que fuese quien en verdad debía ser-Habiendo finalizado, las tres se miraron y pusieron de acuerdo.
-Es por eso que...-.
Sacaron los chocolates y los enseñaron.
-¡Te amamos, Bell!-.
Él los aceptó, secando las lágrimas con su manga ya empapada.
-Ryuu... te amo... y créeme cuando digo que tú haz cuidado más veces de mi que yo a ti. Así que... ¡Sigue cuidando de mi!-.
-Bell...-.
-María. Hay algo que brilla en ti más que nadie... y ese es tu enrome corazón, del cual me enamoré. ¡Te amo!-.
-Bell-Sama...-.
-Syr. Seré tu Odr eternamente y seguiré trayendo emoción a tus días. Espero que no tanta porque si te vuelvo a preocupar me matarás. ¡Te amo!-.
-Bell...-.
Las tres tuvieron esa sensación de brote en el pecho. En verdad estaban enamoradas de ese hombre y, lo mejor de todo, es que era correspondido.
-¡Orión!-Artemisa se unió, lanzándose a abrazarlo.
-¡O-Oye!-Reclamaron las bellezas.
-Orión. Tú fuiste el que enamoró a esta diosa que se negaba al amor. Fuiste mi salvador. Me diste la oportunidad de continuar viviendo. De continuar existiendo. De por fin tener... los 10 mil años de amor con el hombre que conquistó mi corazón. Por eso y muchas cosas más... ¡Te amo!-La diosa le dio los chocolates y lo besó en la frente.
-¡No están permitidos los besos!-Alicia, Eina y Asfi la separaron del conejo.
-¡Buuuu! ¡Son muy molestas!-Se quejó la peliazul, tirandose al suelo y cruzándose de brazos.
Gracias a esto las tres nombradas con anterioridad fueron a quienes les tocaba.
-¿E-Eh?-Las chicas voltearon al ver que no había nadie a su lado.
-Les toca. Adelante-Syr les guiñó el ojo, indicándoles que era su turno.
Se dieron miradas rápidas entre ellas.
Eina asintió.
-Y-Yo seré la primera...-La asesora avisó.
-Bell... ¿Qué puedo decir que no te haya dicho ya? Te amo. Te amo mucho. Cuando te conocí te subestimé por tu apariencia y temí que, si permitía que esos ojos repletos de decisión entraran al calabozo... perdería nuevamente a alguien... fui dura debido a eso pero... me demostraste lo equivocada que estuve. Día a día te esforzaste en mostrarle al mundo que eras fuerte. Cerraste todas las bocas que te menospreciaban... incluyendo la mía. Y, a pesar de eso... que te enamoraras de alguien como yo... no me cabe en la cabeza. Sin embargo... ¿Quién soy yo para cuestionármelo si al final del día soy feliz de ese modo?-La semi elfo esbozo una sonrisa repleta de calma. Adoraba ser amada por ese conejo problemático que tantos problemas le hizo pasar y microinfartos sufrir.
-Yo... desde que fui rescatada de mi anterior reino gracias a Hermes-Sama... nunca creí encontrar algo tan extraño y poco común como el amor. Hasta que te conocí. Yo pienso que Hermes-Sama tuvo algo que ver en que me enamorara de ti porque, cuando te vi por primera vez, me dijo que no te quitara el ojo de encima. Grata fue la sorpresa cuando, pasados los meses, comencé a sentir amor por ti. Esa sonrisa. Ojos rojos repletos de curiosidad, lo cuales cualquier inventor adoraría. Y tu forma de reconocer lo que hago. Dicen que es uno mismo quien le da valor a tu trabajo. No obstante... tú eres quien le da valor al mío. Aprendí a amar todo de mi porque tu amas todo de mi...-La hermosa princesa Asfi Al Andromeda se quitó los lentes, enseñando sus hermosos ojos color zafiro.
-Sucede lo mismo conmigo. Me negué tantas veces a aceptar que estuviese enamorada de ti. Pero a la larga no pude seguir mintiéndome. A pesar de que te alejara, regresabas. A pesar de lastimarte, me rescataban y protegías. Aún si te grité e insulté... me regalaste las palabras más hermosas que una mujer podría recibir. Tú nunca te alejaste ni me apartaste. Siempre fuiste leal... mi leal caballero... cuando pienso en por qué te amo, podría pasarme el día entero enumerando los motivos. Pero si debo decir uno en específico sería... que te amo por ser tú. Gracias por no rendirte conmigo, Bell-Alicia continúo, sincerándose, presionando la bolsa en su pecho donde su corazón latía fuertemente.
El trío extendió los brazos y enseñaron el regalo.
-¡Te amamos, Bell!-Confesaron, dándole aquello que con tanto cariño hicieron.
-¡Hiiiii! ¡Las amo chicas! ¡Las amo mucho!-Cataratas de lágrimas salían de los ojos del realmente conmovido novio.
Las tres se sorprendieron y retrocedieron. Se cuestionaban cómo era posible que un ser humano sacara tal cantidad de agua.
Pasaron varios minutos en los que Rye le trajo muchas toallas y pañuelos a su héroe.
-Yo... quiero ser quien siga...-Aiz comunicó su intención, siendo aceptada por las últimas novias.
-Bell... cuando te conocí solamente pensaba en una cosa, en una meta que me carcomía poco a poco y oscurecía mi alma a tal grado que se convirtió en una llama negra...-.
-Confirmo-Dijo Syr para después ser golpeada por Ryuu para que se callara.
-Pero entonces apareciste tú y esa oscuridad desapareció, se disipó-.
-Trajiste a mi madre de regreso...-.
-Salvaste a quien amo...-.
-Me salvaste a mi misma-.
-Me diste el amor que creí perdido... al igual que todo lo que perdí muchos años atrás-.
-Tú y solo tú eres el motivo de mis sonrisas-.
-Sé que eres parecido a mi padre... no obstante, no te amo por eso. Te amo porque fuiste mi héroe... el mío y de muchas más. Te amo porque... diste esperanza a quien la vio perdida-.
Concluyó la rubia, haciendo referencia a ella en eso último.
Sacó la bolsa de chocolates y la puso en las manos de su amado.
-¡Te amo, mi héroe!-Declaró, enseñando esa sonrisa que él rescató de la perdición.
-Rye, trae más pañuelos-Eina le dijo al infante que fuera por otras cajas de dicho artículo.
Y con justa razón.
-¡Hiiiiii! ¡Te amo Aiz! ¡Te amo mucho! ¡Agradezco que Albert me haya permitido desposarte!-Bell se limpiaba repetidamente las lágrimas.
-Supongo que necesitas un momento más ¿Cierto?-Riveria fue quien habló.
Él negó.
-Siempre tendré tiempo para ustedes, mi amada Riveria-Respondió el conejo.
-Sería lindo escuchar eso si no tuvieses mocos escurriéndose de tu nariz...-Se burló la elfo.
-¿Eh? ¿Eh? ¿Mocos?-El conejo pasó el pañuelo en su nariz sin que nada se pegara a este tras sonársela.
-Fufufufu-La pelijade se rió.
-Caíste en la broma... yo, la princesa Riveria Ljos Alf haciendo bromas, riéndome. Disfrutando tiempo con un humano... comportándome de una forma que nadie esperaría al ser de la realeza. Por eso te amo. Por eso estoy aquí. Porque tú me permitiste entender que es más importante ser feliz que lo que los demás dirán o los rumores que nacerán al actuar conforme tu corazón te indique. Esta elfo de 99 años entendió lo que era amar y ser amada... gracias a ti. Antes de conocerte solo existía para cumplir las expectativas de los demás... por ti... comencé a disfrutar de mi vida... y quiero seguí haciendo, contigo a mi lado. Sigamos nuestros corazones hasta donde nos lleve. Sé mi fiel caballero-Riveria, envolvió las manos de su amado con las suyas, entregándole ese chocolate casero que con tanto amor cocinó.
-Te amo. Gracias a ti, la espera valió la pena-Adicionó.
-¿Seré capaz de reemplazar esos 99 años de quietud por una vida entera de felicidad?-Cuestionó el joven.
-Ya lo haces. Y no dudo ni un segundo que eso continuará así-La alta elfo respondió.
-Te amo, Riveria. Le daré color a tus días grises-Aquello salió de él.
Tras el breve momento en que los corazones se conectaron... pasó la penúltima novia en entregar su bolsa, quien curiosamente fue la segunda novia oficial.
-Shakti...-Bell la nombró.
-Sí, esa soy yo-Devolvió ante el llamado, guiñándole el ojo a su amado de modo pícaro antes de dar inicio a su discurso previo a la entrega de los chocolates.
-Bell... desde que nos conocimos en aquel lejano día donde visitabas por primera vez la ciudad, supe que eras especial. Día a día fuiste forjando tu propia historia y fui enorgulleciéndome de ti. Saber que luchabas por un motivo tan noble, como lo es proteger a los indefensos y traer la felicidad de la que tú careciste gran parte de tu vida. En serio me alegro de haberme enamorado de ti y que tú también de mi. Porque pude comprender que, a pesar del dolor de las pérdidas, debemos mirar al frente y salvar lo que está a nuestro alcance. Siempre habrá motivos por los cuales luchar mientras haya vida dentro de nosotros, y eso lo aprendí de ti. Es por eso que, al igual que tú quieres luchar por mi, yo cubriré tu espalda y te protegeré. Como, amiga, confidente, esposa...-Shakti sacó los chocolates.
-Porque esa es la clase de amor que compartimos. Uno donde damos y recibimos. Uno en el cual... podemos confiar en el otro-Adicionó.
-Te amo, mi necio y valeroso héroe-La peliazul por fin concluyó sus palabras previas a la otorgarle el regalo.
-Shakti... en verdad eres la mujer más genial que conozco. Te amo mucho. No dejas de impresionarme sin importar el tiempo que paso a tu lado-El conejo no pudo evitar expresarle lo que pensaba en dicho instante.
-S-Siempre dices cosas así... no soy tan genial como me haces ver...-La actitud de la mujer cambio. Enrolló su cabello con el dedo índice.
-No. Lo eres aún más de lo que mi pobre mente puede imaginarse-.
-¡Ujum!-Airmid aclaró la garganta, cortando el acto.
-Fufufu. Siempre de celosa, amor-Se mofó el peliblanco.
-Dices otra cosa te quedas sin chocolates-Amenazó la sanadora.
-Perdóneme gran matriarca-Bell se inclinó ante ella, disculpándose por el comentario fuera de lugar que claramente le desagradó a la principal novia del harem del conejo.
-Fufufu. Solo bromeo... al menos un 50%-Respondió la peliplateada.
Shakti se apartó, dándole el protagonismo a la primera novia de Bell. La mujer con la que todo eso inició.
-Amor. ¿Qué decir que no haya dicho antes? ¿Que demostrar que no haya demostrado antes? Tú eres el amor de mi vida con quien quiero, deseo y exijo pasar cada momento de mi vida mortal e inmortal si se me permite elegir. Desde que nos conocimos hice click contigo. El primer hombre que conquistó a esta fría mujer. El primer hombre que en verdad flechó mi corazón. Y todo fue porque... el tuyo brilla como ningún otro. Derretiste el mío. Arrojaste toda lógica por la ventana y de ahí partió todo-.
-Citas...-.
-Abrazos...-.
-Besos...-.
-Hasta las charlas triviales...-.
-Disfruto cada segundo si estás conmigo-.
-Reconoces mis esfuerzos-.
-Ves en mi el panorama completo y no solo una cara bonita-.
-Valoras mi trabajo-.
-¡Demonios Bell!-.
Gritó.
-¡¿Cómo podría no amarte?! ¡Conquistaste mi corazón! ¡Abordaste mis pensamientos! ¡Te amo! ¡Te amo mucho! ¡Te amo tanto que no hay día en el que no cruce tu voz en mis pensamientos! ¡Te amo!-Airmid soltó las riendas y externó lo que contenía.
El chocolate fue entregado.
-¡Te amo! ¡Mi tonto héroe mujeriego que se mete siempre en problemas!-.
-Y así te metas en millones de problemas... no dejaré de amarte. Al contrario, me quedaré contigo, curando tus heridas, compartiendo tu dolor-Finalizó, sonriéndole.
-Airmid...-El llanto se reinició. En serio ¡Alguien tírele una botella de agua antes de que se deshidrate!
Él se puso de pie y acercó a ella.
-No me arrepiento de haberme enamorado de ti. Mi primer amor, quien entró en lo profundo de mi corazón y quien me acompañó desde el principio. Eres la mujer que amo, y que amaré, al igual que todas las demás, el resto de mi vida-Las palabras de Bell eran escuchadas por las demás novias, las cuales estaban bien con que Airmid fuese la principal. Ella fue, como dijo el novio, la primera en todo.
-Te amo, hermosa y sexy médica-Concluyó el peliblanco de manera pícara.
-Fufufu. Guarda eso para el regalo final que te daremos...-Airmid correspondió al coqueteo, posando el dedo índice en el pecho de su amado y empujándolo atrás, tirándolo al sillón.
-¿Are? ¿Los chocolates no eran el regalo?-Preguntó Bell, siendo rodeado.
A la distancia se veía a Eina diciéndole a Rye y Fina, al igual que Roux, quien recién despertaba, que se retiraran. Un papel que representaba un permiso para pasar la noche en la sede de la familia Astrea les fue entregado por Ryuu.
-¿C-Chicas? ¡¿Mmmm?!-La boca de Bell fue ocupada cuando un pedazo de chocolate entró a ella.
-Jeje...-Syr se reía, habiendo introducido el dulce a la cavidad oral de su esposo, el cual lo masticaba y tragaba por instinto y el delicioso sabor de este.
-Ahora chicas, prepárense...-Alertó la peligris.
-¿Are? ¿Qué hiciste?-Le interrogaron.
-Digamos que aceleré el proceso. Hoy todas debemos salir embarazadas de nuestro hombre-Los ojos grises brillaron con estrellas moradas.
-¡¿EH?!-Gritaron las presentes.
-¿Qué le echaste a los chocolates?-Preguntó a Ryuu, retomando el tema de antes.
-Nada... solo vitamina A-Respondió la camarera de "La señora de la abundancia".
-¿Vitamina A?-Interrogaron las presentes.
Y, de golpe, se puso de piel el conejo, el cual lucía serio.
-Sí. Vitamina A de Afrodisíaco-Complementó Syr, relamiéndose los labios y aguardando por lo que inevitablemente ocurriría a continuación.
De un momento a otro, haciendo uso de su poder, cargó a todas las chicas en sus brazos.
-¡Kya!-Gritaron al unísono.
-¡¿A dónde nos lleva?!-.
-¡¿Qué nos hará?!-.
-¡No estoy preparada!-
-¡Pido ser la primera!-.
Cosas por ese estilo decían y preguntaban las mujeres del harem. Sobra decir quien fue la que exclamó lo último.
*¡PAM!*
La puerta de la habitación de Bell fue cerrada de golpe.
Se dice que ese 14 de febrero fue el más ruidoso que la humanidad ha presenciado en los miles de años que ha existido.
Gritos.
Lloriqueos.
Lamentos.
Desde ahí nació la leyenda del... ¡¿Terrorífico San Valentín?!
Aunque claro, nada que distará más de la realidad de las cosas. Al menos aquellos sonidos no eras específicamente de terror. Si es que ustedes me comprenden.
-¡M-Me vengooooooo~!-Gritaron a segundos de entrados en aquel cuarto impregnado de olor a afrodisiaco.
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Bueno, hasta aquí el capítulo de hoy, espero que sea de su agrado y dejen su apoyo como ya es costumbre.
Es la primera vez que escribo un especial de San Valentín. La verdad fue muy cansado meter 23 waifus al Harem y darles el mismo tiempo de capítulo.
En fin, déjenme sus opiniones.
¿Cómo estuvo el especial? ¿Sí les gustó?
Y más importante... ¿Que waifus esperaban en el harem y cuales no? Hablando de las que aún no son oficiales.
¿Cuál fue su favorita en este capítulo?
Buzón de sugerencias/opiniones/comentarios.
