Capítulo 13 Duelo de Ilusiones

Ilusiones. La palabra perfecta para describir imágenes que parecen reales, pero no lo son. Yo mismo las vi en mi aldea, cuando era niño. Recuerdo a un artista ambulante que las usaba para entretener. ¡Era increíble! Sus ilusiones eran tan convincentes que hasta yo, un niño inocente, las creía reales. Mi familia y mis amigos, todos nos reuníamos para disfrutar de sus espectáculos. ¡Qué buenos tiempos! En aquel entonces, creía que las ilusiones solo servían para alegrar y distraer a la gente.

Esa idea me vino a la mente cuando Onyx me dijo que también podía crear ilusiones. "¡Genial!", pensé. Quizás podría crear ilusiones tan asombrosas como las de aquel artista, incluso usarlas para animar a mis compañeros de Night Raid. Pero luego pensé en las consecuencias. Si lo hacía, tendrían que saber de dónde provenía ese poder, poniendo en peligro a Onyx. La seguridad de Onyx es tan importante para mí como el bienestar de mi gente y de la población de la capital.

Onyx no es solo un arma; es mi amigo. Un amigo que me protege, me aconseja y me salva cuando más lo necesito. Y ahora mismo, lo está haciendo de nuevo. Me ha salvado de este tipo… este sujeto que está frente a mí, con esa sonrisa desagradable y aterradora. No voy a mentir; estoy asustado. Pero no voy a ceder. Tengo una misión: detenerlo, detener a este monstruo que acaba de usar una ilusión tan real como las de mi infancia. Ilusiones que creía inofensivas, pero ahora…, creo que me equivocaba. O, al menos, no pensaba que fueran utilizadas para otra.

Ajusto mi postura de combate, aprieto el agarre de Onyx en mi mano derecha y miro fijamente a los ojos de mi oponente. Sus ojos reflejan una mezcla de locura y satisfacción sádica, como si disfrutara de mi miedo y me intención de pelear con él.

Pero yo no quiero pelear; solo quiero ganar tiempo, el tiempo suficiente para que mis compañeros lleguen. Tengo la esperanza de que me encuentren. Solo necesito tiempo, y eso es lo que haré. Con mi mano izquierda, ajusto mi máscara y me preparo para enfrentarme a este sujeto.

Ah este tipo.

Ah éste, monstruo.

Ah, Zank.

El Verdugo.


En la plaza central de la capital, Tatsumi y Zank se enfrentaron, dos figuras inmóviles mirándose con intensidad. Tatsumi escrutaba a su enemigo, cuyas dos cuchillas se cruzaban en una 'X' ante él. El castaño analizaba cada detalle, cada pliegue de la ropa de Zank, buscando cualquier arma oculta. Su objetivo era claro: descubrir si Zank ocultaba alguna otra arma en él.

Zank levantó la mirada, su sonrisa ensanchándose por la mirada del jóven. "Tranquilo, muchacho. No tengo más armas. Puedes venir". Dijo con una calma que contrastaba con la tensión del momento, como si intentara disipar las dudas de Tatsumi.

La mano de Tatsumi se apretó en la empuñadura de Onyx. "¿Cómo sabe que estoy pensando en armas ocultas?". Se preguntó en su cabeza.

Zank, como si leyera sus pensamientos, respondió. "Ven y descúbrelo". Golpeó sus cuchillas, el sonido metálico resonando en la plaza.

Tatsumi, moviendo los pies con sigilo, se lanzó hacia Zank, su espada dirigida al pecho del oponente. Sin embargo, el objetivo era el hombro; un ataque que causara daño, pero no la muerte. Tatsumi había prometido solo encontrar y avisar de la ubicación de Zank; no matarlo, sin importar lo que hubiera hecho. El no lo mataría.

La hoja de Onyx rozó el hombro de Zank, esquivada con una velocidad asombrosa. Tatsumi respiró con sorpresa; no esperaba tal agilidad. Intentó de nuevo, una ráfaga de ataques hacia el brazo, la pierna, la cara... pero cada movimiento fue esquivado o bloqueado con precisión. Zank, impasible, mantenía su sonrisa. En cada esquivada.

El disfrutaba del desafío, a pesar de la dificultad de esquivar los rápidos ataques de Tatsumi. Le fascinaba la expresión de asombro y confusión en el rostro del castaño. "Tu esfuerzo es admirable, chico". Comentó entre esquivadas.

"¡¿Que no te callas?!". Gritó Tatsumi, frustrado por su incapacidad de conectar un solo golpe.

"¿Por qué lo haría? Esto es entretenido". Respondió Zank, burlón.

Tatsumi redobló sus esfuerzos, pero Zank seguía siendo esquivo. Tatsumi no entendía cómo lo lograba; con su velocidad, debería haber herido a Zank al menos una vez. Era como si Zank pudiera predecir sus movimientos.

Y en ese momento. Finalmente, Zank decidió contraatacar. "Oye, chico, me aburro de tus juegos". Había observado una debilidad en la guardia de Tatsumi: al atacar, dejaba su pecho ligeramente expuesto. "Ahora me toca jugar a mí". Zank agarró a Tatsumi por el suéter, acercándolo y, con su otra cuchilla, lanzó un corte hacia su pecho.

Tatsumi, al ver lo que intentaba hacer. Con una rápida patada hacía el pecho de Zank, logró liberarse justo a tiempo. La fuerza de la patada, combinada con la tensión del suéter, hizo que la cuchilla de Zank cortara la prenda en lugar del estómago de Tatsumi.

Tatsumi rodó por el suelo, la fuerza de la patada lo había desequilibrado. Clavó Onyx en el suelo para detenerse y se levantó, observando a Zank, quien sostenía el suéter roto.

Zank examinó la prenda dañada, su sonrisa regresando aún mas grande. "Sabes, esta pelea es muy entretenida. ¡Me muero por ver el resto!". Exclamó, arrojando el suéter a un lado. Miraba a Tatsumi con una mezcla de admiración y anticipación.

Tatsumi se examinó; su ropa estaba sucia, pero el negro disimulaba bien el daño. Pero ese no era el problema. El problema era cómo vencer a Zank. Esa pregunta resonaba en su mente mientras observaba a su ágil y misterioso oponente. Preparándose para ahora si atacar con todo.


Calles de la Capital 10:30 pm

Akame estaba corriendo por las calles, callejones, y lugares oscuros de la capital. Buscando desesperadamente a su compañero perdido. La pelinegra no había podido encontrarlo en un buen tiempo. Y la preocupación comenzó a manifestar en su rostro. Cuando cruzo una calle, esperanzada en encontrar a su compañero. En lugar del castaño, no había nadie. Haciendo una mueca de molestia y preocupación. Akame miró al cielo de la noche, mientras tratar de pensar en donde podría estar Tatsumi.

"¿Donde estás Tatsumi?". Dijo preguntándose mirando al cielo, cubierta por la noche.


De regreso con Tatsumi y Zank. La tensión era palpable. Tatsumi, con la espada de Onyx aún clavada en el suelo, se enfrentaba a Zank, quien se preparaba para el ataque. El castaño intentaba descifrar la estrategia del verdugo.

"¿Cómo voy a derrotarlo?". Se preguntaba mentalmente. "Esquiva y bloquea cada uno de mis movimientos. ¡Es como si pudiera leer mi mente!"

En ese preciso instante, la voz de Onyx resonó en su mente. "Portador, creo saber cómo este individuo anticipa tus acciones."

"¿En serio, Onyx?". Preguntó Tatsumi, su mirada fija en la figura imponente de Zank. "Entonces, dime. ¿Cómo lo hace?"

"Me tomó tiempo, pero finalmente lo confirmé". Respondió Onyx, su tono grave y seguro. "Zank posee el Teigu Spectador. Un Teigu capaz de leer la mente de sus oponentes."

La revelación dejó a Tatsumi estupefacto. Un Teigu que leía mentes. A pesar de poseer él mismo un Teigu, nunca se le había ocurrido una posibilidad así de encontrarse un Teigu así. Y Mucho menos que Zank fuera el portador de una arma tan poderosa.

Tatsumi observó a Zank, quien mantenía esa sonrisa macabra y arrogante plasmada en su rostro. "¿Entonces, me estás diciendo que posee un Teigu?".

"Sí, Portador. Y por lo que he podido observar en su combate, lo maneja con una destreza excepcional."

"¿Y dónde se supone que está el Teigu?". Preguntó Tatsumi, buscando con la mirada algún indicio del artefacto.

"Lo lleva en su frente. Es un objeto con forma de ojo, de color verde y plateado, adherido a su cabeza". Informó Onyx.

Tatsumi dirigió su mirada hacia la frente de Zank. Allí estaba, un objeto que había pasado desapercibido en medio del fragor de la batalla. Absorto en la lucha, en la necesidad de derrotar a Zank sin matarlo, no lo había notado. "Entonces, ¿ese es su Teigu?". Preguntó Tatsumi a Onyx, buscando confirmación.

Antes de que Onyx pudiera responder, la voz de Zank resonó, cortando el silencio. "Veo que finalmente te has dado cuenta, chico." El verdugo dijo esto mientras colocaba una mano sobre el Teigu en su frente. "Este es mi Teigu, el Spectador. Me permite ver y leer la mente de cualquier persona."

La sorpresa se pintó en el rostro de Tatsumi. "Maldición, ¡sí puede leer mi mente!". Exclamó, preocupado por la ventaja abrumadora que eso le daba a Zank.

"Así es, Portador. Ese Teigu puede leer cada uno de tus pensamientos". Confirmó Onyx.

"Sí, ahora lo confirmo". Murmuró Tatsumi, su mirada fija en Zank. Pero la preocupación dio paso a la confusión. "Espera, si Zank puede leer mi mente, entonces también puede escucharte a ti, Onyx. Estoy hablando en mi mente contigo ahora...". Tatsumi se mostró preocupado por la posibilidad de que Zank hubiera descubierto a Onyx.

"No te preocupes por eso, Portador. Él solo puede leer tu mente, no la mía. Poseo una barrera inherente a en mi ser, que impide que otros me escuchen, a menos que yo se los permita". Explicó Onyx. "Incluso si alguien utilizara un Teigu como Spectador, no podrían escucharme."

Un suspiro de alivio escapó de los labios de Tatsumi. "Es bueno saberlo." El castaño se sintió algo más relajado, sabiendo que, al menos, Zank no podía descubrir la existencia de Onyx.

Zank escuchó el suspiro de alivio de Tatsumi y, sonriendo con malicia, se acercó a él. "Parece que estás más tranquilo. Eso me alegra. Significa que ya has aceptado que no puedes ganarme, ¿verdad?". Movió sus cuchillas, amenazante. "Si te rindes ahora, te prometo conservar tu cabeza en buen estado." Miró fijamente a los ojos de Tatsumi. "¿Qué dices?".

Tatsumi no respondió. Continuaba su comunicación mental con Onyx.

"Onyx, dime la verdad, ¿hay alguna forma de derrotar a este tipo?". Preguntó Tatsumi a su Teigu.

"Podría intentar bloquear las habilidades de su Teigu, de manera que no pueda leer tus pensamientos. Pero podría sospechar que estás haciendo algo". Respondió Onyx, buscando una estrategia que pudiera ayudar a su Portador.

"Maldición". Se quejó Tatsumi, sus manos aún en la empuñadura de Onyx, clavada en el suelo. "Este tipo... no es solo un asesino que mata personas, sino que tiene un Teigu capaz de leer la mente de sus oponentes."

"Y también puede crear ilusiones". Añadió Onyx, aportando una información crucial.

Al escuchar eso, algo resonó en la memoria de Tatsumi. Recordó una conversación que había tenido con Onyx en la cocina de la base, sobre sus habilidades. Había una habilidad de Onyx que aún no habían probado: la creación de ilusiones.

"Onyx, escúchame. ¿Recuerdas lo que conversamos en la cocina de Night Raid?".

Onyx procesó la información por un momento antes de responder. "¿Sobre mi habilidad para crear ilusiones?". Preguntó, buscando confirmar lo que Tatsumi recordaba.

"Sí, hasta ahora no hemos probado esa habilidad. Pero...". Tatsumi observó cómo Zank se acercaba cada vez más. "Creo que es un buen momento para probarla."

"No lo sé, Portador. Es la primera vez que usaré esa habilidad. No sé si será muy efectiva". Dijo Onyx, con una pizca de duda en su voz.

Incluso en una situación de vida o muerte para su Portador, la Teigu dudaba en usar una habilidad que no había probado antes.

Tatsumi también parecía dudar. El castaño no estaba seguro de pedirle a su compañero que usara una habilidad no probada. Deseaba tener más tiempo, otras circunstancias, para usarla de manera más efectiva. No en esta situación desesperada, luchando a muerte contra un loco decapitador.

Zank, que avanzaba inexorablemente, se detuvo misteriosamente. El verdugo había estado observando la vacilación de Tatsumi, pensando que quizás estaba considerando su oferta de rendirse. Decidió darle un incentivo. "Se ve que estás indeciso. Pero, ¿qué te parece si, para quitarte esas dudas, te enseño cómo podrías quedar?". Zank metió la mano en su saco y sacó algo.

Tatsumi, mientras hablaba con Onyx, observó atentamente. El castaño miró fijamente el objeto que Zank había sacado. Al verlo, sus ojos se abrieron de par en par. Lo que Zank tenía en su mano no era un objeto. Era, parte de una persona.

"Mira". Dijo Zank con una sonrisa sádica, mostrando su macabro trofeo. "Mira cómo quedó después de que lo obtuve". Zank se mostraba orgulloso y satisfecho con su trabajo. "Su cabeza... no fue fácil de obtener, pero déjame decirte que valió la pena". El verdugo miró a Tatsumi a los ojos, observando su sorpresa y horror. Zank sonrió aún más ampliamente. "¿Te gusta, no? Por supuesto que te va a gustar. Después de todo, este hombre fue uno de los que atacaste aquella noche, ¿no?".

Tatsumi soltó un gemido de horror. Lo que Zank tenía en su mano era una cabeza humana, perfectamente conservada. Con una mirada más atenta, reconoció a la víctima. Era uno de los hombres que había atacado en aquel callejón, cuando había ido a salvar a una mujer.

Tatsumi nunca esperó volver a ver a ese hombre, y si lo viera, esperaba encontrarlo en prisión. Pagando por sus crimenes. Pero, nunca esperó encontrarlo así, decapitado, en manos de ese psicópata.

Al observar el rostro de la cabeza decapitada, Tatsumi pudo ver con todo detalle la expresión de dolor y miedo grabada en él. Parecía como si hubiera sufrido durante horas antes de morir.

Tatsumi tuvo que apartar la mirada, sintiendo náuseas. Levantó la mano y se cubrió la cara con la máscara. "Este tipo... es un psicópata". Dijo, tratando de contener el asco.

Luego, miró a Zank, pero ya no con asco, sino con una ira y un enojo casi incontrolables. Tatsumi estaba furioso, y eso no era algo bueno para Zank. Sin que Zank lo supiera, había cometido un grave error al mostrarle eso. Había destruido la poca piedad que Tatsumi sentía por él.

Tatsumi había decidió una sola cosa que iba hacer. No iba a matar a Zank. Aún se mantenía en su decisión de dejarlo con vida. Lo llevaría ante la justicia, para que fuera juzgado y encarcelado por sus crímenes. Pero antes, haría que Zank pagara por todo el daño que había causado. Le haría sentir lo que esas personas inocentes habían sufrido en sus manos.

Y con Onyx en sus manos, la Teigu, que también había visto la cabeza y las intenciones de Zank, apoyaría la decisión de su portador. Onyx había visto la cabeza y la falta de remordimiento en Zank. La indecisión de Onyx sobre usar o no su habilidad para crear ilusiones se había esfumado, al igual que la compasión de Tatsumi. Ambos estaban de acuerdo en una cosa: Zank no saldría de allí sin pagar por sus crímenes.

Cuando Tatsumi sacó a Onyx del suelo y la apuntó hacia Zank, con una determinación inquebrantable, la gema de Onyx comenzó a brillar intensamente, rodeando el cuerpo de su portador, preparándose para activar su habilidad de ilusiones. Aunque nunca la había usado antes, no le importaba. Porque ahora, por primera vez en su existencia como Teigu, no tendría miedo de las posibles consecuencias. Porque la persona frente a él no era una persona, sino un monstruo.

Zank observaba atentamente a Tatsumi. Su mirada fija en el castaño mientras este alzaba su espada y la apuntaba hacia él con firmeza. El verdugo, conocido por su sadismo y el deseo de que sus víctimas peleen por su vida, dejó escapar una sonrisa llena de satisfacción. La idea de una pelea aburrida lo había decepcionado en un principio, pero al ver la resolución y determinación en los ojos de Tatsumi, se sintió emocionado. "Esto será interesante". Pensó mientras guardaba la cabeza en su sao y se aferrab con fuerza a sus cuchillas.

"Veo que estás dispuesto a pelear". Dijo Zank, con un tono casi jovial. "Me alegra. Nada supera la emoción de conseguir una buena cabeza como trofeo tras un duro combate".

Tatsumi lo observó con intensidad, su mirada ardía con una mezcla de ira y determinación. Su voz resonó fuerte y clara, cargada de desafío. "Antes de empezar, quiero hacerte una pregunta Zank". Tatsumi hizo una pausa para después volver a hablar. "¿Te gustan, las ilusiones?".

Zank alzó una ceja, intrigado por la pregunta del castaño. Pero luego soltó una carcajada. "¿Ilusiones? Claro que sí, chico. Me fascinan. Tanto como charla con mis víctimas, antes de matarlas".

Una leve sonrisa cruzó el rostro de Tatsumi. "Si te gustan tanto... entonces, ¡Te encantará esto!".

Con un grito lleno de energía, alzó su Teigu, Onyx, hacia el cielo. La gema blanca incrustada en la espada comenzó a brillar intensamente, irradiando una luz que parecía envolver todo su cuerpo. Un resplandor misterioso y casi hipnótico llenó el lugar, haciendo que Zank frunciera el ceño, sorprendido por lo que estaba presenciando.

Cuando la luz finalmente se disipó, Tatsumi bajó la espada y volvió a apuntarla directamente hacia su enemigo. Sin perder tiempo, se lanzó hacia Zank, avanzando con una velocidad impresionante, su espada apuntando directamente al pecho del verdugo.

Zank soltó una risa burlona al ver un ataque frontal, pero también tan descuidado. "¿Eso es todo?. ¡Qué decepcionante!". Exclamó, mientras movía una de sus cuchillas para interceptar el golpe.

Pero entonces ocurrió algo inesperado. Justo cuando la cuchilla estaba a punto de tocar a Tatsumi, su cuerpo se desvaneció como si nunca hubiera estado ahí.

Zank abrió los ojos con sorpresa. "¿Qué diablos...?". Murmuró, mientras su mirada buscaba a Tatsumi frenéticamente.

Antes de que pudiera reaccionar, sintió un dolor punzante en su abdomen. Bajó la mirada y vio una herida fresca, profunda, claramente hecha por una espada.

"¿Cómo...?".Balbuceó, llevando una mano temblorosa a su herida. Su frustración y confusión se convirtió en furia w ira incontrolable. "¡Maldito mocoso!". Gruñó entre dientes, apretando su arma con fuerza.

Volvió a buscarlo con la mirada, pero Tatsumi ya no estaba ahí. "¡¿Dónde estás, maldito cobarde?!". Rugió Zank, mientras giraba sobre sí mismo, tratando de localizarlo.

"¿Te gusta jugar a las escondidas?".Preguntó Zank, su voz resonando burlonamente desde el lugar donde estaba parado. "Entonces, ¡Juguemos!".

Zank activó inmediatamente su Teigu, Spectador, y el ojo místico comenzó a brillar. Con este poder, él siempre había podido leer la mente de sus oponentes, anticipar cada uno de sus movimientos. Sin embargo, antes de que pudiera activarlo por completo, sintió otro corte, esta vez en su pierna.

"¡Maldita sea!". Gruñó Zank, tambaleándose por el dolor.

Tatsumi apareció fugazmente a su lado, pero cuando Zank trató de atacarlo, el castaño desapareció de nuevo como una sombra efímera. Otro corte apareció en su brazo. Luego en su costado. Uno tras otro, los ataques llovían sobre él desde todas las direcciones, sin darle tiempo a reaccionar. Y tampoco, le daba tiempo para activar correctamente su Teigu.

Zank, furioso, comenzó a lanzar golpes al aire, cada movimiento que hacía representaba la furia y la rabia que el estaba sintiendo. "¡Deja de esconderte!. ¡Pelea como un hombre!". Gritó sin dejar de atacar a las imágenes del castaño que se desaparecían al más mínimo contacto.

Pero sus ataques no hacían más que dejarlo expuesto a más heridas. La sangre goteaba de su cuerpo, y cada nuevo corte aumentaba su frustración. Finalmente, después de recibir una décima herida en la mejilla, Zank perdió el control por completo.

"¡Ya basta!. Gritó, levantando los brazos hacia el cielo. Su rugido de ira resonó por toda la plaza, atrayendo incluso la atención de una figura femenina de cabello negro que rondaba cerca de la capital.

Zank respiraba con dificultad, su cuerpo temblaba por el dolor y el cansancio. Fue entonces cuando escuchó una voz burlona frente a él.

"¿Qué pasa? ¿Fue demasiado para ti?". Preguntó Tatsumi, quien seguía de pie exactamente en el mismo lugar donde había estado antes de iniciar su ataque. La espada seguía apuntando hacia él, y su postura. Ahora estaba cambiada, tenia su otra mano en su cadera. Parecía más relajado y confiando. Era casi, como si estuviera insultando a Zank al hacerlo.

Zank apretó los dientes al verlo tan tranquilo. "¡¿Cómo haces eso?!". Gruñó, furioso.

Tatsumi se encogió de hombros con indiferencia. "Es solo un truco".

"¡Eso no es un truco!". Gritó Zank, perdiendo la paciencia.

"De hecho, sí lo es. Es una ilusión. Y tú deberías saberlo, ¿no? Después de todo, a ti te gus...

"¡Cállate!". Interrumpió Zank, golpeando el suelo con furia. "¡Voy a matarte en cuanto te ponga una mano encima!".

Tatsumi inclinó la cabeza, su voz ahora más fría y desafiante. "Si pudieras hacerlo, ya lo habrías hecho. Admítelo, no puedes ganarme".

Zank apretó sus puños. No entendía cómo alguien podía burlarse asi de él.Se supone que con Spectador debería permitirle ver a través de cualquier mentira, de cualquier truco, de cualquier artimaña. Pero este chico,... este chico, parecía estar jugando con su mente, llevándolo al límite.

Mientras Zank lidiaba con su frustración y el dolor que lo debilitaba, Tatsumi permanecía imperturbable. Dentro de su mente, sin embargo, sonreía. La habilidad de Onyx para manipular la percepción de la realidad o también crear ilusiones, había resultado ser más poderosa de lo que él mismo esperaba, y eso lo llenaba de una silenciosa satisfacción. Una que lo hacía sonreír debajo de su oscura máscara.

Tatsumi se mantenía firme, empuñando a Onyx con determinación. Aunque su máscara ocultaba cualquier rastro de emoción. Incluyendo la sonrisa victoriosa que estaba poniendo.

"Increíble, tus ilusiones son realmente poderosas". Pensó Tatsumi mientras hablaba atráves de la conexión que sentía con su Teigu.

"Gracias, portador. Debo admitir que hasta yo estoy impresionado por lo bien que están funcionando". Respondió Onyx en su mente. "Pero le recomiendo que acabe con ésto de una vez".

Tatsumi asintió mentalmente. Sabía que no podía prolongar más este enfrentamiento. Zank era peligroso, y aunque lo tenía desorientado y sometido a su voluntad, cualquier error podría costarle caro.

"Tienes razón. Es hora de terminar con esto. No puedo darle tiempo para adaptarse o sospechar demasiado."

Empuñando a Onyx con ambas manos, el castaño planeaba el próximo golpe que incapacitaría al verdugo. Su estrategia era clara y simple. Un corte preciso a la pierna izquierda para desestabilizarlo, seguido de un golpe directo a su cabeza que lo dejaría inconsciente. Mientras Tatsumi pensaba en éso. El verdugo estaba pensando otra cosa.

Zank lo miraba fijamente, pero esta vez había algo diferente en sus ojos. Su sonrisa permanecía, pero había adquirido un matiz de comprensión.

"Así que esa es la fuente de tu truco, ¿eh?". Dijo Zank con una risa seca, había mirado al castaño con mucha atención, tratando de averiguar de como podría estar haciendo éso. Pensando que talvez tenía algo objetivo debajo de su ropa. Alzo su cabeza y activó el poder de Spectador.

Tatsumi seguía pensando, ajeno a lo que Zank estaba intentando hacer.

"Debe estar en tu ropa...". Zank murmuró para sí mismo mientras usaba la visión de rayos X de su Teigu. Sin embargo, al intentar ver a través de Tatsumi, se topó con una barrera impenetrable. Una que le impedía ver atráves del castaño.

"¿Qué demonios?". Gruñó frustrado. Cambió a otra habilidad, la visión de previsión, pero nuevamente no logró obtener nada. Probó con visión lejana, pero los resultados fueron iguales. Nada de lo que hacía, resultaba efectivo.

Zank no comprendía que estaba pasando. Porque su Teigu no funcionaba en este chico. El vergudo miró con confusión al castaño, antes de dirigir su mirada hacía la espada que tenía en sus manos.

La risa de Zank resonó en la plaza. llamando la atención del castaño.

"Ahora todo tiene sentido...". Dijo mientras miraba la espada de Tatsumi. "Esa espada... es tu Teigu, ¿verdad? Eso explica por qué mi Spectador no puede leer nada sobre él. Debe ser uno parecido al mío, si puede bloquear mi capacidad para leer mentes". Pensó en cabeza.

Tatsumi quien finalmente vio la sonrisa de Zank se le tensaron los hombros. La sonrisa de Zank y su creciente confianza indicaban que había descubierto más de lo que él deseaba.

"¿Onyx, qué está pasando?". Preguntó el castaño en su mente.

"El intentó usar las habilidades de Spectador contra usted, Portador, pero las bloqueé con una barrera telepática. No tiene acceso a sus pensamientos ni a su cuerpo". Respondió el Teigu con calma. "No se preocupe".

"Bien hecho". Tatsumi agradecido a su amigo por haber hecho éso. "Pero necesito saber qué trama. ¿Podrías leer su mente?".

"Por supuesto , Portador. Lo haré enseguida". Respondió Onyx.

Onyx se dirigió a la mente de Zank. Intentando acceder a la mente de Zank. Normalmente, ninguna persona podría detectar a Onyx. Pero Zank, al tener el Teigu Spectador, si pudo hacerlo. Y eso no era algo bueno. El verdugo comenzó a reírse, como si hubiera sentido la intrusión.

"Ya sé lo que intentas, chico". Dijo Zank, mostrando su sonrisa perturbadora. "Dime, ¿escuchas las voces?".

Tatsumi frunció el ceño, desconcertado y confundido. "¿Qué voces?".

"Las voces... las que me atormentan día y noche. Las que no callan nunca". Zank de repente se puso serio. "Dime, ¿también las oyes?". Preguntó mirando fijamente al castaño.

El castaño lo miró sin comprender realmente de lo que estaba hablando este tipo.

"Onyx, ¿De que esta hablando?". Preguntó en su mente a su compañero.

Pero su confusión fue reemplazada por preocupación cuando notó que Onyx guardaba silencio.

"¿Onyx?. ¿Estás ahí?". Preguntó Tatsumi, esperando una respuesta de su amigo.

La falta de respuesta lo hizo asustarse profundamente.

"¡Onyx!". Tatsumi gritó internamente.

Finalmente, la voz de su Teigu resonó en su mente, pero no como de costumbre. Era un susurro lleno de tensión.

"Sí... las escucho...". Onyx habló. pero su voz no era igual. Parecía más aún débil susurro.

"¿Qué?. ¿De qué hablas?". Preguntó Tatsumi, alarmado.

"Las voces... están aquí...son demasiadas...". La voz de Onyx cambio a una de miedo. Era como si estuviera asustado.

Antes de que Tatsumi pudiera responder, Zank lanzó un ataque feroz. Sus cuchillas chocaron contra la espada del castaño, y ambos quedaron cara a cara. Tatsumi había bloqueado el ataque justo a tiempo. Los dos se miraron cara a cara.

"¡Dime cómo las sientes!". Gritó Zank con locura. "¡Las voces!. ¡Para mí son como un grito eterno de tortura en mi cabeza!. ¡¿Que tal son para tí?!".

"¡Estas demente!". Gritó Tatsumi, empujando con fuerza su espada. Pero Zank no pensaba ceder.

"¡Dímelo, chico!. ¡Quiero saber cómo las manejas! ¡Quiero entender este tormento!". Grito Zank con locura, mientras ponía más presión en sus cuchillas. Cuando Tatsumi iba a volver a decirle que se callará.

La voz de Onyx se alzó en la mente de Tatsumi, pero no había algo raro, Su voz no era con su habitual calma. Si no parecía ser más a la de un...

"¡HAZ QUE SE CALLEEEEEEEEEEEN!".

El grito del Teigu resonó no solo en la mente de Tatsumi, sino en toda la plaza. La intensidad del grito fue tal que desató. Sin querer, una explosión de energía desde la hoja de la espada, que fue directa hacia Zank.

El verdugo apenas logró esquivar el ataque, pero la ráfaga le rozó la mitad del cuerpo, dejándolo gravemente herido. Su grito de dolor resonó por toda la plaza, mientras caía al suelo, jadeando.

Tatsumi retrocedió, aún conmocionado por lo que acababa de ocurrir.

"¿Onyx...? ¿Qué fue eso?". Preguntó preocupado por lo que ocurrió.

Pero su Teigu no respondió. Por primera vez, Tatsumi sintió un verdadero temor, pero no por su enemigo. Sino, por lo que estaba ocurriendo con Onyx. Su amigó.

Tatsumi se arrodilló en el centro de la plaza de capital, su cuerpo temblando mientras envolvía sus brazos alrededor de Onyx, como si intentara consolar al Teigu inanimado. La máscara que llevaba ocultaba su rostro, pero la desesperación en su voz resonaba como un eco en el aire.

"Onyx…" . Susurró, con una mezcla de preocupación y dolor en cada palabra. "¿Qué te pasó?". Preguntó esperando una respuesta de él.

Pero la espada guardó silencio, dejando a Tatsumi con el peso de su incertidumbre y temor. Mientras tanto, no muy lejos de él, Zank se retorcía en el suelo, agarrándose el lado izquierdo del rostro con ambas manos mientras lanzaba gritos de dolor y furia. La explosión de energía liberada por Onyx lo había alcanzado de lleno, dejando su lado izquierdo quemado y desfigurado. Su pierna izquierda temblaba bajo el peso de su cuerpo, y cada movimiento provocaba una oleada de agonía pura.

Con manos temblorosas, Zank intentó tocar su rostro. Pero apenas pudo soportó el contacto con la piel quemada. Y aún así necesitaba saber la magnitud del daño. Sacó su cuchilla derecha, ya que la otra fue evaporada por la explosión del Onyx. Y la usó para ver su reflejo y poder examinarse. Lo que vio, lo llenó de horror.

La mitad izquierda de su cara era irreconocible. Carne quemada y expuesta reemplazaba su piel, y su ojo izquierdo, ahora sin párpado, miraba fijamente, inmóvil. Algunas partes de su rostro mostraban tejido blanco, señal de que las quemaduras habían alcanzado los huesos. Su boca estaba destrozada; los labios habían desaparecido, dejando sus dientes visibles, brillando grotescamente en contraste con la carne quemada.

"…Mi cara…". Susurró, con incredulidad y horror, antes de que una risa deformada, tanta como era su rostro, se escapara de sus labios desprovistos de piel. Una risa que era a la vez trágica y profundamente perturbadora.

Zank levantó la vista hacia Tatsumi, que seguía arrodillado en el suelo, completamente ajeno a la presencia del verdugo, su preocupación se enfocaba exclusivamente en Onyx. Esa escena de vulnerabilidad alimentó la locura de Zank, quien logró ponerse de pie pese al dolor insoportable. Sacó su cuchilla restante y, con un grito lleno de odio y rencor, corrió hacia el joven.

"¡Pagarás por esto, maldito!". Rugió.

Pero antes de que pudiera alcanzar a Tatsumi, una espada se clavó en el suelo entre ambos. La hoja era larga, afilada y emitía una amenaza silenciosa con su sola presencia. Zank frenó en seco, sorprendido, y giró la cabeza justo a tiempo para ver a una figura descender desde el aire.

Una joven aterrizó junto a la espada, su postura elegante pero tensa. Con un movimiento fluido, sacó la hoja del suelo y la apuntó hacia Zank. Su uniforme negro y sus ojos rojos brillaban bajo la luz de la luna.

"Por fin te encontré…". Dijo Akame, con voz firme, su Murasame apuntando directamente al verdugo.

Zank la observó y una sonrisa torcida se formó en su rostro desfigurado, acentuando su deformidad.

"¡Pero si es Akame!". Dijo, su voz ronca y entrecortada por el daño en su garganta. "Un honor conocerte al fin".

Akame no mostró emoción alguna, aunque sus ojos recorrieron el rostro destruido de Zank. Por un momento, frunció ligeramente el ceño.

"Eres, diferente de lo que esperaba". Comentó fríamente.

Las palabras de Akame encendieron una nueva chispa de odio en Zank. Apuntó su cuchilla hacia Tatsumi y gritó. "¡Mi apariencia fue destruida por ese bastardo que está arrodillado detrás de ti!

Contra todo protocolo, Akame se giró por un instante para mirar a Tatsumi. Lo encontró abrazando su espada, una imagen que la desconcertó. Incluso con su máscara puesta, Akame pudo sentir la desesperación y el pesar que emanaban de él.

Mientras Akame evaluaba la situación, Zank aprovechó para usar su Teigu y atacar a la pelinegra. Sin embargo, se llevó una gran sorpresa al descubrir que cuando toco su frente mitad quemada. Este ya no poseía su Teigu. Intentando buscar su Spectador, miró a su alrededor y lo vió lejos de su alcance. Al parecer, el Teigu había sido lanzado lejos durante la explosión. Sin perder tiempo, Zank gateó con esfuerzo hacia él, ignorando el dolor que lo consumía. Una vez que lo alcanzó, lo colocó en su frente, sintiendo una renovada seguridad al tener su Teigu de vuelta.

"Ahora, todo termina…". Murmuró, su voz cargada de odio.

Estaba cansado y herido, harto de juegos. La ira por su rostro dañado y la molestia por la interrupción de su venganza lo consumían. Iba a terminar con todo.

Akame seguía observando a Tatsumi, tratando de entender su comportamiento. De pronto, la voz de Zank resonó en la plaza. Akame se giró y vio a Zank con la cabeza gacha, temblando.

"Sabes, Akame, me hubiera gustado charlar contigo y obtener tu preciada cabeza". Dijo con voz tenebrosa. "Pero, lamentablemente para ti…". Zank levantó la vista, y se preparó a usar a Spectador. "¡Morirás con este chico!".

Activando la habilidad oculta de Spectador, una ilusión que se adentraba en los recuerdos y mostraba a la persona más amada por su oponente. Frente a Akame, la figura de una joven mujer con cabello oscuro y corto apareció de la nada. Su uniforme recordaba al de Akame, pero con ligeras diferencias. Akame se congeló. Ella reconoció a la mujer frente a ella.

"Kurome…". Susurró, su voz apenas audible.

Tatsumi levantó la vista y también vio a la figura. Al instante, comprendió lo que estaba ocurriendo.

"¡Akame, no es real!. ¡Es Zank!". Gritó tratando de alerta a Akame, pero ella no reaccionó.

Zank soltó una risa macabra. "¡Olvídalo, ella ahora está en sus recuerdos, viendo a la persona que más ama!". Preparó su cuchilla para atacar. "¡Ella morirá viendo a la persona que más ama!. Después, me encargaré de ti". El prometió, con veneno en su voz.

Tatsumi, arrodillado, se sentía impotente. No sabía que hacer. Su preocupación por Onyx lo había paralizado e incapaz de hacer algo.

Zank saltó hacia Akame, su cuchilla lista para matar. A punto de asestar el golpe, dijo. "¡Muere, Akame!".

El sonido de un corte limpio resonó en la plaza. Por un momento, todo quedó en silencio. Zank se tambaleó hacia atrás, llevándose las manos a la garganta, donde un corte profundo había sellado su destino. La maldición de Murasame comenzó a extenderse por su cuerpo.

"¿Cómo…?. ¿Cómo pudiste hacerlo?…". Preguntó, su voz un susurro agónico. "¿Cómo pudiste matar a la persona que…?".

Akame lo interrumpió, su voz tan fría como el acero de su espada.

"Porque la amo. Y porque la amo, he decidido matarla".

Zank cayó al suelo, su cuerpo inmóvil mientras la maldición lo consumía. Antes de morir, sus ojos miraron el cielo oscuro. La noche lo calmaba. Era lo único que podía hacerlo. De las voce... El Verdugo abrió un poco los ojos. Las voces que lo atormentaban habían desaparecido. De hecho, ya no las escuchaba desde la explosión de la espada del castaño. Era como si el Teigu lo hubiera liberado de su tormento. De su maldición. Miró hacía donde estaba el castaño y la espada que tenía en sus manos y, con sus últimas fuerzas, dijo. "Gracias". Para despues morir en paz. Una extraña paz lo envolvió mientras susurraba sus últimas y primeras palabras de gratitud.

Y así, el verdugo encontró su final. En la plaza solo quedaban Akame y Tatsumi, rodeados por un silencio absoluto, ambos cargando el peso de lo que acababa de ocurrir.

Sobretodo Tatsumi. El había escuchado las últimas palabras de Zank. Incluso sabiendo lo que hizo que estaba haciendo. Las vidas que había tomado. El castaño no pudo evitar sentir un poco de pena por él. Tatsumi agachó su cabeza mirando a Onyx en sus brazos y lo abrazo un poco más. Mientras decía unas palabras en viz baja. "De nada, Zank".


Base de Night Raid - 10:30 a.m.

Tatsumi estaba sentado en un pequeño risco, admirando el extenso paisaje que se extendía frente a él. El bosque que rodeaba la base estaba lleno de vida, con los árboles meciéndose suavemente al compás del viento y el canto de los pájaros llenando el aire. Sin embargo, a pesar de la calma que lo envolvía, su mente seguía atrapada en los eventos de la noche anterior.

Tras la intensa batalla contra Zank, Tatsumi y Akame habían regresado a la base portando el Teigu del enemigo como trofeo. Habían dejado el cuerpo de Zank en el lugar de la lucha, sabiendo que al amanecer los soldados imperiales lo encontrarían y se encargarían de él. La bienvenida en la base había sido eufórica: los demás miembros de Night Raid los recibieron con asombro y alegría, especialmente al ver que habían recuperado el Teigu intacto.

Najenda, al enterarse de la noticia, los felicitó personalmente. Se mostró particularmente impresionada con Tatsumi, ya que Akame relató que para cuando ella llegó al lugar, Zank ya estaba casi derrotado. Esto provocó que el respeto y la admiración hacia Tatsumi crecieran entre sus compañeros. Incluso Mine, a menudo distante y crítica, lo felicitó sinceramente. A pesar de la oleada de halagos, Tatsumi no podía evitar sentirse inquieto. Había algo que Akame no había querido revelar sobre las condiciones en que encontró a Zank, y esa incertidumbre lo mantenía pensativo.

Mientras contemplaba el verde profundo del bosque, compuesto por frondosos árboles y arbustos, Tatsumi no pudo evitar reflexionar sobre lo hermoso y tranquilo que era todo aquello en contraste con las batallas que libraban.

Su meditación fue interrumpida por una voz conocida. "¡Tatsumi!". Llamó Akame mientras lanzaba un delantal blanco hacia él. "Es hora de preparar la comida."

El castaño sonrió al escucharla. "Está bien, ya voy". Respondió mientras se levantaba y recogía el delantal. Mientras se lo colocaba, una duda lo llevó a preguntarle algo a la pelinegra.

"Oye, Akame, ¿puedes decirme quién era esa persona que viste?". Preguntó Tatsumi con curiosidad, recordando la figura que mencionó brevemente durante la batalla.

Akame le dedicó una leve sonrisa, cargada de misterio. "Te lo diré, pero solo si me cuentas por qué hablas con tu espada."

Tatsumi abrió los ojos con sorpresa antes de soltar una risa nerviosa. "Entonces, supongo que nunca lo sabré,". Bromeó, tratando de quitarle peso a la conversación.

Akame también sonrió, divertida. "Eso no es lo que dije. Te lo diré algún día, pero por ahora puedo asegurarte algo. Todos en Night Raid son importantes para mí." Levantó un dedo y señaló directamente a Tatsumi. "Y en especial tú, Tatsumi."

El castaño se sonrojó visiblemente ante las palabras de Akame, incapaz de responder de inmediato. Mientras ella se giraba para regresar a la base, anunció con su tono de siempre. "Vamos, hoy prepararemos carne."

Tatsumi observó cómo se alejaba, con una expresión de duda que pronto se transformó en determinación. Respiró profundamente antes de llamarla. "¡Akame!"

La pelinegra se detuvo y volteó a mirarlo.

Con seriedad en el rostro y el puño apretado, Tatsumi declaró. "Te prometo que algún día te diré por qué hablo con mi espada."

Akame lo miró con los ojos ligeramente abiertos, sorprendida por su resolución, antes de sonreír suavemente. Sin decir nada más, continuó su camino hacia la base.

Tatsumi también sonrió, aunque su mente estaba fija en su promesa. Aún no contaba con la aprobación de Onyx, pero sabía que no podía seguir guardando ese secreto para siempre. Algún día, cuando el momento fuera adecuado, le revelaría todo a Akame. Pero, hasta entonces, solo podía esperar. Esperar a que Onyx, estuviera dispuesto a romper su silencio y hablar con él nuevamente.


Base de Night Raid - 9:30 p.m. (Habitación de Tatsumi)

Tatsumi estaba sentado en su cama, rodeado por la tenue luz de la habitación. Había pasado el día ocupado con sus tareas habituales en Night Raid: limpiar, cocinar, lavar, y realizar otros quehaceres. A pesar de su reciente hazaña al derrotar a Zank y recuperar su Teigu, el castaño no había dejado de lado las responsabilidades que ya formaban parte de su rutina. Aunque ahora era respetado por sus compañeros, Tatsumi continuaba cumpliendo con sus labores sin quejarse. De hecho, disfrutó especialmente el día porque pudo compartir muchas de estas tareas con Akame, con quien mantuvo agradables conversaciones.

Ahora, con las tareas del día finalizadas, dedicaba su tiempo a limpiar y cuidar de Onyx, su inseparable espada. Estaba sentado en su cama, frotando con cuidado la hoja del Teigu, tratando de dejarla reluciente. Aunque no era necesario, desde que conoció a Onyx, la hoja nunca se ensuciaba ni se manchaba, Tatsumi sentía que esta era su forma de comunicarse y consolar a su amigo.

Desde la batalla con Zank, Onyx había permanecido en silencio. Ni siquiera respondía cuando Tatsumi intentaba hablarle o lo animaba a comunicarse. Preocupado, el joven llegó a la conclusión de que lo que Onyx había visto dentro de la mente de Zank debió haberlo afectado profundamente. Por eso, había decidido dejar de insistir y simplemente estar presente. Tatsumi llevó a Onyx consigo todo el día, atado a su espalda mientras realizaba sus tareas, asegurándose de no apartarse de él.

La habitación estaba en silencio, solo interrumpido por el suave roce del trapo contra la hoja, hasta que una luz tenue comenzó a emanar de la gema de Onyx. Entonces, la voz del Teigu rompió el silencio.

"Portador, ¿qué está haciendo?". Preguntó Onyx al sentir el contacto.

Tatsumi sonrió al escucharlo. Finalmente, su amigo volvía a hablar. "Hola, Onyx. Me alegra escucharte otra vez". Respondió con genuina alegría.

Onyx guardó silencio por un momento, recordando lo que había visto en la mente de Zank. "Solo,...necesitaba tiempo". Dijo con un tono distante, como si intentara alejarse de esos recuerdos.

"Me tenías preocupado. Después de todo, lo que viste en Zank...". Tatsumi comenzó a decir, pero fue interrumpido por un grito furioso.

"¡NO QUIERO HABLAR DE ESO!". Exclamó Onyx, con una intensidad que sorprendía al joven.

Tatsumi se quedó congelado, impactado por la reacción de su espada. Nunca había escuchado a Onyx tan enojado. En el pasado, su amigo podía sonar irritado o molesto, especialmente al estar cerca de los asesinos de Night Raid, pero esta vez era diferente. Había verdadera furia en su voz.

La habitación quedó en silencio, hasta que Onyx habló nuevamente con un tono más calmado y arrepentido. "Lo siento, Portador. No debí gritarle."

"Está bien, Onyx. Lo entiendo. Debe haber sido muy duro para ti". Respondió Tatsumi con voz suave. No estaba ofendido, solo sorprendido por la reacción de su amigo.

Ambos permanecieron en silencio por unos momentos, pero Onyx fue el primero en retomarlo. "Entonces, ¿le dirá a Akame sobre mí?". Preguntó, intentando desviar la conversación a otro tema.

"Oh, sobre eso...". Tatsumi comenzó a explicarse, pero Onyx lo interrumpió nuevamente.

"No se preocupe. Lo entiendo."

Tatsumi parpadeó, sorprendido. "¿De verdad?". Preguntó, queriendo asegurarse de que había escuchado bien.

"Sí. Durante este tiempo en que permanecí en silencio, reflexioné sobre mi deseo de ser conocido por estos asesinos". Explicó Onyx.

"¿Y qué decidiste?". Inquirió Tatsumi, expectante.

Onyx tomó unos segundos antes de responder con firmeza. "Creo que es hora de que todos me conozcan."

Tatsumi se quedó boquiabierto. ¿Había escuchado bien? ¿Todos?

"No escuchó mal, portador". Confirmó Onyx, respondiendo a su duda interna. "Quiero que todos los miembros de Night Raid me conozcan."

"Pero... antes no querías hacerlo. ¿Qué cambió?". Preguntó Tatsumi, intentando entender.

Onyx guardó silencio por un momento antes de continuar. "Vi algo en Akame. Algo que me hizo pensar diferente sobre ella. Me di cuenta de que no es solo una asesina más. Y si pude ver eso en ella, quizá también lo encuentre en los demás."

Tatsumi frunció el ceño, intrigado. ¿Qué había visto Onyx en Akame?.

"Se lo diré algún día, portador". Dijo Onyx, como si pudiera leer sus pensamientos. "Por ahora, solo le diré que ella es una buena persona."

Tatsumi sonrió al escuchar eso. Con cuidado, pasó el trapo sobre la gema de la espada. "Gracias, amigo."

"De nada, portador". Respondió Onyx. Luego, con un tono curioso, añadió. "Por cierto, ¿por qué me está limpiando?".

"Oh, esto" Respondió Tatsumi con una sonrisa. "Pensé que necesitabas un poco de mantenimiento. Quise ayudarte con eso."

Onyx permaneció en silencio por un momento antes de replicar: "No es necesario, Portador. Puedo limpiarme por mi cuenta."

"Aún así, quiero hacerlo". Insistió Tatsumi.

Mientras continuaba limpiando a Onyx, el Teigu no pudo evitar sentir una extraña felicidad al ser tratado con tanto cuidado.

Momentos después, Tatsumi colocó la espada junto a su cama y comenzó a prepararse para dormir. "Bueno, amigo, voy a descansar. Mañana nos espera un nuevo día."

"Estoy de acuerdo. Descanse, portador". Respondió Onyx.

"Tú también". Dijo Tatsumi antes de acostarse. Mientras el sueño lo envolvía, una sonrisa se dibujó en su rostro. Porque para mañana, todos en Night Raid, conocerían finalmente a Onyx.


Dentro de la gema de Onyx, la Teigu reflexionaba en silencio. ¿Había sido una buena idea aceptar la petición de su portador de revelarse ante los asesinos de Night Raid?. A pesar de haber visto dentro de la mente de Akame y confirmar que era una buena persona, la desconfianza de Onyx hacia los asesinos aún persistía. No estaba seguro de que fuese la decisión correcta.

Onyx suspiró profundamente, un sonido que resonaba dentro de su esencia. "Solo lo hago por Tatsumi". Pensó con determinación. Si no hubiera sido por su portador, jamás habría considerado presentarse ante aquellos asesinos. Sin embargo, por él, Onyx estaba dispuesto a hacer algo que normalmente jamás habría aceptado.

"No debo pensar más en eso". Murmuró dentro de su propia conciencia. "Mejor me enfoco en cómo voy a presentarme." Mientras reflexionaba sobre las palabras que usaría, su mente divagó hacia un recuerdo lejano. El del investigador que lo había creado. "Ojalá él estuviera aquí". Dijo con un dejo de tristeza. "Él sabría cómo ayudarme."

Ese pensamiento lo llenó de nostalgia. Durante el tiempo que pasó en su cápsula antes de ser completado, Onyx había tenido innumerables preguntas sobre su propósito y su existencia. El investigador siempre le respondía con paciencia y claridad, algo que Onyx ahora valoraba más que nunca. La idea de que él pudiera estar allí para aconsejarlo en este momento le resultaba reconfortante.

De repente, Onyx recordó algo importante. La onda expansiva que había emitido la noche que él y Tatsumi escaparon de la base. Esa explosión había sido mucho más que un simple acto de poder. Había registrado una inmensa cantidad de información del pasado, desde los días de gloria del antiguo imperio hasta su lo que era actualmente. Dentro de esa vasta colección de recuerdos, estaba la vida del investigador. La posibilidad de volver a verlo, aunque solo fuera a través de esos recuerdos, encendió una chispa de esperanza en Onyx.

Ansioso y determinado, comenzó a explorar la información almacenada en su interior. Al principio, lo que vio fue reconfortante. El imperio tal como lo recordaba atráves de las palabras del investigador. Las calles llenas de personas caminando tranquilamente, las casas antiguas rodeando el imponente palacio, y los guardias imperiales patrullando con serenidad para mantener el orden. La escena era exactamente como el investigador se la había descrito. Onyx no pudo evitar sentirse feliz al contemplar esa visión de paz y esperanza.

Sin embargo, esa alegría pronto se transformó en confusión. Al comparar esa imagen idílica con el actual imperio, corrupto y lleno de maldad, no podía entender cómo algo tan puro había terminado así. Fue entonces cuando la visión cambió de manera abrupta y perturbadora. La imagen del imperio pacífico se desvaneció, reemplazada por una de sangre, fuego y destrucción. "¿Qué...?". Murmuró Onyx, incapaz de procesar lo que veía.

Las escenas que siguieron fueron un torbellino de caos y horror. Onyx fue obligado a presenciar cada momento de la decadencia del imperio. Las guerras, las traiciones, las vidas inocentes perdidas, y finalmente, la muerte del investigador. Cada fragmento de información era como una herida abierta, una verdad que deseaba no haber descubierto.

Cuando finalmente terminó de absorber todo, Onyx permaneció en silencio, procesando lo que había visto. Para cuando el sol comenzara a asomar en el horizonte, él ya habría revivido y presenciado toda la tragedia que llevó al imperio a su ruina. Y ahora, solo una idea ocupaba su mente. "Desearía nunca haber visto esto.". Fue lo que dijo con una voz llena de dolor, y..., lamentó.


¡Saludos, amigos! Aquí tienen la segunda parte de "El Verdugo de la Capital". El título esta inspirado y reflejado en base a la personalidad de Zank y el poder del Teigu Espectador, para aquellos que conocen el anime. Espero que la disfruten.

Como ya dije en mi primer fanfic, he incluido referencias a animes, películas y series. ¡Espero que las aprecien! He dejado algunas pistas sobre lo que ocurrirá en el próximo capítulo. Prepárense para la reacción de Onyx tras los eventos en el Imperio. Créanme, esto lo impactará profundamente y cambiará su personalidad. La gran pregunta es, ¿Será este cambio algo positivo o negativo? ¿Y cómo afectará a Tatsumi?. Descubran la respuesta en el próximo capítulo. Me despido, cuídense y recuerden, sigan mi historia denle a mi favorito y comenté. Adiós, hasta la próxima.