Muy buen día hermosas, espero que estén pasando un excelente día.
Muchas gracias por continuar con la lectura, les agradezco infinitamente que estén aquí.
Les recuerdo que la historia es completamente de mi autoría y que no esta permitido publicar en otras plataformas, lo hago sin fines de lucro y NO es para menores de edad.
Muchas gracias por su comprensión.
DESTINO
CAPÍTULO 3
En el departamento de las chicas, Candy después de haber sido obligada a levantarse muy temprano había preparado una pequeña venganza en contra del rebelde del departamento de enfrente, quería enseñarle un poco de respeto hacia las personas que descansaban muy temprano por la mañana.
-Candy… ¿Eso es necesario? – Preguntó Annie con cierto temor, sabía de lo que su hermana era capaz de hacer por un poco de sueño.
-Annie, te he dicho muchas veces que si quieres respeto tienes que exigirlo cuando las personas no entienden... y ese tipo no entiende. – Decía Candy segura que con la venganza que tenía entre manos, el joven vecino comprendería que con ellas no se jugaba.
-Creo que Annie tiene razón, Candy. – Dijo Cassie con duda en su voz.
-Yo no estoy dispuesta a tolerar que me despierten de madrugada después de haber pasado un turno completo en el hospital. – Se defendió Candy para que sus amigas comprendieran que no iba a permitir que volvieran a importunarla en su sueño. Annie asintió resignada, conocía a Candy y sabía bien que podría tolerar bromas de mal gusto, pero que se metieran con su sueño eso no lo iba a permitir, así que sin más salió del departamento con cacerola y cucharón en mano y comenzó a golpear una con la otra provocando un escándalo que podría revivir a los muertos. Fue cuestión de segundos que se dejó escuchar el grito de queja de su vecino escandaloso, quien se cubría los oídos víctima de una dura jaqueca resultado de la resaca que tenía después de haber bebido toda la noche.
-¡Silencio! – Gritó molesto dispuesto a salir para reclamar a quien fuera que estuviese haciendo tan tremendo ruido. Cassie y Annie de inmediato corrieron hacia el ascensor del edificio mientras Candy con la cacerola y cucharón esperaba enfrentarse con aquel malcriado.
La puerta se abrió de golpe y los furiosos ojos del castaño se dejaron ver una vez que Candy lo encaró, la rubia por ningún momento tuvo miedo de lo que este pudiera o no hacerle, mientras Cassie y Annie se abrazaban con temor por la reacción del joven.
-Vaya… - Dijo el castaño con sarcasmo, cruzándose de brazos para mirar fijamente a la hermosa pecosa que estaba frente a él con cara de pocos amigos. La miró de arriba abajo y eso molestó más a Candy. – Pero qué tenemos aquí… - Preguntó con ironía. - ¿Qué no sabes respetar el sueño de los demás? – Preguntó sin dejar de mirarla fijamente.
-¡Eso es lo mismo que yo te pregunto a ti! – Dijo Candy dejando ver que estaba verdaderamente furiosa, por alguna extraña razón el joven pareció disfrutarlo, porque en lugar de disculparse la miró como restando importancia a su queja. – Estas no son horas de dormir y la madrugada no es hora de hacer ruido, las personas duermen y tienen derecho a descansar. – Le dijo Candy acerándose de una manera amenazante hacia él.
-Yo duermo a la hora que me viene en gana. – Dijo el joven cruzando los brazos. – Y llego a la hora que tenga que llegar y no voy a permitir que alguien que llegó después que yo ponga sus reglas. – Dijo una vez más, demostrando que no cedería ante la queja de Candy. Candy sintió que le jalaban los rizos de su cabeza. El color rojo inundó su rostro y el castaño no pudo no sentir cierto temor de la reacción de la joven.
-¡Y yo no estoy dispuesta a tolerar a un impertinente, malcriado, que no sabe respetar a las personas! – Dijo Candy levantando la voz, parecía que de un momento a otro la joven había aumentado su tamaño, porque se acercaba a él de manera amenazante, sujetando la cacerola y el cucharón como si de un momento a otro las utilizaría como arma en contra de él. - ¡Y no me importa haber llegado después, las reglas se respetan, lo dice en el reglamento y ten por seguro que te acusaré con la administración para que te echen de aquí si vuelves a llegar en estado inconveniente poniendo en peligro la integridad de los habitantes del edificio! – Gritó Candy sin titubear ni un poco.
-Candy… - Dijo Cassie desde lejos. Annie miraba a la rubia con sorpresa, en todos sus años que tenía de conocerla jamás la había visto perder el control de esa manera. La rubia se alejó del joven y este entró a su departamento no sin antes mirar a la joven despectivamente, una sonrisa de lado y una mirada que reflejaba rabia, fue lo único que obtuvo por respuesta.
Aquella acción volvió a molestar a Candy y lejos de irse a su departamento o de seguir a sus amigas, volvió a sonar los utensilios de cocina como recordatorio a aquel malcriado, momentos después la joven entró a su departamento, dejó las cosas que traía en mano y salió nuevamente para alcanzar a sus amigas, sin embargo la mirada esmeralda de la rubia miraba con desconfianza la puerta de su incómodo vecino, quien no volvió a salir.
-¡Vaya con la pecosa! – Dijo Terry molesto por haber sido retado de esa manera, nunca nadie en toda su vida una mujer le había hablado de esa manera, nadie se había atrevido a ponerle un límite a su comportamiento, generalmente provocaba miedo en las personas, sobre todo en las que él deseaba le temieran, pero a pesar de haber utilizado su mirada más letal que poseía en ella, la joven no se había amedrentado ni un poco, eso lo tenía muy molesto, pero al mismo tiempo lo hizo sentir algo extraño en su pecho. – Tiene agallas… - Se dijo después provocando en él una sonrisa de lado que se extrañó él mismo de expresar.
Candy por su lado ya más tranquila había llegado al lado de Annie y de Cassie, quienes la esperaban en el ascensor listas para irse a recorrer la ciudad y visitar el local que el señor Britter había comprado para que su hija y Annie comenzaran su nueva tienda.
-¡Charles! – Gritó Candy sorprendida al ver que no solo sus amigas habían visto el enfrentamiento que había tenido momentos antes. El rostro de Candy se encendió una vez más pero esta vez por la pena de haber sido descubierta por el buen Charles.
-¿Se encuentra bien señorita, Candy? – Preguntó Charles con simpatía. Candy sonrió con un sonrisa traviesa, comprendiendo que la pregunta de aquel buen hombre era sincera y no recriminatoria.
-Estoy bien Charles. – Dijo Candy apenada con el buen hombre. – Solo que no me gusta que las personas se aprovechen del poder que tienen. – Dijo de nuevo la pecosa, reconociendo que aquel joven era un niño malcriado que estaba acostumbrado que todos hicieran lo que él decía.
-Si gusta podría hablar con el señor Britter, estoy seguro que buscaría un departamento para que ustedes pudieran vivir sin contratiempos. – Dijo una vez más Charles, él estaba encargado de la seguridad de las tres jóvenes y era la segunda vez que presenciaba un altercado entre Candy y el mismo joven.
-No se preocupe Charles, le aseguro que ese joven no es más problemático que Tom. – Dijo Candy con su habitual simpatía, sonriendo mientras miraba a Annie quien la miraba también asintiendo a su comentario.
-¿Entonces nos vamos? - Preguntó Charles, convencido de que Candy tendría todo bajo control.
-Vamos, Charles. – Dijo Cassie con una sonrisa, entrando todos al elevador.
Una vez que habían salido del edificio el buen humor de Candy había regresado, parecía que no había sucedido nada y su hermoso rostro se iluminó al sentir que el sol golpeaba su rostro como saludándola aquella mañana.
-¡Que linda mañana! – Dijo emocionada, olvidando que por unos momentos esa hermosa mañana había estado a punto de echarse a perder. - ¿A dónde vamos, Cassie? – Preguntó la rubia a su amiga.
-Vamos a ver el local que mi papá ha comprado para poner la tienda. – Respondió Cassie con emoción, mirando a Annie quien la miraba con la misma alegría que sentía ella.
-¡Qué emoción! – Decía Candy sin temor de demostrar su estado de ánimo.
-El señor Britter consiguió un local para que yo diseñe mis vestidos y que Cassie se dedique a conseguir clientes de prestigio. – Dijo Annie con emoción, ella había estudiado alta costura y aunque la alta sociedad estaba acostumbrada a comprar los vestidos en Francia y el resto de Europa, ellas harían todo lo posible por ganarse un lugar importante en aquella gran ciudad.
-El señor Britter es un ángel. – Dijo Candy recordando al buen hombre, quien había sido más que un ángel para ellas, ya que las había ayudado a estudiar y ahora también les había facilitado un trabajo, ya que ella tenía un puesto asegurado en el hospital Saint Marys, un hospital que tenía pocos años en funcionamiento pero que sería el lugar perfecto para que Candy iniciara su carrera.
-Mi padre solo ve por el bienestar de sus hijas. – Dijo Cassie sin celo alguno, por el contrario ella al igual que su padre consideraba a Candy y a Annie como si fueran sus dos hermanitas. Candy sonrió y sus ojos se llenaron de lágrimas, al igual que a Annie, quienes seguían guardando en el fondo de su corazón el deseo de tener un padre que velara siempre por su bienestar.
-Muchas gracias, Cassie. – Agradeció Candy a Cassie por no sentir en ningún momento celo alguno.
En cuestión de minutos el automóvil de la familia Britter se detenía frente a una de las avenidas principales de la ciudad, la 57th Street en Manhattan. En ese mismo lugar estaba ubicado el consorcio de los Ardlay, solo a unos cuantos metros más al este, sobre la misma calle.
-Que edificios tan hermosos… - Decía Candy admirando el lujo que había en el lugar, ni siquiera en Chicago había visto tanta elegancia. El rostro de la rubia estaba impresionado, lo mismo que el de Annie, solo que la pelinegra era más discreta en su emoción.
-¡Mira Candy! – Dijo Cassie contagiada por la emoción de Candy. - ¡Ahí es donde mi padre eligió nuestro local! – Dijo la joven señalando el local en el primer piso de un gran edificio con un amplio escaparate.
Candy miraba con emoción el pasar de la gente, jamás en su vida había visto tanta gente caminar por las calles, todos parecían ir apurados, era como si todos se hubiesen levantado tarde.
Las tres chicas corrieron hasta el local que Cassie señalaba, mientras Charles las seguía muy de cerca.
-Permítame señorita Cassie. – Dijo Charles con respeto, sacando de entre sus bolsillos la llave que abría la puerta principal de la futura tienda de las Britter.
-¡Es hermosa! – Dijo Annie con emoción, sintiendo cómo sus ojos se llenaban de lágrimas por el sentimiento de alegría que la embargaba al ver uno de sus más grandes sueños convertirse en realidad, porque a pesar de que Cassie era la dueña de aquel lugar, ella siempre había tenido la ilusión de diseñar ropa, accesorios, calzado y sombreros para dama y caballero. - ¡Esta sección puede ser para las damas! – Dijo Annie sin disolver su sonrisa.
-¡Y esta para los caballeros! – Dijo Cassie con la misma emoción de Annie, sin embargo por su mente pasó específicamente la figura del alto joven que minutos antes se había enfrentado con Candy.
-Creo que Cassie lo que está buscando es un enamorado. – Dijo Candy con gracia, reconociendo en la mirada de la otra rubia una emoción muy especial.
-¡Qué cosas dices Candy! – Dijo Cassie con el rostro completamente enrojecido por la vergüenza al saberse descubierta.
-Vamos Cassie. – Dijo Candy comprensiva. – No tiene nada de malo pensar en conocer a un chico que te agrade. – Dijo una vez más la pecosa. El rostro de Annie se tornó de rojo al pensar siquiera en conocer a un caballero, ella también tenía ese gran deseo en su corazón, un deseo que creía impensable al no ser una chica de familia acomodada como lo era Cassie, además de la intensa timidez de la que era objeto.
-Lo sé, pero mamá dice que ya tiene pensado un prometido para mí. – Dijo Cassie con nostalgia en su voz, recordando las palabras de la elegante señora Britter diciéndole que ella debía casarse con un rico heredero, descendiente de una de las mejores familias del país y que tenía al indicado en mente.
-¿Lo conoces? – Preguntó Annie impaciente al escuchar que su amiga posiblemente ya tendría un prometido. Cassie negó casi de inmediato, después de todo conocer su nombre no era conocerlo.
-De seguro es uno más de esos chicos bobos buenos para nada. – Dijo la rubia cruzando sus brazos en señal de inconformidad.
-Se me hace injusto que decidan quien será tu prometido. – Dijo Candy revelándose contra esa tradición que sostenían los ricos. – Las personas deberían elegir a su compañero. – Decía Candy con seguridad. Cassie la miró esperanzada, sus palabras se escuchaban muy bien, sin embargo no era tan sencillo para ella.
-Lo dices porque a ti nadie te obligará a aceptar a un marido. – Dijo Cassie sentándose pesadamente sobre un elegante sofá dentro de la futura tienda y al mismo tiempo cruzaba sus brazos.
-Tal vez… - Dijo Candy orgullosa de tener esa libertad que la vida a fuerza le había otorgado. – Pero no es como que yo desee casarme… no por el momento… - Reflexionó un poco la rubia, creyendo que ella no deseaba enamorarse aún, ella quería trabajar y ganar mucho dinero para ayudar a los niños del hogar, así como un día el señor Britter las había ayudado a ella y a su hermana a salir adelante.
-Yo si quisiera casarme algún día y tener muchos hijos. – Dijo Annie revelando en su mirada el reflejo del amor. Candy le sonrió, ella sabía bien que su hermana era una romántica, mucho más que ella.
-Pues te dejo a mi prometido… - Dijo Cassie a modo de broma.
-¡Cassie! – Dijo Annie sorprendida por su comentario, Cassie y Candy comenzaron a reír por la sorpresa de Annie.
-Pues ustedes dos se parecen un poco, tal vez a él no le importe mucho. - Dijo mencionando que podría haber esa posibilidad, Annie miró a Candy en desacuerdo y Cassie rió de buena gana.
-Candy, ¿Cuándo comienzas a trabajar en el hospital? – Preguntó Cassie con curiosidad, queria dejar en paz a la más tímida de sus hermanitas.
-Tengo que estar hoy por la tarde. – Dijo Candy segura que su cita era esa misma tarde.
-¡Qué emoción, Candy! – Dijo Annie feliz por su hermana, le parecía que era un sueño que por fin estuvieran realizándose en lo que más les gustaba en la vida, a ella diseñar y a su rubia hermana ayudar a los enfermos. – Por fin comenzaremos nuestra vida adulta. – Decía con emoción y cierto temor, su estómago era una feria de nervios, pero el tener a Candy a su lado hacía que se sintiera mucho más segura.
-Todo gracias al señor Britter. – Dijo Candy extendiendo la mano a Cassie, quien sonrió conmovida por la gratitud de ambas jóvenes.
Las horas pasaron lentas y mientras Candy se dedicaba a acomodar y ordenar el lugar, Annie se dedicaba a elegir las primeras telas con las que iniciaría su primera creación. Cassie repasaba el directorio que su madre le había organizado para que llamara a las posibles clientas, clientas que no se sentirían para nada ofendidas con el que una de las hijas de sus amigas fuera tan independiente, ya que ellas también alguna vez en su juventud habían soñado con hacerlo.
-Candy, creo que ya es hora de que te vayas. – Dijo Annie observando su reloj, como siempre estaba al pendiente del horario de la rubia, ella sabía bien que Candy jamás estaba atenta a ese pequeño detalle y por ese mismo motivo siempre llegaba tarde.
-¡Es verdad, Annie! – Dijo Candy con un gesto gracioso, rascando su nuca en señal de distracción, agradeciendo a Annie con una sonrisa para alisar su vestido y salir corriendo del lugar antes de que se hiciera más tarde. - ¡Nos vemos en el departamento! – Gritó Candy sin detenerse a despedirse de ellas, simplemente salió del establecimiento y corrió hacia la acera buscando un carruaje que la llevara hasta el hospital.
-¿Siempre sale corriendo? – Preguntó Cassie con diversión.
-Sí. – Respondió Annie con una risita divertida, era verdad que Candy siempre salía tarde a todos lados, sin embargo sabía bien que en esa ocasión llegaría a tiempo, ella se había asegurado de adelantar un poco el reloj del salón en una pequeña distracción de la pecosa. – Candy siempre quiere hacer todo antes de irse a donde debe hacerlo. – Dijo Annie con ternura, recordando que Candy siempre había estado pendiente de ella y de sus necesidades y que muchas veces se había olvidado de ella misma.
Candy corrió y casi de inmediato alcanzó una diligencia que la llevó a tiempo hasta el hospital Saint Marys, lugar donde la entrevistarían no para obtener su puesto, sino para decirle el horario que debía seguir a partir del día siguiente, ya que gracias al señor Britter había conseguido el puesto.
Anthony y sus primos caminaban como de costumbre por la gran avenida que los llevaba hasta el consorcio Ardlay, habían decidido caminar un poco antes de reincorporarse a sus actividades por la tarde, la hora del almuerzo había pasado y a pesar de que podían hacerlo en el elegante comedor de las oficinas ellos preferían hacerlo afuera, sobre todo Archie, quien no se cansaba de observar a las hermosas muchachas que había alrededor.
-Vamos, hay que apurarnos si queremos salir temprano el día de hoy. – Dijo Anthony acelerando sus pasos para llegar al edificio, sus primos asintieron ya que deseaban llegar y descansar en la mansión, habían tenido muchos días de entretenimiento y por primera vez se sentían cansados.
-Mira, no había visto ese local. – Dijo Stear quien se quedó mirando precisamente en el local donde Annie y Cassie terminaban de acomodar los últimos detalles.
-Creo que es nuevo. – Dijo Archie deteniéndose frente a la ventana para admirar que para su buena suerte era un lugar de moda, uno de los que él prefería visitar al ser un admirador de la última moda. – Solo que parece que todavía no abre… - Dijo mirando fijamente al interior del lugar, en ese momento Annie estaba sobre una silla intentando colocar un florero en una repisa junto al vestidor de damas. Los ojos de Archie se escaparon hacia las pantorrillas de la joven que quedaron al descubierto al momento que ella estiró su cuerpo. Los ojos de Archie se abrieron con emoción al observar tan bello panorama, sus mejillas se encendieron y su corazón latió locamente cuando el camino que tomaron sus ojos se posaron en el frágil y delicado cuerpo de la jovencita quien de espaldas a la ventana era ajena al escrutinio del elegante chico.
-¿Qué sucede Archie? – Preguntó Anthony al ver que su primo no se movía del lugar y que contrario a querer irse se había puesto de todos colores.
-¡Nada! – Gritó Archie casi de inmediato a la pregunta del rubio, girando su cuerpo y alejándose de la ventana para evitar que su hermano y su primo se deleitaran con la hermosa vista que él había obtenido sin proponérselo. – Lo que pasa es que vi una joya que me encantó para la tía abuela. – Dijo el chico con prisa, intentando que los otros dos no se interesaran por ver la joya a la que se refería, sobre todo Anthony, quien siempre que observaba a las chicas que le gustaban, resultaba que estas se interesaban más en su primo que en él.
-¿Quieres ir a verla? – Preguntó Stear con la intención de entrar con él.
-Pero tenemos prisa. – Dijo Anthony seguro que quería llegar temprano. – Además como dices, parece que aún no abre. – Agregó el rubio con la intención de irse.
-Tienes razón, tú y Stear es mejor que vayan a las oficinas. – Dijo Archie girando a los dos para que quedaran de espaldas a la ventana, de esta forma Anthony no admiraría las bellas piernas que tenía la joven que al parecer atendía ahí. Anthony lo miró confundido, sin embargo no quiso averiguar qué era lo que realmente sucedía con él.
-¿Estás seguro? – Preguntó Anthony. Archie asintió con una sonrisa de satisfacción al darse cuenta que lo había convencido. – Muy bien, no te tardes. – Le dijo una vez más. Stear miró a su hermano y después a Anthony, también encontró la actitud de su hermano algo sospechosa.
-En un momento los alcanzo. – Dijo Archie despidiéndolos con una sonrisa boba en sus labios, sintiéndose vencedor en ese momento. Se acomodó su saco, alisó su cabello y revisó su aliento para después caminar con su mejor paso al interior del pequeño, pero elegante establecimiento.
Los ojos de Archie se extendieron por el local, abrió la puerta con precaución buscando en el interior las piernas de la chica que lo habían hecho alejarse de su hermano y su primo, sin embargo a la única muchacha que pudo ver fue a una hermosa rubia de mirada azulada, quien sin duda era muy hermosa, pero no era la chica que había observado encima el taburete.
-Buenas tardes. – Saludó Cassie extrañada al ver al extremadamente atractivo joven que había entrado a su local.
Archie sonrió con una sonrisa espectacular, sonrisa que había provocado un sonrojo en la joven, una sonrisa tan bella que tal vez si no hubiera quedado prendada del joven que se había enfrentado con Candy en dos ocasiones, la hubiera enamorado en ese preciso momento.
-Disculpe usted señorita, lo que sucede es que vi por la ventana que estaban abriendo este local y me pareció ver a una señorita que tenía problemas con subir los floreros a la repisa. – Dijo Archie sintiéndose un tonto por no haber pensado más en lo que diría, pero la verdad esperaba ver a la chica de hermosas piernas y cintura delicada en lugar de la sonriente rubia que tenía frente a él.
-Es Annie. – Dijo Cassie sin disminuir su sonrisa. – Insiste en arreglar ella misma los detalles, pero le digo que sería mejor esperar a Charles. – Dijo con simpatía, sin embargo el nombrar a aquel caballero y pensar que este se luciera con la joven que lo había hecho cometer la imprudencia de adentrarse al lugar, lo hizo continuar con su atrevimiento.
-Yo podría ayudar, si usted me lo permite. – Dijo Archie con una breve reverencia. – Permítame presentarme, mi nombre es Archivald Cornwell. – Dijo el castaño sin incluir el apellido que tenía más peso en su nombre.
-Cassie. – Dijo Cassie con cierto nerviosismo en su voz. – Y ella es mi hermana Annie..., Annie Britter… - Dijo una vez más la rubia introduciendo a Annie como su hermana antes de que ella dijera otra cosa. Archie observó a Annie con admiración, sobre todo cuando la joven pelinegra se ruborizó hasta las orejas al tener frente a ella al hombre más hermoso y apuesto que hubiera podido conocer en toda su vida. Archie sonrió ilusionado al ver su reacción.
-¿Britter? – Preguntó Archie poniendo más atención en el apellido de las jóvenes. – ¿Annie Britter? – Preguntó de nuevo mientras tomaba la mano de Annie y la llevaba a sus labios. El corazón de Annie se despegó de su pecho, parecía que en esos momentos su corazón bailaba con locura queriendo salir de su interior víctima de la emoción que sentía al tener los cálidos y suaves labios de Archie besando su mano, una sensación que jamás había experimentado a lo largo de su vida. Cassie contuvo el aliento al darse cuenta que Archie había reconocido su apellido, ella no había mentido en que no conocía al que su madre pretendía elegirle como prometido pero jamás mencionó que sabía su nombre, lo que no sabía era si él estaba enterado de las intenciones de su familia.
-Mucho gusto… - Dijo Annie con dificultad, sus palabras no salían de sus labios y sus hermosos ojos azules se perdían en los ojos almendrados del galán frente a ella.
Archie no soltaba la mano de Annie, parecía que algo lo hubiese atado a ella, pero en su mente recordaba una plática hacía tiempo por parte de la tía abuela y su madre, plática en la que le había mencionado que la señora Britter había planteado la posibilidad de que fuera el prometido de su hija, solo que en esos momentos él tenía a dos señoritas Britter frente a él, y no tenía idea de a quién se habían referido para comprometerlo.
Archie y Cassie sabían de la posible existencia de ese compromiso, sin embargo ambos estaban dispuestos a callar por si el otro no lo sabía, Cassie porque creía que él era un chico bobo hasta ese momento, sin embargo el actor había llegado antes de lo contrario en ese mismo momento ella se le hubiera declarado, pero al ver el rostro que su amiga había puesto al conocerlo, decidió que no mencionaría nada al respecto.
-El gusto es mío, señorita Britter. – Dijo Archie soltando por fin su mano. Annie recogió su mano sintiendo un frío apoderarse de ella. – Le decía a su hermana que noté que tenía problemas para acomodar los floreros. – Agregó el castaño sin mirar a Cassie, perdido en la atención que Annie demostraba por él.
-¡Oh sí! – Dijo Annie avergonzada por haber sido atrapada de esa forma. En ese momento sintió ganas de que se la tragara la tierra, sin embargo aquel pequeño descuido de la joven había sido el causante de que Archie se interesara en ella, sus piernas que estaban en esos momentos cubiertas por la sencilla pero fina falda que vestía habían sido el foco de atención que lo atrapó casi de inmediato, qué decir de su cadera y la breve cintura que poseía, lo único que encontraba como un defecto era la timidez que mostraba en su manera de ser, era algo que le impedía avanzar rápidamente en su conquista. - Pero no se preocupe joven…
-Archivald… Archivald Cornwell. – Agregó Archie con elegancia, aquel nombre provocó un vuelco en el corazón de Annie, era como si ya lo hubiese escuchado antes y a partir de ese momento se grabó en su corazón.
-Archivald… - Dijo Annie con timidez.
-Archie para usted… - Dijo Archie nuevamente. - Quiero decir, para ustedes… - Dijo una vez más avergonzado. Cassie comenzó a reír y Annie y Archie la miraron apenados.
-No se preocupe Archie, Charles vendrá en un momento y estoy seguro que no tendrá ningún reparo en ayudar a Annie. – Dijo Cassie intentando divertirse con su no prometido, porque sabía que aquel joven no tenía ningún interés en ella, en cambio sí tenía interés en su pequeña hermanita.
-¿Charles es su prometido? – Preguntó Archie un poco inquieto, teniendo una sensación extraña en su pecho.
-¡No! – Dijo Annie de inmediato, siendo incapaz de aclarar la identidad de Charles.
-Charles es nuestro chofer. – Dijo Cassie con tranquilidad. - Salió a buscar el material que utilizará Annie para sus diseños…
-¿Es usted diseñadora? – Preguntó Archie con interés, porque además de haberle parecido una joven realmente hermosa, le causaba admiración que siendo una Britter se hubiera aventurado a estudiar una carrera. Annie asintió con timidez. – Jamás había conocido a una mujer que se dedicara al diseño. – Dijo Archie sin querer ofender, pero él solo había conocido a sastres y franceses con buen gusto en la moda femenina.
-Mi hermana es la mejor y le aseguro joven Archie, que pronto lo demostrará. – Dijo Cassie alabando a su amiga, demostrando la confianza que tenía en ella.
-De eso no tengo la menor duda. – Dijo Archie con una sonrisa coqueta, mirando a Annie fijamente, queriendo grabar su rostro para siempre en su memoria.
Archie terminó de ayudarles a acomodar lo que quedaba pendiente, sin embargo la maravillosa experiencia de observar libremente las pantorrillas de Annie no se había vuelto a repetir, solo por unos segundos podía hacerlo. Cuando ella se inclinaba un poco en las repisas e intentaba alcanzarlas, pero eso no le era suficiente.
-Muchas gracias por ayudarnos Archie. – Dijo Cassie agradecida por la ayuda del elegante joven. – Annie acompáñalo mientras yo termino de llevar esto a la bodega. – Dijo de nuevo la rubia sin importar que Annie era la encargada de ello.
-Pero… - Dijo Annie queriendo protestar porque ese no era el trabajo de ella. Annie sufría al pensar que el señor Britter o peor la señora Britter llegara en ese momento y vieran a su heredera cargando cajas. Cassie le guiñó un ojo y le impidió continuar con su réplica.
-Es muy simpática tu hermana. – Dijo Archie con una sonrisa deslumbrante, feliz porque Cassie se había ido por fin y los había dejado solos por lo menos un momento. Annie sintió un piquete en su corazón al creer que la atención de Archie estaba sobre Cassie.
-Sí, ella es muy simpática además de hermosa. – Dijo Annie desviando la mirada para que Archie no viera la decepción en sus ojos, pero era demasiado tarde, Archie podía ver que los hermosos ojos azules de Annie se habían apagado instantáneamente.
-Pero tú lo eres más, Annie… - Dijo Archie levantando el rostro de la joven por el mentón, haciendo que Annie abriera los ojos sorprendida, jamás nadie le había dicho que ella era hermosa, por el contrario se sentía insignificante junto a Candy y a Cassie, ambas rubias, de ojos claros, llamaban mucho la atención sobre todo Candy, quien era más desenvuelta y nada tímida, después seguía Cassie, quien en momentos como ese demostraba que no era tan tímida como lo parecía cuando Candy estaba presente. El rostro de Annie se encendió de gusto, sus ojos brillaron intensamente, su sonrisa apareció y un temblor en sus rodillas se fue apoderando de ella. – Te veré mañana. – Dijo Archie con coquetería, de la misma forma de la que se despedía de todas las jóvenes que le gustaban, de la misma forma que se comprometía con volver a ver a alguien que le llamaba la atención, sin embargo había algo en Annie que lo hacía realmente querer regresar.
-¿Encontraste la joya que te gustó para la tía abuela? – Preguntó Anthony en cuanto lo vio entrar a su oficina.
-¿Joya?... – Preguntó Archie confundido por un momento, sin embargo su cerebro reaccionó casi de inmediato respondiendo un poco acelerado. - ¡No, lamentablemente no estaba a la venta! – Dijo intentando parecer decepcionado, sin embargo en su rostro había algo que le impedía lograr convencerlos.
-Te lo dije. – Dijo Anthony a Stear, demostrando algo que habían discutido horas antes.
-Tenías razón… - Dijo Stear cruzando los brazos.
-¿De qué tenías razón? – Preguntó Archie queriendo saber a lo que se referían su primo y su hermano.
-De que no había ninguna joya... - Dijo Stear un tanto molesto por la mentira de su hermano.
-¡Te aseguro que sí! – Dijo Archie queriendo continuar con su mentira. – Era la joya más hermosa que he visto hasta este momento. – Dijo una vez más con una sonrisa traviesa.
-Bien. – Dijo Anthony queriendo hacerlo desatinar. – Mañana llegaré a la tienda a ver si a mí sí me venden esa hermosa joya para la tía abuela. – Dijo el rubio con travesura.
-¡No Anthony! ¡Yo la vi primero! – Dijo Archie delatándose por fin en lo que realmente había ido hacer a ese local. Anthony levantó una ceja confundido.
-No es cómo si yo quisiera conocer a la joven que estaba sobre el banco. – Dijo Anthony travieso, haciendo que Stear comenzara a reír con una risita burlona. Archie se dio cuenta que desde un principio habían descubierto su secreto. El castaño suspiró resignado, temía que Anthony se interesara en la tímida muchacha que le había interesado a él.
-Bien, me atraparon. – Dijo Archie resignado.
-¿Por qué mentirnos? – Preguntó Stear reclamando a su hermano. – No es cómo si no te permitiéramos coquetear con cualquier escoba con falda. – Dijo en tono de burla.
-No es eso, además no es ninguna escoba... - Aclaró entre la risa de los otros dos. - Es solo que jamás me permiten continuar una conversación. – Dijo Archie avergonzado. – Sentí como si algo me llamara a entrar, además descubrí que es miembro de la familia Britter. – Dijo Archie revelando a su hermano el apellido de la joven.
-¿Britter? – Preguntó Stear recordando que tiempo atrás sus padres habían mencionado que había interés de parte de esa familia para emparentar con ellos. - ¿No me digas que es la joven a la que querían para que fuera tú prometida? – Preguntó una vez más el inventor.
-¿Prometida? – Preguntó Anthony interesado en el tema, ya que Archie jamás se había comportado como si estuviese comprometido, por el contrario parecía que siempre estaba en busca de alguna conquista.
-Sí, la familia Britter habló hace tiempo con papá, solo que ya no sé qué pasó. – Dijo Stear restándole importancia.
-¿Oye Stear, y de casualidad recuerdas el nombre de la joven? – Preguntó Archie con curiosidad, quería saber si era Cassie o Annie la joven a la que la familia Britter había estado buscando pretendiente.
-La verdad no. – Dijo Stear sincero. - ¿Por qué? – Preguntó intrigado. - ¿No me digas que te gustó realmente la chica? – Preguntó una vez más con travesura.
-Es muy hermosa, aunque algo tímida. – Respondió Archie con un sonrisa que indicaba estaba recordando a la dama en apuros. – Pero mi pregunta es porque conocí a dos señoritas Britter. – Agregó pensativo.
-¿Dos? – Preguntó Stear confundido. – Qué extraño, creía que la familia Britter solo había tenido una hija. – Dijo el muchacho de anteojos.
-Pues no. – Dijo Archie seguro de que no era así. – Annie y Cassie Britter, hermosas las dos, muy parecidas... pero Annie tiene algo que... – Repitió los nombres de las jóvenes. Stear levantó los hombros en señal de que no sabía cuál era la que habían pensado en comprometer con su hermano.
-¿Se han dado cuenta de algo? – Preguntó Stear a su hermano y a su primo.
-¿De qué? – Preguntó Anthony un tanto despreocupado.
-El que prácticamente estamos los tres comprometidos. – Dijo con cierto entusiasmo, la verdad era que le parecía que estar solo él comprometido lo hacía sentirse muy adulto.
-Te equivocas. – Dijo Anthony de inmediato. – Tú estás realmente comprometido. – Dijo señalando al mayor. – Archie solo tiene una propuesta y por lo que entendí no estaba dispuesto a ceder… - Agregó seguro de que Archie no esperaba ser comprometido de lo contrario no se hubiera comportado como lo venía haciendo desde que habían pisado Nueva York. – Y yo por ningún motivo aceptaré a Elisa como mi prometida. – Dijo levantándose de su lugar para asomarse por la ventana, aquel recuerdo lo había puesto de mal humor y Stear se sintió culpable por haberle recordado que la tía abuela tenía la esperanza que él aceptara algún día ese compromiso.
La mirada de Anthony se perdió en los edificios que había en aquella ciudad, mirando desde esa altura los movimientos de las personas, se veían tan insignificantes desde donde estaba, en esos momentos se sentía de esa manera, cada vez se sentía más solo, más necesitado de encontrar una mujer con quien compartir su vida, una mujer que amara y que lo amara intensamente y sabía perfectamente que aún no había llegado. Stear y Archie guardaron silencio y se salieron discretamente de la oficina para dejarlo solo con sus pensamientos.
Continuará…
Hola hermosas, como habrán leído Candy no está dispuesta a soportar que la dejen sin dormir y como sabemos como es, toma medidas acerca de ello. Archie continúa con su derroche de galanura pero se encuentra con algo que no creía encontrar. Anthony por su lado siente que en algún lugar de esa ciudad está la persona que es para él y se siente melancólico al ver la inmensidad de la ciudad.
Espero que les haya gustado este capítulo, la verdad les digo que al igual que en todas mis historias me he divertido escribiendo cada una de ellas y esta no es la excepción, pero al mismo tiempo es especial porque inicia en una etapa especial en mi vida.
AGRADECIMIENTOS ESPECIALES
Rose1404:
Hola hermosa! Me alegra saber que están muy bien, también estoy bien gracias a Dios, aquí continuando con el día a día.
Me alegra que te haya gustado el capítulo anterior, espero que este también haya sido de tu agrado. Estamos igual los Andrew para mí son lo mejor, sin embargo los Leagan... pero debo admitir que tienen mucha tela de donde cortar.
Creo que esa carta de Eliza queriéndose casar con Anthony es muy vieja, sin embargo también sabemos que esas eran las intenciones de ella, además de la herencia de los Andrew, porque creo que son los únicos intereses que muestra esta mujer.
Analizando las edades las chicas tienen 16 años y Cassie 17, ya que es un año mayor, la historia comienza a finales de 1914, creo que eso no lo había aclarado o no sé si lo aclaro más adelante.
Muchas gracias por tu impaciencia por la lectura, me hace creer que estoy haciendo bien mi trabajo jijiiji.
Te mando un fuerte abrazo hermosa.
TeamColombia:
Hola hermosas! Un placer volver a leerlas, me alegra mucho que les haya gustado el capítulo anterior, espero este también sea de su agrado.
Siento mucho que los Leagan hayan tenido que volver a aparecer, pero creo que tienen mucho material por donde cortar, aunque a veces les confieso que también me exasperan jajaja.
La historia avanza y pronto habrá encuentros, ya pudimos leer que Anthony está impaciente por encontrar a esa persona especial al igual que Archie, quien al parecer ya encontró a su media naranja? Vamos a ver si es así.
Muchas gracias por leer hermosas y sobre todo por dejarme un lindo mensaje cada una de ustedes, espero no se cansen de seguirme.
María José M.
Hola mi diablo hermoso jajaja, buen día, espero que estés muy bien. Y
Y aparecieron los galanes, estábamos ansiosas de que aparecieran, ese derroche de galanura y aire de sensualidad que se cargan no se podía quedar encerrado por ahí jajaja. Albert tiene que querer a su sobrino jajaja es el único directo que tiene jajaja además no le lleva muchos años.
Que te puedo decir? La tía abuela y sus ideas locas... pero te aseguro que tendremos una maravillosa historia de amor a lo largo de la historia. Ojalá que esa promesa se cumpla amiga y que te entretenga.
Tienes razón, has analizado muy bien cada uno de los tiempos en los que se desarrolla la historia y al igual que tú creo que Alistear es de 1895, porque es mayor que Anthony y Archie no puede ser del año de Candy porque Candy no es mayor que él, ni tampoco Annie, Archie es de la edad de Anthony, son del mismo año, con una diferencia de días solamente.
Así es, eran otros tiempos, sin embargo también eran tiempos peligrosos, solo que las jóvenes y los jóvenes maduraban más rápido, no que ahora tienen 50 y aún se creen unos críos jajajaja.
Eso de tú ángel de hombro derecho no te lo creo mucho que digamos jajaja pero bueno te respeto jajaja.
Te mando un fuerte abrazo, espero que estés muy bien hermosa, te leo en tu comentario.
Luz Mayely León:
Hola hermosas, muchas gracias por tu preocupación, estamos bien gracias a Dios, ¿Cómo estás tú? Espero que también muy bien.
Me alegra que te haya gustado la historia, qué te puedo decir? Yo la estoy escribiendo jjijijiji y te confieso que si me emociona cuando la leo jajaja.
Te mando un fuerte abrazo amiga, gracias por estar aquí.
Silandrew:
Hola hermosa! mil gracias amiga por tan lindas palabras, gracias por estar aquí echándome esas porras que siempre son necesarias en los momentos más difíciles, te agradezco mucho tú amistad.
Espero que te guste esta nueva historia y que puedas leer cada uno de los capítulos, gracias por agregarla a tus favoritos y por seguirla hermosa.
Te mando un fuerte abrazo amiga.
Muchas gracias a cada una de las personas que se tomaron la molestia de agregarla a sus favoritos y de seguirla, es un placer volver a contar con ustedes: Cla1969, Julie-Andley-00, Silandrew, Usagi de Andrómeda, judithtorres, letifern1998 y gabmfranco.
Gracias también a las personas que leen de forma anónima, gracias por dejarme entrar en su espacio y compartir conmigo un pedacito de su tiempo.
GeoMtzR
26/09/2026.
