Hola hermosas, espero que tengan un maravilloso fin de semana y sobre todo espero que las que aprovechan el puente se la pasen de lo mejor.

Muchas gracias por continuar con esta historia, gracias por sus mensajes y reviews.

Les recuerdo que la historia es completamente mía y no está permitido publicar en otras plataformas, lo hago solo por diversión y sin fines de lucro. No es para menores de edad, espero lo comprendan.

DESTINO

CAPÍTULO 4

Candy había llegado a la dirección que el señor Britter le había extendido en aquel pequeño trozo de papel, estaba segura que daría su mejor esfuerzo por corresponder a la confianza que él había depositado en ella. Se sentía emocionada, su corazón latía con fuerza esperando llegar y conocer a sus superiores y a sus compañeras. A pesar de que sabía había sido recomendada en aquel elegante lugar estaba dispuesta a sobresalir entre el personal del lugar.

-Buenos días señorita. – Saludó Candy a la chica de la recepción, quien de inmediato la observó con una sonrisa amable.

-Muy buenos días señorita. – Saludó la joven con amabilidad, observando de inmediato que a pesar de la sencillez con la que Candy vestía no podía ocultar su clase, lo que le hizo pensar que era una joven de abolengo. – Dígame ¿En qué le puedo servir? – Preguntó sin quitar la amabilidad de sus palabras. Candy de inmediato sonrió y pensó que aquella chica era muy amable, su emoción se intensificó al pensar que podrían ser amigas.

-Tengo una cita con el doctor Kurthban Black. – Mencionó Candy con emoción, logrando confundir a la joven que estaba detrás del mostrador de la recepción de aquel exclusivo lugar.

-¿Una cita? – Preguntó la joven extrañada, la apariencia de Candy no le había indicado que era la cita que tenía a las tres en punto. - ¿Es usted la señorita Candy W. Britter? – Preguntó la joven con la misma sorpresa que tenía en su rostro en el momento que escuchó que Candy era quien el doctor Black había estado esperando. Candy asintió sin dejar de sonreír.

-Candy White... – Aclaró la pecosa, no le gustaba utilizar un apellido que sentía prestado a pesar de lo mucho que le debía a esa familia.

– En un momento la anuncio. – Dijo la joven indicando a Candy tomara asiento para anunciarla ante su jefe.

Candy sonrió una vez más agradecida con la joven que aparentemente tenía su misma edad. La joven se adentró a la oficina de su superior no sin antes tocar para anunciarse. Candy observó el lugar ilusionada, jamás se hubiera esperado trabajar en un lugar tan exclusivo, era pequeño, pero eso no le importaba, lo que ella quería era ayudar al prójimo. De inmediato la rubia se centró en el movimiento del lugar, a pesar de que no había mucho podía ver que las jóvenes que trabajaba ahí estaban ocupadas.

-Señorita Britter. – Escuchó Candy de pronto, eso la sacó de su pequeño escrutinio. – Puede pasar, el doctor Black la recibirá en este momento. – Dijo de nuevo la joven permitiendo el paso de Candy, quien de inmediato se levantó cual si fuera un resorte para ir hacia la oficina del que era la máxima autoridad del lugar.

-¿Quién es Katherine? – Se escuchó de pronto la voz de una joven enfermera que al igual que otra joven que la acompañaba estaba curiosa por saber de la hermosa señorita que había llegado a ver al doctor Black.

-Es la señorita Britter. – Respondió con confianza, ya que sabía bien que el nombre de Candy se había extendido por todo el hospital cuando llegó la petición del señor Britter de contratarla.

-¿Es la recomendada? – Dijo una tercera que iba llegando. Katherine la recepcionista asintió con su habitual sonrisa.

-Veremos si sabe algo. – Dijo Ruth, la mayor de todas. La joven se veía que era la que tenía más tiempo en ese lugar.

-No hay que ser demasiado rudas con ella. – Dijo una vez más Katherine, conocía a Ruth y sabía que podría ser muy despiadada con las jóvenes de nuevo ingreso.

-Es una chica recomendada. – Dijo la joven sin contemplaciones. – Que se entere de una vez que aquí todas llegamos por mérito propio. – Dijo mirando a sus compañeras, las jóvenes asintieron dando la razón a la mayor, sintiendo un poco de temor si no compartían su misma opinión.

-Es verdad, Katherine. – Dijo la más joven de todas, una chica que tenía poco tiempo de haber entrado y que hasta cierto punto agradecía la llegada de Candy porque así todas se olvidarían que ella era la novata del lugar. – Todas pasamos por un duro inicio. – Dijo indicando a todas que habían sido duras con ella.

-Pero la señorita Britter es recomendada por un gran amigo del doctor Black. – Dijo Katherine para intentar que no fuesen demasiado duras con Candy, a la joven, la pecosa le había caído bien y creía que a pesar de ser alguien de abolengo se había portado muy humilde y sencilla con ella.

-Razón de más para que entienda que esta no es una profesión de recomendaciones. – Dijo Ruth con rudeza. – No es una carrera para niñas ricas que solo quieren jugar a ser independientes, ser enfermera requiere carácter, fuerza, valentía… - Decía la joven mirando a sus compañeras, quienes asentían estando de acuerdo con ella.

-¿Qué sucede aquí señoritas? – Preguntó de pronto el doctor Black, quien había abierto la puerta de su oficina sin que ninguna de las presentes se percatara de ello, estaban tan metidas en su pequeño debate que no reaccionaron a tiempo.

-Disculpe doctor Black. – Dijo Katherine de inmediato, regresando a su puesto detrás del elegante mostrador. El doctor miró fijamente a Ruth quien era la responsable del grupo de enfermeras.

-Me alegra que todas estén reunidas. – Dijo mirando a las jóvenes enfermeras. Las chicas miraron al doctor Kurthban con respeto y después detrás de él, ya que Candy estaba con las manos detrás de su espalda esperando ser presentada con sus nuevas compañeras. – Quiero presentarles a la señorita Candice W. Britter. – Dijo el médico con seriedad. – A partir de hoy se integrará al grupo de enfermeras de este hospital. – Dijo mirando a cada una de ellas. – Señorita Blaine. – Dijo mirando a Ruth fijamente. – Usted será la encargada de ayudar a la señorita Candice a conocer el hospital, me reportará cada día su avance y la ayudará en todo aquello que requiera explicación. – Agregó con esa mirada fría que tenía con todo el personal.

-Muy bien doctor Black. – Respondió la joven con obediencia, la enfermera en el fondo estaba feliz que le hubieran asignado esa tarea, ya que creía que ella podría enseñarle a la recién llegada que ese no era su lugar y que antes de lo que esperaba se regresaría a la linda mansión de la cual había salido. – Encantada. – Dijo mirando a Candy, quien por alguna extraña razón había sentido una cierta burla en el tono de voz empleado por la joven.

-Mucho gusto, mi nombre es Candice, pero me pueden decir Candy. – Dijo Candy una vez que se había ido el doctor Black. Ruth la miró de arriba abajo y de inmediato se dio la media vuelta sin responder al saludo de la joven, cosa que las demás enfermeras imitaron. Candy se quedó sorprendida con la reacción de las jóvenes y de inmediato suspiró con resignación.

-No les hagas caso. – Dijo Katherine extendiendo su mano para presentarse con ella. – Mucho gusto Candy, mi nombre es Katherine Dove. – Dijo de nuevo esperando que la rubia estrechara su mano.

-Mucho gusto Katherine. – Dijo Candy olvidando el desplante de sus compañeras, enfocando su alegría en la joven que tenía frente a ella con una gran sonrisa.

Katherine Dove, era una joven un poco mayor que Candy, tenía un par de años trabajando para el doctor Black, era un persona muy organizada y su lindo aspecto daba un toque especial en el recibimiento de los pacientes. Sus ojos verdes y su cabello rojizo agarrado en lo alto de su cabeza la hacía ver más alta de lo que realmente era.

-Creo que no les caí muy bien ¿No? – Preguntó Candy con una sonrisa inquieta.

-No te preocupes, Ruth es buena persona con el tiempo. – Dijo Katherine, recordando que a ella también le había tocado lidiar con su mal carácter y su aire de defensora de las personas que trabajaban duro por ganarse el sustento diario.

-Eso espero. – Dijo Candy con una sonrisa optimista, creyendo que con su esfuerzo pronto lograría que el mal carácter de la joven fuese disminuyendo.

Con el paso de los días Candy tenía que lidiar con los trabajos más tediosos, aquellos que nadie quería realizar y que ella debía hacer porque era la que estaba en entrenamiento a pesar de que había demostrado que tenía más experiencia y capacidad que algunas de las jóvenes que ya tenían tiempo integradas al equipo.

-Miren quien llegó. – Dijo una de las jóvenes a Ruth, quien de inmediato abrió los ojos con sorpresa y un brillo de alegría en sus pupilas, para de inmediato apagar ese destello que había brillado por un segundo en sus ojos.

-¿Qué estará haciendo de nuevo aquí? – Preguntó otra joven. - ¿Lo vas a atender? – Preguntó con curiosidad, ella sabía que su superior había atendido a aquel joven que entraba con una de sus manos vendada.

-Buenos días señorita. – Dijo el moreno con cierta coquetería en su voz a la hermosa Katherine, quien observó al joven intentando ser amable, ella era amable, pero el comportamiento hostigoso del joven le hacía sentir incómoda.

-Señor Ardlay. – Dijo Katherine intentando sonreír. - ¿Qué se le ofrece esta vez? – Preguntó la joven conteniendo el aliento al ver la sonrisa cínica del joven, quien extendió su mano hasta la altura del mostrador y tomó su mano con brusquedad.

-Vine a verte… - Le dijo Neal con cinismo, Katherine sacó su mano de inmediato con la excusa de que acomodaría unos papeles, sin embargo el moreno se molestó por su actitud. - ¿Sabías que a una palabra mía podrían despedirte? – Preguntó Neal con furia en su mirada. Katherine temió al sentirse amenazada en su trabajo.

-¿Se siente usted mal señor Ardlay? – Preguntó la joven con nerviosismo, Neal sonrió al ver que había logrado su cometido.

-Vengo a que revisen mi herida. – Dijo de mala gana, buscando a su alrededor a la misma enfermera que lo había atendido. - ¡Tú! - Le dijo a la joven que días atrás lo había atendido. Katherine sintió alivio al ver que el joven ya no tenía la atención en ella. - ¡Date prisa que no tengo mucho tiempo! – Agregó nuevamente. Ruth se quedó paralizada al escuchar la voz del moreno, quería atenderlo, pero al mismo tiempo sintió la necesidad de que Candy recibiera el mal trato que aquel atractivo joven tenía con ella.

-Un momento señor Ardlay. – Dijo Ruth indicándole que pasara al pequeño salón en el que debía hacerle la curación.

Neal se adelantó a la joven y entró en el consultorio dispuesto a que le hicieran la curación en su herida, herida que le habían hecho por intentar pasarse de listo con un grupo de apostadores.

-Candy. – Dijo Ruth con su recurrente dureza a la rubia. – En el consultorio principal se encuentra un paciente muy importante. – Dijo con firmeza, el rostro de Candy se iluminó al escuchar que por primera vez atendería a un paciente de verdad y no solo se la pasaría organizando vendas y torundas de algodón.

-¿De verdad Ruth? – Preguntó Candy con emoción, alisando su uniforme y acomodando la cofia que llevaba encima de sus rizos. Ruth asintió con una sonrisa extraña, pero la emoción que Candy sentía en esos momentos no le permitió observar la trampa a la que se dirigía.

-Pero te advierto. – Dijo antes de que Candy saliera corriendo del lugar. – Es un joven muy importante y el doctor Black se molestaría mucho si no haces lo que él diga. – Agregó con una sonrisa llena de malicia.

-¿Lo que él diga? – Preguntó Candy con cierto temor, aquellas palabras implicaban mucho.

-Me refiero a la manera en la que se merece ser atendido. – Explicó Ruth al ver que podría arruinar sus planes. Candy asintió con su linda y optimista sonrisa.

-No te preocupes Ruth, haré mi mejor esfuerzo. – Dijo Candy dirigiéndose al pasillo que la llevaba hasta el consultorio principal, ese consultorio en el cual recibían a los pacientes que no eran graves y que tenían un trato especial en el pequeño hospital.

Candy caminaba con una emoción en su pecho, se sentía tan feliz porque por primera vez podría demostrar sus dotes de enfermera, quería demostrar que no estaba ahí solo por una recomendación, sino que efectivamente era una enfermera que había obtenido su título por méritos propios.

-Buenos días señor Ardlay. – Saludó Candy después de anunciarse para entrar.

-¡Ya era hora maldita sea! – Gritó Neal, quien estaba de muy mal humor porque lo habían hecho esperar y él había dicho que tenía mucha prisa por irse, no tenía nada qué hacer, pero él quería hacer creer al personal del hospital que era un Ardlay importante y no solo el junior que se dedicaba a malgastar su dinero en apuestas y vicios. Candy saltó al escuchar el grito de aquel odioso individuo, sin embargo pronto se recompuso e intento sonreír.

-Una disculpa señor Ardlay, mi nombre es Candice White y hoy seré su enfermera. – Dijo Candy con amabilidad, no quería quedar mal con el doctor Black y mucho menos con Ruth ya que ella era la encargada de asignarle las tareas diarias.

-¡No me interesa! ¡Apúrate que tengo prisa! – Chilló Neal desesperado, Candy podía ver que aquella persona era de trato difícil, así que de inmediato procedió a retirar las venas que llevaba sobre su mano derecha.

-Un momento más y termino. – Avisó Candy retirando con cuidado toda la suciedad que podría haber en la herida. Neal no respondió, por el contrario se dedicó a mirar a Candy con cierta repulsión, aunque a pesar de su inferioridad como él creía era la joven, advirtió que era muy hermosa, demasiado, pensó una vez más.

-¿¡Qué haces tonta!? – Chilló una vez más el moreno cuando puso el desinfectante en la zona afectada, provocando un intenso dolor en la herida que hizo que el moreno se levantara bruscamente de su asiento y casi hiciera perder el equilibrio de Candy.

-Disculpe señor Ardlay. – Dijo Candy sorprendida por la reacción del joven, ella sabía que debía doler pero también pensaba que era mucha exageración de su parte. La joven rubia tuvo que contenerse de no hablar golpeado al moreno. – Pero es necesario que desinfecte bien la herida, es mi trabajo. – Le dijo Candy con tranquilidad. Neal la miró fijamente con disgusto, dudando en entregar nuevamente su mano. - ¿Puedo preguntar cómo se hizo esto? - Preguntó curiosa la rubia, quien podía advertir que aquella cortada habia sido provocada por una navaja.

-¡Ese no es asunto tuyo! - Gritó Neal con molestia, no era de los que daban explicaciones, mucho menos a una joven enfermera entrometida, pendaba él.

-Lo siento. - Dijo Candy imprimiendo un poco más de fuerza a la profunda herida. El rostro de Neal se tensó, pero aguantó un poco más hasta que volvió a retirar su brazo de la joven, quien lo miraba esperando que la dejara continuar.

-La otra enfermera no fue tan brusca con su trato. – Dijo Neal con desconfianza, logrando poner de nuevo el brazo frente a la enfermera.

-Esto le dolerá un poco más. – Le dijo Candy, quien estaba sorprendida porque la curación realizada anteriormente no había sido efectiva, tal vez por el escándalo que el junior causaba cuando se le tocaba en la zona afectada.

-¡Hay duele! – Chilló de nuevo Neal, mirando amenazante a Candy.

-Vamos señor Ardlay, usted parece un joven fuerte y valiente. – Dijo Candy intentando que Neal se relajara y le permitiera hacer su trabajo. – Le aseguro que es necesario, para mañana no sentirá dolor alguno. – Dijo Candy rogando que la escuchara. Al mismo tiempo se acordaba del joven malcriado que vivía frente a su departamento y pensaba que ambos eran insoportables.

-¡Hablaré con tu superior! – Dijo Neal una vez que Candy terminó de curarlo, protegiéndose el brazo sobre su pecho como si Candy lo hubiera lastimado en lugar de curarlo.

-¡Vaya, este joven resultó ser más llorón que una señorita! – Se dijo Candy divertida, haciendo un esfuerzo por sonreír ante el mal trato que recibía de ese paciente.

Neal de inmediato se fue a quejar ante el doctor Black, quien lo recibió casi de inmediato, disculpándose una y otra vez por el servicio que había obtenido, mandando llamar a Ruth para que le diera una explicación.

Ruth salió de la oficina muy molesta dispuesta a reclamar a Candy que por su culpa ella había sido reprendida.

-Candy… - Le dijo con rabia en su voz. Candy la escuchó, sabía que el joven Ardlay tenía algo que ver con el enojo de su superior. - ¿Me puedes explicar qué hiciste con el joven Ardlay? – Preguntó con las manos en su cadera. Las enfermeras que estaban cerca de ella salieron de inmediato de la sala de enfermeras, todas salvo una se quedó ahí.

-Ruth, yo simplemente hice la curación como era debido. – Se defendió Candy ante la joven. – La curación anterior no había sido hecha apropiadamente y había infección en la herida, si el señor Ardlay hubiese tardado un día más la infección hubiera avanzado y tal vez hubiera derivado en fiebre o en algo peor. – Dijo Candy explicando que su manera de hacer el trabajo había sido efectiva. Ruth la miró molesta ya que ella sabía hacer una curación y sabía que no la había hecho adecuadamente, sin embargo los constantes gritos de Neal habían hecho que cediera a su queja de dolor.

-Ruth, es el joven que vino…

-¡No es el momento Jacky! – Dijo Ruth a su compañera, no quería que la delatara ante Candy.

-Debes aprender a tratar a los pacientes, sobre todo a los pacientes importantes como el joven Ardlay. – Dijo Ruth mirando a Candy con furia, para después abandonar la sala de enfermeras seguida por la joven que estaba con ellas.

-Ruth tú atendiste al joven Ardlay… - Dijo la joven en voz baja, pero no lo suficiente para que Candy no escuchara.

-¡Cállate Jacky! – Dijo Ruth molesta con su compañera que se pasaba de entrometida.

Candy suspiró aliviada, sabía que no había hecho mal su trabajo y sabía bien que había salvado al joven Ardlay de una infección mayor.

-¿Todos los jóvenes de dinero serán así de malcriados? – Se preguntaba Candy camino al departamento, se sentía cansada, recordó al actor que vivía frente a su departamento y al joven Ardlay, quien era mucho más odioso que el primero. – Ardlay… - Mencionó Candy sintiendo un escalofrío al recordar a su primer paciente, una vez que recordó que cerca del negocio de modas de Cassie y Annie había advertido de un gran edificio que anunciaba ese nombre en letras grandes y luminosas. – Ojalá que no vuelva a atender un Ardlay en toda mi vida. – Dijo una vez más la pecosa.

Candy caminó hasta su departamento, se sentía cansada a pesar de que había estado casi sin hacer nada, pero estar sin hacer nada también la cansaba, sobre todo la aburría y ella detestaba aburrirse.

-Buenas tardes Candy. – Saludaron Cassie y Annie, quienes habían llegado primero que ella.

-Buenas tardes muchachas. – Dijo Candy quitándose el calzado para arrojarlos junto al sofá.

-Candy, ya te he dicho que no dejes tus botas en la sala. – Dijo Annie una vez que pasó cerca de la rubia y se tropezó con una de sus botas.

-Lo siento Annie, en un momento me las llevo. – Dijo Candy con la mirada apagada, justo como sucedía cuando estaba punto de dormir.

-Vamos a cenar Candy, te estábamos esperando. – Dijo Cassie señalando la mesa que ya estaba puesta. Candy se levantó con gran entusiasmo, eso era lo que necesitaba en estos momentos.

-¡Terry! – Se escuchó de pronto en el pasillo, la voz de una mujer que tocaba la puerta del malcriado de enfrente se escuchaba suplicante después de un fuerte portazo que había dado el galán.

-¿Qué sucede? – Preguntó Candy curiosa como siempre.

-Candy por favor no te metas. – Dijo Annie tomando de la mano a su hermana para llevarla a la mesa y que se centrara nuevamente en sus alimentos.

-Annie tiene razón Candy, además tenemos algo que decirte. – Dijo Cassie captando la atención de Candy y el sonrojo de Annie.

-¿Es sobre el chico que les ayudó a terminar de acomodar el local? – Preguntó Candy emocionada, atravesando la sala con prisa, tropezándose con su propio calzado.

-¡Auch! – Gritó Candy mientras brincaba en un solo pie sosteniendo el pie afectado con ambas manos.

-Te lo dije Candy. – Dijo Annie con una risita traviesa. Candy la miró con travesura y se sentó en su lugar dispuesta a escuchar la nueva anécdota que tenían por decirle.

Días atrás Annie y Cassie le habían contado acerca de un muchacho guapísimo que había entrado en la tienda con un pretexto absurdo, Cassie le había dicho que el joven estaba interesado en Annie y que a partir de ese momento no había dejado de visitarlas diariamente con una excusa diferente.

-¿Entonces qué? ¿Ya es tu novio? – Preguntó Candy con travesura a su hermana y al mismo tiempo, ilusionada de que la tímida joven tuviera una linda ilusión en su vida.

-¡Candy! – Dijo Annie avergonzada por la pregunta de su hermana.

-Es algo normal Annie, eres una chica muy hermosa, tienes clase, además por lo que dice Cassie está muy interesado en ti. – Dijo Candy con emoción.

-¡Terry! – Se volvió a escuchar en el pasillo. Candy rodó los ojos intentando ignorar el grito de la joven al irrespetuoso vecino. Cassie llamó la atención de Candy para que se concentrara en la plática de chicas que tenían en ese momento.

-Archie invitó a Annie a tomar un café mañana. – Dijo Cassie sin poder ocultar más su emoción.

-¿¡En verdad!? – Preguntó Candy emocionada. Annie asintió con una linda sonrisa, con el rostro encendido y con un brillo muy especial en sus ojos, un brillo que Candy jamás había visto en sus dos zafiros.

-Pero no sé si ir Candy. – Dijo Annie con cierto temor en su voz.

-¿Pero por qué no, Annie? – Preguntó Candy, había visto la ilusión que causaba aquel joven en su hermana, y a pesar de que quería conocerlo para advertirle que si jugaba con su hermana se las vería con ella, confiaba en el buen juicio de Cassie.

-Soy muy tímida, Candy y me da pena estar a solas con él. – Dijo Annie mirando a Cassie y después a Candy. Candy las miró imaginando que había algo que tenían entre manos.

-¿Qué sucede? – Preguntó Candy mientras comenzaba a comer, tenía tanta hambre que creía se terminaría los platos de sus compañeras.

-Lo que pasa es que Archie le dijo a Annie que podía invitar a sus primos y así nosotras podríamos acompañarlos y no se sentiría tan apenada. – Dijo Cassie mirando a la rubia.

-¿Sus primos? – Preguntó Candy con cierta desconfianza.

-Uno de ellos está comprometido, pero yo pensé que el otro podría salir contigo y…

-¿Conmigo...? ¡De ninguna manera! – Dijo Candy negándose a salir con un joven que no conocía.

-¡Vamos Candy! – Dijo Annie impaciente, ella quería salir con Archie a tomar un café aunque su hermana y su amiga estuvieran presentes.

-¡De ninguna manera, Annie! Además yo mañana tengo que trabajar. – Dijo Candy zafándose de inmediato de la posible cita que le querían organizar las chicas. Annie miró a Cassie y esta sintió pena por ella.

-No te preocupes Annie, yo iré contigo. – Dijo Cassie con una sonrisa tierna, segura que ella cuidaría a Annie y le ayudaría a tener más seguridad frente a ese galán que la estaba frecuentando.

-Y tal vez te guste el primo soltero… - Dijo Candy a Cassie. La rubia ojiazul comenzó a reír con nerviosismo, cómo decir que ella ya tenía en la mira a alguien más y no era precisamente al galán que su madre había encontrado para ella.

-¡Terry! – Se volvió a escuchar.

-¡Por Dios! – Dijo Candy levantándose de su lugar para ir hasta la puerta principal y verificar el motivo por el cual la joven insistía llamando la puerta de su vecino.

-¡Candy! – Dijo Cassie al ver que la rubia menor salía del departamento.

-Buenas tardes. – Saludó a una joven de cabello largo, rubio oscuro y de ojos azules y grandes. Candy pudo ver en ellos una gran angustia y las lágrimas a punto de desbordarse.

-Buenas tardes. – Dijo la joven con pena, mirando a la hermosa y amable muchacha que abría frente al departamento de Terry.

-Creo que no ha llegado. – Dijo Candy intentando que la joven dejara de gritar. La jovencita asintió y se retiró avergonzada del lugar. Ella sabía muy bien que Terry estaba en el departamento, incluso minutos atrás se había atrevido a cerrarle la puerta casi en sus narices, sin embargo la pena por el ridículo que estaba haciendo frente a la puerta de su tormento, la hizo retirarse del lugar.

-Gracias. – Dijo la muchacha dirigiéndose al elevador que la llevaría lejos de ahí. Candy se quedó observándola con pena, no era la primera vez que la veía en el lugar, la había visto un par de veces salir del departamento de su molesto vecino, lo que le hacía creer que era su novia.

-Hasta que se fue. – Dijo de pronto el joven que vivía frente a ella, quien había abierto la puerta una vez que dejó de escuchar los gritos molestos de Susana.

-Deberías aprender a tratar a las damas. – Dijo Candy molesta al darse cuenta que sí estaba en su departamento. Terry levantó los hombros despreocupado, se dio la media vuelta y cerró la puerta de su departamento. - ¡Eres un malcriado! – Expresó molesta con el comportamiento del joven.

-¿Qué sucede Candy? – Preguntó Annie curiosa.

-Ese malcriado que no abrió la puerta a su novia a pesar de que estaba llorando en el pasillo. – Dijo la pecosa ante el asombro que recibieron las otras dos.

-¿Su novia? – Preguntó Cassie con sorpresa. - ¿Cómo sabes qué era su novia? – Preguntó de nuevo la joven.

-La he visto salir un par de veces de su departamento. – Dijo Candy con cierta pena en su voz, le avergonzaba descubrir que la había visto saliendo al mismo tiempo que ella salía para irse a trabajar. Cassie bajó la mirada con tristeza, sintiendo algo extraño en su corazón, algo que ni Candy, ni Annie se percataron qué era. - ¿Entonces qué? ¿Saldrás con Archie? – Preguntó la rubia como si conociera al joven del que tanto le habían hablado.

-Solo si Cassie va conmigo. – Dijo Annie mirando a Cassie, quien sonrió y asintió a la pequeña tímida.

-¡Qué emoción! Posiblemente pronto las dos estén comprometidas. – Dijo Candy con una emoción exagerada.

-¿De qué estás hablando Candy? – Preguntó Cassie con diversión. – No me escapé de mi madre para comprometerme tan pronto. – Dijo la joven sintiendo en el fondo que si había "escapado" del compromiso que querían imponerle no era precisamente porque no quisiera casarse, sino porque Candy le había pasado esas ideas locas y románticas, de que las personas debían de casarse por amor y no por conveniencias familiares, pensamientos tal vez idílicos para su época, pero al fin de cuentas era romanticismo que ella también quería vivir y experimentar como la pecosa le había dicho tiempo atrás.

-Todo puede pasar… - Dijo Candy insistiendo con su broma.

-Es verdad, podría ser que pronto también tú nos des la sorpresa. – Dijo Cassie regresando la burla a la pecosa.

-De ninguna manera, además yo no estoy interesada todavía en los hombres. – Dijo Candy segura que no quería tener una relación, ella no había ido a Nueva York a enamorarse, además con dos de los hombres que acababa de conocer era suficiente para darse cuenta que lo que menos que tenía eran ganas de enamorarse.

-Yo decía lo mismo. – Dijo Cassie con cierta nostalgia. – Y ya ves… - Candy y Annie la miraron fijamente esperando que continuara lo que quería decir.

-¿Estás enamorada Cassie? – Preguntó Candy con cierta perspicacia en sus palabras, buscando en los ojos de su amiga la respuesta a su pregunta. Cassie se sonrojó repentinamente negando con impaciencia.

-¡Por supuesto que no! – Dijo de pronto. – No conozco a nadie fuera de Archie. – Dijo con nerviosismo.

-Y al vecino de enfrente, pero ese da miedo. – Dijo Annie con nerviosismo, demostrando que aquel joven le daba realmente miedo.

-¡Ese es un malcriado que no sabe tratar la una dama! – Dijo Candy recordando a la joven que acababa de ver llorando afuera de su departamento.

Cassie guardó silencio y poco después se retiró a dormir. Candy recordó que su amiga había hecho un comentario el primer día que habían llegado a vivir al edificio, comprendiendo que tal vez su interés por ese malcriado era mayor al que quería aceptar, sin embargo desechaba la idea al creer que ella misma les hubiera contado algo al respecto.

-Me voy a dormir Candy. – Dijo Annie un poco después de Cassie, ella también se sentía cansada, solo que como era costumbre se había quedado a platicar un poquito más con Candy antes de irse a dormir a su habitación.

Candy se quedó reflexionando un poco más en lo que Cassie había dicho, pensando que ella definitivamente no quería enamorarse de alguien, no por el momento, se sentía muy bien así y no quería tener problemas o distracciones en su trabajo por estar pensando en alguien todo el tiempo. Caminó hasta su habitación y suspiró revelando una gran sonrisa en su rostro, asomándose por la ventana para llenarse de la maravillosa vista que le regalaba la ventana de su dormitorio.

-Definitivamente tengo mucho qué hacer antes de enamorarme… - Dijo admirando la gran ciudad, imaginándose a un joven junto a Annie y a otro junto a Cassie, segura de que el destino les tenía a ambas preparada una gran sorpresa.

Continuará…


Definitivamente la pobre de Candy siempre encuentra enemigos en su paso, creo que es inevitable cuando una persona brilla tanto como ella el no provocar envidias, más cuando nadie conoce su vida y creen que es una niña que todo lo tuvo fácil.

Ya falta poco para que nuestros rubios favoritos se conozcan por fin! Que emoción! Espero que ese encuentro finalmente se de y que sea de su agrado.

Archie continúa atacando a Annie y aunque ella está interesada en él sigue sintiendo pena, y es algo que no le gusta mucho a Archie, esperemos que no lo tome de pretexto.

Muchas gracias por continuar aquí hermosas.


AGRADECIMIENTOS ESPECIALES

María José M:

Hola hermosa! Definitivamente no es imposible imaginar a Candy haciendo esas travesuras, creo que piensa que aún está en el hogar de Ponny, a ver si no se mete en problemas jijijiji.

Creo que Terry al no tener nunca límites siempre actuó rebelde para molestar a su padre y nadie le enseñó a portarse realmente como un caballero, él solo sigue su instinto.

Creo que Archie es más inmaduro que coqueto, está buscando la mujer que le llene sus expectativas pero al mismo tiempo no está convencido de lo que quiere, así que vamos a esperar si es a Annie o no a quien quiere.

Cassie efectivamente es la chica propuesta para su prometida, es la única Britter de nacimiento, tanto Annie como Candy llevan el apellido legalmente pero no tienen los mismos derechos que Cassie.

Anthony es un amor, añora tener una pareja y siente que Nueva York es el sitio donde debe estar, así que solo espera pacientemente encontrar a esa persona que lo llene y lo complete como persona, espero que pronto suceda.

Amiga, mil gracias por leer y dejarme siempre tú comentario, te mando un fuerte abrazo hermosa.

TeamColombia:

Hola hermosas! Un placer leer como siempre sus comentarios, espero que estén muy bien y pasando un excelente fin de semana. Me alegra mucho que les esté gustando la historia y sobre todo que se queden con ganas de leer más, les aseguro que yo me quedo con ganas de publicar más jjijijijijiji.

Les mando un fuerte abrazo a cada una de ustedes.

Julie-Andley-00:

Hola hermosa! mil gracias por darte tiempo para leer mi historia, me da gusto que te guste en verdad y que sigas siendo una fiel seguidora.

Efectivamente Stear y Patty están comprometidos, y a pesar de que nuestro inventor favorito no estaba muy convencido al principio con ese compromiso, ahora está convencido que Patty es la mujer de su vida y lo podemos ver con la fidelidad que muestra y exige a su hermano.

El destino de Candy y Anthony cada vez está más cerca y creo que pronto este mismo los reunirá, solo falta ver de qué manera se encontrarán, a ver si no es algo como lo que le sucedió con Terry.

Hermosa, mil gracias por leer y comentar, espero que estés muy bien. Te mando un fuerte abrazo.

Usagi de Andromeda:

Hola hermosa! un gusto leer tu comentario. Siento mucho que haya hecho las actualizaciones tan seguido, pero sé que cuando tengas tiempo de leer lo harás y me dejarás tu comentario.

Creo que Candy tendrá a dos de los galanes de otra realidad, pero en este universo alterno será difícil que Candy sufra por los dos, no puedo decir lo contrario de ellos, quienes sufrirán los celos y esta vez Terry tendrá la oportunidad de celar a Candy con una persona real y no un fantasma.

Creo que la escritora fue muy injusta con el personaje de Annie y de Archie, a ambos nos los dejan juntos, pero uno porque lo siente como un deber a una promesa hecha y a ella nos la presentan como a alguien que no es digna de ser amada verdaderamente, pero yo sé que hay muchas lectoras que no les gusta esta pareja, vamos a ver cómo se desarrolla más adelante.

Albert tendrá que esperar para entrar en acción, esta historia no habla mucho de su vida, solo está presente en la vida de sus sobrinos desde el principio y jamás ha estado oculto de ellos. Creo que Cassie no es tan rebelde como Amelia jijiji.

Amiga hermosa, te mando un fuerte abrazo, espero que estés muy bien también.

gidae2016:

Hola hermosa!

Me alegro mucho que estés muy bien, muchas gracias por tomarte el tiempo de leer y dejarme un comentario, te aseguro que me animas mucho al respecto.

Pronto tendremos el encuentro entre los rubios, espero que continúes con la lectura y dejarme tus comentarios.

Te mando un fuerte abrazo.

Rose1404:

Hola hermosa! Como siempre un placer leer tu comentario. Me alegra saber que estás muy bien tú y por supuesto el tremendo Anthony.

Efectivamente, como lo has dicho son las parejas que están propuestas, sin embargo aún falta mucho recorrido para que todo se haga realidad y sean felices para siempre jijijijijiji, porque ya sabemos lo impulsivo que es Terry y Archie, pero también no dejemos atrás a Anthony, quien también tiene su carácter y aquí viene a demostrarlo.

No te preocupes por la traducción, a veces me divierto mucho leyendo lo que escribes. Te mando un fuerte abrazo amiga.

Luz Mayely León:

Hola hermosa! Espero que estés muy bien, sé que estas ocupada por ello no está tu comentario, pero también sé que pronto leerás.

Te mando un fuerte abrazo.


Muchas gracias a cada una de las lectoras que están pendientes de cada actualización, gracias por darme un poco de su tiempo y un espacio en su agenda.

GeoMtzR

29/09/2024.