Hola buen día hermosas! Espero que estén pasando una excelente semana.

Muchas gracias por estar al pendiente de la actualización. Les recuerdo que la historia No es par menores de edad o personas sensibles al tema adulto, los personajes no me pertenecen, pero la historia es de mi autoría. Lo hago sin fines de lucro, simplemente por diversión.

GRACIAS POR COMPRENDER

DESTINO

CAPITULO 17

El día de la despedida había llegado y a pesar de que ni Anthony, ni Archie, habían querido que las jóvenes se levantaran temprano para ir a despedirlos, ninguna de ellas había querido quedarse en su departamento sin poder verlos por última vez. Para Candy era la primera vez que se separaría de Anthony, prácticamente desde que lo conoció. En su interior tenía un vacío que la hacía sentirse muy triste y con un mal presentimiento.

-¡Vamos Candy! ya llegó Charles. - Dijo Cassie, quien había pedido al chofer de su familia que fuera por ellas muy temprano por la mañana.

-¡Ya estamos listas! - Dijo Candy colocándose su abrigo para salir corriendo.

El tiempo de espera por el ascensor fue interminable, a Candy le parecía que estaba tardando más de lo debido.

-Tranquila Candy, llegaremos a tiempo. - Dijo Cassie con una sonrisa, podía ver en los ojos de Candy la ansiedad que sentía en su pecho.

-No entiendo por qué no llega. - Decía Candy con impaciencia, la campanilla que anunciaba la llegada del aparato se escuchó y la pecosa por poco chocaba con las puertas.

-¡Ten cuidado, Candy! - La reprendió Cassie. - Si te hubieras levantado más temprano otra cosa sería. - La retó la rubia ojiazul.

-Lo sé, disculpa. - Dijo Candy apenada por haber querido dormir un poco más, olvidando por unos instantes que su novio partiría de Nueva York, para pasar las fiestas decembrinas con su familia en Chicago.

El automóvil de la familia Britter iba con la velocidad necesaria para llegar a tiempo a la estación de trenes, sin embargo el tráfico que había justo antes de llegar fue algo que ninguno esperaba, parecía que todo Nueva York había decidido viajar ese día.

-No llegaremos a tiempo... - Decía Candy impaciente.

-Tranquila Candy... - Decía Annie intentando también darse ánimos, al igual que Candy estaba impaciente por ver a su novio antes de partir.

En cuanto llegaron al frente de la estación Candy fue la primera en bajar, seguida de Cassie quien sostenía su sombrero para no perderlo y Annie, quien bajaba al final pero con la misma ligereza que las dos rubias, pronto les daba alcance.

-¡Cuidado que es una emergencia! - Decía Candy buscando el lugar más seguro para no chocar con la gente que se arremolinaba en la estación.

Candy de inmediato se dedicó a buscar el tren en el que Anthony saldría rumbo a Chicago, la estación estaba tan grande que no recordaba bien el lugar en el que había llegado.

-Por aquí. - Dijo Charles quien las ayudaba a llegar hasta el andén de salida.

A lo lejos Annie divisó a Archie, quien estaba a punto de abordar el tren seguido de Stear y Anthony.

-¡Allá! - Dijo Annie quien sintió que su corazón dio un vuelco al ver al dueño de sus suspiros.

Candy giró su rostro hasta el lugar que Annie señalaba y su corazón latió con emoción al divisar la silueta alta y atlética de su amado, quien con el rostro visiblemente serio estaba a punto de abordar el tren.

-¡Anthony! - El grito de la rubia se dejó escuchar a pesar del barullo de la estación, provocando que los azules ojos de Anthony de inmediato giraran hacia donde se había escuchado aquel llamado que le aceleraba el alma.

-¡Candy! - Gritó Anthony sin importar que el tren estuviera a punto de partir. Caminó entre la gente y se acercó rápidamente a ella. Candy se arrojó a sus brazos con emoción, demostrando lo feliz que estaba por que lo hubiera alcanzado. - ¿Qué haces aquí, pecosa? – Preguntó atesorando entre sus manos su bello rostro.

-Tenía que verte de nuevo… - Dijo Candy con el corazón encogido por la pena. Sus ojos estaban a punto de derramarse y su respiración agitada le impedía hablar con naturalidad. – Quería verte una vez más antes de partir. – Le decía con el rostro ya bañado en llanto.

El corazón de Anthony se estrujó por el dolor de verla sufrir, a pesar de que solo serían unos días que estaría lejos, sentía que era una separación definitiva y con ello su ansiedad por regresar era mayor.

-No llores por favor pecosa… - Le dijo mirando sus ojos fijamente. Candy lo miraba intentando contener sus lágrimas. – Eres mucho más linda cuando ríes, que cuando lloras. – Le dijo una vez más, aquellas palabras aceleraron el corazón de Candy y la hicieron sonreír entre lágrimas.

-Te estaré esperando… - Le dijo Candy intentando tener un mejor ánimo. Anthony pasó saliva con dificultad, él esperaba que así fuera, que ella lo estuviera esperando y que pronto pudieran estar juntos.

-Pronto volveré pecosa… te lo prometo… - Le dijo besando sus labios con un beso dulce y fugaz, un beso que no hacía justicia a los que sus corazones estaban sintiendo en esos momentos, un beso que dejaba con sabor de más y que la presencia de tanta gente impedía lo hicieran. Candy asintió y Anthony adivinó sus deseos.

El ruido de la locomotora anunciando su salida se dejó escuchar, Archie y Annie también se despedían en medio del llanto de la joven, quien al igual que Candy sufría la partida de su novio. Archie subía primero al tren y animaba a Anthony para que se despidiera. Candy caminó junto con el rubio hasta que este subió al vagón, pero antes de que el tren comenzara su marcha, se acercó a Candy al mismo tiempo que ella lo hacia, sosteniéndose de la barra del vagón, se colgó para proporcionar a Candy un beso apasionado y mágico, un beso que llegó entre el asombro de Annie y Cassie, así como el de Archie y Stear quienes los miraban sorprendidos.

-¡Candy! – Dijo Annie sorprendida con la acción de la rubia, quien sin importar el qué dirán o las personas a su alrededor había recibido aquel beso que deseaba le durara toda la ausencia de su novio.

Cassie abría los ojos volteando a ver a todo el mundo, queriendo ocultarse por la pena que tuvo por ver a Candy despedirse tan apasionadamente de su novio, mientras Annie a pesar de su sorpresa miraba a su amado Archie, quien conectaba los ojos con los de ella y adivinaba su deseo. Él le sonrió y le guiñó un ojo arrojando un beso al aire ya que no podía hacer lo mismo.

El tren comenzó su marcha y Candy tuvo que soltar los labios de Anthony, quien la miraba enamorado y convencido una vez más de que ella era la indicada.

-¡Candy! – Gritó Anthony al sentir que sus labios se escapaban de entre los suyos y su mano dejaba de sostenerlo.

-¡Anthony! – Gritó Candy corriendo detrás del tren, queriendo alargar el momento lo más posible.

Anthony entró al vagón y comenzó a correr entre los pasajeros, quería llegar hasta el último vagón para volver a verla, quería decirle cuanto la amaba, quería expresar sus sentimientos, quería que supiera que estaba sufriendo igual que ella por su separación.

-¡Candy! – Volvió a gritar Anthony desde el último vagón, sujeto de la protección donde se encontraba el guardabarrera. - ¿Se casaría usted conmigo Candice White…? – Preguntó Anthony de pronto, mientras con ambas manos se aferraba con fuerza de la barrera que lo protegía el último vagón.

-Joven debe entrar por favor. – Decía el guardabarrera que era el encargado de vigilar la seguridad de los pasajeros.

-¿Qué…? – Preguntó Candy en un pequeño susurro, un susurro que apenas ella escuchaba pero que Anthony adivinaba por su rostro sorprendido. El rubio sonrió con emoción y repitió la pregunta realizada.

-¿Se casaría usted conmigo Candice White…? – Gritó esta vez con mayor fuerza para asegurarse que Candy había escuchado su pregunta.

El ruido de la locomotora, el bullicio de las personas y el silbato que se escuchó en esos momentos confundió un poco a Candy, quien se detuvo al final del andén como preguntándose si había escuchado bien, la repetición de la pregunta provocó que su corazón latiera acelerado, lo miró a los ojos y conforme se alejaba asentía para confirmar que había escuchado lo que creía haber escuchado.

-¡Sí, Anthony! – Gritó Candy con fuerza, queriendo asegurarse que su respuesta fuera recibida por el rubio. – ¡Me casaría con usted Anthony Brower! – Gritó Candy con el corazón acelerado, aferrándose a la medalla que la noche anterior le había obsequiado.

Anthony se quitó el gorro que ella le había regalado y lo agitó confirmando que había obtenido su respuesta, una sonrisa de enamorado brilló en su rostro y Candy supo que la había escuchado.

-Te amo Anthony… - Dijo Candy ya para ella misma.

-Te amo Candy… - Dijo Anthony también para él mismo, feliz por haber escuchado la respuesta de Candy, sorprendido porque fue un impulso lo que lo llevó a preguntarle si se casaría con él, quería casarse con ella, quería proponerle que se casara con él, quería que fuera su prometida, sin embargo no eran las condiciones en las que había soñado pedirle matrimonio, sin embargo aquel beso tan atrevido que le dio frente a tanta gente fue el detonante para que lanzara la pregunta, de esa manera ella quedaba cubierta de que había despedido a su prometido y no a cualquier hombre que le ofreciera besarla de esa manera en público.

-¿Estás bien Candy? – Preguntó Annie al ver que su hermana del alma sufría igual que ella por la despedida. Candy abrió los ojos intentando impedir que sus lágrimas cayeran, pero bastó un parpadeo para que estas corrieran sin poder detenerlas una vez más.

-No, Annie… - Respondió Candy con dolor, le dolía que Anthony se hubiera ido. La sensación que tenía en su pecho era un presentimiento que la ahogaba y la hacía temblar de miedo. - ¿Y tú? – Preguntó ahora ella a Annie, quien sonrió con una sonrisa rota.

-Estaré bien. – Dijo sonriendo de lado, limpiándose las lágrimas que no dejaban de fluir de sus ojos. – Archie no es tan expresivo como Anthony… - Dijo Annie haciéndole ver a su amiga que el gatito no sentía el mismo dolor que Anthony reflejaba en su rostro por dejarla.

-¡Te vas a casar, Candy! – Dijo Cassie quien se acercaba a las jóvenes para abrazarlas emocionada.

-Me voy a casar… - Dijo Candy con el corazón acelerado. Annie la abrazó feliz y juntas caminaron de regreso hasta el lugar donde Charles se había quedado esperando.

En el tren un joven de cabellos castaños y mirada oscura observó toda la escena protagonizada por Anthony y Candy, su sonrisa era maliciosa y mientras se frotaba el mentón su cabeza maquinaba la manera de utilizar aquella información.

-¿Qué pensará la tía abuela cuando se entere que su querido nieto está enamorado? – Se preguntaba Neal con diversión, sintiendo una envidia en su pecho que le era difícil de contener. Había reconocido a Candy y el coraje por saberse rechazado tantas veces comenzó a surgir en su pecho.

Anthony se encontró con la mirada de Neal, quien correspondió a esa mirada donde le decía que lo había visto todo y que no estaba dispuesto a callar. Anthony lo miró amenazante, indicándole que no temía a lo que fuera capaz de hacer, porque el rubio sabía bien que Neal no se quedaría callado.

-Si quieres lo desaparecemos... – Dijo Archie con travesura mirando al moreno, quien de inmediato abrió los ojos sorprendido por el comentario de Archie. Anthony sonrió de lado creyendo que no sería del todo una mala idea.

-O mejor le informamos a la tía abuela de todo lo que hizo su querido nieto en la ciudad de Nueva York... de sus negocios... amistades... en fin... todo... – Dijo Stear con la misma malicia que hablaba Archie, provocando que Neal abriera los ojos sintiéndose amenazado.

-¡Juro que no diré nada! – Dijo el moreno intentando darles por el lado a los tres Ardlay. – Además quien no quisiera tener una aventura con tan hermosa enfermera. – Dijo sonriendo de lado, pasando su lengua por encima de sus labios como saboreándose al recordar la figura de la rubia.

-¡Escúchame bien imbécil! – Le dijo Anthony muy ofendido a Neal. – Candy no es ninguna aventura, ella es la mujer que amo y te advierto que si vuelves a expresarte de esa manera de ella, no me importará que seas el nieto consentido de la tía abuela… - Dijo el rubio tomándolo con discreción de las solapas de su abrigo, apuñando sus manos con fuerza sobre la gruesa tela que cubría al molesto chico.

-¡No diré nada! – Dijo Neal asustado por la amenaza del rubio, sabía bien de lo que Anthony era capaz de hacer cuando estaba molesto.

-Tranquilo Anthony. – Le dijo Stear a su primo al percatarse que las personas ponían atención a lo que sucedía entre ellos. Anthony lo soltó de mala gana y lo miró nuevamente con advertencia.

-No lo volveré a repetir Neal. – Le dijo una vez más el rubio, caminando de frente para irse a su compartimento.

-Yo no soy tan bueno como Anthony, Neal… - Le dijo Archie palmeando su mejilla con fuerza. Neal quitó su rostro con molestia y se tragó el coraje que sentía en su interior.

-¡Malditos! ¡Me las pagarán! – Decía el moreno intentando sonreír a las personas que lo miraban curiosas, sintiendo una impotencia tan grande que no podía controlar.

En su compartimento Anthony estaba que no lo calentaba ni el sol, tenía ganas de ahorcar a Neal y obligarlo a respetar a Candy y su relación con ella, ese había sido el motivo por el cual había pedido a Candy que no fuera a despedirlo, lo mismo que Archie, quien conocía bien a Neal y sabían que este no se quedaría callado y los delataría de inmediato con la tía abuela.

-¿Te arrepientes? – Preguntó Archie al verlo tan sumido en sus pensamientos. Anthony lo miró fijamente, como si no hubiera escuchado su pregunta. - De lo dicho a Candy. – Cuestionó una vez más. Anthony sonrió de lado con la ternura que Candy provocaba en él.

-Jamás me arrepentiré de nada que esté relacionado con Candy. – Dijo Anthony seguro de ello. – Lo que me preocupa es lo que podría hacer la tía abuela cuando se entere que me voy a casar con ella. – Dijo una vez más a sus primos, mirando a los dos fijamente para que ambos comprendieran que lo que había preguntado a Candy minutos antes era real y no un simple arrebato del momento.

-Sabes que cuentas con nosotros, Anthony. – Dijo Stear seguro de apoyarlo. Archie asintió también seguro de que lo apoyaría hasta donde lo considerara prudente.

-Gracias… - Dijo Anthony con una sonrisa sincera, dejándose caer sobre la pequeña cama que le correspondía.

-¿Así que somos dos los comprometidos? – Preguntó Stear con travesura a su primo. Anthony sonrió una vez más ilusionado.

-Totalmente comprometido. – Dijo Anthony con ilusión. – Hablaré con el tío William para decirle mis planes, necesito formalizar mi relación con Candy y hacerle ver que no estaba bromeando cuando le pedí que se casara conmigo. – Stear y Archie escuchaban a Anthony hacer planes, seguro de que su decisión sería la única que contara con respecto a su vida, decidido a defender sus ideales de todos y contra todo si fuese necesario, pero la vida junto a Candy no se le iba a negar.

El camino a Chicago era largo veintidós horas de viaje más las que debían de pasar para llegar hasta Lakewood, porque ahí era en donde se había congregado la familia para celebrar la navidad y el fin de año.

Candy por su lado, después de haberse despedido de Anthony se había ido al hospital, segura que esta vez si la reprenderían por llegar tarde, sin embargo a pesar de todo lo que había tenido que escuchar y aguantar por parte de Ruth, ella no se había quejado porque su mente y su corazón no estaban a su lado, sino que en esos momentos viajaba rumbo a Chicago en el amor de su vida.

-¿Estás bien Candy? – Preguntó Katherine al verla suspirar una vez más.

-No me siento bien Katherine. – Dijo Candy muy cerca de su hora de salida.

-¿En verdad? ¿Quieres que le diga al doctor Black que te haga un chequeo médico? – Preguntó Katherine preocupada por Candy.

-No será necesario Katherine, creo que simplemente con descansar será suficiente. – Dijo sin querer revelar a su amiga que estaba triste porque Anthony había partido rumbo a Chicago y que estaría dos semanas sin verlo. – Las semanas más largas de toda mi vida. – Decía la rubia segura de que así sería, suspirando profundamente como si quisiera llegar con ese suspiro hasta el dueño de su amor. – Nos vemos mañana. – Dijo la rubia con el ánimo por los suelos.

-Que te mejores. – Dijo Katherine despidiéndose de la rubia, quien solamente levantó su mano en señal de agradecimiento.

Candy se fue directamente hasta el departamento, tuvo que caminar porque aún no tenía dinero para pagar la diligencia, sonreía al pensar en el motivo por el cual se había quedado sin dinero por primera vez desde que había pisado la gran manzana. Subió al ascensor y ni siquiera puso atención cuando Terry le dirigió un saludo amistoso, la verdad era que no tenía ganas de hablar con nadie, mucho menos con él.

-Buen día Candy. – Dijo Cassie al ver llegar a la rubia, quien había salido del departamento una vez que había escuchado que Terry salía del suyo.

-¿Qué le sucede? – Preguntó Terry al ver que la rubia entraba al departamento sin responder siquiera a Cassie.

-Su novio se fue. – Dijo Cassie en respuesta del actor, quien se alegró de momento por saber que la rubia por fin estaría sola.

-¿Para siempre? – Preguntó con las ganas de escuchar una afirmación por parte de la rubia de ojos azules. Cassie negó con simpatía.

-¡Por supuesto que no! – Dijo con una sonrisa divertida. – Solo por las fiestas. – Dijo una vez más.

-¿Y no la invitó? – Preguntó con sarcasmo, Terry sabía muy bien que si la invitaba, la pecosa tendría problemas con la intensa de Elisa Leagan, quien estaba convencida de que Anthony era su prometido.

-Candy debe trabajar. – Respondió Cassie con sinceridad, sin embargo en su interior tenía un profundo dolor al ver que el actor seguía terco en saber todo lo relacionado con la joven enfermera.

-Lástima… - Dijo una vez más sin ocultar el interés por la rubia. - ¿Y la tímida? – Preguntó sin tener mucho interés en ella o en Annie, simplemente lo hacía por cortesía.

-Mis padres vendrán a la ciudad y de seguro querrán que pasemos los días festivos en la mansión. – Dijo Cassie sin dejar de sonreír. - ¿Quieres venir a acompañarnos? – Preguntó Cassie sin importar mostrar ese interés que tenía.

-También debo trabajar. – Respondió Terry declinando cortesmente el ofrecimiento de Cassie, quien no pudo evitar sentirse desilusionada por la respuesta del actor.

-Tengo algo para ti. - Dijo de pronto la joven recordando el obsequio que le había comprado. Terry la miró confundido, deteniéndose un momento mientras Cassie corría al interior por el obsequio. - Es solo un detalle pequeño... - Dijo extendiendo una botella de fino licor adornada con un moño de seda.

-Gracias. - Dijo Terry tomando la botella para después sonreír y retirarse. Cassie sonrió tímida ante la sonrisa que él le dedicaba agradecido.


Los cuatro jóvenes habían llegado muy temprano a Chicago, y el chofer estaba a tiempo esperándolos para llevarlos hasta la mansión. El mutismo de Anthony fue evidente hasta para el chofer, quien estaba seguro que el joven Brower y Stear eran los más atentos con el personal.

-Hasta que llegamos. – Dijo Neal de mala gana, quien se sentía cansado de tan largo viaje, además de que había tenido una pésima compañía por parte de los Ardlay, quienes le habían aplicado la ley del hielo durante todo el camino.

-Bienvenidos. – Dijo la tía abuela al ver que sus cuatro nietos habían llegado.

-Gracias, tía abuela… - Dijo Anthony acercándose a ella con cariño, al igual que lo hacían Stear y Archie, y por supuesto Neal, quien con su labia y falso amor la abrazaba como si realmente la hubiera extrañado.

-¡Anthony! – Se escuchó el gritó agudo de Elisa, quien corría por las escaleras impaciente por abrazarse a él.

-Elisa. – Dijo Anthony sin mucho ánimo de verla, la verdad es que para él lo menos atractivo del regreso era encontrarse con Elisa.

-¡Elisa! – Gritó la señora Elroy al ver que su nieta perdía todo tipo de elegancia al levantar su vestido para correr más fácilmente.

-Déjela tía abuela. – Dijo Sara con una sonrisa complacida por recibir al que ella ya consideraba su futuro yerno. – Solo está feliz de volver a ver a Anthony. – Dijo una vez más justificando su falta de modales.

-Una dama siempre es una dama. – Agregó la tía abuela, quien no estaba de acuerdo en esas muestras de cariño.

-No creo que a Anthony le moleste, ¿Verdad primo? – Preguntó Neal mirándolo fijamente, sus ojos desprendían aquella maldad que siempre reflejaban.

-Creo que iré a descansar un rato. - Dijo Anthony después de saludar a Elisa y a Sara.

-¿Y a nosotros no nos saludas, Elisa? – Preguntó Stear divertido, sabía bien que el escenario cambiaría cuando se refería a los hermanos Cornwell.

-¿Cómo están? – Preguntó Elisa de mala gana.

-Estábamos mejor hasta hace unos minutos. – Respondió Archie con suma tranquilidad.

-¡Archie! – Dijo la tía abuela llamándole la atención por su falta de respeto.

-Con permiso tía abuela, también nos retiramos a descansar. – Dijo Archie sin tomar mucho en cuenta su reclamo. Stear hizo lo mismo y con una sonrisa se retiró junto a su hermano.

-¿Qué les sucede? – Preguntó Elisa a su hermano, quien miraba a los Cornwell subir las escaleras.

-Nada hermanita, lo que sucede es que Anthony… - Decía el moreno dispuesto a decir lo que había visto en la estación de Nueva York. Había olvidado la "promesa" hecha en el tren, sin embargo de Archie advirtiendo que le rebanaría el cuello lo hizo callar sin dudarlo. – Está cansado por el viaje. - Dijo mirando de nuevo a Archie, quien le sonrió asintiendo que había hecho bien.

-Bien es mejor que también descanses hijo, porque mañana nos iremos a Lakewood en el primer tren. – Dijo la matriarca, dándole la oportunidad a Neal de que se fuera a su habitación.

Elisa se quedó un tanto triste por el recibimiento tan frío que Anthony le había dado, ella que había practicado toda la semana para perder su elegancia y demostrarle su efusividad por volver a verlo y él que solo le había sonreído con el mismo poco interés que le demostraba antes de irse.

-Pensé que Anthony tendría más interés en Elisa, tía abuela. – Dijo Sara también demostrando su inconformidad por la falta de atención que Anthony ponía en su hija.

-Ya lo escuchaste, está cansado por el viaje. – Dijo la tía abuela con un poco de duda, la verdad era que ella también había notado el extraño comportamiento de su sobrino, comportamiento que estaba segura que era porque aún no estaba convencido de aceptar el compromiso que ella quería imponerle.

El día pasó rápido y Anthony se la había pasado en su habitación evitando dar la cara a Elisa, no quería tenerla cerca le molestaba tan solo su presencia y después de haber conocido a Candy lo único que quería era regresar a ella y verla sonreír.

-Anthony yo me iré contigo. – Dijo Elisa acercándose a él para aferrarse a su brazo. Anthony se removió un poco, pero no pudo zafarse de su agarre.

-Creo que no podré ir el día de hoy Elisa. – Dijo Anthony ante la mirada atónita de Stear y Archie.

-¿Qué sucede? – Preguntó la tía abuela al escuchar que Anthony no tenía planeado viajar con ellos esa mañana.

-Lo que sucede es que quedé de verme con el hijo del señor Stevens. – Dijo Anthony recordando los papeles que había llevado para negociar en Chicago.

-¿El hijo del señor Stevens? – Preguntó la tía abuela extrañada. Anthony asintió. - ¿Steve Stevens? – Preguntó una vez más.

-Sí. – Respondió Anthony simplemente. – Tenemos una reunión hoy por la tarde. – Agregó una vez más.

-El señor Stevens no tiene hijos, jamás tuvo hijos. – Dijo la señora Elroy una vez más.

-Pues todo parece indicar que tiene un hijo. – Dijo Anthony seguro de ello. – Y está llevando tan bien los negocios que su patrimonio se ha duplicado desde que él tomó el control de los negocios de su padre. – Dijo una vez más el rubio, seguro de que así era.

-Es verdad tía abuela y quedamos de reunirnos con él hoy mismo. – Dijo Archie aprovechando también para quedarse un día más en la ciudad. La tía abuela los miró con desconfianza, sobre todo a Anthony, porque se imaginaba realmente que era lo que lo hacía quedarse en la ciudad.

-Bien, entonces si es así podrían quedarse los cuatro para que arreglen ese asunto. – Dijo indicando que Neal se quedara con ellos. El rostro de Neal se abrió sorprendido.

-Pero tía abuela, no es necesario que yo me quede, además yo tengo todo listo para partir de inmediato. – Dijo el moreno, negándose a quedar cerca de ellos por más tiempo, lo que quería era llegar a su casa en Lakewood y continuar con su descanso eterno.

-Es verdad tía, creo que Anthony y los muchachos pueden manejar todo, además Louis espera a Neal en casa, está impaciente por verlo. – Dijo Sara casi de inmediato, quien no quería que su vástago siguiera trabajando después de los meses que había pasado lejos de ella.

-Muy bien. - Dijo Elroy no muy convencida, permitiendo que Anthony se quedara en Chicago por lo menos un día más o hasta que solucionara todo.

-Bien Anthony. – Dijo Stear palmeando el hombro de Anthony. – Ahora solo falta evadirla doce días más… - Dijo a modo de broma. Anthony sonrió a su primo y suspiró cansado, sin embargo una sonrisa maliciosa salió de su boca.

-Tengo que hablar con ella también una vez más, pero creo que los dos o tres días que tardaremos solucionando el problema con Thomas Stevens, me darán solo diez días. – Dijo Anthony seguro de que debió haber hablado con ella desde un principio en lugar de irse huyendo para evitar ese absurdo compromiso, pero si no hubiera elegido Nueva York no hubiera conocido a tan bello ángel que lo esperaba ansioso. Así que retrasar su viaje a Lakewood era una opción para evitar soportarla.

-Creo que será más fácil hacer entender a una vaca. – Dijo Archie seguro que Anthony tendría serias dificultades para que Elisa comprendiera que no quería casarse con ella.

-¿Y tú Archie? – Preguntó Stear a su hermano, también él tenía algo qué averiguar con la familia Britter. Archie lo miró confundido. – También tienes algo que hacer con respecto a la familia Britter. – Dijo recordándole lo que creía él que era importante.

-No lo sé, Stear. – Dijo Archie seguro de que no quería investigar. – Si es Annie o Cassie, no hay mucho qué hacer. – Dijo suspirando. - Annie está enamorada de mí y si ella no es la que tenían planeado comprometer conmigo, me sentiría muy incómodo aceptar solo por aceptar y ver que Annie sufre cuando Cassie está enamorada de ese imbécil. - Dijo Archie con cierta tranquilidad.

-¿Entonces no quieres saber? – Preguntó Stear confundido.

-La verdad es que no. – Dijo Archie tranquilamente, él no sentía nada por Cassie, la que le había gustado era Annie, pero a este punto de su vida no estaba convencido de querer que los comprometieran.

-Tienes razón. – Dijo Stear mirando a su hermano. – Si no es Cassie y si es Annie de todas formas te tendrás que casar con ella. – Dijo Stear convencido de que así era. – Y si es Cassie, tendrás que declinar el compromiso porque ella no está enamorada de ti, así tanto Cassie como Annie podrán elegir al pretendiente que más les guste. – Dijo ante la mirada incómoda de Archie, porque el imaginar a Annie con otro no le gustaba mucho.

-Es verdad, ambas señoritas Britter son muy hermosas. – Dijo Anthony sincero. – Y no tardarán en encontrar un buen prospecto, su belleza y su fortuna no es fácil de encontrar juntas. – Dijo una vez más el rubio.

-Eso aunado a la bondad y nobleza en sus corazones. – Dijo Stear nombrando las cualidades más tiernas que tenía Annie y Cassie.

Archie suspiró y recordó los bellos ojos de Annie, no pudo evitar recordar el día que la había conocido, aquellas pantorrillas y su esbelta y delicada figura, era todavía lo que lo hacía suspirar, pero de pronto le pasaban unos ojos verdes por su mente y se obligaba a reprimir esa imagen sintiéndose culpable por su atrevimiento, pero al mismo tiempo se sentía confundido al pensar que no le gustaría que Cassie fuese la joven que pretendían para él.

Los tres chicos viajaron rumbo a Lakewood dos días después de lo qué habían planeado, seguros de que Elroy estaría molesta con ellos y rogando al mismo tiempo por que los Leagan estuvieran en su casa y no en la mansión de las rosas, donde querían descansar de ellos, sentían que a pesar de haber estado varios meses lejos no había sido suficiente para descansar de su presencia, sobre todo porque habían enviado a Neal a Nueva York junto con ellos.

-¡Anthony! – Gritó una vez más Elisa, quien venía corriendo bajando las escaleras al darse cuenta que el automóvil que había ido a recoger a los jóvenes herederos había llegado. - ¡Te estaba esperando! Pensé que llegarías hace dos días. – Dijo la pelirroja con verdadera impaciencia, abrazándose a Anthony por el brazo con verdadera posesión.

-Gracias, Elisa. – Dijo Anthony con cierto fastidio, no tenía ganas de soportar ni un segundo a la joven empalagosa y de voz chillona que era su prima.

-¡Tú! – Dijo de pronto llamando al jardinero. - ¡Deja ahí los rosedales, Anthony ya llegó y él se encargará de ellos! – Dijo a modo de orden, pero de una manera tan despectiva que provocaba en Anthony un profundo malestar.

-Buen día señor Whitman. – Saludó Anthony con atención y simpatía por el viejo jardinero, quien a pesar de haber escuchado el grito tan nefasto de la joven Leagan se detuvo a saludar a Anthony.

-Joven Anthony, bienvenido nuevamente. – Dijo con una sonrisa que Anthony correspondió al mismo tiempo que extendía su mano para saludarlo.

-No entiendo cómo puedes saludar a ese tipo de gente, Anthony. – Dijo Elisa con aires de superioridad, mirando a Whitman con desprecio. Whitman sonrió e hizo una reverencia al pasar la joven cerca de él.

-Porque son personas que laboran para nuestra familia y hay que agradecerles que nos den su tiempo y lealtad. – Dijo Anthony con respeto para la servidumbre.

-Por eso es su trabajo. – Dijo Elisa insistiendo en que no se merecían su respeto, mucho menos su admiración.

-Es un servicio que nos prestan y a cambio deben recibir una remuneración y un buen trato. – Dijo Anthony más molesto por lo dicho por la morena.

-¡Como sea! – Dijo una vez más la chica, ignorando a todo el personal de servicio al que Anthony se detenía a saludar.

Stear y Archie estaban detrás de ellos, ambos viendo aburridos cómo Anthony soportaba a Elisa, sintiendo pena por él.

-Que bien se ven juntos. – Dijo Sara en cuanto los vio aparecer en el comedor.

-¿Verdad que sí, mamita? – Preguntó Elisa con orgullo al ver que venía del brazo de Anthony.

Anthony carraspeó sin responder nada y la tía abuela lo miró fijamente, ella sabía muy bien de la decisión de Anthony antes de irse a Nueva York, sin embargo no le había dicho nada a Elisa o a Sara para que no se sintieran ofendidas por haber sido rechazada su intención , de todas formas ella estaba dispuesta a convencer u hasta obligar a Anthony a ese compromiso.

-Buen día. – Dijo de pronto Albert, quien se encontraba ya en Lakewood.

-¡Tío! – Dijo Anthony soltándose de inmediato de Elisa para ir a saludar a su tío, al cual tenía muchos meses de no ver.

-¡Hola Anthony! – Saludó Albert con el mismo entusiasmo a su sobrino, tomándose el tiempo de alejarlo de Elisa para que este pudiera respirar. - Qué alegría volver a verte, hace días que te esperábamos. – Le decía con verdadero cariño, abrazándolo con fuerza para después abrazar a los Cornwell, quienes al igual que Anthony esperaban su abrazo.

-Lo mismo digo tío, surgió un problema pero ya está solucionado. - Dijo Anthony con una gran sonrisa. – Hace tiempo que no nos veíamos. – Dijo una vez más. – Tengo tanto que contarte. – Dijo de nuevo el rubio menor, mientras el mayor veía a los ojos de su sobrino y encontraba algo diferente a la última vez que lo había visto.

-Ya veo… - Dijo sin echarlo de cabeza, suponía por aquella mirada y ese brillo tan diferente a la soledad que antes reflejaba, que algo había sucedido en ese tiempo desde la última vez que habían hablado. Anthony sonrió y no pudo evitar que aquella sonrisa luciera más de lo que quisiera revelar en ese momento. – Hablaremos más tarde. – Le dijo solo para él, para que el menor comprendiera que había captado su mensaje, mensaje que Anthony no había enviado, pero que sus ojos transmitían sin proponérselo. - ¿Y ustedes qué cuentan? ¿Alguna damisela que hayan encontrado de su interés? – Preguntó Albert a los Cornwell.

-Qué curioso que lo menciones, tío… – Dijo Neal metiéndose a la plática. Albert suspiró molesto porque sabía que el moreno cuando abría la boca no era para nada bueno. Anthony, Stear y Archie de inmediato giraron su rostro para ver a Neal y con la sola mirada advertirle que guardara silencio.

-Vamos Albert. – Dijo Elroy reprendiéndolo por la manera tan poco sutil de hablar. – Sabes que los muchachos no son esa clase de hombres, además Stear es un joven comprometido formalmente. – Dijo de nuevo la tía abuela.

-Además hay damas presentes. – Dijo Elisa con cierta molestia en su voz, todos pudieron advertir que la molestia de la morena se refería únicamente a Anthony.

-No veo que tenga algo de malo que los muchachos conozcan a una muchacha con la que quieran pasar más tiempo, ya están en edad de comprometerse. – Dijo una vez más Albert, quien sonreía mirando a su sobrino, él negaba para que no tocara el tema y el mayor se reía divertido.

-Es lo mismo que yo digo. – Dijo Elroy intentando hablar sobre el compromiso que quería para Anthony y Elisa, Elisa vio las intenciones de la tía abuela y su corazón daba un vuelco de alegría.

-Pero bueno, para todo hay tiempo. – Dijo Albert al ver hacia donde se inclinaba la plática, cortando de pronto el posible inicio de una charla incómoda que él tendría que moderar.

-Es lo que yo digo tío. – Dijo Stear abrazando a Albert, mientras Anthony lo abrazaba por el otro lado y Archie caminaba junto a ellos para irse hasta el comedor, todos con la intención de sacar la vuelta a Elisa.

-¿Y dime tío, cuándo es que llegaste? – Preguntó Anthony a su tío, quien al haber hablado con él anteriormente le había dicho que había problemas con los barcos que salían de Europa.

-Hace un par de semanas. – Respondió Albert mientras bebía un poco de vino.

-¿Por qué no llegaste a Nueva York? – Preguntó Anthony, pareciéndole raro que no hubiera pasado por la ciudad.

-La verdad es que lo pensé, pero la tía abuela mencionó que tenía algo urgente que tratar y que no podía esperar. – Dijo mirando a Anthony fijamente, indicando con aquella mirada qué era lo que tenía que decirle con tanta urgencia. Anthony suspiró pesadamente, se sentía una vez más como antes de partir a Nueva York, como cuando el aire era pesado y le asfixiaba, jamás iba a olvidar la sensación que sintió cuando llegó a Nueva York por primera vez sin la supervisión de alguien, esa sensación de alivio y libertad que tenía mucho tiempo de no sentir, así como tampoco olvidaría lo que sentía su corazón cuando estaba junto a Candy, esas ganas de no soltarla nunca, esa necesidad de verla sonreír y ese dolor tan profundo le podían provocar sus lágrimas al verlas caer, todos esos sentimientos que ahora experimentaba eran los responsables de querer salir huyendo de ahí.

Anthony se quedó en silencio después de las palabras de Albert, y al igual que Stear y Archie quienes sentían pena por el rubio, ellos sabían lo que pasaba en su corazón y también sabían lo insistente que era la tía abuela cuando se proponía algo.

¿Y tú Archie? – Preguntó Neal con cierta malicia en su voz. - ¿Por qué no le dices a la tía abuela que conociste a una señorita muy hermosa? – Preguntó el moreno con toda la intención de molestar al castaño. Archie miró a Neal, al igual que Anthony y Stear lo miraban con ganas de atravesarlo con sus propias manos.

-¿De verdad Archie? – Preguntó la tía Elroy con curiosidad.

-Es solo una amiga tía abuela. – Respondió Archie tranquilamente, intentando convencerla que solo era una amiga.

-¿Y se puede saber, quién es esa señorita? – Preguntó con cierto desdén, la señora Elroy era una fiel creyente de que hombres y mujeres no podían ser amigos.

-Su nombre es Annie Britter. – Dijo Archie mirando a los otros dos con tranquilidad, demostrando que prefería hablar de él y de Annie, antes de que Neal echara de cabeza a Anthony, sabía bien que era lo que estaba esperando el moreno.

-¿Britter? – Preguntó Elroy con curiosidad. Archie asintió. - ¿Es hija de los señores Britter de Chicago? – Preguntó mientras recordaba si no había otra familia Britter de tanto renombre como los que vivían en Chicago.

-Efectivamente, tía abuela. – Dijo Archie seguro de que ella podría mencionar si era o no la que habían solicitado para prometida de Archie.

-Ella es la señorita que los Britter querían para tu prometida. – Dijo Elroy con una sonrisa complacida, sintiéndose orgullosa porque su sobrino había sabido elegir al igual que Stear.

-Pues la verdad no lo sé tía abuela. – Dijo Archie seguro. – Son dos señoritas Britter las que conocimos en Nueva York. – Dijo de nuevo el elegante.

-¿Dos? – Preguntó la matriarca. – Desconocía que los Britter tuvieran dos hijas. – Dijo una vez más la mujer.

-No importa tía abuela, te puedo asegurar que yo estaría encantado de comprometerme con cualquiera de la dos. – Dijo Neal con una mirada maliciosa, una mirada que indicaba que había visto muy bien a las dos jóvenes que habían acompañado a Candy la estación. – Aunque también podría interesarme en su amiga… - Dijo mirando a Anthony, quien de inmediato se tensó por solo imaginar al moreno poniendo los ojos en Candy.

-Creo que no es de caballeros expresarse de una dama como si fuera un objeto. – Dijo Anthony poniéndose de pie para indicar a Neal que estaba hablando de más.

-Anthony tiene razón, Neal. – Dijo Albert también reclamando a Neal, quien solo abrió los ojos sorprendido por la manera en la que los dos rubios lo miraban amenazante, sobre todo Anthony, quien le advertía que estaba cruzando una línea bastante delgada.

-Lo que quiero decir es que las señoritas Britter son muy hermosas, tanto la joven rubia como la de cabellos negros, ella especialmente, tiene una inocencia que uno buscaría en una esposa. – Dijo haciendo que el estómago de Archie se torciera de coraje.

-¡Eres un atrevido! – Dijo Archie levantándose de su lugar, yéndose directamente hasta Neal para tomarlo de las solapas y levantarlo de su sitio.

-¡Archie! – Gritó la tía abuela sorprendida por la acción de su nieto.

-¡No, tía abuela! Neal tiene que entender que no es la manera de hablar de una dama. – Dijo Archie sin inmutarse por el reclamo de la mayor.

-¡Tía abuela, haz algo! – Gritaba Elisa para defender a su hermano.

-¡Archie, eres un bruto! – Decía Sara con preocupación por su vástago.

-¡Basta! – Dijo Albert levantándose también de su sitio para poner orden. Archie obedeció soltando al moreno desde lo alto para dejarlo caer en su silla.

-Esto no ha terminado. – Le dijo Archie seguro que buscaría la revancha.

-Archie tiene razón, Neal. – Dijo Albert llamando la atención a Neal, quien miró a Albert aún asustado. – No es la manera de hablar de una dama, mucho menos si con ello ofendes su honra. – Dijo nuevamente para después mirar a Sara. – Creo que la educación de tu hijo deja mucho que desear, prima. – Le dijo para después abandonar el comedor, Anthony se fue detrás de él y lo mismo hicieron Archie y Stear.

Sara se quedó molesta con el comentario hecho a su hijo, sobre todo el que pusieran en duda su manera de educarlos, sin embargo se tragó todo el coraje y la impotencia que sentía porque no quería echar a perder el negocio que buscaba al comprometer a Elisa con Anthony, con ello salvaría la economía familiar que se había visto mermada con los gastos excesivos que tenían ella y sus hijos.

Albert entró al despacho y Anthony pidió a sus primos que lo dejaran a solas con él, además de que quería que ninguno de los Leagan estuvieran cerca para escuchar detrás de la puerta, era sabido por ellos que esa era una peculiar maña que habían adquirido sus flamantes primos.

Continuará…

Y los chicos Ardlay llegaron a Chicago, y como era sabido Anthony ha sido el más afectado, Elisa está detrás de él todo el tiempo y él lo que pide es regresarse de inmediato, vamos a ver si se decide a hablar de sus sentimientos o prefiere seguir guardando esa información para él mismo.


AGRADECIMIENTOS ESPECIALES

TeamColombia:

Definitivamente esta separación será dura para los dos enamorados, les será más larga la espera, solo esperemos que los problemas no se compliquen con su estancia lejos.

Hermosas muchas gracias por comentar como siempre, les mando un fuerte abrazo a cada una de ustedes.

Silandrew:

Hola hermosa, espero que tu esposo esté mucho mejor, siento mucho lo de su recaída, deseo de todo corazón que todo esté mejor para él y para ti.

Muchas gracias por leer, espero que por lo menos te sirva la lectura para que divagues un poco, sirve mucho para no pensar tanto.

El amor está en el aire y los rubios continúan enamorados! Amiga bella, te mando un fuerte abrazo!

ViriG:

Hola hermosa! Espero que estés mucho mejor de tu resfrío, este cambio de clima no ayuda en el pecho snif!

Falta poco para tú cumpleaños! ¡Qué emoción! Definitivamente es para disfrutar, sobre todo tú que estás joven hermosa!

Creo que Archie es un despistado, espero que cuando regrese de Chicago le lleve por lo menos el regalo que no le dio antes jijijiiji.

Tom es parte de esta historia, aunque te confieso que no es un personaje muy recurrente, pero veo que la solo mención de su llegada te hizo bailar de la emoción jajaja.

También te deseo lo mejor para ti y tu familia esta semana amiga, te mando un fuerte abrazo, muchas gracias por comentar!

P.D. Creo que fue Stear jajaja

Mayely León:

Hola hermosa! ¡Espero que estés muy bien!, creo que estar junto a Elisa y la tía Elroy no es agradable para ninguno de los jóvenes, luego porqué quieren salir corriendo.

Muchas gracias por leer y comentar hermosa, te mando un fuerte abrazo.

Cla1969:

Ciao stupendo! Come stai? Spero molto bene. Sono felice che ti sia piaciuto il capitolo precedente. Penso che la relazione tra Archie e Annie abbia seri problemi, perché entrambi nascondono qualcosa e come dici tu causerà problemi. Anthony non si divertirà molto durante le sue vacanze. Tom presto farà affari con la famiglia. Amico, ti mando un grande abbraccio, grazie mille per aver letto.

Julie-Andley-00:

Hola hermosa! Espero estés muy bien, ¿Cómo ves con Anthony? Fue capaz de llevar la navidad hasta el departamento de su novia para hacerse la ilusión que estarían juntos en esa fecha tan importante, esperemos que pronto puedan compartir esa fecha tan importante juntos.

Te mando un fuerte abrazo amiga, gracias por leer.

Rose1404:

Hola hermosa! Que gusto saber que están bien todos! Fíjate que con mi hija mayor me dijeron que era niño, yo compré todo azul y colores de niño porque esperaba un niño, hasta el octavo mes me advirtieron que era una niña jajaja y yo plop! Salió vestida de verde del hospital hasta que renové su guardarropa jajaja.

Definitivamente pobre Anthony, pasará un amarga navidad en compañía de los Leagan, ojalá que pasen pronto estos días para él y sus primos.

Te mando un fuerte abrazo hermosa.

Luna Andry:

Hola hermosa! ¿Quién no quiere un Anthony!? Bueno las territanas no... ni las Albertfans... pero nosotras si! y con eso es suficiente... aunque eso está difícil jajaja. Hay que prepararnos el chocolate caliente con malvaviscos para quitarnos el frío que ya viene jajaja.

Definitivamente uno enamorado hace cosas que no debería, me incluyo en las locuras cuando estaba de novia con mi esposo jajaja, jamás me acabé el dinero en un regalo, pero sí buscaba darle algo significativo.

Creo que el teatro le jugó a Terry una mala pasada, también se irá de gira y no tendrá tiempo de hacer sus movimientos, mientras Cassie va haciendo sus pininos para quedar bien con él, ojalá el rebelde vea poco a poquito que tiene una gran admiradora en ella.

Que linda! Muchas gracias por tus palabras, me alegra que te haya gustado también el capítulo anterior, te mando un fuerte abrazo amiga.


Muchas gracias a todas y cada una de las personas que leen esta historia, gracias por esperar cada actualización y darme un espacio en su tiempo. Dios las bendiga.


GeoMtzR

29/10/2024.