Hola hermosas! Espero que estén muy bien.

Muchas gracias por estar aquí nuevamente, se los agradezco mucho y les recuerdo que la historia NO es para menores de edad.

GRACIAS POR SU COMPRENSIÓN.

DESTINO

CAPÍTULO 22

La tía abuela se sentía incómoda, tenía un presentimiento en su pecho, no había podido comunicarse con Anthony en la mansión de Chicago desde que se había ido por órdenes de William Albert, su enfado era evidente y a pesar de intentar controlarlo no podía evitar que se notara.

-¿Qué sucede tía? – Preguntó Albert al ver que la tía abuela lo estaba esperando en el despacho de la mansión.

-¿Dónde está Anthony? – Preguntó Elroy directa, segura de que Albert sabía algo.

-En Chicago… - Respondió Albert seguro de que así era, él lo había mandado a Chicago para renegociar el contrato con el hijo del señor Stevens. – ¿Por qué? – Preguntó sin comprender el motivo de su pregunta.

-He estado llamando mañana y tarde y siempre tengo la misma respuesta. – Dijo la mayor visiblemente molesta por lo que decía.

-¿Quieres que hable con él? – Preguntó Albert seguro que encontraría a Anthony en Chicago. - ¿Qué es lo que sucede? – Preguntó de nuevo al ver que la mujer negaba con molestia a su primera pregunta.

-No entiendo por qué Anthony se fue antes de tiempo a Chicago. – Dijo una vez más Elroy.

-Necesitaba cerrar ese negocio en tiempo… - Dijo Albert seguro de que el señor Stevens podría firmar con cualquier otro inversionista si él no se apresuraba a negociar un mejor trato con él.

-¡Podía hacerse desde aquí! – Dijo Elroy molesta. – No había necesidad de que fuera hasta Chicago. – Dijo nuevamente demostrando que realmente estaba molesta. Albert la miró fijamente, sabía bien el motivo de su molestia.

-La Porte está mucho más cerca de Chicago. – Dijo Albert un poco molesto también. - ¿No te parece que estás presionando demasiado a Anthony? – Preguntó el patriarca dispuesto a aclarar la situación con la tía abuela. Ella lo miró con sorpresa, evidenciando su molestia en su mirada.

-No sé de qué estás hablando. – Dijo Elroy desviando su mirada.

-Oh, si lo sabes. – Dijo Albert dispuesto a enfrentarla y defender a su sobrino. – Tía abuela, creo que ya va siendo hora que dejes esa necedad de casar a Anthony con Elisa. – Dijo nuevamente para demostrarle que sabía el motivo de su enojo. Elroy lo miró disgustada.

-¡Elisa es una buena chica! – Dijo Elroy defendiendo a su nieta. Albert rodó los ojos, ya se sabía aquella canción.

-Sí ya me la sé… tiene elegancia, clase, es de buena familia, además es tu nieta consentida… - Decía Albert fastidiado de escuchar siempre lo mismo. - ¡Pero Anthony no está interesado en ella! – Dijo sin poder evitar levantar un poco la voz. - ¿Quieres que Elisa se case? ¿Tienes miedo de que nadie se interese en ella? Comprométela con alguien más, busca a un joven heredero, tal vez el hijo del señor Stevens estaría encantado de casarse con una joven con todas las cualidades que tiene Elisa. – Dijo con cierta ironía para sorpresa de la mayor. – Anthony es como yo tía abuela, y tampoco está dispuesto a permitir que le impongan cómo debe vivir su vida. – Dijo una vez el mayor. Elroy lo miró fijamente, su mirada lo decía todo.

Elroy se levantó de su sitio y salió en silencio del despacho, no le agradaba que Albert siguiera ignorando sus deseos. Albert la observó detenidamente, sabía que sus palabras lejos de conformarla la habían hecho enfurecer más. El sonido del timbre del teléfono lo sacó de sus pensamientos.

-¿Tío? – Preguntó Anthony una vez que el patriarca había aceptado la llamada desde la mansión de Nueva York.

-¿Anthony? – Preguntó Albert sorprendido al escuchar la voz de su sobrino. - ¿Qué estás haciendo en Nueva York? – Preguntó el mayor sin poder evitar su sorpresa. La sonrisa en el rostro de Anthony apareció aunque no podría ser advertida por su tío.

-Es una larga historia. – Dijo Anthony seguro que él comprendería.

-¿Y los negocios con el señor Stevens? – Preguntó Albert preocupado por saber si había podido resolver todo.

-Por eso no te preocupes, pronto tendré a Thomas Stevens en Nueva York. – Dijo Anthony seguro que Tom iría para ver todas las ventajas que las empresas Ardlay le ofrecían. Albert se sintió más tranquilo al escuchar que todo estaba arreglado, sin embargo eso no explicaba la razón por la cual se encontraba en Nueva York.

Anthony comenzó a relatar a grandes rasgos los motivos que tenía para haber regresado antes de lo que había previsto y mientras Albert escuchaba sus excusas, pero lo único que le pasaba por la mente era que solo era un chico locamente enamorado que no tenía excusas para lo que había hecho, sino que simplemente se había dejado llevar por lo que sentía en su joven e impulsivo y loco corazón.

-¿Quieres que regrese a Chicago? – Preguntó Anthony dispuesto a obedecer a su tío para evitarle un altercado con la tía abuela, este ya lo había puesto al corriente de lo que acababa de suceder en el despacho momentos antes.

-No, solo deja hablar con Stear y Archie para enviarlos de regreso de inmediato a Nueva York. - Dijo Albert seguro de hablar con los Cornwell.

-¿Estás seguro? – Preguntó Anthony una vez más.

-Totalmente. – Dijo Albert ya más resignado. – ¿Cómo está ella? – Preguntó con interés, queriendo conocer un poco más a la que sería en un futuro lejano sobrina.

-Ya le di el anillo. – Dijo Anthony sin poder ocultar la felicidad que tenía en su pecho.

-En hora buena. – Dijo Albert con sinceridad, aunque le parecía un poco precipitado que lo hubiera hecho, sin embargo confiaba en que Anthony sabría esperar el tiempo adecuado para anunciar el compromiso y después la boda.

Anthony terminó la llamada y Albert se quedó unos momentos en el despacho para pensar qué era lo debía hacer para mandar a los Cornwell hasta Nueva York, sabía que Stear esperaba a su novia y había insinuado que tal vez no regresaría junto con su hermano y su primo, sin embargo aquel retraso de la joven podría aprovecharse para insistir en que debían regresar. Llamó a sus sobrinos para ponerlos al tanto de la situación.

-Los mandé llamar para decirles que es indispensable que regresen a Nueva York lo antes posible. – Dijo Albert antes de que los Cornwell se sentaran frente a él.

-¿Tan pronto? Pero si Anthony todavía no regresa de Chicago. – Dijo Archie seguro que su primo estaba ocultándose de Elisa.

-Anthony ya está en Nueva York. – Dijo Albert bajando el tono de su voz, no quería que alguien estuviera escuchando detrás de la puerta, sabía que los Leagan eran especialistas en hacerlo.

-¿Qué? ¿Pero cuándo? – Preguntó Stear sorprendido, con el mismo volumen de voz.

-Parece que está muy enamorado. – Dijo Albert con una sonrisa cómplice.

-Y que lo digas… - Dijo Archie con cierta nostalgia en su voz.

-¿Qué sucede contigo, Archie? – Preguntó Albert al ver que su sobrino menor no estaba muy feliz para ser un chico con novia y enamorado.

-¿A mí? ¿Por qué lo preguntas? – Preguntó Archie sin percatarse de su manera de actuar.

-No lo sé, tal vez porque no muestras la misma emoción por ver a tu novia como la demuestra Anthony. – Dijo Albert recargándose en el sillón frente al escritorio. - ¿Acaso no estás enamorado de ella? – Preguntó aprovechando la ocasión para saber qué era lo que sentía por su novia. Él sabía más de la joven Britter que el mismo Archie.

-Por supuesto que sí tío, lo que pasa es que me había hecho a la idea de regresar la próxima semana. – Dijo Archie sin querer abrumar a su tío con sus dudas respecto a su noviazgo. Stear simplemente calló.

-¿Y tú Stear? – Preguntó sorprendiendo al mayor.

-¿Yo? – Preguntó sin comprender la pregunta. Albert asintió.

-¿Quieres aprovechar y recibir a tu novia directamente en Nueva York? - Preguntó para ver si él estaría de acuerdo en ir de regreso a la gran manzana.

-Nada me haría más feliz, tío. – Respondió Stear seguro que tenía muchas ganas de ver a su novia, quería pasear con ella junto a su primo y su hermano, quería que en lugar de Cassie fuese Patty la que estuviera con él.

-Bien. – Dijo Albert seguro que podría hacer que los muchachos partieran de inmediato. – No se diga más, saldrán dentro de dos días y dirán que se van a reunir con Anthony para partir a Nueva York.

-¿Crees que la tía abuela esté de acuerdo? – Preguntó Archie seguro que la tía abuela pondría alguna objeción, sobre todo porque Anthony no había regresado como ella quería.

-No lo creo. – Respondió Albert seguro que sería así. - Pero es necesario que estén en Nueva York y ayuden a Anthony a administrar el plan que tenemos para los Stevens. - Dijo Albert seguro que debía seguirse aprovechando de la familia Stevens para cubrir los impulsos de enamorado de su sobrino.

Elroy se molestó con Albert al escuchar que Stear y Archie tendrían que partir rumbo a Chicago, para después ir a Nueva York los tres.

-¡Esto es inaudito! – Decía Elroy molesta. - ¡Ni siquiera vi a Anthony como es debido! – Dijo una vez más sin evitar su enojo.

-Tía abuela, te esmeraste tanto en forzar un encuentro entre Anthony y Elisa, que desaprovechaste la oportunidad de disfrutar de su compañía. – Dijo Albert llamando la atención de la vieja Elroy, quien se sorprendió porque sabía bien que ella misma había sacrificado su tiempo con él solo para asegurarse que ellos podrían pasar un tiempo a solas. – Lo único que lograste fue que Anthony saliera huyendo de Lakewood y sabes que es el lugar en el que más disfruta estar. – Dijo una vez más el patriarca. La mirada de Elroy no se suavizó con su comentario.

-¡Pero eran festividades para pasar en familia! – Dijo Elroy justificando nuevamente la presencia de los Leagan.

-Y lo entiendo, Sara y Louis son tu familia, pero también tienes que comprender que su presencia diaria incomoda a los muchachos. – Dijo para disgusto de la vieja matriarca. – No has dejado que Anthony disfrute ese año que le has permitido tener, lo has atosigado, has hecho que él quiera irse antes de tiempo y no permites que tome sus propias decisiones. – Dijo una vez más el patriarca para insistir en lo que Elroy venía haciendo mal con su sobrino. – Permite que él elija su destino, él sabrá lo que es mejor para él. – Decía con cariño, insistiendo que dejara de pensar en esa tontería de comprometer a Anthony con Elisa. - Por cierto Neal se quedará un tiempo en Chicago. Quiero ver los avances que ha tenido en la compañía. - Dijo por último, no era una petición, era una orden y se tenía que acatar.

Elroy simplemente guardó silencio, no quería discutir con William Albert, sabía que tenía razones muy válidas para hacer lo que estaba haciendo, nadie quitaría de su cabeza que lo que estaba haciendo era lo mejor para Anthony y por supuesto para Elisa, ya que la morena siempre había mostrado un interés muy especial en joven heredero y estaba segura que ella lo haría muy feliz.

Albert solo observó a Elroy en silencio, sabía que los pensamientos de la vieja estaban en su misma posición, era muy difícil hacerla cambiar de opinión, lo mismo había sucedido cuando quiso comprometerlo en el pasado, sin embargo al tomar el total control de la familia hizo que desistiera de sus intenciones, sin embargo sabía que solo era un respiro que le estaba dando y era lo mismo que Anthony había buscado, la diferencia era que su sobrino se había enamorado en ese lapso de tiempo que le había dado para pensar en su futuro y él, él ni siquiera había conocido a alguna joven que lo hiciera pensar siquiera en comprometerse.

-¿Qué sucede tía abuela? – Preguntó Elisa quien cómo siempre estaba merodeando por la mansión.

-Nada hija. – Respondió Elroy, no quería poner a Elisa en alerta, sabía que podría irse también con los Cornwell a Nueva York y definitivamente haría que Anthony terminara estallando. - ¿Tú cómo estás? – Preguntó Elroy intentando desviar un poco su molestia.

-Aburrida. – Respondió Elisa sin pena. – Desde que Anthony se fue no tengo nada qué hacer. – Dijo mirando el piso con indiferencia. Elroy guardó silencio. – Si por lo menos me permitieras ir a Chicago… - Dijo intentando convencer a la matriarca de ir a perseguir a Anthony.

-Elisa... – Dijo Elroy intentando que la joven comprendiera que no era correcto andar detrás de un hombre aunque se estuviera enamorada. – Tú eres una joven decente, no es correcto perseguir al enamorado por todos lados. – Dijo una vez más, dando por un lado la razón a Albert, permitiendo que Anthony respirara un poco lejos de su nieta.

-¡Pero tía abuela! ¡Anthony pronto será mi prometido! – Dijo Elisa segura de ello. Elroy desvió su mirada porque no quería decepcionar a su nieta confesándole que aunque había hablado con Anthony una y otra vez acerca de un compromiso con ella, este simplemente se había negado cada vez que lo había hecho.

- Elisa, ya hemos hablado de eso. – Dijo Elroy intentando tener calma. – Anthony aún no sabe nada acerca de ese compromiso. – Dijo segura que Elisa le creía todo.

-Pero tú me prometiste que hablarías con él. – Dijo Elisa una vez más, la joven estaba temerosa por todo lo que su hermano le había dicho y por ello quería presionar a la tía abuela para que hiciera algo que evitara que Anthony tuviera alguna relación con alguien más. – Además, Anthony podría enamorarse de alguien más… - Dijo hablando de más, callando de pronto al recordar que su hermano le había dicho que guardara silencio.

-¿Enamorarse de alguien más? – Preguntó Elroy con molestia. Elisa asintió con pena.

-Anthony es muy guapo… y en el colegio había muchas chicas detrás de él. – Dijo la joven intentando disfrazar un poco lo que sabía. Elroy guardó silencio por unos momentos.

-Anthony es un joven buen mozo. – Dijo Elroy con una sonrisa en sus labios al recordar el rostro angelical de su sobrino nieto consentido. – Pero sobre todo es un caballero, no se fijaría en alguna muchacha sin consultarlo primero con su familia. – Dijo segura del respeto que Anthony tenía por la familia. Elisa asintió inquieta, no comprendía porqué su hermano le había pedido discreción, quería que la tía abuela estuviera enterada de todo para que se hiciera cargo inmediatamente, pero al mismo tiempo temía que su hermano tuviera razón y echara todo a perder si dejaba de confiar en él, después de todo se preocupaba por ella y quería lo mejor para ella y su familia.

-Tienes razón tía abuela. – Pensó la joven un poco más tranquila, después de todo era verdad que Anthony era un caballero y que si estuviera interesado en alguien de verdad no lo ocultaría a su familia.

-Además recuerda que este tiempo que él está preparándose es indispensable para que piense bien en lo que le conviene realmente. – Le dijo una vez más indicándole que ella era lo que más le convenía. Elisa sonrió feliz, estaba segura que efectivamente ella era lo mejor para Anthony.


Stear y Archie tomaron el tren rumbo a Chicago, para después irse a Nueva York, habían agradecido que Neal no hubiera regresado junto con ellos, quien había obedecido de mala gana las nuevas órdenes del patriarca, porque eso quería decir que lo estaría vigilando un poco más, pero lo que definitivamente más le pesaba era ir a encerrarse de nuevo a una oficina. Elisa se había molestado con aquella decisión porque estaba segura que entre más cerca estuviera de Anthony, podría vigilarlo mejor, pero el moreno prefería viajar solo en lugar de viajar con los Cornwell y además debía obedecer porque Albert no era igual que la tía abuela.

-No sabes cuantas ganas tenía de regresar. – Dijo Archie respirando profundamente el aire a libertad. Stear lo miró no muy convencido de ello.

-Pues parece que no estabas muy convencido de volver. – Dijo Stear, quien tenía más entusiasmo porque sabía que Patty llegaría en cualquier momento.

-A pesar de todo tengo ganas de ver a Annie. – Dijo Archie con una sonrisa, recordando los hermosos ojos de su novia.

-¿A Annie nada más? – Preguntó Stear con travesura. Archie lo miró fijamente.

-Sabes que respeto totalmente la relación que existe entre Anthony y Candy. – Dijo Archie con mayor tranquilidad. Los días que había pasado en Lakewood lejos de Nueva York le habían servido para calmar un poco sus confusiones y la lejanía había hecho que sucediera lo que creyó no podría suceder, había extrañado a Annie a pesar de todo.

-Me alegra que estés consciente de ello. – Dijo Stear feliz porque su hermano por fin había comprendido que Candy era la mujer que Anthony amaba. – Pero hay algo que me preocupa todavía. – Dijo Stear seguro de que la actitud de su hermano con Anthony no coincidía con las palabras que había recitado momentos antes.

-¿Qué te preocupa? – Preguntó Archie mirando a su hermano.

-Siento que cuando estás con Anthony algo te molesta. – Dijo Stear seguro que era porque aún sentía celos por su relación con Candy. Archie suspiró profundamente, recordando el motivo por el cual se sentía tan culpable junto a él.

-A eso se le llama sentimiento de culpa, hermano... – Dijo Archie queriendo ser totalmente honesto con su hermano.

-¿Sentimiento de culpa? – Preguntó Stear. – Pero si tú no has hecho algo de lo que puedas sentirte culpable, ¿Oh si? – Preguntó una vez más el inventor al ver que el rostro de su hermano se desviaba de su atención. – Archie… - Llamó el de anteojos una vez más para llamar la atención de su hermano. - ¿Qué hiciste Archie? – Preguntó con preocupación al ver que la mirada de su hermano se afligía.

-¿Recuerdas la vez que hablamos y me reprendiste porque yo estaba renuente con el interés de Anthony en Candy? – Preguntó Archie intentando que su hermano recordara.

-¿Cuál de todas? – Preguntó Stear con cierta ironía en su voz.

-Un día después de que me declaré a Annie… - Recordó Archie con pena. Stear asintió recordando que había sostenido una plática con Anthony y que él casi sale a enfrentarse con su hermano, sino hubiera salido a saludar a Annie, creía que no lo hubiera contenido – Pues ese día que dije que iría a ver a Annie… - Stear lo animó con la mirada a continuar. – Ese día no fui precisamente a ver a Annie… - Dijo ante el asombro de su hermano quien abrió los ojos sorprendido.

-¿Qué hiciste Archie? – Preguntó con temor de lo que podía escuchar de su hermano, sabía que era muy impulsivo y que a veces actuaba con total inmadurez.

-Fui a ver a Candy al hospital... – Dijo Archie con verdadera pena.

-¿Fuiste a qué...? – Preguntó Stear mirándolo fijamente. Archie suspiró pasando su mano sobre su melena, estaba visiblemente avergonzado. - ¿Cómo te atreviste a tanto Archie? – Preguntó el inventor visiblemente molesto con su hermano menor.

-¡Lo sé Stear! ¡Lo sé! – Dijo con arrepentimiento. – No sabes lo que me ha costado todo este tiempo ver a Anthony y a Annie y no sentir que los he defraudado. – Decía con angustia.

-¡Por supuesto que los has defraudado! – Dijo Stear visiblemente molesto. - ¡Sobre todo a Annie! – Dijo una vez más, seguro de que Anthony tal vez perdonaría su estupidez, sin embargo al momento de hacerlo ya se había comprometido en una relación con Annie y no la había respetado. – Definitivamente no te la mereces. – Dijo Stear mirándolo con molestia. Archie asintió seguro que así era.

-Por eso mismo quiero confesarle a Anthony y hablar con Annie… - Dijo Archie seguro de que debía hablar con ambos.

-No sé si Annie pueda perdonarte. - Dijo Stear con cierta preocupación. – Pero tal vez sea lo mejor y así ella pueda reiniciar su vida lejos de ti. – Dijo de nuevo esperando que aquella chica realmente fuera feliz lejos de su hermano.

-Tal vez sea lo mejor. – Dijo Archie decidido a hablar con ella. – Pero no sé si Anthony…

-¡Oh! Anthony estará muy molesto contigo. – Dijo Stear sentenciando a su hermano. – Pero tal vez con el tiempo… - Dijo dudando un poco de su perdón. – ¿Y Candy…? ¿Qué te dijo? – Preguntó una vez más el inventor. Archie suspiró aún más avergonzado.

-Me puso en mi lugar. – Dijo Archie sincero. – Me hizo ver que Annie no se merece que la lastime de esa manera y me pidió que si no la amaba lo suficiente que me alejara de ella. – Dijo pensativo. Stear sonrió sintiendo una admiración más profunda por Candy, seguro de que aquella chica era la indicada para su primo.

-Tiene razón, Archie. – Dijo Stear palmeando el hombro de su hermano.

-Intenté hacerlo, pero… - Dijo con los ojos puestos en la nada. – No soporté imaginarla llorando por mi culpa. – Dijo recordando que se había acobardado en el momento de hacerlo.

-Pero sería mejor a tiempo. – Dijo Stear seguro de ello. – Aunque cuando le confieses tu error, ella misma te botará, o peor aún… se alejará de Candy… - Dijo de pronto, pensando en ese momento que podría ser un error si confesaba su falta.

-Ese es otro motivo por lo cual me he detenido en hacerlo. – Dijo pensando nuevamente que había metido la pata hasta el fondo.

-Ahora comprendo tu actitud, hermano. – Dijo Stear sintiendo lástima por Archie, quien se había equivocado tantas veces, pero de todas esa era la ocasión en la que se había equivocado más de la cuenta.

El tren se detuvo en la estación gran Central y los dos hermanos bajaron en silencio, ambos pensando en todo lo que habían hablado, pero llegando a la conclusión que no era necesario revelar la tontería que había hecho Archie, ya que podría lastimar a más personas de las que podría beneficiar, después de todo Candy tampoco había hablado y había mantenido el secreto de su hermano, aunque seguramente era por el amor y el cariño que tenía por su amiga.

-¡Stear! ¡Archie! – Gritó Anthony observando a sus primos descender del tren.

-¡Anthony! – Dijo Stear con sorpresa, no se imaginaba que su primo iría por ellos, mucho menos la compañía que tenía a un lado, ya que Candy y Annie estaban junto a él.

-¡Annie! – Dijo Archie con cierta alegría en su mirada, ver a Annie de nuevo lo hacía sentir un pequeño vuelco en su vientre.

-¡Archie! – Dijo Annie con la mirada acuosa, sus piernas comenzaron a temblar al ver frente a ella al que había proclamado como el amor de su vida. – Te extrañé tanto. – Dijo Annie abrazándose a él con fuerza, mientras Archie la recibía entre sus brazos con ternura, sintiendo un cariño muy especial por ella, un sentimiento que se expandía y encogía en su pecho, revelándole que efectivamente estaba feliz por volver a verla.

-También yo damita… también yo… - Le decía con sinceridad. Annie representaba esa libertad adquirida en Nueva York, Annie representaba esa ilusión en su pecho que se resistía a crecer, una ilusión que él mismo había fomentado y frenado al conocer a la rubia, sin embargo había algo que su corazón le indicaba que Annie era la chica para él, aunque se obligara a callarlo.

-¿Cómo les fue en el camino? – Preguntó Anthony asegurándose que Neal no viniera con ellos, creía que la tía abuela se pondría necia en que los acompañara de regreso.

-Viajamos mucho mejor que de ida. – Explicó Stear al imaginar que el rubio buscaba a Neal.

-Es bueno saberlo. – Dijo Anthony un poco más tranquilo, deseando que aquel joven no regresara a Nueva York.

Los cinco jóvenes comenzaron a caminar rumbo a la salida, Stear como siempre se sentía haciendo un mal quinteto, sin embargo estaba seguro que pronto podría salir junto a ellos acompañado de su prometida.

Salieron todos juntos a comer, Stear y Archie habían llegado con mucha hambre. Después de la comida fueron a dejar a las chicas al departamento, ahí las esperaba Cassie, quien había preferido quedarse a descansar después de haber soportado a sus padres por mas de quince días.

Anthony y Candy se despedían en la puerta, ninguno de los dos quería separarse, pero sabían que era necesario que los Cornwell descansaran, el viaje había sido largo y necesitaban hacerlo.

-¿Te veo mañana? – Preguntó Candy con su linda sonrisa. Anthony la observó acariciando su mejilla para después besarla lentamente, la respiración de la pecosa se detuvo al sentir tan cerca de su boca sus labios.

-Mañana iré por ti al hospital. – Dijo Anthony mirándola fijamente, seguro que estaría ahí por ella nuevamente. Candy asintió y esperó a que su novio saliera del departamento para que se uniera a sus primos que lo esperaban en la salida.

Candy como siempre se sentía caminar entre nubes, estaba muy contenta, le parecía que los días que había convivido con él lejos de sus amigas o los Cornwell habían sido maravillosos, deseó repetir aquella experiencia una vez más.

-¿No tienen hambre? – Preguntó Cassie a ambas jóvenes, ella no había comido nada ese día porque estaba acostumbrada a que Candy o Annie hacían la comida.

-¿No has comido? – Preguntó Annie con simpatía, se imaginaba que Cassie había estado esperando a la servidumbre para atenderla.

-Deberías ir a la mansión para que te atiendan. – Dijo Candy con travesura. Los ojos de Cassie se abrieron de golpe al escuchar lo dicho por la pecosa.

-¡Ni lo digas de broma, Candy! – Dijo rápidamente. – Si mamá te escuchara es capaz de obligarme a regresar a vivir a la mansión. – Dijo segura que podría haber otro enfrentamiento entre ellas.

-¿Por qué? – Preguntó Candy ajena a lo que había sucedido en la mansión de los Britter todos esos días.

-La señora Britter quería que Cassie se quedara a vivir en la mansión. – Dijo Annie revelando a la rubia que Helena Britter no estaba de acuerdo con que ella viviera junto a ellas en el departamento.

-¿Es verdad Cassie? – Preguntó Candy con nostalgia, le dolía saber que su amiga tuviera algún problema con su mamá.

-Mamá piensa que no es correcto que tres señoritas decentes vivan solas en un departamento. – Dijo Cassie segura de la preocupación de su madre.

-También insinuó que podríamos vivir todas juntas allá. – Dijo una vez más Annie.

-Pero el hospital me quedaría mucho más lejos. – Dijo Candy, recordando que ese había sido el motivo por el cual no había aceptado quedarse junto a ellas en la mansión los días que los señores Britter habían estado en Nueva York.

-Es lo mismo que yo le expliqué a mamá, además la casa de modas también está más cerca del departamento. – Dijo Cassie nuevamente, otro de los argumentos que había utilizado para defenderse de su madre.

-Le hubieras dicho que aquí vivía el muchacho que te gusta. - Dijo Candy recordándole que Terry era el motivo principal por el que ella decidía quedarse ahí. El rostro de Cassie se encendió rápidamente.

-¿¡Estás loca, Candy!? – Preguntó con angustia, imaginándose lo que su madre haría si le revelaba que tenía interés en un chico. – Si mi madre se entera de ello es capaz de llevarme de regreso no a la mansión, sino hasta el mismo Chicago. – Dijo Cassie nuevamente, sabía que su madre estaba muy interesada en regresar al tema del compromiso con el joven Cornwell.

-También habló de hacer válido el compromiso de Cassie. – Dijo Annie sin saber todavía quién era el joven con el que querían comprometerla.

-¿Sabes quién es Cassie? – Preguntó Candy con interés, quería saber quién era el afortunado muchacho con el cual querían comprometerla. Cassie se puso un poco nerviosa y miró a Annie, de inmediato negó con rapidez.

-¡Por supuesto que no! – Dijo con nerviosismo. Annie la miró un poco extrañada, desde que su madre había tocado el tema ella estaba muy nerviosa, aunque lo atribuía a su interés por Terry no dejaba de pensar en el motivo por el cual tenía el presentimiento que sí sabía la identidad de aquel joven. – Mi madre no quiso decírmelo. – Dijo intentando le creyeran. Candy la miró con pena, sabía que la joven estaba enamorada del actor y ella deseaba en el fondo que fuese correspondida.

-Tal vez sería bueno que lo conocieras, Cassie. – Dijo Candy con tiento, no quería incomodarla, quería que buscara otra opción por si el rebelde seguía con esa actitud hacia ella. Cassie la miró con los ojos bien abiertos, pensando en Archie y después en Annie. Sus dedos giraban nerviosos.

-Es que no puedo… - Dijo Cassie con las lágrimas a punto de correr por su rostro. Annie la miró con ternura, lo mismo que Candy, quienes buscaron ser el consuelo de la joven.

-No llores Cassie. – Dijo Candy con todo el cariño que pudiera tener por ella, su cariño era como el de una hermana, como esa hermana que se había criado con ellas desde que era una niña. – Estoy segura que tu mamá comprenderá si hablas con ella. – Decía la pecosa deseando en el fondo de su corazón que la mamá de Cassie comprendiera que en el corazón no se mandaba.

-La señora Britter insistió mucho en ese compromiso. – Dijo Annie con pesar, poniéndose en los zapatos de Cassie, al imaginarse ser ella quien fuese obligada a casarse con alguien que no fuera Archie. – Parece que es alguien muy importante. – Dijo una vez más la pelinegra.

-¡Pero yo no lo amo! – Dijo Cassie segura de que sus sentimientos no estaban con ese joven, mucho menos porque Annie sería la principal afectada si ella aceptaba.

Candy la recibió en sus brazos una vez más, sintiendo la necesidad de ayudarla, pensando tal vez en alguna manera de poder hacer algo, tal vez si hablaba con la señora Britter todo se solucionaría.

-Tal vez si hablo con ella…

-¡No! – Dijo Cassie de inmediato, sabía que si Candy hablaba con su madre ella se enteraría de quién era el joven con el que pretendían comprometerla y eso sería un verdadero caos, porque no solo su madre estaría molesta, sino también la familia de Archie y por supuesto Annie, quien no le perdonaría haberle ocultado que Archie era el chico con el que pretendían comprometerla. – Mi padre ha hablado con ella y parece que la ha convencido. – Dijo Cassie tranquilizando un poco a las chicas. Candy sonrió con tranquilidad. – Oye Candy… - Dijo la joven separándose de su abrazo para ver el rostro de su amiga. Candy la miró esperando que terminara de hablar. - ¿Qué sabes de… Terry…? – Preguntó con cierta pena, Candy sonrió al pensar que ya había pasado mucho tiempo y no se había atrevido a preguntar por él.

-La verdad no lo sé. - Dijo Candy segura de que no había sabido nada del rebelde. – Desde aquel día no he vuelto a escuchar nada de él. – Dijo la pecosa recordando el día que había ido a pedir azúcar y que había hecho llorar a su amiga con sus comentarios incómodos. Cassie suspiró con nostalgia, realmente lo echaba de menos.

-Tal vez se fue de gira. – Dijo Annie segura que podría ser una opción, ya que el teatro en esos días era muy cargado de trabajo.

-Tal vez… - Dijo Cassie queriendo creer que así era.

Candy guardó silencio, la verdad era que ella había pasado unos días muy cómodos sin Terry merodeando por ahí y más cuando Anthony había regresado, no habían tenido ningún enfrentamiento y eso para ella era alegría pura.


Anthony y los Cornwell llegaban hasta la mansión, entre los tres había esa complicidad que siempre habían mantenido. Los hermanos habían reclamado a Anthony que los hubiese dejado solos en Lakewood y Anthony reía por haberse escapado de los berrinches de Elisa.

-La verdad es que no soporté un día más. – Dijo Anthony reconociendo que huir de Elisa había sido lo mejor de esas "vacaciones".

-Te entendemos, pero por lo menos debiste habernos avisado. – Dijo Archie ya sin tanto reclamo.

-Es verdad, Anthony. – Dijo Stear seguro también de que el rubio debió haber tenido esa delicadeza. – La tía abuela no cabía de la molestia llamando mañana y tarde a la mansión de Chicago para hablar contigo. – Decía una vez más el inventor, anunciando que había sido una faena tolerar su mal humor.

-Me lo imagino. – Dijo Anthony sin mucha preocupación, la verdad era que no estaba seguro si había sido mayor alivio librarse del acoso de Elisa o del de la tía abuela, quien con su plática de "es por tu bien" lo tenía realmente fastidiado.

-¿Y qué pasó con el joven Stevens? – Preguntó ahora Archie, quería saber si el negocio que había ido a arreglar había prosperado.

-Tom es un joven inteligente, prometió venir en cuanto pudiera para revisar personalmente nuestra propuesta. – Respondió Anthony seguro que podrían hacer negocios con el joven vaquero.

-Sería un buen negocio si se concreta. – Dijo Stear seguro de ello, sabía que los caballos del rancho Stevens tenían todo para ganar y el que ellos hubieran ofrecido respaldarlos para crecer aún más en aquella ciudad que era asiduo a las carreras de caballos sería un verdadero acierto. Anthony asintió, pero más allá de concretar ese negocio lo que realmente le importaba era quedar bien con el joven Stevens, sabía que no estaba muy convencido de la "amistad" que tenía con Candy y algo le decía que debía convencerlo que realmente él era el indicado para la rubia.


Terry regresó de sus vacaciones, la gira que había emprendido por varias ciudades lo habían agotado, tenía ganas de llegar a su departamento y dormir profundamente, pero sobre todo tenía ganas de descansar de Susana, estaba harto de la joven y del acoso que comenzaba a asfixiarlo.

-¿Cómo estará Candy? – Pensó con una gran sonrisa, después de haber pasado dos semanas sin verla tenía ganas presentarse ante ella, ni su cansancio era obstáculo para hacerlo.

El actor se aventuró al departamento de las jóvenes, quienes continuaban con su plática de chicas, el llamado a la puerta interrumpió la plática que sostenían.

-¿Quién será? – Preguntó Annie mirando bajo la puerta la sombra de alguien.

-Tal vez es Charles. – Dijo Cassie poniéndose de pie para abrir la puerta. - ¡Terry! – Dijo la joven con una emoción tan grande en su pecho que no podía detenerla, aquel grito de emoción en la voz de la rubia ojiazul provocó que Annie se tensara y que Candy sonriera feliz por ella, habían estado hablando del joven rebelde y como por arte de magia este había aparecido.

-Buenas tardes. – Saludó Terry con una sonrisa, algo extraño en él, ya que siempre estaba serio o molesto.

-Buenas tardes. – Respondió Cassie con una gran sonrisa, sonrisa que estaba segura él notaría. – ¿Quieres pasar? – Preguntó con la ilusión de platicar un momento con él, atrás había quedado el incidente del azúcar. Terry miró al interior del departamento y el solo hecho de ver a la pecosa lo hacía tener la intención de entrar, pero la mirada de temor de Annie lo detenía.

-No… solamente venía a decirles que ya regresé de la gira. – Dijo sin saber qué más decir, era evidente que ya había regresado, pero también era evidente que no tenía ningún motivo válido para estar ahí.

-¿Cómo te fue? – Preguntó Cassie con interés. Terry le sonrió amable, era la única que mostraba interés en su regreso y eso era algo que debía agradecer.

-Bien… fue un éxito… - Respondió buscando la mirada de Candy, quien solo escuchaba al igual que Annie.

-Me da mucho gusto. – Dijo Cassie con una gran sonrisa, una sonrisa que demostraba felicidad por la felicidad de Terry.

-Me retiro. – Dijo el actor al ver que Candy no tenía la intención de interactuar con él.

-Que te vaya bien. – Dijo Cassie sin dejar de sonreír.

-Hasta luego. – Dijo Candy por cortesía, mientras Annie solo sonreía también por cortesía. Terry solo levantó la mano en señal de despedida.

-Eso fue extraño. – Dijo Annie creyendo que había aparecido justo en el momento que hablaban de él.

-Creo que vino a verte, Cassie. – Le dijo Candy intentando darle ánimo.

-¿Tú crees? – Preguntó Cassie con el corazón acelerado, creyendo que tal vez era cierto. Su corazón latió emocionado, sin embargo recordó la dirección de la mirada del actor y su ánimo decayó. – Tal vez… - Dijo de nuevo, intentando que Candy no se diera cuenta de su repentino cambio, ella sabía que Candy era muy feliz con Anthony y no quería agobiarla con aquella atención que ella notaba en el actor.

Cassie guardó silencio y después de cenar se retiró a su habitación, se sentía triste por la falta de atención que tenía Terry hacia ella, pensaba en Candy tan enamorada de Anthony y en el interés del actor hacia ella, en Annie que mostraba un amor muy grande por Archie, quien debería ser su prometido, la joven cubría su rostro hecha un completo nudo, quería escapar de todo ese embrollo, pero no se sentía capaz de revelar a Annie que Archie era quien debía haber sido su prometido, sabía que podría herirla, tampoco quería que Candy se sintiera mal porque Terry la buscaba a ella, si ella era feliz al lado de Anthony.

-¡A veces la vida es tan injusta! – Decía la joven con nostalgia, suspirando por el actor mientras sabía que él suspiraba por Candy y ésta a su vez era feliz con Anthony. Ella estaba en medio de todo y no le gustaba en lo más mínimo.

Continuará…

Llegamos al final por el día de hoy, espero que les haya gustado, las cosas avanzan y los Ardlay están de nuevo en Nueva York, lejos de Elisa y de Neal, quien no contaba con que Albert pediría se quedara en Chicago jijiji.


AGRADECIMIENTOS ESPECIALES

TeamColombia:

Hola hermosas! Espero que estén pasando un excelente fin de semana. Me alegro que les haya gustado el capítulo anterior, sé que este pondrán un pero por la llegada de Terry, ya que me imagino que ni lo habían extrañado nadita jajaja, pero sí, llegó de gira y no se lo ocurrió otra cosa más que buscar a Candy.

Espero que les haya gustado el capítulo amigas o por lo menos se hayan entretenido un poquito con la lectura, les mando un fuerte abrazo a cada una de ustedes.

Rose1404:

Hola hermosa! ¿Cómo están? Espero que muy bien, definitivamente el tiempo vuela y no perdona, y como decimos aquí, "No hay fecha que no llegue y plazo que no se cumpla" así que cuando menos lo pienses estarás festejando el cumpleaños número dos de Anthony y tal vez la llegada del siguiente bebé? Espero que si.

Las emociones siguen subiendo entre la pareja principal y poco a poco van avanzando, ¿Llegarán al siguiente nivel? Será? O esperarán hasta la boda.

Hermosa, espero que te haya gustado este capítulo, te mando un fuerte abrazo, muchas gracias como siempre por leer y comentar.

Julie-Andley-00:

Hola hermosa! ¿Cómo estás? Espero que muy bien y un poco más relajada. Me alegra que te haya gustado la declaración de amor, efectivamente las hormonas comienzan a despertar, por eso no es bueno que dos jóvenes enamorados se queden a solas en un departamento jijijiji menos en esa época.

Me alegra que estés muy bien, te mando un fuerte abrazo amiga! Muchas gracias por leer y comentar, bendiciones.

Mayely León:

Hola hermosa! ¿Cómo estás? Espero que muy bien, los momentos que pasan estos rubios valen oro la verdad, también me gusta verlos juntos y disfrutando de su amor.

Creo que Neal no tiene la mente tan maquiavélica como Elisa, este es más de seguir instrucciones aunque se la de de malote jajaja hasta para ser malo es malo el wey jajajaja.

Hermosa te mando un fuerte abrazo amiga! Gracias por leer y comentar.

ViriG:

Hola hermosa! ¿Cómo estás? Espero que muy bien, la semana se me fue volando y ya estamos en fin de semana y con muchos compromisos, pero esperemos primero Dios que todo salga bien.

Archie en esta historia es un poco inmaduro, va en el proceso de madurar, vamos a ver cuánto le falta para lograrlo y Stear es todo lo contrario, es un señor atrapado en un cuerpo de joven, igual que Anthony, quien ya se siente todo un adulto.

Estos niños ya comienzan a conocer otros "placeres" pero vamos a ver si son capaces o no de soportarlo, porque creo que están muy peques para andar con sus cosas jijijijii

El one shot de Tom es verdad! jajaja sorry! lo había olvidado!, deja lo busco jijiii.

Me encantaría ver fotos de tu bendición jajaja, muchas gracias por considerarme. Amiga te mando un fuerte abrazo, espero que pases un feliz fin de semana, te mando un fuerte abrazo, muchas gracias por leer y sobre todo por comentar.

Silandrew:

Hermosa, espero que todo esté muy bien contigo y con tu esposo. Te mando un fuerte abrazo y sobre todo mis sinceras bendiciones para ustedes y su familia.

María José M:

Bella, sé que estás ocupada en estos momentos, pero deseo que estés muy bien y que leas pronto. Te mando un abrazo.

Luna Andry:

Hola amiga, espero estés muy bien, te mando un fuerte abrazo.

Usagi de Andrómeda:

Hola amiga, espero que pronto te pongas al corriente. Un abrazo.

Cla1969:

Mi è sicuramente mancato il tuo commento. Spero che tu sia molto bella!

Mia Brower Graham de Andrew:

Hola hermosa ¿Cómo vas con los preparativos de la boda? Espero que muy bien. Te mando un fuerte abrazo.

gidae2016:

Hola hermosa, espero que estés muy bien y pronto llegues hasta aquí.


Muchas gracias a todas y cada una de las personas que leen en forma anónima, gracias por leer y permitirme entrar un momento en su espacio personal, les mando un fuerte abrazo y mis más sinceras bendiciones.


GeoMtzR

09/11/2024.