Hola! Muy buenas tardes, espero que estén muy bien. Muchas gracias por su paciencia. Les recuerdo que la historia No es para menores de edad.

GRACIAS POR SU COMPRENSIÓN

DESTINO

CAPÍTULO 24

Candy se encontraba una vez más con su novio y la emoción que sentía al verlo era la misma que tenía cuando lo había besado por primera vez, se dejó abrazar una vez más y recibió su cálido y reconfortante contacto.

-Hola princesa. – Le dijo enamorado, sonriendo feliz porque estaba de nuevo a su lado.

-Te extrañé. – Le dijo Candy con dulzura, refugiándose del frío entre sus brazos, aspirando el varonil aroma que desprendía su cuerpo. – Estuve pensando algo… - Dijo Candy mirándolo a los ojos. Anthony puso atención a lo que decía su novia.

-¿En qué estuvo pensando esa linda cabecita inquieta? – Preguntó Anthony seguro que su prometida siempre tenía algo en mente.

-En que tú has estado varias veces en mi lugar de trabajo. – Dijo la rubia mirándolo a los ojos. – En cambio yo solo he visto de lejos el lugar donde tú trabajas. – Dijo de nuevo, pensando que sería buena idea conocer el lugar donde Anthony trabajaba con sus primos y así pasar un poco más juntos antes de llegar a su departamento.

-¿Quieres que te muestre mi oficina? – Preguntó seguro y sintiéndose feliz de que ella quisiera conocer todo de él. Su oficina era lo único que podría mostrarle, porque sus primos tenían llave de sus propias oficinas. Candy abrió los ojos entusiasmada, le alegraba saber un poco más de él, ya que lo único que conocía era a sus primos y nada más, jamás la había llevado a la mansión, jamás la había presentado con la famosa tía abuela que de vez en cuando mencionaba y mucho menos con el gran patriarca que al parecer era el que dirigía la familia.

-¿Puedes? – Preguntó cómo niña pequeña. Anthony sonrió por su inocencia y asintió dispuesto a complacerla.

Anthony la ayudó a subir a su automóvil y se dirigió hasta la calle en la que se situaban las empresas Ardlay, el pequeño negocio de Annie estaba cerrado, lo que indicaba que sus amigas ya se habían ido al departamento. Llegaron al frente del edificio y Anthony saludó amablemente y de buena gana al portero del lugar, quien de inmediato se cuadró ante él. Candy sonrió porque era evidente que lo habían sorprendido.

-Buenas tardes Matthew. – Saludó Anthony antes de entrar al elevador que lo llevaría al piso donde estaba su oficina.

Candy observaba el lugar en silencio, maravillada por el lujo que había, todo era de buena calidad y un exquisito gusto, aquella elegancia la hizo sentir un tanto incómoda porque ella no estaba acostumbrada a tanto lujo, por un momento en su corazón sintió aquella lejanía que su hermano Tom siempre le había mencionado.

-Todo es muy hermoso. – Dijo la rubia observando el lugar. Anthony sonrió por su transparencia y por su manera tan fácil de maravillarse.

-Son solo cosas materiales. – Dijo Anthony sin darle importancia, para él lo material no importaba tanto como el valor de las personas, sobre todo la rubia que estaba a su lado. – Lo importante es lo que cada uno tenemos dentro. – Dijo mirándola enamorado. Candy lo miró con más amor del que tenía por él, le era imposible no amarlo más cuando hablaba de esa manera tan dulce y tierna, aquel pensamiento que había asaltado su alma por unos segundos quedó en el olvido tan solo de escucharlo.

-Es lo mismo que yo digo. – Dijo Candy segura que ella siempre decía eso. – Lástima que la mayoría de las personas no piensa así. – Dijo la rubia un poco nostálgica, recordando que la mayoría de las personas te trataban por tu apariencia.

-Pero yo sí… - Le dijo Anthony besando su boca con recato. – Y eso es lo importante. – Dijo una vez más asumiendo que el temor de su novia era la aceptación del resto de su familia.

Candy sonrió por la ternura de su novio y se abrazó a él hasta que el timbre del ascensor sonó de pronto anunciando que habían llegado hasta el piso donde estaban las oficinas principales del consorcio Ardlay.

-Pase usted bella dama. – Le dijo Anthony haciendo una elegante reverencia para permitirle el paso al lugar donde él se estaba formando como el gran hombre de negocios que esperaba su familia fuera algún día.

-Gracias caballero. – Dijo Candy con total inquietud a su caballerosidad, dedicándole una sonrisa amplia a su novio, quien sintió que todos sus sentidos sonaban en señal de alerta. – Todo es muy grande. – Decía Candy observando el gran salón donde podía observar un escritorio alto y de madera fina, donde seguramente se encontraba la recepcionista.

-Esta es la oficina de Stear. – Dijo señalando una de las puertas que estaban frente a ellos, ahí estaba escrito con letras plateadas el nombre del inquieto inventor. – Esta es la de Archie. – Dijo mostrando la puerta contigua a la de Stear, donde al igual mostraba su nombre con letras plateadas. Candy admiraba la elegancia de la letra plasmada al frente de las pesadas puertas de madera. - Y esta… - Decía con una gran sonrisa, mientras de su bolsillo frontal sacaba la llave que le daba acceso. – Es mi oficina. – Decía abriendo la puerta para darle el pase a su lugar de trabajo. Candy sonrió y miró al fondo del lugar. – Aquella es la oficina del tío William. – Dijo Anthony sin intención de llevarla hasta allá, de todas formas el tío William no estaba en Nueva York.

-¿Él está aquí? – Preguntó Candy con curiosidad. Anthony negó a su pregunta.

-Si estuviera aquí te puedo asegurar que ya te hubiera presentado con él. – Dijo Anthony seguro que así sería. Candy sonrió feliz, sintiendo una alegría inmensa en su corazón al saber que el motivo por el cual no había conocido a la cabeza de la familia era porque no se encontraban en la ciudad.

-¿Viaja mucho? – Preguntó Candy mientras entraba a la oficina de su novio.

-El tío jamás dura mucho tiempo en un solo lugar, sin embargo en estos momentos se encuentra disfrutando de Lakewood. – Respondió seguro de que su tío estaba en la mansión de las rosas. – Es su lugar favorito. – Dijo Anthony seguro de ello.

-¿Y cuál es tú lugar favorito? – Preguntó Candy mientras el rubio cerraba la puerta de su oficina y se giraba para verla detenidamente.

La mirada azulada de Anthony se posó en la pequeña y grácil figura de su novia, quien no era consciente de lo que provocaba en su atractivo novio.

-Tus brazos… - Le dijo acercándose a ella con lentitud, con paso firme y seguro, con la seguridad de que tenerla entre sus brazos era su refugio y su lugar favorito. Candy lo miró conmovida por sus palabras, abriendo sus brazos para recibirlo gustosa.

Los brazos de Candy se abrieron para ubicarse en el cuello de Anthony, quien la sujetaba por la cintura mientras la veía fijamente a los ojos, su mirada dilatada se perdía en las esmeraldas de la rubia quien lo miraba enamorada.

-Estar a tu lado es mi lugar favorito. – Dijo Anthony seguro que así era, porque estar a su lado se sentía completamente pleno y lleno de vida.

-También me gusta estar a tu lado. – Dijo Candy con una gran sonrisa, sintiéndose feliz porque al igual que ella, Anthony prefería estar a su lado que en cualquier otro lugar.

Anthony se acercó ella y la besó profundamente, saboreando cada rincón de su boca, explorando su interior con delicadeza, mientras con cuidado se iba deshaciendo del abrigo que ella llevaba puesto. Candy dejó que Anthony la despojara de su abrigo y que continuara con la exploración de su boca, permitiéndose ella también comenzar a introducir su lengua en su interior.

Ahora fue el turno de Anthony de permitir ser explorado, sintiendo cómo la delicada lengua de Candy tímidamente se introducía en su interior reconociéndolo, palpándolo con delicadeza e ingenuidad. Un suspiro se escapó de la boca de Anthony, suspiro que había contenido al sentir que su temperatura comenzaba a subir de manera repentina, el tener la lengua de su novia explorando en su interior lo llevaba a un punto de ebullición que jamás había experimentado.

Candy sentía que su necesidad por continuar en su exploración aumentaba y sus besos comenzaban a ser cada vez más demandantes, mientras Anthony se aferraba a su cintura y comenzaba a acariciar su espalda para contener sus emociones.

-Anthony… - Gimió Candy su nombre, nombre que salía con una sensualidad natural, sin ser estudiada y que provocaba que los sentidos de Anthony se pusieran en alerta. La lengua de Anthony tomó la revancha al sentir que su novia en su afán de tomar aire la retiraba de su interior.

Anthony se deslizó en el interior de su boca, jugueteando nuevamente con la lengua de su amada, buscando llevar el liderazgo del beso, queriendo llenarse de toda la pasión que ella encendía en su interior. Pronto un río de lava comenzaba a recorrer sus venas, su cuerpo estaba incendiándose y su boca no era suficiente para expresar lo que sentía. Candy comenzaba a sentir que su cuerpo pedía más, sus manos se aferraban a los cabellos de Anthony impidiendo que se alejara de ella, luchando por contener su boca más tiempo dentro de la de ella.

Candy deslizó su cabeza hacia atrás buscando una nueva bocanada de aire, permitiendo que Anthony comenzara a besar su mentón, recorriendo con sus labios cálidos y húmedos esa parte que se desviaba de un lado a otro para sentir lo más posible el calor de su boca. El rubio llegó a su cuello y Candy gimió un poco más fuerte, aquel gemido trastornó a Anthony, quien deslizó sus manos hasta sus caderas acercándola por inercia a su cuerpo. Caminó con ella hasta el escritorio y la sentó sobre él, recreando la escena en el departamento. Candy separó sus piernas y permitió que él se acomodara entre ellas, esto lo hacía para darle más comodidad, sin imaginar que aquella posición lo único que conseguiría sería sentir el calor que emanaba de sus cuerpos chocando con el del contrario.

Candy inclinó su cuerpo hacia atrás mientras Anthony continuaba besando su cuello, ella se sostenía en el escritorio y para evitar perder el equilibrio levantó una de sus piernas mientras se sostenía con su mano derecha y con la izquierda se mantenía aferrada al cuello de su novio. Anthony la aseguró por la pierna con su mano izquierda colocándola por encima de su cadera, aquel movimiento no planeado provocó el encuentro entre sus intimidades, aquella cercanía fue un cúmulo de energía acumulada en el momento que recorrió abruptamente sus cuerpos, sobre todo en Anthony quien reaccionó de inmediato al sentir el calor que emanaba del cuerpo de su pecosa.

-Candy… - Habló Anthony con dificultad, sus palabras salían con problemas, no podía hablar, su cuerpo estaba tenso por la excitación del momento, mientras la rubia sin percatarse aún de lo que estaba sucediendo en él continuaba disfrutando del momento.

Anthony detuvo sus besos y la atrajo hacia él. Candy salió de aquella especie de trance en el que había caído presa de la pasión del momento. El rubio la besó con ternura y al mismo tiempo con deseo contenido, luchando contra él mismo y sus deseos. La respiración de Candy continuaba agitada, lo mismo que la de él, quien la miraba fijamente, el deseo reflejado en sus pupilas era el mismo deseo que desprendían las esmeraldas de Candy.

Los últimos días habían atravesado una línea muy fina que existía entre la pasión que tenían contenida y las normas sociales, sus cuerpos despertaban a las breves caricias que intercambiaban y poco a poco habían ido aumentando la intensidad, avanzando sin intención de faltarse al respeto, sin embargo habían descifrado que lo que sus cuerpos deseaban era convertirse en una sola carne, era un sentimiento que no podían evitar y que los llamaba a continuar, estaban comprometidos, se amaban, eran jóvenes y en ese momento no había nadie quien pudiera intervenir para evitar tan deseada unión.

Anthony la miró a los ojos profundamente y ella le sonrió con timidez, el momento había pasado, sus cuerpos comenzaban a enfriarse y con ello la realidad los alcanzaba.

-Te amo… - Le dijo Anthony enamorado, queriendo que ella comprendiera que en ningún momento había querido aprovecharse de la situación. Candy sonrió con timidez, ella estaba segura que él jamás se aprovecharía de ella sin su consentimiento y en esos momentos a pesar de haber estado a punto de hacerlo, sabía que no era el momento.

-También te amo, Anthony… - Le dijo ella tomando su rostro entre sus manos para besarlo una vez más. Anthony tomó su boca con un beso apasionado, un beso tan largo y profundo con el que daba por terminado aquella intensa sesión que había estado a punto de derivar en una maravillosa entrega, pero que por no ser el tiempo ni el lugar adecuado habían reprimido.

Ambos salieron de la oficina tomados de la mano, mirándose con el cariño y el amor que ambos se profesaban, ninguno habló de lo sucedido, ninguno se disculpó por haber cruzado un poco más la línea del honor, no había motivo para hacerlo, eran un par de jóvenes enamorados y se creían con la madurez suficiente para tomar el control de sus vidas, así lo sentían, así lo sabían.

Llegaron al departamento y como lo habían supuesto, Cassie estaba ahí junto con Annie y Archie, la rubia ojiazul de inmediato se levantó para dejarlos un momento a solas, estaba cansada de ser mal tercio con la relación de su no prometido y su hermanita menor.

-¿A dónde vas Cassie? – Preguntó Candy al ver que su amiga salía casi de inmediato.

-Charles debe estar esperándome, hace rato que quedó en venir por mí. – Dijo Cassie sin pensarlo dos veces.

-No lo vi cuando llegamos. – Dijo Candy segura de que Charles no estaba abajo.

-Lo esperaré… - Dijo Cassie despidiéndose de ellas con una sonrisa. Annie y Candy la miraron, sabían que tal vez se sentía incómoda por estar cerca de ellos.

-Creo que desde que no está Stear se siente incómoda a nuestro lado. – Dijo Archie seguro de que era lo que sucedía con Cassie.

-A Cassie le falta un novio, lástima que Stear está comprometido. – Dijo Candy segura que su amiga se veía muy bien junto al joven inventor.

-Stear está muy enamorado de Patty. – Dijo Archie seguro que así era.

-¿Cuándo será la boda? – Preguntó Candy con interés, tenía ganas de conocer a la novia de Stear después de saber que había llegado a Nueva York.

-Dentro de un año. – Respondió Archie sorprendido de lo rápido que había pasado el tiempo. –Parece que fue ayer cuando se comprometió. – Dijo recordando que hacía un año atrás se había dado a conocer del compromiso de su hermano.

-Pues Patty es una chica afortunada. – Dijo Annie segura de que así era. – Se casará con un chico muy bueno. – Dijo alabando a su cuñado.

-Es verdad. – Dijo Candy segura de que era cierto.

-Me voy a poner celoso. – Dijo Anthony abrazando a Candy con ternura. La pecosa le sonrió tímida al ver que podría haberlo puesto celoso.

-Yo también soy muy afortunada de estar contigo. – Dijo Candy mirando el anillo que Anthony le había dado como señal de su compromiso.

-Creo que el afortunado soy yo, pecosa. – Dijo Anthony mirándola con ternura. Candy sonrió una vez más con timidez, aún le parecía que estaba viviendo un sueño estando a su lado.

Archie miró a Annie y le sonrió con ternura, observando en sus ojos aquel amor tan grande que ella le profesaba, amor que sintió en su corazón latir de manera intensa.

-También yo me siento afortunado. – Dijo mirándola a los ojos, sintiéndose por primera vez seguro de lo que su corazón sentía por aquella joven. Annie sintió que por primera vez en su relación había esa seguridad que siente una joven enamorada.

Cassie por su lado había bajado hasta el recibidor del edificio, era mentira que Charles vendría por ella, simplemente quería salir de ahí y respirar aire puro.

-¿Qué haces aquí? – Preguntó Terry en cuanto vio a Cassie parada en la entrada del edificio, sin siquiera saludar. Cassie sintió que su corazón dio un vuelco mientras su estómago se hacía nudo por la sorpresa de escuchar su voz.

-Quise salir a tomar el aire. – Respondió la joven nerviosa, no se esperaba que encontraría al actor en ese momento. Terry sonrió imaginándose el motivo por el cual la rubia ojiazul quería salir del departamento.

-¿El aire está muy turbio? – Preguntó Terry, con cierto desazón en su corazón. Cassie sonrió sin saber bien a lo que se refería.

-Candy y Annie están con sus novios. – Dijo explicando el motivo por el cual había salido prácticamente huyendo de ahí. Terry suspiró intentando controlar lo que su corazón sentía al escuchar que los primos Ardlay estaban en el edificio en el cual vivía.

-¿Quieres caminar un rato? – Preguntó el actor para sorpresa de Cassie. La joven asintió después de reaccionar, le parecía imposible que algo así estuviera sucediendo.

-¿No se enojará tú novia? – Preguntó antes de aceptar la invitación que le daba.

-No tengo novia. – Respondió Terry con ironía, advirtiéndole a la joven Britter que él no tenía compromiso.

-¿Y la joven que viene a verte? – Preguntó mientras comenzaba a caminar junto al rebelde.

-Es solo mi compañera de actuación. – Respondió el actor mientras metía las manos en los bolsillos de su pantalón. Cassie sintió que su corazón se salía de su pecho al escuchar que aquella joven actriz no era su novia.

-¿En verdad? – Preguntó sin poder evitar que sus hermosos ojos brillaran de la emoción. Terry no pudo pasar inadvertida aquella felicidad en sus ojos y le sonrió amable.

-¿Qué te puedo decir? – Dijo Terry con desfachatez, intentando ser gracioso con su comentario. – Soy irresistible. – Dijo nuevamente y con aquellas palabras Cassie se sonrojó intensamente.

A partir de ese momento entre Cassie y Terry comenzó una amistad discreta, amistad que para la joven era como un premio que servía para alimentar más el amor y la admiración que sentía por el actor y para Terry era un buen distractor para no pensar tanto en la pecosa y su novio.


La primavera había llegado y Anthony se encontraba en el invernadero, se sentía emocionado porque los rosales que había plantado estaban creciendo favorablemente, esperaba que pronto echaran flor, pero lo que más deseaba era que la estirpe de rosas que había creado fuese perfecta para ofrecérsela de regalo a su novia. Sonrió al recordar los hermosos ojos de la rubia, quien lo miraba con ese aire de inocencia y coquetería tan natural que poseía. Su corazón se detuvo por unos segundos al pensar en sus besos y caricias.

-Anthony. – Dijo Stear de pronto sacándolo de sus pensamientos. Anthony giró su rostro al escuchar el llamado de su primo.

-¿Qué sucede Stear? – Preguntó el rubio con interés, le resultaba extraño tenerlo en el invernadero.

-La tía abuela ha llegado. – Dijo Stear sorprendiendo a Anthony, quien no se esperaba que la tía abuela llegara a Nueva York tan de improviso.

-¿La tía abuela? – Preguntó Anthony con sorpresa y extrañado por la presencia de la matriarca.

-Y eso no es todo. – Dijo con el rostro serio. Anthony esperó a que terminara de hablar, intuía que lo que iba a decir no le haría nada de gracia. – Elisa y Neal han venido con ella. – Dijo mirándolo fijamente. El entrecejo de Anthony se juntó al escuchar esto último.

-¿Qué están haciendo aquí? – Preguntó Anthony molesto, los meses sin Neal habían sido perfectos.

-No lo sé, pero intuyo que Neal ha hablado. - Dijo Stear seguro que así había sido, porque la actitud de la tía abuela no era para nada de alegría, se había encerrado en el estudio casi al llegar y parecía estar molesta. El estómago de Anthony se contrajo, sabía que Neal no era de fiar, debió de haber esperado que algo así sucediera.

Anthony salió del invernadero y cerró con llave, en esos momentos estaba convencido que debía proteger los rosales.

Caminó decidido a ir a enfrentar el regaño de la tía abuela, convencido de que su presencia en Nueva York era gracias a las cosas que Neal hubiera dicho de él y de Candy, pero estaba dispuesto a defender su amor y su relación con la pecosa. .

-Tía abuela. – Dijo Anthony al ver a la matriarca en el salón principal. La vieja estaba acompañada de Elisa y de Neal quien miró a Anthony con cierto temor y de Archie, quien al igual que Stear estaba muy serio. – No sabía que ibas a venir. – Dijo el rubio acercándose a ella para besar su mejilla con cariño, después de todo no podía evitar sentir gusto por volver a verla.

-No lo tenía planeado. – Dijo la matriarca con esa seriedad que la caracterizaba, mientras se sostenía de su bastón para dirigirse nuevamente hasta el despacho.

-Hola Anthony. – Dijo Elisa con una sonrisa, sin embargo su actitud no era la de la joven empalagosa que había sido a finales de año. Anthony la miró con desconfianza.

-Elisa. – Saludó Anthony con cortesía, sin embargo no se acercó a ella. Anthony dirigió su mirada a Neal quien abrió los ojos y desvió su mirada. – ¿Cómo está el tío Albert? – Preguntó el rubio por su tío, intentando que la matriarca hablara del motivo por el cual había ido a Nueva York.

-En Lakewood. – Dijo únicamente, con aquella respuesta Anthony intuyó que el patriarca tampoco sabía del viaje, de lo contrario le hubiera advertido. – Necesito hablar contigo Anthony. – Dijo la anciana una vez más. Anthony inhaló profundamente, conteniendo el aliento, seguro que había llegado el momento de defender su amor por Candy. Sabía muy bien que si la plática fuese de algún otro asunto ella no se hubiera tomado la molestia de viajar a hasta Nueva York simplemente para hablar con él.

-Después de ti. – Dijo dando el pase a la mayor, quien se dirigió hasta el despacho para poder hablar a solas con él.

Elisa sonrió con triunfo, tenía idea de lo que la matriarca hablaría con Anthony, ella misma la había convencido de que era tiempo de anunciar su compromiso con el rubio y en aquella ocasión la mayor aceptó por fin. La joven se retiró sin poner atención a los hermanos Cornwell, quienes de inmediato se aseguraron de acercarse a Neal para investigar el motivo de la llegada de la tía abuela a la ciudad.

-¿Y bien Neal? – Preguntó Stear cruzando los brazos en señal de molestia.

-Yo no sé nada… - Dijo Neal sin esperar que lo interrogaran bien.

-Nadie dijo que supieras algo… pero es evidente que así es. – Dijo Archie tapando el camino del moreno, quien quería salir corriendo de ahí.

-Fue Elisa, ella insistió en venir a Nueva York. – Dijo una vez más el moreno, echando la culpa a su hermana de porqué estaban ahí.

-¿Estás seguro? – Preguntó Stear dispuesto a sacar la verdad. – Recuerda que nosotros tenemos mucha información que podría interesar a la tía abuela. – Dijo recordándole todo lo que sabían de él. Neal abrió los ojos con temor.

-¡Estoy seguro! – Decía Neal con el temor de que lo descubrieran ante la matriarca.

-¡Neal! – Se escuchaba desde arriba de las escaleras, era Elisa quien llamaba a su hermano.

-¡Voy! – Gritó el moreno sin dilatarse para salir corriendo e ir detrás de ella.

-Más te vale que estés diciendo la verdad, Neal. – Dijo Archie advirtiendo al moreno que ellos tampoco estaban jugando.

-¿Tú qué crees? – Preguntó Stear a su hermano. Archie lo miró fijamente y negó antes de responder.

-Creo que ha hablado. – Dijo Archie seguro de que conocía muy bien al cobarde de su primo.

-También lo creo. – Dijo Stear seguro de que el enfrentamiento entre Anthony y la tía abuela era inminente.

En el despacho, la tía abuela se sentaba con paciencia al frente del escritorio, esperando que Anthony tomara lugar frente a ella. El rubio obedeció la mirada que le dirigía la matriarca y se sentó frente a ella, estaba dispuesto a escuchar una vez más su sermón, estaba seguro que se había enterado de que estaba enamorado de la joven enfermera.

-Quiero saber qué has decidido. – Dijo la matriarca sin más. Anthony la miró con cierta desconfianza, esperando que le dijera qué tanto sabía de su relación con Candy.

-¿A qué te refieres? – Preguntó Anthony intentando descifrar la mirada que le dirigía.

-Sabes bien que me refiero al compromiso con Elisa. – Dijo la mayor una vez más insistiendo con lo mismo. Anthony suspiró demostrando nuevamente su cansancio sobre el mismo tema.

-Creo que ya sabes mi respuesta. – Dijo Anthony sin dejar de mirarla a los ojos. La matriarca lo veía con molestia, no podía evitar el sentimiento de impotencia que le generaba el no poder obligarlo a obedecer.

-Te he dado mucho tiempo para pensar las cosas y me parece pertinente que estés enterado que no voy a aceptar un no por respuesta. – Dijo Elroy ya sin estar dispuesta a decirle que continuaría esperando.

-Aún no se cumple el año que me otorgaste. – Dijo Anthony con molestia, le disgustaba ser solo una marioneta en las manos de aquella mujer. – Además de que sabes muy bien que no estoy dispuesto a casarme con Elisa, si acepté venir a Nueva York fue simplemente por huir de ese absurdo compromiso. – Dijo declarando abiertamente que ese había sido el único motivo para ir a Nueva York.

-Anthony, todo este tiempo he sido muy paciente con tu necedad a desobedecerme, sin embargo creo que es tiempo de obedezcas mis órdenes y aceptes el compromiso con Elisa. – Dijo una vez más la matriarca, estaba dispuesta a no ceder más.

-¡De ninguna manera! – Dijo Anthony poniéndose de pie sin importar levantar la voz. – Yo hablé con el tío William y él está de acuerdo en que yo tengo derecho a elegir mi vida y a la mujer con la que me casaré. – Dijo ya sin importar revelarle que estaba enamorado.

Elroy lo miró con enojo, sacando del cajón un sobre amarillo, un sobre que Anthony conoció de inmediato. Anthony abrió los ojos y relajó sus hombros, había llegado el momento de hablar con la verdad.

-Veo que sabes qué es esto. – Dijo Elroy con la mirada fija en su nieto.

-Esa información es del tío Albert. – Dijo Anthony con reproche, indicándole que ella no tenía nada qué hacer con ella.

-Lo encontré en la biblioteca de Lakewood. – Dijo indicando que tenía todo el derecho de leerla. – Quiero que me digas quién es esta joven. - Indagó con la esperanza que su intuición le dijera que estaba equivocada.

-Candy es la joven que amo. – Dijo Anthony sin buscar más la manera de sacar la vuelta a la plática que había estado postergando por el temor de lo que pudiera hacer en contra de la rubia, la conocía muy bien y sabía que no estaría de acuerdo en permitir una relación con la joven enfermera.

-¿!Pero qué estás diciendo!? – Preguntó la joven con visible molestia. Anthony podía ver en sus ojos el enojo que existía en su interior. - ¡Esto es inaudito! Si te permití venir a Nueva York fue para que te formaras como hombre, para que estuvieras listo para el compromiso con Elisa, no para que te divirtieras con una joven de dudosa reputación, arribista... – Dijo refiriéndose a la rubia con desprecio.

-¡Candy no es nada de lo que has dicho! ¡Ella es una mujer decente, honesta, trabajadora, es la mujer que amo y con la que me voy a casar lo quiera usted o no! – Dijo Anthony enfrentando a la vieja quien moría de coraje.

-¡Anthony! ¡No voy a permitir que eches tu vida a perder con una joven que ni siquiera conoció a sus padres! – Dijo Elroy insistiendo en su cometido. – Quien sabe de dónde provenga, tal vez su familia son unos delincuentes y…

-¡Eso no lo sabe! ¿¡Y sabe qué tía abuela!? ¡No me importa! – Dijo Anthony interrumpiendo a la mayor, atreviéndose a enfrentar su intervención en su vida, defendiendo con valentía lo que él creía justo. – Candy es una joven decente, trabajadora, es una persona maravillosa… si tan solo le diera usted la oportunidad de conocerla… - Dijo el rubio bajando un poco la voz, intentando convencer a su tía abuela de tratar por lo menos a la joven que amaba, quería buscar la manera de hacerle ver que ella era su felicidad.

-¡No me interesa conocerla! – Dijo la mayor convencida de que no quería conocer a aquella que interrumpía sus decisiones, a aquella que había logrado ponerlo completamente en su contra.

-Si realmente me quisieras, harías eso por mí. – Dijo Anthony con tristeza, seguro de que la mayor podría cambiar de opinión.

-Porque te quiero es que hago esto… - Dijo Elroy convencida de que lo mejor para Anthony era casarse con Elisa.

-Creo que no entiendes… - Dijo Anthony insistiendo en convencer a la matriarca.

-Anthony no me obligues a tomar decisiones drásticas. – Dijo advirtiendo a su nieto que no estaba dispuesta a comprender. Anthony se dirigió hacia la puerta para terminar con la absurda discusión.

-¿Qué vas a hacer? ¿Quitarme el apellido Ardlay? – Preguntó Anthony con cierta ironía en su voz. Elroy abrió los ojos sorprendida al quedarse sola en el despacho, solo un silencio y el punzar de su cabeza la acompañaban.

Elroy apuñó las manos en señal de molestia, sentía que su corazón estallaría por la impotencia que sentía ante la rebeldía de Anthony. Había visto a su nieto diferente, ya no era el mismo joven que buscaba escabullirse de sus mandatos, ahora había visto en él una decisión que jamás había visto en su actitud, era como si alguien lo hubiera instruido para rebelarse y era obvio que era el enamoramiento que sentía por esa joven, era obvio que ella era la única culpable de su rebelión en contra de ella y su toma de decisiones.

Llamó a James molesta, el pobre mayordomo había acudido de inmediato y había salido dispuesto a cumplir con sus órdenes.

-¿A dónde vas Anthony? – Preguntó Stear al ver que el rubio salía del despacho con prisa.

-¡No lo sé, Stear! ¡Pero te aseguro que será lejos de aquí! – Respondió el rubio con impotencia, se sentía molesto por lo que había sucedido en el despacho.

-¿Qué pasó Anthony? – Preguntó Archie alcanzándolo junto con su hermano, los dos hermanos estaban preocupados por la reacción de Anthony, sabían que había pasado algo malo y que el responsable era Neal.

-La tía abuela encontró la investigación que el tío Albert mandó a hacer acerca de Candy. – Dijo Anthony sin parar, dirigiéndose a la salida, dispuesto a buscar a su novia. Había quedado de ir a recogerla, pero la llegada de la tía abuela había arruinado sus planes.

-¿Investigación? ¿A qué investigación te refieres? – Preguntó Stear sin comprender. Archie también estaba confundido.

-Cuando estuvimos en Lakewood, el tío investigó sobre el origen de Candy… - Explicó Anthony con molestia en su voz, sabía que aunque no era culpa de Albert el que la matriarca hubiese encontrado esos papeles, si tenía responsabilidad por no haberlos destruido en su momento.

-Y no está de acuerdo con su relación… - Dijo Archie, imaginando lo que había sucedido en el despacho.

-Eso no me importa. – Dijo Anthony que eso no era importante para él. – Lo que me importa es que no permitiré que Candy salga dañada, por ningún motivo. – Dijo una vez más el rubio.

-Joven Archivald… - Dijo el mayordomo quien venía detrás de los jóvenes. - Disculpe joven Archivald, pero la señora Ardlay me pidió que lo viniera a buscar. – Dijo ante la confusión de los otros dos jóvenes. – Quiere hablar con usted. – Dijo una vez más el pobre James.

Archie se detuvo en seco ante el llamado de la tía abuela, lo mismo que Stear, quien también estaba confundido por lo que estaba sucediendo. Anthony asintió al ver en la mirada de sus primos que ambos regresarían hasta el salón principal.

Archie caminó en silencio hasta el despacho, tenía duda acerca de lo que Elroy quería hablar con él, después de todo creía que no había motivo alguno por el cual fuese citado como había sido Anthony.

-Con su permiso tía abuela. – Dijo Archie en cuanto obtuvo el permiso para entrar. Elroy lo miró fríamente. Archie podía ver en su semblante que estaba muy molesta, así que descifraba que la discusión con Anthony había sido más grande de lo que había creído.

-Siéntate Archivald. – Dijo Elroy dirigiéndose a él con la misma frialdad y molestia con la que había hablado con Anthony.

Archie se sentó mirando al frente, sin perder detalle de las facciones molestas de la tía abuela. Ella lo miraba también estudiando sus reacciones y podía ver que su nieto menor estaba confundido por haber sido llamado.

-En diciembre, comentaste acerca de la amistad que tenías con una joven… Annie… Annie Britter. – Leyó la mayor en el informe que momentos antes Anthony le había mencionado.

-Así es… - Respondió Archie confundido, intentando leer lo que aquellos papeles que tenía Elroy en su poder decían acerca de su novia.

-¿Qué relación tienes con esta… señorita…? – Preguntó Elroy con cierta molestia en su voz, molestia que no pasó desapercibida por Archie.

-Annie es mi novia… - Se atrevió a responder Archie con inquietud, sabía que Elroy debía saber algo, por ello estaba preguntando acerca de su novia.

-¿Novia? – Preguntó la matriarca mirándolo fijamente. Archie asintió sin desviar su mirada, él también estaba dispuesto a defender su relación con Annie, hasta ese momento confirmó que era Cassie la joven con la que querían comprometerlo.

-Tía abuela, si quieres hablar del compromiso que la familia Britter quiere establecer conmigo, estoy de acuerdo con ello. – Dijo Archie antes de que la matriarca hablara. – Pero quisiera hacer la propuesta para comprometerme con Annie, Cassie no se opondrá, ella está enamorada de otra persona y no creo que se oponga…

-No creo que eso sea posible. – Dijo la tía abuela con la mirada fija en Archie. Archie guardó silencio por unos segundos.

-¿Quieres decir que el contrato está firmado? – Preguntó Archie con un vuelco en el corazón, él no quería casarse con Cassie, quería a Annie y si tenía que comprometerse era mejor que lo hiciera con ella.

-La familia Britter solo tiene una hija legítima. – Dijo Elroy ante la sorpresa de Archie, quien abrió los ojos sorprendido por sus palabras. Archie rogó que la hija legítima de los Britter fuese Annie, porque eso significaba que ella era con quien sería comprometido.

-¿Qué estás diciendo? – Preguntó Archie queriendo más explicación a lo que aseguraba la matriarca.

-¿No lo sabías? – Preguntó la vieja Elroy dudando de su sorpresa. Archie negó de inmediato. - Al parecer el señor Britter se empeñó en dar su apellido a dos jóvenes huérfanas. – Dijo hablando de manera despectiva, en su mente estaba el nombre de Candy y de Annie, ambas criadas en el hogar de Ponny y a quienes el señor Britter les había proporcionado su protección desde que eran unas niñas. Archie esperaba con ansias que terminara de hablar. – Candice White Britter y Annie Britter, son dos huérfanas abandonadas y criadas en un simple orfanato. - Dijo para sorpresa de Archie, quien al haber estado de pie sintió que el piso se movió bajo de él.

-¿Qué estás diciendo? – Preguntó Archie sin poder creer lo que Elroy decía.

-Lo que escuchas. – Dijo Elroy con molestia. – Parce que estas jovencitas se dedicaron a burlarse de ti y de Anthony, haciéndose pasar por hijas de la familia Britter. – Dijo anunciando que Candy al igual que Annie se habían hecho pasar por las hijas del señor y la señora Britter. Archie se negaba a creer lo que decía la matriarca.

-Eso no es verdad. – Dijo pensando en Annie y después en Cassie… pensó en el momento que las había conocido, él había dicho su nombre y Cassie había presentado a su hermana Annie.

-Cassie Britter es la legítima heredera de la familia y por consiguiente es la joven que pretendían comprometer contigo, sus padres ya están al tanto de la situación y... – Dijo Elroy rogando que Archie fuese más consciente que Anthony.

-¡De ninguna manera! – Dijo Archie negándose a comprometerse con ella.

-¡Es una orden! – Gritó la matriarca aún más molesta con la negativa de Archie. – La señora Britter sabe de la relación que tuviste con esa señorita y está dispuesta a hablar con su hija…

-Cassie no está enamorada de mí. – Dijo Archie seguro de ello. – Annie… Annie…

-¡Ella te mintió! ¡Ella dijo ser una Britter! ¡Usurpó un lugar que no le corresponde! ¡Es una arribista al igual que la muchacha con la que Anthony está encandilado! – Decía Elroy intentando hacer ver a Archie que solo estaban siendo engañados.

-¡No son unas arribistas! – Dijo Archie seguro que así era, después de todo él había sido el que se había acercado a ella y Candy… Candy jamás se había presentado como una Britter, en ese momento el corazón de Archie se partió, sintiéndose realmente engañado.

-¿Entonces ya sabías que esa joven no es una Britter? – Preguntó una vez más buscando en sus ojos la verdad.

-No, pero…

-¡No hay pero que valga! ¡Ella solo quería subir en la escala social! ¡Quisieron aprovecharse de ti y de Anthony y él no quiere darse cuenta de ello! – Decía Elroy con insistencia, deseando que Archie comprendiera y le ayudara a hacerle ver a Anthony que cometía un error.

-Tengo que hablar con ella. – Dijo Archie girándose de pronto para salir del despacho. Al igual que Anthony había dejado a la matriarca con la palabra en la boca.

-¡Archie! – Gritó la mujer en vano, quedándose sola en el despacho, con el coraje en su pecho y la impotencia de saber que ninguno de sus nietos había reaccionado de la manera que ella lo hubiera esperado.

Archie caminó hasta la salida de la mansión, sus pasos eran largos y su semblante molesto, su mirada estaba fija al frente, mientras las lágrimas corrían por sus mejillas, se sentía traicionado, defraudado, mientras su mente imaginaba el tierno y dulce rostro de Annie, pareciéndole imposible que las palabras de la tía abuela fueran verdaderas, negándose a creer que aquella dulce criatura hubiese sido capaz de engañarlo de esa manera.

Continuará…

Hermosas, llegamos hasta aquí por el día de hoy, espero que les haya gustado, por fin estalló la primera bomba y Archie se siente engañado, creo que es algo que no puede evitar porque su orgullo le impide ver las cosas como realmente son, vamos a ver cómo reacciona Annie al respecto.


AGRADECIMIENTOS ESPECIALES

TeamColombia:

Hola hermosas! Gracias por su paciencia, tuve algunas complicaciones el fin de semana, no hubo clases y fue fin de semana largo, por lo tanto tuve mucha gente a mi alrededor. Pero esperemos que esta semana sea tranquila.
Muchas gracias como siempre por comentar, espero les haya gustado este capítulo. Les mando un fuerte abrazo a cada una de ustedes.

Rose1404:

Hola hermosa, ¿Cómo estás? Espero que estén muy bien todos. Gracias como siempre por leer y comentar.

Por poquito el pequeño Alexander llega a la familia, pero no, fue falsa alarma jajaja, poco a poco se van adentrando a la pasión, ¿Serán capaces de contenerse? Vamos a ver que sucede.

Amiga, como siempre un placer leer tú comentario, te mando un fuerte abrazo.

Cla1969:

Ciao stupendo! Grazie per il commento, Archie stava davvero cominciando a pensare bene di Annie, vediamo ora cosa succede con quello che la prozia ha appena scoperto, sul serio, che la donna non ne ha mai abbastanza. Bellissimo, grazie mille per aver letto e commentato, è sempre un piacere leggere i vostri commenti. Saluti!

Julie-Andley-00:

Hola amiga ¿Cómo estás? Espero que estés muy bien.

También adoro que esta pareja tenga la oportunidad de crecer juntos, desafortunadamente solo sucede en nuestra imaginación y no en la historia real.

Muchas gracias por leer amiga y sobre todo por comentar, te mando un fuerte abrazo, un gusto como siempre leerte.

Silandrew:

Hola hermosa ¿Cómo estás? Espero de todo corazón que estés mucho mejor, al igual que tu esposo.

No te preocupes por el retraso, estoy segura que leerás ya sabes que la historia aquí se queda para cuando tengas tiempo.

Elroy sigue terca, necia y testaruda jajaja, esa mujer no se cansa de hacer su santa voluntad, creo que ya es por el gusto de joder con Anthony y demostrarle quien manda, no le gusta perder el control y con él lo pierde totalmente.

Te mando un fuerte abrazo hermosa y siguen en mis oraciones.

Saludos!

Mayely León:

Hola hermosa! ¿Cómo estás? Espero que estés muy bien.

Cayó la bomba Elroy y definitivamente viene a poner las cosas en "orden" según ella, esperemos que todo salga bien para los rubios.

Muchas gracias por tus buenos deseos, estuve muy festejada, pero más allá de ello muy atareada, así que terminé más cansada que celebrada jajajaja, quien me manda tener tantos cumpleaños en menos de una semana.

Te mando un fuerte abrazo amiga, saludos!

ViriG:

Hola hermosa! ¿Cómo estás? Espero que muy bien, ¿Cómo te fue este fin de semana largo? lo disfrutaste o definitivamente terminaste igual de cansada que yo? Espero que no jajaja

Creo que Anthony se haría zanahoriano por tal de cobrar su premio jajajaja.

Definitivamente creo que la historia de Patty es muy leve a como debe de haber sido vivir cerca de una catástrofe como esa, nunca me ha gustado escribir sobre la guerra, me siento ignorante al respecto, creo que para eso esta "Heridas de guerra" está genial amiga.

Comenzaron los enfrentamientos, Elroy llegó a remover las aguas y quiere que todos obedezcan a un movimiento de su dedo, pero vamos a ver si estos jóvenes se dejan.

Amiga hermosa, un placer leer como siempre tu comentario, te mando un fuerte abrazo, saludos!

Luna Andry:

Hola Luna! ¿Cómo estás amiga? Espero que muy bien.

Pobre Patty, creo que le tocó una experiencia muy fuerte, pero como dices ya está al lado de Stear y él la ayudará a sanar un poco con su amor.

Fíjate que me ha dado vueltas la idea de Cassie con Albert, no creas, me debato en ir a un lado o a otro, sin embargo sería difícil cambiar a estas alturas lo planeado, pero en verdad es tentadora la oferta.

Y llegó la mamá helicóptero! cómo siempre queriendo que todo se haga a su santa voluntad, creo que este estira y afloja de esta mujer es solo por el placer de joder, ya no porque le interese mucho su nieta jajaja.

Hermosa, te mando un fuerte abrazo, mil gracias por leer.

Saludos!

María José M:

Hola hermosa! bienvenida de vuelta, me imagino que estarás muy cansada, no te preocupes, espero que estés muy bien y que continúes con la lectura, ya después comentarás. Te mando un fuerte abrazo hermosa.

Saludos!


Muchas gracias a todas y cada una de las personas que están al pendiente de cada actualización, gracias por tener paciencia y sobre todo gracias por darme un espacio en su tiempo.


GeoMtzR

19/11/2024.