Buenas tardes! Espero que estén muy bien cada una de ustedes. Muchas gracias por estar pendientes en la actualización.
Les recuerdo que la historia NO es para menores de edad o para personas sensibles al tema adulto.
GRACIAS POR SU COMPRENSION.
DESTINO
CAPÍTULO 25
Candy había estado esperando a Anthony en la salida del hospital, era la primera vez desde que había comenzado a pasar por ella que no llegaba. Su mirada se alejaba a lo largo y ancho de la calle, buscando de un lado a otro la llegada de su novio.
Estuvo esperando por más de media hora, segura que tarde o temprano llegaría, pero no sucedió. La rubia suspiró resignada a que esta ocasión le tocaría regresar sola.
-Tal vez debió tener mucho trabajo. – Se dijo convencida de que llegaría al departamento a visitarla. Habían quedado de verse y él jamás faltaba a su promesa.
Anthony por su lado se había ido a caminar para tranquilizarse, no quería llegar al lado de Candy frustrado por lo que la tía abuela le había dicho, no quería preocuparla en vano porque estaba convencido que nada haría que los separara y si lo veía tan molesto, ella estaría temerosa de lo contrario. Pensaba en su novia y en que la había dejado esperando, ya era tarde y lo más seguro era que estaba en su departamento, sonrió imaginándose su rostro, después de haber caminado horas comprendió que lo único que lo tranquilizaría era estar junto a ella.
-Candy… - Pensó enamorado, ella era su refugio, su tranquilidad, ella era su fuerza y el motivo por el cual había enfrentado con tanta fuerza a la tía abuela, ella era el único motivo por el cual estaba dispuesto hasta renunciar a tan importante apellido, después de todo su padre también era un importante marino que lo apoyaría sin importar qué.
Se dirigió hasta el departamento de la rubia, impaciente, necesitaba estar en sus brazos para sentir que nada los separaría, quería sentir esa paz y esa armonía que sus brazos le brindaban.
En el departamento de las chicas, Candy había permanecido esperando a Anthony hasta que se convenció que ese día no la visitaría y a pesar de estar un poco preocupada por él, se tranquilizaba al saber que era la primera vez que él fallaba a su visita.
-Candy. – Dijo Annie al verla tan pensativa. - ¿Anthony no vino hoy? – Preguntó la pelinegra a su hermana del alma.
-Tal vez tuvo mucho trabajo. – Respondió la rubia disculpando la ausencia de su novio.
-Tal vez… - Dijo Annie segura de que así era, después de todo Archie tampoco había ido a visitarla. – Candy… Charles ha venido por Cassie y por mí… parece que los padres de Cassie han venido a la ciudad. - Dijo para sorpresa de la rubia, quien miró a su hermana extrañada por la repentina visita de los Britter.
-¿Qué sucedió? – Preguntó Candy extrañada.
-No lo sé. – Dijo Annie segura que ni ella ni Cassie, sabían el motivo del regreso de sus padres.
- ¿Quieres venir con nosotras? – Preguntó Cassie cuando salió de la habitación.
-Mañana tengo que trabajar. – Dijo Candy segura que era mejor para ella quedarse en el departamento.
-¿Estás segura? – Preguntó Annie al ver que Candy estaba un poco triste por la falta de su novio.
-¡Por supuesto! – Dijo Candy esperando imprimir un estado de ánimo que no sentía por ese momento.
-Bien, vamos Annie… - Dijo Cassie segura de que Charles ya estaría abajo esperándolas.
Las dos jóvenes salían del departamento listas para ver a los padres de Cassie, quienes habían llegado después de la visita que habían recibido de la vieja Elroy. La vieja al leer el informe que George había preparado para Albert, había decidido investigar por cuenta propia, encontrando que efectivamente Annie solo llevaba el apellido Britter de manera legal y no por nacimiento.
Candy se dio un baño, se puso bata de dormir y se preparó algo de cenar, después de haber estado esperando a Anthony casi toda la tarde se había convencido que no llegaría.
El llamado de la puerta la regresó de la cocina, le extrañó que a pesar de no ser tan tarde alguien llamara. Por unos segundos dudó en abrir al imaginarse que tal vez era Terry el que había llamado a la puerta. El sonido de la puerta se volvió a escuchar y la joven se acercó para preguntar quién llamaba, estaba en camisón de noche, no pretendía abrir, mucho menos al rebelde que de seguro no tenía nada mejor que hacer más que molestar.
-¿Quién? – Preguntó Candy con precaución.
-Soy yo, princesa… - Escuchó la voz de Anthony del otro lado de la puerta y de inmediato se le olvidó que estaba en ropa de noche, sus ganas de verlo dominaron su razón y de inmediato abrió los seguros que resguardaban la puerta del departamento.
-¡Anthony! – Le dijo sorprendida al verlo con el rostro lleno de aflicción. - ¿Estás bien? – Preguntó en cuanto él se dejó ir sobre ella abrazándola con fuerza.
-Ahora sí, pecosa… ahora sí… - Le dijo el rubio abrazándola y aspirando su dulce olor a rosas, calmándose de inmediato con su presencia, llenándose de ella y de su aroma para sentir una vez más que todo estaba bien cuando ella estaba a su lado.
-¿Qué sucede Anthony? – Preguntó Candy acariciando sus cabellos, permitiendo que se tranquilizara un poco, podía sentir que su cuerpo temblaba ligeramente.
Candy estaba asustada por la manera en la que Anthony se había presentado a su departamento. La había dejado plantada y había llegado a una hora poco prudente en un estado de molestia y tensión que jamás había visto en él, ni siquiera en aquel enfrentamiento con el actor.
-Anthony… - Le dijo Candy una vez más intentando ver sus ojos, quería saber qué le había sucedido, comenzaba a preocuparse por él. - ¿Qué sucedió? – Preguntó una vez más intentando ser paciente y neutral en sus sentimientos, debía ser ella quien lo tranquilizara en esos momentos.
Anthony soltó a su novia y cerró la puerta del departamento para después adentrarse y comenzar a relatar lo sucedido, había llegado el momento de decirle todo lo que había pasado antes de que él llegara a Nueva York y que ella pudiera comprender su estado de ánimo.
Candy lo invitó a sentarse y Anthony agradeció con una sonrisa sin percatarse que su hermosa novia vestía solamente un camisón de noche.
-Antes de venir a Nueva York… - Dijo Anthony con dificultad, le costaba hablar de algo a lo que se había resistido tanto tiempo y que de pronto lo alcanzaba amenazando con destruir todo lo bonito que había construido al lado de Candy.
-¿Quieres agua? – Preguntó Candy al ver que su novio tenía dificultad en contar lo que diría. El rubio asintió y la joven se levantó de inmediato para llevarle el vaso con agua.
Anthony hasta ese momento se dio cuenta que su novia lo había recibido lista para dormir y se sintió culpable por haber llegado tan tarde, se fijó en el departamento y advirtió que todo estaba en silencio, seguro de que las jóvenes Britter ya estaban dormidas.
-Siento haber venido así de improviso. – Dijo Anthony reaccionando a su imprudencia. Candy sonrió y negó con su cabeza mientras extendía el vaso con agua a su novio.
-No pasa nada. – Dijo Candy segura que necesitaba hablar, y ella estaba dispuesta a escucharlo, para eso era su prometida. – Lo importante es que tú estés bien. – Dijo Candy tomando su mano para reconfortarlo. - ¿Qué es lo que sucede? – Preguntó la rubia una vez más dispuesta a ayudarlo. Anthony suspiró más tranquilo y volvió a beber.
-Antes de venir a Nueva York, tuve un enfrentamiento con la tía abuela. – Confesó Anthony ante la sorpresa de Candy. Anthony intentaba concentrarse en la historia que debía confesar y no en que tenía a su novia muy cerca de él con su bata de dormir.
-¿Qué tipo de enfrentamiento? – Preguntó Candy para saber más acerca de ello.
-La tía abuela insistía en que me comprometiera con Elisa... – Dijo Anthony con cierto temor en su voz, temía la reacción de la pecosa.
-¿Comprometerte? – Preguntó Candy con temor, mirando a su prometido fijamente para que le dijera qué no era cierto lo que estaba escuchando. Anthony asintió con pena por revelar aquella incómoda situación que lo obligaban a llevar.
-De inmediato me negué a aceptar, yo no amaba a Elisa, pero ella no aceptaba mi negativa, así que el tío me ayudó a que realizáramos este viaje con la intención de aprender más sobre las empresas de la familia. – Decía Anthony mientras Candy esperaba que regresara a la parte del compromiso. – La convenció de darme un año para aprender y en ese tiempo yo pensaría lo del compromiso con Elisa. – Agregó Anthony arrepentido por haber prometido que lo pensaría. – En ese momento era mi única salida... – Decía el rubio seguro que así era, porque la vieja Elroy no aceptaba una negativa como tal. – Pero luego… luego te conocí… - Decía Anthony tomando la mano de Candy, la cual estaba fría, víctima de la impresión que tenía en su pecho. – En ese momento supe que no tenía nada qué pensar, mi decisión había sido tomada en un principio, pero al ver tus ojos por primera vez posarse en mí, supe que tú eras la indicada. – Dijo sin dejar de ver el rostro de Candy, el cual estaba fijo en sus manos.
-¿Estás comprometido? – Preguntó Candy sin dejar de mirar el anillo con el que él se había comprometido con ella. Parecía que no había escuchado sus palabras y que su mente solo se había concentrado en la palabra compromiso.
-¡Por supuesto que no! – Dijo Anthony seguro de ello, sintiéndose impaciente por lo que ella creía.
-Pero has dicho que lo pensarías… - Dijo Candy con dolor en su corazón.
-Era la única manera de librarme en ese momento. – Dijo Anthony mientras tomaba el rostro de su novia. – Te amo Candy, y la única mujer con la que estoy comprometido es contigo, mi amor. – Le dijo una vez más impaciente, esperando que ella comprendiera que hablaba con la verdad.
-Yo también te amo… - Dijo Candy con una sonrisa rota, mirando a su novio fijamente mientras él se acercaba a su boca y le daba un beso corto y húmedo. - ¿Pero entonces, qué es lo que te tiene así? – Preguntó la joven recordando que había llegado al departamento tenso y molesto.
-La tía abuela ha llegado a Nueva York e insiste con lo mismo… - Dijo para sorpresa de Candy, quien sintió el presagio de la tormenta que se avecinaba.
-Quiere que te comprometas con Elisa... – Dijo Candy con sus labios temblando de dolor.
Candy se puso de pie al ver asentir a su novio, le dio la espalda y puso su mirada en la ventana, pensando que todo era demasiado hermoso en su vida como para durar tanto, jamás había tenido tanta suerte y una vez más, aquella suerte se desmoronaba frente a ella.
-Ella sabe que jamás me comprometeré con Elisa, porque es a ti a la que amo… - Dijo Anthony abrazándola por la cintura, sintiendo en ese momento que no los separaba nada más que aquel pedazo de algodón que la rubia vestía. El cuerpo de Candy se estremeció ante su contacto, pero al mismo tiempo sentía que la quemaba y quería alejarse de él.
-¿Y no estuvo de acuerdo…? – Preguntó Candy segura de que así era, segura que alguien de la alta sociedad no querría a alguien humilde y sencilla como ella formara parte de una familia tan importante en la escala social.
-No me importa… - Dijo Anthony seguro de ello. – Yo te amo y estoy dispuesto a renunciar a la familia si es preciso, pero no te voy a abandonar. – Le dijo una vez más girándola hacia él para verla de frente. Candy lo miró a los ojos y vio en ellos sinceridad, decisión, él estaba dispuesto a luchar por ella, por su amor.
-No puedes hacer eso… - Dijo Candy sorprendida por lo que él pudiera hacer para estar a su lado. – Es tú familia… - Dijo una vez más la rubia.
-Tú eres mi familia Candy… tú eres mi pasado, mi presente y mi futuro… - Le dijo una vez más, buscando su boca con desesperación. Candy lo miró con ternura, enamorada de él.
-También tú eres mi familia Anthony… - Dijo Candy segura de ello. – Pero no puedo permitir que te alejes de tú familia… si lo nuestro no es posible…
-¡No! – Dijo Anthony interrumpiéndola, no queriendo escuchar las palabras que seguramente diría para bienestar de su familia, familia que no se preocupaba por él más que por su propio nombre y beneficio. - ¡Lo nuestro es posible pecosa! ¡Tú me amas! - Candy asintió a sus palabras. - ¡Yo te amo! Y con eso es suficiente, amor… - Le dijo besándola repetidamente en los labios y el rostro.
-Pero yo no quiero separarte de ellos… - Dijo Candy segura de hacerse a un lado para complacencia de Elroy y Elisa.
-Pero yo te necesito Candy… - Le dijo Anthony con frustración. – No renuncies a esto que tenemos por favor… - Le decía suplicándole en su rostro, sosteniéndola de las mejillas, mirándola fijamente con súplica, impaciente. – Te necesito Candy… - Insistió Anthony a la rubia.
Las lágrimas de Candy estaban recorriendo sus mejillas, sentía el dolor de Anthony en su corazón, era el mismo dolor que ella tenía en su interior, en su cuerpo, en su alma.
-No me digas que estás dispuesta a dejarme Candy… - Le dijo Anthony aún más cerca de sus labios. – Porque yo no estoy dispuesto a dejarte… primero muerto antes de que…
-¡No! – Ahora fue el turno de Candy de interrumpirlo, ella no lo quería muerto, ella lo quería a su lado, sintió el dolor en su pecho tan solo de imaginarlo muerto. – No digas eso… - Le dijo Candy acariciando su mejilla. – Yo te amo… tampoco voy a dejarte… - Le dijo Candy con una sonrisa, decidiéndose a luchar junto a él por su amor, segura de defender ese amor que había nacido entre ellos y que él le demostraba una vez más que era genuino. Anthony sonrió aliviado, soltando un poco su agarre mientras entre lágrimas sonreía feliz por la respuesta de su novia.
-Lucharemos juntos Candy… - Le dijo Anthony seguro que junto a ella sería más fuerte. – Te necesito a mi lado pecosa… - Le dijo besándola apasionadamente.
Candy se dejó llevar por los labios de su novio, quien de inmediato introdujo su lengua en su interior y comenzó a explorarla, ella se aferraba con fuerza a su cintura, permitiéndose sentir el calor de su cuerpo que comenzaba a emanar de ella y que le quemaba la piel.
-Te amo tanto, Candy… - Le decía mirándola a los ojos, secando con sus labios las lágrimas que habían quedado marcadas en su rostro pecoso.
-También te amo Anthony… - Dijo Candy con una sonrisa, mientras los labios de su amado recorrían sus mejillas, la punta de su nariz y sus ojos con impaciencia.
Los besos pronto llegaron a su mentón, la rubia suspiró al sentir cómo sus labios recorrían su blanca piel, recorriendo lentamente aquel camino marcado por la humedad de su boca. Sus manos se aferraron a la cintura de la rubia y ella sostuvo el aire en sus pulmones mientras la boca de Anthony comenzaba un nuevo recorrido por su cuello.
Un gemido sutil abandonó la boca de Candy, gemido que provocó que Anthony acelerara sus caricias, llenándose de ella, acariciando su cuerpo, sintiendo como poco a poco ella reaccionaba a las caricias que iban subiendo de tono.
-Anthony… - Gimió Candy su nombre, llamándolo de manera sensual sin proponérselo, dejándose llevar por el calor que emanaba de su cuerpo.
-Te necesito pecosa… - Le dijo con la mirada dilatada, sus manos aferradas a sus caderas, su respiración agitada y la mirada de súplica que le suplicaba permiso para continuar explorando su cuerpo.
Candy tomó su rostro entre las manos y lo besó apasionadamente. Anthony se dejó llevar por las caricias de su novia, quien hábil se perdía en su interior. Pronto los besos del rubio bajaron más allá de su cuello y Candy volvió a gemir, estaba dispuesta a continuar, él la necesitaba, ella lo necesitaba, necesitaba sentir su amor, necesitaba aferrarse a ese amor que él le otorgaba y Anthony necesitaba formar un vínculo irrompible entre ellos, quería formarse como una sola carne, quería marcar su cuerpo como propio y llenarla de él, quería asegurarse que nadie los separaría y qué mejor que consumar su unión, de esa manera ella le pertenecería siempre. Sus cuerpos lo deseaban, tanto ella como él estaban dispuestos a entregarse a su amor y formar una sola carne unidos.
-Tus amigas… - Dijo Anthony al escuchar que los gemidos de Candy cada vez eran más audibles y que sería imposible que no los escucharan a pesar de que estuvieran dormidas, mientras él se contenía de expresar lo que los besos de la pecosa producían en su cuerpo.
-No están… - Dijo Candy con una mirada brillante, dilatada. Anthony la miró de la misma forma y la besó con más calma, sin prisa, sin el temor de ser interrumpidos de un momento a otro.
La tomó por la cintura con una mano mientras con la otra la ferraba desde su nuca para volver a saborear su boca. Su lengua viajó a su interior y en círculos intentaba llenarla por completo. Candy comenzó a juguetear con él mientras sus cuerpos aumentaban el calor que sentían, pronto estaban en ebullición y no había más hacia dónde hacerse.
Anthony se sentó en el sofá con ella encima de él a horcajadas, permitiendo que sus intimidades chocaran por primera vez. Aquel contacto ocasionó que una corriente eléctrica los golpeara de pronto, sus manos recorrieron su cadera y se aferraron a ella para evitar que la rubia se levantara. Quería sentirla, quería que lo sintiera, él estaba duro y listo para consumar aquel acto de amor que tanto necesitaban en esos momentos.
Candy sentía que su cuerpo era una hoguera envuelta en llamas y que aquel contacto con el cuerpo de Anthony quemaba más su interior, provocando que su centro se contrajera complacido mientras las manos del rubio acariciaban su espalda una y otra vez. Candy cerró los ojos y echó su cabeza hacia atrás ofreciendo su pecho. Anthony lo tomó deslizando las mangas del camisón por un lado encontrándose con su hombro desnudo, comenzó a besarlo y Candy volvió a gemir meneándose encima de él. Aquel movimiento tan erótico provocó que Anthony gimiera con fuerza intentando aguantar su liberación.
Anthony pasó sus manos por debajo del camisón y acarició la piel desnuda de la rubia, quien sentía cómo sus venas irrigaban rápidamente su sangre. Los movimientos lentos de Candy sobre el rubio hacían que este reprimiera más la fuerza que lo obligaba a mover su pelvis contra la de ella.
Anthony se levantó con ella entre sus brazos y la llevó a la habitación, la sala no era el lugar indicado para amarse y eso es lo que él quería, quería descubrir su cuerpo y amarla, quería robar su inocencia y marcar con su cuerpo cada centímetro de su piel, quería decirle al universo que ella era de él y que nadie se la quitaría. Candy lo besaba mientras él caminaba por el pasillo que los llevaba hasta la habitación de la rubia. Anthony la miró fijamente antes de entrar, sabía que si entraban ahí no había vuelta atrás y no quería forzarla, no quería que se sintiera comprometida por la necesidad que él tenía por ella en esos momentos.
Candy le sonrió con una mirada brillante, dispuesta a demostrarle que ella también estaba dispuesta a todo para no perderlo, quería luchar a su lado, quería permitirse la libertad que tenía de ser feliz en la vida y Anthony representaba aquella felicidad. La rubia abrió la puerta de la habitación y entró en los brazos de su prometido, después Anthony aseguró la puerta y la llevó hasta el centro de la cama para después deshacerse de su saco. Candy lo miró y sus ojos brillaron con mayor intensidad.
-¿Estás segura mi amor? – Preguntó Anthony con el rostro encendido de pasión, con la respiración agitada y con el pantalón apretado por el secreto que ahí encerraba.
-Lo estoy… - Dijo Candy dispuesta a dar todo por él, dispuesta a perder su honra por el hombre que amaba y por el cual estaba dispuesta a todo, dispuesta a demostrarle que ella también lo necesitaba y que no temía entregarse a él porque simplemente confiaba plenamente en él.
Anthony sonrió con ternura, víctima de la confianza que Candy ponía una vez más en él. ¿Cómo defraudarla, si ella ponía algo tan valioso como su virginidad en su inexperto cuerpo?
Anthony se hincó frente a ella y deslizó suavemente la ropa interior de la pecosa, el calzón y la bata de noche era lo único que vestía, podía ver a través de la tela sus firmes areolas excitadas por sus caricias. El rubio acaricio sus piernas en el intento de desnudarla y ella contuvo el aliento, los nervios la traicionaban pero las ganas de entregarse a él eran más grandes que todo el miedo que pudiera sentir al ser señalada por la sociedad.
Anthony la observó fijamente y la amó aún más al ver que ella confiaba en él a pesar de que realmente no sabía lo que estaba haciendo, no era lo mismo tener la teoría a la práctica que se presentaba sin aviso. Candy sonrió con timidez y él le regresó la sonrisa seguro. Se posó arriba de ella y poco a poco comenzó a subir el camisón que la cubría, acariciando sus muslos hasta llegar a sus caderas y después a sus pechos desnudos, los cuales se erizaron en el acto al sentir el calor de su tacto.
-Anthony… - Gimió Candy sin pena, aún estaba cubierta y aquella caricia se sentía tan bien.
-Candy… - Le decía Anthony besando sus labios para después bajar a su mentón y pronto a su cuello. Desabrochó los botones frontales del camisón y continuó explorando con su boca la piel desnuda de la rubia, encontró uno de sus pezones y lo introdujo en su boca, Candy se retorció y abrió sus piernas al mismo tiempo para atraparlo entre ellas, aquel movimiento obligó a Anthony a succionar con delicadeza, saboreando aquel pedazo de carne rosado que se ofrecía ante él. - ¿Te gusta? – Preguntó el rubio para asegurarse que lo hacía bien. Candy no pudo responder, su cuerpo luchaba con su mente, la cual no le pasaba pensamientos reales porque lo único que podía sentir era el placer que esto le provocaba.
Aquel movimiento sirvió como respuesta para el rubio, quien con todo el ímpetu del momento comenzó a saborear con mayor ánimo la areola de la joven. Se cruzó hacia el otro lado, desviando el cuello del camisón para dejar libre el otro seno y comenzar a estimularlo mientras con su mano acariciaba el que acababa de soltar.
Candy se estremecía al sentir por primera vez la boca de Anthony explorando sus senos, quería gritar, quería gemir con fuerza y dejarse llevar por el placer y la pasión que este le proporcionaba, sin embargo no se atrevía a hacerlo y solo se retorcía mientras sus manos apretaban las sábanas de la cama sacándolas de su lugar.
Anthony se levantó y se deshizo de su camisa y de su camiseta interior, mostrando frente a la rubia su torso desnudo, aquella imagen fue maravillosa para Candy, quien no pudo evitar recorrer lentamente el abdomen plano y marcado de su novio. Estaban a media luz, pero las sombras de la luna se colaban por la ventana permitiéndole admirar la belleza del cuerpo masculino, así como a él las formas de ella.
-Eres hermosa. – Dijo Anthony sin poder esperar a admirarla por completo, despojándola de su camisón para admirarla por completo desnuda. El corazón de Candy se pasó a su garganta al sentirse tan expuesta, mientras Anthony sin dejar de observarla se deshacía de sus pantalones y volvía a posarse sobre ella, dispuesto a besar cada centímetro de su piel, dispuesto a reconocer poco a poco cada área que ocultaba la ropa. – Te amo… - Le dijo Anthony una vez más. Ella sonrió tímida, por un momento quiso cubrir su cuerpo y dejar de mirarlo, pero la perfección de su cuerpo le impedía hacerlo, era como si estuviera bajo un embrujo, sobre todo cuando el pantaloncillo que llevaba como ropa interior se erguía frente a ella presumiendo su erección.
-Te amo… - Dijo Candy con voz temblorosa. Anthony se acercó a ella y la besó con ternura para darle ese valor que había perdido al sentirse vulnerable y totalmente expuesta ante él.
Candy cerró los ojos y se abandonó a sus caricias una vez más, sintió como sus manos recorrían sus muslos y subían hasta sus caderas para después tomar sus senos y acariciarlos lentamente, mientras su lengua se fundía en el interior de su boca. Las caricias de Anthony eran verdaderamente enloquecedoras, cada beso, cada caricia lograba que su mente viajara a un lugar placentero y lleno de amor para ella, un lugar al que jamás había llegado pero que él la llevaba de la mano.
Sus labios volvieron hasta sus senos y una de sus manos se coló entre la unión de sus muslos para prepararla, quería estar seguro que estaría lista para convertirla en mujer. Candy gimió al sentir el medio de Anthony abrirse paso en su interior, comenzando a respirar impaciente mientras su cuerpo lubricaba con abundancia, el estímulo con su mano pronto surtió efecto, el interior de Candy estaba más húmedo que nunca. Anthony había pensado que simulando la penetración con su medio sería menos incómodo para ella recibirlo, pero jamás imaginó que pronto provocaría el primer clímax de la pecosa, quien con el entrar y salir con su medio la llevó al punto máximo de ebullición haciendo que estallara sobre su mano.
-¡Anthony…! – Gimió Candy al sentir como su cuerpo se separaba de su alma, era como si de pronto flotara y pudiera ser testigo desde fiera de aquella maravillosa explosión de placer que estaba sufriendo.
Anthony había dejado de besar sus senos, se había concentrado en su rostro al sentir como ella comenzaba a retorcerse entre sus brazos, cada intromisión de su medio en ella la hacía estremecerse y deformar su rostro en placer. Su rostro estaba enrojecido, sus labios entreabiertos pidiendo aire con desesperación, mientras sus ojos se entrecerraban para volverse blancos mientras arqueaba su espalda y su humedad corría por su mano.
Candy se afianzó del cuerpo de su novio quien enamorado la miraba embelesado por el maravilloso espectáculo que ella le regalaba, permitiendo estar en primera fila para gozar su primer clímax y verla reflejar en su rostro la plenitud del momento tan íntimo que compartían.
-¿Qué sucedió? – Preguntó Candy una vez que pudo recobrar el aliento, una vez que sintió que su alma bajaba a su cuerpo y volvía a completar su razón, mientras Anthony la seguía admirando. Él la besó tiernamente, en un beso largo, húmedo, beso que Candy disfrutó sumado a la culminación recientemente vivida.
-Llegaste a la cima… - Le dijo Anthony en un sensual susurro cerca de su boca. Candy lo miró con sus ojos aún más brillantes que nunca, posando sus esmeraldas en los azules de él descifrando sus palabras. – Has tenido un orgasmo pecosa… - Le dijo con timidez, como si aquellas palabras fuesen prohibidas, pero al mismo tiempo escucharlas encendían nuevamente su deseo, deseando que su miembro tomara el lugar de su mano, deseando continuar con aquella entrega que quedaba a medias mientras la rubia se hincaba frente a él con cierta pena por la confesión de los hechos. – No tengas pena… fue maravilloso… - Le dijo Anthony besando su hombro, acercándose a ella por la espalda, acariciando su brazo mientras su boca besaba una y otra vez su hombro y después se deslizaba hasta su nuca, separando sus cabellos para tener libre acceso.
Candy cerró sus ojos y sintió como su piel se erizaba por completo al sentir nuevamente sus caricias, pronto sintió que aún no estaba satisfecha y que su cuerpo volvía a pedir aquella magnífica reacción que la había catapultado a la cima del iceberg.
Anthony sintió como su pecosa se estremecía con sus besos y su suave contacto, besó su espalda hasta donde esta perdía su nombre, acarició sus glúteos con su lengua y Candy volvió a gemir con mayor fuerza. La reacción de la rubia lo animó a continuar y pronto la tenía recostaba boca abajo mientras él observaba cada una de sus curvas, acariciando su piel, observando su reacción, podía ver los vellos de su cuerpo levantarse con un simple roce y eso lo enloquecía de placer y de deseo.
-Te amo pecosa… - Le susurró al oído una vez más, aquellas palabras hicieron presa a la rubia de la pasión, quien giró su rostro y ofreció sus labios, que resecos querían la humectación de su boca. Anthony los tomó con lentitud, permitiéndose juguetear un poco con ella, saboreando lentamente su boca mientras la rubia sentía la desesperación apoderarse de ella.
-Te amo… Anthony… - Gimió tomándolo por el cuello para fundir de lleno su boca, para dejar de sentir aquel roce que solo la provocaba pero que no la llevaba a ningún sitio. Anthony sonrió en sus labios al sentir como ella estaba tan necesitada de sus besos, de sus caricias. La giró de nuevo y su cuerpo quedó debajo del de él, la tenía una vez más a su merced, la miró a los ojos y los vio resplandecer de deseo, mientras él sentía que ya no podía contener más a su cuerpo, quien le pedía a gritos ser liberado.
Anthony se deshizo de su pantalón interior y liberó aquella extremidad que pedía auxilio. Candy se centró en sus ojos y en su pecho, sintiendo pena por inspeccionar aquella zona prohibida. El rubio volvió a posarse sobre ella, separó sus piernas con delicadeza y se posó entre ellas mientras comenzaba a besar una vez más su boca con ternura, de pronto toda la pasión contenida se había dispersado y el sentimiento de amor volvía a dominarlo, ella era la mujer que amaba, la niña a punto de ser mujer a la que él convertiría, la joven que ponía en sus manos su pureza y que él debía venerar por tan alto honor de confianza depositado.
Sus besos eran lentos, tiernos, húmedos, mientras con su mano izquierda la sujetaba por la cintura y con la derecha buscaba la mejor posición para su penetración, su miembro se posó en su virginal abertura. Candy gimió ansiosa por la descarga que generó aquel mínimo roce y Anthony sintió que en ese momento se liberaría, apretó sus ojos para mentalizarse nuevamente y aguantar así el acto. Sabía que no debía apresurarse, sabía que estaba a punto de terminar, era su primera vez y actuaba conforme al sentimiento, pero se sabía inexperto en el arte de amar, ella era su musa, su inspiración para hacer el amor y al mismo tiempo no quería defraudar esa confianza que había puesto en él.
-¿Estás lista? – Preguntó cuándo estaba en posición. Candy lo miró a los ojos dudando por unos segundos, segundos que él sintió eternos porque su cuerpo ya no podía parar, este dolía por la excitación y la contención de su culminación.
Los ojos de él brillaron y Candy sintió aquella necesidad, le sonrió tímida y ella misma alzó su pelvis para acercarse a su erección que sorpresivamente recibía el contacto. Anthony la besó una vez más y comenzó a buscar el camino a su entrada, pronto sus cuerpos se accionaron y poco a poco el juego de toma y daca comenzó entre ellos. Cada vez que Anthony entraba en ella era la gloria y cada vez que se salía la presión por regresar era evidente en su cuerpo, sabía que tenía que ir lento, algo en su interior le decía que debía contenerse para su culminación y para robar la virginidad de la joven.
El momento había llegado, estaba dentro de ella y aquella membrana que los separaba estaba a punto de ser conquistada, ya no había marcha atrás. Candy lo miró fijamente y él volvió a preguntar con su mirada, necesitaba estar seguro si ella realmente quería entregarse a él por completo, ella lo besó en respuesta y Anthony empujó su cuerpo con un suave y firme movimiento, logrando sentir como atravesaba aquella pared virginal que en esos momentos cedía a su estaca, deslizándose hasta lo más profundo de su ser.
Candy apretó la espalda de Anthony al sentir como era llenada en su interior, la pequeña incomodidad que sintió en ese momento la hizo aferrarse a él mientras el rubio respiraba agitado, su corazón latía a mil por hora y su miembro luchaba fuertemente por contenerse. Besó su frente con ternura y reguló su respiración, su cabeza punzaba fuertemente y el deseo en ese preciso momento era incontrolable, quería moverse, quería comenzar la danza natural de dos cuerpos sucumbidos por el deseo.
-¿Estás bien? – Preguntó Anthony con dificultad, para él era muy difícil detener sus emociones, pero debía hacerlo por el bien de ella, por el bien de él, que por su inexperiencia podía echar todo a perder.
-Duele un poco. – Respondió Candy, quien sabía bien que esto era normal, no en vano había escuchado las conversaciones de las enfermeras que presumían de los encuentros clandestinos que tenían con sus "novios".
-Lo siento mi amor… - Le dijo en un susurro, besando su rostro con besos cortos y tiernos, besos que ayudaban a controlar a su cuerpo y a disculparse por haberla lastimado. – No quería lastimarte… - Dijo nuevamente con verdadero sentir. Candy sonrió enternecida por el cuidado con el que él la trataba, podía sentir que su cuerpo se contenía buscando cuidarla.
-Es normal la primera vez… - Dijo Candy tomando su rostro para verlo a los ojos, segura que el dolor era pasajero y que debía ser así. Anthony le sonrió agradecido por intentar hacerlo sentir mejor.
Él estaba dentro de ella, ella debajo de su cuerpo, sus pechos desnudos chocaban entre sí y sus labios buscaban desesperadamente un nuevo encuentro, la intensidad aumento y poco a poco Anthony comenzó el vaivén de la penetración, entrando y saliendo de ella lentamente, buscando su comodidad, poco a poco los movimientos aceleraban, el cuerpo de Candy comenzaba una vez más a humedecerse y a sentir el deseo invadir sus venas, aquella sensación era mucho más placentera que la que había sentido con su medio, podía sentir cada milímetro de su entrada ser cubierta por la dura erección de su novio, podía sentir como cada espacio era cubierto por él y aquel contacto provocaba emociones nuevas en su interior.
Anthony besó sus senos intercalando entre uno y otro, buscando aumentar el deseo de la joven enfermera que buscaba desesperadamente respirar con facilidad, el oxígeno abandonaba sus pulmones y sus labios se abrían victimas del continuo ataque a su cuerpo. El clímax llegó de repente, el cuerpo de Candy se estremeció una vez más en los brazos de Anthony, quien sintió directamente sobre su dureza la vibración de su interior, sentía como el cuerpo de la rubia lo succionaba y lo aprisionaba en su interior incapaz de soltarlo, pero él no quería que lo soltara, él quería que ella lo mantuviera dentro dándole su calor, quería sentirse arropado en aquel cálido y húmedo refugio, sus ojos la observaron un vez más como sus ojos se ponían en blanco y su espalda se arqueaba mientras sus caderas se contoneaban sin control. Anthony estaba con la boca abierta perdido en aquella maravillosa imagen, era víctima de la sensualidad de la pecosa, era víctima de sus gestos hermosos que le gritaban sin necesidad de gritos cuanto estaba disfrutando.
-Anthony… - Gimió Candy una vez que se unificó, acercándose a su cuello para aferrarse a él sin dejar de mover sus caderas, quería más y Anthony comenzó a moverse con mayor fuerza, quería complacerla y descubrió que para él también era una delicia acelerar los movimientos, pronto ya no pudo contenerse, entrar y salir de ella a esa velocidad lo estaba llevando hacia un abismo, abismo que pronto recorrió y que fue inminente su caída, sintiendo cómo su cuerpo comenzó a tensarse mientras Candy se aferraba con fuerza a su cuello y él evitaba salirse de su interior.
El tiempo se detuvo para ambos, sus corazones latían al unísono y sus miradas se cruzaban en el preciso momento en el que tocaban juntos el punto máximo del placer. Parecía que nada sucedía alrededor, solo existían ellos, solo existían sus cuerpos conectados, formándose como una sola persona, convirtiéndose en dos seres que se pertenecían, ella era su mujer, él era su hombre y a partir de ese momento nada en el mundo podría separarlos. Ambos lo sabían, podían verlo en sus ojos, era como si una película pasara entre ellos, una serie de imágenes unidos en otras vidas pasó por su mente, confirmándoles que efectivamente ellos se pertenecían en esa y otras vidas y que era su destino estar juntos.
El grito de placer que los envolvió a ambos apareció una vez que bajaban de la cima, una vez que sus almas que flotaban volvían a su cuerpo y los regresaba a sentir esa sensación de calor que los asaltaba. Sus corazones latían con fuerza, sus cabezas punzaban como si la pasión estuviera a punto de salir a presión de sus cuerpos. Anthony sonrió feliz al sentir por primera vez aquella mágica sensación dentro del cuerpo de una mujer, no tenía comparación a los sueños húmedos que alguna vez tuvo, estar dentro de Candy se definía como la misma gloria, se sentía tan feliz que no le importaba en esos momentos el coraje de la tía abuela, no le importaba el escándalo que se armaría por su rechazo a la joven Leagan, podía morir en esos momentos y sentirse pleno.
-Te amo pecosa… eres todo para mí. – Le dijo besando su boca con ternura, un beso lento y tierno se apoderó de ellos, mientras Candy aflojaba su agarre.
-También te amo Anthony… - Le dijo con pena… la pena que apareció ante ella al haber consumado su acto, ya no era la jovencita que había salido del orfanato llena de sueños y esperanzas, ya no era la joven que había prometido cuidarse de los chicos burgueses que solo buscaban divertirse, ahora era una mujer enamorada de su hombre que había entregado todas sus esperanzas en él.
Anthony sintió aquella pena que aparecía en su prometida, pena que sintió podría ser arrepentimiento, la arropó con su cuerpo y besó sus cabellos una y otra vez, buscó sus labios y los besó repetidamente con besos cortos y tiernos, quería tranquilizarla, hacerle ver que él estaría con ella y que no la juzgaba por haberse entregado a él, al contrario para él aquella entrega significaba la confirmación de que estaba dispuesta a luchar por él así como él estaba dispuesto a luchar por ella.
-Pronto nos casaremos, Candy. – Le dijo Anthony seguro de ello, estaba dispuesto a desafiar más que nunca las decisiones de la tía abuela, estaba dispuesto a hablar con el tío William para que informarle que sus planes habían cambiado y que ahora no esperaría siquiera el año que le había dicho esperaría para anunciar su compromiso. – Te lo prometo. – Agregó al mismo tiempo que la abrazaba con fuerza.
Candy lo abrazó segura que cumpliría su palabra, segura de que su promesa llegaría como habían llegado todas y cada una de las que le había hecho, él era un hombre de palabra y ella era una mujer ahora que confiaba más que nunca en su hombre.
Se acomodaron en la cama dispuestos a dormir, habían pasado varias horas conociendo sus cuerpos, habían disfrutado el tiempo que sin querer les habían otorgado. Candy se acomodó en el pecho de Anthony y pronto se durmió en sus brazos.
Continuará…
Hermosas terminamos por hoy, espero que les haya gustado este capítulo. La verdad que a mí me encantó escribirlo, ¿Qué les puedo decir? Adoro a esta pareja y más cuando son felices. Muchas gracias por estar al pendiente de cada actualización, ahora es su turno, espero sus comentarios al respecto.
AGRADECIMIENTOS ESPECIALES
TeamColombia:
Hola hermosas! Estoy segura que con ustedes acerté! Espero de todo corazón que les haya gustado el capítulo, en verdad sé que ustedes son todas unas golosas, propio de su tierra caliente! jajajaja. Mil gracias por sus comentarios, gracias por sus felicitaciones y por sus lindas palabras, se les quiere bien amigas.
Saludos a cada una de ustedes, espero que estén muy bien.
Cla1969:
Ciao stupendo! Come stai, spero molto bene. È vero che è sempre una delusione scoprire che ti hanno mentito, speriamo che questa bugia non sia molto grave per loro. Penso che William abbia preso tutti gli orecchini da Chicago e Lakewood, speriamo che arrivi presto. Amico, grazie mille per aver letto e commentato, spero che tu possa capire il mio commento perché la traduzione diventa strana su Google hehehehehe. Ti mando un grande abbraccio!
Rose1404:
Hola amiga! ¿Cómo están? Espero que muy bien tú, el pequeño Anthony, Alexander y tu novio jijijiji (ya bauticé al que viene jijijijii)
Me alegra que te haya gustado el capítulo anterior, espero este también haya sido de tu agrado, los rubios ya por fin se entregaron a su amor y su pasión por el temor a ser separados, esperemos que eso sea suficiente para mantenerlos juntos y que la vieja loca de Elroy ya se calme un poquito en su intensidad.
Te mando un fuerte abrazo hermosa!
Julie-Andley-00:
Hola hermosa! ¿Cómo estás? Me alegra que hayas leído el capítulo, definitivamente la tía abuela se olía algo extraño y no era ella, así que tenía que cerciorarse, como siempre queriendo controlar todo, esperemos que su intensidad baje de nivel.
Hermosa, mil gracias por leer y comprender, te mando un fuerte abrazo hermosa!
Saludos!
Mayely León:
Hola hermosa! ¿Cómo estás? Espero que muy bien. ¿Cómo ves con Elroy? Vino a fastidiar el ambiente, esa mujer no es feliz y no le gusta que los demás lo sean, ya nada más porque su padre le eligió marido cree que puede hacerlo con todos los demás.
Muchas gracias como siempre por leer amiga, te mando un fuerte abrazo!
Saludos!
ViriG:
Hola hermosa! ¿Cómo vas? Espero que mucho más descansada jijiji, pero te tengo noticias, nuevamente está cerca el fin de semana aaahhhh! jajajaja espero que hayas guardado fuerzas para este jajaja, porque las posadas aunque no oficialmente ya comenzaron jejejejeje.
Con la tía abuela en Nueva York va a arder Troya! ¿Será? o será que la vieja acepta todo y se da por vencida...? será? tal vez en algún universo alterno lo hace no? jajaja.
Definitivamente la gente que se cree superior no ve el valor de las personas que han salido adelante por sí solas, pienso que es una especie de envidia hacia ellas y por orgullo se niegan a reconocer que el valor de estas reside en sus acciones y no es sus posesiones.
Y sí... Anthony estuvo firme... como roca... sobre todo para la pecosa jijijijiji. Tiene miedo de que la tía abuela logre su cometido y al estar con ella cree que asegura su compromiso, esperemos que Candy pueda quedarse a su lado y luchar sin hacerse a un lado, sabemos cómo es de buenas tardes la pecosa.
La mamá de Cassie terca en que su hija se case, esperemos que pueda entender que Archie no quiere ese compromiso y no se convierta en una Elroy Ardlay joven jajajaja ¿Te imaginas? No sabemos qué hacer con una! menos con dos!
Definitivamente estos dos ya cocieron bien el arroz... jejejeje
Amiga, me alegro que te haya gustado el capítulo, espero que este también haya sido de tú agrado.
Y viene otro fin de semana largo! mis hijos no van a la escuela mañana y los tendré aquí todo el día jajaja, así que a buscar un poco de tiempo para mí jijijiji.
Hermosa, te mando un fuerte abrazo, muchas gracias por leer y comentar como siempre para mí un placer leer tú comentario.
Saludos!
P.D. Espero que hayas podido leer los fic que te recomendé.
Silandrew:
Hola hermosa! Siento mucho leer que siguen en el hospital, en verdad deseo de todo corazón que tu marido se recupere pronto, te lo digo sinceramente sigue en mis oraciones en verdad.
Creo que este capítulo te quitó un poco la duda? jijiji, se fueron dando de probadita en probadita y ya se comieron todo el pastel, aunque bueno, con la edad que tienen creo que les queda pastel para rato jajaja. William anda muy ocupado y creo que ni cuenta se ha dado que le robaron los papeles de la investigación de Candy, este hombre creo que también anda por ahí de coqueto porque no aparece aún jijijijii.
La pobre Annie no sabe lo que le espera, Archie está muy enojado y quiere una explicación, la pobre tiene muchos enemigos en el fandom! pobre en verdad.
Hermosa te mando un fuerte y sincero abrazo, deseando que pronto todo esté mejor con tu esposo. DTB.
Saludos!
Muchas gracias a todas y cada de las lectoras que están al pendiente de la actualización, les agradezco esperar para dejarme entrar unos minutos a ese espacio tan íntimo y personal que poseen, gracias por leer mis locuras. Les mando un fuerte abrazo a cada una de ustedes.
GeoMtzR
21/11/2024.
