Muy buenas tardes hermosas! Espero de todo corazón que disfruten mucho el último día del año, deseo que todas las penas y tristezas se queden atrás y que este año venidero les depare sonrisas, alegría y mucha prosperidad.

DESTINO

CAPÍTULO 34

Candy estaba en el hospital, acababa de despertar después de dos días inconsciente, su cabeza dolía y tenía muchas ganas de llorar.

-Candy… ¿Cómo te sientes? – Preguntó Annie, quien había estado cuidando de ella junto con Tom.

-Mi cabeza… - Dijo la rubia un poco desconcertada por despertarse en el hospital. - ¿Qué sucedió? – Preguntó una vez más, su memoria aún no la llevaba al amargo recuerdo de los últimos minutos antes del accidente.

-Tuviste un accidente. – Dijo Annie con temor, temía que le preguntara por Anthony.

-¿Accidente? – Preguntó Candy como si de pronto se hubiese olvidado de lo que había acontecido. – Yo estaba con Terry… - Dijo pensando en lo último que recordaba. – Luego… ¡Anthony! – Dijo intentando ponerse en pie sin recordar que Anthony había sido herido a traición.

-Tranquila Candy, acuérdate del bebé… - Le dijo Annie de pronto. Candy abrió los ojos sorprendida.

-¿Ya lo sabes? – Preguntó la rubia sintiéndose avergonzada frente a ella. Annie asintió con una sonrisa rota y con los ojos cristalizados, pero demostrándole con su ternura que no la juzgaba, por el contrario estaba ahí para ella.

-¿Por qué no me dijiste nada? – Preguntó la joven con los ojos llorosos.

-Ni yo lo sabía. – Dijo Candy con la misma pena por no haber hablado con ella.

-Eres una despistada… - Le dijo Annie intentando desviar más el tema de Anthony.

-Anthony tiene que saber que es su hijo. – Dijo de pronto. Annie se tensó ante esa afirmación.

-No puedes levantarte. – Dijo Annie de nuevo. Candy la miró cuestionándola con los ojos.

-Pero me siento bien… tengo que buscar a Anthony, él se fue cuando Terry… - Su boca se quedó en silencio de pronto, los recuerdos llegaban a su mente de manera sorpresiva.

Candy miró a Annie con horror, quería de pronto estar soñando, quería encontrarse en otra realidad y que la despertaran para decirle que solo era una amarga pesadilla.

-Candy… - Dijo Annie al ver que su hermana se acordaba de lo que sucedía.

-Annie… Anthony… - Decía la rubia a punto de estallar en llanto. - ¿Dónde está? – Preguntó una vez más impaciente.

-No lo sé Candy… - Respondió Annie sin poder contener el llanto.

-¿Cómo está? – Preguntó una vez más. – Tengo que verlo… - Decía impaciente.

-No… Candy… - Decía Annie insistente en que no se levantara, mientras la rubia estaba necia en levantarse para ir a buscarlo. – Espera a que venga el médico. – Le decía nuevamente.

-No, yo tengo que saber cómo está…

-¿Qué sucede? ¡Candy! – Dijo el doctor Black en cuanto se dio cuenta que Candy estaba peleando por ponerse en pie.

-Doctor, ya estoy bien, solo tengo que ir a ver a Anthony… - Decía negándose ella misma a aceptar sus recuerdos.

-Candy, por favor recuéstate. - Le dijo el médico firme. Candy lo miró a los ojos, aquella mirada era la mirada que ponía cuando debía dar una mala noticia.

-No… - Decía Candy negándose a escuchar lo que su mente le recordaba. - ¿Dónde está? – Preguntó con desesperación.

-Candy, estuviste muy delicada estos días. – Dijo el doctor Black intentando que se controlara. Candy lo miraba fijamente.

-Mi bebé… - Dijo con miedo al tener ahora sí todo en su mente.

-Él está bien… - Dijo con una sonrisa de alivio para la joven enfermera. – Pero es necesario que mantengas reposo, por lo menos unos días. – Agregó con ternura.

-¿Qué pasó? – Preguntó Candy, ella no se había dado cuenta de nada, su mirada había estado en Anthony todo el tiempo, sobre todo cuando vio que lo acuchillaron, ahí fue cuando todo se puso negro para ella y lo único en lo que pensaba era en llegar hasta él.

-Te golpeó un automóvil. – Dijo el doctor explicando lo que Terry le había dicho. – Al parecer querías llegar hasta Anthony y no te fijaste que venía un auto. – Dijo con tiento, quería ver cómo reaccionaba. – Ahorita lo más importante es tu bebé, necesita que estés tranquila… hazlo por él. – Agregó el doctor Black, intentando que la joven reaccionara de esa manera.

-Anthony… no… - Dijo Candy como comprendiendo lo que querían avisarle.

-No lo sabemos Candy… - Dijo el doctor, queriendo ocultar información que en esos momentos solo podría empeorar la situación. Candy asintió con tristeza, tenía que hacerlo por su hijo.

La rubia se recostó en la cama nuevamente, mientras el médico la observaba y le ponía un sedante, temía que la reacción de la joven empeorara el panorama médico, le había costado detener el producto en su interior y temía que al enterarse de la muerte de Anthony todo empeoraría.

Los ojos de Candy comenzaron a derramarse en silencio, se sentía tan triste, no era difícil imaginar lo que había sucedido con su amado príncipe de las rosas, la mirada del doctor, el llanto de Annie, su último recuerdo que lo veía ser atacado.

-Anthony… mi amor… – Dijo Candy en silencio, su llanto era tenue pero su dolor era inmenso.

Con todo el dolor que sentía la rubia intentaba ser fuerte, le quedaba su hijo, su pequeño, fruto del amor con Anthony, debía velar por él aunque se estuviera muriendo por dentro.

Annie miraba a su hermana con el corazón deshecho, no podía soportar verla llorar de esa manera, jamás la había visto tan mal en toda su vida y le partía el alma no poder hacer nada para ayudarla.

-Vamos Candy… - Le rogaba para que abriera la boca y comiera. Candy solo comía por inercia, por su hijo, porque su cuerpo tenía ganas de desvanecerse y no levantarse más. – Un poco más… - Le decía la joven con el llanto contenido. Candy abría la boca y solo masticaba lentamente.

Cassie iba las mañanas para ayudarle y Tom también estaba ahí para apoyarlas. Annie se quedaba de noche para asistirla a todas horas, pero la rubia no cooperaba mucho. El dolor que sentía por la pérdida de su alma gemela era demasiado y por momentos pensaba que no tenía caso vivir sin él, pero después se daba cuenta que era egoísmo de su parte privar de la vida a quien había sido engendrado con un amor tan profundo y verdadero.

-Tienes que estar bien… - Le decía hablándole a su pequeño. – Tú papá estaría muy feliz si se hubiera enterado de tu llegada… - Recordaba llorando que él había creído que Terry era el padre de su hijo, rogaba en silencio que Anthony hubiera comprendido aquella mirada que ella le había dirigido donde en silencio le gritaba que aquel bebé era producto de su grande amor.

-¿Cómo está? – Preguntó Cassie cuando llegó a verla.

-No lo sé… - Respondió Annie a punto de llorar, mirando a la rubia que continuaba con la mirada perdida en la nada. – Casi no come, llora mucho… - Decía la joven comenzando a llorar.

-Es normal Annie… - Decía Cassie con una sonrisa rota, sintiendo que su problema era mínimo comparado con lo que Candy vivía. – Perdió al amor de su vida, al padre de su hijo… - Dijo estremeciéndose mientras se tocaba el vientre con miedo de pensar en estar en el lugar de la pecosa. Annie asintió y salió un momento de la habitación, debía recomponerse para que Candy no se diera cuenta que no era fuerte, ella tenía que serlo para su hermana del alma.

-Annie… - Dijo Tom al verla salir envuelta en llanto. - ¿Cómo sigue? – Preguntó mientras recibía entre sus brazos a su hermanita, quien se refugiaba en él buscando consuelo.

-Muy mal Tom… - Dijo Annie sin dejar de llorar, por primera vez aquel par de hermanos no discutían, el tener a la joven que siempre los apoyaba y defendía en cama los había hecho demostrar el verdadero sentimiento que los unía.

-Annie, me he dado cuenta de algo. – Dijo Tom en voz baja, mirando a todos lados como si no quisiera que nadie los escuchara.

-¿Qué sucede? – Preguntó Annie sin comprender el comportamiento de su hermano.

-Que no han dicho nada del funeral de Anthony… - Dijo Tom seguro que en los periódicos no había salido nada. – La prensa está en silencio, no hay misas oficiadas, no hay aviso de traslado de cuerpo… - Decía seguro que una noticia de esa índole sería anunciada por todos los medios del país, era común que cuando una persona de la alta sociedad fallecía se anunciaba de inmediato.

-Tal vez la familia no quiso hacerlo público. – Dijo Annie pensando que todo lo querían manejar en privacidad.

-No lo sé… hay algo extraño. – Dijo Tom seguro de que así lo sentía. – Yo puedo averiguar, tengo una cita pendiente con el señor Ardlay. – Dijo mirando a Annie, quien abrió los ojos sorprendida por lo que quería hacer su hermano.

-¡Pero ellos no tienen que saber que Candy está con vida! – Dijo Annie de inmediato intentando proteger a su hermana, temía que al enterarse y al no estar ya Anthony podrían quitarle a su hijo, con todo el poder de esa familia era posible que lo hicieran.

-No te preocupes, sabré manejarlo. – Dijo Tom seguro que no hablaría hasta averiguar lo que estaba sucediendo, para él si resultaba extraño que no hubiera salido nada en el periódico con respecto a la "muerte" de un miembro tan importante de tan respetada e ilustre familia. - ¿Y Cassie…? ¿Cómo está? – Preguntó pasando un trago amargo que se atoraba en su garganta.

-Tom… - Le dijo Annie con ternura, sabía que estaba sufriendo por la rubia de ojos azules. – No te hagas esto… - Le dijo acomodando sus cabellos. Tom la miró fijamente, en ese mirada venía su más grande sentir.

-Solo quiero saber… - Dijo Tom con esa tristeza discreta que reflejaban sus ojos.

-Terry se casará con ella… - Dijo Annie con tristeza por ser ella la que le daba esa noticia.

-No la merece… - Dijo molesto, creía que aquel hombre no tenía ningún derecho sobre Cassie y su hijo.

-Pero ella lo ama, y cuando uno ama a alguien es imposible sacarlo de la mente… - Dijo Annie bajando la mirada para ocultar su llanto, le era imposible no sufrir por Archie aún, y más cuando lo imaginaba llorando por la muerte de su primo, sentía ganas de ir a consolarlo, pero la detenía su orgullo al sentirse rechazada por él. Una espina volvía a clavarse en su pecho al pensar que debía estar como loco al saber a Candy muerta, tal vez lo correcto sería decirle la verdad y evitar que sufriera, pero primero estaba la seguridad del hijo de Candy.

-Hey… ¿Qué pasa? – Preguntó Tom al ver que los ojos de Annie lloraban de vuelta.

-No es nada… - Dijo Annie intentando ocultar que ella también tenía el corazón roto. Tom sonrió y comprendió que no era el momento de hablar.

-Bien… iré a ver al señor Ardlay. – Dijo seguro de que iría a buscarlo. Annie asintió y permitió que su hermano la hiciera de investigador, de esa manera su mente estaría ocupada y no pensaría en la próxima unión de Terry y Cassie.

Tom estaba seguro que había algo extraño en lo que rodeaba a la muerte de Anthony, creía que debía haber sido anunciada como tantas otras muertes sucedían, más cuando había sido de manera trágica como la que había protagonizado su amigo.

Llegó hasta la mansión y admiró la belleza de la misma, jamás se había imaginado el lujo en el que vivían y de pronto comprendió el motivo por el cual la familia de Anthony no quería a su hermana, definitivamente emparentar con una familia con aquella riqueza era prácticamente imposible.

-¿Quién es? – Preguntó la voz chillona de Elisa, quien era la que se había dado cuenta que el mayordomo había abierto la puerta.

-Es el joven Thomas Stevens, señorita Elisa. – Respondió James con respeto. - Busca al señor William. – Agregó ante la mirada interrogativa de Elisa.

-No está. – Dijo Elisa con los brazos cruzados mirando al atractivo moreno que estaba en la puerta.

-Lo siento señorita, pero tenía una junta con él. – Agregó Tom sorprendido por ver en persona a la joven que supo identificar como aquella que querían para esposa de Anthony. Elisa se puso nerviosa ante el escrutinio de aquel vaquero que la miraba fijamente y no es que no supiera que despertaba miradas ardientes entre los hombres que la conocían, solo que aquella mirada le provocó un estremecimiento en su cuerpo apenas la miró.

-Pues él no se encuentra… - Respondió Elisa nerviosa, de pronto no sabía por qué aquel joven la hacía sentirse intimidada.

James se retiró en silencio al ver que la señorita Leagan se encargaría de la visita inesperada, estaba seguro que ella le explicaría mejor la situación que él.

-¿Tardará mucho en volver? – Preguntó Tom, que por alguna razón quería seguir hablando con aquella joven tan enigmática frente a él.

-Está atendiendo un asunto familiar. – Dijo Elisa cambiando de pronto su mirada altiva por una de pena, una mirada que de pronto se cristalizó ante la mirada confundida de Tom.

-¿Ocurre algo señorita? – Preguntó Tom intentando saber más. Elisa negó y dejó caer sus lágrimas preocupada por Anthony.

-No… todo está bien… - Dijo Elisa sin poder evitar que sus ojos comenzaran a derramarse, por alguna extraña razón Tom pensó en consolarla, pero se detuvo porque ni siquiera sabía el nombre de aquella para él hermosa criatura. – Yo le digo al tío que vino a verlo…

-Tom... Tom Stevens… - Dijo tomando la mano de Elisa repentinamente para llevarla a sus labios y besarla con delicadeza. Elisa iba a retirar su mano de inmediato, pero al sentir el calor de aquella mano áspera y marcada de trabajo arduo sintió una corriente eléctrica atravesarla casi de inmediato, sorprendiéndose porque era la primera vez que sentía algo como eso. – Señorita… - Tom levantó sus ojos sin despegar sus labios de su mano y observó cómo Elisa perdía por un segundo el aliento.

-¡Eso no le importa! – Dijo Elisa sacando la mano de los labios de Tom, volviendo a ser la chica odiosa y berrinchuda que siempre había sido, cruzando los brazos para mirar de manera inferior al sencillo vaquero. – Es usted un atrevido… - Le dijo molesta girando su cuerpo para dejarlo ahí parado frente a la puerta, sin importarle que era un desconocido.

Tom sonrió al ver como la pelirroja se despedía de él, le era imposible no fijarse en el movimiento de su cuerpo, sus caderas tenían un ritmo peculiar al andar y sus caireles rebotaban al unísono de sus movimientos. Tom agitó su cabeza por los pensamientos atrevidos que cruzaron su mente, que de pronto había pensado en besar sus labios rojos y domar a la fierecilla que lo miró con desprecio.

-Totalmente una chica burgués… - Se dijo para sí mismo con una sonrisa de triunfo, la joven le había gustado bastante a pesar de sus aires de grandeza. – Es como una potranca, de las que me gusta domar… - Dijo pensando en las yeguas que tenía para cruzar. Sonrió con malicia al imaginarse domando a dicha fierecilla que se asomaba de pronto desde un rincón.

Elisa por su parte caminaba con el corazón acelerado, sin notar que el ritmo de prisa de su paso, provocaba que su cuerpo se contoneara más de lo normal, podía sentir la mirada del vaquero fija en su cuerpo y eso la iba poniendo más ansiosa. Se escondió a la vuelta del salón y desde ahí observó al vaquero que seguía mirando por donde ella se había ido, intentó esconderse para que no la viera pero había sido demasiado tarde. Se recargó en la pared y su respiración comenzó a agitarse más, el calor de los labios de aquel chico la habían hecho estremecerse y eso la molestaba, porque ella amaba a Anthony aunque este estuviera al borde de la muerte.

Las lágrimas de Elisa corrían por sus ojos de manera copiosa sintiendo una impotencia por no haber logrado que Anthony se casara con ella y más cuando recordaba que el anuncio del periódico había desmentido su compromiso con él, tenía miedo de salir y enfrentar a la sociedad que de seguro se burlaría de ella por haber sido rechazada. Se mordió el labio y deseó con todas sus fuerzas la muerte de Anthony, así justificaría la anulación del compromiso, pero inmediatamente se arrepintió de su deseo.

En el hospital Albert seguía junto a la tía abuela. La matriarca continuaba con el rosario en mano rogando por la salud de su nieto, quien a días de haber sido apuñalado seguía entre la vida y la muerte.

-¿Aún nada? – Preguntaba Albert a su tía, quien negaba sin dejar de rezar. Albert estaba cada vez más desesperado porque Anthony no despertaba.

El médico les había dicho que no pasaría la primera noche, sin embargo su sobrino había sido más fuerte de lo que creían y a pesar de no estar fuera de peligro seguía resistiendo a la infección que corría por su cuerpo.

-Creo que ahora sí ha llegado el momento. – Dijo el médico quien llegó en silencio a advertir a la familia que Anthony había empeorado de nuevo. Elroy dejó de rezar y dejó caer el rosario que tenía en sus manos, el color de su rostro se esfumó y por unos momentos sintió que iba a desfallecer, pero no… Elroy Ardlay jamás caería.

-¿Qué sucede doctor? – Preguntó Albert con miedo, con el mismo miedo que sintió cuando el médico le advirtió de la muerte de su hermana Rosemary.

-La fiebre no cede y no deja de alucinar… cuando es así es cuando ya llegó el momento… - Agregó el médico con pena. Albert asintió agradeciendo al médico sus servicios, pero su mente estaba perdida y sentía ganas de estallar en llanto, mil imágenes de él y Anthony riendo y disfrutando desde pequeños llegaron a su mente.

-¿Podemos pasar a verlo? – Preguntó Albert con dificultad, todos los días que había estado ahí no se lo habían permitido. El médico asintió permitiendo que tanto Elroy como Albert, entraran a despedirse del muchacho.

Elroy se puso de pie con ayuda de Albert, sin embargo esta rechazó su apoyo adelantándose a él para ser la primera en entrar, su mirada fría estaba fija en la puerta de la exclusiva habitación de Anthony y aunque caminaba erguida y con seguridad, por dentro se sentía abatida y totalmente destruida.

-Anthony… - Dijo sorprendida al ver a su nieto postrado en cama, su barba crecida como jamás lo había visto, sus cabellos rubios desordenados, estaba pálido como una hoja de papel y las ojeras ennegrecidas hacían ver que aquellos hermosos ojos azules que poseía se vieran totalmente sin vida.

Albert entró detrás de Elroy y con la misma sorpresa que se llevara Elroy, miró a su sobrino, se acercó hasta él y tomando su mano comenzó a llorar. Elroy por el contrario estaba a pie de la cama, mirándolo fijamente, lloraba a mares pero su porte jamás lo perdería ante nadie.

-Anthony, por favor… tienes que resistir. – Decía Albert con dolor, sus ojos lloraban sin control y sin preocuparse por el qué dirán. – Aquí estamos contigo, jamás te dejaré… - Decía para alentarlo a salir de aquel dilema. – La tía Elroy está conmigo, ella también está muy preocupada por ti. – Dijo una vez más el mayor, quien sin saber lo que Anthony sentía por aquella mujer le decía que estaba junto a él.

Elroy permanecía en silencio, su dolor era solo de ella, sentía que se volvería loca por ver a su nieto a punto de partir, sintiéndose impotente porque ni todo el dinero del mundo podía hacer algo para que su nieto se pusiera de pie.

Un movimiento lento advirtió a Albert, un movimiento que solo él pudo percibir porque lo tenía tomado de la mano. Albert levantó el rostro confundido y miró a Anthony, pero el rubio seguía con los ojos cerrados y sin poder moverse. Un nuevo movimiento de su mano lo hizo poner más atención en su sobrino, quien se había movido por inercia.

Entre sueños Anthony había sentido que estaba ahí su tío, sin embargo no podía despertar, se encontraba entre una nube blanca, entre una niebla que no le advertía para donde debía ir, sentía temor y se sentía perdido, buscaba a Candy por todos lados sin embargo ella no estaba ahí, no había nada que le dijera que su amada pecosa estuviera esperándolo por algún lado. Pudo ver a su madre, a sus abuelos y de pronto miró a su padre… aquello lo sorprendió e intentó acercarse a él, sin embargo el capitán negó con una sonrisa, su madre sonreía igual y le señalaba una luz tenue en la dirección contraria. Anthony giró su rostro y aquella luz se transformó en una voz que lo llamaba, era la voz de su tío que le decía que estaba ahí para él, giró su rostro nuevamente hacia donde estaban sus seres queridos y ellos asintieron como dando el permiso para que fuera hacia allá, pensó en Candy nuevamente y el hijo que esperaban juntos, porque él sabía que ese bebé era únicamente de él.

-Anthony… por favor tienes que resistir. – Escuchaba vagamente, sus palabras se hacían más lejanas en cuanto se acercaba a sus padres, pero cuando se alejaba de ellos estas aumentaban su volumen. – La tía Elroy está conmigo… - Aquellas palabras resonaron en la mente de Anthony, palabras que quemaron su pecho y nublaron su mente que se llenaba de rabia y coraje en contra de aquella mujer que le había hecho tanto daño a él y a su relación con Candy.

Anthony comenzó a correr hacia la luz que le había indicado su madre y conforme corría sentía que un dolor en su costado izquierdo comenzaba a aumentar, mientras la voz de Albert se hacía cada vez más fuerte, quería llegar hasta la luz que se hacía más y más grande cuanto antes, quería correr a la matriarca de ahí, quería decirle que no tenía nada qué hacer en ese lugar fuera donde fuera que estuviera, sentía rabia y coraje en contra de la vieja, quien estaba frente a la cama. El dolor de su costado cada vez era más profundo e insoportable, al mismo tiempo que apuñaba sus manos con fuerza para según él correr a la intrusa.

-Doctor… - Dijo Albert de pronto para advertir al médico lo que estaba sintiendo en esos momento, el leve movimiento de mano de su sobrino parecía ser un pequeño avance.

-¿Qué sucede Albert? – Preguntó Elroy al ver que su sobrino llamaba al doctor, una angustia se posó en su pecho al pensar que ya había llegado el temido momento.

-¡Doctor! – Gritó más fuerte Albert, sin responder a la matriarca quien abría los ojos impaciente.

-¿Qué sucede? – Preguntó el médico quien llegó de inmediato seguro que encontraría a un joven ya sin vida.

-Se movió. – Dijo Albert nervioso. – Tomó mi mano… - Decía con impaciencia.

-Es normal ese tipo de reacciones, no significa que vaya a despertar. – Dijo el médico con tristeza, revisando el latido de su corazón que extrañamente se sentía más fuerte. – No puede ser… - Dijo extrañado por haber detectado un mayor latido en su ritmo cardiáco, lo mismo que sus pulsaciones que subían cada vez más.

Revisó sus pupilas y estas reaccionaron a la luz que le emitía en sus ojos, tocó su frente y a pesar de que seguía con fiebre comenzaba a responder.

-¿Pueden salir un momento? – Pidió el doctor a manera de pregunta, mientras Elroy y Albert no querían salir.

-¿Qué sucede doctor? – Preguntó Albert, quien sin ser médico estaba seguro que algo estaba sucediendo con su sobrino.

-Es lo que voy a ver. – Dijo el médico sin decir más, pidiendo con la mirada que saliera de la habitación.

-Tío… - Dijo Anthony de pronto, su voz era tenue pero todos pudieron comprender lo que decía.

-Aquí estoy Anthony. – Le dijo tomando su mano mientras comenzaba a llorar emocionado. – La tía Elroy está también aquí…

-No… - Dijo Anthony apenas audible. Albert se acercó hacia él para escucharlo mejor. – Que se vaya… - Dijo una vez más el rubio. Albert abrió los ojos sorprendido por las palabras de su sobrino. Miró a Elroy y esta, impaciente le preguntaba con la mirada.

-¿Qué sucede William? – Preguntó con un hilo de voz, se sentía deshecha por cómo veía a su nieto. Albert la miró apenado, sin embargo la petición había sido hecha.

-Quiere que te vayas… - Dijo Albert con pena a la vieja Elroy, quien con sorpresa abrió sus ojos y sintió un puñal atravesar su pecho. Anthony tenía razón en no quererla junto a él. – También yo saldré…

-No… - Dijo Anthony quien comenzaba a darse cuenta de todo.

-¿Quieres que me quede? – Preguntó Albert y Anthony asintió. Albert miró al médico y este asintió dando su consentimiento de quedarse ahí con él a pesar de que en terapia intensiva no se permitían visitas, solo había permitido que entraran porque según él eran los últimos momentos del joven rubio que seguía debatiéndose entre la vida y la muerte.

Elroy salió en silencio ante la mirada apenada de Albert, quien comprendía que Anthony estuviera molesto con ella, sin embargo el ver el rostro abatido de la vieja que se había quedado en el hospital día y noche sin descansar lo hacía sentirse profundamente mal por ella.

-Candy… - Dijo Anthony una vez que había escuchado el ruido de la puerta, seguro de que Elroy ya no estaba ahí. – Nuestro hijo… - Dijo Anthony con dificultad. El médico lo miró negando que le revelara lo sucedido, no era conveniente que lo hiciera, Anthony comenzaba a reaccionar y podría echar a perder todo el avance realizado.

-Ellos están bien… - Dijo Albert con una gran culpa en su pecho, quería que su sobrino viviera y por él haría lo que fuese necesario. – Tú tienes que recuperarte pronto… por ellos… por mí… - Le dijo comenzando a llorar. Anthony sonrió débilmente y cerró sus ojos una vez más. - ¡Doctor! – Gritó Albert asustado al ver que Anthony volvía a perder el conocimiento.

-Tranquilo señor Ardlay. – Le dijo el médico con serenidad. – Él solo está dormido. – Le dijo tranquilizándolo.

-¿Está seguro? – Preguntó Albert con temor.

-El ritmo cardiáco de Anthony ha mejorado muchísimo… - Dijo para alivio del patriarca. – Su pulso está más fuerte, pero eso no significa que está fuera de peligro. – Dijo una vez más.

El médico invitó a Albert para salir de la habitación, para poder explicarle de una mejor manera lo que podría suceder con Anthony. Albert obedeció al médico y salió de la habitación junto con él.

-¿Cómo está? – Preguntó Elroy poniéndose de pie de inmediato, a pesar de la tristeza que tenía por haber sido rechazada por su nieto, ella quería saber de él.

-El joven Ardlay ha tenido una leve mejoría. – Dijo el médico ante la mirada de alivio de Elroy. – Eso no significa que está fuera de peligro, porque no lo está. – Dijo mirando a ambos con determinación. – El joven está luchando con quedarse y decirle que su novia ha muerto no lo ayudaría a quedarse, él mismo perdería las ganas de vivir y no pondría nada de su parte. – Advirtió para que ninguno de ellos se atreviera a revelar aún lo sucedido. – Por el momento será mejor que le diga que ella está bien o no sé qué puedan decirle para que crea que no puede venir a verlo, es importante para su recuperación. – Dijo mirando a Elroy, quien sentía que era la más renuente con ese tema.

-No se preocupe doctor. – Dijo Albert seguro de que así lo haría aunque no le gustara mentirle.

-Todavía no hemos vencido… - Dijo el médico a la matriarca. – Si pasa la noche, será mejor el panorama. – Dijo advirtiendo que todavía no estaba fuera de peligro. – Ha resistido muchos días en coma, ya despertó... sin embargo tener una noticia de esa magnitud podría ser fatal para él. – Dijo el médico mirando a Elroy con determinación. La vieja asintió segura de no revelarle aún que Candy había muerto.

Los días fueron pasando hasta convertirse en semanas, y ni Candy ni Anthony habían salido del hospital, ambos luchando con un monstruo distinto.

Terry se había enfrentado al señor Britter y aunque el pleito había sido fuerte a Jonathan no le había quedado más remedio que aceptar la boda de su hija con el rebelde, porque sabía que a pesar de la deshonra que había sufrido su familia, sería mucho más desastroso que su hija se quedara con un hijo ilegítimo.

Cassie sentía que su corazón estaba latiendo a mil por hora de la emoción que sentía por casarse con el amor de su vida, aquel joven que había conocido al llegar a Nueva York y que la había cautivado por su misterio y atractivo, sobre todo con esa sonrisa de lado que tenía cuando se burlaba de algo.

-Acepto. – Decía Cassie con emoción. Terry le sonrió con ternura, sintiendo una pequeña emoción en su pecho.

-Acepto… - Dijo Terry con un pequeño dolor en su pecho, le era imposible no pensar en Candy y a lo que se enfrentaría como madre soltera.

Cassie se acercó a él y este besó su frente con respeto, ahora era su esposa, eran marido y mujer y su hijo nacería dentro del seno de una familia y bajo la protección del apellido Grandchester. Jonathan lo miraba con enojo, mientras Helena lo observaba con una gran sonrisa, su yerno era bastante guapo y con un apellido importante y a pesar de que la iglesia estaba desierta y nadie se enteraría de la gran boda de su hija, ella ya podía presumir que estaba casada.

Candy se daba vueltas en la cama del hospital, no había podido asistir a la boda de Cassie, y tampoco era como si estuviera de humor para hacerlo, se sentía demasiado triste como para echar a perder aquel momento de felicidad que sabía era para Cassie, después de todo ella no tenía la culpa de su desgracia.

-Candy… - Dijo Katherine quien se había escapado de la recepción para ir a verla un momento.

-Hola Katherine… - Respondió Candy sin ánimo, no tenía ganas de ver a nadie.

-¿Cómo te sientes? – Preguntó la pelirroja con ternura, ella apreciaba mucho a Candy y siempre había estado al pendiente de su recuperación.

-Físicamente estoy bien. – Decía la rubia con tristeza, porque su ánimo no parecía mejorar. Katherine sonrió con tristeza, sabía lo que su amiga estaba sufriendo por la pérdida de su amor.

-Candy… he estado pensando… - Dijo con pena, no sabía si decir o no lo que quería decirle desde hacía tiempo, temía que el doctor la retara por hacerlo, pero al mismo tiempo era una duda que le quemaba el alma, y ella quería tanto a Candy que no soportaba verla sufrir tanto. – Jamás se anunció la muerte del joven Ardlay… - Dijo con tiento, sintiéndose mal al creer que tal vez no debió haber hablado. Candy no comprendió en el momento lo que estaba diciendo la joven recepcionista. – Y creo que cuando una persona muere siempre hay esquelas en el periódico que anuncian su fallecimiento para que uno preste sus condolencias… - Decía sin dejar de hablar con temor. Candy comenzó a poner atención a lo que decía.

-Pero él ya hubiera venido por mi… - Dijo Candy con los ojos llorosos, segura de que si Anthony estuviera con vida haría todo lo posible por saber de ella.

-Tal vez… pero… - Dijo Katherine observando hacia la puerta. – Si él creyera que tú estás muerta… - Dijo para asombro de Candy, quien se enderezó por primera vez desde que había recibido aquella terrible noticia.

-¿Por qué iba a creer que estoy muerta? – Preguntó Candy con impaciencia. Katherine la veía con temor de que se pusiera mal.

-Bueno… - Decía nerviosa, tal vez el doctor la correría por estar hablando de más, pero ella tenía la intención de ayudar a su amiga.

-Katherine, por favor… - Le dijo Candy con los ojos llorosos a manera de súplica.

-Lo que sucede es que esa mujer envió a alguien para preguntar por ti… - Dijo Katherine con tiento. Candy abrió los ojos con temor y cubrió su vientre con sus manos.

-Ella quiere a mi bebé… - Dijo Candy segura de ello, tenía tanto miedo que Elroy lograra cumplir su amenaza. Katherine asintió.

-El doctor por eso dijo que tú no habías resistido… - Dijo mirando una vez más a la puerta.

-Entonces sí Anthony está bien… - Dijo Candy con el rostro iluminado por la esperanza.

-Podría creer que estás…

-Pero yo lo vi caer… - Dijo Candy segura ahora de lo que había visto, había tenido muchos días para repetir en su mente una y otra vez lo que había visto con sus propios ojos, buscando algún recuerdo, algo que le dijera que Anthony no estaba muerto y que estaba recuperándose en algún hospital de la ciudad. – Ese hombre… - Decía Candy con el temor reflejado en sus esmeraldas. – Ese hombre quería hacerle daño… - Dijo Candy una vez más, pareciéndole imposible que hubiera sobrevivido al ataque que recibió.

-Puedo investigar… - Dijo Katherine decidida a averiguar algo más, sentía que había algo extraño en aquella muerte, porque al igual que no había aparecido esquela de Candy, tampoco había aparecido una de Anthony y eso le hacía ver que había algo realmente sospechoso.

Candy habló con Tom para decirle lo que había dicho Katherine, él tampoco había querido estar en la boda de Cassie, le dolía todavía saber que se casaba a pesar de que el recuerdo de la señorita burguesa que había conocido en la mansión Ardlay lo tenía cautivado.

-Candy, yo pensé lo mismo que la señorita Katherine. – Dijo Tom reconociendo que había pensado lo mismo que ella. – Por eso fui a investigar a la mansión con el pretexto que tenía una cita con el señor Ardlay. – Dijo para sorpresa de Candy.

-¿Y…? – Preguntó la rubia con la esperanza de saber lo que había averiguado.

-Pues hablé con esa señorita… - Dijo temiendo que Candy se molestara.

-¿Qué señorita? – Preguntó Candy con interés de saber lo sucedido en aquella visita.

-Esa… la que salió en el periódico con Anthony… - Dijo un tanto incómodo, los ojos de Candy se apagaron con tristeza al recordar aquel anuncio.

-¿Cómo es ella? – Preguntó Candy con tristeza. Los ojos de Tom se iluminaron por alguna razón.

-Es una chica muy hermosa, elegante… fina… - Decía Tom sin percatarse que el rostro de Candy iba decayendo con su descripción. – Sus cabellos rojos como sus labios, adornados con caireles largos que golpean su cintura… - Candy miraba a su hermano con tristeza, pensando en cómo Anthony no pudo enamorarse de ella. – Pero tiene la mirada fría, es una chica burguesa que disfruta mirar a todos por encima de su hombro. – Dijo ya menos interesado en la joven, sin embargo el pensarla hacía que volviera a su mente el recuerdo de lo que sintió cuando besó su mano.

-¿Tan hermosa es…? – Preguntó Candy con pena. Tom cayó en cuenta de lo que había dicho.

-¡No tanto! – Dijo avergonzado, rascando su nuca por haberla regado. – Es elegante… nada más… - Dijo queriendo decir que eran sus ropas lo que la hacían ver elegante y sofisticada, pero tal vez con un vestido sencillo como los que usaba Candy se vería normal, sin embargo aquel pensamiento lo hizo desear verla vestida de esa forma.

-Por eso esa mujer quería casar a Anthony con ella. – Dijo recordando que Elroy le había dicho que era una mujer común y corriente.

-Pero no te preocupes, salió en el periódico la noticia donde Anthony aclara que no era verdad su compromiso. – Dijo Tom para sorpresa de Candy. Tom asintió. – Y no solo eso, anunciaba el compromiso con la señorita Candice White Britter… - Dijo de nuevo. Candy abrió sus ojos emocionada comenzando a llorar porque ella no había visto eso.

-¿Qué averiguaste? – Preguntó Candy una vez más, quería saber qué había sucedido en la visita de Tom a la mansión Ardlay.

-La joven se veía muy triste. – Dijo Tom recordando que se había puesto triste de pronto. – Sus ojos reflejaban sufrimiento y me dijo que el señor Ardlay estaba arreglando un asunto muy importante. – Dijo una vez más el vaquero. – Ella vestía de negro, al igual que el mayordomo que me abrió la puerta, todo lucía solitario y muy triste. – Dijo una vez más, comprendiendo así que la familia estaba de luto.

-Anthony… - Dijo Candy con tristeza, volviendo a caer en esa profunda depresión que la tenía en cama desde que se había enterado de la terrible noticia.

Tom sintió que su corazón volvía a encogerse por la pena, sentía una profunda tristeza de ver a su hermana sufriendo de esa manera, había pensado que con el paso de los días estaría mejor, sin embargo al volver a tener una esperanza mínima de que su amado Anthony estuviera vivo había logrado que se ilusionara, y esa misma ilusión la había llevado de nuevo hasta el principio.

-Solo por ti… - Escuchó Tom decir a Candy antes de cerrar la puerta de la habitación para permitirle que volviera a llorar su pena.

Tom se acercó hasta Katherine, para pedirle que no volviera a hablar de ese tema con Candy, ya que se había dado cuenta que el tener una falsa esperanza era más doloroso para ella, le explicó que él había pensado igual que ella y que había ido a averiguar y había confirmado que la noticia era real. Katherine se sintió muy mal por haber hecho que Candy volviera a sentirse triste y decidió no volver a intervenir.

Annie llegaba de la boda de Cassie y Tom la miraba incapaz de preguntar, la ojiazul le sonrió con ternura y besó su mejilla en señal de solidaridad. Tom sabía que Annie también sufría por alguien, pero esperaba que ella confiara lo suficiente en él para contarle su pena. La abrazó y la acompañó hasta la habitación de Candy donde la encontraron dormida.

-Pobre, sigue sufriendo mucho. – Dijo Tom con pena, sentía una impotencia muy grande por no poder ayudarla.

-¿Qué ha dicho el médico? – Preguntó Annie para saber si había habido un cambio. Tom negó a su pregunta.

-Dice que aún es pronto para saber cómo va evolucionando el bebé. – Dijo con la voz baja para no despertar a Candy, quien continuaba dormida dándoles la espalda. – Dice que aún está en riesgo y que el ánimo de Candy no ayuda mucho. – Agregó una vez más el vaquero.

-Pobre, jamás la había visto sufrir tanto. – Dijo Annie con el corazón deshecho por la pena de ver sufrir a la joven enfermera.

-Todos hemos sufrido en la vida, Annie. – Dijo Tom siendo un tanto duro con la situación. – Yo he sufrido, también fui abandonado igual que ustedes. – Dijo mirando a Annie, quien abrió los ojos, sorprendida porque jamás lo había escuchado hablar así. – La mujer de la cual me enamoré rompió mi corazón, a ti también te lo rompieron… - Decía Tom sorprendiendo más a Annie.

- No es verdad… - Dijo Annie intentando ocultar sus sentimientos.

– Vamos Annie, es evidente que así es… - Le dijo mirándola a los ojos. Annie desvió su mirada avergonzada. – Tienes una tristeza más allá de la pena de Candy… - Le dijo con ternura. – No me cuentes si no lo quieres, pero tú también estás sufriendo, yo también sufro, pero aquí estoy de pie siguiendo adelante, buscando la manera de ser feliz, tú deberías hacer lo mismo, con mayor razón Candy, quien por lo menos tiene una criatura por quien salir adelante. – Dijo el vaquero con determinación.

-Pero está sola, imagina el miedo que debe sentir por criar a su hijo totalmente sola… - Dijo Annie intentando defender a su amiga.

-No está sola Annie… - Dijo Tom seguro de ello. – Candy te tiene a ti, a mí, tiene el apoyo de los Britter. – Annie negó ante lo último que había dicho.

-La señora Britter está muy enojada con Candy… - Dijo con la voz más baja, temía que Candy escuchara algo. Tom la miró confundido. – Papá dice que la ayudará como siempre, igual que había ayudado a Cassie, pero la señora Britter está pensando en negarse. – Dijo Annie con pena. Tom abrió los ojos molesto, sabía que el no tener apellido sería cruel para el hijo de Candy.

-Ese niño tendrá un apellido Annie… - Dijo Tom convencido de ello. Annie abrió los ojos sin comprender. – Ahora soy Thomas Stevens, no soy solo Tom el huérfano de Ponny, tengo un apellido honorable que comienza a despuntar entre esta sociedad tan crítica en la que vivimos, y te aseguro que ese bebé llevará mi apellido. – Dijo una vez más con orgullo, dispuesto a ofrecer a Candy su protección y a su hijo el apellido de su padre adoptivo, imaginando que la rubia no se negaría al respecto.

Candy escuchaba la plática entre sus hermanos, sintiendo que su corazón dolía aún más porque ella no había pensado siquiera en la distinción que tendría su hijo por ser hijo de una madre soltera. El corazón le latió con más fuerza y dolor al recordar que su amado Anthony también estuviera sufriendo por no poder darle su apellido.

Continuará…

Hola hermosas! ¿Cómo están? Espero que muy bien, sé que deben de estar preocupadas por nuestra joven pareja, lo sé, son tiempo difíciles para ellos, pero debemos ser fuertes para enfrentar este trago amargo.

Muchas gracias a cada una de ustedes por estar al pendiente de mi salud.


AGRADECIMIENTOS ESPECIALES

ViriG:

Hola hermosa! Sí me llegaron los comentarios! una vez más tardaron dos días en llegar, lo curioso es que yo había visto algunos y después desaparecieron, por eso pensé que tal vez ya no los publicaban, pero me equivoqué, espero que ya no suceda lo mismo.

Muchas gracias por dejarme un comentario como siempre, aprecio mucho que lo hagas. Espero que tu perrita haya salido bien en su revisión médica, es bueno que la cuides.

Fue un capítulo muy fuerte el anterior, y este un poco triste, los rubios siguen luchando por su salud, mientras Candy sufre por la noticia que ha recibido, ojala pronto alguien hable y le informe a la pobre de la pecas, sobre todo por su bebé, que no tiene la culpa de nada. En serio que también me cae mal esta Elroy, estoy de acuerdo que merece un castigo igual que Neal.

Tom tiene el corazón roto, pero es parte de la vida, lo bueno de ello que puede saber que si le funciona y sigue siendo un chico bueno y tierno, por lo pronto ya conoció a la caprichosa de Elisa, quien estuvo un tanto altanera con él, aunque no demostró su verdadero ser. Por lo menos se le hizo conocer a la chica que vio en el periódico en vivo y a todo color.

Terry y Cassie se han casado y juntos formarán una familia, esperemos que no vuelva Susana al ataque o que no lo salve de un posible accidente jiijijiji, porque aquí no puede quedarse con ella para siempre.

Gracias por tus buenos deseos hermosa, te mando un fuerte abrazo y deseo de todo corazón que este año sea uno año lleno de amor y muchas muchas bendiciones.

Feliz Año!

Mía Brower Graham de Brower:

Hola hermosa! ¿Cómo estás? Me imagino que disfrutando de tu eterna luna de miel! me encanta que estés tan feliz! Definitivamente te entiendo, no te preocupes me alegra que hayas dado un tiempo para comentar y hacerme saber que sigues pendiente de la lectura.

Elroy es mala en esta historia, quiere hacer de Anthony su santa voluntad, sin embargo el rubio no se deja aunque las cosas avanzaron más de lo que la misma vieja bruja esperaba. Ojalá que no se arrepienta muy tarde por todo lo que ha hecho.

Quiero desearte un feliz año hermosa, que la dicha con la que has cerrado este que termina se multiplique en el nuevo, te mando un fuerte abrazo.

Feliz Año!

TeamColombia:

Hola hermosas! Espero que sus uñas hayan soportado el capítulo anterior y este... recuerden que aún faltan algunos capítulos más y es necesario que mantengan la cutícula en su lugar, sobre todo para mañana que luzcan largas y hermosas jijijijiji.

Albert llegó y está sufriendo también por la salud de su sobrino, no está de acuerdo con la vieja Elroy y también la culpa por lo sucedido, sin embargo sabe que primero tiene que salir adelante Anthony.

Hermosas, les mando un fuerte abrazo a cada una de ustedes, les deseo que el próximo año esté lleno de salud, de amor y bendiciones.

Feliz Año.

Rose1404:

Hola hermosa! ¿Cómo está la doble mamá? Espero que muy bien hermosa, así como también el recién y nuevo estrenado hermano mayor, el pequeño Anthony, quien se convierte en el gran Anthony, hermosa, deseo que estén muy bien los cuatro en verdad.

La persona que hirió a Anthony al igual que la vieja Elroy deberán pagar tarde o temprano todas sus barbaridades, porque aunque Elroy no hay hecho hasta este momento algo que la puedan meter a la cárcel, su conciencia si podría juzgarla.

Hermosa, deseo de todo corazón que el próximo año sea cargado de armonía, prosperidad y felicidad para ti y tu familia, te mando un abrazo sincero y de todo corazón.

Feliz Año!

Cla1969:

Ciao stupendo! Come stai? Spero molto bene. Grazie per le tue belle parole, il Natale è stato bello, tranquillo a casa dei miei genitori. Hai perfettamente ragione, il capitolo precedente era molto intenso, le bionde sono ancora separate e soffrono per la loro "morte". Albert e Patty sono personaggi raramente ricorrenti, ma in seguito appariranno un po' di più in questa storia, soprattutto Albert. Terry è cambiato molto quando ha scoperto che sarebbe diventato padre e per questo è disposto a essere un uomo diverso. Archie e Annie si allontanano sempre di più e le loro possibilità di stare insieme diminuiscono. Amico, voglio augurarti che quest'anno che finisce sia pieno di amore e benedizioni e che l'anno che inizia sia un'estensione di quella gioia che meriti. Voglio mandarti un grande abbraccio e i miei migliori auguri per il 2025. Buon Anno!

Usagi de Andrómeda:

Hola hermosa! ¡Qué linda! Muchas gracias por tus lindas palabras, me las voy a creer jajaja no te creas, humildemente muchas gracias amiga.

Así es hay muchos corazones rotos en esta historia, todos han tenido un mal amor y están con el corazón partido, esperemos que pronto las cosas se acomoden para todos. Ya era hora de que Terry madurara, esperemos que a Archie también le llegue su momento, porque aunque lo niegue también le pegó ver a Annie en brazos de alguien más.

Muchas gracias por tus buenos deseos amiga, yo también te reitero mis mejores deseos para ti y tu familia para este nuevo año que inicia, deseo de todo corazón que tengas la salud, la paz y la prosperidad necesaria en tu vida. Te mando un fuerte abrazo hermosa.

Feliz Año!

Mayely León:

Hola linda! ¿Cómo estás? Espero que muy bien y sobre todo espero que hayan pasado una linda navidad en compañía de todos tus seres queridos. Muchas gracias por tus buenos deseos.

El capítulo estuvo intenso, y este algo triste, pero vamos a respirar 1,2,3, para que todo se tranquilice y que le próximo año todo vuelva a su cauce tranquilo y feliz. Amiga deseo de todo corazón que este año esté repleto de dicha amor y felicidad para ti y toda tu familia, te mando un fuerte abrazo y mis mejores deseos.

Feliz Año!

Julie-Andley-00:

Hola hermosa! ¿Cómo estás? Espero que estés muy bien. Siento mucho hacerte sufrir, los rubios continúan separados y Candy es la que ya sufre al creerlo muerto, esperemos que pronto alguien pueda ayudarlos a regresar.

Hermosa, quiero desearte con todo mi corazón un feliz año nuevo, deseo que esté lleno de dicha, amor, prosperidad y por supuesto de muchas bendiciones, te mando un fuerte abrazo amiga.

Feliz Año!


Quiero decirles a todas y cada una de las lectoras anónimas muchas gracias por haber leído cada uno de los capítulos de mis historias, gracias por este año que termina y que a pesar de las adversidades nos permitió continuar con este pasatiempo, gracias por estar y muchas gracias por permanecer. Les deseo a todas un feliz y próspero año 2025.


GeoMtzR

30/12/2024.

Lo prometido es deuda, este sí es el último capítulo de este año!

¡FELIZ AÑO 2025 A CADA UNA DE USTEDES!