keep On
Chapitre 1
Fa la la la la, la la la la
El día que le pidió ser su novia, el sol iluminaba con intensidad y se puede jurar que había mil pájaros cantando. Esos días en que sientes que todo está de tu lado, que la luz solar te da poder y lo debes emanar porque nada puede salirte nunca mal y se confirmó con un melodioso "¡Claro que si!" que culminó con la chica en sus brazos y él siendo el primer rey de Francia del siglo XXII.
Adrien estaba loco por Lila. Desde que la vio el primer día de clase, el sentimiento fue el mismo dado que ella buscó de inmediato sentarse a su lado durante el resto de las clases siguientes. Chicos agradables, amables y a los que todos sus compañeros querían tanto que no podían evitar el querer que ellos fueran pareja de inmediato.
Fue a la una y media de la tarde, el último día de clases de segundo de secundaria. Unos profesan que han sido de las declaraciones más románticas que han visto en sus vidas, le ganan a las películas de Disney. Otros lo recuerdan como el incómodo momento más cringy de todo lo que ha pasado en la secundaria; no es culpa de Adrien o Lila, fueron todos los colados que se fueron metiendo en algo que no les importaba.
A la salida de clases, en el patio de la escuela que está justo en el centro de todo el edificio, dónde todos ven lo que hacen al salir de los salones y asomarse por las barandillas. Ahí las chicas de segundo años iban empujando a Lila al centro de todo, bajó la vista de todos y en frente de un avergonzado Adrien que también fue empujado por las chicas para por fin que la ship favorita de todo el colegio se hiciera realidad. El recuerdo mágico de todos vitoreando y aplaudiendo duró por más de un minuto, el Lirien se había vuelto realidad.
Unas vacaciones llenas de mensajes de texto, videollamadas y salidas al cine. 730 días escolares llenos de lindos momentos. Dos años se fueron apagando poco a poco.
Lentamente.
Last Christmas I gave you my heart, buy the very next day…
Adrien no sabe en qué momento pasó, no tiene ninguna banderita a la vista que le haya avisado que empezaban las cosas a ir cuesta abajo, solo sintió el golpe cuando fue inevitable y doloroso.
— Debo irme, Sabrina me está esperando con las demás.
— ¿Esperando? Dijiste que nos ibas a acompañar hasta el tren.
— ¿Yo dije que iría?
— Lila, hasta se lo dijiste a mi mamá. Ella quiere verte antes de irnos.
El veintidós de diciembre, Adrien saldría por la tarde a Londres para pasar las fiestas con su familia. Sería una semana sin verse, por lo que ambos prometieron pasar hasta los últimos momentos del día juntos. Hasta la madre de Adrien estaba contenta de tenerle un ratito para poder darle un abrazo de feliz Navidad y todos sus buenos deseos de un Año nuevo juntos.
Pero Lila lo había borrado por completo de su día, como si no fuera importante. Solo habían estado media hora juntos, un beso de despedida y palabras de cariño en un abrazo que se rompió tan rápido que hasta se pudo escuchar dónde se quebró.
— Lo siento, baby, pero no lo recuerdo y las chicas me esperan para… —Lila fue interrumpida con la peor mirada de parte de Adrien.
— No solo es la segunda vez que me dejas plantado un plan en este mes, sino también que ya lo estás agarrando de costumbre. ¿Qué pasa, Lila? ¿Algo que me quieras contar de una vez?
— Bebè, no es así…
— Nada de bebè, sé sería.
— ¡Siempre soy seria!
Ambos terminaron en gritos, no iban para ningún lado entre esos "Dime que pasa" "Estás exagerando" "Siempre haces lo mismo" "Me aburro, me voy".
— No hemos terminado, Lila.
— Pues yo si.
Lo último que Adrien vio fue estrellitas, el enojo se cambió por el dolor punzante de su nariz al portazo que le dio Lila a la puerta al intentó de ir tras ella.
Una hora después, Adrien tenía la ropa hecha nudos dentro de sus maletas. Solo avienta cosas del closet y no le tomó importancia a ninguna de sus prendas, apenas y tuvo la decencia de guardar bien los regalos que llevaba para su familia. Se tumbó frente al sofá con una mala película llena de sangre y tripas cada dos segundos y un plato lleno de cereal. De varios tipos, diferentes colores y sabores, tal como le gustaba. Estaba furioso, no se había sentido jamás así y por supuesto jamás creyó que se sentiría así a causa de su linda novia. Había estado aguantando, ignorando, todos los desplantes que Lila le hizo a lo largo de los últimos meses. Cancelar citas o acortarlas; siempre hicieron los trabajos juntos, pero ahora le daba la vuelta y le pedía que le dejara estar con Sabrina porque tenía ganas de hablar cosas de chicas. Su límite fue dejar plantada a su mamá, ahí es dónde todo se vino encima y supo que ya no había forma de ocultar ni dejarle pasar más todos sus desplantes.
— Adrien, ¿ya estás listo?
Nathalie, su madre de cabello oscuro, se adentra a su habitación con su asistente por detrás de ella para llevarse sus maletas. Adrien solo asintió y sintió arrepentimiento de todo lo inutil que llevaba en la maleta, pero ya no podía hacer nada, no había tiempo.
— ¿Y Lila?
Adrien bebió la leche de su plato, debía fingir serenidad.
— No podía quedarse, sus padres también están ocupados con la cena y vacaciones.
— Es una lástima, después de Londres tú mamá y yo debemos viajar, no le podremos dar su regalo, ¿se lo darías tú cuando regresemos?
Adrien murmuró un "seguro" al tomar una cajita rosa con un lazo negro, lo guardó en su maleta de mano. Estaba tan molesto que no se podía imaginar el momento en que le diera el regalo, se emocionará en sus brazos y así se reconciliarían. Solo pensaba en no dárselo, castigarla de ese modo, sin el regalo de sus mamás ni el de él que no le dio tiempo de dar. Hasta ahí llegaba a pensar en ella, solo iba a pensar en su familia, en Londres y que se iba a divertir con sus amigos en la ciudad, en todo lo que iba a comer.
— Ah, Adrien, tu tablet la dejaste en la sala.
No era su tablet, era la de Lila, ni sabía que la había llevado. Estaba dispuesto a apagarla para guardarla, pero la pantalla se iluminó y dejó ver un mensaje de Instagram.
Había sido etiquetada en una foto, por un chico que no es de su clase y no conoce. Fue automático el desbloqueó de pantalla, ni siquiera podía recordar qué estaba mal, que debía respetar la privacidad de su novia, pero es que el mensaje de "¿Ya dejaste a tu novio?" cortó los circuitos de todo su cuerpo, solo seguía los instintos del dolor en su pecho.
En los mensajes privados, Lila tenía una conversación de mucho tiempo. meses, con un chico. Ese mismo día, después de que se fue de su casa, hablaron.
"Ugh, se puso pesado para dejarme ir, no sé por qué se pone así."
"Ya, olvidalo, tendremos todas las vacaciones para convencerte de que ya debes olvidarlo"
"Veamos si es cierto, bebè"
Entonces ahí estaba, ese era el motivo porque el su novia cada vez estaba menos con él:
estaba con el chico de Instagram.
Hace mucho que no escribía, me parece hasta extraño que todo esto esté fluyendo. Aprovecharé al máximo estos brotes de inspiración y avanzaré todo lo que pueda.
Esta historia nació en vacaciones de Navidad (¿no me digas? Pues si...). En Twitter me apareció el Tweet de un chico contando algo parecido y...aquí estamos. El capitul siempre fueron pensados en subir juntos, así que así sera c:
À plus ~
