Re-Mind.

Capítulo seis: Respuestas.

Siguió a la mocosa a través de los pasillos del inmenso palacio que tenía por casa, preguntándose sí realmente podría fiarse de ella o era alguna especie de truco. Pero incluso sí era así debía intentarlo, era la única opción que tenía para conseguir un poco de información sobre su vida y este futuro extraño.

Llegaron a una especie de almacén y Senku observó con interés lo que parecía ser una enorme computadora pegada a la pared del lugar, con una pantalla y un teclado muy pequeños incorporados a un costado.

—¿Este no es el laboratorio, o sí? —preguntó desconfiado.

Tsukiku le hizo un gesto de silencio mientras comenzaba a recoger algunas herramientas de unos estantes.

—Silencio y finge que haces algo, organiza unas herramientas o una cosa de esas —le pidió sin siquiera mirarlo.

—¿Por qué?

—Esa computadora gigante que ves allí es la inteligencia artificial de la casa. En otras palabras, esa es la Rei-bot Madre, la que controla a todos los rei-bots aquí. Tenemos que hackearla para poder ir al laboratorio, y sí se da cuenta antes de que lo logremos le enviará un aviso a mi madre y los dos estaremos fritos.

Senku miró de reojo la computadora, antes de pararse junto a la chiquilla y examinar una caja llena de tornillos diminutos en los estantes de aquella habitación-almacen.

—¿A qué te refieres con que se dará cuenta? ¿Y cómo vamos a hackearla?

—Ya has hablado con un rei-bot, son inteligentes. La Rei-bot Madre es incluso más inteligente, por supuesto, y está programada con todo tipo de precauciones para evitar que yo me escape de la casa. Sí un solo rei-bot nos ve salir o entrar al laboratorio alertará a la Rei-bot Madre que enviará la alerta a mamá.

—Hablas como si escaparas muy seguido de la casa…

Tsukiku sonrió ladinamente, con una mirada que decía claramente que ella no era una niña bien portada.

—Como sea, soy una experta en hackear a la Rei-bot Madre, solo debo lanzarle este "dardo informático" y será incapaz de mandar la señal y avisar del hackeo. —Levantó un pequeño pendrive con forma de dardo sin punta—. Sin embargo debo lanzarlo en la zona del panel de control, sí falló enviará la señal y estaremos perdidos.

Senku asintió, dejando la caja de tornillos y levantando una caja con chips que le llamaron bastante la atención. ¿De qué serían?

Tsukiku volteó disimuladamente hacia la computadora y, a una gran velocidad, arrojó el dardo informático, que se quedó pegado cerca de la pantalla y el teclado y emitió unas cuantas chispas. La chiquilla suspiró aliviada y Senku relajó su postura.

—¿Ya está hackeada? —Ella asintió, pero de pronto comenzó a reírse—. ¿Qué? —¿Se estaba burlando de él otra vez?

—Nada. Es solo que... —Siguió riéndose— ¡No puedo creer que he hackeado a Reimo frente a ti! ¡Y me estás ayudando a escapar! —Se carcajeó al punto de que le salió una pequeña lágrima que rápidamente limpió—. Oh, cielos… sí recuperas la memoria seguro te dará un ataque. Ja, ja…

Él alzó una ceja.

—¿Reimo?

—Oh, es el diminutivo de Rei-bot Mother IA, ese es el nombre oficial de la computadora. —Finalmente calmó sus carcajadas—. Ya, ya. Vámonos de una vez. Reimo no tardará mucho en repararse a sí misma… diría que tenemos una hora.

Senku la siguió con curiosidad, extrañándose al verla volver hacia la sala.

—¿No vamos al laboratorio?

—Sí… pero no al laboratorio que está dentro de la casa. —Sonrió misteriosamente—. Ya han examinado ese laboratorio hasta el cansancio, no tiene nada que me interese.

—¿Hay un laboratorio fuera de la casa? ¿Dónde?

La casa era ridículamente gigantesca y le dijeron que el setenta por ciento era su laboratorio ¿y tenía otro afuera?

—Está dentro de los terrenos de la casa, pero oculto para que nadie lo encuentre sin saber ya su ubicación. Yo sé dónde está pero… no sé cómo entrar allí.

Él abrió mucho los ojos, sorprendido.

—¿No lo sabes?

—No… solo tú lo sabes. Nadie más que tú… o más bien solo tú lo sabías antes de perder la memoria. —Bufó—. Para eso te necesito, quiero que me ayudes a averiguar la forma de entrar allí.

—¿Y cómo podría saberlo? ¿Te recuerdo que tengo amnesia, mocosa?

Ella rodó los ojos mientras lo guiaba a un armario donde probablemente habría abrigos para poder salir afuera con el frío.

—Lo sé muy bien, anciano. Pero necesito una clave y ya he probado todas las que tú posiblemente podrías poner. —Frunció el ceño, abriendo la puerta del armario y arrojándole un abrigo en la cara—. Sueles usar nombres de personajes de videojuegos o de personajes importantes para la ciencia con el cifrado de Vernam o el cifrado de Uesugi. He estado estos tres meses intentando entrar y nada. Te has esmerado en mantener seguro y aislado el maldito laboratorio exterior.

Él frunció el ceño duramente, pensando mientras la mocosa se colocaba su abrigo.

Primero que nada… ¿por qué necesitaba mantener seguro como un búnker su laboratorio incluso de su propia familia? ¿Tsukiku estaría diciendo la verdad? ¿Y qué podría haber dentro de ese laboratorio que ella quisiera tanto?

—¿Ni siquiera Kohaku sabe la clave? —preguntó con las cejas arqueadas.

La mocosa se tensó por un momento, antes de negar lentamente con la cabeza.

—No… solía saberlo pero… cambiaste la clave —murmuró amargamente, confundiéndolo todavía más—. Como sea. Debemos irnos ahora, te dije que Reimo se está auto-reparando.

Él asintió y la siguió al verla abrir la puerta, no obstante se detuvo de pronto.

—Espera. —Ella se frenó y volteó a verlo con las cejas arqueadas, a lo que él confirmó que esa gabardina que traía no le cubría bien el cuello—. Deberías llevar una bufanda, eres susceptible a resfriados, siempre te enfermas en estas épocas, ya sabes.

—Sí, sí, eres un pesado… —Volvió sobre sus pasos para ir a buscar una bufanda al armario, solo para congelarse a medio camino—. Eh… ¿Y tú cómo demonios sabes eso? —Lo miró con los ojos muy abiertos.

Senku abrió la boca para decirle que no pusiera excusas y se abrigara, solo para congelarse también.

¿Cómo demonios sabía eso?... ¿Y por qué dijo aquello y de ese modo tan extraño?

—Yo… —Llevó una mano a su cabeza, sintiendo un ligero dolor en sus sienes.

No entendía. No se entendía a sí mismo. Ni siquiera pensó lo que dijo, simplemente… simplemente lo dijo.

—¿Papá?

Alzó la mirada, todavía sintiendo un latido muy molesto en sus sienes, encontrándose con el rostro preocupado de Tsukiku. Ella tenía sus cejas arqueadas hacia abajo y los ojos muy abiertos y tal vez un poco ¿esperanzados?

—Yo… —Tomó aire, sintiendo el latido en sus sienes disminuir progresivamente hasta que al fin pudo pensar correctamente—. No sé… no sé por qué dije eso.

—¿Te sientes bien? ¿Quieres un medicamento para el dolor? —Se le acercó con rostro levemente decepcionado—. Puedo hackear a Reimo otra vez luego si no te sientes bien…

—No. —Negó con la cabeza—. Lo siento, estoy bien. —Volvió a tomar aire—. Solo ponte esa bufanda y vamos.

Un poco insegura, ella lo obedeció, dejándolo allí preguntándose por qué le importaba tanto que la niña malcriada se abrigue. ¿Y por qué por un momento sintió que no tenía control de sí mismo? Fue demasiado extraño.

Una vez listos con sus abrigos y botas, salieron al clima invernal y ella lo guió a través del inmenso jardín cubierto de nieve, murmurando que había que ir hacia el patio trasero.

—Por cierto… ya puedes comenzar a hacer tus preguntas —dijo de pronto—. Obviamente no voy a decirte nada demasiado importante, pero puedo al menos darte una idea, supongo.

Él la miró impresionado. Había creído que ella esperaría a ver si podía ayudarla con la clave antes de decirle nada.

—Bueno, es obvio lo que quiero preguntar primero. —Sonrió emocionado—. Han pasado treinta años desde lo último que recuerdo, sin contar los años petrificado. ¿Cómo es posible pasar de esa tecnología primitiva a la impresionante tecnología actual que he visto con apenas un par de vistazos a esta nueva era post-petrificación?

—Sabía que preguntarías eso. —Rió entre dientes—. Puedo responderte… a medias.

Al ver que se quedó pensando por un tiempo, Senku se impacientó.

—¿Y bien?

—Estoy pensando. —Le lanzó una mala mirada—. ¿Cómo era que llamaban a...?... Ah, ya recordé. Ustedes solían decir "Whyman". —Enfatizó las comillas con sus dedos.

Él abrió mucho los ojos de inmediato.

—¿Me dirás quién o qué es lo que causó la petrificación?

Ella bufó de inmediato.

—Claro que no te lo diré, no quiero causarte otro ataque de pánico, mamá me mataría.

Él frunció el ceño. Mierda, ahora se quedaría con la duda…

—¿Entonces por qué lo mencionas?

—Lo menciono porque, para la época que recuerdas, ustedes ya habían tomado el poder del Dr. Stone… Eh… no sé si ya lo habían llamado así. El arma petrificadora, eh… ¿medusa? ¿Le decían medusa? —Llevó un dedo a su barbilla, probablemente intentando recordar las historias que le habían contado del pasado de sus padres y tíos.

—Dr. Stone, Medusa, arma petrificadora, ya le decimos de todas esas formas. Ve al grano.

—Muy bien, ustedes ya habían utilizado ese poder de "Whyman". Ahora dime… ¿crees que esa fue la única tecnología que tomaron de él? —Sonrió burlonamente.

Senku abrió mucho los ojos.

De hecho… eso era algo que había estado temiendo en los últimos meses que recordaba, desde que escuchó el mensaje en código Morse.

Para él era bastante obvio que, sí el hombre del Why poseía una tecnología tan impresionante como la petrificación, era muy posible que poseyera otras tecnologías que podrían ir más allá de su imaginación… y sí era así, siempre había deseado ponerle las manos encima y desentrañar hasta el más minúsculo secreto detrás de la ciencia de ese bastardo. El tipo estaba en la luna ¡en la luna! Eso ya decía bastante de lo que era capaz.

Y ya lo había logrado… Ya lo había vencido. Ya logró ponerle las manos encima a su tecnología y manipularla a su antojo. ¡Y no lo recordaba!

Apretó los puños, sintiéndose una vez más increíblemente frustrado por la maldita amnesia.

—¿Podrías decirme más sobre eso?... Por favor. —Miró suplicante a su hija.

Ella volteó con una sonrisa arrogante, que se deshizo al ver su expresión llena de impotencia.

—Lo siento… No puedo decirte mucho más. —Suspiró, frotando su oído mientras volvía la vista al frente—. Supongo que puedo decir que aprendieron la inmensa mayoría de los conocimientos que poseía "el hombre del Why" y perfeccionaron e implementaron nuevas tecnologías para el desarrollo de la humanidad. Mucho de eso sirvió para avanzar la civilización a una velocidad increíble incluso después del desastre y mejorar increíblemente la calidad de vida a nivel mundial.

—Ya veo… —Bueno, ese poco de información era mejor que nada—. Y dime, el mundo ¿logró recuperarse? Todos los países… las siete mil millones de personas…

Era poco probable pero… ¿tal vez la tecnología que robaron de Whyman ayudó en eso?

—Mmm… Temo que no… La mayor parte de Europa fue devastada por un meteorito… se perdieron muchas estatuas… El continente de América en su mayoría se está recuperando. Japón y Estados Unidos son los que más se han recuperado a nivel de su población, su gobierno y su desarrollo tecnológico y económico. Bueno, creo que a Oceanía le está yendo bastante bien también… Asia se está recuperando lenta pero seguramente. Definitivamente los que peor la están pasando ahora son los europeos, pero USA y Japón le brindan ayuda.

Era información muy vaga… increíblemente escueta. Pero útil, le gustaba saber que, aunque a paso lento, el mundo se estaba recuperando… Era una pena lo de Europa, aunque realmente no había nada que pudiera hacer por el momento. De todos modos ya sabía que sería un proceso absurdamente largo y difícil el recuperarse de la petrificación.

—Muy bien. Me alegra saber eso… ¿Y qué hay de la forma en la que funciona la petrificación? ¿No puedes hablarme de eso?

—Nop, tendría que decirte cosas que te llevarían a hacer preguntas que no quiero ni puedo responderte. Nada más de tecnología, viejo, al menos no por ahora.

Él gruñó.

—Bien —prácticamente ladró—. ¿Y qué hay de Japón y su gobierno? ¿Volvimos al antiguo sistema de monarquía constitucional?

—Mmm… —Su boca tembló un poco, gesto que le recordó a Kohaku cuando estaba incómoda y/o nerviosa.

—¿Qué? ¿No puedes hablarme de eso?

—Eh… es que… La verdad, nunca me interesó el gobierno. —Rio nerviosamente mientras llevaba una mano a su nuca, a lo que Senku casi se va de espaldas.

—¿No sabes nada de eso? —Múltiples gotas resbalaron por su frente.

—Bueno… sé que hubo un conflicto por eso… —Frunció el ceño, mirando hacia el cielo nublado—. Lo siento, la verdad nunca presté atención a ese tipo de mierdas, pero sé que por alguna razón al final eligieron la democracia, aunque la familia del emperador sigue teniendo poder y aún son considerados realeza o algo… Eh… no estoy segura. —Bufó—. Luego le preguntaré a Haishi, él sabe de este tipo de basuras.

—¿Haishi? —Alzó las cejas.

—Es mi mejor amigo —contestó casualmente—. Hijo del tío Tsukasa y la tía Minami.

—Ya veo… —Así que Tsukasa sí se casó con la reportera al final ¿eh?— ¿Y cuántos años tiene?

—Quince.

—Escuché que Taiju y Yuzuriha tuvieron hijos también.

—Ajá, tres varones. El mayor tiene diecinueve y los menores diez y nueve.

—No pierden el tiempo… —Rió por lo bajo—. ¿Qué hay de Chrome y Ruri? —Ellos eran técnicamente su familia ahora.

—Tienen dos hijos, o sea que tienes dos sobrinos. Sobrino y sobrina. Él tiene dieciocho y ella tiene apenas nueve. —Bostezó—. ¿Quieres que te haga una lista de todos los matrimonios con sus respectivos hijos? ¿No prefieres una telenovela?

—No gracias. —La miró mal—. Aunque debo admitir que me da curiosidad… ¿Los mujeriegos de Ryusui y Gen se casaron alguna vez?

—Mi tío Ryusui se casó con mi tía Francois después de varios años persiguiéndola, creo… Y mi tío Gen nunca se casó, pero embarazó a su asistente de magia hace como cinco años y ahora tiene un hijo pequeño, pero sigue soltero y mamá dice que no ha cambiado para nada.

Senku rio entre dientes, para nada sorprendido.

—Bien, ¿y Kinro y Ginro? —También le daban curiosidad.

Kinro era bastante codiciado en la aldea y Ginro era muy codicioso, así que no estaba seguro de cómo habrían terminado esos dos.

—Eh… el tío Kinro se casó con la tía Kirisame… y tío Ginro se casó con tía Shovel.

—¿Shovel? —Senku arqueó mucho las cejas—. ¿Shovel la niña chismosa de trece años en la aldea? —La que los delató con Magma cuando estaban sacando tablas del puente en los primeros meses de estar trabajando en la medicina para Ruri, y la que siempre parecía interesada en chismes amorosos a pesar de su corta edad.

—No sé bien su edad, aunque si sé que es varios años menor que el tío Ginro. —Volvió a rascar su oído con el meñique—. Ella lo gobierna absolutamente, tienen dos hijos.

—¡¿Ginro se ha reproducido?! —¡¿Qué clase de futuro bizarro (en el sentido anglosajón de la palabra) era aquel?!

Tsukiku se rio divertida.

—Sí, sí. Tiene un hijo mayor que yo y una hija de mi edad. Los dos son insoportables a veces pero no están tan mal. —Encogió los hombros.

Senku siguió en shock mientras caminaba detrás de ella, rodeando la casa.

Podría haber jurado que no existía ser en la Tierra que quisiera reproducirse con Ginro y resulta que el tipo hasta fue padre antes que él… ¡y tenía dos engendros! Shovel estaba completamente loca.

Se estremeció al pensar en otras dos versiones de ese idiota. Y ¿una versión femenina de Ginro? Eso sonaba a la peor pesadilla que podría ocurrírsele…

—¿Podrías decirme exactamente a dónde vamos? —preguntó para cambiar de tema y pensar en cosas menos traumáticas. Y porque ya habían llegado al otro lado de la casa y seguían caminando.

—Hay que ir hasta el bosque, tenemos que caminar un poco más. ¿Alguna otra pregunta?

Senku lo pensó por un momento.

Había algo que ya sabía desde el principio que quería preguntarle… pero no sabía si sería buena idea hacerlo.

¿Era prudente preguntarle a una niña acerca de la relación sentimental de sus padres?

Tenía mucha curiosidad respecto a Kohaku y su pasado en común con ella, pero sobre todo por su actitud hacia él ahora. No estaba del todo seguro, pero tenía el presentimiento de que ella actuaba demasiado a la defensiva en su presencia. Y también lo ponía nervioso no saber qué tanto había cambiado a lo largo de los años.

Suspiró profundamente.

No… no iba a preguntarle sobre eso a Tsukiku. Era engreída e insoportable, pero seguía siendo una niña de trece años.

Tendría que encontrar la forma de confrontar directamente a Kohaku con sus dudas. Pero debería ser muy cuidadoso al respecto, probablemente tendría que esperar a obtener más información. Y no debía olvidar que ella estaba legalmente a cargo de él.

Bufó, frotando su nuca.

Muy bien, no haría esa pregunta, pero si que tenía otra que le daba muchísima curiosidad.

—Y ¿exactamente por qué necesitabas hackear a "Reimo" solo para ir al patio de la casa?

—Porque eres un gran paranoico. —Volteó para mirarlo mal—. Si Reimo me ve ir en dirección al laboratorio exterior avisará a mamá, ya que tú no recuerdas nada. Pero la orden fue tuya, así como también estoy diez billones por ciento segura de que hiciste la clave con el propósito de burlarme a mí más que a los investigadores.

—¿Investigadores?

—Has estado en coma tres meses, han rastreado cada milímetro de esta casa en busca de lo que causó el accidente. Sabemos que fue por un experimento tuyo, pero no sabemos la naturaleza de este ni nada, realmente… El único lugar que podría tener una pista es este o… —Se detuvo de pronto.

—¿O cuál?

—Nada… En fin, hay alguien que quiere matarnos.

—¡¿Qué?!

—Bueno… hay muchos que quieren matarnos.

—¡¿QUÉ?!

—Como ya habrás deducido, eres una persona muy importante en la actualidad… Muy, muy, muy importante. No todo es color de rosa luego de haber "derrotado al hombre del Why", obviamente tienes muchos enemigos. Algunos más pesados que otros. Y algunos te quieren matar y mamá y yo somos tu familia así que también nos quieren matar. —Encogió los hombros—. Es muy sencillo.

Senku hizo una mueca. Bueno, realmente no debería estar tan sorprendido pero…

De pronto, frunció el ceño al recordar que el día anterior Kohaku había regañado a la mocosa de una forma muy severa, diciéndole que no podía salir y luciendo muy preocupada.

—¿Es algo común que te ataquen de alguna forma? ¿Intentos de secuestro o algo así?

—Eh… más o menos. Como sea, iba a decirte que sí hay extrema vigilancia incluso en el patio es porque tú no quieres a nadie cerca del laboratorio exterior, a pesar de que Reimo es también uno de los mejores sistemas de seguridad del mundo. Y yo tengo prohibido venir aquí también, así que en el momento en el que Reimo me hubiera visto acercarme habría enviado una alerta a mi mamá. Fue por eso que tuve que hackearla.

—Y sí es de los mejores sistemas de seguridad del mundo ¿cómo te fue tan fácil hackearla?

—Bueno, las primeras veces que intenté hackearla fueron las más difíciles, pero me las arregle al robarte información de su funcionamiento interno. —Sonrió traviesamente—. Ahora es mucho más sencillo hackearla y puedo hacerlo cualquier día, sobre todo si tú no estás en condiciones de impedirlo como siempre.

—¿Cómo siempre?

—Normalmente siempre me atrapabas cuando hackeaba a Reimo. —Rio entre dientes, alzando la mirada al cielo—. Cambiabas el sistema y me lo hacías casi imposible otra vez, aparte del regaño. Ahora solo necesito que mamá siga creyendo que tu último cambio al sistema sigue siendo indescifrable para mí. —Su risa fue más ruidosa (y un poco malvada) esta vez—. No puedo creer que te esté diciendo esto.

Senku la miró extrañado y un poco divertido. Ella se reía como él… también sonreía como él.

—Así que soy un padre sobreprotector y tú una hija desobediente ¿eh? —El concepto era extraño, pero ese parecía ser el caso.

—Sobreprotector se te queda corto. —Bufó—. Y tampoco es que sea tan… bueno, sí soy bastante… Solo desobedezco cuando se pasan de injustos, y créeme que es muchas veces. —Se cruzó de brazos, evitando mirarlo.

Senku, que ya iba más a su lado en vez de un par de pasos atrás, la miró con curiosidad por un momento antes de concentrarse en su entorno. Ya estaban caminando por los árboles del pequeño bosque que rodeaba el jardín y todavía no veía ningún indicio del laboratorio.

Decidió dejar las preguntas sobre el pasado y empezar a preguntar por lo que estaban haciendo en ese momento. Ella le dijo bastante, era su turno de cumplir su parte del trato.

—¿Y dónde está el laboratorio?

—Ya lo tenemos prácticamente delante de nosotros. —Frunció el ceño, caminando otro par de pasos antes de detenerse en medio de la nieve, junto a dos árboles curvados.

—¿Dónde? —Miró en todas direcciones.

—¡Aquí mismo! —Sonrió emocionada mientras daba un fuerte pisotón en el suelo.

—Es subterráneo ¿eh?

—Es un búnker-laboratorio. Tiene dos entradas con clave, mamá sabía la clave de la escotilla y logré conseguirla espiándola. —Comenzó a despejar la nieve pateándola a un lado—. Pero nadie tenía la clave de la segunda entrada y nadie ha podido adivinarla. Solo tú la sabes, en algún lugar de tu mente. Y tenemos que sacarla a toda costa.

—¿Por qué estás tan segura de que la respuesta a todas las incógnitas respecto a mi accidente están en este laboratorio? ¿Qué estás buscando exactamente? —¿Realmente debería ayudarla? Se lo debía pero…

—Tienen que estar aquí… Planos, estoy buscando planos. Los planos del proyecto que te envió a esa cama de hospital. Siempre haces mil planos, es imposible que no hayamos encontrado nada en el laboratorio de la casa. Solo pueden estar aquí. —Empezó a patear la nieve con más fuerza.

Él la miró en silencio por un momento.

—¿Por qué te importa tanto saberlo?

Ella se detuvo de pronto, congelada en su sitio, antes de seguir con todavía más fuerza.

—¿Por qué crees? —susurró en voz baja, para luego tomar aire y mirarlo con otra de sus sonrisas engreídas—. Para poder burlarme de ti una vez vuelvas a la normalidad y hayas dependido de mí para ello, obviamente. El gran Ishigami Senku-sensei dependió de su hija de trece años para no quedar en ridículo por haber olvidado todos sus logros y descubrimientos. Nunca te dejaré olvidarlo. —Rio mientras pateaba los últimos rastros de nieve.

Senku la miró con el ceño fruncido. Ella estaba diciendo que quería ayudarlo a recuperar su memoria, básicamente. E incluso sí era por ese motivo ridículo que había dicho o por simple curiosidad, era un interés que él también tenía. También quería recordar.

—Muy bien, te ayudaré en todo lo que pueda para que no puedas burlarte demasiado cuando vuelva a la normalidad. Después de todo, no podrías hacerlo sola —le devolvió la broma con su propia sonrisa engreída.

Tsukiku lo miró con molestia, con una mejilla inflada, pero a Senku le dio la impresión de que contenía una sonrisa.

—Como sea, será mejor que entremos.

Se inclinó junto a la montaña de nieve que había hecho a punta de patadas y él se extrañó al ver que no había nada más que simple tierra debajo.

—¿No hay una escotilla o algo?

—Primera regla en este mundo moderno post-petrificación, viejo: no te fíes de las apariencias.

Senku iba a preguntarle qué demonios significaba eso cuando la vio llevar sus manos al suelo y agarrar la nada misma, provocando que el suelo se abriera mientras apartaba sus brazos, poniéndose en pie para abrir del todo la escotilla.

—¿Camuflaje? —Abrió mucho los ojos.

—Camuflaje holográfico, más bien. —Rio sin aliento, antes de crujir los dientes para terminar de abrir la pesada puerta de metal—. Ya, entremos. —Jadeó en lo que se adentraba al lugar con una escalera de mano—. Cierra la puerta detrás de ti.

Él hizo una mueca de horror apenas comprobó el peso de la puerta que le había costado tanto abrir. Era… ok, no era demasiado pesada, pero sí considerablemente pesada y le costó jalarla para cerrarla con un solo brazo mientras con el otro se sujetaba a la escalera.

Apenas cerró la escotilla, todo fue oscuridad por un tiempo en lo que bajaban los tres metros que los separaban del suelo del laboratorio subterráneo. Poco después de que soltará la escalera, Tsukiku encendió unas luces blancas que iluminaron por completo el lugar, y Senku se quedó con la boca abierta al poder apreciarlo bien.

Las paredes eran blancas y habían cables enormes corriendo por todas partes, algunos de medio metro de grueso, otros no tanto pero todavía muy grandes. El lugar tenía un buen tamaño, nada como el palacio en el que vivían pero sí como una casa pequeña. Estaba lleno de pantallas apagadas, algunas grandes y otras pequeñas. Pero lo que más llamó su atención fue una fila de robots humanoides en una de las paredes. Hasta parecían tener piel real.

¿Qué demonios? ¡Quería hacerlos trizas y estudiar cada pequeña pieza! ¿Serían más avanzados que los rei-bots?

—No vayas a tocar nada, anciano —regañó de inmediato la niña al ver la baba prácticamente escurriendo de su boca al mirar los robots—. No podemos quedarnos mucho tiempo en este lugar. Reimo tampoco tardará demasiado en auto-repararse y sí no nos ve allí enviará una alerta por ausencia y de todos modos estaremos jodidos.

—Bien, bien. —No le quedaba de otra más que seguirle el juego a la mocosa—. ¿Qué se supone que tengo que hacer ahora?

—Este es nuestro objetivo. —Se acercó a una de las pantallas y la encendió—. Necesito que me digas cinco posibles claves que usarías. Están cifradas pero ya tengo un programa para encargarme de eso, así que solo dime posibles opciones. —Sacó un celular de una pequeña bolsa que traía colgada sobre un hombro—. Necesito cinco.

—Bueno… tenías razón en que suelo usar nombres de personajes de videojuegos o científicos. —Se llevó una mano a la barbilla—. ¿Cuáles has probado ya?

—Todos los personajes de tus favoritos como Dragon Quest, Last Cloudia y The Legend of Zelda, etc. Y todos los científicos que cumplieron con un rol importante en la revolución científica, aparte de los más obvios como Einstein, Franklin, Tesla y esos. —Bufó—. Te lo dije, lo he intentado todo. ¿Alguna sugerencia?

—Ya veo… Aunque, sabes, también usaba nombres de mis compañeros de clase con el cifrado Uesagi para contraseñas… —Algunos tenían apellidos muy extraños.

Tsukiku lo miró con los ojos muy abiertos.

—Nunca en la vida me has dicho el nombre de tus compañeros de clases.

—Bueno, sí tienes prohibido entrar a este lugar, puedo ver porqué. —Entrecerró los ojos—. Usaba más nombres de personajes de videojuegos y científicos, pero a veces me gustaba variar y usaba los apellidos de mis compañeros. Usé más los apellidos de Wazakuyahiro y Gonpakaido… y creo que de Mabawamina y Kuhayude.

—Mmm… bueno, vale la pena intentarlo. —Comenzó a teclear en su celular—. ¿No tienes un quinto nombre?

—También use nombres de mis profesores, creo… Urarawazashi y Tameodaki.

—Oh, sí me hablaste de Tameodaki. —Dejó el celular por un momento para sonreírle con ojos brillantes—. Él era el único que te apoyó en el proyecto de hacer un cohete en la preparatoria.

—Sí, ese mismo… —Pestañeó un poco, no acostumbrado a verla sonreírle de forma tan… normal, sincera.

—Bueno, hoy vamos a probar los nombres con el cifrado Uesagi. Mañana probaré otro cifrado, aunque para ese entonces no tendrás que acompañarme, más bien tendré que darte una tarea más difícil… —Frunció el ceño mientras volvía a teclear en su celular.

—¿Una tarea más difícil?

—Tendrás que distraer a mamá —anunció con un suspiro.

—¿Distraerla, quieres que yo distraiga a Kohaku? —Eso no iba a ser bonito…

—No hay otra opción, mamá siempre me descubre cuando quiero escaparme ya sea al laboratorio o fuera, no puedo burlarla mientras esté en la casa. Debes seguir distrayéndola incluso en la casa…

—¿Qué quieres decir con "seguir distrayéndola"?

—Eh… —Dudó en hablar, antes de suspirar—. La razón por la que pude venir tanto al laboratorio a intentar averiguar la clave mientras estabas en coma… es porque mamá siempre iba a quedarse en el hospital contigo —admitió en voz baja—. Todos los días… todos los días iba al menos una hora a verte. Sin falta. —Apretó con más fuerza el celular entre sus dedos, sin quitar sus ojos de la pantalla.

Senku no supo qué decir.

Había estado dudando que su matrimonio con Kohaku fuera uno normal pero… sabiendo eso… No entendía. ¿Por qué ella se comportó de ese modo con él? ¿Seguía siendo la Kohaku que conocía sí o no? Y ¿por qué estaba tan desesperado porque ella siguiera siendo la misma? La misma Kohaku en la que podía confiar. La misma Kohaku que lo amaba...

—Agh, maldita sea. —La voz de la chiquilla lo hizo salir de su ensimismamiento—. Ninguna es… —Ella estaba frente a la pantalla que había encendido antes, ingresando una serie de números—. Ninguno de los nombres es la clave… Al menos no con el cifrado de Uesagi.

—¿Probaste todos? ¿A Tameodaki también? —Se acercó para ver la pantalla, impresionándose al ver lo fina que era, casi parecía otro holograma.

—No, primero quiero probar los otros con distintos cifrados y luego… —Calló cuando Senku, fascinado con la extraña pantalla, llevó sus dedos a esta, queriendo sentir su textura—. ¡¿Qué haces?! ¡No te atrevas a...!...

Su advertencia llegó tarde, Senku tocó la pantalla e inmediatamente Tsukiku lo tackleó, empujándolo fuera del camino justo a tiempo cuando un rayo de luz verde salió desde una de las paredes, abarcando un área de tres metros alrededor de donde estaba. Apenas lograron quitarse justo a tiempo para que ni los rozará.

Cayeron sobre la otra pared, justo sobre los robots humanoides, tirando a uno al suelo.

—¿Qué demonios acaba de...?... —Se calló al ver el rostro horrorizado de la niña, con sus ojos fijos en el robot que acababan de lanzar al suelo.

—Oh, mierda…

Senku siguió su mirada, dejando caer su mandíbula casi hasta el piso al ver los ojos del robot abrirse de pronto, mientras flexionaba los brazos y rodillas de metal para ponerse de pie. Habría creído que era un gran ejemplar de robótica si inmediatamente no hubiera sacado una cuchilla de metal desde su muñeca.

—¿Qué mierda...?... —Retrocedió un paso, y entonces el robot se lanzó contra él.

—¡PAPÁ! —Una vez más, Tsukiku lo quitó fuera del camino, esta vez solo empujándolo con una mano antes de girar su cuerpo con un salto cuyo impulso utilizó para patear con fuerza la cuchilla del robot con una pierna y con la otra estrellar con fuerza un pie en su pecho, lanzándolo hacia atrás y haciéndolo caer al suelo una vez más.

Una vez el robot estuvo en el suelo, ella no le dio tiempo a levantarse. Rápidamente corrió hasta él y le encajó su pie en la cabeza, una y otra vez, clavándole el tacón de cinco centímetros de sus botas, pisoteándolo hasta que su cabeza quedó hecha pedazos y sus ojos se cerraron otra vez.

Ella se quedó respirando agitadamente y él la miró impresionado. Sí… definitivamente era una pequeña leona.

Detectó algo rojo por el rabillo del ojo y sus ojos bajaron hasta su pierna, notando que la calceta larga que traía debajo de su vestido fue rasgada y la pierna con la que había pateado el cuchillo tenía un largo corte sangrando considerablemente.

—Tu…

—Te dije... —Ella lo interrumpió antes de que pudiera hablar—. Te dije que no tocaras nada. ¡Maldita sea, viejo! —Volteó a verlo con una mirada feroz, increíblemente enojada—. ¡Pudo haberte matado! ¡¿Por qué no tienes más cuidado?! ¡Este no es el parque de juegos! —Después de decir eso, palideció de repente—. Oh, cielo santo… ¡Acabo de usar uno de tus regaños! ¡Esto debe ser karma, con un demonio! —Jaló de sus coletas con frustración.

La observó pisotear y refunfuñar por un momento, hasta que se quedó jadeando, finalmente guardando un poco de silencio.

—Tu pierna está sangrando, mocosa —señaló secamente—. Sí ya terminaste de regañarme, ¿podemos empezar a curarla?

Ella bufó, cruzándose de brazos mientras se apoyaba en la pared contraria a los robots humanoides.

—Ja, esto no es nada. Puedo curarme yo misma, pero tenemos que volver a la casa ahora. Primero porque aquí no hay equipo medico y segundo porque ya estamos demasiado cerca del tiempo mínimo en el que Reimo puede repararse a sí misma. Y no nos salve la vida solo para que mamá nos mate a ambos ahora.

Muy a su pesar, Senku sofocó una risa. Ella era demasiado parecida a Kohaku, la muy terca.

—Bien, bien, será a tu modo. ¿Puedes caminar así? —Intentó tomar su brazo para ayudarla a enderezarse, pero ella lo apartó de un manotazo y caminó a paso firme hasta la escalera de mano—. Supongo que sí… —Suspiró profundamente antes de seguirla.

Logró tener unas cuantas respuestas con aquella loca alianza con esa leoncita engreída y terca, pero también muchas otras preguntas surgieron, y una de las que más le preocupaban era el misterio detrás de la actitud de Kohaku… aunque no estaba seguro de por qué.

La próxima vez que se enfrentará cara a cara con Kohaku, no sabía qué podría pasar. O qué podría descubrir…

Continuará...

Holaaaa! :D

Este fic es un poco más complicado que el resto... intentaré actualizar más seguido pero no puedo prometer nada TwT

Ojala q les esté gustando y muchas gracias a todos los q comentaron! Espero estén disfrutando del fic :'3

No olviden que los amo!~

Merezco un review? *w*

CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!