Si bien, Félix entendía bastante bien el lenguaje corporal y sabía leer las pequeñas cosas que la gente revelaba sin darse cuenta solo en su postura, tics nerviosos o donde estaba su mirada, no era necesariamente empático con la amplia mayoría de las personas.

Dicho eso, incluso él sintió la tensión que hirvió de un momento a otro dentro del salón de clases, en el momento en que Cesaire y Rossi entraron.

Marinette, a su lado, se puso tensa de inmediato; mirando a su ex-mejor amiga apenas por encima de sus brazos, donde apoyaba la cabeza.

La mirada de ira fría y disgusto que la ladyblogger le regresó fue como un rasguño en el pecho de la franco-china. Doloroso, pero no grave.

Lila parecía disfrutar de esa tensión. Chloe trataba de lucir indiferente, pero fallaba espectacularmente, mirando de reojo entre Alya y Marinette con maliciosa curiosidad.
Otros, como Nathaniel y Alix evaluaban a Alya con ojos analíticos.

Para sorpresa de Félix, Adrien le envió a Rossi una mirada de advertencia mientras respondía a sus 'buenos días' de forma apática y desinteresada.

Marinette, mientras tanto, siguió con ojos casi ocultos tras su flequillo a Alya, quien colocó una carpeta en la mesa de Madame Bustier y luego se movió hacia su mesa junto con Lila.
La oji-azul se estrujó el cerebro, tratando de recordar si había algo en particular que ella y/o Alya tenían que entregar a su profesora, mientras que, inconscientemente, se arrimaba hacia Félix

El británico se mantuvo relajado en su lugar, permitiendo que Marinette se contagiara paulatinamente de su tranquilidad, mientras que una mano masculina ocasionalmente se encontró jugando con los delicados mechones que se derramaban más allá de los brazos de la diseñadora.

Una vez que Bustier, y los alumnos faltantes llegaron al salón, se pasó a lista, mientras que la carpeta que Alya había puesto sobre la mesa, quedó parcialmente cubierta por los libros que la maestra pelirroja colocó allí al llegar.


.


La mañana continuó. Mientras, la lluvia no parecía tener intenciones de parar en algún momento pronto.
Afuera de los salones el viento aullaba, de vez en cuando estremeciendo las ventanas con la intensidad de sus corrientes.
Las copas de los árboles, vestidas de colores otoñales, se estremecían y dejaban caer pequeñas hojas y ramas, que eran arrastradas por el viento.

El frío de la temporada y la humedad del clima empezaron a mezclarse en una neblina, que cubría a los parisinos como una manta.

Hacía parecer que todo transcurría más lento.

Y las clases en el françoise dupont no eran una excepción a eso.

Marinette sentía que al reloj le tomaba una eternidad avanzar, en comparación a su propio ritmo.
Estaba vaciando su termo de café a una velocidad preocupante. Dependiendo de la inyección de cafeína y azúcar para poner atención a las palabras de Bustier, y tomar las notas necesarias.
Cuando algo parecía poco importante, se distraía dibujando en las orillas de las páginas, tratando de mantener sus manos en movimiento para ignorar el frío que, lentamente, se le colaba hasta los huesos y la hacía sentir más lenta y somnolienta.

Un vistazo disimulado a su pequeño bolso demostró que Tikki estaba en un estado similar, totalmente envuelta en un pañuelo y plácidamente dormida.

Marinette envidió su capacidad de acurrucarse y dormir, mientras subía el cierre de su sudadera con capucha hasta el tope, y tiraba de la manga de su mano izquierda para asegurarse de cubrir completamente sus dedos.

Ella no quería nada más que poder hacer lo mismo.

Y solo estaba a la mitad de la segunda clase.

Marinette, honestamente, no sabía cómo iba a sobrevivir hasta el almuerzo.

Rezó porque el clima cambiara pronto y el sol saliera a calentar la ciudad.


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Félix tomó algunas notas, a través de la clase de literatura y poesía que Bustier estaba dando esa mañana. Usaba como referencia un libro que él ya había leído, solo que la versión en francés, por supuesto, por lo que no había necesidad de nada muy elaborado.

Agradeció mentalmente y de forma distraída a su previsión de tomar la bufanda esa mañana. A pesar de que las puertas y ventanas del aula estaban cerradas, el frío parecía filtrarse de todos modos.
No era insoportable, especialmente para alguien que estaba acostumbrado al clima casi eternamente nublado de Inglaterra y las lluvias que abarcaban alrededor de un tercio del año, si no es que más; pero no dejaba de ser incómodo y, de vez en cuando, enviaba un escalofrío por su columna o erizaba su piel. Afortunadamente, la bufanda mantenía el área de su cuello y garganta confortables.

Dios bendiga el té caliente, los termos con aislamiento y las bufandas.

Evidentemente, no era el único del salón que resentía de algún modo la temperatura, ni tampoco el que más.
Justo frente a él, Couffaine y Lavillant parecían unidas por la cadera, acurrucadas una contra la otra y compartiendo el calor corporal.
Kubdel había cambiado de asiento junto a Nathaniel y también estaban metidos en el espacio personal del otro, dejando a la pareja más antigua del salón para acurrucarse de igual modo.
Incluso Chloe estaba más cerca de Sabrina, tomando su propio té caliente mientras dejaba a la pelirroja para prestar atención y tomar las notas de la clase.
Lady WiFi y su novio estaban intercambiando miraditas anhelantes cuando creían que nadie los veía. Eran tan evidentes que, si Rossi no fuera la última variable en esa ecuación, Félix estaba bastante seguro de que Adrien le habría cedido el asiento a la blogguera.

Con esos pensamientos en mente, Félix miró de reojo a la chica que olía como dulce de café a su lado.
Ellos mismos estaban cerca uno del otro en la mesa, aunque no tanto como le habría gustado, si tenía que ser honesto.
Ella estaba pálida, bastante notorio con el frío enrojeciendo su nariz y mejillas. Probablemente sus labios también estaban pálidos debajo del labial que los coloreaba. Su mano izquierda estaba inquieta bajo la manga de la sudadera de gato y el cansancio parecía emanar de ella.

Félix se dio cuenta de que la atención femenina se alternaba entre los puntos importantes de la clase y garabatear en su cuaderno.

Mariposas, notó el británico, despertando una chispa de curiosidad. Ella estaba dibujando mariposas en cada esquina de las hojas que llenaba con apuntes y recordatorios, con un ligero ceño fruncido además, como si las malditas cosas fueran ofensivas para ella, pero aún necesitara detallarlas para entenderlas.

Después de pensar un momento, pasó su propio cuaderno hasta la última página y escribió algo allí. Lo deslizó hacia ella y luego tomó su mano izquierda con la suya propia, para llamar su atención.

Marinette volteó a verlo interrogante, con sus bonitos ojos somnolientos. Félix miró deliberadamente a su cuaderno y Marinette siguió la mirada, agradeciendo la tibieza de su mano en la de ella.

¿Estás bien?

Un pequeño deja vu de su primera semana aquí se apoderó de él. Se recordó a sí mismo desconcertado por la preocupación sincera en los ojos zafiros cuando ella le preguntó lo mismo, de la misma forma.

Bien. Solo es el frío.

Ella contestó, estirando su diestra sobre sus manos unidas para responder en su cuaderno.
Ella pareció considerar algo más, después de que él leyera su respuesta, así que añadió una segunda línea.

Tengo muchas ganas de esconderme bajo un montón de mantas cálidas.

Félix nunca había sido de los que permitía que su imaginación se apoderara de su mente, excepto al momento de planear estrategias. En este momento, sin embargo, no pudo detener a su mente de presentarle una imagen de ella haciendo exactamente lo que había dicho, junto con él.
Un estremecimiento, que no tenía nada que ver con el clima, le recorrió la espalda, imaginando que tan bien se sentiría acurrucarse, quizás en el diván de su habitación, envueltos en mantas cómodas y con ella descansando contra su pecho, enredando las piernas juntos y arrullándose en el calor del otro.

Dios, cuán fuerte deseaba Félix que Marinette quisiera lo mismo.

Puedes hacer eso después de almorzar. Podemos dejar la práctica de baile para otro momento.

Fue lo que escribió en cambio. Acariciando, con su pulgar, la mano que sostenía entre la suya.

Si tan solo él fuese capaz de leer los pensamientos de ella en ese mismo instante.

Sin saberlo, Marinette se imaginó un escenario muy similar. Ella había sido abrazada y acurrucada por Luka y Marc en su diván, y por Chat Noir en su balcón, ella de ningún modo era ajena a ese tipo de cercanía, pero una sensación de calidez en su corazón le dijo que sería muy diferente si fuera Félix quién la sostuviera para darle la comodidad y el calor que ella tanto necesitaba en ese momento.

Ella no sabía si su corazón lo soportaría, pero lo deseaba de todos modos.

El calor que estalló en sus mejillas fue agradecido, en contraposición al frío que sentía y, afortunadamente, pasó desapercibido por el hecho de que su piel ya había estado enrojecida por el frío.

Oh, no, por favor. Creo que bailar es una buena manera de entrar en calor.

Merde, ¿Eso último no sonaba extraño? Se mordió el labio inferior y trató de no pensar en ello, devolviendo la pequeña caricia de sus manos.

Félix la miró con ojos suaves antes de escribir algo más.

¿Te importaría que me acerque más?

Ella levantó la mirada del cuaderno, asintiendo tímidamente con la cabeza en lugar de escribir.

Félix se deslizó más a su lado de la silla y rápidamente se encontraron pegados desde las piernas hasta la cadera.
El rubio abandonó su lapicera sobre el cuaderno en favor de deslizar su mano por la espalda femenina, hasta descansar en su cintura, de modo que la cabeza de Marinette quedó en el hombro del británico.

Marinette inhaló profundo, el sutil aroma de su colonia a sándalo y algo más que no sabría definir la hizo querer ocultarse en su cuello, pero se resistió — ¿Cómo se supone que vas a escribir así? —ella preguntó en voz muy baja, no queriendo llamar la atención de nadie sobre ellos.

Estaban tan cerca que Félix la escuchó sin problemas —puedo escribir con la mano izquierda, si lo necesito —el rubio explicó, apretando su mano izquierda con la de ella suavemente, y coincidiendo con su tono bajo.

Técnicamente no era ambidiestro de nacimiento, pero había practicado mucho para adquirir la habilidad. Por supuesto, su diestra tenía una mejor caligrafía que la zurda, pero esta última aún era legible y fluida.

—No debería sorprenderme —ella se burló con un resoplido, todavía en voz baja.

¿Qué tenían los rubios guapos de familias ricas que parecían tratar de ser nada menos que perfectos?

En respuesta a su sarcasmo, Félix le acarició la cintura con un suave masaje de su mano derecha. La caricia hizo que Marinette temblara y Félix claramente lo notó, disfrutando del efecto que él tenía en ella.

—Félix, para —ella exhaló, casi sin aliento, después de unos diez segundos.

— ¿Demasiado? —inquirió, dejando quieta su mano, pero inclinando levemente la cabeza sobre la de ella.

Geez. Si fuera por él, la sentaría directamente sobre su regazo para que ninguno de ellos pasara frío. Él empezaba a aclimatarse, pero ella estaba claramente cada vez más afectada.

—No es eso —ella susurró, apoyando la mejilla en su hombro. Mentiría si dijera que no lo disfrutó —harás que me duerma —su cercanía le estaba ofreciendo un poco del calor que tanto necesitaba, él la hacía sentir segura, y si empezaba a mimarla además de todo eso, ella no iba a poder mantener sus ojos abiertos.

Félix luchó contra una sonrisa orgullosa cuando ella reconoció por sí misma los efectos que su cercanía le proporcionaba.

—Está bien, Nette —cedió suavemente.


Para cuando la segunda clase terminó, Marinette ya había vaciado su termo de café.

Félix estaba relativamente cómodo con el clima, ahora que ella estaba cerca. En cambio, Marinette no parecía ser capaz de aclimatarse.

Ella estaba cabeceando hacia el cambio a la tercera clase. Seguía inglés, por lo que Félix no tenía ninguna necesidad de prestar atención.

Se separaron un poco para intercambiar los materiales de estudio en cuanto se anunció el cambio de hora.
Marinette trató de ahogar un bostezo tras su mano mientras dejaba su cuaderno de inglés sobre la mesa, pero sus párpados le pesaban y rogaban por cerrarse.

Félix estaba colocando la novela que actualmente leía frente a él en la mesa cuando sintió la cabeza de Marinette caer torpemente en su hombro. Resopló y se movió un poco para volver a acomodarla cerca de su cuerpo, sin embargo, el movimiento permitió que ella se deslizara hasta que su cabeza aterrizó en su regazo.

El tiempo pareció detenerse por completo para Félix.

El británico la miró con absoluta incredulidad.
¿Ella realmente acababa de quedarse dormida sobre él?

Miró despacio y con disimulo a su alrededor, pero nadie más parecía haber notado el repentino movimiento ni la 'desaparición' de Marinette de su asiento. Ni siquiera los que estaban en la mesa de al lado. Así que volvió sus ojos verdes a ella.

Estaba absoluta e incuestionablemente dormida. El cabello oscuro se había derramado contra su vientre bajo y la mejilla izquierda, ruborizada por el frío, se apoyaba en sus muslos. Su adorno de cuarzo le regresaba la mirada desde su lugar en la línea de su cabello, era una fortuna que no estuviera del otro lado o ambos se habrían llevado un golpe doloroso.

Aturdido más allá de las palabras, Félix movió su mano lentamente hasta presionar sus nudillos contra la mejilla expuesta. Su mano estaba un poco fría pero la piel de Marinette estaba aún más fría.
Acto seguido, deslizó sus dedos hasta su oreja, trazando el borde de la misa. Estaba incluso más fría.
Jugueteó con el lóbulo de su oreja, perfilando el arete en ella por unos segundos, hasta que un pensamiento presionó su estómago de forma desagradable. Rápidamente deslizó sus dedos hasta el cuello femenino para encontrar su pulso y controlarlo.

Una vez localizó su yugular, Félix cerró los ojos, contando mentalmente mientras se concentraba en su ritmo en lugar del propio. Descubrió un pulso regular y, para su alivio, nada suficientemente lento como para ser preocupante.
Exhaló un poco, aliviado, mientras que Marinette no reaccionó más que para mover un poco la cabeza y exponer más de su cuello a él.

La vista hizo que sus labios hormiguearan con el deseo de encontrarse con esa porción de piel y proporcionarle calor a base de besos. Muchos besos. Y si alguna que otra marca rojiza quedara allí no sería nada menos que bienvenido.

Exhalando esta vez por paciencia, Félix peinó suavemente los mechones relativamente cortos con sus dedos, lo suficientemente como para acomodarle la capucha —dulces sueños, my dear —dijo casi en silencio, sabiendo que ni ella ni nadie más lo escucharía.


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Marinette fue bruscamente sacada de su sueño por un sonido fuerte y desagradable, y una sacudida en su almohada perfumada.
Frunció el rostro con molestia y trató de esconder su rostro en la almohada, con la esperanza de escapar del ruido ofensivo.

Pero su almohada volvió a sacudirse, y a eso se le unió una mano en su hombro que trataba de despertarla también.

Espera. Sus almohadas nunca olían a sándalo. Su madre siempre las lavaba con aroma a lavanda.
Marinette abrió los ojos mientras se erguía torpemente. Sus manos no encontraron ropa de cama bajo ella sino madera dura y lisa.

—Por fin despiertas, Bluebell —una voz familiar acarició sus oídos —empezaba a considerar decir que te desmayaste y sacarte de aquí en brazos —bromeó, Félix claramente, mientras ella enfocaba sus ojos

Oh, por amor a todo lo que es mágico.

Ella… ¿Había estado durmiendo en su regazo?

Se sintió como si toda su sangre subiera para agruparse en su rostro. Casi deja escapar un chillido de vergüenza antes de que Félix la callara, aparentemente prediciendo su reacción, con un dedo sobre sus labios. Luego, fingió acomodarle la capucha mientras se inclinaba y le susurraba.

—Aún estamos en el salón, Marinette. Acaba de sonar la campana para el almuerzo. Guarda la calma —él le dijo. Claro y contundente, haciendo que ella se desinflara.

Aún estaba mortalmente avergonzada, pero al menos no estaba enloqueciendo en voz alta.

Asintió y se giró bruscamente para recoger sus cosas.

¡Había dormido la mitad de las clases de la mañana en el regazo de Felix!

Por favor, que la tierra se abriera y la tragara de una buena vez.

Félix recogió sus propias cosas con rapidez y en silencio. Podía ver que ella estaba nerviosa por lo que había hecho inconscientemente (nunca mejor dicho) pero realmente no estaban en el mejor lugar para tranquilizarla al respecto, al menos no sin llamar la atención de sus compañeros de clase. Así que simplemente tiró de su mano para indicarle que lo siguiera y se apresuró a salir del salón.

Fue una fortuna, también, porque solo un minuto después Bustier finalmente encontró la carpeta que Alya le había dejado desde la mañana y leyó rápidamente el contenido. De inmediato levantó la cabeza para llamar tanto a Marinette como a Alya, pero una de ellas ya había abandonado el salón y la otra estaba saliendo por la puerta.

La docente pelirroja se resignó a abordar el asunto después del almuerzo.


Marinette se mordió el labio inferior mientras seguía al rubio fuera de la escuela.
En algún momento de la mañana, la lluvia se había convertido en una llovizna muy ligera y las nubes comenzaban a disiparse. Sin embargo, el sol aún no había salido, por lo que aún estaba relativamente frío.

Ella lo había molestado. Simplemente lo sabía. Había hecho algo demasiado íntimo y cercano sin su permiso y lo había molestado.
Abrazó su mochila contra su pecho mientras caminaba detrás de él, pensando frenéticamente en cómo disculparse y compensarlo. Ella necesitaba arreglar esto.

Ambos se detuvieron en la puerta, justo antes de los escalones. Y, mientras Félix extendía su sombrilla, Marinette derramó sus pensamientos.

—Félix, yo no… no quise- ¡Lo siento mucho! —ella empezó, tratando de ordenar lo suficiente sus pensamientos para disculparse adecuadamente.

—Yo no —él la detuvo con sólo dos palabras. Y solo eso bastó para que ella cerrara la boca, se detuviera y lo mirara con ojos ensanchados. Félix dio medio paso hacia adelante, saliendo parcialmente del resguardo del tejado escolar —ven aquí, Noirette. O vas a empaparte —le dio una mirada traviesa, junto con la más sutil inclinación de sus labios, mientras extendía su brazo a ella.

Marinette parecía una cierva ante los faros. Sus grandes ojos azules miraron a Félix con incredulidad antes de que sus pies la llevaran tímidamente a su lado, permitiendo que él la acercara lo suficiente como para que ambos se resguardaran bajo su paraguas.

—Tú… ¿Realmente no estás molesto? —ella preguntó, cabizbaja.

—Si estuviera molesto, créeme que lo sabrías, Marinette —él le respondió con ligereza, mientras se paraban a esperar el cambio de semáforo —no creo que entiendas lo cómodo que me siento contigo —añadió en voz baja, disfrutando del floreciente rubor en sus mejillas, que ahora podía ver —sin embargo, si tranquiliza tu mente, puedes devolverme el favor en otro momento.

El añadido, de vuelta en su tono travieso y altivo, la hizo mirarlo con sorpresa.

¿Él quería recostarse en su regazo?

Bueno… no es como si ella se opusiera a la idea. En realidad, ni siquiera tendría que verlo como una compensación. Marinette no se creía capaz de negarse a Félix si este alguna vez le pidiera descansar en sus piernas, incluso si lo de hoy no hubiese ocurrido.

Por el rabillo del ojo vio pasar a Marc y Nathaniel en otra dirección. Agradeciendo la distracción de sus pensamientos, ella le deseó buena suerte a su amigo pelinegro mientras cruzaba la calle y entraban al edificio.

—Marinette ¿Eres tú? —Sabine llamó desde la panadería, mientras Félix dejaba su sombrilla en el lugar adecuado.

—Sí, mamá. Félix y yo estamos aquí —la niña respondió, asomándose por la puerta divisoria.

—Bien. El almuerzo está listo arriba, bāo bèi*—la mujer avisó.

Marinette tarareó — ¿La abuela está arriba también?

—No, ella fue a casa de tu abuelo para almorzar —eso pareció animar a Marinette —dijo que si mejoraba el clima esperaba que salieran ustedes dos, después de la escuela.

— ¡Entendido! Gracias, Mamam. Estaremos arriba —ella respondió apresurándose por las escaleras con Félix.


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Nath y Marc corrieron con la suerte de encontrar un lugar con mesas disponibles no tan lejos de la escuela, a pesar de la llovizna persistente.
Era agradable, de aspecto moderno con posters y merchandising de músicos y bandas famosas. Y parecía que lo frecuentaban muchos estudiantes de diferentes escuelas.

Consiguieron una mesa pequeña para los dos cerca de una ventana bien cerrada e hicieron sus pedidos rápidamente.
Después de eso, la conversación fluyó bastante rápido, ambos intercambiando comentarios sobre lo que estaba haciendo para el baile.

La pancarta de la que Alix y Nathaniel estaban a cargo estaba casi lista. Y el grupo de Marc había conseguido suficientes citas y refranes para empapelar una pared de arriba abajo, en palabras del pelinegro.

Todo ese trabajo, además de sus quehaceres escolares habituales, los había obligado a dejar un poco de lado su cómic, pero ambos estaban bien con tomarse un tiempo en eso. Aunque aún tenían que discutir la posibilidad de incluir a los nuevos héroes que habían surgido recientemente.

Ese tema hizo que Marc se mordiera los labios nerviosamente, al pensar en el artículo que llevaba celosamente guardado en su mochila.

Nathaniel notó que su compañero estaba nervioso cuando este desvío la mirada a la mesa y luego a la ventana, luciendo como si prefiera estar ahí fuera bajo la lluvia.

Un mesero los interrumpió, trayendo sus platos antes de que el pelirrojo pudiera preguntar.

Ambos agradecieron y recibieron su respectivo plato y bebida, antes de que Nathaniel se centrara de nuevo en el pelinegro — ¿Marc? ¿Está todo bien?

El pelinegro apenas levantó la cabeza, removiendo las alubias blancas que hacían parte de su plato con la cuchara —S-sí. Estoy bien —le contestó, mirándolo hacia arriba, a pesar de que era el más alto de los dos —solo me… me distraje un momento.

Nathaniel frunció el ceño en consideración, tomando un sorbo de su jugo de piña y naranja — ¿Estás seguro? Me pareces más bien… nervioso —comentó con cuidado, antes de masticar un bocado de su propio plato.

Marc se mordió el interior de la mejilla en medio de un bocado, pero lo ignoró —yo… uh. Es que hay… hay algo que quiero… preguntarte —concluyó en baja, de nuevo desviando la mirada.

Nathaniel se animó ante eso, ladeando ligeramente la cabeza, lo que apartó un poco su flequillo de su ojo —claro, Marc. Dime —el pelinegro intentó, abriendo la boca y cerrándola un par de veces, cuando no encontró las palabras. Nathaniel notó su creciente inquietud — ¿Tiene… tiene algo que ver con lo de Lila ayer? —se preocupó.

—No, no. Nada de eso —Marc tosió levemente, e hizo una pausa para tomar un sorbo de su jugo de manzana —no es… nada malo, per se —inclinó levemente la cabeza, el calor se le empezó a subir a las mejillas.

Nathaniel soltó su tenedor y extendió la mano para colocarla sobre la de Marc —entonces dime. Lo que sea, lo solucionaremos —le aseguró —somos un equipo ¿Recuerdas? Cómo Ladybug y Chat Noir.

Usualmente, eso ayudaría a Marc a relajarse y soltarse un poco, pero ahora mismo, la comparación no era exactamente un consuelo, sabiendo lo que quería decir y el historial de rechazos que había dado a los 'avances' de Chat Noir.

En acuerdo mudo, decidieron terminar su comida antes de continuar con ese asunto.
De modo que, una vez ambos acabaron sus respectivos platos, Nathaniel se inclinó sobre la mesa y le preguntó a Marc si quería irse de inmediato, considerando que tal vez el lugar lleno de gente no lo estaba ayudando a expresarse.

Marc negó con la cabeza —no, está bien. Aún nos queda un rato para volver a la escuela —comentó, un poco más tranquilo. Respiró profundo y despacio y luego se movió hacia adelante, acercándose más al pelirrojo —yo quería… quería saber —sus mejillas volvieron a sentirse muy cálidas. Marc quería levantar su capucha y esconderse en un lugar oscuro, pero ya había llegado tan lejos. Dejar el asunto así haría que Nathaniel se preocupara innecesariamente por él. Así que se obligó a terminar — ¡Quería saber si te gustaría que fuéramos juntos al baile! —cerró los ojos, tímidamente, mientras lograba verbalizar sus intenciones.

Nathaniel estaba un poco confundido al principio —yo… eh ¿Pensé que habíamos acordado ir con los- ? —sin embargo, a medio camino, todo hizo click para él. El nerviosismo de Marc, su sonrojo, lo que acababa de preguntar —… ¡Oh! —ahora él también estaba sonrojado. Su vacilación instó a Marc a abrir los ojos. Nathaniel lo miraba como un ciervo ante los faros.

— ¿Nathaniel? —Marc susurró —por favor… di algo.

El artista se pasó una mano por el cabello, peinando parcialmente su flequillo hacia atrás —tú… te refieres a ir juntos… juntos… como una… ¿Cita? —trató de aclarar. Marc asintió con la cabeza en silencio —Mon Dieu, Marc, eres increíble, yo… no había podido reunir el coraje para preguntarte lo mismo —reveló con vergüenza, sorprendiendo al pelinegro.

— ¿Qué?

Nathaniel encontró su mano en medio de la mesa —me encantaría que fuéramos al baile juntos.

Ambos estaban sonrojados hasta las orejas, pero se sonrieron el uno al otro mientras entrelazaban sus dedos, sintiendo como un peso se les resbalaba de los hombros.

Entonces, Marc recordó —oh, es cierto —su mano libre pescó a ciegas el paquete en su mochila —quiero que veas esto.

Nathaniel tomó el paquete, también con su mano libre, y lo observó con curiosidad — ¿Qué es esto? ¿Alguien te lo regaló?

Marc se rió entre dientes —podríamos decir que es un regalo para ambos. Quiero que lo abras.

Sin entender del todo, Nathaniel se encogió de hombros y liberó su mano para poder desenvolver el paquete. Lo hizo con cuidado, y encontró una hermosa tela degradada, formando una corbata debajo del envoltorio.

Le tomó un momento, pero reconoció la inspiración detrás del artículo. Entre la sorpresa, miró a Marc con un poco de cautela ¿Marc se habría dado cuenta…? —es… es increíble.

Marc sonrió dulcemente —a Marinette le encantará escucharlo. Mencionó que iría muy bien con la chaqueta que estabas viendo ayer cuando fuimos al centro comercial.

Ahora, eso tenía sentido. Recuerda el entusiasmo de Marinette la semana anterior sobre diseñar cosas inspiradas en el nuevo héroe zorro. Se preguntó distraídamente si también había hecho cosas sobre Mouseketeer, mientras acariciaba la tela entre sus dedos. Luego pensó en algo más — ¿Cuando tuvo tiempo de hacer esto?

Marc tarareó —compró la tela ayer junto con las cosas para su vestido, así que debió ser anoche.

Nathaniel supuso que un artículo de ese tamaño no tendría por qué demorar mucho en hacerse, aun así… —Marinette es demasiado amable.

Marc estaba muy de acuerdo —Lo es. No entiendo cómo el resto de tu clase olvida eso —resopló.

—Gracias por recordármelo cuando yo mismo estuve a punto de olvidarlo —añadió más suavemente —y… gracias por el regalo.

Marc simplemente le respondió con una sonrisa. Un momento más tarde, Nath estaba guardando su regalo y ambos se levantaron para pagar su almuerzo y volver a la escuela.


.


El aroma a estofado de cordero llenó la residencia Dupain-Cheng una vez que Marinette puso a calentar la cacerola que contenía el almuerzo.

Marinette cuestionó la lógica de traer su propio almuerzo, por parte de Félix, si al final del día iba casi siempre preferiría la comida casera. Esto, mientras ponía dos cuencos de estofado en la barra y se sentaba junto a él.

Félix insistió en que era incómodo para él comer su comida sin que le permitieran, al menos, pagarlo. Mientras empujaba su caja de almuerzo hacia ella, para que pudiera tomar un puñado de las verduras salteadas que había dentro.

Marinette se burló, centrándose en su cálido estofado que la hizo sentir mucho mejor, y robando pequeños bocados del almuerzo empacado de Félix, que ambos terminaron compartiendo.


—Tengo una pregunta para ti —Félix sugirió, una vez que ambos tomaron lugar en el sofá.

Marinette tiró de la manta que reposaba en el espaldar del mueble, sobre el regazo de ambos —puede, o no, que tenga una respuesta para ti —ella bromeó con una sonrisa, mirándolo con atención.

Hubo un pequeño levantamiento en los labios del chico — ¿Siempre has utilizado tus iniciales como firma en tus diseños? —inquirió, permitiendo que su curiosidad se drenara en su voz.

Con ella, no le importaba mostrar sus emociones.

Marinette arqueó una ceja —en realidad no —pronunció despacio —lo cambié hace casi un año. Solía ser más largo, me gusta más así —explicó.

Félix zumbó en respuesta, inclinándose ligeramente hacia ella — ¿Qué usabas antes?

Marinette cerró brevemente los ojos, sabiendo hacia dónde se dirigía la conversación —solía usar solo mi nombre —explicó, viendo la chispa de reconocimiento en los ojos verdes —Lix, sé a dónde estás yendo aquí. Solo pregunta directamente —ella se agarró los codos con las manos, un gesto a medio camino entre abrazarse a sí misma y cruzarse de brazos.

Félix levantó una mano, dirigiéndola al costado de su rostro. Los dedos acariciaron su mejilla y más allá, casi llegando a su oreja —me gusta estar seguro de mis suposiciones y teorías antes de compartirlas ¿sabes? —él dijo suavemente. Su dedo anular y meñique le rozaron el lóbulo de la oreja, y la piel de Marinette se erizó en respuesta, distrayéndola por completo de la insinuación sutil del británico —la bufanda de Adrien es obra tuya ¿No es cierto, Bluebell?

Marinette asintió con la cabeza, apoyándose un poco más en el tacto del rubio —sí. Yo la hice para su último cumpleaños —ella exhaló en respuesta. Los dedos de Félix se deslizaron suavemente por la línea de su mandíbula.

Si este hubiera sido Adrien, hace dos meses o más, Marinette sería un desastre humeante y balbuceante.
Ahora, aquí, con Félix, ella simplemente extrañó su toque en el momento en que se retiró. Amaba que él se sintiera lo suficientemente cómodo con ella como para experimentar en el tacto afectivo y, en el fondo de su corazón, quemaba la esperanza de que eso pudiera significar que él se sentía de una forma especial por ella, como Kagami había insinuado.

—Lo que lleva a mi siguiente pregunta —Félix sonrió un poco más, permitiéndose disfrutar de la mirada que Marinette le dio cuando él retiró su mano — ¿Por qué, en el mundo, Adrien pensaría que Gabriel le dio esa bufanda?

"Cuando mires a los ojos a otra persona, a quien sea, y veas tu propia alma reflejada, te darás cuenta de que has alcanzado otro nivel de conciencia"

Marinette suspiró —nunca lo sabré. No pude dársela en la escuela, así que se lo llevé a casa, y Nathalie me dijo que la dejara en la bandeja de correo. Pero entonces, Nino fue akumatizado, y hubo un gran revuelo en la mansión Agreste —ella respondió vagamente —él llegó al día siguiente, feliz con la bufanda. Le dijo a Nino que su padre se lo había dado —Marinette compuso una mirada nostálgica.

— ¿Por qué no decirle la verdad? —Félix adoptó una mirada más seria.

Marinette suspiró, su apariencia nostálgica volviéndose un poco amarga —Alya me preguntó lo mismo en ese momento —su boca se contrajo en una mueca —como dije, estaba tan feliz de que 'su padre se la diera', que no quería entristecerlo —un rastro de dolor brilló en sus ojos antes de cerrarlos, recordando la respuesta de Alya.

Su entonces mejor amiga la había abrazado por sorpresa, y le había dicho lo maravillosa que era, jurando que Adrien también lo vería algún día.

El recuerdo dolía como una espina en su pecho.

—Escucha, Nette. Hay cosas de Adrien con las que nunca estaré de acuerdo, y que pueden molestarme —Félix colocó la mano que antes estuvo en el rostro femenino, sobre su hombro, llamando su atención hacia su expresión severa —pero él es mi familia y me importa… Proteger sus esperanzas sobre algo que no va a suceder puede parecer un gesto noble en el momento, pero a la larga, lo va a lastimar más.

Marinette tragó en seco, mirando sus facciones tensas — ¿Qué quieres decir?

—A día de hoy, Gabriel Agreste apenas y se preocupa por su hijo —Félix dijo claramente —le importa más la cara de su marca que su hijo como persona.

Los hombros de la diseñadora se tensaron bajo el toque de Félix —eso… eso no puede ser —rebatir fue su primer impulso —Sé que es un hombre muy reservado y que la desaparición de su esposa fue muy dura para toda su familia, pero… pero él no… —Marinette miró desesperadamente entre los ojos de Félix, esperando encontrar una chispa de vacilación en la que apoyarse —Adrien es su único hijo, él no… ¿O sí? —susurró lo último, casi sin voz.

—Gabriel ni siquiera hace un esfuerzo por coincidir en sus horarios de comer con él, Marinette —Félix argumentó —no reconoce ni felicita nada de lo que hace. Solo exige y espera que sea perfecto en todo lo que le impone y lo poco que Adrien hace por elección.

Marinette lo miró con dolor en los ojos. Gabriel Agreste ciertamente no era santo de su devoción después de conocer a Adrien, pero… un padre no podría ser tan visceralmente cruel con su propio hijo…

¿O sí?

—Él… ha amenazado con sacarlo de la escuela… una vez lo hizo —recordó con dolor.

Ella había ido a casa de Adrien y le había mentido en la cara a Gabriel Agreste para que Adrien pudiera regresar a la escuela.

Por algo que Lila había hecho.

— ¿Lo ves? Adrien atesora ese poco de libertad más que nada. Sospecho que Gabriel le permitió asistir a la escuela solo para tener ese chantaje extra sobre él —respondió con desprecio. Sin embargo, educó un poco sus expresiones cuando vio la desolación en los ojos oceánicos.

Por supuesto, la naturaleza cruel y negligente de Gabriel era todo lo opuesto a la de Marinette: brillante, generosa y desinteresada. Era natural que se sintiera descompensada al saber el alcance de lo que ese hombre podía hacer.

—Lo siento, Bluebell —Félix deslizó su mano por el brazo de Marinette hasta alcanzar su mano, rozando la palma con sus dedos de forma tentativa —no era mi intención afectar tu estado de ánimo —no se arrepentía de decir la verdad, pero sí de que sus ojos ahora lucieran tan tristes. No era una mirada que le quedará bien y le causaba un piquete en su pecho saber que él la puso ahí.

Marinette negó con la cabeza, entrelazando sus dedos lentamente, un poco insegura —no, yo… agradezco que me lo digas —Marinette no había mentido al decirle que apreciaba su honestidad sin importar cuan duras fueran las cosas que le dijera.

Félix terminó de entrelazar sus dedos con confianza, y les dio un suave apretón en respuesta —dame un momento —susurró mientras alcanzaba su teléfono con la mano libre.

Marinette simplemente asintió, a la espera.
Mientras tanto, observó sus manos unidas. El anillo de Félix brillaba de forma muy sutil, y se sentía ligeramente frío contra su piel, pero valía totalmente la pena por tener sus dedos entrelazados. Le daba una sensación de calma que pocas veces había experimentado.
Si fuera un poco arriesgada, podría compararlo con la primera vez en que lanzó su cura mágica.

Una melodía familiar irrumpió el silencio. Hizo que Marinette trasladara sus ojos desde sus manos unidas de vuelta a Félix.
El británico estaba colocando su teléfono, la fuente de la música, sobre la mesa cercana.

Era la misma canción que habían bailado en el Liberty.

— ¿Todavía quieres practicar? —él preguntó, asegurándose de que su teléfono estaba bien posicionado antes de mirarla a los ojos.

Marinette sintió que una chispa de calidez se encendió en su pecho —desde luego —retiró la manta de ambos y dejó que él la pusiera en pie, tirando cuidadosamente de ella a través de sus manos unidas.

Take my hand,
Take a breath.

Se colocaron en posición. Félix soltó su mano en favor de tomar su cintura. Ella tocó su hombro a cambio.

Pull me close
and take one step

Está vez, Félix no la dejó mirar sus pies. Usó su mano libre para levantarle el mentón justo antes de dar el primer paso.

Remember, look at me —él susurró, a través del segundo paso.

Keep your eyes
Locked on mine,

Marinette suspiró al oírlo en su lengua y acento natal, dando el tercer paso y volviendo a la posición inicial— I'll do. I'll do —ella le respondió entre risitas avergonzadas, por su inglés completamente ahogado en acento parisino.

And let the music
Be your guide.

Continuaron en sintonía durante tres repeticiones más. Entonces, Félix sujetó a Marinette un poco más cerca de él, y empezó a girarlos levemente. Ella se adaptó a su paso con facilidad.

It's like catching lightning
the chances of finding
someone like you

Félix apretó ligeramente su cintura al mismo tiempo que le murmuró —voy a hacerte girar —Marinette asintió con la cabeza y soltó su hombro a tiempo para que él levantara sus manos por encima de su cabeza y le hiciera girar, tal como dijo. Tuvo un pequeño desbalanceo, pero regresó a su posición original y volvió a tomar su hombro. Félix esperó unos segundos antes de volver a apretar su cintura —otra vez.

El siguiente giro, Marinette lo tomó mejor. Así que Félix se esperó un poco antes de volver a hacerlo.
Cada vez, apretaba suavemente su cintura cuando le avisaba que la haría girar, hasta que las palabras ya no fueron necesarias.
Marinette entendió que, cada vez que Félix le apretaba suavemente la cintura, la haría girar a continuación.

It's one in a million,
the chances of feeling the way we do
And with every step together,
we just keep on getting better

Hubo un momento en que Félix la hizo girar dos veces seguidas. Y no fue el único cambio. El británico giró junto con ella. Marinette no estaba segura de lo que pasó hasta que se encontró con su espalda presionada contra el pecho de Félix y sus dos manos reposando sobre las de él, palma con palma.

— ¿Sabes? Aún tengo otra pregunta para ti —continuó guiándola para moverse desde esa posición.

Marinette giró su cabeza para verle el rostro, encima de su hombro —bueno, puede que tenga otra respuesta para ti —le sonrió suavemente, tratando de no tropezar por el repentino cambio.

Félix inclinó ligeramente la cabeza, para que pudieran mirarse a los ojos. Sus flequillos se rozaron. El sol de la mañana y el cielo sin luna.

Félix entreabrió los labios, y cuando Marinette desvío su mirada hacia ellos un segundo antes de volver a sus ojos, él casi se olvida de la pregunta que quería hacerle.

Casi.

—Me preguntaba… —apretó sus manos un poco más. Repentinamente, la hizo girar. El movimiento inesperado sacó una pequeña risa vertiginosa de la oji-azul mientras volvía a la posición anterior, ambos mirándose por encima de su hombro, solo que ahora estaban incluso más cerca. Casi podía sentir la frente de Félix contra la suya. Su sonrisa no menguó. Ella lo miró a los ojos: felicidad, diversión y cariño los hacían brillar como dos zafiros. Y Félix se enamoró un poco más de ella —si te gustaría que fuéramos juntos a ese baile.

Los ojos de Marinette se ensancharon de golpe, justo cuando el chico terminó su proposición. Sus pies se enredaron entre sí y casi cae. Pero Félix la maniobró con una facilidad envidiable, sosteniéndola en su inclinación hacia un lado, haciendo parecer como si solo fuera una inmersión totalmente acorde con su baile. Y la sostuvo ahí, con su rostro sobre el de ella.

Tan cerca, Félix alcanzó a ver vetas de color gris acero entre los ojos azules, que Marinette probablemente había heredado de su madre.

So can I have this dance.

—Me encantaría —ella respondió, casi sin aliento, tan rápido como su mente procesó sus palabras y antes de que pudiera seguir a sus pies al convertirse en un desastre. Su corazón latiendo a mil por hora, como si quisiera salir de su pecho y llegar a él.

Félix descansó su frente en la de ella, extasiado. Solo sus ojos reflejándolo, con una mirada desatada y brillante — ¿Sí?

—Sí —sus narices se rozaron brevemente, mientras él la llevaba de vuelta a una posición vertical —yo no… no pensé que querrías asistir, para ser honesta —añadió, en voz muy baja.

Félix tarareó, como si lo estuviera considerando —no estoy seguro de que mi madre y primo me dejen otra opción —respondió con honestidad —además, nada puede ser peor que ese desastre de picnic.

Marinette se rió de forma nerviosa, mientras ambos regresaban a la postura inicial de baile —nunca digas nunca —la canción ya casi terminaba.

It's like catching lightning
the chances of finding
someone like you

—Además —Félix susurró a su oído, envolviendo toda su espalda baja con su brazo —pienso que sería el escenario perfecto para desvelar algunas verdades que esa clase nuestra, de mente colmena y falta de neuronas, ha estado ignorando a propósito.

Marinette buscó sus ojos — ¿Te refieres a…?

—Cuando ese monstruo cobarde intentó utilizarte, prometí que te ayudaría a exponerla frente a todos cuanto quisieras —Félix le recordó —si eso era lo que querías —hizo una pausa, mientras su explicación se asentaba —y no pretendo faltar a mi palabra, my dear. Así que ¿Es eso lo que quieres?

Sus palabras. Ese apodo. Desencadenaron un shock en la oji-azul, como si una descarga eléctrica bajara y subiera por su columna.

El recuerdo del momento en que ShadowMoth intentó akumatizarla había sido débil en el mejor de los casos, pero, ahora… esas dos palabras…

"¡Marinette, eres más fuerte que esto! No lo necesitas para lograr lo que quieres, my dear, escúchame. Lo que sea que él te ofrezca puedes conseguirlo tú misma, y si no, te ayudaré. Expondremos a esa mocosa farsante con toda la escuela, con la ciudad entera si lo deseas. No lo escuches"

Él… él la había llamado 'su cariño'.
Había usado una expresión tan dulce para referirse a ella.

Marinette sintió que su corazón podía estallar. Hizo que ignorara completamente sus reservas, sus alarmas, sus convicciones de que ser heroína estaba por encima de todo lo demás en su vida y la hizo sentir… solamente una jovencita. Una joven absolutamente enamorada.

—Como digas, mon cher.

Félix sintió como si acabaran de golpearlo directamente en el pecho.

It's one in a million,
the chances of feeling
the way we do.

Marinette se puso de puntillas y presionó un beso suave en la mejilla de Félix, demorándose un poco más de lo habitual.
Cuando ella se retiró, Félix inmediatamente movió su cabeza hacia ella, a punto de devolver el afecto.

And with every step together,
we just keep on getting better

Una música diferente los sobresaltó al punto de que casi los hace saltar en sus lugares.

El teléfono de Marinette cobró vida con su alarma habitual para el fin de la hora para almorzar.

—Yo… ugh… parece que es hora de regresar —Félix solo asintió, soltándola despacio. Todo lo que había pasado en los últimos tres minutos se estrelló en ella como un martillo y el nerviosismo y la vergüenza empezaban a devorarla, pintando su rostro de rojo —v-voy a subir, un segundo, por una bufanda… por si acaso el clima no mejora —dijo como pudo y se apresuró a las escaleras hacia su habitación.

Milagrosamente, no tropezó en su camino.

So can I have this dance
(can I have this dance)
Can I have this dance

Félix recuperó su teléfono y su chaqueta, que se había quitado para almorzar. El salón del departamento estaba más cálido y confortable que el exterior o su aula de clase, probablemente por los hornos funcionando abajo.

Marinette regresó un momento después, con su bufanda rosa alrededor de los hombros y dos pares de guantes negros, tejidos en dralón. Un par era levemente más grande que el otro. Ella le tendió los más grandes ofreciendo un susurrado —creo que te quedan.

Félix se los probó, comprobando que sí, le quedaban bien; luego se los quitó y los guardó en el bolsillo de su abrigo. Marinette hizo lo mismo antes de acomodarse correctamente la bufanda. Cada uno tomó su maletín y salieron del departamento. Félix recuperó su sombrilla mientras Marinette avisaba a sus padres que ya se iban.

Marinette dejó su paraguas una vez más, ahora intencionalmente, en favor de caminar tomada del brazo con Félix a la escuela de nuevo.
Todavía se sentía un poco nerviosa por su invitación y lo que podía haber tras ello, y qué cambios significarían para ambos, pero eso no le impedía disfrutar de su calor y de qué él mismo quisiera tenerla cerca.

Mientras subían los escalones, algo más llamó la atención de la diseñadora. Vio al dúo de artista y escritor caminando por delante de ellos, ¿Lo más llamativo? Iban tomados de la mano.
A la oji-azul se le escapó un pequeño chillido de emoción antes de que pudiera cubrirse la boca con una mano.

— ¿Marinette? —Félix la miró con una ceja levantada.

La aludida cabeceó hacia la pareja, susurrando —Mira, a Marc y Nath.

Félix volvió su vista a ellos, notando rápidamente el detalle que había emocionado a su pretendida. Su mirada se suavizó —parece que Marc al final lo hizo.

— ¡Estoy tan feliz por los dos! Fue evidente que eran el uno para el otro casi desde que se conocieron —ella exclamó en un grito susurrado.

Félix resopló, divertido por la emoción de la chica respecto a los artistas.

Se movieron para alcanzarlos cuando un repiqueteo hizo eco en todo el colegio.

La alerta akuma se encendió.


.


Conteo de palabras: 7.694


*bāo bèi: cariño/tesoro


¡Creo que este se ha convertido en el capítulo más largo hasta ahora! Pero tenía tanto que encajar aquí. Marinette quedándose dormida, Félix descubriendo lo de la bufanda de Adrien, el MarcNath, y más amor felinette.
Ahora. Ahora. Casi puedo leerlos incluso antes de publicar. "¿y el beso?" se preguntarán… pues en el próximo capítulo (imagínenme con una sonrisa del gato Cheshire xD) se viene junto con el/la nuevo/a héroe. Casi tengo listo el fanart de este nuevo akuma tambien.

Por cierto ¿vieron que se filtró el capítulo 'especial' contra la contaminación por plástico en versión storyboard?

Gracias a todos los comentarios bonitos y de ánimos del cap anterior. Sí, pude ver a esa persona y, junto con nuestros amigos más cercanos, le hemos estado acompañando en su mal momento. Algunos incluso están haciendo rondas para quedarse a dormir en su casa. Confiamos en que lo ayudaremos a salir adelante.

Gracias por tanto y nos vemos en el siguiente capítulo… o en el prólogo del nuevo fic. Lo que pase primero ;)


Ahora, vamos con los rws.

Emely-nya: Gracias por tus lindas y consideradas palabras.
¿Trabajas a las doce de la noche porque tienes turno nocturno o es que aun estás a esas horas trabajando de largo? Porque si es lo último, asegúrate de cuidarte y descansar lo necesario.
Muchas gracias de nuevo, por tus palabras. Y gracias por seguir leyendo y apoyando mi historia.
Saludos y abrazos!

Viper Couffaine: En realidad no shippeo a Luka con nadie más que Marinette. Detesto el personaje de Chloe y Zoe, si bien no hay nada de malo con ella, no le tengo particular apego o empatía.
Kagami simplemente va a ser la razón detrás de que Félix se alíe con los héroes para derrocar a Monarch y poco más.
Nah. Ya se filtró el guión del capítulo en que luka se va, de hecho.
Saludos.

Cerimonia Rossa: Me alegra saber que no hubo daños graves, y gracias por tu preocupación.
Feliz de darte otra perspectiva con respecto a la canción y Nettie.
A mí me gusta la lluvia siempre y cuando no esté acompañada de una tormenta eléctrica... o caiga cuando necesito salir de forma urgente xD
Oh, pero que mal que te causen incomodidad en las articulaciones ¿alguna vez has ido al médico sobre eso?
¡Para mi sorpresa, ha habido muchos votos para el LukaFeliNette, así que eso será! Gracias por tu aporte.
Saludos y abrazos!

Cerisa Cereza: Tengo curiosidad por saber cuánto tiempo tardaste en leerlo del tirón, ya que la mayoría de los capítulos realmente no son largos, pero ciertamente son muchos xD
¡Bienvenida al fandom felinette! Siento que hemos disminuido un poco con el nuevo canon feligami, pero aun somos una comunidad bonita e interesante, al menos así lo siento yo n-n
Muchas gracias por tus palabras. El nuevo fic no es cuestión de si lo haré sino de cuando lo empezaré a subir n-n ya tengo el prólogo y el primer capítulo listos. Así que esperaré verte por allá.
Saludos y abrazos!

Laurenlmprincess: ¡Gracias por siempre leer y comentar! Se viene capítulo de batalla/debut de héroe y luego vuelven los despreciables xD
Saludos!

Manu: Bien, gracias por entenderlo. El beso ya se viene en el sgt cap.
Estoy tratando de terminar el sgt cap del crossover pero los capítulos se me hacen más largos de lo que pensé.
Sobre SpyxFamily… a veces me dan ganas de verlo, sobre todo por saber del pasado y el poder de Anya… pero cuando veo clips al respecto, Anya y Yor a veces me parece que se pasan de castrosas/pendejas y me digo, mejor no. Además, me estoy viendo The Ancient Magus Bride y me tiene super enamorada, me lo quiero ver tanto en doblaje como sub.
Felicidades por tener tu propia cuenta finalmente.

Ryuuzaky: Es el mismo nombre, solo que con un '_' intermedio (Dany_Neko), y seguramente te aparecerá si buscas el nombre de esta historia allí en wattpad.
¡Muchisimas gracias por tus palabras! Siempre me hace feliz saber cómo se sienten con lo que escribo.
¡Sí! El beso estará llegando en el siguiente capítulo. Espero no decepcionar después de hacerlos esperar tanto n-nU
Gracias por siempre leer y comentar ¡Abrazos!

Gezeniaquintero: Gracias por tus palabras, y tienes toda la razón.
" el amor está en el aire... *Procede a sacar y rociar desinfectante en spray*" xD está bien, me rei, me recordó a un meme, de Sheldon de BigBanTheory, creo.
Entonces ¿qué opinas de este capítulo? ¿Desmadró las emociones? ¿o te hice tener que comprar otro spray? xD
Saludos y abrazos!

Anidear: He descubierto que la productividad en el insomnio disminuye con el pasar del tiempo, lamentablemente u-u pero no te preocupes, siempre tienes alrededor de una semana o más para dejar comentario después de una actualización.
Generalmente veo lo resúmenes de Alfrely. Son los más fiables al narrar lo que pasa aunque igual a veces no tienen todo el contexto porque pues el idioma es diferente y los subtitulos que salen pronto no siempre son los más coherentes.
¡No sabía que la app daba esa opción! Me la descargue una vez hace varios años ya pero la deseché porque no parecía hacer nada mejor que leerlo en el navegador del teléfono no hiciera. Pero quizás ahora le de otra oportunidad. ¡Gracias por decírmelo!
Me alegra que te guste Luka y con mucho gusto esperaré verte en el nuevo fic.
¡Que lindo, un mini-Plagg! ¿es una figura o un peluche? ¡también quiero uno!
Gracias por tu consideración y buenos deseos. Abrazos para ti!

RilaZou: Gracias por tus palabras n-n
Más que celoso, Félix estaba un poco preocupado de si su crecientes sentimientos eran suficiente para superar el crush que Nette tuvo con Adrien. Él puede quererla, pero nunca sería el premio de consolación.
¡Super abandonado lo de la bufanda!
Gracias por aportar tu voto. Hay un shipp que tuvo un tremendo apoyo y gana por goleada xD
Saludos!