REVENGE

~Capítulo 1~


"Yamato Ishida, el empresario del año

Yamato Ishida por tercer año consecutivo fue premiado como el empresario del año. Frente a sus grandes logros obtenido a bases de nuevos proyectos que han sido la sensación del mundo tecnológico"

Como siempre, el empresario aceptó el premio, no sin antes agradecer a su maravillosa familia por este logro.

Como es sabido, Yamato Ishida es esposo de Sora Ishida, la dueña de la famosa compañía de modas "Takenouchi Style" Ambos son padres de tres hermosas niñas. Las cuales se hicieron presentes el día de ceremonia junto a sus abuelos y tío, Takeru Ishida, demostrando ser la familia perfecta"

¿Familia perfecta?

¡Si! ¿Cómo no?

Una mujer de cabello castaño, piel pálida y ojos miel agarró el diario, arrugó la hoja con brusquedad para luego lanzarlo contra el basurero.

—¡Hey! tía Mimi ¿qué le ocurre?— Preguntó una adolescente pelirroja de ojos pardo— ¿Por qué lanza el periódico sin que pueda antes leer la sección de comida?

Mimi se mordió el labio inferior— Disculpa, Akari.— Se levantó de su asiento y caminó en dirección al basurero para tomar el periódico— Pero la noticia que leí no fue de mi agrado.

—¿No fue de su agrado?— Cuestionó la pelirroja y luego de recibir el periódico lo extendió encontrándose con el gran título "Yamato Ishida el empresario del año"— Ahora lo entiendo todo.— Antes de voltear la portada— Otra vez este hombre.

—¿Hombre?— Cuestionó la castaña— Diablo querrás decir.

—Madrina, mi padre ya le ha dicho que no es bueno que vea las noticias de ese sujeto, no le hará bien.

—Intento no hacerlo, pero me es imposible.— Respondió Mimi—Él arruinó mi vida, Akari.— Se lamentó— Me hizo creer que estaba enamorado de mí, que seríamos felices, que formaríamos una familia y apenas tuvo la oportunidad se quedó con todo el dinero que mis padres me heredaron.

La pelirroja se mordió el labio inferior, esa historia la conocía, desde que tenía consciencia, tanto su padre, como su madrina y el tío Jou le decían que Yamato Ishida era un ladrón, hipócrita y mentiroso.

—Y no solo eso.— Mimi llevó sus manos hacia su rostro, cerró sus ojos intentado evitar que lágrimas emanaran de ellos al recordar el resto— Por su culpa perdí a mis hijas...—Suspiró— Ellas creen que...— Alzó la mirada y frunció el ceño— Creen que Sora, mi supuesta mejor amiga, es su madre.— Apretó el puño.

Akari pudo ver como en los ojos miel de la castaña se reflejaba su ira, dolor y sobre todo decepción. No era para menos, de todo lo que ese hombre le hizo perder, lo más hiriente era saber que sus hijas desconocían su existencia y que su bebé muriera al nacer en esa cruda prisión.

—Mientras que yo...—Mimi cerró sus ojos y suspiró— He tenido que ocultarme estos años por miedo a que vuelvan a atentar contra mí como lo hicieron esa vez que Jou me encontró y me salvó.

La pelirroja hizo una mueca y se acercó a la castaña— Hey, tranquila madrina.— La tomó del hombro— Sé que esto es difícil para usted. Imposible de olvidar, algo que no es para menos, Yamato le hizo la jugarreta más horrible del mundo.— Suspiró— Pero no puede dejarse vencer, claro que no, ha esperado mucho y ahora llegó el momento de volver a Japón, podrás ir donde tus hijas y recuperarlas.

—He esperado mucho este día, jamás perdí la esperanza, Akari.— Habló la Tachikawa, el simple recuerdo de su milagro y sus hijas, Izumi y Nene, le permitía continuar, ya que si no fuera por ellas, hubiese muerto hace tiempo, junto a la bebé que perdió— Pero me duele saber que jamás lograré recuperar los años que estuve lejos de ellas, primero por mi injusta condena y luego por hacerles creer a todos que estaba muerta para fugarme.

—Fue lamentable lo que tuvo que vivir, por esa injusta condena.— Respondió Akari— Pero estos años aquí en Estados Unidos le sirvieron para tomar fuerzas y pensar mejor las cosas, ahora usted no es la misma ilusa que encerraron, ahora tiene el vigor para reclamar lo que es suyo.

Mimi asintió, gracias a Koushiro y Jou todo mejoró en su vida, mas, siempre se lamentaría estar lejos de sus hijas.

—Ojalá todo salga bien como hemos planeado.— Contestó Mimi— Pero, me cuesta ser optimista, lamentablemente mi vida está condenada al fracaso.

—No piense eso, por favor, tía Mimi.— Habló la pelirroja— No todo está perdido, mientras piense positivo todo se dará mejor.

—Eso espero, pero...—La castaña bajó la cabeza y suspiró— Me cuesta.— Tragó saliva— Simplemente pienso en todo lo negativo que ocurrió, en todo lo malo que ese hombre me hizo y me dan ganas de...—Apretó los dientes.

En su mente pasaban miles de ideas, todas ellas masoquista, completamente crueles. Ganas de ahorcar, arañar, golpear y torturar al hombre, a ese rubio, a ese farsante que jugó con sus sentimientos y la dejó en ese lugar.

—¿Sabes qué día es hoy?— Preguntó Mimi.

Akari se mordió el labio inferior y dirigió su mirada a un cuadro donde había una foto de ella cuando joven junto dos bebes, una pequeña rubia de ojos verdes y la otra castaña de grandes ojos morados.

La castaña estiró su mano y tomó el cuadro— Hoy es el cumpleaños de mis hijas.—Acarició sobre el vidrio a las pequeñas— Mi Izumi y mi Nene.


Una joven chica rubia de ojos verdes se observó atentamente al espejo mientras arreglaba con detencion su elegante y delicada blusa color esmeralda que jugaba con el color de sus ojos.

—¡Izumi!— La puerta se abrió y en la habitación ingresó una chica de su misma edad, castaña de piel pálida y exóticos ojos morados— ¿Dónde dejaste mi blusa negra?

La rubia alzó una ceja— Buenos días para ti también Nene.— Musitó con cierto sarcasmo.

—Buenos.— Respondió la castaña sin interés antes de acercarse al armario de la rubia y comenzar a buscar entre los cajones.

—¡Hey!— Izumi se acercó a ella— ¿Qué haces?

—¿Qué no es obvio?— Preguntó la castaña— Busco mi remera negra, estoy segura que Layla la dejó aquí, como siempre, confunde mi ropa con la tuya.— Musitó antes de comenzar a sacar remera tras remera.

—¡Hey!— Nuevamente exclamó la rubia— No desordenes mi ropa.— Tomó sus manos— Tu remera no está aquí, o tal vez sí, le diré a Laila que la busqué pero con cuidado, sin desordenar.

Nene frunció el ceño— Eso tomará tiempo, yo la necesito ahora.— Rápidamente se soltó de su agarre— Hoy es un día muy importante para mí, necesito lucir formal.

—¿Formal?— Preguntó la oji-verde— ¿Por qué?

—¿Acaso no lo recuerdas?— La castaña se cruzó de brazos.

¿Recordar?

¿Qué debía recordar? ¿El cumpleaños de ambas? No, al parecer Nene no se refería a eso.

—¿Recordar qué cosa?— Preguntó Izumi.

Nene rodó los ojos— Lo he repetido todo el fin de semana, incluso mucho antes, desde que regresé de New York.— Musitó indignada y pronunciando de excelente manera la palabra "NEW"

La rubia se mordió el labio inferior, en estos momentos en verdad deseaba que su hermana regresara a sus estudios en el extranjero, no iba a negar que la extrañó, después de todo, era su melliza y jamás estuvieron tanto tiempo alejadas, todos sus recuerdos eran con ella, básicamente siempre tuvo compañía. Sin embargo, en momentos como este deseaba enviar a su hermana de vuelta a ese país.

—Hoy me presentaré en la empresa.— Habló la castaña— Para comenzar a trabajar en la gerencia general.

—¿Sabes? Deberías pensar en terminar primeramente tu carrera para ir a trabajar en la empresa.— Musitó Izumi.

Nene hizo una mueca— Eso es simplemente un detalle.— Comentó— Estudiar y titularme no es algo necesario para mí, llevo años analizando todo y cada uno de los proyectos de la empresa, su infraestructura la conozco como nadie, ser hija del dueño me permite saber todo lo que debo y no hacer. Además, recuerda que soy licenciada en negocios internacionales.

Izumi hizo una mueca, algunas veces olvidaba que su hermana era súper inteligente y maniática, incluso obsesiva con sus estudios, por cosas de la vida, siempre fue un curso adelantado, generalmente las personas terminan la preparatoria a los dieciocho, pero Nene se adelantó un año ¡Sí, salió antes de la preparatoria! terminó a los 17. En vez de ingresar directamente a la universidad, prefirió sacar una licenciatura en Negocios Internacionales, así que ingresó en Nueva York a un Community College, en el cual luego de dos años (Y con apenas 20 años) Logró su objetivo. Se suponía que luego ingresaría a la Universidad de Columbia para completar sus estudios y ser oficialmente Ingeniera en Administración de empresas.

Sin embargo, apenas obtuvo la licenciatura del Community College tomó la decisión de volver a Japón. A sus padres les sorprendió, pero luego su hermana dejó ver sus verdaderos propósitos: Ingresar a la gerencia general de la empresa de su padre.

—Nene deberías dejar de pensar en ingresar a trabajar en la empresa, nuestro padre jamás lo permitirá.— Habló Izumi— No antes de que termines oficialmente la carrera. Además, tú sabes que para el puesto de gerente está Takeru.

La castaña rodó los ojos— Nuestro padre simplemente se deja llevar por los comentarios machistas de nuestro abuelo, pero Takeru no tiene mis conocimientos.— Musitó molesta— Ya verás, le demostraré a todos que puedo hacer más de lo que se imaginan.

—¿Cómo planeas hacer eso? si aún actúas como una niña viniendo a desordenar mi ropa y discutir por una blusa— Preguntó Izumi.

—Una cosa es como soy en casa y otra muy distinta a como soy con el resto, querida.— Comentó Nene y su mirada volvió a los cajones— Ahora que me lo recuerdas, necesito mi blusa.

—¡Ya te dije que no!— Respondió la rubia— Utiliza otra cosa.

—No.— Contestó Nene— Esa blusa es lo bastante formal para hoy, así que la necesito.

—¿No tienes algo más formal en tu closet?— Preguntó Izumi— Busca otra cosa.

—Pues no, no tengo algo más formal, recuerda que la aerolínea perdió mi valija en el viaje.— Habló la oji-morada— Apenas tengo esa blusa con unos pantalones. La demás ropa que tengo aquí no me sirve, es toda de niña inmadura que utilizaba antes.— Volvió a los cajones.

—¿Y por qué no fuiste en el fin de semana a comprar más ropa?

—Porque mi valija va a llegar en breve ¿para qué necesitaré más ropa?

—Creo que es obvio, para evitar estos momentos.— Musitó Izumi.

Nene hizo una mueca— Quiero mi blusa.

—No desordenes mi ropa.

—¡Hey! Chicas.— Una mujer pelirroja de ojos ámbar y piel bronceada ingresó al lugar— ¿Por qué están discutiendo como niñas de diez años?

Las dos hermanas intercambiaron miradas molestas.

—Porque necesito mi blusa.— Habló Nene— Como la aerolínea perdió una de mis valijas, esa blusa es una de las pocas cosas que tengo para vestir.

—Y según ella, Layla la guardó en mi armario.— Respondió Izumi— Pero en vez de venir de manera pacífica a verificar si estaba comenzó a sacar mi ropa como si de ello dependiera su vida desordenando todo.

La mujer se cruzó de brazos y observó a la menor— Nene, no tienes que hacer eso, dudo que a ti te gustaría que llegasen a desordenar tu habitación.

—Lo sé mamá, pero no encuentro mi blusa y la necesito.— Contestó la castaña.

—¿Y no pensaste en pedirle algo a tu hermana?— Preguntó su madre.

—Dudo que me lo preste.— Comentó Nene. Ambas siempre fueron muy precavidas cuando trataba de su ropa, podían compartir todo, menos eso.

—Pues claro ¿acaso no recuerdas madre lo que le hizo a mis jeans la última vez que le preste algo?— Comentó Izumi.

—Sólo será por hoy, niñas.— Habló Sora, madre de ambas— Por favor, no discutan por cosas tan pequeñas. Le diré a Layla que busque la ropa de Nene, sin embargo eso tomará tiempo. Por el momento acepten esta decisión y tengamos un buen comienzo de día ¿si?

Las hermanas intercambiaron miradas molestas, sin embargo, ambas le encontraron la razón. Ambas suspiraron.

—Está bien mamá.— Respondieron a la vez.

Izumi volteo hacia su ropa que Nene desordenó, entre ellas vio una blusa color lavanda con tirantes y botones, la tomó— ¿Te parece si utilizas esto? Es formal como tú quieres.

Nene la observó, era elegante, bonita, pero sobre todo sensual— Está bien.— Fue así como la recibió.

Sora sonrió— ¿Lo ven? Hablando pacíficamente se resuelven los problemas.— Musitó—¡Por cierto! Feliz cumpleaños mis tesoros.— La mujer se acercó a la rubia y besó su mejilla.

Izumi sonrió— Muchas gracias mamá.

—¿Cumpleaños?— Nene cuestionó y recién fue consciente del día que era hoy.

¡Rayos!

—¿Se te olvido que hoy cumplimos años?

—No ¿cómo crees?— Musitó la castaña. En realidad sí, estaba muy pendiente de su ropa que ni siquiera se acordó que exactamente por esa razón hoy iría a la empresa, como regalo de cumpleaños pediría trabajar ahí— También es mi cumpleaños.

Izumi rodó los ojos, al parecer ella tendría que felicitarla primero (como siempre) —Feliz cumpleaños hermanita.— Musitó antes de acercarse a ella para darle un abrazo.

—Gracias, feliz cumple para que ti también.


—¿Sabes? Siempre me he preguntado ¿cómo será la vida de mis hijas?— Comentó Mimi.

—De seguro es buena.— Musitó Akari— O al menos, así lo pintan en las revistas y periódicos.

La Tachikawa hizo una mueca— Si, pero no me refiero a lo que se ve.— Era demasiado obvio que económicamente no lo pesaban mal, al contrario, con todo el dinero que poseía Yamato y Sora tenían una herencia millonaria asegurada— Me refiero a cómo fue su crecimiento, si fueron felices, si se aman como hermanas, si son unidas como me hubiese gustado que lo fueran o si...—Bajó la mirada.

—¿O sí?

Mimi tragó saliva— Si les hago falta, como ellas me hacen falta a mí.

Akari hizo una mueca, esa era una buena pregunta. Ambas eran muy pequeñas cuando fueron separadas de su madre, pero algunas veces el llamado de la sangre era fuerte ¿Existía una posibilidad de que sintiesen que su madre biológica les faltaba?

—Pero ¿qué cosas digo?— Musitó la Tachikawa— Con la mentira de Yamato, ven a Sora como su madre.

—Puede que la vean como su madre, pero eso no quiere decir que lo sea ¿no?

Mimi suspiró, no le gustaba recordar aquello, porque era una herida muy profunda que aún no cicatrizaba del todo y que siempre le ardería. A Sora siempre la consideró su hermana del corazón, fueron amigas de toda la vida, confiaban plenamente la una en la otra, se contaban todo, estaban para la otra cuando lo necesitaban.

Sin embargo, pareció ser toda una farsa, ya que a la pelirroja apenas vió que Yamato estaba soltero no perdió la oportunidad de involucrarse con él. No le importó que Yamato y ella tuviesen historia, no le interesó que Yamato despreciara, no fue de su importancia que ambos tuvieran dos hijas en común y tampoco le importó que...

Estuviera embarazada

Un nudo en su garganta se formó al recordar esto último.

Con dificultad tragó saliva y llevó una mano a su vientre, su vacío vientre.

Su corazón se quebró al recordar aquellas patadas que esa vida le daba desde el primer momento en que ingresó a la prisión en Tokyo, aquellas patadas que cada noche se hacieron sentir antes de dormir. Aquellas patadas que la hacían despertar a media noche con dolor. Aquellas patadas que sentía cada vez que comía algo delicioso. Aquellas patadas que...

Le hacía saber que no estaba sola.

Al menos no, en ese tiempo. Porque luego de perderla, nada tuvo sentido en su vida para ella.

Incluso a esa pequeña criatura Yamato reemplazó.


Un adulto hombre rubio de ojos azules, vestido de manera elegante con un traje negro, se encontraba en el comedor gigante de su mansión, tomando desayuno y a la vez revisando algunos informes a traves de su Tablet.

Todo estaba tranquilo, sin ruido, sin embargo, su atención se vio afectada cuando al lugar entró una adolescente de cabello rojo, ojos lilas, piel pálida vestida de uniforme con una mochila, quién en vez de tomar asiento tomó un tazón con arroz y lo comenzó a devorar.

—Buenos días Rika.— Musitó el rubio.

—Buenos. — Contestó la pelirroja mientras comía.

—¿No piensas tomar desayuno como corresponde? — Preguntó Yamato.

—No. — Respondió sin interés.

—¿No? En esta semana no has desayunado como corresponde. — Habló el rubio.

—No me da hambre temprano.

—No es algo de tener hambre o no es de salud. — Respondió el hombre serio— Además, hoy es un día especial ¿recuerdas?

Rika hizo una mueca y rodó los ojos— Es el cumpleaños de Nene e Izumi.

Yamato asintió— Deberías hacer el intento de estar presente.

—Pero, papá no quiero, no tengo hambre y me quiero ir a la preparatoria.

—¿A la preparatoria? ¿O a juntarte con esos amigos que no me gusta que tengas? — Preguntó el oji-azul.

—No te interesa. — Respondió Rika antes de voltear dispuesta a irse.

Yamato suspiró ¿Por qué esa chica se parecía tanto a él cuando era joven? Lo igualaba en rebeldia, eso no era bueno.

—Supongo que tienes considerado dentro de tus planes venir a la fiesta de cumpleaños de tus hermanas.

Rika se detuvo ante esto— ¿Es mi obligación?

—Son tus hermanas. — Respondió el rubio— Claro que lo es.

Lamentablemente, pensó la pelirroja.

—¿Toshiko Takenouchi vendrá? — Preguntó Rika.

—Es su abuela, debe estar aquí. — Contestó Yamato.

—Abuela de mis hermanas, no mía. — Respondió la oji-lila.

Yamato hizo una mueca ante esto, ese tema era difícil de tratar, generalmente se mantenía al margen, pero en momentos puntuales debía aconsejar a su hija—Rika, yo sé que ustedes no tienen la mejor relación, pero por favor, intenta tener un buen comportamiento, es el cumpleaños de tus hermanas. —Habló— Ellas merecen que te comportes.

—Mejor sería no estar.

—Claro que sí. — Respondió el rubio— Nene e Izumi son tus hermanas, no merecen que le hagas un desplante. Además, ellas dos quieren que estés en su cumpleaños, eres parte de nuestra familia.

Rika suspiró, por más que intentaba sentirse parte de esa familia, era imposible.

Suspiró.

—Está bien, padre, vendré a su fiesta.

—Bien.

—Pero no me pidas llegar temprano, quedarme hasta el final o saludar a todo el mundo, mucho menos sacarme fotos. — Odiaba fingir frente a la prensa.

—Está bien, no te presionaré a que hagas algo de eso.— Respondió Yamato— Ahora siéntate a desayunar como corresponde.

—Lo siento, no puedo ¡Voy tarde! Tengo examen. — Contestó la pelirroja antes de salir del lugar corriendo.

Yamato simplemente rodó los ojos y suspiró, como siempre Rika a última hora con las cosas.

Le dio un sorbo a su café y volvió su mirada a su Tablet, pero nuevamente su atención se vio afectada, ya que al lugar ingresó su esposa acompañada de sus hijas mayores.

—Buenos días padre. — Saludaron Izumi y Nene a la vez.

—Buenos días cariño. — Saludó Sora.

El hombre alzó su mirada y saludó— Buenos días.

Sora tomó asiento a su lado y depositó un beso en sus labios— ¿Rika no bajó?

Yamato asintió— Lo hizo, pero salió corriendo, tomo desayuno a medias, al parecer tenía un examen e iba tarde.

¿Un examen? O tal vez, una junta con sus amigos.

La pelirroja hizo una mueca— Le dije que este desayuno era importante y que debía estar aquí ¿por qué no la detuviste?

—No tenía mucho interés de participar. — Comentó el rubio.

Lamentablemente Rika siempre era distante con todos ellos.

Sora suspiró— Al menos ¿le dijiste que debe estar en la fiesta?

—Sí, lo hice y dijo que estaría. — Respondió el rubio.

—Menos mal. — Comentó la señora Ishida, no quería que su hija le hiciera un desplante a las mellizas que planeaban esta fiesta hace meses.

—Y hablando de fiesta.— Yamato la sacó de sus pensamientos antes de levantarse de su asiento y caminar hacia ella—Feliz cumpleaños.— Musitó para luego extenderle una caja de terciopelo azul a Nene y una caja de terciopelo roja a Izumi.

La oji-verde sonrió— ¡Wow!— La tomó entre sus manos y la abrió, en ella había un collar de esmeraldas que combinaban con sus ojos— ¡Gracias padre!

—Espero que les guste su obsequio.

—¿Gustar?— Cuestionó Nene observando su collar de zafiros— ¡Me encantan!

—Es bellísimo. — Musitó la rubia.

En el rostro de Yamato se formó una media sonrisa— Me alegra que sean de su gusto.— Sabía que ambas amaban las joyas, pero generalmente era difícil encontrar algo que les gustase, ambas eran exigentes.

—Se verá muy bien con mi vestido hoy en al fiesta.— Comentó la rubia— Es el regalo perfecto.

—Es lindo sí, pero en mi caso no es mi regalo perfecto. — Musitó Nene.

—¿A no? — Preguntó Sora.

Nene negó.

—Yo pensé que sí, siempre te gustó las joyas de zafiros, es tu piedra favorita ¿no? — Comentó la pelirroja.

—Sí, lo es. — Respondió su hija castaña— Pero en este día especial mi regalo ideal es el que vengo pidiendo hace siglos.

—¿A sí? — Preguntó Yamato— ¿Cuál es ese?

Nene sonrió, esperaba con muchas ansias que lo preguntase—Quiero trabajar en la empresa.

¿Qué?

Yamato alzó una ceja y observó a su hija— ¿Otra vez con lo mismo?— Cuestionó— Nene, ya te dije que no.

—¿Por qué?— Cuestionó la castaña— ¿Por qué mi abuelo lo dice?

—Porque no tienes la edad suficiente.— Respondió el mayor.

—Terminé mi College, tengo una licenciatura en negocios, puedo hacer muchas cosas, incluso más que el tío Tk, ustedes lo obligan a trabajar cuando ni siquiera tiene interés en la empresa.— Habló Nene enojada.

—No soy yo, quién permite aquello, es tu abuelo.— Contestó Yamato— Él es quién insiste que Takeru esté ahí, pero yo no, al igual que tú, no tiene edad suficiente para estar ahí.

—¿Edad suficiente?— Cuestionó Nene— Hace un año cumplí la mayoría de edad, hoy cumplo veintiuno, tengo edad suficiente. Además, tengo una licenciatura, soy la mejor de mi clase ¿qué más debo hacer para que me dejes ingresar a la empresa?

—Terminar tu carrera universitaria y tener experiencia.— Respondió el rubio— Lamentablemente eres muy joven, apenas sabes de la vida y estar en la empresa conlleva mucha responsabilidad.

—Responsabilidad que puedo llevar sobre mis hombros.

—No, no puedes, eres una niña y mientras yo lo diga, no participarás de la empresa. Es mi última palabra. — Sentenció el rubio.


Mimi se observó atentamente al espejo frente a ella, acomodó levemente su maltratado cabello castaño oscuro.

Sí, oscuro.

Con los años se puso así, antes lo tenía de un color castaño claro, con ciertas tonalidades rosas, siempre le gustó teñirlo de esa forma, pero ahora solo era café.

Suspiró.

Cada vez que se miraba al espejo se angustiaba absolutamente, porque ya no era esa joven llena de fuerza y vigorosidad, que cuidaba de su belleza física, a pesar de no tener las condiciones económicas siempre intentaba lucir elegante y bella. Ahora no lo era, pero próximamente esto cambiaría.

Su mirada se dirigió hacia la revista y la observó atentamente, odiaba el enunciado de "la familia feliz"

—Veo que ya viste leíste el artículo de la perfecta familia Ishida. — Una voz llamó su atención.

Mimi alzó su mirada encontrándose con un hombre de cabello oscuros, ojos negros y anteojos— Jou. — Pronunció su nombre.

Su amigo se acercó a ella y alzó una revista totalmente diferente, pero con el mismo titular— Justo venía a mostrarte la farsa que salió de los Ishida en la revista de celebridades.

Mimi hizo una mueca— Al parecer es noticia internacional. — Señaló su revista antes de arrugarla por milésima vez en ese día.

—Todos celebran a tus hijas.

La castaña asintió.

—Hoy cumplen veintiún años.

Sí, ya no eran unas niñas, lamentablemente.

—Tu bien sabes que significa este día. — Musitó Jou.

La castaña asintió— Sí, lo sé. — Respiró— Cada día falta menos para mí venganza.

Jou asintió— Hoy Haruna Anderson comenzará a resonar en todos los medios de Japón como la gran nueva accionista de la empresa Ishida ¿Estás preparada?

Mimi asintió— Más que nunca.

Pronto su nuevo nombre sería la novedad en Tokyo y Yamato no tendría más opción que aceptar a la nueva empresaria en su empresa.

—Koushiro me envió un mensaje, hoy comenzará las relaciones con Yamato, al parecer Nene e Izumi realizarán una fiesta donde se reunirán la mayoría de empresarios y personas ricas que se relacionan con la empresa Ishida. — Jou señaló su Tablet.

Mimi hizo una mueca— Odio utilizar la fiesta de mis hijas como carnada, mas, no queda de otra debemos llamar la atención de todo aquel que pueda y quiera invertir.

—Sí, teniendo acciones en la empresa podrás regresar a Japón. — Habló Jou— Bien sabes que ese momento no tardará en llegar, esos ricachones son como víboras, pronto llegará el momento. Debes estar preparada. — Habló Jou.

—¿Preparada? — Cuestionó la mujer— Estoy lista hace mucho tiempo.

Desde que la encerraron en una prisión por un crimen que no cometió y la empujaron en una escalera para que perdiera a su bebé estaba dispuesta a vengarse, esto aumentó cuando la quisieron matar, se convirtió en su objetivo al estar tanto tiempo alejada de sus hijas y de su milagro…

Su hermanito.

Apretó su puño al recordar esto.

Odiaba pensar que, por culpa de los Ishida, su hermano estuviera condenado a vivir en la miseria, lejos de ella.

—Debes vengarte por todo lo que nos hicieron esas personas, por todo el daño que provocaron en nuestras vidas, por todas las vidas que quitaron, entre ellas la vida de tu padre y los míos.

Mimi asintió— Lo haré y no descansaré hasta ver a Yamato, Sora y demás suplicando perdón por todo el daño que nos hicieron.

Y no solo a ellos, sino también por el atentado que acabó con Taichi.


Mientras tanto en Japón, pero en un hogar bastante lejos de la casa Ishida, para ser más precisos en un departamento de la comuna de Adachi.

Un chico moreno de cabello castaño, ojos chocolate, bastante guapo acomodaba una camisa roja sobre su remera negra. Se observó en el espejo y ordenó su desordenada melena. Hizo una mueca, lo peor de todas sus mañanas era luchar contra su enredado cabello.

Cuando ya estuvo "presentable" volteo hacia su cama donde estaba su guitarra la tomó entre sus manos y la acomodó en su espalda.

Listo, ahora podía ir a desayunar. Fue así como abrió la puerta de su habitación y salió de ella hacia la sala principal (Living-comedor) Donde se encontraba una chica de aparentemente veintiún años de cabello castaño claro, ojos marrones, piel trigueña, vestía una remera blanca, un short celeste y sandalias café.

Esta al notar su presencia sonrió—Buenos días primo.

—Buenos días Hikari.— Musitó el moreno.

—¡Hey! Despertaste temprano hoy, eso es impropio de ti.

—Lo sé.— Contestó el moreno— Probablemente llueva hoy porque desperté temprano.

Hikari rió ante el comentario del chico.

—La verdad es que tengo algunas cosas que hacer esta mañana.— Musitó Takuya— Quedé en juntarme con mis amigos, ya que me ayudarán a orientarme en la ciudad y ver algunos temas.

—¿Tus amigos?— Preguntó la Yagami— ¿Te refieres a Daisuke y los demás?

El moreno asintió antes de abrir la nevera y sacar una caja de leche.

—¡Rayos! No queda leche.— Movió la caja.

Kari hizo una mueca— Disculpa he estado tan pendiente en mi trabajo y la Universidad que se me olvidó ir al supermercado y comprar lo...

—¡Hey! No te disculpes.— Takuya la interrumpió, sabía que su prima estaba ocupada con miles de cosas, sobre todo luego de la muerte de su madre— El irresponsable fui yo, que debí haberme dado cuenta ayer que casi no quedaba leche, después de todo yo soy el que más consume.

—Eres mi visita.— Respondió Hikari— La dueña de casa soy yo, así que yo debería encargarme de tener todo en orden.

—No digas eso.—Contestó el moreno— Esta casa, mejor dicho este departamento es de los dos, ambos estamos viviendo aquí, yo también tengo la responsabilidad de abastecer.

—Claro que no.— Musitó la chica— Eres el primito menor…

—Por unos meses.

—¿Y qué? Sigues siendo el menor. — Respondió Hikari—El consentido no debes poner tu atención en las cosas de la casa, después de todo, ya tienes mucha carga con haber dejado tu vida en tu ciudad para venir a hacerme compañía.

Luego de la muerte de su tía, Yuuko, Hikari literalmente quedó sola frente al mundo, en esa ciudad, ya que su padre también yacía muerto hace muchos años. Lo único que tenía era su tío, quién vivía en Estados Unidos, para ser más precisos en Miami Florida y le ofreció irse a vivir con él.

Sin embargo, por sus estudios no le fue posible. Así que, Takuya tomó la decisión de dejar Miami Florida y venir a hacerle compañía.

—¿Una carga?— Cuestionó Takuya— Debe ser una broma.— Comentó antes de acercarse a su prima y abrazarla— Para mí nunca será una carga hacerte compañía Hika, al contrario, para mí es un gusto.

Hikari era una de las tres personas más importantes de su vida. Ella junto a su padre y su tía (Que en paz descanse) eran la única familia que tenía, ya que luego de que su madre lo abandonara con su padre, este nunca se volvió a casar y decidió criar a su hijo como padre soltero.

Lamentablemente su tía había muerto, eso colocaba a Hikari como la mujer más importante de su vida, ya que más que una prima era su hermana, siempre la había sentido así.

—Eso lo dices para que me sienta bien.— Respondió la chica.

—Claro que no.— Contestó Takuya— Lo digo porque es verdad, amo estar aquí en Japón, junto a ti.— Sonrió— Es más interesante que estar allá en Miami con mi padre que trabaja las veinticuatro horas del día y sin descanso.

—Sí, pero eso implicó dejar tu vida, tus amigos.— Habló Hikari.

—Mi vida es contigo.— Respondió el moreno— Además, no me duele haber dejado a mis amigos atrás, este poco tiempo que llevo aquí me he divertido mucho con Daisuke y los demás, ya sabes que los conocía por la competición de música callejera que se realizó en Miami y nunca perdimos contacto.

—¿Y tu novia?

—¿Qué novia?— Preguntó el castaño.

—No me lo has querido decir, pero yo sé que tenías una.

—Tal vez.— Musitó Takuya— Pero no importa lo que haya pasado con ella, ahora lo importante es que estoy acompañando a la mujer más importante de mi vida.

Hikari sonrió, su primo sin duda era el mejor regalo que alguien le pudo dar. Takuya siempre estaba para ella, la acompañaba, más que su pariente, era su mejor amigo.

—Te amo primo.— Musitó antes de depositar un beso en su mejilla y abrazarlo.

—Y yo a ti.

¡Bip, bip!

El móvil del moreno interrumpió el agradable momento familiar.

—¡Ups! Disculpa Hikari.— Musitó antes de tomar su móvil y observarlo— Es un mensaje de Daisuke, él y los demás me están esperando.— Comentó antes de tomar su mochila.

—Hey, no has tomado desayuno.— Comentó Hikari.

—No tengo tiempo, voy tarde.— Takuya tomó una manzana— Comeré esto en el camino.

—No te hará bien.— La chica se cruzó de brazos— Es necesario tener una alimentación balanceada para...

—Rendir bien en el día.— Takuya finalizó la frase que tanto repetía su tía. La nostalgia rápidamente se hizo presente, Hikari cada vez se parecía más a Yuuko Kanbara.

—Una manzana no será suficiente.

—Lo sé, Hika, pero sólo será por esta vez.— Respondió el moreno— Es seguro que los chicos querrán comer algo y ahí podré completar mi desayuno. Ya mañana me encargaré desayunar como corresponde.

—Eso espero.— Contestó la castaña— No quiero que mi primo se desnutra.

Takuya rió— No lo haré.— Comentó antes de dirigirse a la salida— Luego nos vemos Hika.

La castaña estuvo apunto de corresponder a la despedida, sin embargo, algo llamó su atención, mejor dicho, una cadena dorada que cayó del bolsillo de su primo—Takuya.

—¿Si?— Preguntó el moreno.

—Se te cayó esto.— Musitó la castaña antes de levantar del suelo una cadena de oro puro, si ¡De oro puro! Con una llamativa letra "I"

—¡Rayos! Casi se me olvida.— Exclamó Takuya, jamás le gustaba andar sin su cadena. Si, era cursi, pero la tenía desde pequeño y significaba mucho para él. El moreno se acercó a ella y la tomó— Muchas gracias.— Fue lo único que dijo antes de correr hacia la puerta y salir.

Hikari simplemente sonrió— De nada Isamu.— Musitó para sí misma.


—Papá, por favor, quiero trabajar en la empresa.

—Ya te dije que no Nene.— Respondió Yamato mientras conducia su automovil, ultima generación Suzuki— Eres muy joven, tendrás toda una vida para trabajar en ella, ahora quiero que te preocupes de terminar la universidad.

—Pero, padre de cierto modo ya terminé mis estudios, saqué una licenciatura.— Continuo hablando Nene— No es una carrera, pero es equivalente a un técnico, me sirve para comenzar en la empresa.

—Si supiera que quieres solo empezar lo aceptaría, pero tú quieres llegar a la gerencia general rápidamente.

—Pues claro padre, esta empresa será parte de mi herencia ¿no? Debo conocerla.

—Estás actuando de manera impacientemente, todo tiene su tiempo y todavía no es el tuyo.— Respondió Yamato.

—Dijiste que me permitirías entrar en la empresa cuando fuera lo suficientemente grande y madura ¡Hoy cumplo veintiún años! Puedo entrar, tú comenzaste cuando apenas tenías diecinueve.

—Lo hice porque no tuve opción. — Era muy joven cuando sus hijas nacieron y necesitaba dinero— Además, no es necesario para ti trabajar en la empresa.

—¿Dices eso por qué tú lo piensas o por el machismo del abuelo Hiroaki?— Preguntó la castaña.

—No metas a mi padre en esto.— Respondió Yamato— Y lo digo porque es lo que yo pienso.

Nene bufó molesta y volteo en dirección a la ventana.

Izumi pasó una mirada por su padre, evidentemente estaba enojado, no lo culpaba, sin embargo, tampoco compartía su opinión, Nene desde que era adolescente se comenzó a preparar para obtener un buen puesto en la empresa, su sueño siempre fue ser como su padre. Y eso era bueno, ya que de las tres hijas de Yamato y Sora, solamente Nene era quién mostraba interés en la empresa de los Ishida.

Suspiró.

¡Bip, bip!

Su móvil sonó.

Fue así como lo sacó.


Mientras tanto en una plaza a unos metros del auto se encontraba un grupo de jóvenes reunidos, evidentemente todos tenían entre 17 a 21 años, tenían características muy particulares uno era pelinegro de ojos azules, otro castaño de ojos verdes, otro moreno de cabello castaño, mas, de ellos sobresalía un chico muy particular que demostraba estar pasado en unos kilos de su peso normal, sin embargo, su gordura no era la característica que lo destacaba, sino, su cara de pocos amigos que reflejaba su enojo.

—Veinte minutos tarde. — Musitó el chico rellenito de cabello castaño y ojos cafés mientras observaba su reloj de pulsera— Y el estadounidense no llega. ¿Será común de ellos andar a última hora?

—No reclames Jp. — Respondió un chico moreno de cabello alborotado y ojos cafés— Takuya dijo que ya venía.

—Hace varios minutos Daisuke. — Contestó el primero.

—Tiene razón, lo hemos esperado mucho. — Habló esta vez un chico de cabello castaño y ojos verdes— Llegaré tarde a la preparatoria.

—Te dije Tomoki que no era buena idea pasar aquí antes de ir a clases. — Esta vez habló un chico de cabello negro azabache y ojos zafiros.

—Ken tiene razón, tú bien sabes que Takuya toma su tiempo para llegar. — Musitó Daisuke.

Lamentablemente su amigo tenía un problema con el reloj.

—Hey, chicos.— Un grito llamó su atención y todos al voltear se encontraron con Takuya que venía corriendo.

—Ahí viene. — Musitó Jp molesto.

El moreno luego de unos minutos llegó junto a ellos— Hola a todos. — Comentó agotado.

—¡Al fin llegas! — Exclamó Junpei— Te tardaste bastante en llegar ¿qué dijimos la última vez de la impuntualidad?

—Lo siento. — Respondió Takuya— Pero me quedé dormido.

—Ya lo suponíamos. — Musitó Daisuke.

—¿Sabes? Si ese es tu compromiso jamás llegaremos lejos en esta industria. — Comentó Junpei.

—No exageres Junpei, esto no es una industria. — Comentó Ken.

—¡Por el momento! — Exclamó el Shibayama— Pronto seremos famosos. Yo me aseguraré de eso como su manager.

—¡Vaya manager! — Musitó Tomoki— Que nos hace cantar en la calle.

—Así llegaremos muy lejos. —Ken comentó con ironía.

—¡Hey! No reclamen, cantar en los semáforos es una actividad muy popular en estados unidos, España, argentina y muchos países del mundo. Además, ustedes nunca saben cuando un casa talentos se estacionará frente a ustedes. — Respondió Jp.

—Junpei tiene razón. — Comentó Takuya— No podemos rendirnos, recién estamos comenzando.

—¿Trajiste la guitarra? — Preguntó Ken.

—¡Pues claro!— El Kanbara sacó su guitarra de su espalda— ¡Vamos! El público nos espera.

Fue así como todos voltearon hacia la calle, el semáforo se colocó en rojo y todos corrieron a la calle.

Aprender a vivir, animarse a sentir

Es parte del circo de la vida

Reír hasta llorar, buscar hasta encontrar

Y el cielo azul nunca se termina

Yamato frunció el ceño molesto al ver a tantos jóvenes en la calle haciendo malabares, saltando, riendo, bailando y sobretodo cantando.

¡Cantando!

Apretó con sus puños el volante— ¡Lo que faltaba! ¡Estos vagos!

Sin mirar atrás, sacarse el disfraz

Y juntos aprender a soñar

Takuya se subió sobre una baranda para tener más visión.

Todos los días se levanta el telón

Ríen los ángeles en cada función

Equilibristas de la realidad

Magos y payasos de la liber...

Pero antes de que pudiese terminar perdió el equilibrio y cayó sobre un auto provocando que las personas dentro se sobresaltaran.

—¡Rayos!— Murmuró Takuya ante el dolor y abrió sus ojos que por el impacto había cerrado, sin embargo al hacer esto, literalmente sintió que el mundo se paralizó, se volvió todo rosa y el dolor del golpe desapareció ¿Por qué? Por la bellísima chica rubia de hermosos ojos verdes que iba dentro.

Izumi sintió que el mundo se detuvo.

Si, se detuvo ante el guapísimo chico que -literalmente- cayó desde el cielo.