-¡Cerrando! –Gritó Harry cerrando la enorme reja de hierro de la caverna que contenía a la colacuerno húngaro- ¡Cuidado! -Charlie rodó esquivando la ráfaga de fuego mientras reía a carcajadas- ¿acaso te estás oxidando Charlie?
Charlie Wesley se levantó sacudiéndose el polvo de su cazadora sin dejar de reír.
-Sí quieres, la próxima vez tú le das de comer a Holly.
-No, creo que prefiere tu encanto –dijo Harry acercándose a él y caminando ambos a sus escobas para dirigirse a la base en la reserva en Rumania.
-No lo creo, de ser así me hubiese sido fiel y no estaría empollando tres huevos.
Los dos domadores llegaron a la base y dejaron sus escobas en el cobertizo, luego entraron y se dirigieron a la estancia donde solían llegar primero y que era donde todos se reunían para conversar y pasar el rato, ahí no había nadie más por el momento, así que Harry se quitó su larga cazadora de piel de dragón que usaban cuando salían a campo y la colgó en un perchero siendo imitado por Charlie, luego los guantes que aventó en una mesa.
- ¿Quién cocina hoy?
-Candance –respondió Charlie con cara de circunstancia.
-No ¿en serio? –Preguntó con desconsuelo- creo que mejor me regreso con Holly a ver si me convida de sus reses muertas.
-Harry –dijo Dan, el director de la reserva y jefe de los domadores- tienes una visita.
- ¿Quién? –preguntó extrañado frunciendo el ceño, pues las únicas visitas que recibía eran los Wesley y eran visitas para él y Charlie.
-Está en mi oficina –dijo sin más saliendo por la otra puerta.
Solo miró a Charlie intrigado y salió de ahí.
Cuando llegó a la oficina, se detuvo un momento intentando imaginar quien podría visitarlo, en Rumania solo salía a los bares los viernes en la noche con sus compañeros y a veces de juerga él solo cuando cada quien agarraba su rumbo, algún acostón con un chico; eran relaciones de una noche, así que realmente no conocía a nadie; así que simplemente giró la perilla y entró; quien estaba ahí era última persona en el mundo que esperó ver.
-Potter –dijo Lucius Malfoy poniéndose de pie y saludándolo con un movimiento de cabeza.
-Señor Malfoy.
-Sé que nunca habrías esperado verme.
-Pues sí, es verdad… ¿Qué quiere? –preguntó sin siquiera acercarse.
Lucius suspiró suavemente habiendo esperado ya esa actitud, pero entonces se sentó en una evidente espera de que Harry hiciera lo mismo, pero el domador se quedó de pie.
-Necesito tus servicios.
- ¿Servicios de qué, si soy un domador? Espere ¿acaso tiene un dragón cautivo? Le recuerdo que eso es ilegal.
-No Potter, no tengo un dragón cautivo… no exactamente.
- ¿Y entonces?
- ¿No preferirías tomar siento?
-No gracias, así estoy bien.
-Pues deberías.
-Tengo muchas que hacer señor Malfoy, si no tiene…
-Quiero contratar tus servicios como domador.
- ¿Esto es algo ilegal? –Dijo extendiendo las manos- si no tiene dragones, entonces…
-Necesito que domes a un dragón, si… pero no es lo que tú crees.
- ¿Entonces?
-Hablamos de mi hijo –exclamó con cierta… ¿angustia? En la voz.
-No entiendo.
-Pues si te sentaras y me escucharas, tal vez lo harías.
Harry se quedó de pie unos segundos tratando de ver si todo aquello era una especie de jugarreta o a saber, pero la expresión de Lucius Malfoy estaba haciéndole dudar, así que se sentó y se cruzó de brazos.
-Ok.
-Mi hijo… -dijo entonces, como buscando las palabras exactas sin decir mucho- mi hijo ahora es un dragón.
- ¿Un dragón? No entiendo, de entre todas las especies, un animago no puede transformarse en dragón.
-No se trata de animagia y esto es lo último que te diré, no diré más si no aceptas el trabajo, pagaré lo que sea.
- ¿Cree que es cuestión de dinero?
-Claro que no, sobre todo si hablamos de las bóvedas Black que heredaste y aunque se puede vivir de ellas sin trabajar un buen número de años, tampoco son eternas; yo me refiero al valor de tu trabajo Potter… pero no diré más.
-Pues la información que me da es muy poca, con eso no se puede trabajar.
-Entonces me voy –dijo levantándose- entiendo tu reticencia, pero hablamos de mi hijo, la información que falta solo te la proporcionaré si aceptas el trabajo y firmas un contrato de confidencialidad… por favor… por favor acepta.
Harry quedó sorprendido por la actitud suplicante de Lucius, pero también por su firmeza a no dar más información.
-Yo… ok, lo haré- dijo poniéndose de pie y no creyendo aun su propia respuesta.
Lucius suspiró con alivio cerrando los ojos un momento, en verdad que el hombre se veía agotado, con profundas ojeras bajo sus ojos.
-Gracias… de verdad gracias –respondió tomándole una mano y estrechándola con ambas, luego la soltó y se recompuso- trabajarás en conjunto con otro domador, Timothy Krueger y su equipo, toma –dijo dándole una cajita- es un traslador, te llevará a donde debes ir; elige al equipo con el cual decidas trabajar, mi abogado arreglará el pago y tendrá listo el contrato de confidencialidad, te espero esta noche, gracias Potter.
Harry asintió y salió de la oficina, se dirigió a su habitación, la cual compartía con Charlie encontrándolo recostado en su cama viendo una revista.
- ¿Y bien? –Preguntó sin dejar de mirarla- ¿Quién era?
-Lucius Malfoy.
- ¿Qué? –Preguntó dejando su revista y sentándose- ¿Y para qué?
Harry se sentó en su cama aun asimilando lo que acababa de pasar.
-Me acaba de contratar como domador.
- ¿De dragones?
-Ni modo que de gatos.
-Estás tomándome el pelo –dijo agarrando su revista de nuevo.
-No Charlie y no sé más que tú, dijo que en cuanto firme un contrato de confidencialidad me contaría todo.
- ¿Y por qué tanto secretismo?
-Dijo que el dragón era su hijo -Charlie lo miró haciendo una mueca- sí, esa misma cara puse yo.
- ¿Y entonces?
-Acepté.
- ¿Aceptaste?... ¿así, sin más ni más?
-Ni yo lo creo aún, créeme, dije que sí sin más, creo que estoy loco.
- ¡Vaya!... pues tendrás mucho que contarme cuando regreses, aunque tengas un contrato.
-No lo creo, porque quiero que tú me acompañes.
- ¿Y eso?
-Me dejó la libertad de elegir a mi equipo y te quiero a ti y a Candance en esto, nada como un domador con gran experiencia y una magizoóloga.
-Bueno, pues estoy más puesto que un calcetín ¿Cuándo nos vamos?
-Esa es otra… -dijo rascándose la nuca- ¿cómo le diré al jefe que tres de nosotros nos vamos y no sé cuándo regresaremos?
-Pobre, espero que no le dé un aneurisma.
-Llama a Candance, le propondré el trato, a ver qué dice.
-No creo que se niegue, estará tan intrigada como yo.
-Además la paga que pienso exigir será muy buena.
- ¡Por supuesto que voy! –exclamó Candance, una chica rubia, de treinta y cinco años, de baja estatura y algo rellenita- ¿pero no te dijo nada más? ¿cómo es que su hijo es un dragón? Un animago no puede ser un dragón.
-Ya lo sé Candance –respondió Harry guardando sus cosas en una valija, lo mismo que Charlie- pero por lo que pude darme cuenta, no está mintiendo; no sé qué pasa, pero una magizoóloga especializada en dragonología será parte fundamental de este equipo.
-Ok, iré a guardar mis cosas ¿ya le dijeron al jefe?
-Sí.
- ¿Y qué dijo?
-No querrás saberlo, mejor ve a preparar tus cosas.
-Entonces cenaremos allá ¿no? –dijo Charlie.
-Supongo.
- ¡Uy que lástima, ni modo!
-Sé que no querían comer mi comida, tarados –exclamó Candance dirigiéndose a la puerta- ¿y a qué hora nos vamos?
-En media hora aquí, me dio un traslador que nos enviará directo a Malfoy Manor.
-Ok, nos vemos aquí.
-Por cierto –dijo Harry antes de que ella abriera la puerta- Timothy Krueger estará allá, también fue contratado.
- ¿¡Qué?! ¡Pero ese tipo es nefasto! ¿Cómo es que Lucius Malfoy lo contrató?
-Sí, ya lo sé, pero ya nos enteraremos de cómo es el asunto cuando lleguemos allá.
Cuando llegaron a su destino media hora después, la estancia se le hizo completamente desconocida a Harry, a menos que ya todo hubiese sido renovado en Malfoy Manor.
-Potter –saludó Lucius esperándolo junto a Narcisa, quien también mostraba huellas de agotamiento; y aun lado, sentada en un sofá viendo una revista estaba una chica en sus veinte, rubia castaña y bastante hermosa- gracias por venir, siéntanse todos bienvenidos a los montes Apuseni.
-Un momento –dijo Candance- ¿seguimos en Rumania?
-Así es, estamos a un costado de la cueva glaciar de Scarisoara.
-Yo pensé que llegaríamos a Malfoy Manor –dijo Harry.
-No Potter, pero te contaré más en cuanto traten con mis abogados, mientras tanto mi elfo acomodará sus pertenencias en sus habitaciones.
-Claro –respondió sacando su valija miniaturizada y dándosela a un elfo que esperaba.
-Harry –dijo Narcisa acercándose- gracias por venir a ayudar a mi hijo.
-Aun no sé de qué trata todo esto señora Malfoy, así que no me dé ningún crédito aún.
-Y yo soy Yelena Malfoy –dijo la chica acercándose y dándole la mano- soy prima y prometida de Draco.
-Es un gusto.
-Vengan, mis abogados esperan en la oficina –dijo Lucius comenzando a caminar.
Rato después, con el pago convenido y los contratos firmados, Lucius regresó con ellos.
-Parece que todo está en orden.
-Así es –respondió Harry.
-Vengan, les contaré todo antes de que sirvan la cena.
Con Lucius caminando delante, podían ver la casa, era muy grande de hecho, solo que a diferencia de Malfoy Manor, aquí no había cuadros, ni siquiera jarrones con flores como podría esperarse de casas tan grandes y de gente adinerada; más bien había un ambiente raro… como frío y con una atmósfera pesada, con paredes lisas y grises que ni siquiera habían sido pintadas y con el mobiliario necesario.
Llegaron a una puerta, Lucius la abrió y salieron a una terraza con baranda de piedra, ya pasaban las seis de la tarde y el viento azotaba sus cabellos mientras el frio se colaba por sus ropas; Candance se arrebujó en su abrigo y Charlie levantó el cuello de su chaqueta.
La vista era hermosa… hermosa y fría, el valle verde y montañoso inspiraba respeto, pero también soledad.
-Este es el valle de los dragones –dijo Lucius poniendo sus manos en la baranda mientras el viento azotaba su rubia cabellera- a un lado de la Scarisoara, que de hecho es una réplica de otra caverna que esta muy cerca de aquí; todo está rodeado por un hechizo de alejamiento de muggles, es muy extenso… miles de kilómetros de hecho, diariamente los trabajadores del lugar reactivan los hechizos.
Harry estaba junto a él mientras los otros dos estaban junto a Harry, atentos a las palabras de Lucius, pero también absortos en el paisaje.
-Espero que estén preparados para una larga historia –dijo mirando a Harry un momento- esto que voy a contar es una herencia maldita de la familia Malfoy.
-Armand Malfoy fue un mago francés que emigró a Gran Bretaña con la invasión normanda hace diez siglos, fue el primer miembro de la familia Malfoy en llegar ahí; se ganó la amistad y confianza de Guillermo el conquistador y fue que, gracias a su servicio, le ganó el trono al hombre y así Guillermo fue coronado el primer rey de Gran Bretaña.
- ¿Y por qué no ganar el trono para sí mismo? –preguntó Candance.
-El verdadero poder no lo tiene precisamente quien se sienta en el trono.
- ¿Usó magia oscura? –preguntó Harry, a lo que Lucius solo se alzó de hombros.
-A cambio de estos servicios, el rey Guillermo le concedió a Armand una pieza fundamental de tierra en Wiltshire, esta propiedad pasaría a convertirse en Malfoy Manor y sería el hogar de la familia por los próximos diez siglos, más tarde las siguientes generaciones expandirían más la finca mediante la anexión de más bienes de los muggles circundantes.
Los tres jóvenes estaban impresionados con la historia, pero se preguntaban que tendría que ver un hombre muerto hacía diez siglos, con el embrollo de ahora.
-Armand escribió un libro en donde legó todos sus hechizos, la magia oscura más poderosa que lo llevó al éxito hasta el día de su muerte, el libro se llama "Apólyti gnósi, es griego y significa "Conocimiento absoluto".
-No sé por qué siento que es cuando vienen los problemas –dijo Charlie.
-Armand tenía dos hijos, el mayor era Helgar y el menor se llamaba Brand y con la inmensa fortuna que poseía decidió heredar a sus hijos en vida, quería ver cómo manejaban la riqueza; Brand a pesar de ser el más joven, había aprendido bien de su padre y pronto multiplicó su herencia, en cambio Helgar derrochó todo en juego, apuestas, vicios y mujeres… quedó en bancarrota; pidió ayuda a su padre pero éste, siendo un hombre forjado al calor de la batalla y fría política, lo despidió con un palmo de narices y una patada en el culo; pero Helgar no se desanimó, sabía que cuando heredara el "Apólyti gnósi" su fortuna cambiaría, pero Armand también previó eso y dejó estipulado en su testamento que su libro solo lo heredaría la rama de su hijo menor y aparte de eso, dejó la estricta regla de que el libro solo se heredaría una vez cada dos siglos al hijo mayor en su cumpleaños veinticinco; decía que la fortuna no debía derrocharse en todas las generaciones, que eso provocaba pobreza y decadencia por no tener que esforzarse, así que no todos los primogénitos lo recibían.
-Vaya… -dijo Charlie impresionado- supongo que tenía razón en eso.
-Y me imagino que, con eso, Helgar no quedó muy satisfecho ¿cierto? –dijo Harry mientras se aplicaba un hechizo calentador.
-Cierto… estaba furioso con Armand, pero sobre todo con Brand, decía que le había robado su herencia, pero el testamento estaba hecho e imposible de cambiar, sin embargo, tenía una grieta… una que todos los descendientes de la rama de Brand se encargaban de cubrir y era que, si no había heredero varón que reclamara el libro el día de su cumpleaños veinticinco, éste pasaría al hijo mayor de la rama de Helgar.
- ¿Entonces la heredera no podía ser una mujer? –preguntó Candance aplicándose también un hechizo calentador.
-No.
-Que antipático -Charlie solo rodó los ojos al oír a su compañera.
-Así que todos los Malfoy de la rama de Brand siempre tenían un heredero listo para recibir el libro, pero Helgar no se quedó de brazos cruzados… maldijo a toda la descendencia de su hermano… cada primogénito varón se convertiría en un dragón antes de los veinticinco años impidiéndole recibir su herencia.
-Qué mierda… -musitó Charlie- ¿todo por un libro?
-Un libro que te asegura el éxito y la fortuna –dijo Candance haciendo sonreír a Lucius- por mucho menos se han matado.
-Pero Helgar era un mago mediocre y bueno para nada, así que ni siquiera pudo aplicar bien su maldición, obviamente no todos los primogénitos fueron convertidos, sin embargo, todos fueron maldecidos… -suspiró y miró el valle unos segundos antes de continuar- es como una macabra ruleta rusa y sí que hubo primogénitos afectados, no importaba que no les tocara recibir el libro.
- ¿Quiere decir que hay dragones convertidos? –preguntó Harry mirándolo.
- ¿Por qué crees que este valle se llama así? –Harry miró el extenso valle que alzaba majestuoso- a lo largo de diez siglos ha habido cinco dragones… ahora seis.
La realidad de la situación dejó sin palabras a Harry, aunque más bien a todos.
-Su hijo… -dijo Candance dando un paso atrás para mirarlo.
-Cuando un primogénito varón se acerca a su cumpleaños veinticinco, no se prepara una fiesta, sino una mudanza… él y sus padres vienen aquí a pasar ese oscuro año lleno de incertidumbre y miedo, si son afortunados y nada sucede en ese año, el peligro pasó y pueden regresar a su vida normal con la certeza de que nada pasará, incluso yo estuve aquí un año de mi vida; pero si algo sucede, este lugar está hecho especialmente para contenerlos… ninguno hace caso omiso a esta costumbre, sería catastrófico que el chico en cuestión llegara a transformarse en medio de la gente, de su trabajo o peor aún, en medio de su familia; habría muertes y escándalo, aunque a éstas alturas a nadie le importa el escándalo, solo que su hijo no pase por ese horrible trance, sin embargo nadie fuera de la familia Malfoy lo sabe… obviamente cuando un compromiso ya va más en serio, se le hace saber al cónyuge en cuestión de la maldición de la familia, ella debe decidir por sí misma si está dispuesta a arriesgarse.
-Con razón esta casa tiene este ambiente tan pesado –pensó Candance- nadie quiere estar aquí.
- ¿Alguien se ha negado? –preguntó Charlie.
-Por supuesto y entonces se procede a aplicarle un Obliviate y se termina el compromiso… cuando nació Draco fui feliz pero también supe que mi hijo estaba en riesgo, como lo estuve yo y como todos los chicos primogénitos varones de nuestra familia… sé que a estas alturas no les importa, pero ese fue el principal motivo de mi apoyo a la causa del Señor Tenebroso, él era experto en magia oscura, él debía conocer alguna manera de revertir la maldición.
- ¿Alguna vez se lo mencionó?
-Sí, pero obviamente no le dije que hablaba de mi familia… no fue nada bien, dijo que si llegaba a encontrar a alguien así, sería una magnífica arma, así que guardé silencio pero ya estaba hasta el fondo, aunque tampoco pretendo darme baños de pureza, también me gustaban sus ideales -añadió alzándose de hombros- pero mi principal angustia no había sido resuelta, porque me dijo que para eso no había remedio, algo que yo ya sabía por todas mis investigaciones y aun así guardaba una pequeña esperanza en su oscuro conocimiento… así que al final no me quedaba más que la simple y llana esperanza de que Draco se salvara de esto como muchos de los que ya habíamos pasado, después de todo en diez siglos solo hemos tenido cinco dragones.
-Pero no fue así –dijo Harry entonces.
-Cada luna llena Draco se convierte en un dragón por toda una noche o al menos así era, pero el tiempo que pasa transformado cada vez aumenta más, eso no es bueno, es como una enfermedad… llegará el momento en que ya no pueda regresar… la maldición dice que solo domando al dragón se le puede regresar su humanidad… -nadie dijo nada, todos se habían quedado sin palabras- esta casa… -dijo dando un breve vistazo a su alrededor- existe desde el primer chico transformado hace casi diez siglos, fue hecha para contenerlos y para tratar de volverlos a la normalidad… bueno, una normalidad relativa, ya que las transformaciones seguirían cada luna llena por el resto de su vida, pero solo si puede regresar a ser humano… -suspiró quedándose callado y luego mirando a Harry- hasta ahora nadie lo ha logrado, nadie ha podido regresar.
-Lo lamento mucho señor Malfoy –exclamó con sinceridad.
-De los cinco dragones solo hay dos habitando el valle, siempre terminan matándose entre sí, son demasiado salvajes, algo mucho más allá de un dragón normal.
-Cinco…
-Actualmente hay dos… y no quiero que sean tres, Potter ayuda a mi hijo, te lo suplico… faltan tres lunas para que la maldición sea permanente.
-No puedo asegurarle el resultado, pero sí que haremos todo lo que esté en nuestras manos.
-Faltan dos días para la luna llena, Draco se la pasa encerrado en su habitación, no habla con nadie ni siquiera con nosotros… de hecho se pone más salvaje si estamos presentes, el señor Krueger dijo que es mejor para él que no estemos ahí cuando se transforma, desconoce a todos, es muy agresivo y además Narcisa se pone muy mal al ver a su hijo así… tú puedes intentarlo.
-Ya formaremos un plan.
-Amo la cena está servida –dijo un viejo elfo apareciéndose.
-Vamos.
Cuando Charlie y Candance salieron, Harry se giró a Lucius.
-Señor Malfoy, tengo una pregunta.
-Adelante.
- ¿Ya toca heredar el libro?
-Sí.
- ¿Y el heredero es…?
-Draco.
