Vaya que las cosas no habían salido como Kakashi esperaba.
Naruto había sido una completa sorpresa. Los expedientes y reportes sobre él no le hacían justicia. Su actitud coincidía con lo descrito, pero sus habilidades en combate eran otra historia.
—¡Tch! — Sasuke chasqueó la lengua mientras lanzaba una patada dirigida al costado de Kakashi.
El pelíplata la bloqueó con una sola mano, sin esfuerzo aparente. Sasuke no se detuvo, retrocedió ligeramente y arremetió con un rodillazo seguido de un codazo giratorio. Kakashi esquivó ambos movimientos con una facilidad irritante, su único ojo visible apenas reflejaba interés.
—¿Eso es todo? — preguntó Kakashi en tono relajado, empujando a Sasuke hacia atrás con un solo movimiento.
Sasuke aterrizó sobre sus pies con gracia felina, fulminando con la mirada. Su orgullo ardía, pero no tenía tiempo para sentirse frustrado.
Esta vez, intentó una patada descendente desde lo alto. Kakashi la evadió inclinándose hacia un lado con facilidad y contraatacó con un kunai que pasó rozando la mejilla de Sasuke.
El Uchiha ni se inmutó. Retrocedió, ya juntando sus manos para formar sellos.
Kakashi suspiró pesadamente.
Sasuke lo vio y sus instintos gritaron peligro. Sin dudarlo, saltó para poner distancia.
Pero nada pasó.
—¿Huh...? — Su mirada se clavó en Kakashi, desconfiado.
El Jōnin se movió con una rapidez imposible, lanzando varios kunai en el proceso. Sasuke logró esquivarlos, pero se dio cuenta demasiado tarde de que su oponente estaba reduciendo la distancia poco a poco.
Cuando Kakashi estuvo demasiado cerca, Sasuke reaccionó al instante. Saltó hacia atrás y formó un último sello de manos.
—¡Katon: Gōkakyū no Jutsu!
Una gran bola de fuego brotó de su boca, iluminando el campo de batalla. Sasuke la vio engullir la silueta de Kakashi.
—¡Lo tengo! — pensó, expectante.
Pero cuando el fuego y el polvo se disiparon… Kakashi no estaba.
Sasuke sintió un escalofrío recorrerle la espalda. Miró rápidamente a su alrededor, sus músculos tensos y listos para reaccionar ante cualquier movimiento.
Demasiado tarde.
Algo frío y sólido atrapó sus tobillos.
—¿Qué diabl…?
La tierra explotó bajo sus pies. Sus ojos se abrieron de par en par cuando se dio cuenta de que estaba siendo arrastrado hacia abajo.
Y entonces, la voz tranquila de Kakashi se hizo presente justo detrás de él.
Antes de que pudiera reaccionar, la tierra se cerró sobre él hasta su cuello, dejándolo completamente inmovilizado.
—-
Sakura miró, aterrada, cómo Sasuke caía derrotado.
Quiso intervenir, pero la imagen de Naruto luchando contra Kakashi la detuvo. Si él no había logrado nada, ¿qué podía hacer ella?
Su garganta se secó y sus manos temblaron. No, no podía quedarse quieta. Tenía que hacer algo.
Saltó entre los árboles lo más rápido que pudo, buscando un lugar donde detenerse y pensar. Tal vez podía rescatar a Sasuke y trabajar juntos en un plan.
Divisó una rama ancha y aterrizó con torpeza, con la respiración entrecortada y el corazón latiéndole con fuerza en los oídos.
—Piensa, Sakura, piensa…
Pero no tuvo tiempo de hacerlo.
Un escalofrío recorrió su espalda cuando una presencia apareció justo detrás de ella.
—¡Ah!
Sakura soltó un grito y saltó instintivamente hacia atrás, sacando un kunai con manos temblorosas. Sus ojos se agrandaron al ver la figura de su sensei mirándola con indiferencia.
—Kakashi-sensei… —murmuró con la voz quebrada.
Quiso retroceder más, pero entonces lo vio.
Sobre el hombro de Kakashi yacía una figura inmóvil, su ropa sucia y su cuerpo magullado.
—¿S-Sasuke-kun?
El pánico la golpeó como una ola helada.
—¡¿Cómo…?! ¡Si apenas había pasado un minuto desde que escapé!
Sakura sintió su estómago hundirse cuando Kakashi arrojó a Sasuke al suelo sin ceremonias. Su cuerpo cayó con un golpe sordo, inerte.
—Ríndete, Sakura. Ustedes han fallado.
El tono frío de Kakashi fue la gota final.
El mundo le dio vueltas. Sus dedos perdieron fuerza y el kunai resbaló de su agarre.
—Yo… yo…
Su mente era un caos. El miedo, la ansiedad, la impotencia… todo explotó dentro de ella.
Y entonces, negro.
Sakura se desplomó en el suelo.
Kakashi la observó en silencio por unos segundos antes de suspirar.
—Kai.
El cuerpo de Sasuke se desvaneció en una ilusión, dejando solo a Sakura y a él.
El Jōnin cruzó los brazos y miró a la chica desmayada con una mezcla de decepción y resignación.
—Vaya… esperaba un poco más de ella.
Rascándose la cabeza, intentó recordar los informes.
—¿No se suponía que era la mejor de su clase?
—-
Kakashi se sentó en el suelo del campo de entrenamiento, observando a sus estudiantes desmayados sobre los troncos. Solo uno de ellos estaba atado: Naruto.
Mientras los minutos transcurrían, Kakashi repasó mentalmente cada enfrentamiento. Naruto no luchaba como un ninja tradicional. Su estilo era… caótico, impredecible. No respondía a patrones convencionales de combate, lo que lo convertía en un enigma.
El Tercer Hokage ya le había advertido que el niño poseía instintos extraordinarios, casi animales, que lo hacían estar en alerta constante ante cualquier amenaza. Sin embargo, Kakashi notó algo más allá de eso. Naruto no solo reaccionaba por instinto; había un grado de deliberación en sus acciones.
Su mayor prueba de esto fue que no había recurrido inmediatamente a sus cadenas de chakra. Si Naruto dependiera únicamente de sus impulsos, habría desatado su poder de inmediato. Pero no lo hizo. Eso significaba que estaba analizando, midiendo, reteniendo sus mejores recursos hasta el momento adecuado.
Kakashi entrecerró los ojos.
"Está aprendiendo."
Había llegado a conclusiones sobre la prueba con muy poca información, adaptándose sin perder la compostura. Era mucho más astuto de lo que los informes daban a entender.
Por otro lado… Sasuke.
Indudablemente, el más talentoso de los tres. Su técnica, velocidad y precisión estaban en un nivel superior. Si la prueba se hubiera basado en habilidades puramente individuales, él habría sido el más cercano a completar el objetivo.
Pero su problema no era la falta de talento. Era su ego.
A pesar de su destreza, Sasuke no pensaba más allá de sí mismo. No consideró estrategias que implican cooperación, ni buscó un enfoque distinto cuando su fuerza bruta no fue suficiente.
Kakashi suspiró y alzó la vista.
Naruto empezaba a despertarse.
"Veamos cómo se desarrollan las cosas."
Era su última oportunidad.
—-
Naruto suspiró con cansancio, frunciendo el ceño mientras miraba a Kakashi, quien, como siempre, lo observaba con aquel ojo aburrido y desinteresado.
Desvió la mirada hacia sus costados. Sasuke y Sakura estaban sentados a su lado, cada uno con un bento en las manos.
—¿En serio? ¿Ni siquiera me van a dar de comer? —preguntó Naruto, moviendo sus muñecas en un intento de aflojar las cuerdas que lo ataban al tronco.
Kakashi ni se inmutó.
—No. Y nadie puede compartir su comida contigo —respondió con su tono neutral—. Fuiste el primero en caer, así que te toca la peor parte.
Naruto gruñó, chasqueando la lengua con fastidio.
—Tsk, qué cruel.
—Regresaré en un momento —continuó Kakashi, ignorándolo por completo—. Todavía no es mediodía, así que tendrán otra oportunidad.
Los tres Genin suspiraron con alivio al escuchar eso. Todavía podían salvarse.
Pero antes de marcharse, Kakashi se detuvo y giró sobre sus talones. Su mirada cambió, volviéndose fría y seria.
—Ah, y una cosa más... —Su voz adquirió un tono peligroso—. No quiero que ninguno de ustedes le dé comida a Naruto.
Su simple advertencia llevó consigo una presión tan fuerte que Sakura tragó saliva y Sasuke frunció el ceño. Era una amenaza.
Naruto, por su parte, ni siquiera parpadeó. Kakashi notó su falta de reacción, pero ese era precisamente el punto.
"Así que ya lo sabe."
Kakashi desapareció de su vista en cuestión de segundos, dejándolos solos.
Naruto esperó un momento, asegurándose de que su sensei estuviera realmente lejos antes de soltar un bufido. Miró de reojo a Sasuke y Sakura. Estaban sucios, golpeados, y más callados de lo normal.
"Seguro ya se dieron cuenta también."
Con una mueca aburrida, Naruto giró la cabeza hacia sus compañeros.
—Ustedes lo saben, ¿no? —dijo de manera casual, sacudiéndose un poco antes de retomar su lucha contra las malditas cuerdas—. ¿Por qué lo amarró tan fuerte? Es demasiado incómodo…
Sasuke entrecerró los ojos, tratando de entender a qué se refería. Sakura, en cambio, solo bufó con frustración.
—¿Saber qué, Naruto-baka? —soltó ella con fastidio. Estaba irritada, más de lo normal. No solo por lo mal que había ido todo, sino porque su sueño de estar junto a Sasuke parecía cada vez más lejano. Y lo peor era que Naruto, de todas las personas, la estaba superando.
Naruto rodó los ojos con molestia.
—El objetivo de la prueba, duh.
Eso captó la atención de Sasuke. Había estado sospechando de la actitud de Kakashi, y ahora Naruto lo confirmaba.
Sakura, sin embargo, frunció el ceño.
—Lo dijo antes de que empezáramos, ¡idiota! —espetó, visiblemente frustrada.
Naruto chasqueó la lengua.
—Sí, claro… —murmuró—. Pero no lo entiendes.
Naruto suspiró con cansancio, con la mirada fija en el cielo, como si buscara respuestas entre las nubes.
—Ese no es el objetivo real, Sakura —murmuró, frunciendo el ceño—. Todo esto es una fachada. Nos está poniendo a prueba, pero no sé exactamente qué es lo que quiere ver... —gruñó, frustrado.
Sasuke lo observó con interés, entrecerrando los ojos.
—¿Por qué crees que es una trampa? —preguntó con cautela.
Naruto bufó.
—Piensa en ello, teme. Somos solo Genin, no tenemos ninguna posibilidad real contra un Jōnin. Entonces, ¿por qué nos daría una prueba imposible? ¿Por qué nos ha advertido tantas veces? ¿Por qué nos dejó tan claro el objetivo? —formuló sus dudas en voz alta.
Las palabras de Naruto resonaron en la mente de Sasuke y Sakura. Algo no cuadraba.
Sasuke hizo memoria. Nunca había oído de un equipo de Genin con solo dos miembros. Siempre eran tríos de recién graduados.
—Los cascabeles... —murmuró.
Eran una distracción. El verdadero propósito del examen debía ser otro.
Naruto abrió los ojos de golpe, iluminados por la comprensión.
—¡Lo tengo! —exclamó—. No necesitamos vencerlo. Es imposible con nuestro nivel actual... ¡pero somos tres!
Sasuke captó la idea de inmediato, aunque algo no terminaba de encajar.
—¿Y qué pasa si fallamos? ¿Qué nos asegura que no perderemos la segunda oportunidad que nos dará Kakashi-sensei? —preguntó con escepticismo.
Naruto sonrió con confianza.
—Si mis conclusiones son correctas… —hizo una pausa antes de continuar—. Quiere ver nuestra capacidad de trabajar en equipo. Los ninjas hacen eso, ¿no? Siempre toman misiones en grupos, y son muy pocos los que trabajan solos.
Sasuke se cruzó de brazos, sintiendo una punzada de irritación consigo mismo. Era tan obvio ahora que lo veía desde otra perspectiva.
"Los amigos del padre de Ino han estado juntos desde que eran Genin… ¿Cómo no lo vi antes?"
Sakura parecía menos convencida, pero la lógica de Naruto tenía sentido.
—¿Entonces… si peleamos juntos, pasaremos los tres? —preguntó, mirando a sus compañeros, quienes ya estaban absortos en sus propios pensamientos.
Naruto asintió.
—Sí, pero necesitamos un buen plan si queremos que Kakashi sepa que descubrimos el objetivo —afirmó, concentrándose.
Sasuke se puso de pie y recogió su bento.
—Podría enfrentarlo en taijutsu mientras Sakura lo distrae lanzando kunai o shuriken —propuso—. Entonces, podrías intentar atraparlo. Después de todo, fuiste el único que logró hacerlo.
Sakura sonrió, animada por la estrategia.
—¡Ese es un gran plan, Sasuke-kun! Yo lanzaré los kunai— exclamó emocionada.
Pero su entusiasmo se desvaneció al ver cómo Sasuke acercaba su bento a Naruto.
—Come —ordenó con indiferencia, sin siquiera mirarlo—. Si uno de nosotros está débil, el plan no funcionará.
Naruto lo miró sorprendido, casi incrédulo. Sasuke, al notar su expresión, se sintió levemente incómodo.
"Tsk… olvidé que está atado."
Un leve rubor de vergüenza cruzó su rostro antes de que tomara la cuchara, pero entonces, una fina cadena de chakra emergió de la espalda de Naruto, enrollándose con precisión alrededor del utensilio.
Naruto sonrió con su característica expresión traviesa y asintió en señal de agradecimiento.
—Sasuke-kun… pero Kakashi-sensei dijo que… —Sakura comenzó a protestar, solo para ser interrumpida por Sasuke.
—No podemos confiar en Kakashi-sensei —declaró con seriedad—. No sabemos qué clase de trucos usará para hacernos fallar. No en esta prueba.
Naruto sonrió para sí mismo mientras daba un bocado.
Las cosas estaban a punto de ponerse interesantes.
—Solo tenemos que estar prepa... —Naruto fue interrumpido abruptamente cuando Kakashi cayó del cielo con un aterrizaje brusco, su expresión oculta tras la máscara, pero con el ceño fruncido de manera evidente.
—¿Qué les dije acerca de darle de comer a Naruto? —preguntó con un tono severo.
Sasuke instintivamente se puso en guardia y retrocedió un paso, mientras que Sakura tragó saliva con nerviosismo. Naruto, en cambio, apenas pareció inmutarse. Él sabía cuándo Kakashi realmente tenía intenciones hostiles... y esta no era una de esas veces. Tal vez por eso él había sido el único atado al tronco.
—Más les vale tener una buena explicación —Kakashi añadió, inclinándose ligeramente hacia Naruto, mirándolo directamente a los ojos.
Sasuke fue el primero en responder, sin apartar la vista del Jōnin.
—Si Naruto no podía comer, no podría luchar apropiadamente... —su voz fue firme, sin rastro de vacilación.
Kakashi pareció relajar un poco su expresión, aunque aún mantenía su presencia intimidante.
—Ustedes... —pronunció lentamente, dejando que el suspenso se espesara en el aire—. Ustedes pasan.
El silencio que siguió fue casi ensordecedor.
Incluso Naruto, quien esperaba otro enfrentamiento o al menos una reprimenda más extensa, parpadeó en confusión.
—¿Qué...? —preguntó aún atado al tronco, con una incredulidad casi cómica.
Kakashi se enderezó, sacando su reloj y guardando los cascabeles en su bolsillo.
—Ustedes pasan —repitió con tranquilidad—. Descubrieron el verdadero propósito de la prueba.
Naruto frunció el ceño, aún sin estar completamente convencido, pero cuando miró a Sasuke y Sakura, entendió lo que su sensei quería decir. Ellos lo habían comprendido antes que él.
Sasuke apretó los puños con frustración. Sakura bajó la mirada, sintiendo vergüenza. Habían olvidado lo más básico: los ninjas trabajan en equipo.
—Trabajo en equipo, Naruto —dijo Kakashi con tono neutro antes de girarse y comenzar a caminar fuera del campo de entrenamiento—. Mañana, a la misma hora, en este mismo campo. Comenzaremos las misiones.
Naruto finalmente sonrió, hinchando el pecho con orgullo. Había acertado en sus conclusiones.
Sakura suspiró con alivio y comenzó a recoger sus cosas. Sasuke simplemente tomó las suyas en silencio y se marchó. Viendo esto, Sakura corrió detrás de él, reiniciando sus intentos de conversación, quizás incluso de coqueteo.
Y luego, Naruto se dio cuenta de algo importante.
Ellos se habían ido.
Él seguía atado al maldito tronco.
Suspiró con resignación mientras dejaba que un par de cadenas emergieran de su espalda.
—Tsk... Ni siquiera se molestaron en desatarme... —murmuró para sí mismo.
Las cadenas se afilaron en los extremos y, con un movimiento ágil, cortaron las sogas con facilidad. Naruto se puso de pie de un salto y se estiró, sintiendo la libertad en sus extremidades.
Pero entonces, el silencio lo envolvió.
El campo de entrenamiento estaba vacío.
La brisa soplaba suavemente entre los árboles, moviendo las hojas con un sonido casi melancólico.
Naruto se quedó ahí, quieto, observando el horizonte.
Era curioso. Había logrado trabajar en equipo. Había pasado la prueba.
Y, aun así... seguía estando solo.
Soltó un suspiro largo, con la mirada fija en la nada.
"¿Este era mi destino?"
Tal vez sí. Tal vez no.
—-
—¡Myaau! ¡Hisss!— Los chillidos y bufidos de un gato furioso resonaron en el bosque de Konoha, mezclándose con el susurro del viento entre los árboles.
—Estoy harto de atrapar a este condenado gato todos los días —gruñó Naruto, frunciendo el ceño mientras unas finas cadenas de chakra se envolvían con firmeza alrededor del animal, inmovilizándolo para que no escapara de nuevo.
—Si nos apuramos, terminaremos más rápido —dijo Sasuke con su típico tono monótono, cruzándose de brazos. Estaba claro que este tipo de misiones no le interesaban en lo más mínimo.
Naruto resopló con fastidio mientras avanzaban por las calles de la aldea. Su sensei siempre estaba "ocupado" con cualquier otra cosa mientras ellos se encargaban de estas tareas ridículas. Se suponía que ser un ninja significaba hacer algo genial, no convertirse en un recadero glorificado.
Para Naruto, la vida de genin no era nada como la había imaginado. Seguía recibiendo las mismas miradas de desprecio de los aldeanos, aunque ahora tenía menos tiempo para preocuparse por ellas. Había mejorado en su entrenamiento: su taijutsu era más sólido, había aprendido algunos jutsus nuevos… pero aún no era suficiente. No como él quería.
Atrapar gatos, pintar cercas y cortar césped no eran desafíos. No le permitían demostrar lo fuerte que se estaba volviendo. ¿De qué servía todo su esfuerzo si solo le hacían hacer tareas sin sentido?
—Kakashi-sensei está en el puesto de dangos —informó Sakura, señalando el camino con rapidez. —Vamos antes de que se desvanezca otra vez.
Los tres caminaron en silencio. Naruto ignoró las miradas furtivas de los aldeanos. Sasuke y Sakura también parecían distraídos, como si estuvieran atrapados en sus propios pensamientos.
Cuando finalmente llegaron, Naruto divisó la inconfundible mata de cabello plateado de su sensei.
—¡Oye, sensei! —gritó, llamando la atención de Kakashi y de los otros jōnin que lo acompañaban.
El hombre levantó la vista perezosamente, como si ni siquiera estuviera sorprendido de verlos.
—Ya atrapamos a este maldito gato otra vez —dijo Naruto, arrojándolo con brusquedad en la mesa. El gato maulló indignado, aunque no se atrevió a moverse demasiado con las cadenas aún sujetándolo. —¿Podemos hacer algo más interesante ahora?
Sasuke y Sakura no dijeron nada, pero la forma en que miraban a Kakashi dejaba claro que estaban de acuerdo con Naruto.
Kakashi suspiró con dramatismo, como si la petición de su equipo fuera la cosa más agotadora del mundo.
—Bueno, podría preguntar al Hokage si hay algo más… —comenzó, con voz despreocupada —…escuché que hay una misión de pasear a los perros de los Inuzuka, y limpiar después de ellos.
Naruto se congeló. Un escalofrío recorrió su espalda antes de que su cabello comenzara a elevarse sutilmente. Sus ojos se oscurecieron, su expresión se tornó sombría y una sensación amenazante llenó el aire.
El gato soltó un maullido lastimero de puro pavor.
—No pienso limpiar mierda de perro —espetó Naruto con voz grave, su mirada perforando a Kakashi como un kunai bien afilado.
Kakashi parpadeó lentamente, pero el ligero temblor en su libro delató que, al menos por un instante, la reacción de Naruto lo había tomado por sorpresa.
—Vamos, sensei —continuó Naruto, relajando su expresión pero manteniendo la molestia en su tono. —Ya tuvimos suficiente de estas misiones ridículas.
Los otros jōnin en la mesa, Asuma y Kurenai, intercambiaron una mirada divertida, disfrutando del espectáculo.
Kakashi los observó a todos, notando que incluso Sasuke y Sakura estaban a punto de quejarse. Finalmente, suspiró y cerró su libro.
—¿Y qué quieren hacer? —preguntó con aburrimiento.
—Una misión de rango C —declaró Naruto con seguridad, cruzándose de brazos. —Y además, deja esa actitud de perezoso, sensei. No es bueno para ti.
Kakashi arqueó una ceja.
—¿Y eso quién lo dice?
—¡Yo! —exclamó Naruto con una sonrisa de dientes afilados. —Ser perezoso te puede meter en problemas, y yo necesito patear algunos traseros.
—¿Hmpf? —Sasuke alzó una ceja, aunque la ligera curvatura en la comisura de sus labios mostraba que no estaba del todo en desacuerdo.
—Vamos, Kakashi-sensei —continuó Naruto, dando un paso al frente. —Ni siquiera estoy pidiendo una misión difícil. Solo quiero algo con acción. Ni siquiera bandidos comunes podrían hacernos daño, morirían antes de intentarlo.
Un silencio incómodo cayó sobre la mesa.
—¿Sabes? Estás bastante entusiasmado con esto —murmuró Kakashi, sacando su libro nuevamente.
—¡Pues claro! —dijo Naruto, entusiasmado. —¡La mejor pelea que tuve desde que me convertí en ninja fue contigo! Y ni siquiera logré romperte un solo hueso.
Los jōnin se rieron entre dientes.
—Si peleo contra algunos bandidos, sabré cuánto he mejorado realmente.
Kakashi lo miró en silencio, su ojo visible mostrando un atisbo de pensamiento antes de que su expresión se volviera nuevamente despreocupada.
—Naruto tiene razón —intervino Sasuke, su tono firme. —Si seguimos haciendo estas misiones, nunca vamos a mejorar.
Kakashi miró a sus estudiantes, luego volvió a suspirar y enterró su rostro en su libro una vez más.
—Muy bien, muy bien… Pero ya es tarde para solicitar una misión hoy. Mañana en la mañana, pidamos una misión de rango C. Por ahora, pueden tomarse el resto del día libre.
Naruto sonrió de oreja a oreja.
—¡Sí!
Incluso Sasuke dejó ver una pequeña sonrisa antes de darse la vuelta para marcharse.
Mañana, por fin, las cosas se pondrían interesantes.
