Royal Exchange

Capítulo ocho: El impulso

Senku y la princesa leona estaban metidos en un gran problema, perdidos en medio del bosque, muy lejos del palacio, siendo responsables de la seguridad de la pequeña Suika y sin caballos, ya que lastimosamente los dos que llevaron se habían escapado cuando entraron a una cueva que llamó la atención de Senku.

—L-los caballos no van a volver, ¿verdad? —preguntó Suika con ojos llorosos.

—No lo creo. —La princesa suspiró con cansancio—. Deberíamos intentar regresar a pie antes de que se haga más tarde, suele haber lobos por estos bosques.

—¡¿Lobos?! —Suika palideció.

Senku decidió colocar una mano en el hombro de la princesa, acercándose a ella para susurrar algo en su oído:

—No deberías asustar a la niña, ¿no crees?

—Ah, lo siento. —Rio nerviosamente, antes de inclinarse para acariciar con cariño el casco-sandía extraño de la pequeña—. No te preocupes, Suika, estaremos bien, además los lobos suelen atacar más de noche, y creo que ya estaremos en el palacio para ese entonces.

—Es verdad, además no es común que ataquen humanos, y posiblemente podríamos espantarlos con una antorcha, deberíamos estar bien incluso si nos cruzamos con ellos.

Suika tembló un poco, pero eventualmente tragó saliva y asintió, pareciendo decidida en ser valiente.

Era una buena niña.

Senku también palmeó afectuosamente su extraño casco-sandía, luego miró hacia atrás a la cueva, pensando en que quizás en la cueva podría encontrar algo para ayudar a la niña, ya que tenía una idea de por qué estaba usando ese casco.

Comenzaron a caminar en dirección al palacio, ya que Senku había estado atento al camino y sabía bien por dónde tenían que regresar, aunque claro que sin los caballos iban a tardar horas, pero por suerte deberían estar de regreso antes de que anocheciera.

Después de media hora de caminar, Suika empezó a cansarse un poco, así que Senku recomendó sentarse un rato a descansar.

Era invierno, pero todos estaban vestidos con telas gruesas, así que no estaban sintiendo mucho el frío, pero Senku estaba preocupado porque seguramente tanto caminar eventualmente les daría sed por más que no hiciera calor.

Recordaba haber visto un riachuelo a unos cientos de metros de distancia, cuando pasaron con los caballos, podrían recoger algo de agua ahí y llevar para el resto del camino, eso les aseguraría estar bien hidratados.

Lastimosamente, no tenía ningún cuenco donde cargar agua… pero podría hacer alguno.

Comenzó a mirar a su alrededor, viendo solo árboles, arbustos y demás plantas comunes.

De pronto, vio un árbol de kiwi que todavía tenía algunos frutos pese a ya haber pasado el otoño hace no mucho, y se le ocurrió una idea.

—Deberíamos bajar algunas frutas de kiwi, podemos escarbar el contenido y conservar la cascara para llevar agua, ya que tenemos mucho por viajar y hay un riachuelo más adelante —le dijo a la princesa, que lo miró impresionada, para luego sonreírle felizmente.

—¡Ja, es una gran idea! Iré a bajarlos.

—E-espera, podrías caerte y… —Ella ni lo escuchó, ya comenzando a treparse entre las intrincadas ramas del árbol de unos buenos ocho metros de largo.

Quizás el árbol no era tan grande, pero Senku sabía que si algo le pasaba a esa princesa era a él a quien le cortarían la cabeza.

—Genial, espero no haberle salvado la vida de esa enfermedad solo para que se mate sola… —Miró con resignación como se colgaba de unas ramas no muy gruesas para recolectar las frutas.

Se colgó de las ramas con las piernas, para tener las manos libres, y tomó las frutas estando de cabeza, sin importarle que el vestido se le subiera por los muslos, y Senku se permitió mirar un poco, ya que de todos modos era su prometida y no parecía que le importara.

Pese a sus preocupaciones, ella demostró gran destreza y bajó las frutas sin demasiado problema, volviendo con ellos en poco tiempo y totalmente despreocupada.

—Listo, traje todas las que pude, porque también tengo hambre. —Sonrió de forma radiante.

—Bien… —Senku sacó su navaja y se sentó, y la princesa se sentó a su lado, pasándole las frutas para que él sacara el relleno y se lo diera.

La princesa compartió el relleno con Suika y también le ofreció algo a él, que decidió comer un poco ya que no quería estar débil y sabía que era una fruta rica en nutrientes.

—Muy bien, cada kiwi sin relleno tiene su tapa, y supongo que podemos atarlas para asegurarnos de que no se derramen. —Por suerte las cascaras de los kiwis que crecían en Akari era más gruesa que en otros países donde probó la fruta también, así que resistirían bien—. Solo necesitamos un poco de cuerda…

—Podemos usar la de mi vestido. —Sin que le importe demasiado, esa leona comenzó a romper en tiras la tela de su falda, dejando al descubierto sus piernas una vez más.

Senku simplemente parpadeo perplejo.

Esta princesa era muy rara…

Ya con todo listo, continuaron con su camino y pronto encontraron el riachuelo, y Suika, queriendo ser útil, pidió ser la que llenara de agua las frutas huecas, a lo que los dos jóvenes no tuvieron problema en dejarle la tarea, ya que era bastante sencilla.

Se quedaron algo apartados mientras veían a Suika llenar los cuencos.

—Es posible que haya lobos muy cerca —dijo la princesa de pronto, sobresaltando a Senku.

—¿Por qué lo dice, alteza? —La miró preocupado, antes de voltear a ver a Suika, que por suerte estaba lo suficientemente lejos y lo suficientemente concentrada en su tarea como para no escucharlos.

—Es raro que los caballos escapen siendo criados en establos, esos parecían bastante dóciles, y no nos fuimos por mucho tiempo. —Entrecerró los ojos—. Es muy posible que algo los haya asustado, y sé que los lobos son más activos durante el día cuando es invierno… es posible que estén muy hambrientos si las presas escasean. —Tensó la mandíbula—. Y si los caballos lograron escapar… tal vez los lobos busquen otras presas.

Senku palideció.

—¿Estás diciendo que temes que vengan por nosotros?

—Solo digo que es posible, hay que estar alertas, y sobre todo tener cuidado de que no nos cerquen, es una de sus estrategias de caza favoritas. —Miró a los alrededores con desconfianza—. No te preocupes, tengo buena visión, los veré si se acercan mucho, pero eso no quita que son una gran amenaza, más porque estamos con Suika.

Senku parpadeo, más que impresionado.

—Parece tener mucha experiencia en sobrevivir al bosque, princesa Ruri.

Ella de repente pareció nerviosa.

—Ja, es que… B-bueno, ya te dije que he pasado mucho tiempo con mis tíos, y… y a-además leo cosas, libros que hablan de cosas que… cosas del bosque. —Carraspeo, poniéndose de pie y yendo a ayudar a Suika, sin dejar de verse muy tensa e incómoda, por alguna razón.

En verdad que era rara…

Después de beber agua y llenar los cuencos, continuaron con su camino, y Senku empezó a notar lo atenta que estaba la princesa a su entorno, como vigilaba constantemente los árboles y prestaba atención también al camino delante de ellos, como si cuidara cada paso que daban los tres, lo que lo hizo pensar que las serpientes también eran comunes en el bosque, por lo que también empezó a prestar mucha más atención a su entorno, sin dejar de sentirse impresionado por lo bien preparada que estaba la princesa.

Esos tíos suyos parecían haberle enseñado mucho… Le daban mucha curiosidad, más porque el rey ni nadie más parecía saber que ella seguía en contacto con ellos, ni siquiera Lillian que era muy cercana a Ruri.

Le daban ganas de preguntarle muchas cosas a Lillian, pero no quería traicionar la confianza que la princesa depositaba en él al contarle cosas, no por ser un caballero, sino porque tenía palabra, y no quería ganarse problemas con su futura esposa.

Muchos decían que "esposa feliz, vida feliz" así que intentaría seguir el consejo, que parecía venir de milenios atrás y seguro duraría milenios más, Byakuya mismo era un ferviente creyente de la frase.

De repente, la princesa se tensó y se quedó quieta, y Senku de inmediato tomó los hombros de Suika y se detuvo también, mirando con curiosidad a su prometida.

—¿Qué sucede? —preguntó con nerviosismo.

Notó a la princesa tragar saliva.

—Están cerca…

—¿Q-quién? —indagó Suika con temor, a lo que Senku apretó los labios.

—Suika, no te asustes… pero es posible que haya unos lobos cerca…

—¡¿Lo…?! —Senku cubrió su boca con su mano.

—No te sobresaltes, es mejor no hacer movimientos bruscos.

—De hecho, está bien hacer ruido —lo corrigió ella, sorprendiéndolo—. Mientras no mostremos miedo, estaremos bien. No están tan cerca, y no nos están rodeando, creo que deben estar evaluándonos. —De repente, se volteó bruscamente, separando las piernas y los brazos, una pose no muy femenina, pero visiblemente amenazante—. Es invierno, las presas escasean, deben estar hambrientos, pero no desesperados aún, debemos mostrarnos como una amenaza. Los humanos no son sus presas habituales, no saben si somos una amenaza o no. Si nos mostramos dispuestos a pelear, pensaran que no vale la pena gastar energía en nosotros, Jasper me enseñó eso.

—¿Jasper?

Ella se tensó un poco, viéndose como si hubiera dicho algo que no debía.

—E-es mi tío del que te hable… E-eso no importa, hazte grande, extiende los brazos y las piernas, y mira en la misma dirección que yo, pero no dejemos de caminar, sigamos avanzando.

—¿Y qué debe hacer Suika? —preguntó Suika luciendo más calmada, pareciendo haberse tranquilizado por la actitud tan preparada de la princesa.

—Ven, me ayudaras a parecer más grande. —La princesa tomó a Suika y la colocó sobre sus hombros rápidamente—. Extiende los brazos, debemos parecer grandes y amenazantes.

—¡Sí, soy amenazante! —Suika alzó los brazos con emoción.

Senku hizo lo pedido por la princesa, todo mientras caminaban en reversa, siguiendo su camino sin quitar la vista de un punto fijo en los árboles.

La verdad, él no veía nada, pero confiaba en la palabra de la princesa, creía en ella, sabía que no se equivocaba en que los lobos estaban cerca, y sabía que tenía los conocimientos necesarios para sacarlos de ese problema.

—No nos están siguiendo —dijo ella, luciendo triunfante—. De todos modos, sigamos caminando de espaldas por un rato.

—Usted manda, alteza.

Eventualmente, ella dijo que ya se habían alejado lo suficiente, así que volvieron a caminar normal, pero los dos siguieron muy atentos al entorno, también mirando mucho hacia atrás.

En verdad tuvieron mucha mala suerte, sin duda culpa de Senku que siempre tuvo pésima fortuna, pero parecía que la princesa era buena contrarrestando eso. Se notaba que era una mujer muy capacitada, la verdad era impresionante…

—Dígame, princesa… ¿está usted familiarizada con la caza? —preguntó sin poder acallar su curiosidad.

Ella se estremeció un poco.

—T-tal vez…

—Tomaré eso como un sí. —Rio, sin entender por qué cada pequeña pregunta la ponía tan nerviosa—. Supongo que tu padre no lo sabe.

—Ja, nadie en ese palacio sabe nada sobre mí. —Soltó fríamente, haciendo que tanto Senku como Suika la miraran con curiosidad, por lo que ella carraspeo—. Soy… muy reservada. Y la verdad no he tenido mucho contacto con casi nadie… por eso quiero tanto a mis tíos.

—¿No eras feliz, princesa Ruri? —indagó Suika con tristeza.

La princesa hizo una mueca.

—No, no lo era… pero ahora lo soy. —Sonrió de forma rara, como si estuviera pensando en otra persona…

—¿Lo eres porque conociste a tu prometido? —preguntó la niña con inocencia.

—Eh… bueno, podría decirse que sí… trajo cosas buenas. —Encogió los hombros.

Senku rio para sí mismo, divertido por su actitud tan rara.

La princesa sin duda era rara, pero también fascinante… muchas cosas de ella le causaban intriga, sobre todo porque no estaba seguro de tenerla descifrada.

Sentía que ella ocultaba mucho más de lo que parecía.

Luego de otras dos horas de caminar, entre descansos (porque Suika y Senku se cansaban rápido) y conversaciones intrigantes, finalmente se toparon con guardias que buscaban desesperadamente a la princesa.

Pff, al fin.

Los llevaron de regreso al palacio donde tuvieron que rendirle cuentas al rey, pero él fue bastante comprensivo de que el problema de los caballos escapándose fue más bien una muy mala suerte que los tomó por sorpresa.

En un momento, Suika quiso presumir las increíblemente buenas habilidades de supervivencia que tenía la princesa, y Senku pudo ver la mirada horrorizada en la cara de esa leona, por lo que rápidamente cubrió la boca de Suika y salvó la situación diciendo que la niña ahora veía con ojos de heroína a la princesa por haber demostrado tanta valentía al mantener la calma y prestar su vestido para actuar de cuerda.

La princesa lo miró agradecido y él simplemente asintió.

No sabía por qué ella quería mantener oculta sus habilidades de supervivencia y demás, pero iba a respetar su deseo, por lo que luego habló con Suika para que no dijera nada y la niña entendió sin problema, prometiendo guardar el secreto.

Sin embargo, aunque Senku pensaba guardar el secreto del rey y de demás gente de ese palacio, no tuvo problema en ir a contarle todo a sus guardias de confianza, ya que sabía que ellos no iban a decir nada, pero además porque realmente no es que tuviera alguna clase de sentimiento de lealtad hacia la princesa, ella claramente ocultaba cosas, y él quería saber todos esos secretos.

—Es muy extraño, dijo que solo pasaba tiempo con esos tíos suyos de vez en cuando, solo unas horas, pero a veces actúa como si hubiera pasado toda una vida aprendiendo a ser toda una superviviente, casi parece una campesina experta en el bosque y los animales. —Bufó, dando vueltas en sus aposentos mientras sus amigos lo miraban con curiosidad.

—Por como manejó la situación, ni siquiera parecía la primera vez que se topaba con lobos —dijo Tsukasa, pensativo—. Hasta parecía una situación muy común para ella.

—A mí lo que me extraña es que esté tan empeñada en ocultarlo —murmuró Ukyo, y Senku asintió.

—Eso también me llama la atención, parece aterrorizada cada vez que su padre o alguien de alto rango del palacio parece estar cerca de descubrir sus habilidades… es sospechoso, por lo menos, uno pensaría que debería estar orgullosa por sus conocimientos.

—A menos que sienta presión por aparentar ser una princesa delicada —propuso Ukyo.

—Puede ser simplemente un tema de mujeres. —Tsukasa encogió los hombros, de repente perdiendo algo de interés.

—No, no lo creo. —Senku hizo una mueca—. Quizás tenga algo que ver con esos guardias… Hoy se le escapó decir el nombre de uno. "Jasper"… ¿Creen que puedan encontrar información de un guardia importante llamado Jasper que alguna vez trabajó aquí?

—¡Claro, déjanoslo a nosotros! —Taiju alzó un puño con emoción.

—Solo sean discretos. En especial tú, grandulón. —Le lanzó una mirada de advertencia a Taiju, que simplemente rio con nerviosismo.

Al día siguiente, se reunió para almorzar con la princesa, que lo recibió con un delicado vestido de color rosa suave lleno de moños, cintitas, perlas y demás adornos caros. Ella no se veía cómoda, pero el vestido la favorecía… aunque, para ser honesto, ella siempre se veía bien, incluso con el vestido desgarrado… incluso pareciendo una leona salvaje…

Sacudió la cabeza y comenzó a comer.

No debía olvidar que su único interés era ser rey, lidiar con la princesa era solo un efecto colateral que tendría que soportar.

Sin embargo, cuando ella empezó a agradecerle por haberle explicado a Suika que guardara el secreto, y cuando empezó a sonreírle de esa forma radiante suya, Senku por un momento se olvidó de todo, pero al momento siguiente pestañeó confundido y se abofeteó a sí mismo, sobresaltando a la princesa.

—Eh… ¿Estás bien?

—Sí, olvídalo. —Negó con la cabeza, antes de levantarse bruscamente de la mesa que compartían y darle la espalda—. Me iré, tengo que ver más habitaciones, aún no he decidido dónde quiero poner mi laboratorio, ya sabes.

—Iré contigo. —Se puso de pie también, con una mirada curiosa.

—Princesa, creo que ha quedado claro que sus virtudes no son de carácter intelectual, a diferencia de lo que Lillian hizo parecer en un principio. Mejor dedíquese a voltear bestias salvajes o espantar lobos, cosas que sí se le dan bien —soltó con acidez, haciéndola retroceder un paso, con una mirada ofendida.

—Me parece, mi lord, que debí dejar que los lobos devoraran su debilucho y flaco pellejo —gruñó enfadada, para luego tomar las puntas de su vestido y marcharse pisando con fuerza.

Senku tomó aire.

¡¿Qué demonios fue eso?!

¿Por qué de repente sintió el ilógico impulso de alejarse de ella, de tratarla con brusquedad? Ella prácticamente le había salvado la vida y él…

Frotó sus sienes, molesto consigo mismo por su actitud, pero más porque ni siquiera lograba entender por qué diablos actuó así.

¿Qué rayos pasaba con él?

Continuará...

Holaaaa :D

Wow... ha pasado mucho tiempo x'D

Pido perdón TTwTT

Y todas las gracias a mi querido Aigamy por patrocinar este cap! :'D

También aprovecho q el tema de la Semana SenHaku era epoca victoriana! OwO

Ojala les haya gustado y aún se acuerden de este fic QwQ

Me despido!

CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!