Descargo de responsabilidad: la serie de Pucca no es mía, es de su creador Boo Kyoung Kim, así que sólo disfruten este fic sin que plajien o traduscan.
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"Eres el universo al que siempre quiero volver, pues tú siempre me haces sentir seguro a tu lado." _(jasminpucca)
El peinador de la recámara que Jing Jing compartía con su esposo Tobe era de sus espacios favoritos, por lo bien arreglado que lo tenía todo. El mueble era amplio y contaba con varios cajones divididos en compartimentos donde podía distribuir sus cosas, desde una amplia gama de cosméticos que Ring Ring le regalaba por ser su amiga, hasta diversos productos para el cuidado de la piel.
De igual forma, ahí guardaba sus tratamientos para el cabello, algunos esmaltes, ciertos accesorios que robaba que eran de moda, sutil joyería tal vez barata y otros extravagantes utensilios de belleza en los que gastaba una justa cantidad de sus ganancias o los robaba. Algo que también a Tobe no le parecía, porque le parecía que despilfarraba a lo tonto.
Sin embargo, él también solía usarlos para delinearse las pestañas y, según él, verse así más rudo. Algo que a Chief le parecía exagerado, pero quien era ella para criticarlo de esa manera.
Y no, Jing Jin no se consideraba vanidosa de ninguna manera, solo que estar desde los 12 años en las calles hacia que quisiera consentirse un poco de vez en cuando. No obstante, su esposo sí que era muy vanidoso desde pequeño, aunque no lo hacía notar más que cuando estaba en casa y lo descubrió cuando se casó con él.
Fue complicado convivir con esa faceta de Tobe, ya que es extraño estar a un lado de un hombre tan rudo que en su privacidad podía llegar a ser una diva. Pero Jing Jing se resignó a verlo actuar así, pues eso explicaba porque estaba en forma y porqué había mujeres que podían desearlo de la misma manera que deseaban a Garu al ver la buena conservación de cara y cuerpo que tiene.
Tobe podía hacer caso a las miradas femeninas que le daban o no, pero Chief no podía negar que sé podía poner celosa y perder la confianza en ella misma de vez en cuando. Por eso hoy, aconsejada por Ring Ring, sé empezó a hacer un tratamiento de belleza e ignoró a su esposo por hacerle romper la dieta que se impuso hace unas semanas.
–¿Sigues molesta, mujer?
Oyó que Tobe preguntaba a sus espaldas, mirando como entraba por el reflejo del espejo.
–Sí.
Respondió seria Chief, suspirando resignada. Pues en realidad no lo estaba y Tobe lo sabía, por eso se había atrevido a preguntar con tranquilidad y no con la exasperación de siempre.
Pero el que Jing Jing lo ignorara, lo hacía sentir incómodo, aunque él no lo dijera. Tobe cuando estaba en confianza mostraba su personalidad infantil y diva, así que, como todo niño caprichoso, exigía atenciones más de lo normal.
–No debiste hacer que rompiera mi dieta, sabes que no tengo autocontrol y menos cuando me das dulces.
–Jefe, no necesitas dietas.
Declaró serio Tobe, mirándole molesto y frunciendo el ceño para decir cansado.
–Hace unos dos meses que distes a luz a Tabí.
–Ya sé, Tobe, pero a mí me gusta hacerlas. Además, estoy gorda por el embarazo que ya pasó y es por mi salud y mantenerme fuerte.
Explicó seria, agregando con voz átona.
–Tú también deberías moderar tu consumo de azúcares, los festines que le haces cocinar a los chefs del Dong King cuando estás de servicio como guarda espaldas de Ring Ring no te harán bien.
–Al contrario, bruja, me hacen muy bien.
Contestó Tobe alegre, haciendo que Jing Jing suspirara y negara con la cabeza. No iba a obligarlo a nada, pero en el fondo, realmente le preocupaba cuánto comía y las cantidades desorbitantes de azúcar que le ponía a todo.
Entendía que a Tobe le afectaba diferente el comer demasiado, al entrenar todas las mañanas con sus ninjas y las noches también. Pero nadie podría culpar a Jing Jing por preocuparse, ya que cualquiera lo haría sí vieras a la persona que amas ponerle café a su azúcar en ese mismo orden.
Él no le dijo nada a Chief, pero le puso un puchero de regañado y de inconformidad. Una mueca que por primera vez le hizo decir a ella que se veía adorable, derritiéndola por completo y suspirando porque no entendía como podía verse tan adorable sin darse cuenta.
Debía admitir Chief que eso había sido suficiente para embobarla, apreciar cada ángulo, las facciones de su rostro y detenerse en su mata de cabello ahora suelto que la hacía sentir en el cielo. No pudo evitar sonreír, pues le gustaba las formas que podía adoptar aún solo si le pasaba su mano por su largo cabello. Sé mordió Jefe el labio inferior, pues una idea divertida ya cruzaba por su cabeza.
–Está bien, cariño, te voy a perdonar.
Exclamó Jing Jing más tranquila, entonces tomó el cepillo del peinador junto con su pequeña bolsita de maquillaje, diciéndole con una voz calmada.
–Pero con una condición.
–¿Cuál?
Preguntó Tobe inseguro y sin captar las intenciones de su mujer, sé quedó quieto y sentado en la orilla de la cama. Jing Jing aprovechó la oportunidad y se acercó a él, posándose detrás de Tobe y acariciando su mata de pelo negro con sus dedos y así decirle suave.
–¿Me dejas cepillarte el cabello?
Jing Jing no esperó autorización, simplemente incitó a Tobe a inclinarse hacia ella para poder pasar el peine por su rebelde melena negra. Se deleitó por su cabello que se esparcía uniformemente por debajo de sus dedos de la mano izquierda, olvidando sus inseguridades de hace rato y la dieta rota.
Ella admiró, completamente maravillada, como el largo de sus mechones caían por su cara. dándole ese reacio aspecto del que se sentía sumamente atraída, cuando lo conoció hace tiempo atrás y aún no llevaba su pelo tan largo.
Tobe cambiaba demasiado con un corte de cabello, podía poseer un aspecto de niño bonito a pesar de su cicatriz en la nariz a uno de estrella de rock o de galán de telenovela. Era por eso que nunca cambiaba su coleta de samuray, pues no quería que lo vieran como a Garu, a Ronnie, a Garu clon o a Casano que eran los niños bonitos de Sooga.
Y si era sincera, había solo un largo de diferencia. Pero entre ella, Ring Ring y Doga, le gustaba más el segundo, se veía aún más malo y le hacía sentir que podía fugarse con un roquero.
Los chicos malos eran su gusto menos culposo a esas alturas de su vida, por eso no podía fijarse en nadie más que no fuera él. en un momento, cuando Jing Jing se dio cuenta Tobe tenía los ojos cerrados por lo relajado que se sentía al sentir el suave y delicado paso del cepillo por su cabello. Sin embargo, solo bastaron unos segundos para que los volviera a abrir y se topara con el peinado que su mujer le hizo.
–¿Coletas?
Cuestionó serio Tobe, no estaba molesto de ninguna manera. Pero tampoco sé veía sorprendido, era como sí se lo esperara.
–Te ves guapo.
Comentó Jing Jing alegre, jugando con las coletitas que le hizo a Tobe.
–Me veo ridículo.
Espetó neutral Tobe, debía de estar lo suficientemente relajado para no ponerse a gritar por el peinado que le hizo o tal vez estaba ebrio.
–Es porque te falta el maquillaje.
Le dijo simple Jing Jing, fue entonces cuando Tobe la miró de reojo con curiosidad y renegó débilmente.
–No, ni creas.
–Anda, sí.
Suplicó su esposa suavemente, poniéndole una mirada de cachorro abandonado. Sabía que era un comportamiento cliché, pero ella solía decir que era un viejo clásico efectivo.
–Ya qué, Jing Jing.
Soltó simple Tobe, encogiéndose de hombros. Alguna vez alguien lo había maquillado cuando estaba dormido y solo lo supo cuando sus ninjas le dieron el espejo, pero eso su mujer no tenía por qué saberlo y no se lo diría.
Obviamente su aceptación rápida de Tobe, le hizo comprender que sí estaba algo tomado. De seguro porque estuvo con Muji, Doga y Mell en el bar de villanos de Sooga, pero no quiso desaprovechar el momento y no le dijo nada sobre eso. Lo vio sonreír ladinamente, por lo que no pudo evitar decirle tranquilo.
–Es impresionante como has madurado desde que éramos unos niños, antes habrías sentido tu masculinidad amenazada si te trataban de vestir o peinar como mujer.
–Bueno, sí tuviera que mostrarme así afuera o con mis ninjas, seguro que sí me sentiría avergonzado y tal vez si me enfadaría contigo. Pero solo esta vez estamos tu y yo, así que supongo que está bien.
Se defendió escueto Tobe, pero la voz arrastrada delataba su embriagues.
–Oye, cariño, sabes que yo nunca te expondría así.
Le informó dulce Chief, sonriéndole con ternura.
–En fin, confió en que no me hagas ver como una callejera.
Bromeó juguetón Tobe, por lo que Chief no pudo evitar reír por su ocurrencia y le dijo amablemente.
–Ya verás, cariño, quedarás preciosa.
–Cuidado, bruja, no quisiera opacarte.
Le advirtió engreído Tobe y acto seguido le guiñó un ojo con travesura, de inmediato se ganó un beso en los labios por parte de Jing Jing. Y efectivamente, sus labios sabían a tequila, pero ella hoy no se iba a molestar con él porque tenía la oportunidad de jugar.
Después de todo, jugar con Tobe con las cosas que se compraba y robaba para ella no era un mal gasto. Además, tampoco pasaba todos los días porque Tobe era muy gruñón normalmente.
/2 de diciembre de 2024/
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Nota de la autora.
Este one-shot es unos meses después de que la primojénita de Tobe nasiera, así que espero que les guste, los one-shot de ellos cambián de tiempo, a veces se adelantan susesos y en otros se atrasan.
