Alastor and Rosie's stories.

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Un saludo a todos, sé que ha pasado un tiempo desde mi última actualización… mucho tiempo, la verdad, desde que actualicé, pero aquí estoy con otro capítulo.

Planeo seguir con esta saga de pequeñas historias, queriendo profundizar en la redención de Alastor ante Rosie después de que él desapareciera durante 7 años.

Canónicamente, siento que este capítulo sería el 3… pero aquí está y no quiero causar más confusión.

Sin más que decir, esto es todo por ahora.

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Ira.

Alastor se sentó en su pequeña mesa de desayuno; la imagen de Rosie atacándole aún estaba fresca en su mente. Ella nunca había actuado así, al menos no con él. "Algunos problemas se resuelven con Dientes afilados y Garras", ese era su lema favorito a la hora de recurrir a la confrontación física.

Nunca imagino que algún día aplicaría ese dicho con ella.

No quería darle problemas, no a ella, no sus problemas… No eran fáciles de manejar; él estaba desesperado y ese trato fue su única salvación.

Alastor se levantó, caminó hasta su armario y sacó su viejo rifle. ¿Cuándo fue la última vez que lo usó?, Aún había 3 cajas de munición completa y un pequeño estuche; tomó todo y lo llevó hasta la mesa de centro de su habitación.

Era raro el cómo podía recordar el darle aun mantenimiento; casi se sintió mecánico. Cuando empezó a desarmarlo, la verdad necesitaba distraerse, y recurrir a la violencia al menos en esta ocasión lo empeoraría todo. Ya había tenido algunas víctimas y no le había traído nada de paz; en realidad, solo había empeorado su mal humor.

El rifle ya hacía desarmada pieza por pieza, extendido en la mesa; la cara enojada de Rosie no dejaba su mente, su desprecio, que solo había visto para aquellos que se atrevían a desafiarla, ahora era dirigido para él y lo odiaba.

En realidad, había pasado mucho tiempo desde la última vez que algo más había ocupado su mente de esta manera: su plan de apoyar el hotel, su lucha contra el exterminio, la batalla contra Adam y, por último, su contrato… y todo eso quedó opacado por el desprecio de Rosie.

¿Por qué piensa tanto en ella? ¿Por qué está tan enojado con ella? ¿Por qué quiere estar con ella? ¿Por qué? Eso era lo que más se decía. Mientras terminaba de limpiar el rifle, fue entonces que, tomando una pequeña pieza del rifle, esta se rompió en su mano, tal vez por el tiempo o el desgaste.

Alastor se desplomó; quería destruir su habitación, quería lastimar a alguien, quería sentarse a tomar el té con Rosie, la quería a ella y odiaba querer a alguien.

En vez de destrozar la habitación y tener a Niffty todo el día limpiando, Alastor se levantó, cerró la puerta y caminó a la pequeña tienda de armas que había visto un par de veces cuando iba de camino al barrio caníbal.

Agradecía que en el hotel lo dejaran solo la mayor parte del tiempo, porque no quería hablar con nadie. Caminar le ayudaba a calmarse; ocasionalmente las personas corrían lejos de él, lo cual le traía algo de satisfacción. Aparentemente su derrota contra Adam no había dañado tanto su reputación como él imaginaba.

Cuando al fin llegó a la tienda, entró y fue recibido por el inconfundible sonido de un cuchillo siendo afilado contra la piedra. Tardó un poco, pero casi de inmediato notó que el cuchillo era un arma angelical, -Buenas tardes… caballero, ¿En qué puedo ayudarle?-, Preguntó el demonio que se veía sumamente viejo, encorvado con una gran barba de color blanco; su cabeza estaba adornada por tres cuernos retorcidos, en su cuello tenía tres pares de lentes distintos y se movía lento.

Pero Alastor tenía que admitir que parecía tener experiencia en su trabajo, al ver cómo examinaba la hoja.

-Estoy buscando esta pieza-, Dijo Alastor, extendiendo el cerrojo dañado.

El viejo demonio tosió en un pañuelo, tomó uno de los pares más grandes de lentes y se los puso y empezó a analizar la pieza dañada.

-Cerrojo de un rifle máuser 98-, Dijo el demonio después de un momento. Caminó hasta la parte de atrás de la tienda y, después de unos minutos, salió con una nueva pieza; la entregó y Alastor la pagó, observando al demonio volver a afilar el cuchillo.

Alastor se quedó ahí de pie observando por un momento al hombre que volvió a sentarse a afilar el cuchillo. Alastor entonces echó otra mirada en la tienda y algo llamó su atención.

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Rosie estaba ocupada como siempre atendiendo a sus clientes; su emporio estaba nuevamente a rebosar de gente. Algunos cuantos trabajadores estaban cortando y preparando lo último de la carne de los exterminadores.

Los clientes estaban luchando por conseguir lo último que quedaba disponible; en medio de la multitud, Rosie pudo notar a un pequeño niño con una gran caja roja en manos, -Lady… Lady Rosie… tengo… tengo un… paquete para usted-, Dijo como pudo, atravesando la multitud.

Rosie rápidamente apartó la gente y ayudó al pequeño con la caja que estaba dirigida para ella, -Gracias cariño, ¿De parte de quién es?-, Pregunto ella con sonrisa, mientras tomaba una pequeña bolsa de dedos y se los daba, -Del demonio de la radio, mi lady-, Respondió el niño, que hizo un saludo antes de irse.

Rosie frunció el ceño, suspiró y pidió a una de sus doncellas que se encargara del negocio mientras ella revisaba este regalo.

La verdad, no quería abrirlo; estaba todavía molesta con él. Entonces miro la pequeña carta que estaba pegada sobre la caja, la tomó y la leyó:

"Querida Rosie, por favor, espero que tomes un momento para leer esta carta y mi regalo. Sé que no he sido el mejor amigo y compañero del averno, sé que hay muchas cosas entre nosotros, pero… no quiero perderte. Este detalle no es para pedir perdón; como tú misma has dicho, desaparecí por siete años y aparezco únicamente para pedir favores. Sé que he sido muy descortés contigo y me he aprovechado mucho de tu generosidad.

Sé que un lo siento no es suficiente, pero espero que algún día pueda caer nuevamente en tu gracia… Atentamente: Alastor".

Rosie abrió la caja roja y observó con fascinación un nuevo juego de cuchillos que se extendía delante de ella: los de verduras, los de queso y los más importantes, los que eran para trabajar la carne.

Rosie suspiró una mezcla de frustración y tristeza; la pelea con Alastor fue algo… no muy grato. Ella no era así, pero el actuar de Alastor solo la enojó. Tragó su orgullo cuando llegó en compañía de la princesa Morningstar, mandó a su gente a luchar y, aunque ganaran, ella quedó desplazada, mientras Alastor seguía con sus asuntos.

Rosie entonces dejó a una de sus doncellas a cargo de la tienda mientras se sentaba en su estudio, tomó lápiz y papel y decidió escribir una carta en respuesta.