Los personajes de S.M. no me pertenecen, yo solo los tomo prestados.
Capítulo 16
1.-
—Bueno, Edward, podemos hacer esto —Edward se dijo, para darse ánimos, antes de entrar a la repostería. Estaba de más de nervioso, porque el día anterior nada más le había tocado actuar un momento, pero ahora, era necesario que hiciera su mejor esfuerzo para así conservar el empleo. Lo que era más importante aún, no podía dejar que su jefa o Alice se diera cuenta de que era hombre, porque quien sabe si terminaban creyendo, que él nada más se inventó esto, para poder así observar el manejo de la repostería y robarla en un futuro.
—Ya Edward, no sobrepienses las cosas. —se reprendió, abriendo la puerta. Isabella, asomó la cabeza en seguida por la entrada de la cocina.
—Buenos días, Adriana. —le dijo, con mucha amabilidad, notó Edward, algo que distaba de cómo lo había tratatado antes, cuando se había presentado cómo un hombre. Edward pensó que... "Qué dijimos, Edward, no sobrepienses" se dijo de nuevo, para no perderse en deducciones absurdas sobre el comportamiento de su jefa. Él estaba ahí para trabajar, no para evaluar a nadie.
—Buenos días, Isabella. —decidió decir a cambio—. ¿Puedo entrar? —pidió permiso.
—Por supuesto. Ven, pasa. Te diré en seguida lo que tienes que hacer. —Isabella se lo concedió y Edward enseguida entró a la cocina.
Saludó a Alice que estaba, de pie, al lado de la amasadora.
—Hola, Adriana. Qué bueno que viniste; Isabella y yo ya no podíamos con un saco más de harina. —le dijo ella, ruisueña.
Edward asintió y a continuación, observó un segundo en donde estaba el saco, se dirigió hacía él y, sin más, lo cargó, llevándolo a su hombro, como si no pesara nada.
—¿Dónde quieren lo pongan? —preguntó.
Isabella y Alice parpadearon, cerrando las bocas ambas, después de haberlas abierto, sorprendidas de que un cuerpo tan pequeño pudiera cargar tanto peso.
—Alcanzacelo a Alice, para que eche la harina en el mixer. —dijo Isabella, complacida y dándose cuenta que Adriana no mintió cuando le dijo que era muy fuerte.
