Capítulo 19: "Caminos Cruzados: La Confrontación en el Corazón de Tokio"
Sonidos de cables eléctricos y chispas llenaban el aire, acompañados por el estruendo de una caída de roca. El suelo temblaba bajo los pies de aquellos que se encontraban atrapados en medio del desastre. Entre el polvo y los escombros, la gente se afanaba en ayudarse mutuamente, tratando de curar las heridas de los afectados.
"¡Necesito ayuda aquí!" gritaba una mujer, mientras sostenía a un niño llorando entre sus brazos, con una herida en la cabeza que sangraba profusamente.
"Iremos ahí enseguida" grito otra persona que estaba envolviendo vendas en otra persona.
Hiyori, con las manos temblorosas, sacó su celular y trató de marcar, pero su rostro se llenó de frustración al darse cuenta de que no había señal. "¡Maldición! No hay señal, ¿cómo vamos a salir de aquí?"
Patricia, con la mirada preocupada, se acercó a Hiyori y puso una mano en su hombro. "Tenemos que mantener la calma. ¿No?"
Hiyori negó con la cabeza. "No lose estoy asustada ahora patricia-san… las salidas están bloqueadas y estamos atrapados en este oscuro lugar".
El ruido de algunas sirenas se escuchaba a lo lejos, pero la situación seguía siendo grave. Algunos niños lloraban de miedo, mientras que los adultos trataban de mantener la compostura y organizar la ayuda.
"¡Necesitamos más manos aquí! ¡Ayúdenos a levantar estos escombros!" gritaba un hombre, llamando a los voluntarios que estaban cerca.
Patricia se volteó hacia Hiyori, con determinación en sus ojos. "Voy a ayudar a esas personas y te prometo que vamos a encontrar una manera de salir de esto, pero necesitamos trabajar juntas. ¿Entendido?"
Hiyori asintió, sintiendo un poco de esperanza en medio del caos. "Sí, vamos a salir de aquí. Gracias patricia-san."
En otro lugar:
En un denso bosque, la luz del sol se filtraba entre las hojas verdes mientras Kagami, Kosuke y Ryoko corrían ágilmente entre los árboles, sus pies apenas rozaban el suelo mientras se movían con una gracia sobrenatural. Sus formas borrosas se deslizaban a través del follaje, dejando solo un rastro fugaz a su paso.
Detrás de ellos, Matsuri e Inori seguían de cerca, sus ojos brillantes con determinación mientras corrían al ritmo de sus compañeros. Y justo detrás de ellas, el padre de Misao, un hombre robusto con una espada colosal cargada en su espalda, seguía el ritmo con una agilidad impresionante, a pesar de llevar algo tan pesado en la espalda.
"Oigan" exclamo mientras corría. "Alguien sabe cuanto tiempo queda para llegar a tokio"
"Yo creo que nos quedan mas de 3 horas en llegar ahí, normalmente una persona normal llegaría en 15 horas, así que si digo la verdad que llegaremos en 3 horas" exclamo mientras corrían a la par con kagami.
"Oigan… ¿están seguros que es por aquí?" dijo inori curiosa desde atrás. "Por que creo que no es por aquí".
Al decir eso kagami, kosuke y ryoko pensaron al mismo tiempo "creo que nos perdimos".
Kagami se detuvo bruscamente al ver varios arbustos que bloqueaban su camino, instintivamente obligó a Kosuke y Ryoko a detenerse junto a ella.
Kagami: "¡Esperen! Creo que deberíamos tomar otra ruta, no estoy segura de que este sea el camino correcto."
Antes de que pudiera comunicar su decisión al resto del grupo, el padre de Misao, con una determinación palpable, se adelantó con su espada lista para abrir paso.
Padre de Misao: "Abran paso, yo mismo abriré el camino."
Con un movimiento rápido y preciso de su espada, el padre de Misao cortó a través de los arbustos. Sin embargo, en lugar de abrir simplemente un camino, la acción desencadenó un evento inesperado.
Una vista impresionante se reveló más allá de los arbustos, pero al mismo tiempo, el suelo bajo sus pies comenzó a agrietarse. Con un estruendo ensordecedor, una grieta se abrió y todos cayeron hacia abajo.
Kosuke por reflejo se aferró a una rama que colgaba, mientras que Ryoko se agarró desesperadamente el pantalón de Kosuke para no caer. Kagami, quien estaba más adelante, perdió el equilibrio y se precipitó hacia un río que fluía cerca, cayendo con un chapoteo.
El padre de Misao, sin perder la calma, sonrió mientras caía y, con un hábil movimiento, balanceó su espada hacia la pared de la grieta. La hoja atravesó la pared de manera impresionante y junto con su espada comenzó a bajar rápidamente, aterrizando en el suelo una vez más, sacando su espada de la pared para seguir corriendo.
Kosuke y ryoko se quedaron con un rostro de sorpresa por lo que hizo el padre de misao, mientras tanto, Kagami salió rápidamente del agua, con una mirada fulminante en sus ojos y los puños apretados de frustración.
Kagami: "¡Esto es molesto...!"
Kagami salió del río, con el agua goteando de su ropa empapada, mientras se chupaba un diente y comenzaba a enrollar su ropa para escurrirla. Matsuri e Inori, que estaban en tierra firme, observaban la escena con una mezcla de preocupación y diversión.
Matsuri: "¡Ja, ja! ¿Se te olvidó mirar antes de saltar, Kagami?"
Kagami, con una mueca, giro su cabeza por el comentario de matsuri.
Kagami: "No necesito que me lo recuerdes, Matsuri".
La risa juguetona de Matsuri se desvaneció cuando una roca, no tan grande pero lo suficientemente peligrosa, pasó zumbando cerca de ellos. Con reflejos rápidos, Matsuri se agachó a tiempo para esquivarla por poco.
Matsuri: "Por poco… esa chica sí que tiene puntería". Dijo riéndose.
Inori: "Eso te pasa por provocarla" dijo con un tono serio, comenzando a bajar el risco con sus piernas inclinadas hacia atrás, para después aterrizar.
Kosuke y ryoko se soltaron y cayeron, pero no en el rio, sino en tierra firme ya que kosuke se columpio.
Kosuke: "Oye kagam…" pero antes de que terminara de su nombre, kagami comenzó a correr más rápido que antes.
Ryoko: "Esperameeee…. Kagami-semapaiiii" dijo corriendo detrás de ella, dejando a atrás a kosuke.
Kosuke: suspiro "esa chica si que tiene energía" dijo rascándose la nuca, para después correr a la misma velocidad que tenia antes".
De regreso al lugar del desastre:
Dentro del tren, la situación había pasado de tensa a potencialmente peligrosa. Patricia y Hiyori, junto con otros pasajeros, estaban encerradas desde hacía horas. Sin embargo, un nuevo desarrollo había alterado el ambiente en el vagón: un gran agujero se había formado en el techo, permitiendo que la luz del día inundara el espacio oscuro y confinado.
Patricia: "Mira, Hiyori, hay luz. Esto podría ser nuestra oportunidad para salir de aquí."
Hiyori, que había estado inquieta y preocupada durante todo el encierro, ahora miraba el agujero en el techo.
Hiyori: "Sí, pero ¿cómo llegamos hasta allí? Está demasiado alto."
Patricia comenzó a inspeccionar el vagón en busca de algo que pudieran usar para escalar. Varios pasajeros se dieron cuenta de la idea y comenzaron a ayudar, moviendo equipaje y apilando lo que pudieran encontrar para crear una estructura improvisada que les permitiera alcanzar el agujero.
Pasajero 1: "Podemos usar estas maletas y quizás apilar algunas cosas más que no usen. Todo lo que necesitamos es suficiente altura para alcanzar ese agujero."
Nota:
La razón detrás del agujero en el techo del tren no era un mero accidente o deterioro del material: una bomba había caído cerca de ahí, causando una explosión que había deformado parte del vagón y arrancado un segmento del techo.
Todos comenzaron a subir por la pila de maletas que se acoplaron después de un rato, pero Hiyori y Patricia se quedaron rezagadas, discutiendo algo que era para Hiyori de suma importancia.
"¡Espera, Patricia! ¡Olvidé mi bolso donde están mis dibujos!", exclamó Hiyori, deteniéndose de repente en medio del caos.
Patricia se giró hacia ella con incredulidad, su expresión una mezcla de sorpresa y frustración. "¿En serio, Hiyori? ¿Ahora mismo, con todo esto sucediendo, tus dibujos son lo más importante?"
Hiyori asintió con determinación, sosteniendo su bolso con firmeza. "¡Sí, son muy importantes para mí! ¡No puedo dejarlos atrás!"
Patricia se golpeó la frente con la palma de la mano, soltando un suspiro exasperado. "¡Ay, por qué siempre tienes que ser así, Hiyori!"
Sin más opción que seguir a su amiga, Patricia siguió a Hiyori mientras esta corría de regreso al vagón del tren. Mientras caminaban juntas, Patricia no pudo evitar murmurar para sí misma: "Siempre tiene que ser dramática..."
Después de un rato por fin Hiyori encontró su bolso donde estaban sus dibujos y retomaron su camino de antes y comenzaron a subir por la pila de maletas.
Mientras Hiyori y Patricia ascendían apresuradamente por el túnel, de repente el estruendo de la balacera y los gritos de los demás pasajeros llenaban el aire, sumergiéndolas en un caos ensordecedor. Sin embargo, de repente, un silencio perturbador descendió sobre ellas, cortando abruptamente el bullicio de la multitud. Aunque aún podían escuchar el eco lejano de los disparos, pero el sonido de las voces humanas desapareció por completo.
Hiyori frunció el ceño, confundida por la súbita quietud, cuando de repente sintió un tirón en su talón. Giró la cabeza para ver a Patricia, cuya expresión estaba llena de urgencia mientras le susurraba que bajara rápidamente.
"¿Qué... qué está pasando?" murmuró Hiyori, su voz apenas un susurro nervioso mientras obedecía la orden de Patricia y comenzaba a descender.
Patricia mantuvo un dedo en los labios, indicando silencio, mientras continuaban bajando con cautela. El misterio del repentino silencio y el tirón en el talón de Hiyori llenaba el aire con una tensión palpable mientras avanzaban en la oscuridad del túnel.
Cuando bajaron en silencio por el túnel, Hiyori no pudo contener su confusión y nerviosismo. "¿Qué está pasando?", murmuró en voz baja, apenas audible sobre el eco distante de los disparos que continuaban resonando en el exterior.
Patricia, con gesto preocupado, frunció el ceño y respondió en un susurro tenso: "No lo sé, pero tengo un mal presentimiento".
El misterio del repentino silencio y la tensión en el aire se intensificaron cuando, de repente, algo comenzó a chorrear en el suelo. Hiyori y Patricia intercambiaron miradas alarmadas, preguntándose qué podía estar causando aquel goteo inquietante.
"¿Qué es eso?" preguntó Hiyori, su voz temblando ligeramente.
"No lose, pero será mejor quedarnos en silencio por un momento" respondió Patricia, tratando de mantener la compostura.
Cuando miraron hacia arriba, hacia el agujero que habían dejado al descender, el horror se apoderó de ellas. Un chorro de sangre caía desde la abertura, manchando el suelo del túnel con un rojo oscuro y viscoso.
Hiyori estaba a punto de dejar escapar un grito de horror, pero antes de que pudiera hacerlo, Patricia le tapó la boca con rapidez, susurrando urgentemente: "¡Shh! ¡No hagas ruido!"
Ambas se quedaron inmóviles, con el corazón latiendo desbocado en sus pechos, mientras escuchaban las palabras escalofriantes que resonaban desde arriba. "Aplastados como cucarachas", murmuró alguien con desprecio, su tono lleno de malicia y crueldad.
Patricia le quito la mano de Hiyori al ver que ya se calmó "¿Qué hacemos, Patricia?" susurró Hiyori, su voz temblando de miedo y preocupación.
"Tenemos que mantener la calma y ponernos más atrás", respondió Patricia en un susurro firme. "No podemos permitirnos ser descubiertas".
Mientras tanto, más voces resonaban desde arriba, discutiendo en tono ominoso. "Me pregunto que más deberíamos destruir y el jefe al parecer está esperando a alguien"
Con el corazón en la garganta, las dos amigas continuaron avanzando en silencio, esperando escapar de aquel lugar aterrador lo antes posible.
De repente, el celular de Hiyori comenzó a sonar, rompiendo el silencio con su estridente timbre. Hiyori lo apagó rápidamente, pero el daño ya estaba hecho.
"¡Shh! ¡¿Qué estás haciendo?!" susurró Patricia, su mirada llena de pánico.
Uno de los hombres que estaba cerca de ellas escuchó el sonido y se acercó con cautela. "Al parecer alguien está vivo… Voy a revisar no tardo."
"No tardes, nosotros iremos a destruir mas cosas" con una sonrisa malévola en su rostro, mientras el hombre intentaba entrar por el agujero.
El hombre ingresó al agujero, ampliándolo aún más, y Hiyori y Patricia contuvieron el aliento mientras lo veían acercarse. El terror se apoderó de ellas cuando el hombre gritó que ahora eran suyas, desatando un grito desesperado de Hiyori.
El hombre se abalanzó hacia ellas, pero antes de que pudiera acercarse demasiado, Patricia actuó con rapidez. Sacó una pistola de debajo de su falda y disparó sin vacilar hacia la cabeza del intruso una y otra vez, hasta que finalmente el hombre quedó inmóvil en el suelo del túnel.
El silencio que siguió fue ensordecedor, interrumpido únicamente por la pesada respiración de Hiyori y Patricia mientras recuperaban el aliento después del violento enfrentamiento.
"¿Estás bien, Hiyori?" preguntó Patricia, su voz temblorosa pero firme.
Hiyori asintió con la cabeza, todavía temblando por la intensidad del momento. "Sí, gracias a ti", respondió con gratitud.
"¿P-Pero de dónde sacaste esa pistola?" preguntó Hiyori, mirando a Patricia con sorpresa y un poco de miedo después del intenso enfrentamiento en el túnel.
Patricia respiró hondo antes de responder. "Me la dio Kagami", dijo, su voz aún temblorosa por la emoción del momento. "Me dijo que la usara para cualquier emergencia"
Flashback:
La habitación estaba envuelta en penumbra, iluminada solo por la débil luz de la luna que se filtraba por la ventana. Kagami estaba sentada frente a Patricia, con una expresión seria y determinada en su rostro.
"Patricia", comenzó Kagami en tono grave, "sabes que nos enfrentamos a situaciones peligrosas, y nunca sabemos cuándo podríamos necesitar protegernos".
Patricia asintió, su mirada reflejando una mezcla de determinación y nerviosismo.
"Por eso", continuó Kagami, "quiero que lleves esto contigo". Sacó una pistola de una caja junto a ella y se la entregó a Patricia. "Es para cualquier emergencia, y creo que estás apta para llevarla".
Después de que Kagami le entregara la pistola a Patricia para cualquier emergencia, la expresión seria de Kagami dejó en claro que consideraba la situación con seriedad. Sin embargo, cuando Kagami mencionó que no era necesario que patricia se involucrara, Patricia sintió la necesidad de detenerla.
"No te vayas", dijo Patricia, su voz llena de súplica. "Si quieres, puedes quedarte con nosotras".
Kagami pareció considerarlo por un momento, pensativa. Luego, con un suspiro, negó con la cabeza. "No puedo… es demasiado arriesgado para ustedes y es mejor que te quedes con los demás".
Patricia, aunque decepcionada, respetó la decisión de Kagami. Sin embargo, no pudo evitar sentir la necesidad de expresar su agradecimiento. "¿Podría... darte un abrazo antes de que te vayas?", preguntó tímidamente.
En su mente, Kagami se resistió brevemente. Pensó que Patricia estaba siendo un poco exagerada y sentimental. Sin embargo, recordó todas las veces que Patricia le había ayudado y se dio cuenta de que era lo mínimo que podía hacer por ella. Con un suspiro, Kagami accedió. "Solo por un momento", dijo con una ligera sonrisa, abriendo sus brazos.
Con una alegría que iluminaba su rostro, Patricia se abalanzó contra Kagami, rodeándola con sus brazos y apoyando la cabeza en su hombro. Kagami, un tanto torpemente, patricia rodeó con sus brazos la espalda de Kagami, cerrando los ojos ante la calidez del momento.
Permanecieron así por un rato, simplemente disfrutando de la cercanía. Para Patricia, ese abrazo era un recuerdo tangible que podría atesorar después de que Kagami se fuera.
Finalmente, Kagami murmuró, "Tengo que irme ahora, Patricia."
Con relució y lentitud, Patricia se separó, pero mantuvo sus manos sobre los brazos de Kagami, mirándola con una mezcla de gratitud y tristeza.
"Te voy a extrañar," dijo con sinceridad, sus ojos brillando con las primeras lágrimas de una despedida inminente.
Despues de eso kagami se fue de aquel lugar, dejando a patricia en un lugar seguro, para patricia estaba muy feliz por el abrazo de kagami, pero kagami estaba un poco pensativa sobre esas palabras de patricia.
"Te voy a extrañar" recordando lo que dijo patricia. "Esa chica puede exagerar en algunas cosas, no es que me vaya a ir fuera del continente o algo parecido y además no me ire tan lejos, pero bueno… aunque ese abrazo logro calmarme al menos un poco" dijo soltando una sonrisa, desapareciendo entre los arbustos, dirigiéndose a la estación de tren.
Fin del flashback:
Después de recordar aquel momento, patricia ordeno que se fueran lo más rápido posible "¡Vámonos, Hiyori, rápido!" exclamó, agarrando su brazo y comenzando a alejarse del peligro.
Pero justo cuando parecían estar a salvo, los hombres regresaron, descubriendo el cuerpo del intruso abatido en el suelo. Uno de ellos lo insultó por su imprudencia, lo que dejó en claro que aún estaban en peligro.
"¡Maldito imprudente!" gritó uno de los hombres, con furia en sus ojos mientras miraba al caído.
Patricia, actuando con rapidez, colocó a Hiyori detrás de ella y apuntó con la pistola hacia los hombres. "¡Mantente atrás, Hiyori!" ordenó, su voz firme a pesar del temor que sentía.
Pero cuando intentó jalar del gatillo, un escalofrío recorrió su espalda al darse cuenta de que ya no quedaban balas. "¡No hay más balas!" exclamó, con angustia en su voz mientras miraba el arma impotente.
El hombre se burló de Patricia junto a los demás por quedarse sin balas, desatando risas burlonas en el oscuro túnel.
"¡Ja, ja, ja! ¡Qué patética! ¿Qué vas a hacer ahora, sin armas?" se mofó uno de los hombres, con una sonrisa despectiva en el rostro.
Patricia, sin inmutarse por las burlas, se lanzó contra el hombre, agarrando su brazo con todas sus fuerzas en un intento desesperado de detenerlo.
"¡No te acerques!" exclamó Patricia, con determinación en su voz mientras luchaba por contener al hombre.
Pero para su sorpresa, el hombre apenas se movió y él se rió burlonamente, burlándose de su aparente debilidad.
"¡Qué débil eres! ¡Ni siquiera puedes detenerme!" se burló el hombre, levantando el puño amenazadoramente.
Patricia cerró los ojos, preparándose para el impacto inminente, mientras el corazón le latía con fuerza en el pecho.
Sin embargo, en un giro inesperado de los acontecimientos, el hombre se quejó repentinamente al sentir que no podía mover el brazo.
"¡¿Qué demonios está pasando?!" exclamó el hombre, confundido y alarmado por la situación.
Patricia abrió los ojos con sorpresa y vio que una cinta lo inmovilizaba, tirando de él hacia atrás.
El hombre gritó confundido, pensando que sus propios hombres le estaban gastando una broma.
"Pero... ¿qué...?" balbuceó, desconcertado por lo que estaba sucediendo.
Pero al girar la cabeza, vio a sus compañeros tirados en el suelo, con Ryoko y Kosuke encima de ellos, ya sin vida.
Y justo detrás de ellos, con una mirada fulminante en los ojos, estaba Kagami, quien sujetaba la cinta que inmovilizaba al hombre con determinación.
"¿Qué... qué está pasando aquí?" preguntó el hombre, temblando de miedo ante la presencia imponente de Kagami.
"No te metas con mis amigas", dijo Kagami con voz firme, su tono lleno de autoridad.
El hombre, desafiante, gritó: "¿Quién mierda te crees que eres?"
Sin embargo, Kagami no vaciló. Con un movimiento rápido y preciso, Kagami se enfrentó al hombre a jalar la cuerda. El hombre, sorprendido por la repentina diferencia de fuerza de Kagami, intentó resistirse, jalando con más fuerza hacia él, haciendo que kagami sea dirigida hacia al hombre.
Pero lo que el hombre no sabía era que Kagami había estado esperando ese momento. Con un impulso repentino, Kagami aprovechó la fuerza del hombre y presionó con fuerza su mano, canalizando toda su energía en un golpe poderoso que estampó al hombre contra la pared del vagón.
El impacto resonó en el túnel, dejando al hombre aturdido y debilitado en el suelo. Kagami, con una mirada fría y determinada, termino la vida de aquel hombre con un golpe en la cabeza una vez más.
Kagami suspiró profundamente, liberando la tensión acumulada en sus hombros, y se limpió las manos con determinación. Se acercó a Patricia y Hiyori, preocupada por su estado.
"¿Están bien?" preguntó Kagami con voz suave, su mirada escudriñando sus rostros en busca de signos de lesiones.
Patricia, abrumada por la gratitud, se lanzó hacia Kagami y la abrazó con fuerza. "¡Gracias, gracias, gracias!" exclamó, su voz llena de emoción y alivio.
Kagami, aunque agradecida por el gesto, apartó suavemente a Patricia y la instó a calmarse. "Tranquila, Patricia", dijo con gentileza, colocando una mano reconfortante en su hombro. "Están bien ahora. ¿Cómo estás, Hiyori?"
Hiyori asintió con un gesto débil, sintiéndose aliviada de que el peligro hubiera pasado. "Estoy bien", respondió con voz tranquila, expresando su gratitud hacia Kagami también.
"Dejen de estar celebrando, recuerden que aun estamos en guerra" dijo kosuke rompiendo el ambiente.
"Tiene toda la razón, no debemos quedarnos aquí mas tiempo es hora de irse" dijo ryoko, con seriedad.
Pero en eso inori y matsuri ingresaron diciendo que debe ver afuera.
"kagami, deberías ver esto" dijo matsuri con desinterés. Inori solo estaba revisando unos cuerpos para ver si había alguien todavía estaba vivo, pero para mala suerte no había nadie ningún sobreviviente y inori no se atrevió a entrar a la caja donde estaba el conductor del tren, con solo ver el gran charco de sangre ya fue suficiente para que ella se vaya de ahí.
Al poner un pie fuera de la cueva, el grupo observaba en silencio el desastre ante ellos. Las llamas iluminaban escenas de destrucción masiva y el aire estaba saturado con el estridente clamor de sirenas lejanas mezcladas con disparos esporádicos. Matsuri, con una expresión de incredulidad y temor, fue la primera en romper el silencio. "Es mucho peor de lo que imaginé," susurró, su voz casi ahogada por el ruido de fondo.
Inori, junto a ella, asintió solemnemente, la preocupación evidente en sus ojos. "¿Cómo pudo llegar a esto?" preguntó, aunque más para sí misma que para los demás.
Kagami, de pie con su postura rígida, apretaba los puños con tanta fuerza que sus nudillos se volvían blancos. La ira se dibujaba en cada línea de su rostro mientras observaba la devastación que los rodeaba.
A su lado, Kosuke chasqueó la lengua con desdén, mirando el horizonte ardiente. "Esto es una mierda total," murmuró con un tono de resignación amarga.
Ryoko, aunque silenciosa, tenía una expresión que hablaba volúmenes. Sus ojos, fríos y calculadores, escaneaban el entorno, como si trazara mentalmente un mapa de su próxima acción o contemplara las profundidades del desastre humano que se desplegaba ante ella.
Cuando Patricia y Hiyori se unieron al grupo, la devastación ante ellos era abrumadora. La ciudad, ahora un infierno en llamas y caos, dejaba poco espacio para la esperanza. Patricia, con sus ojos abiertos de par en par por el shock, parecía a punto de decir algo, probablemente una protesta o un plan impulsivo para ayudar. Sin embargo, antes de que pudiera hablar, Kagami, con una voz firme y decidida, interrumpió sus pensamientos.
"Deberían irse de aquí," dijo Kagami, señalando hacia un vehículo de policía blindado que estaba abandonado no muy lejos. El auto parecía intacto y era lo suficientemente robusto como para ser una salida segura.
Patricia quiso abrir la boca para objetar, pero Hiyori, más cautelosa y consciente del peligro que enfrentaban, la sujetó suavemente de la manga y negó con la cabeza. Hiyori sabía que este no era un momento para ser imprudentes. La seguridad era lo primero, y ese vehículo blindado representaba su mejor oportunidad para escapar de la zona de guerra en la que se había convertido la ciudad.
Suspirando profundamente, como si con ese gesto dejara atrás su deseo de quedarse, Patricia finalmente cedió. Miró a Kagami y a los demás con una mezcla de frustración y resignación. "Cuídense," dijo simplemente, su voz teñida de preocupación.
Con pasos lentos y pesados, Patricia y Hiyori se dirigieron hacia el vehículo blindado. Cada paso parecía costarles, como si con cada movimiento se alejaran no solo físicamente sino emocionalmente de sus amigos y de la lucha que aún continuaba. Subieron al vehículo, y con una última mirada hacia Kagami y el resto del grupo, cerraron la puerta con un golpe que sonó definitivo.
Desde la distancia, el grupo observó cómo el vehículo se alejaba, su silueta robusta desvaneciéndose entre el humo y las sombras proyectadas por el fuego.
El grupo de amigos, tras asegurarse de que Patricia y Hiyori ya no estaban, volvió su atención hacia la ciudad en llamas. Kagami, con una expresión resuelta, se giró hacia sus compañeros.
"Bien, ya se fueron. Es hora de empezar," anunció, tronando sus dedos con un gesto decidido. Pero justo entonces, su atención fue desviada por una figura conocida en medio del caos. A lo lejos, el padre de Misao luchaba valientemente, blandiendo su gran espada contra un grupo de enemigos que parecían inagotables.
Kagami se golpeó la frente con la palma de la mano, frustrada. "Es tan imprudente," murmuró, aunque sabía que nada de lo que pudiera decir cambiaría la situación. Decidiendo dejarlo estar, se preparó para unirse a la pelea, pero Kosuke ya había tomado la delantera.
"¿Qué hago perdiendo el tiempo aquí?" exclamó Kosuke con impaciencia. Sin esperar respuesta, corrió cuesta abajo, sus pasos resueltos y ágiles. Saltó con destreza y aterrizó sobre el techo de un automóvil, hundiéndolo con el impacto antes de continuar su carrera hacia el combate.
Inori y Matsuri intercambiaron una mirada rápida, llegando a un acuerdo tácito. "Vamos a adelantarnos," dijo Matsuri, la determinación marcada en su voz. Inori asintió, y ambas se dirigieron rápidamente hacia la batalla, dejando a Kagami y Ryoko un momento atrás.
Ryoko, quien se había quedado junto a Kagami, observó a su alrededor antes de volver su atención hacia ella. "¿Por qué no bajas?" preguntó, su tono indicando que estaba lista para seguir al resto.
Kagami, sin embargo, no parecía presta a moverse todavía. Su mirada estaba fija en una gran roca a lo lejos, bajo la cual algo parecía moverse o brillar de manera extraña. "Ve sin mí. Te alcanzaré en un momento," respondió finalmente, sin desviar la vista del objeto que había captado su atención.
Ryoko asintió, entendiendo que Kagami tenía sus razones. Con un último vistazo preocupado hacia su amiga, se giró y se sumergió en el tumulto de la batalla, dejando a Kagami sola con sus pensamientos y la misteriosa figura cerca de la roca.
Después de que ryoko se fuera, kagami se acercó cautelosamente a la gran roca, y lo que encontró bajo su sombra le cortó la respiración. Varios soldados habían sido aplastados, sus cuerpos inmóviles y cubiertos de polvo. Sin embargo, uno de ellos aún se movía débilmente, la mitad de su cuerpo atrapado bajo el inmenso peso de la piedra. Se notaba que estaba sufriendo intensamente, cada respiración un testimonio de su dolor.
Con pasos lentos y pesados, Kagami se arrodilló al lado del soldado herido. Mirando sus ojos, que aún brillaban con un atisbo de vida, le preguntó suavemente, "¿Puedo hacer lo que estoy pensando a hacer?" Su voz era baja, cargada de un peso emocional profundo.
El militar, con su mirada fija en Kagami, asintió con dificultad. Sus ojos transmitían gratitud y una resignación sombría ante su inevitable destino. Kagami encontró una pistola tirada a un lado, seguramente del mismo soldado. Con manos temblorosas, la recogió y la apuntó hacia él.
Antes de apretar el gatillo, susurró, "Lo siento."
El soldado, con voz entrecortada y débil, apenas logró articular un "gracias" antes de cerrar los ojos, preparándose para el final.
Con un profundo suspiro y una lágrima deslizándose por su mejilla, Kagami apretó el gatillo. El sonido del disparo resonó abruptamente, marcando el fin del sufrimiento del soldado.
Tras cumplir con el acto de misericordia, Kagami se quedó un momento en silencio, observando la escena con un semblante sombrío. Luego, dejó la pistola a un lado, juntó sus manos y cerró los ojos. Comenzó a murmurar una oración por las almas de los caídos, pidiendo paz y descanso eterno para ellos en el más allá.
Mientras Kagami terminaba su oración, se levantó lentamente, su mente aún pesada por la acción que acababa de realizar. No era la primera vez que enfrentaba la muerte en el campo de batalla, pero la gravedad de quitar una vida, especialmente bajo tales circunstancias, siempre dejaba una marca profunda en su espíritu.
Desviando la mirada del lugar donde había terminado el sufrimiento del soldado, Kagami notó algunas armas dispersas cerca de los cuerpos de los militares caídos. Se acercó con pasos firmes y recogió cuatro armas. Sabía que cada herramienta que pudiera utilizar significaría una mayor probabilidad de supervivencia y éxito en la misión. Con movimientos metódicos, colocó dos de las armas en su espalda y las otras dos en holsters a ambos lados de sus brazos, asegurándose de que estuvieran accesibles.
Justo cuando estaba ajustando la última arma, su comunicador comenzó a vibrar. Era Koji. Rápidamente, activó el dispositivo y llevó el receptor a su oído.
"Kagami, estamos listos para el ataque. ¿Damos la orden de avanzar?" preguntó Koji, su voz llena de anticipación y urgencia.
Kagami, se tomó un momento antes de responder. Miró a su alrededor, evaluando la situación y las posibles consecuencias de iniciar un ataque en ese momento.
"Todavía no," dijo finalmente, su voz firme a pesar de la vacilación interna.
"De acuerdo," respondió Koji, aunque se notaba una ligera decepción en su tono.
Luego, la llamada se cortó, dejando a Kagami sola con sus pensamientos una vez más.
Después de eso kagami comenzó a bajar a máxima velocidad, dejando polvo detrás de ella, y en unos segundos aterrizo en tierra firme y llegó al campo de batalla y presencio lo siguiente:
Koji estaba en pleno combate, usando sus puños con precisión quirúrgica. Cada golpe que lanzaba derribaba a un enemigo, moviéndose con una mezcla de furia y técnica que limpiaba el camino frente a él.
Ryoko, por su parte, demostraba su habilidad en el arte de la evasión y la rapidez. Su agilidad le permitía esquivar ataques con una gracia casi felina. En un movimiento fluido, saltaba sobre sus oponentes, agarrándolos del cuello con ambos brazos y girando con fuerza hasta que el crujido anunciaba el fin del enfrentamiento.
Más allá, Matsuri e Inori combatían codo con codo. La coordinación entre ellas era impecable, intercambiando oponentes con una sincronía que desorientaba y dominaba a sus adversarios. Cuando un grupo de cinco hombres se abalanzó sobre Inori, ella no vaciló; agarró las manos de Matsuri y la giró con fuerza, transformando el movimiento en un torbellino que mandó a los atacantes al suelo con un golpe devastador. Matsuri, aprovechando el impulso, se lanzó hacia otro enemigo, dejándolo incapacitado en un instante.
El padre de Misao era un espectáculo aparte. Con su gran espada en mano, se enfrentaba a varios enemigos simultáneamente. La manera en que manejaba el arma era un arte; cada balance, cada golpe, estaba perfectamente calculado, y su resistencia parecía inagotable, cada movimiento de su espada dejaba a otro enemigo en el suelo, incapaz de levantarse.
"Woaaaa…" kagami dijo asombrada ya que era la primera vez que pelaban así a campo libre, sin tener que contenerse.
Pero kagami sin nada mas que decir llego a donde estaban sus compañeros. Kosuke, quien ya estaba profundamente involucrado en el combate, notó su llegada y le lanzó una rápida mirada.
"¡Por fin vienes!" exclamó Kosuke, esquivando un golpe y respondiendo con un contraataque certero.
Ryoko, con la agilidad de una acróbata, luchaba cercana a Kosuke. Al ver a Kagami, sonrió ampliamente mientras seguía enfrentándose a los enemigos. "¡Bienvenida, Kagami-sempai!" gritó enérgicamente, torciendo el cuello de otro adversario con un giro rápido y eficiente.
De repente, un grupo de enemigos lanzó un ataque sorpresa desde atrás. Kagami, con reflejos agudos, los detectó en el último momento. Sin dudarlo, utilizó una de las armas que había recogido para atravesar al hombre más cercano. A medida que los demás enemigos avanzaban, ella se movía con una destreza impresionante, esquivando ataques mientras disparaba. Cada bala encontraba su objetivo, derribando a los atacantes uno tras otro con una velocidad asombrosa.
Y después kagami noto un nuevo grupo de enemigos a unos 40 metros de distancia, Kagami soltó el arma que estaba usando y rápidamente sacó otra de su espalda. Con movimientos fluidos, recargó la nueva arma y apuntó con precisión. El disparo que siguió no solo acertó al blanco, sino que también impactó en un depósito de municiones cercano, generando una explosión masiva que iluminó el campo de batalla y envió a los enemigos restantes al suelo.
Después de un rato de pura batalla, el grupo de combatientes formó un círculo, cada uno recuperando el aliento y evaluando el daño. Kagami, con un gesto decidido, desechó su arma desgastada al suelo.
Kosuke, impaciente como siempre, frunció el ceño. "Siempre son demasiado lentos para atacar," murmuró, pasando una mano por su cabello lleno de polvo y sudor.
Matsuri e Inori, que se habían movido juntas durante toda la lucha, se acercaron. "Parece que acabamos con todos ellos," dijo Inori, observando el área con cautela.
El padre de Misao, se unió al grupo, su espada aun goteando sangre. Con un profundo suspiro, soltó su arma, dejándola caer al suelo con un golpe sordo. "Estos apenas sirvieron de calentamiento," gruñó, su voz resonando con frustración.
Un silencio tenso cayó sobre el grupo. De repente, una figura encapuchada emergió de entre las sombras, deteniéndose frente a ellos. "Parece que han acabado o dañado a mis hijos," dijo el hombre con una voz serena, antes de sonreír. "Son interesantes... Nunca me aburriría de ver esto todos los días."
Matsuri dio un paso adelante, su mirada fija en el hombre encapuchado. "¿Eres el jefe? Ahorraríamos más trabajo si te entregas ahora," desafió con firmeza.
El padre de Misao, sin decir una palabra, reaccionó. Se agachó ligeramente y, con un gruñido, lanzó su espada con toda su fuerza hacia el hombre encapuchado. La espada voló con una velocidad increíble, pero para sorpresa de todos, el hombre la atrapó con ambas manos, aunque el impacto lo clavó en el suelo.
Kagami observó, impresionada, pensando para sí misma, "Ni yo misma podría haber detenido eso, y mucho menos con esa velocidad."
Kosuke, igualmente sorprendido, apenas murmuró, "Increíble..."
Todos en el grupo adoptaron posiciones de combate, preparados para cualquier cosa. El hombre encapuchado, con una sonrisa, devolvió la espada a su dueño con un movimiento fluido y casual. "Sería aburrido si yo luchara," declaró con confianza, "ya que ninguno de ustedes es rival para mí."
El hombre devolvió la espada al padre de Misao con un gesto despectivo y lanzó un desafío audaz al grupo. "¿Quieren capturarme a mí? Entonces, quiero ver cómo se enfrentan a ellos."
Con un chasquido de sus dedos, la situación escaló rápidamente. Varios hombres surgieron de las sombras, pero no eran cualquier grupo de combatientes. Entre ellos estaban los graduados 3, 2 y 1 con los que antes pelearon, ya conocidos por su destreza y brutalidad. Pero lo que realmente captó la atención del grupo fue el hombre de 1,75 metros de altura, cuya musculatura y venas resaltaban, prometiendo un combate de proporciones épicas.
El hombre encapuchado, antes de retirarse, se dirigió al hombre musculoso con un tono que mezclaba diversión y desafío. "Puedes divertirte tanto como quieras," le dijo, dando a entender la magnitud del enfrentamiento que estaba por comenzar.
El hombre de 1,75 metros asintió lentamente, y junto con los otros graduados, empezó a caminar hacia Kagami y su grupo. Sus pasos eran lentos al principio, casi como si midieran la determinación de sus oponentes. Sin embargo, con cada paso que daban, la velocidad aumentaba, la tensión crecía y la expectativa de la batalla se intensificaba hasta que, de repente, rompieron a correr.
Kagami y su grupo no se amedrentaron. Se pusieron en posiciones de combate, mientras corrían, listos para enfrentar la amenaza que se les venía encima. Kosuke ajustó su postura, sus ojos brillaban con anticipación del combate. Ryoko flexionó sus músculos, preparándose para utilizar su agilidad y destreza. Inori y Matsuri se colocaron una al lado de la otra, listas para luchar codo a codo como lo habían hecho siempre. El padre de Misao, con su espada en mano, gruñó listo para lo que se iba a venir.
Con un choque resonante, el grupo de Kagami se enfrentó al avance de los combatientes de élite. El aire se llenó de sonidos de golpes, esquivas y el metálico clangor de la espada. Cada movimiento era una prueba de habilidad y resistencia, y el campo de batalla se convirtió en un torbellino de violencia y estrategia.
Los hombres que se quedaron atrás estaban burlándose por que ellos eran mas y ellos apenas 6 y cuando los hombres iban a atacar en masa 1 de los hombres cayo en el suelo y los hombres giraron por donde vino el disparo y vieron a otro grupo de 20 personas y 1 que estaba en la cima de ellos y el grupo empezó a correr contra el enemigo, el enemigo hizo lo mismo y en un abrir y cerrar de ojos los 2 grupos chocaron en un combate a puño limpio. Koji se separo del grupo y se puso en medio de la batalla de la familia de kagami.
Koji: ¡Lamento llegar sin esperar la orden, Kagami!
Kagami: No te preocupes, Koji. De hecho, estaba a punto de llamar refuerzos. Buena timing.
Inori: Koji, ¿puedes apoyar al padre de Misao? ¡Está enfrentándose al tipo más grande!
Koji: ¡Claro! Estoy en eso.
Koji se lanzó hacia donde el padre de Misao y el hombre musculoso de 1.75 metros seguían enfrentándose. Mientras corría, Koji disparaba con precisión, eliminando enemigos que intentaban interceptarlo. El sonido de las balas mezclado con los golpes contundentes resonaba por todo el lugar.
Al llegar al lado del padre de Misao, Koji evaluó rápidamente la situación. El padre de Misao estaba luchando valientemente, pero el hombre musculoso era un oponente formidable, cada golpe que daba parecía capaz de derribar edificios.
Koji: ¡Señor, necesitamos una estrategia!
El padre de Misao, sin dejar de enfrentarse a su adversario, gruñó en señal de aprobación. Juntos, comenzaron a coordinar sus ataques para tratar de desbalancear al gigante.
En otro lado:
El sonido de los pasos resonaba en el bosque, cuando Hiyori y patricia hicieron su aparición, al parecer el auto en el que estaban se quedo sin combustible y comenzaron a caminar, en eso descubrieron una estructura oculta que parecía un refugio militar improvisado. Dentro de este, se toparon con una escena inesperada y un encuentro sorprendente.
Minoru: "colgado desde un árbol, sonriente" ¡Así que ustedes son Patricia y Hiyori!
Patricia: "mirando hacia arriba, sorprendida" ¿Tu eres Minoru?
Minoru saltó hábilmente desde el árbol y aterrizó frente a ellas con una sonrisa.
Minoru: ¡Me halaga que recuerdes mi nombre! Pero, ¿qué las trae por aquí?
Hiyori: Venimos de muy lejos... hemos tenido problemas.
Minoru: "mirando a las dos, percibiendo algo más en sus palabras" No se preocupen, solo pasen.
Al entrar más profundamente en la guarida, Patricia y Hiyori se quedaron atónitas al ver lo siguiente:
La pelea entre Misao y Konata era un torbellino de energía y rapidez, marcada por una mezcla de técnica y puro ímpetu. Konata, conocida por su agilidad y destreza en videojuegos, trasladaba esas habilidades al mundo real con movimientos rápidos y estratégicos, bueno eso era antes, pero ahora es el doble más rápida que antes. Ella saltaba y esquivaba, usando su entorno a su favor, moviéndose alrededor de Misao con una gracia juguetona.
Konata: "riendo mientras esquiva un golpe" ¡Vamos, Misao! ¿Es todo lo que tienes?
Misao: "con un grito de batalla, lanzando otro ataque" ¡Aún no has visto nada!
Misao, por su parte, era más directa y fuerte, utilizando su fuerza y resistencia para intentar atrapar a Konata. Sus golpes, aunque menos precisos, eran poderosos y bien calculados, intentando prever y cortar los movimientos de Konata. Cada vez que parecía acorralar a Konata, esta última utilizaba su ingenio para escapar, manteniendo el enfrentamiento equilibrado y emocionante.
Por otro lado, la pelea entre Miyuki e Ayano era un espectáculo de técnica y defensa. Miyuki, siempre precisa y metódica, utilizaba su conocimiento de artes marciales para bloquear y esquivar los ataques de Ayano con elegancia. Sus movimientos eran calculados y fluidos, mostrando un control impresionante sobre su cuerpo.
Miyuki: "calmada, bloqueando un golpe" Creo que debes concentrarte más en tu objetivo, Ayano.
Ayano: "concentrándose, intentando un nuevo enfoque" Lo intento, ¡pero eres muy buena en esto!
Ayano, animada y llena de energía, intentaba varias estrategias para romper la defensa de Miyuki. Aunque menos experimentada, su capacidad para adaptarse y su inagotable energía hacían de ella una oponente formidable. Ayano no dejaba de sonreír, incluso cuando sus intentos eran frustrados, disfrutando claramente del desafío que Miyuki representaba.
Y en unos breves segundos minoru interrumpe:
Minoru: "aplaudiendo" ¡Excelente demostración, chicas! Tómense un descanso, se lo han ganado.
Las 4, sudorosas y respirando pesadamente, caminaron hacia donde Minoru había preparado algunas botellas de agua. Cada una tomó una y empezaron a hidratarse, mientras el ambiente se relajaba un poco tras la intensa sesión de entrenamiento, en eso konata ve a patricia y a Hiyori.
Konata: "Hola chicas, es un milagro encontrarlas por aquí, ¿Cómo están?" con un tono un poco nervioso, golpeando el brazo de misao para que diga algo.
Misao: "Hola…" pero misao no sabia que decir, pero mas se cayo por que tenia miedo de que se le escapara algo innecesario.
Miyuki: "Buenas tardes, chicas… las veo cansadas… tomen" extendiendo su brazo con una botella que Hiyori recibió y tomo, ayano le dio uno a patricia y ella también hizo lo mismo que Hiyori, ambas demostrando su generosidad.
Todas las chicas se reunieron y patricia hablo:
Patricia: ¿Tengo muchas preguntas ahora, como es que terminaron aquí? Un poco exaltada por el momento.
Konata: "Bueno pasaron unas cosas y terminamos aquí" dijo rascándose su nuca.
Hiyori: "Lo más sorprendente para mí fue ver a miyuki y ayano pelear, porque es muy raro de que miyuki pelee"
Miyuki solo se rio al tal comentario y asintió de que era verdad, pero tenia sus razones de lo que ella no puede contar, ayano era el mismo caso, solo que ella fue mas directa diciendo de que quería un cambio de aires o algo así, no se preguntaron por misao porque ya la conocían como es, bueno no del todo y en eso cuando ellas estaban hablando entre ellas, minoru noto algo extraño en la espalda de Hiyori y todas la miraron, preocupadas porque pensaron que Hiyori estaba herida o algo y en eso Hiyori responde.
Hiyori: "mirando su mancha de sangre" Oh, esto no es nada grave, solo es de alguien más...
Las chicas se mostraron aliviadas al escuchar que Hiyori estaba bien, pero la preocupación aún se reflejaba en sus rostros. Patricia se adelantó, preparándose mentalmente para explicar la situación, se estaba preparando desde que las vio.
Patricia: "interrumpiendo" No se preocupen, no es de ella. De hecho... "suspira" necesito contarles algo importante.
Todas se acercaron, capturadas por la seriedad de la voz de Patricia.
Patricia: "suspirando desde el principio" Kagami y su grupo... nos protegieron en un enfrentamiento antes de llegar aquí. Y ahora, ellos están... están peleando. No puedo dejar de pensar en ellos, realmente me preocupa lo que pueda estar pasando.
Konata se alarma al escuchar eso y las demás chicas también tuvieron la misma reacción.
Konata: "alarmada" ¿Dónde están peleando? ¿Están bien?
Misao: ¿Podemos ir a ayudar?
La preocupación se esparció rápidamente entre el grupo, todas comenzaron a hacer preguntas similares, mostrando su disposición a unirse al combate.
Minoru: "levantando una mano para calmar los ánimos" Sé lo que están pensando, pero no puedo permitirles que vayan. Es demasiado peligroso, y su seguridad es mi responsabilidad.
Konata: "frustrada" ¡Pero no podemos quedarnos aquí sin hacer nada si nuestros amigos están en peligro!
Misao: "decidida" Minoru, ¡tenemos que hacer algo!
Minoru: "firme" Lo entiendo, y no los estoy deteniendo por capricho. Pero simplemente no puedo dejarles ir ahí, ya que kagami se molestaría y además si se entera que yo las entrene, posiblemente me vaya a matar.
Konata: "gritando, frustrada" ¡No puedo quedarme aquí sin hacer nada!
En un instante, Konata cargó hacia Minoru con una velocidad asombrosa, lanzando una serie de golpes y patadas rápidas. Su determinación era clara, pero Minoru, con una calma impresionante, logró esquivar y bloquear cada intento con una mano.
Minoru: "calmado, bloqueando a Konata" Konata, entiendo tu frustración, pero esto no nos llevará a ningún lado y además si fueran allí serian superadas en unos instantes, solo piensa si ni siquiera pudiste acertarme un golpe, ¿crees que podrás derrotarlos a ellos, que están en un nivel mucho más superior al mio?.
Konata: "respirando agitadamente" ¡No es justo! ¡Debemos estar allí ayudando!
Misao: "interviniendo" ¡Konata, detente! Esto no está ayudando.
En eso miyuki se acerca lentamente hacia minoru y dice lo siguiente.
Miyuki: "mirando a Minoru con seriedad y compasión" Minoru-san, por favor, ¿podríamos al menos verificar que están bien? Solo para estar seguras.
Minoru se quedó unos momentos en silencio y desvió la mirada hacia Konata, quien parecía a punto de romperse emocionalmente. Patricia estaba igualmente angustiada, y las otras mostraban signos claros de preocupación. Con un suspiro pesado y una mano en la cabeza, indicativo del estrés que estaba manejando, Minoru finalmente cedió.
Minoru: "suspirando y rascándose la cabeza" Está bien. Pero será bajo una condición: solo vamos a observar si están bien y luego nos regresamos. ¿Entendido?
Konata: "limpiándose los ojos, con voz temblorosa" Sí, entendido. Solo quiero saber que al menos están a salvo.
Misao: "asintiendo con determinación" Claro, Minoru. Solo mirar, nada de intervenir, lo dijo con una sonrisa.
Ayano: "aliviada" Gracias, Minoru-san. Solo queremos asegurarnos.
De regreso a la escena donde se encuentra kagami y los demás.
De fondo se escuchaba el sonido de algo golpeando hierro y el sonido de los puños chocando entre si y en unos segundos el padre de misao entra en escena.
Padre de Misao: "bloqueando otro golpe poderoso, con su gran espada" ¡Es muy duro! Cada golpe suyo podría derribar un muro fácilmente y me esta haciendo retroceder y ya me estoy comenzando a cansar.
Koji: "acercándose sigilosamente por detrás" He notado algo, está concentrándose demasiado en tu espada. Podría estar solo jugando con nosotros, evaluando nuestras capacidades.
Padre de Misao: "sonriendo a pesar de la intensidad del combate" Eso podría ser una ventaja. Si cree que solo tengo esto para ofrecer, podría sorprenderlo.
Koji: "esquivando un golpe que iba dirigido hacia él, mientras dispara desde lejos, pero el de 1,75 lo esquiva" Necesitamos encontrar una manera de distraerlo. Tal vez si atacamos en conjunto…
Padre de Misao: "preparándose para otro choque" Buena idea. En el próximo golpe, finge un ataque frontal. Yo iré por la izquierda.
Koji: "asintiendo" Entendido. ¡Vamos allá!
Ambos se preparan y ejecutan el plan. Koji hace un amago de ataque directo, corriendo hacia el enemigo con un grito de guerra, distrayendo al de 1,75 quien gira su atención hacia él por un instante. En ese breve momento, el Padre de Misao aprovecha para intentar un golpe lateral, buscando un punto débil en la defensa de su adversario.
Koji: "gritando mientras ataca" ¡Ahora!
El golpe del Padre de Misao se acerca al enemigo, pero el de 1,75 reacciona rápidamente, bloqueando el ataque con una agilidad sorprendente para su tamaño.
1,75: "riendo mientras bloquea" No está mal, pero van a tener que hacerlo mejor que eso.
Koji: "retrocediendo para reunirse con el Padre de Misao" Parece que vamos a necesitar una estrategia mejor.
Padre de Misao: "respirando hondo" Vamos a necesitar algo más que fuerza bruta para derribar a este gigante. ¿Algún otro plan?
Koji: "ninguno por el momento" Dice mientras se giraba para ver al 1,75 pero esta ya no estaba y en unos breves instantes el de 1,75m apareció enfrente de ellos, pero había algo diferente y tanto el padre de misao y koji, vieron todo su alrededor oscurecerse, cuando se escucho el sonido de algo romperse.
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En unos minutos un auto llega cerca de la zona donde estaba kagami y el grupo.
Minuro y las demás chicas llegaron al lugar, pero cuando bajaron la mayoría de las chicas bajaron y se quedaron cerca de un risco no tan alto, minoru aparece detrás de ella y comienza ver todo el destrozo en la ciudad de Tokio y las chicas también se quedaron atónitas por lo que se veía en toda la zona, enemigos ya sin vida en el suelo, armas tiradas por todos lados, carros de policía y de militares abandonados, algunos estaban en llamas y en eso minoru habla.
Minoru: "mirando a su alrededor" Esto está demasiado tranquilo. Algo no está bien...
Konata: "mira a su alrededor, ansiosa" ¿Dónde están los demás? ¿Y esa pelea?
Miyuki: "con preocupación" Deberíamos tener cuidado, podría haber más enemigos cerca.
Ayano: "mirando hacia donde Minoru observa" Sí, algo no me gusta de todo esto.
Misao: "frustrada" Pero… ¿dónde está Kagami? ¡Deberíamos encontrarla ya!
Hiyori: "temblorosa" Espero que estén todos bien...
Patricia: "tratando de mantener el ánimo" ¡Vamos, chicas! ¡Mantengamos la esperanza!
De repente, un fuerte zumbido de algo moviéndose a alta velocidad se hace más y más claro, aproximándose rápidamente a su ubicación.
Minoru: "alerta" ¡Todos, agáchense ahora!
Instintivamente, todas obedecen y se agachan. Cuando las chicas se agacharon, la figura impactó con gran fuerza, causando un estruendo ensordecedor. El choque generó un remolino de polvo y hojas, y al levantarse, pudieron ver la destrucción que había dejado a su paso: árboles partidos y ramas esparcidas por doquier. Con cautela, guiados por Minoru, comenzaron a adentrarse en el área afectada, observando los daños con detenimiento.
A medida que inspeccionaban el lugar, todo parecía tranquilo, demasiado silencioso, casi como si la naturaleza misma contuviera el aliento. Estaban a punto de dar media vuelta y retirarse, pensando que quizás el peligro había pasado, cuando Hiyori sintió algo líquido y tibio chorrear sobre su cabeza.
Hiyori: "tocándose la cabeza, sorprendida" ¿Qué es esto...? "Mira su mano, ve sangre, y alza la vista" ¡Aaah!
Konata: "corriendo hacia Hiyori" ¿Qué pasa? ¿Estás bien?
Hiyori: "señalando hacia arriba, horrorizada" ¡Miren allí arriba!
Todos dirigen sus miradas hacia donde señala Hiyori y descubrieron a Kagami colgando de una rama, su rostro y ropa manchados de sangre. Cada vez que tosía, botaba sangre que se escapaba de su boca y jadeaba con dificultad, luchando por cada aliento mientras sus amigos miraban horrorizados.
Konata: "gritando, con lágrimas en los ojos)" ¡Kagami! ¡No!
Capítulo 20: decepción en el campo y ¡¿una declaración inesperada?!
Avance de la Historia.
"Hola, soy Kagami. La batalla fue más dura de lo que esperábamos y, sinceramente, nos dejaron en bastante mal estado. Aun así, hay muchas cosas sin resolver y preguntas que necesitamos contestar. Aquí les dejo algunas preguntas como tipo spoiler del siguiente capitulo:
¿Quién es el misterioso hombre de 1,75 metros y qué busca realmente?, ¿Cómo se recuperarán mis amigos y yo de las heridas físicas y emocionales de este encuentro?, ¿Qué medidas tomará Minoru y el resto del grupo?, ¿Qué secretos aún no hemos descubierto sobre las habilidades?
Espero que podamos encontrar respuestas pronto y estar listos para lo que sea que venga después. Gracias por seguir con nosotros en esta difícil aventura."
¡Manténganse al tanto para más actualizaciones y revelaciones en nuestra historia!
-Capítulos que quedan: 30 capítulos todavía quedan.
Akira: Espera falto y…
