Capítulo 20: decepción en el campo y ¡¿una declaración inesperada?!
Después de lo que paso en el capítulo anterior, kagami ya hacia ahí colgando en la rama, las amigas de kagami están preocupadas y aterradas por lo que le paso y minoru dio un paso firme diciendo lo siguiente.
Minoru: (dirigiéndose cerca del árbol) Quédense aquí y mantengan la calma. Yo subiré.
Con decisión, Minoru se agacha ligeramente y da un salto ágil, apoyándose en la rama junto a donde Kagami está colgando. Con cuidado, toca su hombro para verificar su estado.
Konata: (ansiosa) ¿Está bien, Minoru?
Antes de que Minoru pueda responder, Kagami de repente levanta la vista. A pesar de sus heridas visibles y su apariencia debilitada, sus ojos muestran una chispa de vitalidad desconcertante. Con un movimiento rápido e inesperado, se lanza hacia Minoru.
Kagami ataca ferozmente, y Minoru, sorprendido, comienza a defenderse. Las chicas abajo gritan y se preocupan, incapaces de entender la repentina agresividad de Kagami.
Misao: (gritando) ¡Minoru, ten cuidado!
Minoru intenta calmar a Kagami, esquivando y bloqueando sus ataques como puede, pero Kagami, impulsada por una fuerza inexplicable, sigue presionando. Justo cuando parece que Kagami va a asestar un golpe crítico, su fuerza se agota y se desploma, cayendo al suelo, Kagami en un instante, golpea el suelo y comienza a toser violentamente, expulsando sangre de su boca, lo que aumenta la preocupación y el pánico entre sus amigas. Mientras jadear y luchar por recuperar el aliento, sus ojos se abren y vagamente reconoce a las figuras borrosas que se aglomeran a su alrededor. Con la voz rasposa y apenas audible, confundida, murmura:
Kagami: (con dificultad) ¿Qué... qué hacen aquí?
Kagami, aun tosiendo y luchando por respirar, pasa su mano por el rostro, intentando limpiar la sangre que le dificulta la visión. Sus movimientos son torpes y debilitados, pero con un esfuerzo visible se pone de pie, tambaleante. Las chicas a su alrededor reaccionan con horror, intentando sostenerla y persuadirla de que permanezca en el suelo.
Misao: (preocupada) Kagami, ¿volver a dónde? No estás en condición de ir a ningún lado.
Kagami: (mirando directamente a Minoru, con determinación) Minoru llévatelas… de aquí… tengo que regresar a pelear.
Patricia: (interviniendo rápidamente) ¡No, Kagami! No en este estado. No puedes ir a pelear así. Es demasiado peligroso.
Konata: (asintiendo, con lágrimas en los ojos) Por favor, detente, Kagami. No ahora. No así.
Kagami, ignorando sus súplicas, intenta avanzar, pero su cuerpo no responde como ella quisiera. Su fuerza falla y casi cae, pero comenzó a caminar torpemente, pero avanzo hacia adelante, las chicas voltearon a ver minoru que solo estaba observando con cara seria y ella suplicaban a minoru de que la detenga, minoru solo suspiro y fue a por kagami, deteniéndola y le dice que al menos descanse un poco.
Minoru, con firmeza, pero también con preocupación, intenta bloquear el paso de Kagami para que descanse, pero ella, visiblemente agitada y casi molesta, le grita.
Kagami: (gritando) ¡Hazme caso y vete! (con voz casi audible) Mientras ellos están peleando a muerte, yo estoy aquí, desperdiciando tiempo y ...
Kagami no logra terminar su frase cuando otro estruendo interrumpe el tenso ambiente. Todos giran sus cabezas hacia la dirección del ruido. Corren hacia el lugar, y lo que ven les sorprende: el padre de Misao, visiblemente lastimado, con moretones y heridas, apoyándose en su espada gigante que ahora muestra señales de batalla, magullada y con algunas rajaduras.
Misao: (Al darse cuenta de quien era, corrió hacia su padre, asustada) ¡Papá! ¿Qué pasó? ¿Estás bien?
El padre de Misao, respirando con dificultad, intenta sonreír para tranquilizar a su hija, pero el dolor es evidente en su rostro. Con la voz casi quebrada por el esfuerzo y la tensión del momento, Kagami se las arregla para hacer una pregunta crucial, su voz apenas audible entre la confusión.
Kagami: ¿Cuál es la situación exactamente?
El padre de Misao, apoyándose aún en su espada, mira a su alrededor asegurándose de que todos estén atentos antes de responder. Su voz es grave, cargada de una urgencia palpable.
Padre de Misao: Apenas logramos sobrevivir. Fue... fue más de lo que esperábamos y la razón por la que todavía estoy vivo... (hace una pausa y saca un frasco pequeño de su bolsillo).
Con un gesto rápido, lanza el frasco hacia Kagami y Minoru, quienes lo atrapan al vuelo, examinándolo con intensidad
Kagami y Minoru (al unísono): La inyección del diablo...
Minoru: (Asombrado) Asi que te lo inyectaste…
Padre de misao: (suspirando) Ese hombre gigante antes de que escapara, me dio un golpe con todas sus fuerzas, pero lo bloquee con la espada, pero aun asi lo mando a volar.
Kagami al ver la valia del hombre se anima a preguntar algo que tenia hace mucho en su cabeza.
Kagami: ¿Cuál es tu nombre?
Padre de miso: Me llamo Genzo Kusakabe. Ex militar y el padre de misao, un gusto.
Kagami: (indiferente) Eso ya lo sabía… pero… bueno, si es cierto lo que dices… puedo estar un poco tranquila. (sentándose en el suelo con dificultad, a pesar del hecho que sus amigas aun siguen atrás preocupadas, pero por alguna razón no podían acercarse a kagami, solo podían quedarse ahí observando.
Después de un breve momento de descanso, Genzo vuelve a mirar a Kagami, esta vez con una sonrisa irónica en el rostro.
Genzo Kusakabe: (riendo suavemente) Vaya, parece que estás en peores condiciones que yo.
Aunque, entiendo ya que ese hombre gigante te golpeó directamente en toda la cara. Me sorprende que sigas con vida a pesar del golpe.
Kagami asiente, reconociendo la gravedad de la cual sobrevivió, kagami después se quedó observando como el sol comenzaba a descender para después de que el cielo se tornara de naranja, después de unos segundos más, kagami habla.
Kagami: (mirando a Genzo) Deberíamos bajar para ver cómo están los demás.
Después de que Genzo asiente, Kagami se gira y camina hacia donde están Minoru y sus amigas. A medida que se acerca, su expresión se vuelve más seria, y con un suspiro profundo, se inclina ligeramente ante ellas, disculpándose.
Kagami: (seriamente) Lo siento mucho... por mi egoísmo y mi ignorancia. No debí haber actuado sola.
Konata, Misao, Ayano, Miyuki, Patricia y Hiyori, aunque claramente preocupadas, sonríen con alivio al ver que Kagami está a salvo y muestra arrepentimiento.
Konata: Está bien, Kagami. Lo importante es que estás aquí con nosotros ahora.
Misao: Sí, no te preocupes. Todos cometemos errores cuando estamos bajo presión.
Ayano: Lo importante es que estás segura.
Miyuki: (preocupada) ¿Estás segura de que no necesitas ver a un médico ahora?
Kagami, aunque claramente agotada y dolorida, sacude la cabeza con determinación.
Kagami: No, por el momento puedo aguantar un rato más. Hay cosas más importantes que necesitamos atender ahora.
Patricia: Solo asegúrate de decirnos si te sientes mal, ¿vale?
Hiyori: Y vamos a estar aquí para ti, no importa qué.
Despues de lo que paso minoru toma una decisión:
Minoru: (decidido) Voy con ustedes.
Genzo Kusakabe: (asintiendo con seriedad) Está bien, pero tendrás que cuidar de las chicas por si algo sucede.
Genzo luego dirige su mirada hacia Kagami, preocupado por su estado.
Genzo Kusakabe: ¿Estás segura de que estás bien para continuar?
Kagami: (asintiendo con firmeza) Sí, todavía puedo seguir.
Juntos, Kagami, Minoru y Genzo bajan rápidamente, aterrizando en el suelo con agilidad. Las otras chicas, Konata, Misao, Ayano, Miyuki, Patricia y Hiyori, se toman un poco más de tiempo para descender y se reúnen con el grupo al pie de la colina.
A medida que se acercan a la ciudad, el ambiente se vuelve más sombrío. Los estragos de la batalla son evidentes, con escombros y daños dispersos por doquier. Genzo, consciente del impacto emocional que las escenas de destrucción pueden tener, les advierte con cautela.
Genzo Kusakabe: (mirando hacia la ciudad) Chicas, intenten no mirar mucho al suelo. Hay cosas que podrían... traumarlas.
Mientras las chicas evitan mirar los estragos directamente, Kagami y Genzo escudriñan su entorno en busca de signos de sus compañeros. El silencio pesa en el aire, roto solo por los sonidos distantes de la ciudad en crisis.
Después de un largo recorrido por las calles desoladas y llenas de escombros, Genzo se detiene abruptamente al ver un charco de sangre que se extiende desde un callejón cercano hacia donde están. Con una expresión grave, llama a Kagami y Minoru para que se acerquen.
Genzo Kusakabe: (con voz tensa) Kagami, Minoru, vengan aquí.
Los dos se apresuran al lado de Genzo, y juntos se adentran en el callejón donde descubren una escena desgarradora. Tumbado en el suelo, con una katana ensartada en el abdomen, yace Kosuke, uno de sus compañeros, inconsciente y gravemente herido.
Kagami: (sorprendiéndose) ¡Kosuke!
Minoru: (acercándose rápidamente para examinarlo) Tenemos que ayudarlo, ¡rápido!
Kagami, aunque visiblemente sacudida, toma la iniciativa con determinación. Se agacha junto a Kosuke, evaluando rápidamente su estado mientras Minoru busca algo con qué cubrir la herida y presionar para detener el sangrado.
Kagami: (dándole instrucciones a Minoru) Necesitamos algo para presionar aquí, y rápido. Busca cualquier tela limpia.
Mientras Minoru busca frenéticamente algo útil, Genzo se mantiene vigilante, observando los alrededores por si hay más peligros. Las chicas, alertadas por la tensión, se acercan, pero Genzo las detiene con un gesto.
Después de unos momentos angustiosos, Kosuke empieza a recobrar la conciencia. Kagami, aliviada pero todavía preocupada, está a su lado inmediatamente.
Kagami: (apresuradamente) Kosuke, no te muevas. Si te mueves, la katana puede hacerte más daño.
Kosuke: (con voz débil, pero firme) Cállate... no es tiempo de preocuparse por mí. Preocúpense por Ryoko...
Levantando débilmente su brazo, Kosuke señala hacia una tienda dañada no muy lejos de donde están. Kagami sigue la dirección de su gesto y asiente, entendiendo la gravedad de la situación.
Kagami: (dirigiéndose a Minoru) Minoru, quédate aquí y cuida de Kosuke. Yo iré a ver qué sucede con Ryoko. Chicas, manténganse cerca, pero a salvo.
Kagami se dirige rápidamente hacia la tienda indicada, su expresión marcada por la preocupación y la determinación. Minoru asiente, colocándose junto a Kosuke para estabilizarlo y mantenerlo tranquilo mientras las otras chicas observan, nerviosas y listas para ayudar en lo que puedan.
Mientras Kagami se acerca a la tienda, puede ver que parte del techo ha colapsado y hay signos de lucha en el área. Preparada para lo que pueda encontrar, respira hondo antes de adentrarse en el edificio en busca de Ryoko, Kagami se apresura a entrar en la tienda, su corazón latiendo con fuerza por la anticipación y el miedo a lo que podría encontrar. Al ver a Ryoko tendida en el suelo, sus ojos abiertos, pero sus ojos estaban dilatados, Kagami siente un escalofrío recorrer su espina dorsal.
Kagami: (susurrando) Ryoko...
Se acerca rápidamente y se arrodilla al lado de su amiga, sus manos temblando ligeramente mientras busca signos de vida. Con cuidado, coloca dos dedos sobre el cuello de Ryoko, buscando su pulso.
Kagami: (aliviada al sentir el pulso) Está viva... está viva.
A pesar del alivio inicial, Kagami se da cuenta de que Ryoko está gravemente herida y aún en peligro. Comprueba su respiración y nota que es débil pero regular.
Kagami: (hablando consigo misma) Está inconsciente, pero respira. Necesito llevarla con los demás... no puedo dejarla aquí.
Mientras Kagami intenta levantar a Ryoko, siente un agudo dolor en su propio cuerpo, un crujido que le recuerda aquel golpe que la dejo así. Por un momento, cae de rodillas, su cuerpo pidiendo un respiro. A pesar del dolor y la fatiga, se da cuenta de que no puede darse por vencida.
Kagami: (hablando en voz baja, para sí misma) No ahora... no cuando más me necesitan.
Con una respiración profunda, Kagami reúne toda la fuerza que le queda. Sabe que la adrenalina que la había estado sosteniendo está desvaneciéndose, pero la determinación de proteger a sus amigos es más fuerte que cualquier dolor físico.
Con un esfuerzo supremo, Kagami se pone de pie una vez más, ajusta su agarre, y con cuidado, pero con firmeza, levanta a Ryoko sobre su espalda. El peso es considerable, pero Kagami está resuelta.
Kagami: (respirando pesadamente) Espera, Ryoko. Te sacaré de aquí.
Con firmeza comenzó a correr a la dirección donde estaba kosuke, dejando a ryoko con cuidado al lado de Kosuke, Kagami se retira un momento para recuperar el aliento y observar a las demás chicas ayudando en la situación de emergencia. Mientras Genzo y las demás trabajan para remover los escombros, descubren a Matsuri e Inori, dos más de sus compañeros, atrapados pero vivos.
Miyuki: (acercándose a Kagami con un botiquín de primeros auxilios, que saco de una botica en ruinas) Kagami, déjame ayudar. Puedo hacer algo por Ryoko y los demás.
Kagami, visiblemente agotada pero aliviada al recordar la presencia de alguien con conocimientos médicos, asiente y le da espacio a Miyuki para que actúe.
Kagami: Gracias, Miyuki. Haz lo que puedas.
Miyuki se arrodilla al lado de Ryoko y comienza a examinarla con cuidado, comprobando sus signos vitales y evaluando sus heridas más visibles. Luego, procede a hacer lo mismo con Kosuke, Matsuri e Inori. Con mano segura y voz calmada, Miyuki instruye a las demás chicas sobre cómo ayudar.
Miyuki: Hiyori, por favor, trae más vendas de ese maletín. Patricia, necesito que mantengas presión aquí, justo en esta herida.
Las chicas trabajan bajo las instrucciones de Miyuki, cada una aportando lo que puede para estabilizar a los heridos. A pesar del caos y la gravedad de la situación, el grupo muestra una impresionante coordinación y cuidado mutuo.
Miyuki al termina de aplicar los últimos vendajes, se levanta y después al girar vio con preocupación cómo Kagami se apoya en un trozo de pared derrumbada. La expresión de Miyuki cambia a una de ansiedad al notar el estado de Kagami.
Miyuki: (acercándose a Kagami) Kagami, ¿estás bien? Te ves muy pálida.
Kagami intenta sonreír, minimizando su condición, pero su rostro no oculta la gravedad de su estado.
Kagami: (respirando con dificultad) Estoy... bien. Sólo necesito descansar un poco.
Sin embargo, Miyuki, con su entrenamiento, ve más allá de la fachada.
Miyuki: (tomando el brazo de Kagami para apoyarla) No, no estás bien. Estás sudando mucho y tus párpados están caídos. Necesitamos que un médico te vea, Kagami.
Kagami trata de disuadir a Miyuki, pero la debilidad en su voz sólo confirma la preocupación de miyuki.
Kagami: Miyuki, de verdad, puedo... (su voz se debilita y se detiene para tomar aire).
Miyuki: (interrumpiendo con firmeza) Kagami, no puedes seguir ignorando tu estado. Has hecho demasiado ya. Es momento de que alguien más tome el relevo.
Pero a pesar de los esfuerzos de miyuki, Kagami, aunque claramente debilitada, nota algo en la distancia que captura su atención, instándola a moverse a pesar de su estado. Miyuki, firme en su intento de retenerla, se sorprende por un instante ante la resolución en los ojos de Kagami. A pesar de su fatiga y dolor, Kagami muestra una determinación que Miyuki no puede ignorar por completo.
Kagami: (mirando a Miyuki) Esto es algo que tengo que hacer. Solo será esta última vez y luego descansaré, lo prometo.
Miyuki frunce el ceño, su preocupación claramente en conflicto con su deseo de apoyar a su amiga. Finalmente, con un suspiro resignado, suelta el brazo de Kagami.
Miyuki: (seria) Está bien, Kagami. Pero esto será realmente la última vez. Después, irás directo a descansar.
Kagami asiente con gratitud y se aleja rápidamente, aunque su paso es menos firme de lo usual. Gritando para llamar la atención de Genzo, quien está coordinando los esfuerzos con las chicas.
Kagami: (gritando) ¡Genzo! ¡Necesito tu ayuda aquí!
Genzo, que había estado dando instrucciones a otros rescatistas, se gira rápidamente al escuchar su nombre. Al ver a Kagami acercándose, percibe la urgencia y corre hacia ella.
Genzo: (alcanzando a Kagami) ¿Qué sucede, Kagami? ¿Qué necesitas?
Kagami señala hacia un área específica donde algo parece estar mal. Aunque debilitada, su sentido de responsabilidad hacia los demás sigue siendo fuerte. Genzo, entendiendo la gravedad de la situación, se prepara para seguir a Kagami en lo que ella ha decidido que será su último esfuerzo.
Al llegar al lugar genzo estaba confundido, ya que solo habían grandes escombros, por lo que es casi imposible que haiga sobrevivientes, pero kagami insistió que si había, señalando uno en específico y ambos trabajaron juntos para mover el gran escombro que había capturado su atención. A pesar de su estado debilitado, Kagami hizo un esfuerzo para ayudar, pero rápidamente se vio superada por su condición física, lo que resultó en un preocupante episodio donde volvió a escupir sangre. Genzo, alertado por esto, llamó de inmediato a los demás para que acudieran en su ayuda.
Genzo: (gritando) ¡Rápido, necesitamos más manos aquí!
Minoru, Misao y Konata se unieron rápidamente, y con un esfuerzo coordinado lograron levantar y apartar el pesado escombro. Al hacerlo, Genzo se asombró al ver a un grupo de personas que yacían debajo, aparentemente atrapadas pero vivas.
Kagami: (jadeando, aliviada) Me alegra que... estén a salvo.
La gente que estaba atrapada ahí era los hombres de koji, koji también estaba ahí y se recupero rapido y dijo que se quedo atrapado al tratar de ayudar y se encerraron ahí, kagami se alegro al ver a todas sus personas conocidas aún con vida.
Después de ese rescate la situación se estabilizaba con la llegada de las ambulancias y la policía, todos los afectados comenzaron a recibir la atención médica necesaria. Genzo observaba todo con una mirada agradecida pero exhausta, sabiendo que, gracias a los esfuerzos combinados, muchas vidas se habían salvado ese día.
Genzo: (mirando a Kagami) Ya has hecho más que suficiente, Kagami. Deberías estar orgullosa.
Kagami, que estaba rodeada por sus amigos y recibía palabras de aliento, solo pudo sonreír débilmente en respuesta a Genzo. Aunque intentaba mostrarse fuerte, el cansancio y las heridas acumuladas pesaban sobre ella más de lo que quería admitir.
Kagami: (sonriendo débilmente) Estoy bien, realmente me... (suspira)
En ese preciso momento, el agotamiento tomó el control y Kagami comenzó a desplomarse hacia un lado. Por suerte, Patricia estaba cerca y reaccionó con rapidez, atrapándola en sus brazos antes de que tocara el suelo.
Patricia: (sujetándola firmemente) ¡Kagami! No, no estás bien. Necesitas atención médica ahora mismo.
Rápidamente, miembros del equipo médico se acercaron con una camilla, alertados por la situación. Kagami fue cuidadosamente colocada sobre ella, mientras sus amigos la rodeaban con miradas de preocupación.
Miyuki: (preocupada) Gracias, Patricia. Kagami, solo relájate, los médicos se encargarán de todo ahora.
Kagami, aunque lúcida, no tenía energías para protestar.
Kagami: (murmurando mientras era transportada) Gracias a todos... lo siento por preocuparlos...
La ambulancia cerró sus puertas, y con una última mirada hacia sus amigos, que también eran llevados al hospital tomo un último suspiro y kagami por fin pudo descansar.
En la sombra densa del bosque, a una distancia segura de la conmoción y el caos de la ciudad, una situación completamente diferente se desarrollaba. Una niña pequeña (Yuki), con el rostro marcado por la preocupación y la ansiedad, intentaba avanzar entre los árboles. Sin embargo, su paso era constantemente bloqueado por una manada de lobos que gruñían cada vez que intentaba moverse hacia la luz.
Yuki: (hablando a los lobos con frustración) ¡Déjenme pasar! Necesito ver a mi mamá.
Pero los lobos, lejos de ser maliciosos, parecían actuar con una cautela protectora, como si entendieran el peligro que representaba el mundo exterior para la pequeña. Cada intento de escapar era suavemente reprimido por sus imponentes figuras.
Confundida y cansada, la niña finalmente se sentó en el suelo, rodeada por la mirada atenta de los animales. En la soledad del bosque, solo iluminada por los destellos de la luna a través de las copas de los árboles, comenzó a hablar consigo misma, buscando una solución.
Yuki: (pensando en voz alta) ¿Cómo puedo llegar a mamá? Ella debe estar preocupada por mí...
La pequeña reflexionaba sobre su situación, sabiendo que, de alguna manera, esos lobos la estaban protegiendo más que reteniéndola. Pero el deseo de reunirse con Kagami, su madre, era más fuerte que cualquier lógica que pudiera comprender en ese momento.
Mientras pensaba, uno de los lobos más grandes se acercó a ella y, con un gesto inesperadamente gentil, empujó su cabeza contra la mano de la niña. Era un momento de conexión y confianza, sugiriendo que quizás había una manera de cooperar con estas criaturas para encontrar un camino seguro.
Niña: (acariciando al lobo) Por que no me dejan ir… ¿Por qué no puedo ir a donde mamá?
El lobo simplemente inclinó la cabeza, su expresión enigmática y su mirada profunda parecían llenas de entendimiento, pero vacías de respuestas. Yuki, todavía confundida, pero aceptando que necesitaba mantenerse fuerte y saludable, se volvió hacia una pequeña cabaña que había descubierto poco antes. Era una estructura vieja y abandonada, posiblemente un refugio de cazadores o un retiro de madera perdido en el tiempo.
Al entrar a la cabaña, Yuki comenzó a explorar. Encontró una vieja estufa de leña y algunos utensilios de cocina que aún parecían funcionales. Recordando las veces que su madre había preparado comida en situaciones difíciles, una idea cruzó su mente.
Yuki: (mirando a los lobos que la seguían) Bueno, si no puedo ir a mamá, al menos puedo hacer algo de comer. ¿Qué les parece un estofado?
Uno de los lobos, al escuchar la palabra "estofado", ladró alegremente, como si entendiera o quizás simplemente compartiera el entusiasmo de Yuki por un plan concreto.
Yuki sonrió, aliviada por tener al menos una tarea concreta en la que concentrarse. Comenzó a recoger lo que podía encontrar en la cabaña y en los alrededores: algunas hierbas silvestres, quizás unas papas abandonadas en un viejo almacén. Aunque no era el festín que podría haber preparado en casa, sería suficiente para llenar su estómago y calentar su espíritu.
Yuki: (mientras comenzaba a preparar los ingredientes) Esto será bueno. No es la comida de mamá, pero tendrá que servir.
De regreso a la cabaña donde las otras personas se quedaron en espera:
Minami y Yutaka se encontraban cerca de la zona donde Kagami y su grupo habían sido rescatados. Mientras paseaban por los alrededores de la cabaña, el sonido de las sirenas rompió la tranquilidad del lugar, atrayendo su atención inmediata.
Yutaka: (preocupada) ¿Escuchas eso, Minami? Son sirenas, algo debe estar pasando.
Minami, con su habitual serenidad, miró hacia la dirección de la que venía el sonido. Pronto, una serie de vehículos de emergencia se acercaron rápidamente y se detuvieron cerca de donde ellas estaban. Ambas chicas observaron, confundidas y preocupadas, mientras los paramédicos descendían de los vehículos con prisa.
Paramédico: ¡Abran paso, por favor! ¡Necesitamos espacio!
Los paramédicos comenzaron a bajar camillas rápidamente, sobre las cuales yacían varias personas en mal estado. A medida que los rostros de los heridos se hicieron visibles, Minami y Yutaka reconocieron a Kagami y a algunos miembros de su grupo, lo que las llenó de preocupación.
Yutaka: (con lágrimas en los ojos) ¡Es Kagami y los demás! ¿Qué les habrá pasado?
Minami puso su mano en el hombro de Yutaka, tratando de ofrecerle algún consuelo.
Minami: (tranquilizadora) Tranquila, primero necesitamos entender qué sucedió exactamente.
Ambas corrieron hacia el lugar donde los paramédicos estaban atendiendo a los heridos, buscando a alguien a cargo para obtener información y ver cómo podrían contribuir.
Minami: (a uno de los paramédicos) ¿Qué ha sucedido? Son nuestros amigos.
Paramédico: Fueron encontrados en una situación crítica después de un enfrentamiento. Estamos tratando de estabilizarlos antes de llevarlos a un hospital mejor.
En medio del caos y la urgencia de la situación, Miki, se encontraba dando instrucciones a los paramédicos y voluntarios que habían acudido al lugar. Su voz se elevaba sobre el murmullo de preocupación, pidiendo rapidez y eficiencia en el tratamiento de los heridos.
Miki: (dirigiéndose a los paramédicos) ¡Por favor, apúrense! Cada segunda cuenta.
Genzo, quien acababa de bajar de uno de los vehículos de ambulancia, se apresuró a unirse a Miki, coordinando esfuerzos y ayudando a organizar el traslado de los heridos a una casa cercana. Dado que el hospital más próximo estaba demasiado lejos, decidieron usar una residencia cercana como centro de tratamiento temporal.
Tadao, el padre de Kagami, también estaba allí, usando su poco conocimiento médico para asistir en la atención de emergencia. Mientras organizaban el espacio, preparaban camillas y disponían el equipo médico necesario, la tensión en el aire era palpable.
En ese momento, Yutaka, aún consternada por el estado de sus amigos, observó cómo Konata y las otras chicas se acercaban al lugar. Al verlas, un rayo de alivio pasó por su rostro. Konata, notando la angustia de su prima, se apresuró a darle un abrazo reconfortante.
Konata: (tranquilizadora) Está bien, Yutaka. Tranquila, pronto les explicaremos todo, pero ahora debemos dejar que los médicos hagan su trabajo.
Las demás chicas, como Patricia, también intentaron acercarse para ayudar o simplemente para estar más cerca de sus amigos. Sin embargo, los paramédicos, en medio de su labor, les pidieron mantener distancia para poder trabajar sin interrupciones.
Paramédico: (dirigiéndose a Patricia y las otras chicas) Por favor, manténganse al margen por ahora. Necesitamos espacio para trabajar. Tan pronto como tengamos noticias, se las comunicaremos.
En medio de la tensión y la preocupación, las chicas se agrupaban cerca de la ventana, tratando de mantenerse al tanto de lo que sucedía en el interior donde sus amigos y seres queridos estaban siendo atendidos. A través del cristal, observaban cómo los paramédicos y la familia de Kagami trabajaban meticulosamente, limpiando heridas y revisando las condiciones de los heridos.
En el área improvisada para la atención médica, cada uno de los heridos recibía cuidados específicos según la gravedad y naturaleza de sus lesiones. A continuación, se detalla cómo se atendía a cada uno de ellos:
Kosuke:
Kosuke, con una katana previamente ensartada en el abdomen, estaba siendo atendido meticulosamente. Dos médicos trabajaban para suturar la herida después de haber extraído la katana y asegurarse de que no había daños internos mayores. Uno de los médicos le aplicaba anestesia local para aliviar el dolor durante el procedimiento.
Médico: (concentrado) Necesitamos asegurarnos de que no haya hemorragia interna. Voy a suturar esto muy cuidadosamente.
Ryoko:
Ryoko, que había sido encontrada inconsciente con los ojos en blanco, estaba bajo vigilancia para detectar posibles traumas craneoencefálicos. Una enfermera le aplicaba hielo en la cabeza y ajustaba el flujo de oxígeno mientras un paramédico verificaba constantemente sus signos vitales.
Enfermera: (mirando el monitor) Los signos vitales están estabilizándose, pero debemos mantenerla en observación por las próximas horas.
Matsuri e Inori:
Matsuri e Inori, que habían sido rescatadas de debajo de los escombros, presentaban principalmente rasguños y contusiones superficiales. Un equipo de paramédicos limpiaba sus heridas con antiséptico y aplicaba vendajes. Ambas recibían también una evaluación para descartar fracturas.
Paramédico: (a Matsuri) Esto es solo un rasguño, pero vamos a limpiarlo bien para evitar infecciones. ¿Te duele en algún otro lugar?
Inori: (respondiendo también) Solo tengo algunos moretones, creo que no es nada grave.
Kagami:
Kagami, la más afectada del grupo, estaba siendo atendida por un equipo de médicos debido a múltiples lesiones y una pérdida significativa de sangre. Se le administraban líquidos intravenosos y se preparaban transfusiones de sangre para estabilizar su estado. Su rostro mostraba signos evidentes de agotamiento y dolor, pero los cuidados eran constantes y meticulosos.
Doctor: (dirigiéndose a otro médico) Vamos a necesitar más sangre. Asegúrate de que el tipo sea el correcto y sigue monitorizando su presión arterial de cerca. Pero mientras le estaban administrando sangre a kagami, se dio cuenta de que kagami inconsciente se tocaba por la parte del pecho a sus costados y en eso una de las paramédicas se acerco y cuando toco la zona donde estaba tocando kagami, kagami por instinto salto por el dolor y la doctora llamo a las demás personas para que le hicieran un examen rápido y cuando lo hicieron notaron algo y es que Kagami tenía múltiples fracturas en las costillas, casi todas estaban rotas, lo que complicaba significativamente su condición.
Médico: (viendo las imágenes radiográficas) Tenemos múltiples fracturas costales. Esto está causando una inestabilidad torácica severa.
El equipo médico intensificó sus esfuerzos, sabiendo que cada segundo contaba. Las fracturas de las costillas no solo eran dolorosas, sino que también ponían en peligro vital al impedir la respiración normal y aumentar el riesgo de daño a los órganos internos.
Médico: (dirigiéndose al equipo) Necesitamos estabilizar el tórax y manejar el dolor. Vamos a necesitar fijadores internos y posiblemente una cirugía de urgencia para asegurar las costillas y proteger los órganos vitales.
Un anestesista preparaba a Kagami para una posible intervención quirúrgica, administrando analgésicos y sedantes para mantenerla lo más cómoda y estable posible bajo las circunstancias.
Enfermera: (al anestesista) Está recibiendo analgésicos ahora, y estamos listos para cualquier procedimiento adicional que necesite realizar. Pero no era lo único preocupante ya que de repente Ryoko comenzó a convulsionar de manera repentina. Las alarmas de los monitores se dispararon, indicando una emergencia adicional mientras las lecturas se volvían rojas.
Enfermera: (corriendo hacia Ryoko) ¡Está convulsionando! ¡Necesitamos un equipo aquí ahora!
De inmediato, un equipo de médicos y enfermeras se congregó alrededor de Ryoko, preparándose para tratar las convulsiones.
Médico: (dirigiéndose al equipo mientras prepara medicación) Administren diazepam, 10 mg IV ahora. ¡Necesitamos estabilizarla!
El médico también ordenó pruebas adicionales rápidamente para determinar la causa subyacente de las convulsiones, consciente de que podría haber complicaciones relacionadas con lesiones cerebrales u otras condiciones críticas.
Médico: (al equipo de radiología) Necesitamos una TC de cabeza, inmediatamente. Verifiquen signos de lesión cerebral o hemorragia interna.
Mientras el equipo de emergencia trabajaba con Ryoko, otro grupo de profesionales médicos seguía tratando a Kagami. Ambas situaciones requerían atención inmediata y precisión en el manejo.
Afuera de aquella casa.
Las emociones estaban a flor de piel entre las amigas que esperaban fuera de la sala de emergencias. Konata y Misao, frustradas y angustiadas, habían intentado irrumpir en la sala para estar cerca de Kagami, pero gracias a la intervención de Miyuki y las demás, se calmaron un poco.
Konata: (respirando hondo, aún agitada) ¡Pero tenemos que hacer algo! No podemos quedarnos aquí sin hacer nada.
Miyuki: (con voz calmada y firme) Konata, sé que es difícil, pero los médicos están haciendo todo lo que pueden. Interrumpirlos podría hacer más mal que bien.
Misao: (mirando hacia la puerta, con lágrimas en los ojos) Pero es Kagami… es nuestra amiga. Me siento tan impotente.
Minami: (interviniendo con una nueva información) También deberíamos pensar en Tsukasa. Con razón Miki-san decidió enviarla a la escuela hoy y luego a la tienda. No quieren que vea esto.
Ayano: (asintiendo con preocupación) Miki-san está pensando en todo. Es mejor para Tsukasa que no esté aquí. Este lugar… no es para ella en este momento.
La conversación ayudó a poner las cosas en perspectiva para el grupo, recordándoles que, aunque se sintieran desesperadas por ayudar, había poco que pudieran hacer aparte de esperar y confiar en el equipo médico. Al mismo tiempo, protegían a la más joven de la familia, Tsukasa, de una experiencia potencialmente traumática.
Patricia: (tratando de levantar el ánimo) Bueno, entonces, ¿qué podemos hacer para estar listas cuando Tsukasa llegue? Podemos asegurarnos de que reciba buenas noticias sobre Kagami, y que no se asuste o simplemente que no le digamos nada.
Miyuki: (con una mirada de determinación) Sí, podemos preparar algo para comer y hacer que el lugar se sienta más acogedor. Hagamos todo lo posible para apoyar a Kagami y a Tsukasa cuando llegue el momento.
Cuando Tsukasa llegó, el ambiente era agridulce. La presencia de tantas ambulancias y la evidente preocupación en las caras de todos podrían haber alarmado a cualquier persona, pero sus amigas se apresuraron a recibir a la joven con sonrisas y palabras de consuelo.
Konata: (acercándose rápidamente a Tsukasa) ¡Tsukasa! Me alegro tanto de verte. Vamos, tenemos mucho que hacer y tu ayuda será genial.
Tsukasa: (mirando confundida a su alrededor) ¿Qué pasó aquí? ¿Por qué hay tantos autos de paramédicos?
Miyuki: (con una sonrisa tranquilizadora) Ha sido un día un poco complicado, pero todos están haciendo lo mejor que pueden. Ahora vamos a preparar algo de comida para todos. ¿Nos ayudarías?
Tsukasa: (aún un poco desconcertada, pero asintiendo) Claro, me encantaría ayudar. ¿Están todos bien, al menos?
Ayano: (interviniendo suavemente) Todos están recibiendo la atención que necesitan. Tu hermana es muy fuerte, Tsukasa.
Sin revelar toda la gravedad de la situación inmediatamente y con la intención de mantener a Tsukasa ocupada y positiva, las chicas la llevaron a la cocina donde empezaron a preparar la cena. Konata y Miyuki asignaron tareas sencillas a Tsukasa, permitiéndole contribuir mientras mantenían su mente alejada de la preocupación.
Mientras tanto, en una sala privada, Miki y Tadao preparaban todo para tratar a su hija ellos mismos. Aunque los médicos sugirieron una operación debido a las graves lesiones en el pecho de Kagami, los padres decidieron tomar un enfoque más personal debido a su experiencia médica. Tadao había sacado de una maleta varias jeringas etiquetadas como "Vacuna del Diablo", un nombre que ya hacia conocido capítulos anteriores.
Miki: (con una mezcla de sorpresa y preocupación) ¿"Vacuna del Diablo"? ¿Estás completamente seguro de esto, Tadao? Recuerda que nunca hemos probado administrar una segunda dosis... con la primera ya es suficiente en la mayoría de los casos.
Tadao: (preparando la jeringa con manos seguras) Lo sé, Miki, pero la situación de Kagami es crítica. Esta vacuna ha mostrado resultados prometedores, y aunque es arriesgado, Kagami es fuerte. Si alguien puede soportar una segunda dosis, es ella. Necesitamos hacer todo lo posible.
Miki observó con intensidad mientras Tadao le pasaba la jeringa. Con un suspiro de determinación, procedió a inyectar cuidadosamente el contenido en el brazo de Kagami, asegurándose de que el torniquete estuviera bien colocado.
Miki: (insegura pero decidida mientras inyecta la dosis) Está bien. Vamos a hacerlo. Por Kagami.
Una vez administrada la "Vacuna del Diablo", ambos padres se centraron en monitorizar cada parámetro vital que las máquinas mostraban, preparados para actuar al menor indicio de adversidad.
Tadao: Ahora debemos esperar hasta mañana. Monitorearemos cada cambio minuciosamente a lo largo de la noche. Debemos estar listos para intervenir si es necesario.
Esa noche en la cabaña:
En la calidez de la cocina de la cabaña, el aroma tentador de la comida recién preparada llenaba el aire mientras Konata y las demás chicas trabajaban en equipo para terminar la cena lo más rápido posible. Entre charlas animadas y risas contagiosas, intentaban mantener un ambiente positivo, aunque la preocupación por la situación en la otra cabaña era palpable.
Una vez que la mesa estuvo lista y todos se sentaron, la atmósfera era de camaradería, pero se percibía una leve tensión, como un hilo sutil que conectaba los corazones.
Tsukasa: (contemplando su plato con una expresión pensativa) Extraño mucho a Kagami-nee. Sé que solo han pasado unos días desde que se fue de misión, pero... (suspira) realmente me preocupa.
Un silencio compasivo se apoderó de la mesa. Las miradas entre las chicas expresaban una comprensión mutua, cada una compartiendo la carga de la preocupación en sus propios corazones.
Miyuki: (colocando una mano sobre la de Tsukasa) Tsukasa-chan, entiendo cómo te sientes. Pero debemos mantener la esperanza y confiar en que todo estará bien. Kagami-san es muy fuerte y estoy segura de que se regresará pronto.
Tsukasa asintió, forzando una sonrisa mientras sus ojos se iluminaban por el consuelo de Miyuki.
Tsukasa: Gracias, Miyuki-chan. Tienes razón. Tengo que ser fuerte por ella también.
A pesar de la fachada de calma, Konata y las demás chicas compartían una mirada de complicidad, conscientes de que Tsukasa no sabía toda la verdad sobre la situación de Kagami. Mantuvieron en secreto la verdadera razón de la preocupación, ya que Tsukasa aún creía que su hermana estaba en una misión.
Con un renovado sentido de unión, todos en la mesa aplaudieron antes de empezar a comer, agradeciendo los alimentos y el apoyo mutuo en esos momentos difíciles.
Konata: (levantando su vaso en un brindis improvisado) ¡Por Kagami, hasta regrese y vuelva con nosotros!
Todos: ¡Por Kagami!
Al día siguiente:
A medida que la luz del sol de la mañana inundaba suavemente la habitación, Kagami abrió los ojos lentamente, sintiendo un malestar general en todo su cuerpo. Se quejó suavemente al intentar ajustar su posición en la cama, notando cada punto de dolor que la recorría. Cuando finalmente su vista se aclaró, su atención se centró en una nota pegada en el techo justo encima de ella.
La nota, escrita con letra cuidadosa y considerada, le indicaba que permaneciera en cama debido a su debilidad física y le ofrecía instrucciones claras para solicitar ayuda mediante un timbre colocado a su lado. Además, le informaba que los demás también estaban en proceso de recuperación y concluía con un cariñoso mensaje: "Se te quiere, mamá."
Kagami suspiró, un gesto mezcla de alivio y resignación. Aunque se sentía frustrada por no poder levantarse, la preocupación palpable en la nota de su madre la reconfortaba. Sentía un profundo agradecimiento por el cuidado y la atención que le estaban brindando en estos momentos críticos.
Con cuidado, Kagami estiró la mano hacia el timbre, pero se detuvo, optando por tomarse unos momentos para procesar su situación y reunir fuerzas. Miró alrededor de la habitación, tratando de asimilar la quietud del ambiente, solo interrumpido por el canto ocasional de los pájaros afuera.
Finalmente, decidida a no preocupar a nadie más, presionó el timbre. Pocos segundos después, la puerta se abrió y apareció Patricia, con una bandeja de desayuno.
"Buenos días, Kagami. ¿Cómo te sientes esta mañana?" preguntó Patricia con una voz llena de preocupación genuina.
Kagami intentó sonreír, aunque el dolor hacía que fuera más un gesto torcido. "He estado mejor, pero también peor," respondió con un intento de humor. "Gracias por venir, Patricia. ¿Cómo están todos los demás?"
Patricia dejó la bandeja sobre una mesa cercana y se sentó al borde de la cama, su expresión era serena pero cansada. "Todos están mejorando, gracias a Dios. Ha sido un par de días difícil para todos. Pero lo más importante ahora es tu recuperación."
"Días… ¿Y tú? ¿Cómo estás?" Kagami cambió el enfoque hacia Patricia, notando el leve cansancio en sus ojos.
Patricia sonrió levemente. "Estoy bien. Preocupada por ustedes, por supuesto, pero estar aquí ayudando de alguna manera me hace sentir mejor. Ahora, intenta comer algo, necesitas recuperar tus fuerzas."
Patricia, saco un tipo de mesa y luego ajustar la altura puso la bandeja sobre la cama de Kagami, luego se agachó para buscar algo a un lado de la cama. Encontró una palanca y la jalo suavemente, lo que hizo que la parte superior de la cama donde Kagami estaba recostada se elevara. Esto permitió que Kagami se incorporara en una posición más cómoda para comer.
"Es muy conveniente tener esto," comentó Kagami, aliviada por no tener que forzar su cuerpo para sentarse.
Patricia sonrió al ver la expresión de alivio en el rostro de Kagami. "Sí, hace las cosas un poco más fáciles, ¿no crees?" respondió, asegurándose de que todo estuviera en su lugar para que Kagami pudiera comer sin dificultad.
"Vamos, trata de comer algo," dijo suavemente.
Kagami extendió la mano hacia la cuchara, pero apenas la tocó, un dolor agudo recorrió su brazo, causando que la cuchara cayera al suelo con un ruido metálico. Patricia se apresuró a recogerla y, tras enjuagarla, miró a Kagami con preocupación.
"Quizás sería mejor si te ayudo," sugirió Patricia, llenando la cuchara con algo de comida. Kagami, inicialmente reticente, asintió con resignación. "Supongo que no tengo muchas opciones y además que me muero de hambre" admitió con una media sonrisa, reconociendo su situación y el dolor que aún le invadía. Pero cuando kagami trató de llevarse la cuchara a la boca una vez más, con la ayuda de patricia, cerró la mandíbula para morder el bocado, pero un intenso dolor la atravesó, y su mandíbula se contrajo involuntariamente, haciendo que la cuchara cayera de nuevo al plato. Un gemido escapó de los labios de Kagami mientras se llevaba una mano a la mandíbula, sintiendo la punzada de dolor.
"¡Ay! No puedo hacerlo," se quejó Kagami, frustrada, mientras palpaba su mandíbula con cuidado, tratando de aliviar el dolor. "Va ser difícil que coma así" añadió con una expresión molesta, sintiendo cómo la tarea aparentemente simple de comer se volvía cada vez más difícil.
Patricia observó con preocupación, compadecida por el sufrimiento de su amiga. "Quizás deberíamos buscar otra solución," sugirió, buscando alternativas para ayudar a Kagami a superar el dolor y poder comer adecuadamente.
Patricia se quedo pensando por unos segundos, hasta que una idea se le vino a la mente y le pide a kagami que cierre los ojos.
¿Por qué tengo que cerrar los ojos?" preguntó Kagami, aún sin entender completamente la solicitud.
"Solo confía en mi" sonriendo levemente, mientras agarraba el tazón de sopa.
Kagami, aún confundida pero decidida a confiar en su amiga, cerró los ojos con cautela. "Está bien, pero esto suena realmente extraño, Patricia," murmuró, intentando ocultar su inquietud.
"Lo sé, lo sé, pero podría funcionar," respondió Patricia, intentando mantener la calma. Cogió un poco de comida con la cuchara y, cuidadosamente, se acercó a Kagami. "Voy a darte de comer, pero de una forma un poco diferente. Solo relájate."
Kagami, con los ojos todavía cerrados, esperó el siguiente movimiento de Patricia. Patricia entonces llevó la cuchara a su propia boca, Patricia se acercó con suavidad, dejando que sus dedos rozaran ligeramente la mejilla de Kagami. Los ojos de Kagami se abrieron un poco más, y antes de que pudiera articular una pregunta, fue silenciada por los suaves labios de Patricia. El beso fue un acto sorprendente y lleno de ternura, y Kagami sintió cómo el rubor invadía rápidamente su rostro mientras se entregaba al gesto.
Mientras sus labios se encontraban en ese momento íntimo, Patricia, con habilidad y cuidado, utilizó su lengua para transferir la comida de su boca a la de Kagami. El sabor de la comida se mezcló con la dulzura del gesto, y Kagami, aún sorprendida, tragó el bocado con dificultad, sintiendo cómo su corazón latía con fuerza.
Cuando finalmente se separaron, un fino hilo de saliva los unió brevemente, un recordatorio fugaz de la conexión compartida. Kagami se encontraba aturdida, su rostro ardiendo de vergüenza y shock, mientras que Patricia le dedicaba una sonrisa tímida pero reconfortante.
Después de ese momento, Kagami prácticamente no podía articular sus palabras correctamente. Cada intento de hablar se veía interrumpido por expresiones confusas como "¿Eh?", "¿Qué?", o "¿Cómo?", mientras su rostro ardía de vergüenza y sorpresa. Mientras tanto, Patricia, con timidez, admitió que era lo único que se le ocurrió en ese momento. Con una sonrisa nerviosa, le preguntó a Kagami qué le había parecido el gesto.
"¿Qué te pareció eso?", preguntó Patricia tímidamente, su mirada buscando la reacción de Kagami.
Kagami, aún aturdida por la experiencia, se sonrojaba solo con recordarlo. "Fue... fue... fue... muy... inesperado", balbuceó, luchando por encontrar las palabras adecuadas entre sus pensamientos revueltos y sus emociones desbordantes.
Patricia, sintiendo la tensión en el aire, trató de romper el hielo con una sonrisa tranquilizadora. "Lo siento si te sorprendió demasiado. Solo quería asegurarme de que comieras algo."
Las mejillas de Kagami seguían ardiendo mientras asentía con torpeza. "No... no te preocupes. Gracias... gracias por... por pensar en mí", murmuró, sus palabras apenas audibles en medio del tumulto de emociones que la invadían.
Tras aquello, Patricia en su mente, reconoció que ya no había vuelta atrás. Con un suspiro nervioso, decidió romper el silencio y preguntó a Kagami lo siguiente.
"¿Quieres… otro bocado?" preguntó Patricia tímidamente, su voz apenas un susurro en la habitación cargada de tensión.
Kagami, por unos momentos, se quedó en blanco, tratando de procesar la pregunta, pero pronto se dio cuenta al sentir el rubor en sus mejillas. Buscó frenéticamente una excusa o una salida de aquella situación incómoda, pero su estómago rugió, delatándola.
"¡Ah!... Ehm... No, no te preocupes", respondió Kagami apresuradamente, su voz un tanto nerviosa, pero su estómago decía todo lo contrario.
La sonrisa suave de Patricia expresaba su comprensión. "Creo que eso es un sí", dijo con una risita, antes de tomar otra cucharada de comida, poniéndoselo en la boca, mientras se acercaba a kagami.
Kagami, con los ojos abiertos de par en par, se encontraba en shock, sin saber cómo reaccionar o qué responder ante la insistencia de Patricia. Sus pensamientos revoloteaban en su mente mientras el rubor en sus mejillas se intensificaba, incapaz de encontrar las palabras adecuadas en ese momento tan inesperado.
Patricia, decidida a dar un paso adelante, se apoyó en la cama de Kagami mientras se acercaba con la cuchara de la comida ya en la boca. Kagami, en medio de su indecisión, estaba a punto de ceder y aceptar lo que Patricia estaba a punto de hacer, cuando de repente la puerta se abrió de golpe, interrumpiendo el momento.
Misao entró en la habitación, llevando también una bandeja de desayuno. Al ver la escena, Patricia reaccionó rápidamente, apartándose de la cama y fingiendo ocuparse en barrer algo invisible.
"Parece que madrugaste", comentó Misao con una sonrisa, observando la situación con curiosidad.
Patricia devolvió el saludo de Misao, intentando mantener la compostura mientras ocultaba su nerviosismo. "¡Oh, hola Misao! No te esperábamos", respondió con una sonrisa forzada.
Misao saludó a Kagami, notando su comportamiento extraño. "¿Está todo bien?", preguntó Misao, inclinando la cabeza ligeramente con preocupación.
Kagami, con la cara enrojecida y la voz entrecortada, respondió con un débil "S-sí, todo bien", tratando de disimular su incomodidad.
-Sonido de trompetas-
Akira: [Sonríe ampliamente a la cámara] ¡Hola a todos! ¡Bienvenidos de nuevo a Lucky Channel! ¡Soy Akira Kogami, vuestra anfitriona! [Ríe ligeramente, pero se nota un poco forzada] Espero que estén tan emocionados como yo por el episodio de hoy. ¡Vamos a tener muchísima diversión!
[Akira hace una pausa, mirando a su alrededor]
Akira: [Con una sonrisa que se desvanece lentamente] Hablando de diversión, parece que hoy me falta algo... o más bien, alguien. ¿Se han dado cuenta de que falta nuestro querido Minoru Shiraishi? [Ríe nerviosamente] Me pregunto dónde estará.
[La cámara se corta brevemente a una vista del equipo detrás de escena, donde algunos productores y técnicos están ocupados ajustando equipos y revisando guiones. Akira camina hacia uno de ellos, aún con el micrófono en la mano.]
Akira: [En un tono más bajo, casi susurrando] Oye, ¿dónde está Minoru hoy? ¿Alguien me puede decir qué está pasando?
Productor: [Claramente sorprendido por la pregunta directa de Akira] Ah, um, bueno, Akira-chan, la verdad es que... no estamos seguros. Minoru-kun... simplemente no está aquí hoy.
Akira: [Volviendo a la cámara, tratando de mantener su compostura y sonriendo] Bueno, parece que nadie sabe dónde está Minoru. ¡Pero no se preocupen! ¡Aún tenemos un show increíble preparado para todos ustedes hoy!
[Akira camina de regreso al centro del set, recuperando rápidamente su energía habitual.]
Akira: [Animadamente] Así que, ¿qué les parece si seguimos adelante y hacemos de este un episodio inolvidable? ¡Hoy, me toca a mí llevar las riendas completamente! ¡Prepárense para el espectáculo de Akira!
[La cámara se aleja lentamente mientras Akira comienza a presentar el segmento del día, con su sonrisa brillante y la energía característica, pero con un ligero atisbo de confusión y preocupación en su expresión mientras continúa sin su coanfitrión habitual.]
[Fin de la escena.]
Akira: Es una completa molestia tener que presentar sola… pero mas me pregunto es que donde mierda esta shiraishi cuando se necesita, tch, ire a tomar un café.
-sonidos de pasos de fondo, hasta desaparecer-
Capitulo 21: Metas y un secreto revelado.
¿Que les pareció el capítulo de hoy? Y hare preguntas como el capítulo anterior, ¿qué será de kagami y los demás ahora? ¿Qué cosas oculta la familia de kagami? ¿Cuál es la meta de los enemigos? Eso aun se vera mas adelante.
Y con eso dicho yo me despido y espero que les haya gustado el capítulo.
