VIII. NELLY


Axel mantiene los ojos fijos en la fotografía unida a una tarjeta de invitación. Siente algo extraño en el pecho, en el corazón, no sabe decir qué es.

Su yo de catorce años hubiera imaginado a Mark arruinando el ritual de Omiyamairi* de su pobre bebé, pero su yo de veintiséis no quiere imaginar malas escenas. Estaba contento mirando la fotografía: El matrimonio Evans cargando a su hijo después de haberlo bautizado, posaban en las puertas del templo Takeda.

El tiempo pasa muy rápido.

Axel guarda la invitación, tenía mucho por hacer antes de visitar a la familia Evans.

El mes se ha terminado en un abrir y cerrar de ojos con increíble velocidad. No han habido muchos cambios, tampoco desea que los haya en general, el único que considera extraño es la repentina conducta austera de Hills. Tras el fin de su intercambio, Celia parece haber entrado en un conflicto que la mantenía callada, encerrada en sí misma, luchando por tomar alguna decisión. Axel no está acostumbrado a verla tan limitada a trabajar, sin hablar mucho o distraerse; ni siquiera está seguro que vaya a responder a la invitación de Mark, pero al buscarla, no encuentra un rostro serio, sino uno emocionado, bastante. Axel ve las manos de la chica —lo que está sosteniendo con fuerza— y adivina el motivo de su alegría.

—¿Irás a la casa de Mark?

—¡Sí! Mira, encontré este pijama de oso panda, ¿no crees que Harper se verá lindo?

Celia abre una bolsa de regalo azul de donde saca un diminuto pijama negro y blanco afelpado con forma de oso. Axel no reacciona más allá de enarcar ambas cejas, pero Celia puede ver, por la forma en la que sus ojos oscuros brillan, que el obsequio le ha gustado.

—¡Cuando lo vi, supe que tenía que comprarlo!

—Harper es un niño afortunado —Axel sostiene el pijama, todavía incapaz de creer que su mejor amigo es padre. Por un segundo, Celia cree ver nostalgia en él.

—Tiene unos padres maravillosos, ¿no es así? Mark es una persona de principios y Nelly lo guiará por el buen camino.

—¿Mark lo llevaría por el malo?

—Sabes a qué me refiero.

Celia eleva la voz por la risa, contenta. Después de varios días viéndola decaída, Axel siente que todo volvió a la normalidad al escucharla reír y ver sus pequeños aspavientos con las cosas que la entusiasmaban. La invitación para conocer a Harper, el buen ánimo de Celia y el cambio en el programa han sido noticias buenas para su propio bienestar; solo ha permanecido en vela tres días y las pesadillas parecen haber tomado un descanso de él. No considera que el intercambio haya sido el responsable de su repentina mejoría, pero agradece sentirse tranquilo.

—Blaze —Celia lo ve repentinamente abstraído e intenta llamarlo. Todavía lo ve ausente, pero no se siente capaz de preguntar por qué—. ¿Y qué regalo has comprado?

—Lo compraré en el camino. ¿Quieres que te lleve?

—Estaba pensando ir temprano, supongo que irás cuando salgas de la asociación.

—Saldré antes —Axel siente su pequeño acto de rebeldía como un potenciador a su buen humor—. Puedo recogerte.

—¡Vamos juntos, entonces! Llegaremos temprano y seremos los primeros en conocer al bebé.

Las horas pasan con una tranquilidad desesperante para la maestra. Cuando Axel la recoge y se detiene a comprar su obsequio, Celia saca su propia invitación y observa con ternura la foto familiar, Mark ha madurado tanto que no duda de que será un gran padre.

Axel regresa, pero trae consigo un pequeño ramo de rosas blanca y una bonita muñeca de porcelana dentro de una caja transparente, rodeada de florecillas. Celia exclama sorprendida y encantada por la muñeca, es preciosa. Sus guantes de seda y vestido de encaje diseñados a medida no resaltaban tanto como su cabello oro plateado, que caía como cascada hasta sus pies.

—Nelly se recuperará en unas semanas—Celia mira atenta a Axel cuando comienza a hablar—. Debió ser un momento difícil para ambos.

Celia siente un golpe en el corazón, Axel ha pensado en Nelly todo ese tiempo. Cuando el parto natural tuvo que convertirse en una operación de urgencia, Mark lo había llamado. Celia recuerda haber visto a su compañero salir con prisas y sin decir nada. Ella no sabría que esa fue la situación hasta el día siguiente, cuando todo ya había acabado.

"Había olvidado que Axel ya conoce al bebé. Mark debió estar demasiado asustado como para necesitar su compañía" pensó ella, así la muñeca adquiere un nuevo significado.

Todos llevarían regalos para Harper, y aunque podía verlo emocionado por el hijo de Mark, Axel continuaba pensando en Nelly. Se sintió enternecida, incluso el ex delantero de Raimon no había olvidado el amor de la antigua manager por las muñecas de porcelana y que probablemente nunca le han vuelto a regalar una desde que se casó.

—Wow... Nelly estará muy feliz con tu obsequio.

—Eso espero… —el pequeño temblor nervioso que sentía en su garganta disminuye al oírla decir eso—. ¿Puedes llevar las flores? No quiero que se lastimen.

Axel mira a su compañera con disimulo, ha enmudecido con ambos presentes. De vez en cuando la ve hundir una mejilla entre los pétalos y contemplar la muñeca como si fuera un tesoro.

—Hills —Celia le responde con un ademán, sin despegarse la vista de los obsequios—¿Te gustan las muñecas de porcelana?

—Sí, pero no tanto como para coleccionarlas. Nelly tenía su despacho lleno, ¿recuerdas? —Celia lo ve asentir—. La primera y última vez que los visité, no vi ninguna muñeca por ningún lado, ¿crees que ya no le gustan o que las haya tirado?

—Quizás las tenga en su habitación.

—Me siento un poco mal por tener que volver así y no antes. Quizás necesitaban ayuda durante el embarazo.

—Tus clases y el programa ocupan todo tu tiempo, no hubieras podido visitarlos, aunque quisieras. Y sabes que Nelly no se sentía bien, solo quería a su padre y a sus suegros cerca.

—Supongo que tienes razón…

Axel puede entender sus sentimientos de culpa, pero al verla tamborilear los dedos y mirar nerviosa hacia la ventana, deja de sentir todo rastro de empatía por ella.

—Ya entiendo. No volviste porque no querías comer nada de lo que cocina Nelly, ¿verdad? —Axel sabe que está en lo cierto cuando la ve hundir el rostro en las flores y ahogar un gritito de vergüenza.

—¡Yo no puedo controlar mi cara igual que tú! ¡No sé qué expresión puse cuando probé su guiso que vi a Nelly herida y volvió a cocinar! ¡Me dijo que regresara y no lo hice!

—Pero es tu amiga.

—¡Lo sé! Es solo que ¿una amiga debería mentir?

—¿Una amiga debería huir?

—¿Tú volverías?

"¡No!" grita en su mente, pero Axel es consciente de que había prometido regresar. Si Mark aguantaba ese horrible sabor por amor a ella, él podría hacerlo por consideración a su esfuerzo y amistad.

Además, él no era ningún cobarde.

—Sí volvería.

Celia vuelve a ocultar su rostro entre los pétalos.

—Me haces quedar como una mala amiga. No todos podemos ser como tú, Blaze. No todos tenemos tu resistencia, sobre todo yo.

—No intentes culparme por ser una cobarde.

—¡Muy bien! ¡Cuando tengas hijos, no te visitaré nunca!

—No pensaba darte mi dirección.

Axel aprieta los labios para evitar sonreír, es gracioso ver molesta a Celia por algo así.

La casa de Mark es grande y bonita, el sueño de cualquier matrimonio joven. Axel sabe que le será difícil tener algo así tan pronto, pero mantiene viva la ilusión de comprar una casa, con patio trasero sobre todo, un capricho que deseaba cumplirse. Celia toca el timbre y Mark abre la puerta de par en par, su sonrisa es aún más brillante que de costumbre.

—¡Bienvenidos, amigos! ¡Gracias por venir!

Nelly estaba sentada en el sofá, vestía un pijama blanco y una manta afelpada cubría su vientre y piernas. Harper, dormido, estaba en sus brazos.

—Axel, Celia, gracias por venir —Nelly habla bajito, en susurros, pero la felicidad en su rostro es clara. Ambos invitados miran al bebé e imitan el tono de la madre para evitar despertarlo.

—¡Felicidades, Nelly! —Celia levanta su bolsa de regalo y Mark lo abre, saca de él el pijama de oso panda.

—¡Mira eso! Es muy bonito, Celia —a Nelly le brillan los ojos cuando ve el obsequio—. Se lo pondré hoy mismo, tendré un osito cómodo y abrigado durmiendo en la cuna.

—Y Axel, ¿de dónde vienes? —Mark pregunta de forma descarada cuando ve las flores y la muñeca que carga su amigo.

Celia y Axel se miran con una sonrisa cómplice.

— De ningún lugar. Estos son para la nueva madre.

—¿Para mí? —Nelly ve directamente a Axel y su rostro se ilumina. Mark toma al bebé mientras su esposa recibe sus regalos, inhala el dulce aroma de las flores, pero la muñeca es la que tiene un efecto automático en ella al dejarla sin habla.

Tal como la maestra había predicho, Nelly saca la muñeca de su empaque y acaricia sus cabellos y costuras con especial cariño. Los pequeños detalles la maravillan, aun el peinado le recuerda al suyo cuando era una adolescente. El rostro de aquella mujer es un poema, como si no supiera qué hacer con tanta felicidad en su interior.

—Hace tanto que no me regalan una muñeca de porcelana. Recordaste que me gustan, no sé qué decir.

—Gracias, Axel —Mark miró a Axel lleno de gratitud. Desde su matrimonio, no había nada que lo hiciera más feliz que ver sonreír a su esposa.

—Lo siento, han sido muy amables con sus regalos y yo no he podido cocinar nada para ustedes.

—Espero que les guste mis sándwiches —Mark cruzó los brazos sobre el pecho, contento de sí mismo.

—¡Te ayudaré en la cocina! —Celia se quita la chaqueta—. Nelly debe descansar muy bien para que se recupere.

—Gracias, Celia. Por cierto, quiero preguntarte algo en privado.

—¿Misterioso tan temprano, Mark? —Nelly los mira con curiosidad.

—Cosas del equipo.

—¿Por qué no le preguntas a Axel también?

—Porque es información súper secreta entre un entrenador y su asesora.

—También es mi asesora —Axel suelta sin querer.

—Fue mi asesora primero.

—¿Estamos en un concurso? —Nelly parece divertirse con la pequeña discusión—. Bueno, si es así, Celia es mi amiga de años. Amistad gana al trabajo.

—Celia llegó al club antes que tú, entonces por orden de llegada fui su amigo primero, se queda conmigo —Mark da por hecho su victoria cuando ve a su esposa haciendo memoria y suspirar derrotada.

—¡Perdí! ¿Algo a tu favor, Axel?

—No tengo nada para añadir.

Nelly meció a Harper para disimular su risa. Es gracioso para ella ver a Axel tan desconcertado.

—Fue un resultado justo, ¿no crees?

Axel le regala una sonrisa al no saber qué más decir.


—¿Qué ocurre, entrenador Evans?

Aunque solo el equipo y el director se dirigían de esa manera a él, cuando Celia lo hacía, era de una forma tan dulce que podía sentir su respeto y cariño.

Era una buena chica, por eso estaba preocupado por ella.

—¿Todo bien con los miembros del club, Celia?

—Sí, habían tantos postulantes que los exámenes de ingreso se han vuelto más estrictos.

—Eso es bueno. ¿Y el programa?

—Muy agotador como siempre. Y…

Celia desvía la mirada, parece indecisa sobre decirle o no algo que, al parecer, la inquieta. Mark espera paciente a que ella decida hablar.

—Mark, ¿el programa no te parece excesivo?

—¿Por qué lo preguntas?

De repente sus propias dudas le parecen estúpidas, pero continúa hablando.

—Estaba pensando que, no me hagas caso, pero siento que este fútbol no es el mismo que jugaban ustedes. Es tan distinto que no sé qué pensar. Es como si estuviéramos en peligro todo el tiempo y jugarlo es casi una obligación.

—¿Le has preguntado a Arion? —Celia asiente—. ¿Y qué te dijo?

—Me dijo que el fútbol se siente seguro gracias a nosotros.

—¿Y es la respuesta que esperabas?

—No lo sé.

Mark lleva una mano al mentón, pensativo, pero no le dura mucho.

—Al inicio pensé que era agresivo, después de todo lo que vi en El Santuario, no quería volver a ver cómo utilizaban al fútbol como un objeto de ataque y amenaza, pero también sabía que necesitamos estar preparados para evitar que vuelva ocurrir algo parecido al torneo de Celestia.

Celia vuelve a sentir el desaliento dominarla, Mark también estaba consciente de aquello y no había hecho nada para cambiarlo, como si se resignase a la realidad.

Sin embargo, sonríe.

—Entonces recordé que el Raimon de ahora no es el mismo que el Raimon de nuestros tiempos, pero sí conserva el mismo espíritu. Acepta lo que viene sin miedo, como una oportunidad de mejorar.

—¿No crees que estamos usando el fútbol como si fuera un arma?

—¡Para nada! Todo lo que hacemos es por ellos, no por nosotros. Si llegara a ocurrir algo, los miembros podrán defenderse solos. No tendrán que pasar de nuevo por todo el problema que vivimos en el pasado y hace dos años, por eso el equipo de reserva se formó con voluntarios. Saben a qué se enfrentarán en el programa, pero lo quieren hacer por el bien de todos, y nosotros como adultos los estaremos protegiendo. Se tienen y nos tienen a nosotros. En eso consiste el trabajo en equipo, nadie está solo jamás. ¡por eso es que no hay nada mejor que el fútbol!

—Mark…

La seguridad que emana el entrenador es la misma que emanaba el actual capitán de Raimon al responderle.

—¿El fútbol se siente seguro… porque está en buenas manos?

—¡Exacto! Todo está bien, te lo prometo —Mark apoya las manos en la cintura, gesto que solía hacer cuando quería demostrar firmeza—. No es el mismo Raimon, pero el cambio trae progreso, ¿no lo crees? Además, el club de fútbol actual no podría estar en mejores condiciones. Te tienen como asesora. Cuando fundé el club junto a Silvia, ningún profesor quería estar con nosotros. Nos dejaron o nos traicionaron en el camino, pero tú eres distinta, tú amas al fútbol. Tienen la suerte de tenerte. Eres increíble, Hills, deberías estar orgullosa.

Celia no sabe qué sentir, pero las palabras de Mark la consuelan tanto que se permite tener esperanzas.

—No quería dejarlos, pero me siento tranquilo si el equipo del programa está a cargo de Axel, y ahora te pediré algo más.

Mark la mira con una seriedad propia de estar a punto de decir algo grave.

—¿Puedo dejar a Axel en tus manos? Cada vez que lo pierdo de vista, algo sucede. Creo que es costumbre suya meterse en problemas cuando no estoy, y no estaré por un tiempo.

Celia se congeló en su sitio. ¿Cómo iba a encargarse de Axel, cuando no pudo encargarse de sí misma? Pero se trataba de Mark, a él nunca podría negarle nada. No tenía idea de cómo cumplir esa petición, pero lo haría, de alguna forma.

—Qué extraño lo que me estás pidiendo, pero haré lo que pueda para mantenerlo vigilado.

—Bien, con el equipo en manos de Axel y con Axel en tus manos, no tengo que preocuparme de nada.

—Pero no sé cómo lograré eso.

—Es fácil, solo no dejes que desaparezca por tres días. El cuarto día me avisas y vamos a pegar carteles con su cara en los postes de luz para encontrarlo.

Celia por fin vuelve a reírse con gusto. Mark da por terminada su pequeña charla.

Cuando ambos vuelven, ven a Axel deambular por el salón mientras arrullaba a Harper para que dejase de llorar, Nelly regresaba del cuarto de baño a paso lento. Mark la toma de las manos y la ayuda a sentarse de nuevo en el sofá, pero no dejó de mirar a su amigo.

—¡Te ves muy bien como padre, Axel! Deberías pensar en darle a Harper un mejor amigo el próximo año.

—¡Mark, eso no se dice tan a la ligera! —Nelly lo regaña, pero no parece afectarlo en lo más mínimo.

—¿Eh? ¿Y en dónde conseguirá amigos?

Axel ignora la pequeña discusión de la pareja y se concentra en Harper. Ve a Celia de pie cerca a la entrada, parece ansiosa por acercarse.

—Hills, ¿quieres cargarlo?

—¿Ah? Oh, es que, tengo un poco de miedo, ¿y si lo dejo caer?

—No lo harás.

Blaze se acerca a ella y con indicaciones cortas le enseña cómo cargar al bebé. Celia se paraliza por el temor, pero Axel la toma por los brazos mientras deja que se acostumbre al pequeño bulto inquieto.

—Sube y baja los brazos para que no se aburra, sino comenzará a llorar otra vez.

—¿Así?

Celia obedece de forma torpe. Harper reacciona al movimiento y fija sus enormes ojos oscuros en los de ella. El contacto visual le corta la respiración, es como si verlo le produjera felicidad automática, una difícil de explicar. El cariño reemplaza al miedo y lo aprieta un poco más fuerte, de forma protectora.

—¡Eres muy lindo, Harper! Y se parece tanto a ti, entrenador Evans.

—¡También te ves bien como madre, Celia!

—¡Mark, basta!

—No eres más que un muñeco pequeño y bonito —le decía mientras ignoraba a Mark, antes de volverse hacia Axel—. Mira, Blaze, si tienes un hijo y se parece a ti, sería como tener al dúo Mark y Axel de nuevo, ¡tienes que dejar que lo cargue, por favor!

—¡Pero Celia se ve muy feliz! —Mark insiste—En tu caso, dale una mejor amiga para que sean inseparables, como Arion y Skie.

—¿Como tú y Silvia? —Celia lo ve a los ojos, y Mark borra la sonrisa por una fracción de segundos. El rostro amable de Silvia aparece en su mente junto a cada momento en el que ella ha estado ahí con él, para él. El timbre suena y cuando abre la puerta, Silvia aparece allí con un globo colorido.

—¡Felicidades por el nuevo miembro de la familia, Mark!

Antes de darse cuenta de sus propias acciones, Mark se arroja a los brazos de Silvia, disfrazando con su agradecimiento la nostalgia del pasado. Silvia se tambalea por la fuerza del abrazo, pero ríe contenta, sin sospechar nada.

—¡Viniste, Silvia!

—¿Y mi abrazo? —Erik aparece detrás de ella con bolsas de regalo y Mark ensancha su sonrisa.

—Erik, ¡por fin puedo verte!

—No me iba a perder al bebé. Axel dijo que se parece a ti, vamos a comprobarlo.

Cuando la pareja ingresa, ven a Celia cargando a Harper, con la inusual de Axel rodeándola a ella con sus brazos. Celia se percata de la incómoda posición y se aparta de él, quien capta la escena y hace lo mismo.

Lo siento —susurra. Celia menea la cabeza tratando de minimizar el asunto.

Silvia carga al bebé como si ya tuviese experiencia criando uno, Erik la ve con un suspiro, sin dejar de sonreírle.

—Hola, Harper, soy Silvia —la voz dulce de la mujer hipnotiza al niño—. Crece pronto y visítame, te invitaré todo tipo de postres.

—Y yo soy Erik —agrega el futbolista mientras toma una mano del bebé—. Preocupaste mucho a tus padres, eso no se hace.

Harper rechazó el contacto y comenzó a quejarse hasta que por fin suelta el llanto de nuevo. Erik no se inmuta y lo carga con prisas, se pasea por el salón mientras le hablaba de forma aniñada.

Nelly mira directamente a su marido y frunce el ceño.

—Mark…

—Nelly, lo voy a decir.

—¿Decirle qué? —Silvia nota el extraño gesto entre la pareja.

—Mark cree que Erik se ve bien como padre.

—¿De verdad me veo bien? Gracias, eso espero. Con suerte, Harper tendrá un amigo o una amiga en dos años, o menos.

El silencio se hace presente. Todos ven a Silvia, quien solo mantiene el perfil bajo con una sonrisa sonrojada. Erik se aclara la garganta para llamar la atención otra vez:

—Queríamos esperar a todos, pero lo diré: Silvia y yo nos vamos a casar la próxima primavera.

—¡Felicidades! —Mark salta de su sitio y toma a su bebé en brazos—. ¡Harper! ¿Oíste eso? Si Axel no te quiere dar un mejor amigo, Erik lo hará.

—¿Que Axel qué?

—Mark está tan emocionado con su bebé que quiere que todos tengamos uno —Axel oculta el rostro entre sus manos, medio avergonzado medio enojado. Escuchar la risa de Erik no lo ayuda.

—¿De verdad no has conocido a nadie en todo este tiempo, amigo?

—Estoy bien.

—¿Y tú, Celia? —Erik se gira hacia la asesora, quien siente el rostro caliente por el tema de conversación. Tampoco la ayuda que el "mago del campo" insista en querer saber su vida sentimental.

—Yo también estoy bien.

—Tiene pretendientes en Raimon.

—¡Blaze!

Las repentinas palabras del ex delantero convierten en el centro de atención a la más joven del grupo, Axel parece tener ganas de jugar y, por algún motivo, Celia es su blanco para divertirse.

—¿En serio? —Erik se inclina insistente hacia él—. ¡Dinos más!

—Dos maestros están enamorados de ella.

—Celia fue popular en la secundaria —Silvia, que no había dicho nada hasta el momento, la mira con pena compartida a pesar de estar interesada en la conversación.

—¿Y son buenos hombres, Axel? —Nelly se une a la charla, aumentando la vergüenza de Celia.

—Yo creo que sí.

—Entonces, quizás tengamos buenas noticias para el próximo año.

—¡Blaze ha rechazado cinco veces a la misma profesora! —Celia alza la voz y todo el buen ánimo de Axel se ve opacado por su propia vergüenza. Había olvidado por completo ese detalle.

—¡Pero Axel, dale una oportunidad a esa pobre mujer! —Erik comienza a regañarlo.

—Axel siempre fue muy popular —Silvia vuelve a opinar como quien no quiere la cosa—. Pero, ¿cinco veces? ¿No es muy cruel?

—Ella no se rinde, me agrada —Mark asiente como señal de aprobación—. Tanto esfuerzo tendrá sus frutos tarde o temprano. Quizás tengamos dos buenas noticias el próximo año.

—¿Quién es? —Erik se muerde la lengua cuando Silvia lo ve con una mirada de advertencia—. Yo… prefiero el misterio.

—Todos los docentes hemos apostado, si él se enamora de ella, ganaremos un dólar.

—¿¡Todos!? —Axel pierde el temple al reaccionar, Erik y Mark estallan en carcajadas al verlo alterado con lo que acababa de oír.

—¡Dale ese dólar a Celia, Axel! Harper no puede tener solo un amigo, tres son mejores que uno. Mark está de acuerdo conmigo, ¿verdad, Mark?

—¡Por supuesto, Erik!

Con el sonido del timbre aparecen Jude y Camelia. Xavier y Nathan llegan después de una hora y los obsequios de los amigos que no pudieron asistir fueron llenando la sala de estar. Regalos para Harper, globos de felicitaciones y flores, diversos arreglos florales de buena suerte, tantas que su agradable perfume se sentía en toda la casa.

La reunión es íntima y agradable. Mark ha preparado torpemente postres y aperitivos simples, pero de un buen sabor. Junto a Celia entra y sale de la cocina para continuar sirviendo a sus amigos, hasta que solo es Mark, hasta que ya ni siquiera es él. Camelia ingresa a la cocina para buscarlos y lo primero que ve es la expresión de Mark pidiéndole ayuda. Celia estaba inclinada sobre la encimera, por su modo de querer ocultarse torpemente, Camelia entiende qué es lo que ha pasado. Se acerca a ella sin hacer ruido, le retira el cabello que cubre su rostro por completo, el sudor ha manchado su frente.

—Celia, yo puedo ayudar aquí. ¿Por qué no sales al patio a tomar aire? La noche es fresca.

—S-Sí, perdón, saldré un momento.

Camelia regresa con disimulo y le susurra algo a Jude. Él ingresa por la puerta trasera por donde Celia había desaparecido. Ahí estaba, en medio del patio, apoyada en la verja de metal mientras tenía una mano cubriendo su nariz y boca. Su hermano se acerca a ella y coloca con cuidado una mano en su nuca. La siente temblar bajo su toque.

—¿Ya te sientes mejor? —Jude pregunta de forma delicada.

—Estoy bien, es solo que, el perfume, ¿no te parece muy fuerte? —Celia sonreía, pero sus ojos están bañados en lágrimas.

—Lo sé. Es como tener un jardín allí dentro.

Su hermano se ofrece a llevarla a casa, pero Celia se niega una y otra vez.

—Quiero estar con Nelly y Harper.

—¿Estas segura?

—Sí, solo me lavaré la cara.

Jude intenta tocarla, pero su hermana se aleja de él.

—Celia...

—Regresaré en unos momentos. No te preocupes. No tienes que preguntarme si estoy bien cuando ya te he dicho que lo estoy.

Jude regresa con una expresión tranquila y le susurra algo corto a la enfermera, quien regresa a la cocina por unos momentos. Axel nota en Camelia la misma expresión sobria de su amigo, la ve tomar asiento como si no pasara nada.

Las dudas llenan su cabeza hasta inquietarlo, quiere respuestas y las quiere ahora.

—¿Qué ocurre con Hills? —le pregunta a Jude, parece incomodarlo.

—Algo indispuesta.

Una respuesta corta que no le dice nada.

La reunión continúa, nadie parece notar la ausencia de Celia.

—Te sugiero que no la molestes —la voz de Jude lo toma por sorpresa. No había dicho nada, pero su amigo supone que está impaciente al no verla regresar.

Axel sigue sin pronunciar una sola palabra y Jude, como es costumbre, trata de adivinar lo que está pensando, lo ve como si no entendiera su inquietud.

—Axel, ¿cómo es que no lo recuerdas?

—¿Qué tengo que recordar?

—Cuando Mark murió —Axel separa ligeramente los labios, conmocionado—. Celia tuvo la misma reacción. No es que le haya pasado algo ahora, ella no se siente bien con el perfume artificial de las flores.

Axel tiene memorias difusas de cada acontecimiento vivido cuando El Dorado atacó. Al poseer el brazalete temporal, el tiempo ha sido ajeno a él. Sabe que Mark murió, pero no recuerda haber asistido al funeral, incluso si Jude le ha dicho que estuvieron juntos apoyando a Nelly. Tiene recuerdos borrosos, inventados y mezclados. Recuerda llantos y lamentos, pero no tiene imágenes claras del funeral.

Aun así, eso no es lo que le interesa ahora.

—¿Flores? No reaccionó así cuando la traje en mi auto cargando las flores de Nelly.

—Es con la cantidad, el perfume se siente fuerte para ella. Hoy han traído muchos arreglos de buena suerte para Harper, creo que no esperó eso.

—No entiendo, ¿por qué con las flores?

—Supongo que tiene que ver con el funeral de nuestros padres. No recuerdo si hubo alguno, quizás lo hicieron antes de enviarnos al orfanato. Es solo una teoría mía, porque no pudimos estar en otro lugar donde este aroma se sintiera así de fuerte. Tal vez ella regresa a ese día de forma inconsciente solo por sentir el perfume concentrado.

Axel la entiende muy bien, él lo está viviendo. Su mente lo lleva de nuevo al interior del Sector Quinto en sus sueños, cuando está rodeado de silencio y a oscuras; lo lleva al interior del faro el escuchar las olas golpear contra la orilla y a las entrañas de El Santuario cuando la brisa penetra su nariz. Siempre regresa a esos lugares sin pedirlo, y se siente muy real.

—No me estoy preocupado.

—"Deberías" —piensa, sabe que Jude quiere a Celia, pero su relación no es la misma que él comparte con Julia. Es más sutil.

—Celia es bastante fuerte y estoy seguro de que lo superará con el tiempo. No le gusta que la sobreproteja, siempre ha sido muy independiente, por eso prefiero estar cuando me necesite.

—"Te necesita".

Celia es fuerte, Axel lo sabe, pero también la ha visto vulnerable esos días. La maestra tenía límites, límites que no compartía con Jude, y si no era su hermano a quien pudiera confiarle lo que más le dolía, ¿con quién sería capaz de sentirse en un lugar seguro cuando lo necesitara? Él tenía a Julia, su hermana era la razón por la que no se permitía rendirse.

La pequeña reunión se termina a las nueve. Axel ayuda a Silvia a recoger los servicios y los deja en el fregadero. Celia estaba lavando tazas con tranquilidad.

—Ya has ayudado demasiado —Nelly aparece en la cocina con un rostro serio.

—Es verdad. Celia, me encargaré de esto —Silvia ofrece su ayuda mientras enrolla sus mangas.

—Gracias, Silvia, pero nos encargaremos de los platos mañana. Ahora a descansar todos a sus casas. Erik está afuera, se dormirá sobre el volante si no vas a buscarlo.

Nelly no ha perdido la autoridad sobre ellos a pesar del tiempo.

Silvia se despide de sus tres amigos con prisas, pero a Celia la abraza con cariño. Esta vez, la joven madre se concentra en el único hombre de la habitación.

—¿Crees que puedas llevar a Celia a casa, Axel?

—No quiero molestar, mi hermano ha dicho que va a llevarme.

—No me molesta llevarte —Axel calma a Nelly con su expresión serena. Ella no ha mencionado nada, pero él sabe que, al igual que todos, los recuerdos del funeral se hicieron presentes.

"Quizás las fiestas se hacen de noche por esto, porque al final, siempre terminan tristes".

Celia se despide de Jude y traga el nudo en su garganta cuando él le da un golpecito en el hombro, era su forma de decirle que la quería. Verlo marchar no se siente bien, había algo en ella que la molestaba al ver que no se opuso cuando Axel le dijo que la llevaría a casa en su lugar, algo que la hacía desear ir detrás suyo.

Pero ya no es una niña, no puede buscarlo siempre que se sienta mal.

Se acomoda en el lugar del copiloto y se abrocha el cinturón, cierra los ojos, los abre cuando no escucha a Axel entrar. No lo ve por ningún lado. Pasan los minutos y el presidente no aparece. Se siente tonta esperándolo y se debate entre bajarse o no cuando lo escucha abrir la puerta.

—¿A dónde has ido?

—Encontré una panadería abierta. Para el camino.

Axel le alcanza un paquete de papel, está caliente al tacto. Celia lo abre y se sorprende al ver un pequeño croissant relleno envuelto en una servilleta.

—Gracias, pero ¿no te molesta que tu auto huela a croissant?

—Agradecería que siempre oliera a croissant.

Tras el primer mordisco, el fuerte aroma del chocolate y la masa recién hecha llenan el aire, y Celia deja su expresión apagada para verse de nuevo tranquila.

—"Mucho mejor así" —piensa, pero no lo dice.

Hay muchas cosas que piensa respecto a Celia que no dice.


*Omiyamairi: Bautismo sintoísta tradicional para los niños en Japon.