En un tranquilo café de la ciudad, dos hombres se encontraban sentados en una mesa, compartiendo risas y conversaciones profundas. Tai, un joven extrovertido con una sonrisa radiante, y Joe, un hombre más reservado pero con una mirada llena de ternura. Ambos se habían conocido hacía algunas semanas en un Bar y desde entonces habían estado saliendo juntos, explorando la ciudad y descubriendo cosas nuevas el uno del otro.

Tai, con su personalidad efervescente, había logrado sacar a Joe de su zona de confort, animándolo a probar nuevas experiencias y abrirse a diferentes perspectivas. Joe, por otro lado, había cautivado a Tai con su inteligencia y su sensibilidad, mostrándole un mundo de emociones y profundidad que Tai no sabía que existía.

Sin embargo, no todo era color de rosa. Ambos hombres venían de experiencias pasadas que habían dejado heridas en sus corazones. Tai había sufrido una ruptura dolorosa con su ex pareja, mientras que Joe llevaba años lidiando con su identidad sexual en una sociedad que aún no aceptaba la diversidad.

Pronto se acercaba el cumpleaños de Joe y Tai, quería hacer algo especial y arriesgado como regalo, algo que nunca antes hubiera imaginado.

Tai era un chico extrovertido y creativo, siempre buscando nuevas experiencias y emociones en la vida. Joe, por otro lado, era más reservado y reflexivo, pero su cariño e interés por Tai lo había llevado a abrirse y disfrutar de la vida con una nueva pasión.

A medida que se acercaba el día especial, Tai comenzó a idear un plan secreto para sorprender a Joe. Había escuchado hablar de un lugar misterioso y emocionante en las afueras de la ciudad, un lugar donde se podía experimentar la libertad y la adrenalina en su máxima expresión.

Después que dejó a Matt, todo un mundo se abrió ante los ojos de Taichi y su monótona vida, por eso con Joe quería que todo fuera diferente y el hecho que el muchacho fuera tan reservado, mucho más que su Ex, le daba la pauta para querer hacerlo arriesgarse a nuevas emociones.

Le habían dicho de aquel lugar, un sitio donde otras parejas asistían y conversaban, pero también otras cosas se compartían y él quería experimentar, aun no amaba a Joe, pero sabía que eso era cuestión de tiempo y quería que los dos se sintieran libres y no atados, no quería que su relación terminara como la anterior, por eso quería no hacerlo aburrido desde el inicio.

—¿Ya me dirás dónde vamos? —preguntó con los ojos vendados

Iban dentro del automóvil y ya tenían varios minutos manejando, para Joe que no le gustaban las sorpresas estaba un poco nervioso, no tenía la más mínima idea de dónde iban, solo sabía que estaba feliz porque era su primer cumpleaños junto a Tai

Se podía decir que eran novios, aunque ninguno lo pidió formalmente, pero no estaban viendo a otras personas y se frecuentaban demasiado tiempo, así que se podría decir que eran una pareja.

Llegaron finalmente al sitio, Tai le quitó la venda a Joe y frente a él vio una especie de centro nocturno, algo como un Club muy exclusivo porque había muchos guardias custodiando

—¿Qué es esto? —preguntó confundido

—Entremos

Entraron al lugar y frente a ellos vieron un reglamento pegado a la pared, este hablaba sobre confidencialidad, que no se permitían uso de celulares o cámaras, de hecho debían dejar sus pertenencias en los lockers, eso tenía un poco confundido a Joe, pero aun así entró.

Había un reservado para los dos, pero este solo se cerraba con una cortina roja, dentro había una cama y también una mesa con un sillón, sobre la mesa una cubeta con Champaña fría y dos copas

—¿Qué es este lugar?

—Leí buenas recomendaciones

—No sé si me agrade —miró hacia la cama— ¿Es un Motel? Pero no hay puerta y cualquiera podría asomarse

—Es la idea —respondió avergonzado

—¿Qué? —preguntó muy confundido Joe

—Por si quieres que se una alguien, dejas un letrero a la entrada y pones qué quieres o qué buscas, el tipo de persona que te gustaría

—Y tú ¿has hecho este tipo de cosas antes? —preguntó un poco triste

—No, creí que sería algo nuevo para los dos ¿te gustaría experimentar un trío o algo? —aunque estaba avergonzado, sentía emoción

—No realmente —comentó decepcionado— Mejor me voy

—Espera —se acercó, preocupado— Creí que tal vez te gustaría

—No soy esa clase de persona, lo lamento, pero puedes quedarte

—Claro que no, es tu sorpresa de cumpleaños y si no te gusta, nos vamos —lo tocó por las mejillas— No quería ofenderte

—No me ofende, me incomoda

—Joe, mi anterior relación se volvió tan rutinaria que no quería que nos pasara lo mismo desde el inicio, por eso creí que sería buena idea, pero veo que me equivoqué, perdóname —dijo con tristeza, incapaz de mirarlo a los ojos

—Tai —levantó su rostro y besó su mejilla— Me gusta que quieras que las cosas sean diferentes, nos quedaremos

—¿En serio?

—Pero dame tiempo, hoy solo quiero estar contigo, nada de tríos y esas cosas, vamos a un Motel normal, solos tú y yo —sonrió amplio y le besó la frente

—Está bien, aunque ya pagué —miró alrededor, ese lugar no era nada barato

—Entonces nos tomaremos una copa —lo agarró de la mano y fueron para al menos tomarse esa botella de vino

Luego de un rato, salieron de ese lugar para mejor ir a un Motel, no tuvieron sexo en ese club, pero Joe abrió la posibilidad a que después hicieran algo como eso, pero aún no estaba listo.

Una noche, Matt e Izumi decidieron salir a divertirse y relajarse, así que se dirigieron a un antro para bailar un poco y beber. La música retumbaba en sus oídos mientras se dejaban llevar por el ritmo y la energía contagiosa de la pista de baile. Se movían con gracia y alegría, disfrutando de la compañía del otro y la atmósfera vibrante del lugar.

Después de varias horas de baile y risas, decidieron salir para tomar un poco de aire fresco. Mientras caminaban por la calle, Matt notó algo que le llamó la atención en la distancia. Un hombre de espaldas a ellos, con una silueta familiar que lo dejó perplejo. Se detuvo en seco, dejando a Izumi confundido por su repentino cambio de actitud.

Matt se quedó en silencio por un momento, tratando de procesar lo que veía. Finalmente, con una mirada de sorpresa en los ojos, señaló hacia el hombre a lo lejos, quien estaba acompañado de otro, más que él, ambos estaban de espaldas hacia ellos.

—¿Qué sucede?

—Es Taichi, mi ex —dijo perplejo, hacía tiempo que no pensaba en él

—Ah —expresó Izumi, cruzándose de brazos— ¿Quieres ir a besarlo?

—¿Qué? —volteó hacia él e intentó no sonreír— ¿Estás celoso?

—No, estoy súper contento —dijo con sarcasmo

—No quise ofenderte —le dio un ligero abrazo y un beso en la mejilla— Olvidémoslo, sigamos

Aunque Matt parecía que no le importaba, se estaba preguntando quien era ese hombre que caminaba al lado de Tai, miles de recuerdos acudieron a él, pero pronto los alejó, ahora estaba con Izumi y no era justo pensar en otro.

Pasaron justo a un lado del lugar donde vio salir a su ex pareja y notó que era un club, aunque no era experto sabía que tipo de lugar era ese, jamás pensó que Tai tuviera esos gustos, lo conocía desde la preparatoria, estuvieron juntos por muchos años y recién se interesaba.

—Vaya, que interesante —mencionó Izumi cuando pasaron por ahí

—¿Te parece? —preguntó Yamato confundido— Creo que es frívolo

—Sí, pero suena seductor

—¿Eres de esos? —cuestionó con asombro

Escuchó de parte del otro una risita, pero después negó

—No, pero quizás intentar una vez sería, no sé, interesante

—Ya veo —meditó en silencio— Entremos para ver cómo es

—¿De verdad?

—Sí —agarró su mano y regresaron unos pasos hacia atrás

—Lo siento, solo es por reservación —dijeron los de la entrada

—Que lástima

—¿Podemos saber al menos de qué va el asunto? —preguntó Matt

—Pueden entrar al vestívulo —contestó el hombre— Hay un reglamento, ahí en la recepción pueden hacer una cita si quieren —dijo muy amablemente

La pareja se miró mutuamente y asintieron, así que entraron para ver de qué se trataba todo

—¿Cómo ves? ¿Venimos un día? —preguntó Izumi a Matt

—Eres tú el interesado, yo podría pasar —respondió encogiendo los hombros con desinterés— Pero puedo hacerlo por ti

—¿De verdad?

—Sí así que tú decide

—Entonces lo pensaré —sonrió emocionado— Guardaré el teléfono

Izumi sacó su teléfono y guardó el número. Mientras lo hacía, Yamato lo observó en silencio, no estaba convencido, pero no quería que su relación terminara como sucedió con la de Taichi, ambos se volvieron aburridos y poco arriesgados, prefería ceder.


Gracias por leer mi historia, espero les esté gustando