El sol se ocultaba tras las nubes grises, tiñendo el cielo de un rojo oscuro que recordaba a la sangre. En la desolada ciudad de Neo-Tokio, los edificios en ruinas se alzaban como gigantes caídos, sus estructuras desmoronadas y cubiertas de vegetación salvaje. La quietud del lugar era solo interrumpida por el sonido lejano de un crujido, como si los fantasmas del pasado aún vagaran por sus calles.

La llegada del extraño virus espacial había transformado a la humanidad de formas inimaginables. De los esqueletos de lo que antes eran ciudades, emergían figuras imponentes, mutaciones que habían tomado forma de criaturas voraces y aterradoras.

Katsuki Bakugo avanzaba con paso firme, su mirada feroz escaneando cada rincón. A sus veinticinco años, su figura era imponente; el cabello rubio cenizo y desordenado le daba un aire de salvajismo. Vestía una chaqueta de cuero negra, rasgada aquí y allá, y unos pantalones tácticos que parecían haber sido testigos de múltiples batallas. Aunque su carácter era lo que más lo definía, su determinación de utilizar sus poderes explosivos para el bien había convertido al joven en cazador de mutaciones.

No era solo su aspecto lo que atraía atención: su excepcional capacidad para generar explosiones hacía temblar el suelo bajo sus pies. Aunque algunos podrían considerarlo egoísta o impetuoso, Bakugo tenía un propósito: proteger a los inocentes. No podía soportar ver cómo su mundo se desmoronaba por culpa de esas aberraciones. Cada día, se aventuraba en las ruinas de su ciudad, en busca de monstruos que eliminar.

—¡Maldita sea! ¿Dónde están? —murmuró, apretando los dientes mientras se preparaba para lo que pudiera venir. Las explosiones que podía generar eran su única defensa contra los horrores que ahora acechaban a la humanidad.

Un ruido ensordecedor lo hizo detenerse. Un crujido, seguido de un bajo rugido que resonó en su pecho. Bakugo se volvió hacia la dirección del sonido, sus sentidos agudizándose. La noche caía rápidamente, y con ella, la oscuridad parecía cobrar vida.

Mientras la luna se ocultaba tras nubes cargadas de electricidad estática, Bakugo se encontró frente a una cueva oscura. Era un lugar del que había oído historias; muchos habían desaparecido en sus sombras, devorados por las criaturas que la habitaban. Sin embargo, el impulso de protección lo empujó adentro. Con su poder en la punta de los dedos, avanzó con determinación.

El aire dentro de la cueva era denso, casi palpable. Ruidos extraños resonaban a su alrededor: el goteo del agua en charcos oscuros, un crujir incesante de rocas, y, lo más inquietante, unos ecos distantes que sonaban casi como gritos.

Bakugo, aunque acostumbrado al peligro, empezaba a sentir una inquietud desconocida. Pero no podía darse el lujo de retroceder; había promesas que cumplir. Lo que no esperaba era que ese camino lo llevaría a su peor pesadilla.

—¡Vamos, no tengo todo el tiempo! —gritó, su voz retumbando entre las paredes caídas. La respuesta fue un eco monstruoso que lo hizo estremecerse.

De repente, una sombra se lanzó hacia él desde un callejón. Bakugo reaccionó al instante, sus manos iluminándose con una energía explosiva. Una explosión chisporroteante iluminó la escena, y la criatura quedó momentáneamente desorientada. Era una bestia, una mutación grotesca: su piel escamosa brillaba con un tono verdoso, sus ojos, dos pozos oscuros llenos de odio, y su boca, una hendidura llena de dientes afilados como cuchillas.

Por lo demás, era una especie de humanoide, sus mayores deformaciones eran poseer una estatura de casi 2 metros de altura, tantos sus brazos como piernas eran gruesas, triplicaban el tamaño de Katsuki. La criatura andaba en 2 piernas como un humano y poseía igual dos brazos, sin embargo, tenía una extensa cola de reptil, que combinaba con su monstruosa piel escamosa.

Además de eso, el hábil cazador pudo notar que antes de la mutación, aquello fue simplemente un hombre como él, su sexo lo delataba, pues se encontraba por completo desnudo. Bakugo lo miró con profundo odio, era una verdadera aberración.

—¡No me vas a asustar, monstruo! —gritó, lanzándose hacia adelante con una serie de explosiones que lo impulsaban. Sin embargo, la criatura se recuperó rápidamente y, con un giro inesperado, sus garras rasgaron el aire, atrapando a Bakugo por la muñeca.

—¡AHHH! —El grito de Bakugo resonó en la cueva mientras sentía la presión de la criatura, el pánico comenzando a apoderarse de él. Sin embargo, su instinto de supervivencia era más fuerte. Con un movimiento brusco, concentró su energía y liberó una explosión que hizo retroceder a la bestia.

Gruñó, mientras se recuperaba y se preparaba para el siguiente ataque. La criatura, ahora enfurecida, lanzó un rugido que hizo vibrar los vidrios rotos de los edificios de afuera.

—¿Tienes hambre monstruo? —rió, aunque su risa sonaba más como un grito desafiante —¿Tú y todos tus amigos quieren un poco de mi fuego?

El monstruo se abalanzó de nuevo, pero Bakugo no se dejaría atrapar otra vez. Gritó, disparando una serie de explosiones que iluminaron el interior. Sin embargo, la criatura era más astuta de lo que parecía. Con un salto ágil, se desvió y, en un movimiento inesperado, logró atrapar a Bakugo por el torso.

—¡No! —gritó Bakugo, mientras la criatura lo levantaba del suelo, su aliento caliente y putrefacto. La oscuridad lo envolvía, y a pesar de sus intentos por liberarse, la fuerza de la mutación era abrumadora. —¡Tienes que soltarme!

La criatura, sin embargo, no parecía interesada en escuchar. Con un rugido ensordecedor, lo arrastró hacia el interior de la oscura cueva, llena de sombras y ecos, alejándose cada vez más del pequeño rastro de luz que podía ver hacia fuera.

—¡Maldita sea, esto es un desastre! —pensó Bakugo mientras su mente luchaba por encontrar una salida, mirando con desesperación los alrededores, en tanto era arrastrado.

Las paredes de la cueva eran húmedas y frías, y el aire olía a moho y descomposición. Apretó los dientes, la criatura lo dejó caer en el suelo, y Bakugo se dio cuenta de que debía actuar rápido.

—¡No me vas a vencer! —gritó, levantándose con determinación. La bestia lo observaba, su mirada llena de hambre y rabia.

Con una explosión ensordecedora, la cueva se iluminó brevemente, y las rocas comenzaron a temblar. La criatura retrocedió, sorprendida por la fuerza de Bakugo. Sin embargo, el joven sabía que no podía permitirse fallar.

—¡Vamos, Katsuki! ¡Es hora de salir de aquí! —gritó, mientras se preparaba para otro ataque. La adrenalina corría por sus venas, y aunque la situación era desesperada, un destello de esperanza se encendía en su interior.

—¡No te dejaré ganar! —murmuró, respirando hondo y concentrándose. Su determinación era más fuerte que nunca; no solo luchaba por su vida, sino por el futuro de una humanidad asediada por el horror.

Sabía que debía salir de la cueva y encontrar una salida antes de que la bestia recuperara el control. Corrió por túneles oscuros, pero a cada paso, la criatura lo seguía, sus garras desgarrando el suelo detrás de él. Su mente estaba llena de pensamientos críticos

Como si respondiera a su desesperación, un destello de luz brillante se asomó a lo lejos. Era la salida, pero también la bestia estaba ya cerca, lista para atrapar a su presa. Con fuerza de voluntad y coraje, Bakugo reunió toda su energía en una última explosión.

A medida que la criatura se abalanzó sobre él, su cuerpo brilló con un resplandor intenso y ardiente. El estallido resonó en toda la cueva, enviando ondas de energía que hicieron temblar las paredes.

La explosión fue tan poderosa que el eco resonó en su mente incluso después de haber pasado. La criatura fue arrojada hacia atrás, chocando contra la pared en un estruendo ensordecedor. Sin detenerse, Bakugo corrió hacia la salida, sintiendo el aire fresco acariciar su rostro mientras saltaba fuera de la cueva.

Tan pronto como sus pies tocaron el suelo exterior, una gran sonrisa de victoria surcó su rostro, logró salir de tan espantosa cueva, seguro de que la criatura murió tan pronto recibió ese ataque, en el cual agotó una gran cantidad de su energía de reserva.

Pero en aquel futuro aterrador la suerte no siempre corría del lado de la persona más hábil, fuerte o inteligente, si no de aquel que mejor se aferrara a su instinto de supervivencia. En esta ocasión fue la criatura, que pese a todo pronóstico, logró alcanzarlo y agarrarlo por la pierna.

—¡No! ¡Demonios! —gritó desesperado cuando fue alzado por encima de los hombros de la mutación, en cuyo instante sus ojos se cruzaron por primera vez.

Con horror, Bakugo vio como esa monstruosidad aún poseía detrás de la horrible mirada, un destello de pupila humana, un grito de auxilio habitaba ahí, en lo más profundo, dormido.

—¡Suéltame! —exclamó enfurecido, pero también aterrado

Intentó usar de nuevo una de sus explosiones, pero la última ejecutada hizo que sus reservas se terminaran, sabiendo que debía dormir y comer apropiadamente para recuperarse, pero en esa cueva no parecía haber muchas opciones.

La criatura lo dejó caer al suelo de forma violenta y lo arrastró de nuevo hacia el interior de la cueva, jalándolo de la pierna que no había soltado. Con lo que quedaba de su fuerza humana, Bakugo intentó soltarse del ataque, sin éxito.

—¿Por qué no me come? ¿Dónde me lleva? —por primera vez desde que comenzó aquella brutal cacería, el verdadero pánico se apoderó de él.

No podía siquiera imaginar los planes que esa criatura tenía para él ¿Pensaba devorarlo de una? Quizás en esos momentos no tenía mucha hambre ¿O acaso quería comerlo a pedazos? ¿Arrancaría uno por uno sus miembros y los tragaría poco a poco? También pensó que tal vez vivía en una colmena de monstruos y cazaba para toda una manada.

Con el verdadero horror recorriendo cada fibra de su ser, Bakugo fue arrastrado al interior de la cueva, sin saber la clase de situaciones que le esperaban en lo más profundo de ese terrible sitio. Lo que tenía presente es que pelearía hasta el último momento, así su cuerpo terminara desmembrado.


Hola, esta historia continuará, antes que todo quiero advertir que no escribiré Gore, podrán haber escenas violentas o sangrientas, pero no recurriré a lo desagradable, al menos no en ese sentido, en el sexual... ya cada quien tendrá su juicio, aunque como dice en el perfil, acá habrá versión censurada, para ver la que no la tiene, visiten mis perfiles en Amor Yaoi y AO3, en esta ocasión este capítulo está íntegro. Gracias por leer, si te gustó, déjame un comentario, si no te gustó déjalo también, pero todo con respeto.