Harry miró a Severus.
—¿Lo prometes?
Se detuvo en la oficina de Severus de camino al tren. Había dejado a sus gatitos en los aposentos de Severus.
—Sí, Potter. Prometo cuidar a los gatitos, a Fawkes y a la señora Norris.
Severus todavía no estaba seguro de cómo terminó con Sofía como su nueva gatita o cómo acabó accediendo a vigilar el zoológico en crecimiento de Harry.
—¿Prometes volver?
Severus tenía miedo de que Harry pudiera decidir no regresar por culpa de Dumbledore.
—No abandonaría a mis mascotas. Amber viene conmigo.
Harry estaba ansioso por sus vacaciones con su nueva familia. Estaba un poco nervioso, pero se habían estado escribiendo durante un tiempo, así que se sintió un poco mejor al ir con casi extraños.
Si bien no fue una confirmación, Severus sabía que era lo mejor que iba a obtener.
—Harry, no te metas en problemas.
Harry le dio a Severus una pequeña sonrisa.
—¿Yo, meterme en problemas? Debes haberme confundido con alguien más —se dirigió hacia la puerta—. ¿Cómo se siente Dumbledore con ese guardián que tiene?
—¿Por qué?
—Curiosidad.
Harry se fue antes de que Severus pudiera hacer otra pregunta.
Severus sabía que no era una pregunta inocente. Cerró los ojos y se preguntó qué había hecho en una vida anterior como para ser plagado por los Potter. Sabía que más tarde se enteraría de lo que faltaba.
Severus dejó su revista de pociones mensual.
—¿Qué?
—Mi guardián no está. En su lugar hay una piedra enorme que dice "No te comas los caramelos de limón". No tengo ni idea de adónde fue.
Dumbledore había pasado una buena hora tratando de averiguar qué sucedió.
Minerva suspiró mientras se servía té.
—No creo que haya sido Harry esta vez. Todavía estaba allí cuando partió el tren y lo vi subirse al tren.
—Lo sé. Salí de mi oficina después de que el tren se fue para ir a Hogsmeade por más caramelos de limón y cuando regresé ya no estaba.
Severus se preguntó cómo Harry pudo haberlo hecho.
—El tren no llegará a Londres hasta las 7.
—Exacto. Los fantasmas y los retratos nos habrían informado si alguien se quedó.
Dumbledore tomó su taza de té.
—Sé Minerva que piensas que el joven Harry robó el Espejo, pero no lo creo, no con esto.
—Estoy de acuerdo. Harry estuvo en el castillo cuando robaron el espejo, pero ya no para este último robo.
—¿Severus?
—Lo siento, Albus, pero si hiciste los escaneos, todo lo que puedo hacer es volver a ejecutarlos y comprobar si hay algún residuo de poción.
Severus sabía que Harry tenía que haberlo hecho. Nadie más podría haberlo hecho.
~Mientras tanto~
—¿Qué quieres, Weasley?
Draco ni siquiera le dio tiempo a Weasley o Granger para abrir la boca.
—Solo quiero asegurarme de que Potter sepa que vendrá a casa conmigo.
—¿Qué droga estás tomando? Debe hacerte delirar tanto si es que crees que eso sucederá.
Harry vio a la rata saliendo del bolsillo de Weasley.
—Aunque si esa es tu mascota, no me sorprende. Eso indica que no sigues las reglas. Después de todo, las únicas mascotas oficiales permitidas en Hogwarts son un búho, un gato o un sapo. Eso no es un sapo. Así que debes pensar que estás por encima de todos y que las reglas no se aplican a ti.
—Deja a Scabbers fuera de esto. Solo estás celoso.
Harry se echó a reír.
—¿Celoso de qué? ¿Ropa, una mascota y una varita heredadas? No, en todo caso, en realidad no siento nada por ti más allá del hecho de que eres una molestia.
—Qué grosero. Su familia es más pobre que la tuya.
—Eso no impide que haga algo con su arrogancia. No soy su amigo ni voy a vivir con él, así que debería de dejar de decírselo a la gente. Debería olvidarme.
—Vivirás con su familia. El director incluso nos lo dijo —informó Granger con suficiencia al compartimento.
Harry soltó una ligera risa.
—Ya lo veremos.
—Salgan ahora.
Draco hizo que sus sujeta libros se aseguraran de que se fueran.
—¿Tus padres te van a recoger?
Harry vio al dúo yéndose y hablando.
—Sí. Haré que mi padre convoque a los aurores si sus padres intentan algo.
—Bien.
Harry estaba agradecido de tener una copia de su papeleo con él. Sabía que Dumbledore iba a intentar algo estúpido.
—Harry, una familia de pelirrojos viene hacia ti.
Blaise había estado buscando a su madre. Se habían retrasado en bajarse del tren por un grupo de estudiantes de tercer año gritando sobre una broma.
—Iré a decírselo a mi padre.
Draco se fue de inmediato para buscar a sus padres.
Harry miró a su alrededor buscando a su familia y los vio acercándose a él. Vio a Ian Potter liderando el camino con su tía abuela Claira Melrose y su primo cuarto Simón.
—Esto va a ser muy divertido.
—Sí. Ha sido tan molesto.
Blaise y la mayor parte de la escuela habían escuchado a Weasley hablar sobre cómo Harry iba a vivir con él.
—Harry, querido, es un placer verte de nuevo. Ahora, ven conmigo.
Una mujer pelirroja de alrededor cincuenta años tiró a Harry del brazo.
—No voy a ir a ningún lado contigo. Ni siquiera te conozco.
Harry la reconoció como la mujer que mencionó el andén 9 ¾. En realidad, nunca la conoció. Se preguntó por qué cualquier madre pensaría que un niño iría con un extraño.
—No tengo tiempo para esto, querido. Tenemos que irnos.
Molly fue a agarrar el brazo de Harry, pero éste se apartó.
Ian Potter apareció junto a Harry.
—¿A dónde crees que llevas a mi sobrino nieto?
Sabían que este tipo de problema podría ocurrir.
—Soy Molly Weasley y lo llevaré a mi casa. Lo vamos a adoptar.
Molly le envió una sonrisa a Harry.
—Mi hija y mis otros hijos están ansiosos por conocerte.
Ian miró a un Harry molesto.
—No hemos estado de acuerdo con eso. Sé que Harry no lo ha hecho.
Ironclaw le había enviado una carta a Ian sobre el estatus de Harry y los intentos de Dumbledore de que la familia Weasley lo adoptara.
—Tienes razón. Le dije a su hijo que no iría con ellos en el tren. Incluso le mostré a Dumbledore que él no es mi tutor mágico.
Harry sacó sus papeles. Deseaba que Dumbledore lo dejará en paz.
Kingsley gimió cuando llegó al andén en respuesta a una llamada de Lucius Malfoy. Llegó a tiempo para escuchar a Molly Weasley declarar que Harry sería adoptado por su familia.
—Señora Weasley, por favor, venga conmigo.
—¿Kingsley? ¿Qué haces aquí? —respondió con fuerza Molly Weasley, y vio a Lucius Malfoy parado y observando a pocos metros de Shacklebolt.
—Señor Potter, puede irse con sus parientes.
El auror Shacklebolt quería mantener la paz.
—Soy Ian Potter y quiero saber qué está pasando.
Ian había leído las cartas de Harry sobre Dumbledore, pero no pensaba que el hombre fuera un idiota. Ahora renovaba su creencia.
—Ella trató de secuestrarme —indicó Harry con amabilidad—. Su hijo se ha estado jactando de que me llevaran a su casa y me obligarán a ser adoptado.
—Te vamos a adoptar. Albus ha hecho los arreglos.
Molly comenzó a hurgar en su bolso.
—Tengo la carta que lo indica aquí mismo.
Harry sacó su papeleo.
—Tengo el papeleo que muestra que Albus Dumbledore no es mi tutor mágico y que Ian Potter, Media Melrose y su esposo Roland, son mis tutores.
—Sí. Soy Claira Melrose y él es mi sobrino nieto Simón. Mi hija y su esposo nos esperan para la cena. El papeleo ha estado archivado desde antes de que Harry comenzara en Hogwarts.
Claira tenía casi noventa años y cabello blanco. Era alta, delgada y vestía la túnica más elegante de todas.
—No, lo vamos a adoptar —casi gritó Molly—. Esto es más que ridículo. Albus y yo hemos acordado que Harry es nuestro. Necesita alejarse de esos magos oscuros en Slytherin. Será adoptado, reordenado a Gryffindor y comenzará a honrar a sus padres.
—Molly, es verdad. Ahora, por favor, ven conmigo.
Shacklebolt trató de escoltar a Molly, pero ella comenzó a luchar.
—No pertenece a los mortífagos ni a los de su calaña. No sabemos qué le hará esta familia. Ya es bastante malo que esté en Slytherin y se asocie con mortífagos, sus padres estarían tan avergonzados. Harry necesita aprender lo que significa ser un mago respetuoso, no vivir con algunos magos oscuros sangre pura que creen en lo que promueven los mortífagos como Malfoy.
—Auror Shacklebolt, por favor, escóltela o llamaré a alguien para que la arreste. Si ella dice una palabra difamatoria más, presentaré cargos.
Lucius podía ver que todos estaban prestando atención a lo que sucedía en el andén. El chismero se iba a desbordar.
—Te refieres a sobornar a alguien para que arresten a mi madre. Harry es un Gryffindor y nos pertenece. No a unas serpientes viscosas.
El temperamento de Ron eligió el momento equivocado para aparecer.
—Él es mi mejor amigo. Nos desharemos de todas las serpientes malvadas y oscuras que hay en Slytherin.
Molly se apartó de Shacklebolt.
—Sí, exacto. Que Harry Potter esté en Slytherin es vergonzoso. Nadie respetable salió nunca de Slytherin. La Casa de Quién-Tú-Sabes es como debería llamarse. Tus padres estarían rodando en sus tumbas por lo irrespetuoso que has sido con tus mayores. Albus Dumbledore solo quiere lo mejor para ti y tú te vas con gente de la que no sabemos nada. ¿Cómo sabemos que no te corromperán más?
—¿En qué mundo estás viviendo? En serio, he estado solo durante seis años. ¿Crees que te haré caso? ¿Estás loca o qué? Tu hijo menor es un imbécil. Ya veo de quién lo sacó. Tengo tutores legales y no son ustedes. Adiós.
Shacklebolt se interpuso entre Molly y Harry.
—Molly, no quiero arrestarte. Tienes que venir conmigo, en silencio.
Harry sonrió. Quién diría que los aurores tenían tantos juguetes interesantes.
—Bien. Hablaré de esto con Albus. Cuando llevemos a Harry a nuestra casa me aseguraré de que sepa respetar a sus mayores.
—Ella en serio necesita ser medicada. Estoy seguro de que un sanador mental querrá darle algo para sus cambios de humor.
Harry miró a su familia.
—Estoy listo para irme cuando ustedes lo estén.
