Severus gimió. ¿Qué hizo Harry ahora como para que Dumbledore lo llamara? Severus había pasado la mañana haciendo sus aposentos a prueba de animales. Su propia gatita nueva, Sofía, parecía disfrutar dormir en su cara. Fawkes pasaba la mayor parte de la noche con él mientras la señora Norris aparecía para ver cómo estaban sus gatitos, pero regresaba con Argus. Subió las escaleras hacia la oficina del director. Podía escuchar la voz de Molly Weasley y supo que Dumbledore debió haber intentado algo estúpido anoche en Kings Cross. La puerta se abrió antes de que pudiera tocar. No era una buena señal.
—Severus, por favor, entra.
Dumbledore estaba detrás de su escritorio.
—¿Caramelo de limón?
—No, gracias. Kingsley, Molly.
Severus tomó su lugar habitual, apoyado contra la pared. En serio no quería estar cerca de Molly y sus chillidos.
—¿Cuál es el problema?
—¡Ese niño! —casi gritó Molly—. Se negó a venir conmigo anoche.
—Él tiene una familia. Estaban allí para recogerlo. Me alegro de no tener que arrestarte.
Kingsley había estado peleando con ellos dos.
—A menos que quieras ser arrestada por secuestro, no puedes obligarlo a ir contigo ni lo vas a adoptar.
Kingsley miró a Severus. Esperaba que el hombre ayudara a hacer entrar en razón a los dos idiotas Gryffindor.
—Lo sabías, Albus. Tampoco olvidemos como Ronald ha tratado a Harry.
Harry odiaba a Ron debido a la propia estupidez de este. Para ser honesto, Ron era la versión masculina de su madre, Severus no podía soportar a ninguno de los dos.
—Necesita aprender a comportarse. En serio, estar con mortífagos, ser malo con mi Ronnie, y ser un Slytherin.
Kingsley y Severus arquearon una ceja ante eso. Dumbledore, al darse cuenta de la situación, decidió evitar salir perjudicado.
—Ahora, Molly, Harry no sabe nada sobre los mortífagos. Se ha criado a sí mismo. Necesita a alguien que lo ame y que cuide de él. Que sea una figura materna.
—Albus, él tiene una familia. Si sigues interfiriendo, te encontrarás bajo arresto. Su familia dejó muy claro anoche que no tolerarán otro intento tuyo de retener a Harry. Incluso mencionaron mandarlo al colegio estadounidense. Amelia no estaba feliz cuando se enteró de lo que ocurría. Recibí una advertencia por tratar de cumplir tu orden. La familia Potter le informó a Amelia sobre los problemas que Harry ha tenido contigo, Molly y Ronald.
—Albus, debemos hacer algo —se quejó Molly—. Lily y James estarían tan consternados y decepcionados de que su hijo esté en Slytherin.
—Tengo que irme. Tengo que terminar de completar mi informe sobre mi equipo de auror robado.
Kingsley no iba a ser arrastrado a la misma discusión que tenía cada vez que Dumbledore o Molly mencionaban a Slytherin. Sabía que no era el único en señalar que no todos los mortífagos eran Slytherin, al igual que no todos los criminales lo eran. Venían de todas las casas.
Molly agitó sus manos.
—¡Mira! Es por eso por lo que necesitamos tener la custodia de Harry. Necesita aprender a no robar. ¿No podemos usar eso?
—Molly, como te dije anoche y esta mañana, no sé sí fue él. Estuve en una asignación en Knockturn antes del andén.
Kingsley se estaba molestando. Si hubiera sabido que Dumbledore estaba dispuesto a realizar actividades ilegales, nunca habría aceptado trabajar con él.
—Les advierto, de nuevo, que dejen en paz al señor Potter. Su familia tiene muchas conexiones británicas y saben cómo usarlas.
—Kingsley, debe haber algo que podamos hacer. Necesitamos proteger a Harry. Necesita nuestra guía.
Dumbledore necesitaba controlar al niño. Necesitaban un salvador que la gente siguiera, quería moldear a Harry en su marioneta y que Harry derrotara a Tom.
—No. Amelia ya está al tanto de la situación. En serio, tienes suerte de que no te hayan acusado de secuestro, poner en peligro a un menor y abuso infantil por apartarlo de su familia.
Kingsley inhaló profundo y exhaló despacio.
—Albus, Molly, no hagan nada para que los Melrose o los demás miembros de la familia Potter se enojen con ustedes. Tienen muchos familiares poderosos en ambos mundos.
—Es lo mismo que te dije, Albus. Todo lo que estás haciendo es alienar al niño tratando de moldearlo en lo que tú quieres que sea. Él ha dejado muy en claro que no va a vivir donde tú quieres. Deja de presionarlo y tal vez, él aprenda a confiar en ti. Nunca lo hará al ritmo en que lo estás alienando.
Severus sabía que Harry nunca seguiría a Dumbledore. Dumbledore iba a tener suerte si el niño se quedaba después de enterarse de la profecía y los objetivos de Dumbledore.
—Qué tengan un buen día.
Kingsley se dirigió a la puerta. Necesitaba tiempo para recuperarse antes de regresar al Ministerio. Una vez que se fue, Dumbledore se volvió hacia Severus.
—Severus, sabes que lo necesitamos para la profecía. Él es el salvador y su familia es Gryffindor. Tenemos que hacer que me escuche.
—Albus, ponte en sus zapatos. Lo abandonaste con parientes abusivos que a su vez lo abandonaron en el bosque. Ha vivido solo durante los últimos seis años. Sin nadie más que él mismo en quien confiar. De repente apareces y le dices dónde va a vivir, sin siquiera hablar con él. Hiciste los arreglos antes de que incluso lo tuviéramos en Hogwarts. Él viene aquí y en seguida es juzgado por estar en Slytherin. El niño ni siquiera sabía acerca de Hogwarts hasta dos semanas antes de llegar. Ahora, Molly, tu hijo lo ha llamado serpiente, traidor, le dijo que debería haber muerto con sus padres, le dijo que sus padres se avergonzarían de él. Le enviaste un vociferador. Un vociferador, Molly. ¿En serio esperan que él los escuche después de eso?
Severus esperó a que hablaran los dos mayores parlanchines que había escuchado. Molly parecía confundida y estaba esperando que Dumbledore guiará la conversación.
—Casi los arrestan. Dejen al niño en paz. Quizás si lo escuchas, él podría estar dispuesto a escucharte, Albus. En otras palabras, deja de intentar alejarlo de su familia, deja de intentar imponerle tus creencias, y deja de tratar de hacerlo Gryffindor.
Severus sabía que ellos no le harían caso y que Harry no los escucharía. Dumbledore arruinó cualquier oportunidad que tuviera con Harry cuando trató de tomar el control sin siquiera hablar con Harry. Molly arruinó las suyas con el vociferador. Harry apenas lo escuchaba y solo lo hacía cuando Severus estaba dispuesto a escuchar a Harry y no juzgarlo. Severus notó que cuando trataba a Harry con un poco de respeto, él también lo recibía. Harry ya tenía sus metas trazadas y no veía la necesidad de cambiarlas.
—Tengo una poción preparándose. Me iré de vacaciones después de que esté completa.
Harry se dirigió al tren. Se lo pasó muy bien con su familia y estaba ansioso por regresar a Estados Unidos para sus vacaciones de verano. Nunca supo que tantas personas diferentes podían vivir en un mismo lugar. Conoció a muchos primos, tías abuelas y tíos. Unos eran squib, pero a nadie de la familia le importaba. Eran deportistas, profesores, empresarios e incluso unos estafadores, pero nadie los juzgaba. Tenía su propia habitación y a nadie le importaba que fuera un Slytherin y que sus padres fueran Gryffindor.
Encontró su camino hacia el área de Slytherin. Draco, Blaise y Theo ya estaban sentados en un compartimento. Compartieron sus historias sobre las vacaciones. Amber estaba de perezosa debido a todas las golosinas que recibió de la familia de Harry. Descubrió que no era el único capaz de hablar con las serpientes, pero estuvo de acuerdo en que seguiría siendo un secreto familiar.
Severus se paró detrás de Harry en el Gran Comedor.
—Potter, mi oficina.
Ya había terminado la cena.
Harry tomó unas manzanas.
—Claro. ¿Disfrutaste de tus vacaciones?
Una vez en la oficina de Severus, Severus miró a Harry.
—¿Y la gárgola?
—No sé de qué hablas.
Harry se acercó al librero y comenzó a leer los títulos.
Severus tenía muchos libros interesantes.
—¿Sabes cuándo podría regresar? El director ha estado muy angustiado…
Severus vio la pequeña sonrisa en el rostro de Harry y supo que lo hizo para angustiar a Dumbledore.
—¿Qué tal si vuelve a aparecer y agregó más lecciones?
—Si bien no puedo decir que vaya a estar involucrado con su regreso, ¿a qué te refieres con agregar más lecciones?
Siempre la serpiente y el buscador de tratos.
—Estableceré lecciones de defensa contra las artes oscuras.
—Ya tenemos lecciones de defensa contra las artes oscuras.
Harry tomó un libro y comenzó a hojearlo.
—Sí. Agregaré lecciones de duelo. Te permitiré el acceso a los libros que has estado queriendo leer.
Severus solo quería que la gárgola regresará para no tener que seguir intentando localizarla.
—Ni siquiera preguntaré por el espejo.
—No sé de qué hablas. Sin embargo, si esta misteriosa gárgola regresa, aceptaré el trato.
—Bien. Necesitas recoger a tus gatitos, la señora Norris y a Fawkes.
Harry le dio una mirada de preocupación.
—¿Te quedarás con Sofía?
—Sí, me quedo con la pequeña saco de pulgas.
A Severus le encantaba la gatita. Era una gran compañía, no destruía sus aposentos y siempre dormía con él en lugar de su propia cama.
—Vamos a buscar a tus mascotas. Es casi el toque de queda.
Amber entró deslizándose a la habitación de Harry.
~Ven conmigo.~
~¿A dónde?~
Harry estaba a punto de dormirse. Había sido un día largo y estaba cansado. Tuvo su primera lección de duelo con Severus temprano. Tenía razón sobre la habilidad de lucha de Severus. El hombre también sabía cómo utilizar su entorno. Se batieron en duelo durante más de dos horas con Severus dando consejos incluso sobre dónde esconder una segunda varita o cuchillos para escapar si el enemigo te atrapaba. Severus le puso un programa de ejercicios que incluía trotar.
~Estaba jugando con el cachorro. El viejo apareció de nuevo. Lo seguí. Tiene una serie de obstáculos establecidos.~
Amber se deslizó por el poste de la cama.
Fawkes le trino cuando los gatitos atacaron su cola.
~¿Puso algo que valiera la pena al final?~
Harry iba a revisar el área. Había encontrado muchos tesoros escondidos en Hogwarts.
~No, pero seguía diciendo que necesitaba encontrar el espejo.~
~Cuéntame sobre los obstáculos.~
El espejo. Interesante. Harry escuchó a Amber describir los obstáculos. No sabía mucho sobre magia, pero los obstáculos sonaban demasiado fáciles para las personas que sabían magia. Lo revisará y arrastrará a Severus hasta allí si fuera necesario.
Harry y Amber estaban en la última habitación de los obstáculos.
~Es demasiado fácil. Es una trampa para quien quiera robar lo que sea que Dumbledore planeó poner en el espejo. Al mismo tiempo, una prueba para ver quién lo protegerá cuando el posible ladrón vaya a tomarlo.~
~Es una prueba para ti. ¿Trampa para quién?~
~No estoy seguro. ¿Quizás para el nuevo profesor de defensa contra las artes oscuras? Ha sido extraño. Como las dos voces.~
~Cierto. Sus barreras también se sienten diferentes.~
~Lo noté. Creo que deberíamos traer a Severus aquí cuando sepamos lo que el anciano quiere proteger.~
~De acuerdo. Será mejor que nos vayamos antes de que se pregunten por qué no estás en la cama.~
Harry estaba regresando a la sala común cuando Severus se paró frente a él.
—¿Un paseo matutino, Potter?
—Sí. El aire fresco de la mañana es bueno para el cuerpo.
—Ya veo. Quizás necesites más aire fresco, digamos el sábado, durante la detención.
—No, estoy bien. Adiós.
Severus arqueó una ceja mientras el niño se alejaba. La mayoría de los estudiantes, al menos, saltaban un poco cuando él aparecía de la nada. La mayoría tendría miedo de hacerlo enfadar. No estaba seguro de si quería que el niño le temiera, ya que podría alejarlo de Hogwarts, pero tampoco quería que pensara que podía salirse con la suya. Sí, le asignaría una detención.
Harry abrió la nota que apareció frente a él. La leyó dos veces antes de romperla.
—¿Qué pasa?
—Severus me asignó detención para este sábado. Estoy ocupado ese día.
Harry necesitaba ir a Gringotts. Tenía unas inversiones de las que quería hablar con Ironclaw. También quería ver cómo estaba su casa en el bosque. No quería que se deteriorara. Había estado allí el mes pasado y necesitaba volver. Necesitaba mantenerla en pie ya que no creía que se quedaría en Hogwarts por mucho más tiempo.
—No puedes faltar. ¿Sabes los problemas en los que te meterás?
Draco estaba horrorizado de que alguien pensara en desobedecer a su padrino. En su mente, Severus era incluso más aterrador que su tía.
—Draco, ¿parece que me importa?
—Harry, no podremos cubrirte —advirtió Blaise—. Él lo averiguará.
—No importa. Como sea no asistiré. Tengo asuntos pendientes de los que encargarme.
Harry miró hacia la mesa principal. Le agradaba Severus, pero tenía que prevenir. No confiaba en Dumbledore en absoluto.
—Harry, si no te presentas, podrías ser suspendido o expulsado.
Draco iba a hablar con su padrino. No quería que Harry se fuera. De verdad le agradaba Harry. A Harry no le importaba su dinero ni su título. A Harry le agradaba por ser él mismo. Nunca había conocido a nadie que no supiera sobre los Malfoy. Nunca había conocido a nadie que quisiera ser su amigo por ser Draco.
Harry agarró un plátano.
—Si pasa, pasa.
No le importaba si lo expulsaban de Hogwarts.
—Necesito llegar a la biblioteca antes que la sabelotodo o tendré que soportar su intento de decirme por qué tiene más derecho a los libros que yo.
Harry nunca había conocido a nadie que creyera que una biblioteca era su librero personal antes de Granger.
—¿Draco?
Severus estaba un poco sorprendido de encontrar a Draco en su puerta antes del desayuno, pero le permitió entrar. Tenía que ser importante si Draco se levantaba tan temprano en la mañana. Draco rara vez se levantaba antes de las diez a menos que fuera para la escuela o sus padres lo obligaran. Como era viernes y solo eran las seis de la mañana, sabía que tenía que ser importante como para que Draco ya estuviera levantado y vestido.
—Tío Severus, necesito un consejo.
Draco esperaba no tener que delatar a su amigo. Habían pasado tres días desde que Harry le dijo que no iba a asistir a su detención y su opinión no ha cambiado. Blaise y él trataron de hablar con Harry sobre asistir a la detención y hacer lo que necesitaba hacer al día siguiente. Mañana era sábado.
—Siempre estoy disponible para ti, dragón.
Severus se sentó en su silla favorita mientras le indicaba a Draco que se sentara en su sofá color chocolate bastante destartalado pero cómodo.
—Tengo un dilema. No quiero acusar a nadie, pero si no lo hago, podría haber graves consecuencias. Nadie resultará herido físicamente, nadie está en peligro, pero serán consecuencias muy serias.
Draco no sabía qué hacer y no quería delatar a su amigo, pero le agradaba Harry.
—¿Qué ha hecho Potter?
Severus tenía un mal presentimiento.
—Aún no lo ha hecho. Sé qué planea hacer. Te molestará y tampoco será bueno para él.
Draco había visto a su padrino furioso y no quería volver a verlo nunca más.
Severus pensó durante unos minutos. Miró a su ahijado cuando recordó haber visto a Harry romper su nota sobre la detención.
—No asistirá a su detención.
Severus sabía que iba a llegar a esto, pero tenía que hacerlo. El niño necesitaba aprender a obedecer las reglas y que no estaba exento de ellas. No quería que Harry se convirtiera en James.
—Yo me encargaré.
Draco lució dudoso, pero se fue. Severus dudaba un poco sobre la solución, pero esperaba que funcionara.
—Potter, nos vemos después de clase.
Severus odiaba enseñar a los Gryffindor y Slytherin de primer año los viernes. Harry levantó la vista de su libro, pero no respondió. Severus arqueó una ceja y esperó, pero Harry volvió a su libro. La clase debía comenzar en unos minutos.
—Respuesta verbal, Potter.
Harry miró a Severus.
—¿Qué te picó?
Harry no estaba seguro de por qué Severus estaba enojado y desahogándose con él. Siempre leía su libro y nunca se había enojado antes.
—Potter, detención esta noche a las 7, no llegues tarde. Además, no te olvides de la de mañana a las 11.
Harry entrecerró los ojos. No estaba seguro de lo que estaba pasando. No había hecho nada diferente.
—No sé qué está pasando y no me interesa saberlo, al igual que las detenciones.
Harry tomó sus libros y comenzó a salir del aula. Necesitaba irse antes de explotar. Sabía que, si dejaba que su temperamento saliera, no terminaría bien.
—Si sales por esa puerta, puedes olvidarte de cualquier trato que teníamos.
Harry se volvió.
—Hecho.
Harry salió del aula y se dirigió al dormitorio. Estaba a punto de explotar. Necesitaba salir de Hogwarts. También sintió algo, pero no estaba seguro de qué era. Fue como si alguien lo golpeara.
Severus cerró los ojos. Así no se suponía que debía ser. Después de que Draco se fue, tuvo que escuchar a Dumbledore hablar sobre cómo necesitaban controlar a Harry porque el Señor Tenebroso iba a regresar. Pasó media hora escuchando al hombre despotricar sobre Potter y Lily. Cuánto sacrificaron por el bien de todos. Dumbledore había continuado la discusión hasta que llegaron al Gran Comedor para desayunar. Severus estaba a punto de irse a buscar a Harry cuando los estudiantes empezaron a llegar. No podía dejar solos a los primeros años de Slytherin/Gryffindor y esperar regresar a un salón de clases en una sola pieza con los estudiantes sin lesiones. En especial con Draco y Weasley en la misma habitación.
—Abran sus libros en la página 54.
Severus vio que el reloj marcaba las 8. Se levantó y caminó de su oficina al dormitorio de Harry. Entró para encontrar a todos en la sala común haciendo sus tareas o charlando. No vio a Harry. Draco lo miró y negó con la cabeza. Se dirigió al dormitorio. Sabía lo que iba a encontrar.
~¿Qué vamos a hacer ahora?~
Amber estaba acurrucada junto al fuego en el dormitorio de Harry.
~No estoy seguro. Ironclaw me dijo todo. No tuvimos la oportunidad de hablar sobre qué hacer. Mañana hablaré con él durante nuestra reunión habitual.~
Ironclaw le dio a Harry la ubicación de la mansión Potter. Le explicó a Harry cómo entrar llamando a un elfo doméstico una vez que estuviera en la propiedad. La propiedad era imposible de rastrear. Después de una larga discusión con Amber, ella no estaba feliz, pero se fue con Harry.
~¿Qué pasó con el jefe serpiente?~
Amber tenía a los gatitos acurrucados a su alrededor. Dejaron a Fawkes y a la señora Norris en Hogwarts. Amber le dio a Harry un sermón por haberlos dejado.
~Canceló nuestros tratos cuando le dije que no me interesaban sus detenciones.~
Harry sabía que no fue correcto decirle a eso Severus, pero estuvo dispuesto a quedarse hasta que el hombre dijo que sus tratos se cancelarían. Harry salió del salón porque no quería enojarse, pero fue contraproducente. Harry pensó que podría hablar con Severus después.
~Qué idiotez.~
~No iba a dejar que se desquitara conmigo. No quería enojarme con él. Si me hubiera preguntado, podría haberle explicado y cambiar todo.~
Harry no estaba acostumbrado a lidiar con adultos a diario o siquiera tenerlos en su vida. No los entendía. Severus todavía lo confundía.
~¿Le informaste a la familia?~
~Sí. En la mañana. Relajémonos y tratemos de olvidar este día.~
Harry miró el fuego pensando en el día, Severus y su nueva familia. La vida era mucho más fácil antes de Hogwarts.
—¿Cómo que se ha ido? ¿No está en Hogwarts en absoluto?
Dumbledore estaba furioso. Habían pasado la noche buscando al niño.
—¿Cómo es posible?
Antes de que Severus pudiera responder, el flu de Dumbledore sonó.
Severus se hundió en su silla. Estaba exhausto. Probó todos los diferentes encantamientos de rastreo que le había puesto al niño y no obtuvo nada. Fawkes lo miró a él y a Dumbledore.
—Director, quiero hablar con Severus Snape.
Severus conocía esa voz.
—¿Harry?
—Sí, ¿podemos hablar sin él?
Harry señaló con el pulgar a Dumbledore.
—Mi niño, este es un asunto muy serio y necesito involucrarme si deseas regresar aquí. Me temo que estarás cumpliendo detención conmigo cuando regreses.
—No y no. Adiós, me pondré en contacto con mis parientes estadounidenses e iré a la escuela allí. No voy a estar en la misma habitación solo contigo. Severus, lamento haberte provocado cuando ya estabas enojado…
—¿Cómo qué no? Tienes que asistir a Hogwarts.
Dumbledore no podía dejar que su arma se fuera. Necesitaba que se cumpliera la profecía.
Harry abrió la boca para responderle al viejo tonto, pero Severus levantó la mano.
—Gracias, Harry. Aprecio la disculpa. Quizás, el director nos permitiría hablar en privado.
Severus miró a Dumbledore; esperaba que el hombre entendiera.
—Sí, sí, está bien. Me iré y pueden hablar aquí.
—No. Fawkes te llevará conmigo.
Fawkes trinó su acuerdo y aterrizó en el hombro de Severus.
Severus no quería darle tiempo a Dumbledore para discrepar.
—Listo, Fawkes.
