Harry y Draco estaban sentados en la mesa de Slytherin después del desayuno. No tenían clases y estaban estudiando con dos Ravenclaw que estaban sentados enfrente de ellos. El Gran Comedor estaba casi vacío con la excepción de algunos estudiantes haciendo lo mismo que Draco y Harry. Por lo usual era más tranquilo ahí y el dúo de idiotas de los dos Weasley más jóvenes y Granger evitaban ese lugar. Granger prefería la biblioteca.

—Sé que lo tomaste.

Harry levantó la mirada y vio a Weasley de pie detrás de los dos Ravenclaw que parecían sorprendidos de tenerlo detrás de ellos.

—¿Qué cosa?

Harry se preguntó si Weasley necesitaba que le añadieran estabilizadores del ánimo a su comida.

—El diario de mi hermana y todo lo demás que falta. El espejo, los libros y todo lo perdido de la oficina de Dumbledore —dijo Weasley cada vez más fuerte, atrayendo la atención de todos los que quedaban en el comedor.

—Weasley, ¿sabes lo que es una calumnia?

Harry no vio a nadie del personal en el comedor y se dio cuenta de que era por eso por lo que Weasley lo confrontaba. Por lo general, había al menos un miembro del personal en el comedor. Weasley se mostraba como un bravucón y debe estar esperando acobardarlo. Harry no sintió a Amber, lo que significaba que se había ido a buscar a Severus. Esperaba que Severus o alguien llegara pronto. No quería ser llamado a la oficina de Dumbledore por noquear a Weasley.

—No te estoy calumniando, es la verdad —dijo Weasley con un tono engreído—. Dumbledore sabe que tú robaste todo.

—¿Entonces ustedes me vieron con los libros, el diario y el espejo? No estoy seguro de que sea todo lo demás, ¿pero Dumbledore y tú me vieron con los objetos perdidos?

Harry se preguntó por qué Dumbledore le diría a Weasley sobre eso y entonces recordó a Molly. Sin duda ella le informó a su hijo lo que hizo.

—Creo que se refiere al mobiliario y las cosas que faltan de la oficina de Dumbledore. Padre me escribió ayer para preguntarme sobre eso. Quería saber si era una broma de los gemelos Weasley.

Draco no estaba seguro de qué planeaba Weasley, pero sabía que no terminaría como él esperaba.

—No le he respondido. Lo iba a hacer esta noche. Supongo que incluiré esto. Estoy seguro de que se lo informará a tu abogado.

—Ya veo. ¿Así que has visto ese mobiliario en mi dormitorio o en la sala común de Slytherin? No estoy seguro de dónde esperas que coloque todos los artículos que dices que he robado.

A Harry le gustó la redacción. Sí, lo hizo pero no iba a admitirlo. Tenían que atraparlo. Se divirtió quitando las cosas lentamente con el tiempo. No fue hasta que vació los libreros y sacó las cosas grandes que se notó su robo.

—No, estoy seguro de que tus amigos serpientes mentirían por ti.

Weasley miró a Draco.

—Apuesto a que él le pidió a un elfo que se lo llevara por ti.

—¿Elfo?

Harry estaba un poco confundido por eso ya que no había visto a ningún elfo en Hogwarts. Sabía que estaban ahí, pero no creía que los elfos ayudarían a robar al director. Además, nunca había preguntado.

—Creo que se refiere a los elfos domésticos. No obstante, Weasley, no tengo razón para mentir. Si las cosas estuvieran en el dormitorio o en la sala común entonces el profesor Snape las hubiera visto y se las hubiera devuelto al director ya que también está ayudando a buscarlas.

Draco sabía que Severus no estaba feliz con los dolores de cabeza que le daba el director.

—Ves, Weasley, me calumniaste. No tienes evidencia de que yo haya robado todo eso.

Weasley lo miró.

—Sólo espera. Mis padres obtendrán tu custodia y vas a pagar. Dejarás de ser una serpiente y un ladrón, y aprenderás a obedecer a Dumbledore y a mis padres. A nadie le gusta un ladrón.

—Tengo tutores. Sin duda no quiero tener nada que ver contigo, tu hermana y tu madre.

Harry vio que la cara de Weasley se ponía roja.

—Acusar a la gente sin pruebas te meterá en problemas.

—Tú robaste todo, maldito mentiroso. Has dejado que los mortífagos te corrompieran. Tú…

—Detención esta noche a las 7 con el señor Filch, señor Weasley.

Severus estaba parado en la puerta junto a Dumbledore. Ninguno de los dos hombres parecía contento con lo que habían escuchado.

—Directo, solo trataba de hacer que el ladrón devuelva el diario de mi hermana.

—Como ya le he dicho a tu madre, Ronald, no hay evidencia de que el diario de tu hermana haya sido robado por Harry. Y sin duda no hurtó todo lo de mi oficina ni los demás artículos faltantes —habló Dumbledore mientras se acercaba a la mesa—. ¿Por qué no vuelves con tu grupo de estudio? Estoy seguro de que el diario aparecerá pronto.

Severus sabía que no lo iban a encontrar y tampoco se lo iba a contar a Dumbledore. Notó que Harry fulminaba con la mirada a Weasley y tuvo una mala sensación al respecto.


Severus se dirigía a la oficina del director. El hombre había instalado unos muebles temporales ya que podía averiguar donde estaba todo lo demás. Severus estaba un poco sorprendido de encontrar la puerta abierta.

—Entra, Severus.

La voz de Dumbledore llegó hasta la puerta.

Severus entró a la oficina y deseó haber traído algo para cubrirse los ojos de los brillantes y feos muebles de color amarillo neón, naranja y rojo. El mobiliario era tan malo como las túnicas del hombre. Sus ojos se acostumbraron y vio a Molly y Ronald Weasley sentados en el más feo sofá: era morado con corazones rojos. Severus se situó junto a los vacíos libreros.

—¿Cuál parece ser el problema?

—Oh, yo te diré cuál es el problema. Harry Potter. Está demandándonos por calumnia.

Molly se levantó del sofá y agitó los papeles.

—¡Calumnia! También interpuso una orden de alejamiento contra Ronny y Ginny —lanzó los papeles sobre el escritorio de Dumbledore.

Severus se acercó, tomó los papeles y los examinó.

—Sin duda. La orden es sólo permanente contra ti, Molly, y contra tus hijos fuera de Hogwarts. Es sólo una actualización de la anterior. En cuanto a la calumnia, Albus y yo estuvimos ahí cuando tu hijo acusó al señor Potter de ser un ladrón.

—Cuando le ponga las manos encima a ese niño aprenderá a no mentir y a dejar de robar —murmuró Molly en voz baja.

Severus miró a Dumbledore que no abrió la boca. Severus estaba listo para maldecirlos a él y Molly.

—En primer lugar, no vas a obtener la custodia del señor Potter ya que tiene familiares. En segundo lugar, ¿tienes alguna evidencia que demuestra que el señor Potter haya robado algo? En tercer lugar, nosotros estuvimos presentes cuando tu hijo proclamó en el Gran Comedor que el señor Potter era un ladrón. En cuarto lugar, el señor Potter dejaría Hogwarts antes que tener que vivir contigo y tu familia.

—Te dije, Molly, que las barreras y los hechizos protectores son demasiados avanzados para Harry. Los escaneos no han mostrado nada. Si hubiera sido Harry entonces su firma mágica habría sido registrada. En cuanto al diario, Ginny admitió que lo arrojó en uno de los inodoros del baño de Myrtle. Cualquier cosa pudo haberle pasado. Myrtle pudo haberlo tirado por el inodoro para causar una de las numerosas inundaciones que le encanta hacer.

—Esto es demasiado, Albus. Ese niño necesita dejar de ser mimado y aprender que no puede hacer estas cosas esperando salirse con la suya. Qué absurdo que nos haya demandado por calumnia —gruñó Molly—. Sus padres estarían rodando en sus tumbas si supieran que su hijo está actuando así.

—Dígame, señor Weasley, ¿no llamó ladrón al señor Potter la semana pasada en el Gran Comedor ni lo acusó de haber robado todos los muebles de la oficina de Dumbledore, el diario de su hermana, el espejo y todo lo demás que falta?

Severus vio a Weasley mirar a su madre.

—Sí, es la verdad. ¿Quién más lo haría? Él vivía en las calles. Sólo los ladrones y las prostitutas viven en la calle, y él no es un prostituto. Madre incluso dijo que debía de ser él ya que nadie de Knockturn asiste a Hogwarts, que Harry debía aprender a obedecer a los adultos, dejar de mentir, robar y aprender a ser un Gryffindor.

Molly pareció sorprendida.

—¿Qué sabes de las prostitutas, Ronald Bilius Weasley?

Antes de que Weasley pudiera responder, su boca se llenó de jabón y las burbujas salieron flotando de ella.

—¡Albus!

Severus estaba listo para matar al viejo. Sabía que él fue quien le metió esas ideas a Molly en la cabeza. La mujer no hacía nada sin el permiso de Dumbledore y repetía todo lo que el hombre decía o creía. Nunca notaba a los que estaban a su alrededor cuando él hablaba, y la mayoría de las veces Severus creía que ella hablaba para oír su propia voz.

—Molly, Ron, estoy seguro de que Harry no robó nada. Lo único que puedo hacer con respecto a la demanda es hablar con sus tutores para que la retiren. Les explicaré que fue un pequeño malentendido. Sin embargo, sé que la orden de restricción se mantendrá. Con respecto a los artículos perdidos, solicité y recibí la ayuda del Departamento de Misterios. Sus mejores personas investigaron y descubrieron algo sorprendente. No iba a compartir esta información con nadie, pero siento que les hará darse cuenta de que no es Harry.

Dumbledore rebuscó sobre el cajón superior de su escritorio y sacó un papel.

—Las barreras fueron removidas usando la lengua pársel. El único hablante pársel es —miró a Severus y decidió usar otra palabra al ver su mirada asesina—: Quien-Tú-Sabes. La familia de Harry no tiene ese don.

Severus iba a hablar con Harry sobre esto. La lengua pársel no solo era un don de la línea Slytherin como a Dumbledore le gustaba creer. Severus ignoró lo que Molly decía y pensó en Harry. Controló su cara cuando se dio cuenta de que Harry era un hablante animal. Tenía que serlo. Harry mantenía sus habilidades bien escondidas y él se iba a asegurar de que siguiera así.

Molly al fin hizo una pregunta semi inteligente.

—¿Crees que él lo está haciendo para intentar regresar?

—Sí. Creo que se llevó todo lo demás para encubrir el robo de mis libros y los demás artículos.

Los ojos de Dumbledore brillaron ya que algo al fin salía como él quería. El Señor Tenebroso estaba tratando de regresar.

—Así que lo siento, Molly, pero Ron le debe una disculpa a Harry. Veré si eso convence a sus parientes para que retiren la demanda.

Severus quería reír. Sabía que no retirarían la demanda. La familia Potter estaba cansada de recibir los vociferadores de Molly sobre Harry y de los enfrentamientos en la plataforma del tren. Sabía que la orden era para que no tuvieran problemas la próxima semana cuando recogieran a Harry de la plataforma para las vacaciones de navidad.

—Los vociferadores deben detenerse.

Bien, no pudo resistirlo.

—¿Vociferadores?

Dumbledore miró a Molly y quiso gritar al ver la culpa en su rostro.

—Molly, ¿no lo hiciste?

—Sólo hice lo que pensé que era correcto. Ellos necesitan calmar a ese mocoso.

Molly iba a continuar pero se detuvo al ver la cara de Dumbledore.

—Les enviaré una carta disculpándome cuando vuelva a casa. Ron también lo hará.

Weasley trató de hablar pero más burbujas salieron de su boca.

—Quita el hechizo, Molly. Ron ya aprendió la lección. Gracias por tu perspectiva, Severus. Les dejaré saber cómo me fue con la familia Potter.

Severus se dio cuenta de que Dumbledore iba a renovar sus planes basándose en la nueva información. Salió de la oficina mientras hacía sus propios planes. Dumbledore puede querer que el Señor Tenebroso regrese, pero él sin duda no y tampoco ningún mortífago racional.