La mañana del martes empezó con el cielo nublado pero el ambiente algo caluroso. El trabajo lo tenía igual de ajetreado que el día anterior, sin embargo, la diferencia era que esta vez mantenía el rostro tranquilo y adornaba una sonrisa tonta en la cara.

"¿Pero tú para que tienes un teléfono?" Preguntó Heiji haciendo aparición a la vez que se apoyaba en el marco de la puerta de su despacho. "Ayer no había quien lograse ponerse en contacto contigo."

"Heiji, lo siento. Ayer tuve demasiado trabajo, no miré el móvil en todo el día." Se disculpó Shinichi dejando los documentos a un lado para mirarle. "¿Todavía estás en Tokio?"

"Kazuha quería ver a Ran y visitar un par de lugares cerca de aquí." Explicó entrando para apoyarse en su escritorio con las manos dentro de los bolsillos. "¿Qué tal si vamos a comer juntos y así compensas el haberme ignorado?"

Shinichi pensó en negarse, pero ahora que tenía a su amigo cerca, quería aprovechar sus esporádicas visitas. "Me vas a convencer porque esta vez te toca pagar a ti."

Heiji rodó los ojos. "Solo lo haré por que ayer fue tu cumpleaños." Sonrió haciéndose a un lado para que el detective pudiese salir.

Shinichi fue el encargado de escoger restaurante esta vez, y al final, se decantó por uno sencillo con especialidad en comida tradicional.

"Ya no pareces tan enfadado con lo del partido del domingo." Comentó Kudo mientras esperaban que les trajesen los platos que habían pedido.

"No pretendas mosquearme, que he venido de buenas por tu cumpleaños." Contestó Heiji bebiendo de su cerveza. "¿Cómo pasaste el día?"

"Como cualquier otro día...en realidad, ni me percaté del día que era hasta que me reuní con Shiho a la noche." Explicó bebiendo también de su vaso empezando a recordar.

"Ya veo...bonito detalle, ¿no?" Preguntó el de Osaka dándose cuenta del nuevo complemento que adornaba su muñeca derecha. "Parece que no te puedes quitar la sonrisa de la cara, ¿Hay algo que quieras compartir conmigo?"

Shinichi se sonrojó fuertemente a la vez que volvía a beber de su cerveza y apartó la mirada unos segundos mientras seguía recordando cada minuto que había compartido con la pelirroja la noche anterior. "Bueno..." Llevaba todo el día rebobinando la noche en su cabeza. Sus miradas, sus caricias, la manera de enrredarse en sus piernas...

Heiji pareció entender el rojo de sus mejillas demasiado rápido, sus ojos se abrieron como platos y casi se le resbala el vaso de la mano. "¿Has pasado la noche con ella?"

"No hables tan fuerte, Heiji." Protestó notando que el calor de sus mejillas se extendía.

"Entonces, estoy en lo cierto." Se afirmó.

"Calla."

"¿Pero no decías que no querías nada con ella?" Preguntó con un tono inaudible para el resto.

Shinichi se quedó bebiendo de su cerveza pensando en sus palabras antes de decidir contestar. Habían sido tan contradictorias sus acciones con sus palabras... ¿de que había servido prometerse todas esas cosas si al final con el tiempo acababa actuando de otra manera? "Simplemente...sucedió."

"Entonces... ¿te estás enamorando?" Preguntó intentando entender a su amigo.

"¿Qué? No, no es nada de eso, Heiji." Le frenó rápidamente. "Shiho...es una mujer muy atractiva y ...no sé, supongo que entre la convivencia y el roce... ¡no sé! Sucedió y ya está." Intentó explicarse mientras se revolvía todo el pelo confundido. "No tengo que hablar de estas cosas contigo."

"Ahora no me vengas de tipo reservado." Rió Heiji antes de alzar la mano para pedir otra ronda. "Relájate, es tu mujer. Lo raro sería que no te sintieras atraído, ¿no?" Comentó intentando calmar sus dudas.

"Déjalo, ¿vale? Ya sabes como es nuestra relación, no somos un matrimonio como el que tienes tú con Kazuha. El amor no es lo que precisamente nos une a nosotros, Heiji. De aquí unos años volveremos a ser un par de extraños." Dijo serenando sus pensamientos. "Ha sido solo sexo."

"Entonces, ¿por qué te preocupa?" Preguntó su amigo justo antes de que apareciese el camarero con sus bebidas nuevas y sus raciones humeantes.

"No me preocupa." Mintió algo nervioso. "¿Tenemos que seguir hablando de esto?"

"Kudo, relájate." Repitió mientras partía sus palillos y soplaba de su plato antes de probar el primer bocado. "Soy tu amigo, pretendo ayudarte más que fastidiarte."

Shinichi se quedó mirando el plato con poco apetito, pero no tardó en seguir a su amigo y animarse a probar el primer bocado antes de que continuasen la conversación con otro tema.

"¿Miyano?" Preguntó uno de sus compañeros al ver que de vez en cuando su mirada se perdía en algún punto del laboratorio.

"Dime." Contestó sacudiendo la cabeza para volver toda su atención hacia él.

"El proyecto." Repitió. "Preguntaba si estaba todo correcto."

Shiho parpadeó un par de veces y volvió su mirada al montón de papeles que tenía sobre la mesa. "Me falta revisar un par de cosas, pero necesito que os pongáis con el siguiente punto. Sé que es algo tedioso, pero es importante que seáis meticulosos." Comentó bastante seria. "No quiero errores."

El joven asintió y desapareció sin decir palabra mientras Shiho ojeaba los papeles sin conseguir concentrarse. Se había despertado a las cinco de la mañana y no había conseguido pegar ojo desde entonces. Shinichi dormía plácidamente cuando ella salió de la cama y ella se sonrojó al ver que tuvo que cambiar la camisa que se iba a poner por otra con el cuello más alto para poder tapar una de las marcas que le había hecho Shinichi sobre su pecho.

Dejó los papeles después de firmar la última hoja y se dirigió al ordenador para comprobar los últimos resultados que acababa de recibir.

Shinichi no dejaba de aparecer en su cabeza. Habían tenido un momento de vulnerabilidad y los dos se habían dejado llevar demasiado por la situación.

Estaban casados y no había nada raro en lo que había sucedido entre ellos. ¿Entonces porque le daba tantas vueltas?

Era algo natural, físico y no tenía porque cambiar nada entre ellos. Sin embargo, quería dejar de recordar como la había acariciado la noche anterior. Ese sofá se había quedado pequeño frente a todas las cosas que se hicieron, y aunque no se arrepentía, sentía vergüenza.

Se dirigió a la máquina de café esperando no tener ninguna marca de sonrojo en las mejillas y bebió del café sin dejar que se enfriase, sin importarle que le quemase la garganta.

Se había dicho a si misma tantas veces que no iba a caer...pero después de todo, era una humana que sangraba y sentía. No era más que una joven con ganas de vivir todo eso que se le había negado tantas veces en el pasado. Claro que le gustaba sentirse deseada por alguien, como cualquier persona.

El trabajo del laboratorio volvió a hacer que las horas del día se escurriesen entre el tecleo de su ordenador, y cuando volvió a mirar el reloj, los últimos compañeros que quedaban se estaban despidiendo para marcharse a sus casas.

Ella resopló, podía apagar el ordenador y marcharse a casa, pero una parte de ella se ponía nerviosa nada más pensar en ello. No sabía como iba a ser ese primer encuentro entre ellos después de compartir un momento tan íntimo...sonaba ridículo teniendo en cuenta que llevaban más de medio año casados, pero aún así, recogió todas sus cosas con más lentitud que lo normal.

Bajó por el ascensor viendo su rostro cansado en el reflejo de los espejos que la rodeaban, se despidió del guardia de seguridad como de costumbre y cruzó la puerta giratoria para llegar al exterior.

Suspiró aliviada cuando no vio ningún coche conocido y tomó la calle arriba para dirigirse al metro.

"Hoy has salido más pronto." Interrumpió una voz conocida logrando llamar su atención. Shiho frenó el paso y se giró para mirar hacia la carretera y acabar encontrándose a Shinichi frenando justo a su lado con una sonrisa en la cara y la ventanilla bajada. "¿Subes?"

Ella sintió un escalofrío repentino por su espalda y se giró para mirar hacia los dos sentidos de la calle antes de decidir asentir sin decir palabra y dirigirse al asiento copiloto. Sintió el calor subir cuando se sentó en el coche y la timidez le hizo apartar la mirada cuando él volvió a sonreírle.

El camino a casa fue silencioso, y cuando llegaron a ella, Shiho no tardó en escabullirse de cualquier conversación dirigiéndose a la cocina para preparar la cena.

Shinichi fue al piso superior para darse una ducha y bajó a la cocina con el papeleo del trabajo que se había traído a casa. Shiho le puso una taza de té mientras preparaba las verduras y echaba la carne en la olla, y él, ojeó documento tras documento con el ceño fruncido.

"¿Más casos?" Preguntó ella alzando la cabeza por un momento. "Demasiados casos para una ciudad tan segura como Tokio, ¿no crees?"

"Es solo burocracia de casos que hemos cerrado recientemente." Explicó con el rostro concentrado entre anotaciones y firmas. "Necesito asegurarme de que todo está correcto y rellenar los campos que faltan."

"Que divertido." Sonrió ella con cierta ironía.

Al final, nada parecía distinto entre ellos al día siguiente, y en cierta parte, consiguió aliviarla. Por el momento, su acercamiento no parecía haber vuelto a provocar ningún resentimiento en el detective, no habían vuelto a mencionar a Ran ni había dado tiempo de hacerlo, pero ella ya había empezado a conocer sus reacciones.

"¿Todo bien?" Preguntó él por encima de los papeles al ver que no parecía escuchar el ruido que había empezado a emitir la olla.

Ella se movió rápido hacia el fuego y apagó el fogón antes de volver su atención a la otra olla. Tanto pensar solo iba a conseguir que se le quemase la cena.

"¿Te ayudo?" Preguntó Shinichi acercándose a su lado.

Ella dio un pequeño salto al encontrarlo tan cerca de repente, dándole un golpe en el pecho con la cuchara que acababa de sacar del cajón para remover el contenido. "Idiota."

Él sonrió agarrando su mano para coger la cuchara. Sus manos siempre estaban más frías que las suyas, pero hacía un tiempo que ya no le sorprendía.

Cualquier caricia parecía algo más después de lo que había pasado entre ellos la noche anterior. Ella se ruborizó a la vez que daba un paso hacia atrás y hacía ver que buscaba el trapo para apartar la mirada de sus ojos. "Solo hay que remover de vez en cuando hasta que acabe de cocerse." Explicó limpiándose las manos antes de abrir los cajones para sacar los cubiertos y alejarse más de él con la excusa de montar la mesa.

Respiró profundamente cuando recuperó el espacio personal y se giró sutilmente desde el salón para contemplarlo parado frente a los fogones. La cocina no era su fuerte, pero poseía la apariencia de ser todo un profesional con el simple movimiento de remover la olla y ella se mordió el labio recordando el cuidado con el que la había acariciado la noche anterior.

Era triste aceptar que se sentía atraída por un hombre que perdía la cabeza por otra mujer, pero su parte más egoísta se sentía bien por poder tener la oportunidad de experimentar un romance fuera de ese mundo de cuervos y oscuridad...por tener una oportunidad nueva de vivir y sentir. Aunque la mayoría del tiempo se tratase de un teatro.

La cena fue tan tranquila como siempre, pero con alguna que otra mirada curiosa entre ellos. Shinichi no dejó ni un grano de comida en el plato y ella preparó algo de té cuando él quitó la mesa.

Shiho se puso algo nerviosa cuando él se sentó en el sofá y las escenas del día anterior la hicieron dudar en si debía o no compartir tiempo de más con él. Ahora, era muy fácil volver a cruzar la línea.

"¿No vienes?" Preguntó él al verla parada al lado de la mesa.

Al final decidió negar con la cabeza para dirigirse fuera del salón. "Iré a leer algo y me acostaré pronto." Dijo sin apenas mirarle.

"Shiho, espera." Consiguió frenarla antes de que se marchase. "... ¿Estás bien?"

"Claro." Contestó demasiado rápido a la vez que alzaba la cabeza para atreverse a mirarle.

"¿Es por lo de ayer?" Preguntó en las suyas. "¿Te arrepientes de lo de ayer?"

Ella se mordió el labio a la vez que negaba lentamente con la cabeza.

"Entonces... ¿Por qué no has dejado de evitarme?"

"No te he evitado."

"Sí lo has hecho." Insistió.

Shiho suspiró y se acercó a él para sentarse en su sitio del sofá, cerca del suyo. "¿Tú te has arrepentido?" Preguntó ella sin responderle.

"No." Contestó él con tranquilidad. "Pero no quiero que esto te haya echo sentir incómoda."

Ella rodó los ojos y sonrió. "No he hecho nada que no quisiese hacer." Contestó consiguiendo que él se ruborizara. "Es solo que..." Por un momento, no era capaz de explicarse.

Shinichi sonrió y la imitó rodando los ojos. "Ven aquí, anda." Dijo rodeando su hombro con su brazo para apoyarla en él mientras buscaba un canal que emitiese algo mínimamente entretenido.

Ella se tensó los primeros segundos, pero poco después consiguió relajarse, suspiró de cansancio y dejó caer la cabeza en su hombro sin que la vergüenza la dominara.

Estaban bien, ¿Por qué iba a incomodar el ambiente por simples paranoias y miedos de su cabeza?

Nunca admitiría que había descubierto que su olor la calmaba, pero era de las cosas que más le gustaban de él. El sonido del televisor se empezó a escucharse cada vez más flojo, sus ojos se relajaron más de la cuenta y no pudo evitar caer dormida sintiendo su calor arroparla a su alrededor.

CAP XVIII

"No intentes negarlo, todas las pruebas apuntan a ti." Dijo Shinichi con ambas manos en sus bolsillos y la seguridad en su rostro. "Tu coartada no es válida después de la declaración del dependiente y el repartidor. No te esfuerces en seguir mintiendo, es inútil."

"Lo había planeado todo tan bien..."Contestó el sospechoso cayendo de rodillas al suelo a la vez que la inspectora Sato se acercaba por su espalda para esposar su muñeca y dirigirlo al coche patrulla.

"Has hecho un buen trabajo, Kudo." Le felicitó Megure palpando su hombro. "Siento haberte entretenido de más hoy, no puedo decir que no estoy agradecido de tu gran trabajo."

"No se preocupe por ello." Contestó él a la vez que comprobaba la hora en su reloj de muñeca "Voy bien de tiempo." Mintió.

"Iré a la central con Sato y Takagi, nosotros nos encargaremos de él a partir de ahora. Puedes marcharte, Shinichi. Nos vemos el lunes." Se despidió dirigiéndose a otro de los coches.

Shinichi caminó hacia el suyo con las llaves en la mano y condujo algo rápido por la ciudad. Había menos tráfico por la noche, pero daba la sensación de que era algo más caótico. Tardó unos veinte minutos en llegar a su destino, y al salir del coche, cerró los ojos y rezó para que su madre no empezase a regañarle cuando le viese.

"Llegas algo tarde, Kudo." Le saludó Shuichi mientras fumaba tranquilamente un cigarro en la entrada.

"¿Akai?¿Qué haces aquí?" Preguntó bastante sorprendido.

"Esta vez, he venido de vacaciones." Contestó con una sonrisa media sonrisa, exhalando el humo lentamente.

"Me alegra verte, aunque no creo que este sea el mejor plan en Tokio para disfrutar de tus vacaciones." Dijo Kudo con pocas ganas de entrar al evento.

"Quería pasar a saludar, a demás, no he venido solo." Contestó con algo de vergüenza. "Jodie también ha venido."

"¿Vacaciones en pareja entonces?" Preguntó dándole toquecitos con el codo.

"¡Shinichi! Al fin estás aquí" intervino la señora Kudo acercándose a él nada más verle. "Te he estado llamando, ¿Dónde estabas?"

"Resolviendo un caso, como siempre." Contestó Akai por su amigo, haciendo que ambos riesen. "Hay cosas que no cambian."

"Deberías entrar, hay mucha gente que quiere verte y saludarte." Continuó Yukiko cruzando los brazos y rodando los ojos. "La próxima vez, deberías intentar ser algo más puntual."

Shinichi asintió y se despidió de su amigo antes de disponerse a entrar para contentar a su madre, cruzó la puerta giratoria y alcanzó una copa de champán antes de ponerse a caminar entre la multitud devolviendo más saludos de los que le apetecía. Estaba acostumbrado a ello, pero eso no lo hacía menos pesado. La conversación con un banquero aumentó sus ganas de bostezar e hizo su mejor esfuerzo por poner una sonrisa en su rostro.

"Tus padres sí que saben como montar un buen evento, la comida es exquisita." Comentó el hombre acariciando su bigote.

Una mano acarició su espalda rodeándolo para abrazarlo por detrás. "Cariño, te estaba buscando." Intervino Shiho con una voz dulce.

"Miyano, todavía no había tenido oportunidad de saludarla esta noche." Preguntó el hombre intentando meter barriga y poner su mejor rostro cuando vio su figura hacer presencia.

"Buenas noches, señor Tsubara, espero que esté pasando una buena noche." Saludó ella con su sonrisa cautivadora. "¿Le importaría que le coja prestado a mi marido un momento?" Preguntó de una manera en la que sabía que no podría negarle nada.

"Ningún problema, ya continuaremos la conversación en otra ocasión con la suerte de su compañía." Contestó el hombre besando su mano antes de dejarlos marchar.

"De nada." Dijo la pelirroja una vez se alejaron lo suficiente, robándole su copa de champán con una sonrisa en los labios antes de robarle el último sorbo. "Ya pensaba que no vendrías."

"¿Y perderme esa mega fiesta? Nunca." Comentó irónicamente a la vez que rodeaba su cintura con su mano. "Gracias por intervenir."

"Tenías cara de necesitar ayuda. Ha sido divertido contemplarlo desde la distancia." Contestó ella apartando unos mechones tras su oreja.

El vestido azul marino que se había puesto, le quedaba demasiado bien. La forma de hombros caídos y escote en forma de corazón hacía que le entrasen ganas de acariciar la piel desnuda de su clavícula. Era raro decirlo, pero estar aquí con ella, hacía que su alrededor se viese menos aburrido y que mereciese más la pena el echo de haberse presentado.

Ni siquiera recordaba el motivo del evento, había sido suficiente con un mensaje de su madre en el que le indicaba la hora y lugar donde debía presentarse, sin preguntas. Desde luego que tener una familia adinerada y bien colocada en la sociedad tenía sus ventajas, no quería sonar como un mal criado, sin embargo, poca gente hablaba de las desventajas, ni de lo desubicado que te sientes cuando sientes que no perteneces a ese mundo del todo. A él le gustaba el reconocimiento y el status, pero le gustaba cuando hablaba de su carrera de detective, no para que lo utilicen para llenar tabloides.

No quería saber la cantidad de dinero que había gastado su madre para decorar todas esas mesas de rosas, tenía buen gusto, pero siempre acababa siendo algo exagerado.

"Para ti." Dijo agarrando una de las flores para entregársela a su compañera.

"Gracias. Espero que no te haya visto Yukiko, porque no creo que le haga mucha gracia verte destrozar sus centros de mesa." Sonrió aceptándola, percatándose de un par de mujeres que empezaban a mirarla con envidia.

"Es solo un acto de romanticismo." Se defendió con una sonrisa.

"O un cliché." Shiho rodó los ojos a la vez que acercaba la rosa a su nariz para intentar percibir el olor. "Huelen a perfume."

"Típico de Yukiko." Suspiró él con una breve risa. "¿Te sorprende?"

"Shinichi" Intervino Yusaku acomodando bien su corbata. "¿Cómo ha ido el caso?"

Shinichi apagó parcialmente la sonrisa de su rostro e irguió los hombros antes de saludar a su padre. "Ha ido bien. Doble homicidio planificado." Contestó sin dar apenas detalle. "Las pruebas han hecho todo el trabajo."

"Me alegra que el trabajo vaya bien, la próxima vez, avisa a tu madre si vas a llegar tarde para que no pierda los nervios." Comentó sin sonar brusco, pero poniendo bien las cosas claras.

"Claro." Asintió, sin saber que más decirle. La relación entre ellos se había enfriado mucho después del enlace con Shiho, pero él nunca le daba importancia, había momentos mejores que otros y era consiente de que su relación siempre había sido así.

"¿Me dejarías bailar esta canción con tu mujer?" Preguntó haciendo que Shiho se sorprendiera.

Shinichi apretó la cintura de Shiho como acto reflejo, pero finalmente cedió apartando la mano con demasiada lentitud, cambiando su roce por una nueva copa de champán.

"¿Me la guardas? Estás más atractivo con ella." Dijo ella colocando cuidadosamente la rosa en el bolsillo del pecho de su americana antes de separarse de él.

Contempló la espalda de su figura alejarse hacia la pista. Se veía encantadora hasta cuando no era con él con quien bailaba. Desde luego que su padre siempre acertaba cuando se trataba de mujeres, no obstante, nunca se lo confesaría.

Aprovechó el momento para estudiar el resto de la sala. La mayoría de los presentes tenían las mejillas sonrojadas por el alcohol y el primer botón de sus camisas desabotonado por la calidez que creaba la multitud. Solo eran principios de Junio, pero el ambiente ya se notaba algo caldeado.

Shiho, desde su posición, se mantuvo en silencio intentando no pisar los pies del señor Kudo mientras aguantaba el nerviosismo.

"Hace ya un tiempo que no coincidimos, tenía ganas de felicitar tu trabajo." Dijo él iniciando la conversación.

"Tengo un buen equipo, y la verdad, es que los proyectos son bastante interesantes." Contestó ella todavía vergonzosa. "Yo no tengo el mérito absoluto de nada."

"No me refería a eso. Sé que estás más que cualificada para dirigir ese laboratorio y proyectos." Sonrió Yusaku. "Esta vez, hablaba de Shinichi." Especificó. "Sé que ha tenido que ser difícil, conozco de sobras el duro carácter que puede tener mi hijo."

"Está bien. Ambos llegamos a un acuerdo y decidimos hacer esto juntos." Dijo sintiéndose algo incómoda de hablar de Shinichi frente a él.

"Estoy seguro de que no todo es el camino de rosas que todo el mundo ve desde fuera, pero he de decir que fue un acierto decidir confiar en ti. Creo que en este momento puedo decir que has salvado a la familia Kudo."

"Tampoco he cedido por ser buena persona. No creo que aquí haya mérito para nada ni nadie." Dijo recordando todas las cosas que ella también se jugaba. Ella no era buena persona, ambas partes habían cedido porque tenían sus intereses, simplemente negociaron para no perder sus bienes, status y demás.

No se sentía orgullosa de ello, pero aunque sonase algo loco, era la mejor opción que podían encontrar.

"Tienes razón, sin embargo, sí que es un mérito que seas capaz de poner a Shinichi con los pies en el suelo cuando es necesario."

"Shinichi no necesita una niñera, simplemente le digo las cosas claras." Contestó sintiendo que Yusaku no parecía confiar del todo de su propio hijo.

"Claro..." Sonrió amablemente. "Seguid así y manteneros concentrados en el trabajo"

Shiho asintió y apartó las manos de sus hombros cuando la canción acabó. Tenía ganas de volver junto a Shinichi, y ver a Yukiko acercarse a ellos para reclamar a su marido, fue la oportunidad perfecta para hacerse a un lado.

"¿De que habéis hablado?" Preguntó Shinichi cuando ella volvió.

"De trabajo." Contestó sin especificar. "¿Vamos fuera?" Preguntó empezando a sentirse agobiada de estar ahí dentro.

Se hicieron camino hasta la puerta principal y Shinichi sonrió cuando la vio sacar un paquete de cigarrillos que tenía escondido entre el vestido para acabar posando uno de los cigarrillos sobre sus labios. La contempló mientras lo encendía y exhalaba el humo con toda la calma.

Todo el mundo podía ver lo radiante que se podía ver por fuera, pero él había aprendido a apreciar esos pequeños detalles que el maquillaje no había sido capaz de tapar durante todos estos meses. Tenían trabajos duros para combinar con la vida que su madre y su padre querían que llevaran.

"La brisa ya no es fría." Comentó ella cerrando los ojos mientras su pelo bailaba con la corriente.

"El calor está llegando algo rápido." Contestó él acomodando su pajarita, teniendo ganas de quitarse la americana. "Y los días parecen más largos."

"Lo que para nosotros significa más horas de trabajo." Rió ella brevemente.

Shinichi sonrió y asintió a la vez que suspiraba. Tenía ganas de acercarse a ella, y esta vez, simplemente se acercó sin reprimirse. Abrazó su cintura tras su espalda y se inclinó hacia la curva entre su cuello y su hombro para dejar un pequeño beso. Su vello se erizó y él sonrió. Le gustaba lo terciopelada que se sentía su piel.

"¿Por qué no volvemos a casa? Estoy demasiado cansado como para seguir plantando la sonrisa en mi cara ahí dentro." Propuso él descansando su rostro en su cuello.

Ella se sonrojó al sentir su aliento tan cerca, sin embargo, él no era capaz de verlo en su posición. Volvió a darle otro calo al cigarro aparentando que su cercanía no la afectaba antes de responder. "Apenas hace un rato que has llegado"

"El suficiente como para poder marcharnos tranquilos." Contestó oliendo su perfume.

Shiho se giró contemplando la rosa que seguía sobre su pecho antes de alzar la cabeza para mirarle fijamente, se acercó a él para darle un corto beso en los labios y agarró su mano para alejarlos de ahí.

Ella se encendió otro cigarrillo cuando él arrancó el motor y se quedó todo el camino exhalando el humo por la ventana mientras contemplaba la ciudad. Shinichi cambió de emisora un par de veces, pero al final llegaron a casa antes de que encontrase una buena canción. Entró en el garaje y pulsó el botón para que la puerta metálica se cerrase tras ellos.

Su teléfono empezó a sonar con una nueva llamada de su madre y Shinichi apagó el teléfono antes de guardarlo en su bolsillo.

"Parece que se han dado cuenta de tu ausencia algo rápido." Dijo ella recostándose en el asiento.

"Ahora mismo estoy apagado y fuera de cobertura." Bromeó imitándola e inclinando la cabeza hacia atrás, parecía que ninguno de los dos tenía prisa por salir del coche.

"Mañana es sábado, puedes dormir todo lo que quieras." Dijo apartando un mechón de su flequillo para que no tapasen sus ojos azulados. Intentó apartar la mano al darse cuenta de que era un gesto demasiado íntimo, pero él frenó su mano manteniéndola sobre su mejilla. Sus manos frías eran suaves y él entrelazó sus dedos a la vez que guiaba su mano tras su cuello para acercarla a él. Fue un movimiento inteligente que la trajo de nuevo a sus labios. Sin embargo, esta vez, se paró a disfrutarlo y aprovechó la intimidad para acercar su mano libre a su cintura y conseguir arrimarla a él. Casi podía percibir las burbujas el champán en su boca.

La sonrisa que ella esbozó cortó el beso acalorado y él gimió en desacuerdo. No se habían vuelto a acostar desde aquella noche en el sofá de su salón, pero eso no había apagado sus ganas de volver a hacerlo. No sabía cómo, ni porqué, pero la complicidad iba creciendo poco a poco. Y ahí se encontraban otra vez, ella peleando por desabotonar su camisa, y él, acariciando su piel a la vez que levantaba su vestido.