Secrets I have held in my heart
Are harder to hide than I thought
Maybe I just wanna be yours
I wanna be yours
I wanna be yours
Wanna be yours
Wanna be yours
Wanna be yours
Let me be your 'leccy meter
And I'll never run out
Let me be the portable heater
That you'll get cold without
I wanna be your setting lotion
Hold your hair in deep devotion (I'll be)
At least as deep as the Pacific Ocean
Now I wanna be yours
Secrets I have held in my heart
Are harder to hide than I thought
Maybe I just wanna be yours
I Wanna be yours, Artistic Monkeys
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Capítulo 28
Vínculos
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A menudo volteaba dos veces hacia atrás, como si alguien más la siguiera aparte de su séquito de saiyajin que la acompañaban día y noche. Sus presencias le inquietaban más que darle seguridad, que era el objetivo. Sabía que estaba a salvo, pues la tenían con guardias a toda hora y había una vigilancia excesiva a nivel espacial, atentos a cualquier anomalía que ingresara a la atmosfera. Pero el tener esa misma presión constante de que podían atacarla en cualquier momento le ponía ansiosa. Intentaba no pensar mucho en ello, para no alterarse o transmitírselo a su bebé.
Trataba de ignorar esos peligros y disfrutar su embarazo-dentro de lo que se podía-era más consciente de los cuidados especiales, como de lo que podía o no ingerir, o lo que quería comer-los antojos no eran muy seguidos-era cuidadosa con las vitaminas que debía consumir a diario, tenía distintas alarmas para no olvidarlas. Al principio se le hizo tedioso, y no podía evitar preocuparse al pensar que con Trunks no tuvo esos cuidados por sus circunstancias peculiares, incluso lo había preguntado a su doctor, pero la habían tranquilizado con que al ser mitad saiyajin, incluso no era necesario que las bebiera, eran más que nada por prevención. No le iba a afectar que las tomara, tampoco sería dañino si no lo hacía, pero a la que sí le podía perjudicar era a ella.
Su bebé estaba sano, crecía bien, y tenía todas las medidas y el peso normal. Pero su cuerpo requería de vitaminas y minerales extra, no solo estaba formando un nuevo ser, sino que era mitad saiyajin, y aquellos genes, si bien eran compatibles con los humanos, no era simple formar a un mestizo de una especie tan superior físicamente, y a pesar de todas las precauciones que estaba tomando, sentía que le estaba pasando la cuenta. Pero era normal supuso, después de todo su cuerpo estaba pasando por muchos cambios.
Volteó nuevamente hacia atrás, el grupo de saiyajin caminaba a paso firme, alertas a su alrededor y con sus expresiones serias, como si fueran a una batalla. Supuso que tenía que ver con el carácter de su misión, después de todo estaban cuidando del futuro hijo del rey, y si algo le pasara a la criatura que venía en camino, ellos no lo contarían.
Posó su mano en su vientre aun plano, tenía tres meses y en su cuerpo no había muchas señales que la delataran. Pero la mayoría de la nobleza terrícola ya lo sabía, y aunque delante de ellos no se comentaba nada, sabía que era un gran chisme que estuviera embarazada, pues la paternidad de su hijo era lo atractivo del cuento. Si bien, lo normal debería ser que pensaran que el padre era su prometido Nate, la imaginación de los nobles era grande para este tipo de situaciones, y no faltaba quién pensaba que el honorable Nate no había sucumbido a los deseos carnales, sino más bien que la atrevida princesa había estado revoloteando por otros sitios.
No estaban tan equivocados.
Al principio se sentía incómoda de transitar por el castillo, las miradas a hurtadillas y los cuchicheos a su alrededor le hacían creer que todos hablaban de su reprochable actuar, pero ahora no le importaba, mientras tuviera el apoyo de su familia no había motivos para sentir vergüenza. Además, tanto Vegeta como Nate también lo hacían, y eso era un gran alivio. Si no fuera por la preocupación de un posible ataque, su embarazo sería de lo más normal e incluso agradable, lo disfrutaría al completo.
Le daba un poco de pereza ir a los chequeos médicos, pero más que nada porque el grupo de saiyajin no la perdían de vista, y llegar a la clínica con ellos llamaba mucho la atención. Si bien le habían ofrecido llevar los controles y chequeos e incluso el parto, en el castillo, prefirió rechazar la idea, quería llevar un embarazo "normal" dentro de lo que se podía. Por lo que cuando le tocaba ir, el centro hospitalario igual tomaba medidas, no tomaban horas para el piso en el que iba a estar, y solo podían estar personal del lugar. Ella llegaba por la azotea, viajaba en su aeronave personal junto a un par de saiyajin, mientras que los demás volaban a su alrededor para custodiarla.
Un grupo de paramédicos los recibieron apenas salió de su aeronave, después de todo no se trataba solo de un paciente adinerado, era la princesa. La reverenciaron como de costumbre y ella les respondió el saludo asintiendo sin dejar de sonreírles con cortesía.
—Espero que haya sido un viaje placentero —habló el director de la clínica, un anciano delgado y calvo, con lentes grandes que le cubrían casi toda la cara—princesa.
—Estuvo bien —reconoció—al menos ya no me mareo.
—Eso es bueno. La doctora Maya la espera —dijo señalando hacia la puerta.
Bulma asintió y se sujetó algunos mechones que le molestaban en el rostro por la brisa. Entraron rápido al edificio y a pesar de las protestas, prefirió usar las escaleras en vez del elevador. No tardó en llegar al sector de maternidad y ginecología, como siempre, no había nadie más que los trabajadores, y su doctora de cabecera la esperaba en la puerta.
—Princesa —saludó con una sonrisa la mujer de mediana edad, tenía el cabello rizado de color castaño rojizo, llevaba su bata blanca cerrada.
—Hola doc. —dijo asintiendo—llegó el día —murmuró ansiosa.
—Las jóvenes de hoy en día les gusta que sea sorpresa ¿segura quiere saberlo ahora, princesa?
Bulma medio sonrió, por un momento lo pensó, lo encontró entretenido, pero cuando se lo comentó a su hermana y madre, la idea la descartó con rapidez. Ambas estaban muy ansiosas por saber si el próximo heredero sería rey o reina, no tenían alguna preferencia en particular, pero la ansiedad les podía más. Ni siquiera le había preguntado su parecer al rey, y a esas alturas no creía que se molestara por nimiedades. Vegeta se estaba comportando bastante bien, más de lo que jamás hubiera imaginado. La llamaba todos los días, hablaban mínimo unos 15 minutos y si él tenía tiempo y ella no estaba cansada, podían quedarse hasta un par de horas hablando de su estado o de su día a día. Casi lo sentía como si fueran amigos.
—Mi hermana y madre me matarían si llego sin la revelación —carcajeó, respiró profundamente y volteó hacia su escolta—esperen aquí. —No les dio tiempo para protestar, pero a esas alturas sabían que al menos en sus chequeos médicos no podían entrar con ella, sí se quedaban algunos vigilando la nave, otros por la ventana y los demás en la puerta.
La habitación estaba bien iluminada, y a pesar de que las ventanas estaban cerradas, el aire acondicionado circulaba por todos los rincones, lo que la hizo estremecer. Llevaba puesta una chamarra de mezclilla bastante delgada, aun así, se la quitó para hacer la tarea más fácil para Maya.
—Recuéstese —pidió la doctora. Bulma asintió y se sentó con movimientos suaves, había una tela de toalla de papel en la camilla, lo que le ayudó a no tocar el cuero frío.
Suspiró profundamente cuando recostó la cabeza en la almohada dura, relamió sus labios y miró el techo, escuchó como la mujer arrastró una silla hacia al lado de la camilla, se sentó rápido y abrió un paquete de guantes nuevos y se los ponía con facilidad. Giró hacia ella para ver como encendía el ecógrafo, sintió los nervios instalarse en su vientre como la primera vez que se había hecho una ecografía en ese embarazo.
—Bien… veamos cómo sigue este principito o princesita —sonrió Maya y Bulma la imitó—permiso —susurró mientras le levantaba la playera, ella apretó los labios cuando la doctora le echó el gel sobre su vientre, pero se sobresaltó de todas maneras al sentir la textura fría. No se acostumbraba a esa sensación, pero la dejó en segundo plano y giró hacia el monitor de la máquina.
(…)
No podía dejar de sonreír, desde que salió de la clínica tenía una sonrisa dibujada en los labios. A ratos hacía una mueca para dejar de hacerlo, pero más risa le daba. Cuando llegó al castillo se bajó rápido y no esperó a que sus guardias se bajaran del avión para avanzar, claro que no tardaron en seguirle el paso.
No alcanzó a recorrer la zona de despegue cuando vio a su madre acercarse. Su sonrisa se ensanchó aún más, y aceleró el paso hasta encontrarla. La ex reina parecía ansiosa, le miraba las manos y el vientre, casi nerviosa hasta que la miró a los ojos mientras alzaba las cejas, expectante.
— ¿Y? ¿cómo te fue? ¡habla niña! —dijo con rapidez, sin darle tiempo de responder.
— ¡Mamá! —se quejó entre risas— ¿cómo quieres que hable si no me dejas responder ninguna pregunta?
— ¡No seas exagerada! —se quejó y rodeó su codo con su brazo—anda, dime ¿tendré un nieto o una nieta?
—Lo primero que diré es que está bien —dijo en tono acusador—gracias por preguntar, crece sano y todo está en orden.
— ¡Ay! No seas así —dijo en tono de reproche mientras le sacudía el brazo—por supuesto que me preocupo por su bien estar, pero venías tan radiante que supuse estaba todo bien.
— ¿Sí? —sonrió pensando en lo linda que debía verse en ese momento—bueno, vamos donde Tight para decirles.
— ¡Pero dime ahora! ¿qué te cuesta? —Bulma carcajeó, oírla lamentarse y verla hacer muecas infantiles le recordó la época en que su padre vivía, y la reina vivía haciéndole escenas para salirse con la suya. Pero ella no era su padre y no sería fácil de manipular.
—Pareces una niña —se burló— ¿dónde está Tight?
—En una reunión —volvió a usar un tono cargado de lamentos—no sabemos a qué hora saldrá ¿me harás esperar tanto?
—Sí —sonrió—tengo hambre, acompáñame.
A regaña dientes, su madre le siguió. Se quedaron en el comedor principal conversando, a cada momento la reina intentó persuadirla para que le diera una pista, pero Bulma se mantuvo firme en su decisión. Ya le habían avisado a Tight que la esperaban, por lo que si la joven reina no se había podido escapar aun se debía a que estaba en una reunión importante.
Mientras comía helado, su comunicador vibró un par de veces y se apuró en revisarlo, pero su ansiedad murió al ver el remitente. Relamió la cuchara y contestó rápido.
— ¿Quién es? —preguntó con suspicacia su madre.
—Nate —dijo sin levantar la mirada de su tazón de helado—viene para acá, llegará en unas horas.
—Uhm —asintió su madre—no te ves muy emocionada con su visita —dijo en un tono bajito, casi con precaución como si sus palabras pudieran desatar una tormenta en cualquier momento.
—N-no no es eso —se apresuró en decir—estaba pensando en otra cosa.
—Pensabas que era otra persona quién te había escrito —sentenció y Bulma detuvo sus movimientos por unos segundos, hizo una mueca en sus labios y negó meciendo su flequillo— ¿segura?
— ¿Qué quieres que diga, mamá? —preguntó con hastío—dime, para que dejes de preguntar… estas cosas.
—No quiero que digas nada en particular, es solo que… no te veo muy entusiasmada con tu matrimonio con Nate —dijo anormalmente seria—y ya te casaste por compromiso una vez, no creo que sea buena idea que—
—No mamá —la interrumpió—te estás confundiendo. Mi matrimonio con Nate si es por compromiso, pero estoy de acuerdo con eso. No necesitas darme un discurso, soy adulta ahora. No soy una adolescente como en mi primer matrimonio —soltó mordaz.
El silencio que se instaló entre ambas fue más que incómodo. Bulma sintió que estaba cargado de culpas y reproches que no había soltado más que en terapia, pero no se le hizo justo decírselos de ese modo a su madre, en parte porque ninguna de las dos tenía la culpa de haber crecido en su realidad, así como a ella, a su madre también la habían hecho contraer un matrimonio por conveniencia. Soltó un suspiro y negó mientras jugaba con la cuchara.
—Lo siento, no quise sonar tan irritable —la mujer solo sonrío. Una sonrisa amable, pero de resignación. Bulma se quedó viendo el comunicador por unos segundos y volvió su atención al helado. Sin embargo, ya no tenía ganas de seguir comiendo.
Por suerte no estuvieron mucho tiempo así, los pasos rápidos que se oyeron por el pasillo los reconocieron al instante. Los tacones al chocar con el azulejo eran de la reina Tight, Bulma contuvo el suspiro y se reclinó en el respaldo de la silla, sintió alivio cuando su espalda tocó la suavidad del mueble.
La reina entró apurada al comedor, su vestido simple pero elegante de color celeste claro se movía al compás de sus largas piernas, llevaba el cabello recogido, desde hace un tiempo que comentaba a menudo que quería cortarlo, pero temía que no se le viera bien. Entró sola, Raditz que solía escoltarla se quedó afuera junto a los guardias, y Jaco estaba patrullando-perdiendo el tiempo-en unos planetas cercanos.
— ¿Y bien? —preguntó mirando a su hermana menor. Frunció el ceño extrañada al notar el ambiente serio entre ambas mujeres, pero lo descartó rápido, la ansiedad por la revelación del género del heredero a la corona era más importante. — ¿Cómo está el bebé?
—Todo normal, crece sano —sonrió. Esperó que su hermana tomara asiento, un sirviente se acercó a servirle una taza de té—claro que aún no sabemos si alcanzará a estar 6 meses o 9, por lo que me dijo la doctora, no todos los embarazos de híbridos son iguales.
—Oh… tu amiga ¿Chi-chi? Los de ella ¿fueron de 6 o 9? —preguntó mientras revolvía con suavidad la cuchara en la tacita de porcelana fina.
—No se lo he preguntado —reconoció pensativa—o si me lo dijo alguna vez, no lo recuerdo —miró a su madre y notó que todo el entusiasmo con el que la abordó hace unos momentos se había ido, y no pudo evitar sentirse culpable.
—Ah… ya veo ¿y bien…? —murmuró sonriendo, miró a su madre y frunció el ceño — ¿ya se lo dijiste a mamá?
—No, estaba esperándote —se apresuró en decir.
— ¿Y cómo está tan calmada? —preguntó con sospecha y bebió un sorbo. Bulma hizo una mueca, la antigua reina sonrió y respondió con calma.
—Ya me aburrí de insistir. Pero ahora ya estás aquí, así que dinos —la joven trató de dejar a un lado esa sensación incómoda, porque no era el momento y tampoco se le hacía justo pues era algo que realmente resentía.
—Bien, bien —agarró una cuchara y un cuchillito y golpeó la mesa intentando simular los sonidos de unos tambores, pero no tenía buena sincronización y solo se oyó el ruido de los cubiertos al chocar con la superficie—soy un asco para la música —se carcajeó—bueno… acá está la ecografía —dijo mientras se sacaba un pequeño sobre del bolsillo y se las entregó.
Ambas mujeres se lanzaron desesperadas a verla. Las vio estudiar el papel fotográfico como si fuera un documento muy serio e importante, podía notar la ansiedad en los ojos de ambas y solo pudo sonreír, olvidando por un momento la incomodidad y culpa que le invadió por su pequeña discusión con su madre.
Tight frunció el entrecejo, miraba todo el papel y no comprendía lo que veía. Bulma se carcajeó, si fuera más aplicada o estudiosa, sabría cómo entender el documento, pero no la culpaba, después de todo nunca fue un área de interés de su hermana y más importante aún, no tenía experiencia con ecografías, y probablemente nunca la tendría.
—No entiendo —reconoció la reina y antes de continuar, su madre soltó un gritito de emoción— ¿Qué? ¿Qué es? —preguntó confundida.
—Es una niña ¿verdad? —preguntó con los ojos llorosos su madre, mirando la ecografía y luego a ella—sale una "F" ¿es una niña? —insistió.
— ¡¿Qué?! ¡¿dónde?! —exclamó emocionada la reina mientras miraba el documento, pero por los nervios pasó por alto la información que su madre decía.
—Sí —mordió su labio inferior mientras sonreía y asintió varias veces, igual de emocionada—es una niña.
— ¡Dios mío! —dijo su madre al mismo tiempo que saltó en su asiento, se levantó rápido y olvidando la incomodidad por sus palabras, la abrazó fuerte y sollozó con entusiasmo— ¡una nieta!
— ¡No! —exclamó alegre e incrédula la reina— ¡una niña! —chilló emocionada e imitó a su madre, abrazándola por el otro lado mientras la sacudía— ¡una niña!
— ¿De verdad está bien? —preguntó sonriendo y con los ojos vidriosos—digo… para ser heredera ¿no les importa?
—Cariño…—susurró su madre apartándose unos centímetros para ver su rostro—con tu padre cometimos el error de esperar por un hijo, y cuando nuestra oportunidad se fue… echamos sobre sus hombros la responsabilidad de buscar un buen prospecto y casarlas para conseguir esos herederos… cuando la respuesta siempre la tuvimos frente a nuestros ojos —dijo mirando a Tight.
Ambas hermanas agacharon la mirada al oírla. Tight había tenido esa conversación cuando su padre aún vivía y le seguía doliendo y emocionando oírla. Pero Bulma parecía afectada, no sabía si por ambas o solo por su propia tortuosa historia matrimonial, quizás eran las hormonas. No recordaba que su hermana menor fuese tan emocional.
—Con esta niña no cometeremos ese error —sonrió Tight sobando su espalda mientras las miraba—ella será criada como la heredera y será su decisión contraer nupcias.
—Aun no nace y ya están pensando en casarla —se escuchó a sus espaldas, las tres voltearon con sorpresa al ver al patrullero, parecía que recién había llegado, tenía el traje sucio y hediondo. Bulma hizo una mueca de asco al sentir el hedor. — ¿Creen que el rey Vegeta no ponga problemas para que sea la heredera de la tierra?
Sintió las miradas de su madre y hermana en ella, entendía su preocupación y cautela, y sabía que no bastaba con calmarlas con unas palabras y decirles que el rey había cambiado, pues ellas no conocían realmente al saiyajin. Optó por sonreír y asentir.
—Ya hemos hablado de eso… independiente si era un niño o niña, Vegeta no exigirá que se críe en Vegetasei ni que sea parte de la línea de sucesión de allí.
— ¿Estás segura? —insistió Jaco acercándose—no es muy confiable que digamos.
—Sí, lo estoy —vio sus rostros sorprendidos y borró su sonrisa, suspiró cansada y murmuró mirando su taza a medio servir—él ha cambiado… solo el tiempo lo demostrará, pero me siento confiada, todo saldrá bien.
—Eso es bueno —respondió su madre, ordenándole un mechón detrás de su oreja—debes estar tranquila.
—Esperemos que sea así —murmuró Tight—solo espero que sea más parecida a nosotros que a ellos…
— ¡Oye! Trunks es hermoso —refunfuñó ofendida.
—Sí, se parece a ambos —reconoció haciendo una mueca—pero sus gestos y personalidad… es puro saiyajin.
—Bu-bueno es normal, es su padre —murmuró desviando la mirada.
—Por cierto… ¿Cómo crees que se lo tome? —preguntó Jaco sentándose a su lado.
— ¿Qué quieres decir? —cuestionó confundida.
—Es una sociedad machista —respondió encogiéndose de hombros—que el rey tenga hijas… no lo sé—volvió a encogerse de hombros— ¿alguna vez la línea principal ha tenido mujeres?
—No… —susurró Tight mientras pensaba—no en la línea principal… ¿será por genética o las desterrarán? —cuestionó confundida—digo… incluso hasta las pueden abortar para que no traiga vergüenzas a la familia ¿no?
—Ehm… —no supo que responder.
Así como nunca se interesó en el planeta Vegetasei, conocer sus sitios turísticos o su gente, tampoco le importó su política ni costumbres. Ahora que compartía hijos con Vegeta, comprendía lo irresponsable que fue. Relamió sus labios y pensó por unos segundos, su madre acarició su hombro llamando su atención, levantó la mirada hacia ella y ésta le sonrió con dulzura.
—Él cambió ¿recuerdas? Aunque sus teorías sean ciertas, no permitirá que nada les pase, ni a ti ni a la niña. —Bulma medio sonrió, de aquí a un tiempo sentía que su madre sabía más cosas que ella y a momentos le inquietaba, pero ahora le tranquilizaba y le venía bien.
—Lo llamaré —susurró pensativa—iré a hablarle.
— ¿Quieres que te acompañemos? —preguntó Tight, Bulma negó sonriendo y se puso de pie alejándose—nos cuentas como te va ¿sí?
—Todo saldrá bien —sonrió y salió del salón. Se quedó de pie detrás de la puerta y susurró para sí misma—todo saldrá bien.
(…)
Tenía explícitamente prohibido que lo interrumpieran en los consejos, pero todos sabían-incluso cuando él no había dado ninguna indicación-, que cuando se trataba de sus hijos o de Bulma, podían interrumpirlo e informarle de cualquier novedad y no habría represalias por ello.
Por eso, cuando un asistente pidió entrar y hablar con la mano del rey no le molestó y, por el contrario, su atención se desvió por completo al intercambio que se dio, tanto que todos en la habitación prefirieron callar y esperar a Kakarotto volver.
—Majestad —habló el hijo menor de Bardock al volver—tiene una llamada de la tierra, de la princesa Bulma ¿se la transfiero? —le susurró cerca de la oreja y él asintió.
Hizo un gesto con la mano y todo el consejo salió de la habitación en menos de un minuto, apenas quedó solo, se sacudió la armadura y ordenó su pelo, intentando lucir bien para ella. Sacudió la cabeza al pensarlo ¿qué sentido tenía? Ninguno, no era relevante, porque si Bulma buscaba hablarle, seguramente se debía al bebé.
Si bien, hablaban con regularidad, nunca de ellos como pareja. Sus pláticas giraban en torno a sus hijos y nada más. El único vínculo real que tenían, pensó sombrío.
Cuando su comunicador sonó, tardó unos segundos en reaccionar. Le gustaba estar en contacto con Bulma, saber de ella, verla, reír juntos, admirarla y amarla en secreto. Pero le estaba pasando la cuenta y no sabía si alguna vez se podría acostumbrar a ello. Seguía pensando que no era justo-era su ego el que lo reclamaba-, verla siempre y no poder estar con ella e incluso tener que soportar saber que sería la esposa de alguien más.
—Hola ¿cómo estás? —su voz se escuchaba emocionada y a la vez ansiosa, escondió la sonrisa llena de amor que tenía solo para ella y asintió en respuesta— ¿y Trunks?
—En clases de idioma —respondió mirando la hora para corroborarlo—sí, luego tiene clases de política.
—Oh… —susurró pensativa—tiene muchas clases… —murmuró desviando la mirada.
—Es lo normal, es el heredero del imperio —respondió orgulloso, listo para defender su crianza en caso de que la princesa quisiera criticarlo— ¿tenías control hoy no?
—Lo recordaste… —sonrió ella, con las mejillas sonrojadas y él tuvo que tragar con disimulo ante la escena. Su corazón latió deprisa, como si ella estuviera ahí enfrente, tentándolo.
—Claro —susurró desviando la mirada—es importante para mi hijo después de todo —no notó como el brillo en la princesa se apagaba, ajeno a cualquier miedo e inseguridad de ella.
—Sí… me imagino —respondió ella pensativa. Vegeta la miró al notar su bajón de ánimo y frunció el ceño preocupado.
— ¿Está todo en orden? ¿qué te dijeron? —quiso saber inquieto al ver su semblante serio.
—Sí, está todo bien —dijo rápidamente para no preocuparlo—es solo que… ya me dijeron qué sexo tiene —la vio nerviosa de repente y su ceño se entrecerró aún más, sus cejas casi se tocaban al mismo tiempo que se inclinó hacia delante para poder verla de cerca.
— ¿Y eso es malo? —cuestionó confundido. Ella negó.
— ¿No te inquieta saber? —preguntó asombrada. Vegeta la miró unos segundos y negó— ¿En serio? —insistió genuinamente sorprendida.
El rey alzó una ceja ante su reacción y pensó por unos segundos. El silencio para la princesa fue eterno, relamía sus labios una y otra vez en cortos períodos, movía su pie nerviosamente sin que el rey pudiera verlo.
—Su sexo no es tema —se encogió de hombros—ya tengo a mi primogénito, y esa criatura no será parte de mi línea de sucesión acá en Vegetasei.
—Ah… —no pudo evitar sonar decepcionada. Por más que Vegeta hubiese cambiado, él seguía siendo un saiyajin frío para situaciones que para un terrícola como ella debiese ser más emocionante. Sabía que no tendría una reacción humana como la de su madre y hermana, pero ingenuamente esperaba compartir su paternidad con más calidez y amor que como fue con Trunks.
— ¿Dije algo malo? —preguntó serio, no molesto ni preocupado, él realmente no entendía lo que a ella le inquietaba.
—N-no… es solo que pensé que te importaba. O que te importaría —susurró desviando la mirada.
—Claro que me importa —dijo frunciendo el ceño—a lo que me refiero es que, si es un niño o una niña, no me molestará.
— ¿Y te alegrará? —Vegeta la miró confundido por unos segundos, para finalmente soltar un resoplido y sonreírle, una sonrisa coqueta a su parecer que la derritió, pero que supo manejar gracias a la distancia que los separaba.
—Todo este rodeo y preocupación de tu parte… ¿es una niña? —preguntó medio sonriéndole y Bulma asintió y su sonrisa se congeló.
¿Una niña?
¿Tendría una hija?
Por un momento, a su cabeza vinieron escenas irrisorias que no lograba entender de dónde habían surgido, él cargando a su hija, viéndola caminar, jugar, reír, siempre con ella, una niña igual a su Bulma, y su corazón latió emocionado. No se dio cuenta que sonreía, titubeó algo sin sentido, carraspeó su garganta y sacudió su cabeza para ordenar sus ideas.
—¿Una niña? ¿estás segura? —preguntó intentando recuperar su seriedad, pero Bulma ya había presenciado su sonrisa emocionada y que nunca antes había visto. La joven asintió, expectante y sorprendida. Él cubrió su boca y mentón con su mano y acalló su suspiro, desviando la mirada.
— ¿Estás bien? —preguntó confundida— ¿es algo bueno o malo?
—S-sí, estoy bien —dijo recuperándose—solo me sorprendió… —miró hacia el fondo de la habitación por unos segundos y volvió su atención a la joven detrás de la pantalla— ¿sabes?
— ¿Uhm? —preguntó atenta, lo vio bajar su mano y dejar ver su sonrisa cálida y tuvo que afirmarse al borde de su silla, sintiendo como sus mejillas se sonrojaban.
—Me has hecho muy feliz, infinitas veces —reconoció sin dejar de sonreírle—sé que yo no a ti…—su voz se tensó al decirlo y relamió sus labios—me faltará vida para recompensarte cada momento.
—N-no… no es así —balbuceó nerviosa, negando con las manos— ¿por qué dices estas cosas de repente? —dijo desviando la mirada con timidez.
—Es lo que siento —respondió con calma, sin miedo ni vergüenza por admitir sus sentires frente a la mujer que amaba—espero… espero que estés igual de feliz que yo con nuestra hija que viene en camino.
—Lo estoy —sonrió ella—me alegra que no sea un problema para ti… acá todos estamos felices que sea niña.
—Espero se parezca a ti —sonrió Vegeta y Bulma lo miró sorprendida— ¿quieres contarle tú misma a Trunks o puedo hacerlo yo?
—Puedes hacerlo, no tengo problemas —dijo nerviosa, la vio desviar la mirada por unos segundos, pensativa y antes de hablar, se sobresaltó viendo un aparato cerca de su mesa, la vio leer la pantalla de este y como la emoción desaparecía de su rostro—debo irme, dale mis saludos a Trunks, lo llamaré más tarde si es que no estoy cansada.
—Bien, yo le digo. Cuídate —se despidió y ella asintió moviendo su mano. La pantalla se apagó a los segundos. Se quedó viendo la imagen ennegrecida sin dejar de sonreír y se puso de pie. Al salir de la sala de consejo, todos los miembros lo esperaban, sin darle importancia habló alto—mañana continuamos.
— ¿Todo bien? —preguntó su mano acercándose extrañado por su orden.
—Sí, más que bien. —Respondió sereno.
Fue en la hora de la cena que decidió contar la noticia. Ya todos sabían que Bulma sería madre otra vez y que era su hijo, nadie lo cuestionó, no en voz alta al menos. Sabía que no era bien visto, que fue irresponsable embarazarla de nuevo-no que fuera infiel, en su especie la fidelidad no era algo importante-, pero el preñarla era otro nivel de relevancia. Se volvía en un asunto de estado, y tal como ella le había repetido, su hijo sería visto como un bastardo en su imperio, incluso podía correr peligro. Por lo que había decidido establecer una serie de leyes que protegieran a la criatura, leyes que estaba pagando muy bien para que se escribieran y expusieran al consejo para aprobarlas. Nadie podía negarle nada, no solo porque era el rey, era su increíble poder lo que lo ponía en la cima de la pirámide y por lo que no era cuestionado ni destituido después de ser tan irresponsable.
Ahora, contaría la noticia que lo había tenido sonriendo toda la tarde. Nuevamente se saldrían del molde. En el legado familiar no había mujeres en la primera línea de sucesión, que Tarble que era su hermano tuviera hijas no había problemas, pero él como rey no era bien visto. Había muchas cosas que estaban mal en cuanto a leyes con su hija-le encantaba como se oía-, pero se aseguraría de cambiarlas para protegerla. Daría su título si era necesario.
No alcanzó a llegar al comedor principal cuando notó a Kyabe caminar cabizbajo hacia allí. Su semblante ensombreció de repente, sabía qué era lo que tenía a su hijo menor tan desanimado y lo que más le preocupaba y angustiaba era que no tenía como solucionarlo.
Habían pasado varias semanas desde que Riander había sido "despedida" de su cargo como reina, y si bien, ella en primera instancia amenazó con irse, pero junto al niño, no protestó demasiado cuando se lo negó e incluso no había puesto exigencias de visitas o mostrado interés en visitarlo, ni siquiera lo había llamado. Kyabe ya había preguntado por ella y no fue capaz de decirle la verdad, que, por su irresponsabilidad e infidelidad, su madre había preferido su orgullo de saiyajin y se hizo a un lado-la forzó a ello-, se sentía culpable de la decisión que ella había tomado, pero más aún por no haber pensado en el daño que le estaba haciendo a su hijo que no tenía la culpa de nada, por el contrario, era la real víctima de sus acciones.
— ¿Qué ocurre, hijo? —le preguntó en un tono amable. El niño levantó la vista al oírlo y negó— ¿seguro? Puedes contarme ¿tú hermano te molestó de nuevo?
—No… no es eso—susurró cabizbajo.
—Entonces algo te pasa, dime —lo animó, posó su mano con suavidad sobre su hombro pequeño y le dio un ligero apretón—puedes decirme lo que sea.
—Uhm… ¿mamá cuando volverá? —preguntó tímido, lo miró por unos segundos y luego volvió a agachar la mirada. Vegeta contuvo el suspiro y mordió su mejilla interna. No le había dicho la verdad, había omitido varios detalles para no mentirle, pero a su parecer solo había camuflado la realidad. —Trunks dijo que… ya no era la reina ¿es cierto?
—Sí… —reconoció, detuvo su andar y se agachó a su altura. Los ojos negros de su hijo quedaron fijos en su rostro, grandes y expectantes, así como confusos, tragó saliva y le sonrió—seré honesto contigo hijo…
—¿Tiene que ver con el hermanito que Trunks tendrá? —susurró serio sin mirarlo y Vegeta titubeó. Notó en sus ojos el recelo y supo en ese instante que debía aclararle la situación sin tintes ni suavizarle nada, si lo hacía, corría el riesgo que con los chismes o incluso manipulaciones de su madre, el niño se fuera en su contra o la de Trunks, o peor, en contra de Bulma y su próxima hija.
—Sí… a tu madre no le pareció y prefirió renunciar. —Dijo en un tono calmado, se reincorporó y soltó un suspiro de cansancio— ¿no se ha puesto en contacto contigo?
—No… ¿Por qué no me llevó con ella? —preguntó frunciendo el ceño—ni siquiera se despidió…
—Oh… lo siento, hijo —murmuró—le prohibí que te llevase, pero no que no te hable o visite.
—Entonces es ella la que no me quiere ver…—asumió y Vegeta maldijo por lo bajo, debió usar mejor sus palabras.
—No hijo, no creo que sea de ese modo… ¿quieres que la contacte? —preguntó volviendo a agacharse—puedo hacerlo, no tardaré y…
—No —negó cabizbajo—ella nunca me ha querido.
—No, Kyabe… eso no es así —dijo preocupado—ella… Riander es como cualquier saiyajin, mi madre era igual con nosotros.
—Uhm… Pero no le daba vergüenza por tenerlos ¿no? —fue el turno de Vegeta de desviar la mirada. Uno de sus principios era no mentir, menos a sus hijos, pero no sabía qué decir en ese momento para amainar sus sentires. —Ella nunca me ha querido… por fin lo entiendo.
—Hijo… sé que tu relación con Riander puede ser compleja y tienen mucho que conversar, pero estoy aquí para ti y siempre estaré.
—Lo sé —asintió, pero ni en sus ojos ni en sus rasgos su tristeza se borró.
—Vamos, tengo algo que les quiero contar…—sonrió al recordarlo—espero que también te anime.
—Uhm… ¿crees que la princesa Bulma quiera adoptarme? —preguntó y Vegeta se rio, pero al ver el semblante serio de Kyabe, comprendió que lo decía en serio.
—No hace falta, estoy aquí para ti, también tu abuela y tío. Incluso tú hermano… —dijo medio inseguro—te prometo que no te sentirás solo o desplazado nunca.
— ¿De verdad? —preguntó con el tono quebrado y Vegeta no respondió, lo sujetó de los hombros y lo acercó a su cuerpo. El niño sollozó en silencio en su pecho, si le hubieran dicho en el pasado que sería así como padre, se habría reído y pulverizado al que osara con burlarse de él, pero no sentía vergüenza ahora que lo era. Bulma le había cambiado de muchas maneras y ser un padre responsable y presente, era una de ellas. Ser el ejemplo decente para sus hijos era un desafío que todos los días se planteaba, y esperaba conseguirlo. —Lo siento…
— ¿Por qué te disculpas? —preguntó y le dio palmaditas suaves en la espalda pequeña.
—Por no ser un saiyajin digno—murmuró contra su pecho, escondiendo su rostro. Vegeta se alejó un poco para verlo, sus mejillas estaban enrojecidas por el esfuerzo, revolvió su cabello y le sonrío.
—La dignidad no se mide en actuar rudo, no quejarse del entrenamiento o quién aguanta más un golpe, hijo. Será en el campo de batalla, cuando tengas que tomar decisiones que luego te permitan dormir en paz, donde nunca te avergüences de tus actos. Eres un buen niño, un buen saiyajin y un honorable príncipe, nunca lo olvides ni permitas que nadie te haga dudar de eso.
—Gracias —susurró sonriendo, su padre volvió a revolverle el cabello y le secó las lágrimas con sus dedos enguantados— ¿crees que algún día pueda ser como tú?
—No —dijo serio—serán mejor. Tú y tu hermano. Serán mucho mejor que yo—dijo con confianza y el niño amplió su sonrisa.
Entraron juntos al comedor, en silencio cómplice que el niño agradeció. Estaba casi toda la familia real sentados en sus puestos. El rey miró extrañado el asiento vacío de su hijo mayor, era a quien más le interesaba contarle la noticia y su ausencia solo lo postergaba. Se ubicó en su silla al igual que Kyabe y dio la autorización para que sirvieran, por un saiyajin impuntual no haría pasar hambre al resto.
— ¿Y tú hermano? —le preguntó al menor, Kyabe tomó un sorbo de agua y negó.
—No lo sé, salí rápido de la clase de idiomas —reconoció avergonzado.
— ¿Dónde está el príncipe? —preguntó en alto a los presentes, todos se quedaron viendo sin respuesta— ¿cómo nadie sabe dónde está mi hijo y por qué no ha llegado a la hora a comer?
—No se veía muy bien —habló Keel llamando su atención—estaba algo disperso en clases.
Vegeta guardó silencio, preocupado, pues a diferencia de Kyabe, cuando a su hijo mayor algo lo aquejaba no iría fácilmente a pedirle consuelo o apoyo. Miró la hora en su comunicador, llevaba 10 minutos de atraso, le escribió rápido y esperó. A los segundos, el niño respondió diciendo que iba en camino. Pero ese "en camino" se convirtió en 30 minutos más de espera. Cuando entró al salón, asintió a los presentes y no pidió disculpas, altivo y serio caminó hacia su puesto, junto a su padre y se ubicó.
— ¿Qué son estas horas de llegar? —le habló en tono bajo, aunque sabía que todos en la mesa lo podían escuchar.
—Me dormí —dijo sin mirarlo y tomó un filete al jugo dejándolo en su plato—lo siento.
— ¿Estás enfermo? —preguntó preocupado, el niño negó. —Tómate el día de mañana libre.
—No es necesario —se apresuró en responder y comió en silencio.
Vegeta lo miró por unos segundos y suspiró. Esperó que la mayoría comiera al menos 3 porciones del plato principal y carraspeó su garganta, llamando la atención de los demás. Cuando les contó sobre el embarazo de Bulma, pudo notar las miradas reprobatorias de sus padres e incluso de Tarble, pero no lo juzgaron en voz alta. Sabía y comprendía sus interrogantes e incluso sus preocupaciones, era él quien estaba más angustiado con la noticia, pero por un motivo completamente distinto al de su familia. En estos momentos lo que menos le importaba era la opinión pública que tenía su gente sobre él, lo único verdaderamente importante era el bienestar de su Bulma y futura hija. Tenía la fe que conseguiría cambiar varias políticas para que su hija estuviera libre de prejuicios, sin embargo, no dejaba de preocuparle el fallar.
—Quería informarles de algo —murmuró con calma, bebió un sorbo de vino y dejó la copa cerca, notó que todos en la mesa dejaron de comer o beber para prestarle atención, se concentró en sus hijos y habló viéndolos a ellos—hoy Bulma fue a su revisión médica rutinaria…
— ¿Todo está en orden? —preguntó Tarble, mirándolo curioso.
—Sí, la criatura crece bien —asintió para sí mismo—la tecnología médica terrícola permite que a pesar de que tenga poco tiempo de gestación, ya puedan saber el género del… bebé. —Murmuró inseguro al llamarlo así, pero había oído a Bulma y a su hijo referirse a menudo de ese modo a su hija.
— ¿Ya sabe si es niña o niño? —preguntó Trunks, escondiendo el pavor que le causó aquella información.
Que Riander se hubiera ido del planeta y dejado su cargo era una oportunidad que no podía desaprovechar, y definitivamente una gran noticia para él, sin embargo, no se sentía del todo tranquilo con su ausencia. No sabía por qué, quizás tenía que ver con una inseguridad suya, miedos que solo él veía y le preocupaban, que estaban solo en su cabeza. El bebé de su madre era otro tema que le inquietaba, no dejaba de pensar-al punto que estaba alterando su dormir-, en cómo serían las cosas ahora con la llegada de su nuevo hermano o hermana ¿qué cambios le afectarían? Le daba pánico pensar que fuera un niño poderoso y con los colores de su padre, había llegado incluso a tener pesadillas al respecto.
—Sí, se lo dijeron hoy —asintió mirándolo y el niño mordió su mejilla interna, sintiendo como el corazón se le aceleraba de repente—y es una niña.
El suspiro de alivio de Trunks fue lo único que se oyó en los siguientes segundos, Vegeta hizo una mueca, sabía que no recibirían la noticia igual de alegre que él, pero pensó que al menos podrían disimular. El único que se vio contento fue Kyabe, que le sonrió entusiasmado y aquello le bastó por el momento, después de verlo tan desanimado, al menos había dejado en el olvido su tristeza reciente.
— ¿Qué piensas tú con eso? Digo… ¿está bien? ¿te parece bien? —preguntó Tarble con cuidado, atento a si debía retractarse o disculparse según el humor de su hermano mayor. Lo vio encogerse de hombros y beber un sorbo largo de su copa y dejarla a un lado.
—No me causa ningún problema, y aunque así fuere, no hay mucho por hacer ¿no? —dijo serio y Tarble asintió. Fue el turno de su padre, quien tosió nervioso y con un tono de voz suave, habló.
—Me parece que… esta noticia la deberías tratar con más cautela.
— ¿Qué quieres decir? —preguntó mirándolo con sospecha.
—Ya sabes… no es bien visto que en la línea principal de sucesión haya una mujer… —se encogió de hombros—ya tenemos bastante encima después de la renuncia de Riander… como para sumarle esto, quizás esperar a que nazca sería prudente para notificarlo.
—La bebé no está en la línea de sucesión, abuelo —le interrumpió Trunks, serio y escueto, no dejando aberturas para que lo cuestionaran por opinar en asuntos que no le correspondían por su edad—no estará en la dinastía, no oficialmente al menos.
—Príncipe —le sonrió su abuelo—creo que… es un tema que no es fácil de… y…
—¿Intenta decir que no me corresponde hablar por ser un niño? Soy el siguiente al trono, abuelo ¿por qué no podría opinar? —Keel sonrió orgullosa, Vegeta en cambio los miró cansado.
—Basta —dijo con el ceño fruncido—comprendo tus inquietudes, padre. Pero ya he estado pensando en soluciones…
— ¿Soluciones de qué? Si la bebé no es heredera saiyajin ¿piensas hacerla heredar? —preguntó Trunks escondiendo el pánico, pero su padre lo olfateó bien.
—No, pero sí protegerla. Haré las leyes adecuadas para que tenga derechos, no de sucesión, pero sí de protección y que sea reconocida como de la familia real.
—Te estás arriesgando demasiado —negó el antiguo rey—puedes alterar aún más a la opinión pública cambiando tantas leyes.
—No cambiará nada, padre —intervino Tarble—no hay una ley que prohíba que haya mujeres en la línea principal de sucesión, es solo mal visto por nuestra sociedad arcaica y machista. Te ayudaré a redactar decretos.
—Gracias —asintió el rey, mirando a su hermano con profundo agradecimiento—en lo que sí te concedo es que es pronto para anunciarlo… quizás esperar a que las cosas se calmen un poco.
— ¿Papá? —habló bajito Kyabe, giró en su dirección alzando las cejas en señal de atención— ¿la… bebé vivirá aquí?
—No… en la tierra, con su madre —respondió haciendo una mueca involuntaria, pues, aunque aceptaba que fuese de ese modo, preferiría tenerla con él y junto a su madre.
—Qué suerte… —susurró pensando en cómo sería su vida viviendo en la tierra junto a Manchas, corriendo por el jardín colorido del castillo de la princesa Bulma.
—No seas ridículo —lo interrumpió Trunks—Vegetasei es mil veces mejor.
La mayoría sonrió ante su comentario, solo su padre lo quedó viendo con preocupación. Si bien, ahora su primogénito parecía más tranquilo con la noticia, no podía evitar pensar que esa mentalidad supremacista no traería nada bueno para nadie, ni siquiera para él mismo y, por el contrario, era aquello lo que hacía sufrir a su hijo al no sentirse suficiente a la visión alterada que él tenía de su imperio y raza.
(…)
El día estaba caluroso, había una serie de conductos con aire acondicionado, pero sentía que no servían de mucho si estaban al aire libre. Estaba toda la familia real presente, nadie podía faltar a las ceremonias de luna llena en Vegetasei, el preámbulo a las celebraciones por la independencia del pueblo saiyajin. Él como heredero estaba en primera fila oyendo el discurso de su padre a diferentes invitados importantes, no solo del planeta, también de otras especies con las que tenían tratados significativos. Los terrícolas no estaban presentes, y no le importaba, pues no los consideraba relevantes a su parecer, pero sabía que su padre intentó invitar a su madre a venir.
Kyabe volvió a suspirar, le dio un codazo suave-no porque quisiera ser gentil, sino para que no lo notara nadie-, y el niño irguió su espalda en su asiento, intentando olvidar la somnolencia.
Luego de que su padre diera el perfecto discurso de inauguración, habló la mano del rey y el presidente del consejo, para después darle espacio a distintos cancilleres y una presentación de artística que le aburrió.
Estaban en el coliseo principal, la entrada estaba abierta a todo el público, claro que las familias nobles y poderosas eran las que tenían mejores asientos. Cuando el espectáculo terminó, se dirigió con toda su familia a la salida. Tenían que pasar por el interior del coliseo para luego pasar por el pasillo principal en donde podían interactuar con el pueblo, algo que él evitaba. Pero le gustaba ver como idolatraban a su padre, niños y jóvenes gritándole que era el mejor saiyajin, a adultos dándole su apoyo. Imaginaba a menudo desde que era un niño pequeño que algún día sería su turno y estaría él caminando erguido y orgulloso portando los emblemas de su familia.
— ¡Terrano! —pudo oírlo a la perfección. No levantó la vista ni buscó el origen de la voz, solo continuó caminando al lado de su padre, pero fue consciente de cómo sus latidos se aceleraron.
— ¡Vuelve a tu planeta, mestizo! —entonces lo hizo, sin siquiera pensarlo, buscó entre el gentío al rebelde que había osado con gritar aquello, pero no encontró nada.
— ¿Qué mierda está pasando? —oyó a su padre susurrar para sí mismo, y la vergüenza le cubrió el rostro por completo. Que él de entre todas las personas fuera testigo de aquellos insultos le apenaron y no sabía qué hacer ¿debía enfrentar al imbécil que le gritó y matarlo frente a todos para imponer orden y ejemplo? ¿debía simplemente seguir de largo e ignorar? ¿no estaba mostrándose débil si hacía aquello?
— ¡Terrano! —volvió a escuchar, y recién ahí notó que era más de un sujeto gritando entre la muchedumbre— ¡no eres nuestro príncipe! —gritó y detuvo su paso, impactado con tal acusación, se quedó estoico en su sitio. No supo cuánto tiempo estuvo detenido, pero al ver a su padre levantar su brazo apuntando con su dedo índice entre la multitud lo hizo reaccionar. El destello violeta que salió de la punta de su dedo fue certero, le dio a un tipo de altura mediana de color verde acuoso, que cayó entre los gritos de la muchedumbre, empapando el suelo con su sangre turquesa.
— ¿De quién más no es príncipe, mi hijo Vegeta? —preguntó en alto, un grito grave e imponente que hizo callar a todo el gentío. No hubo ninguna palabra más. —La frente en alto —le dijo volteando a verlo.
Y le hizo caso, se mostró altivo como de costumbre y le siguió el paso en silencio, ignorando la mirada de preocupación de su hermano menor, tío y abuela, pero esta última notó lo quebrado que estaba, lo triste y vulnerable que lo había dejado tales gritos, porque eran la representación exacta de todas sus inseguridades.
(…)
El príncipe heredero no se presentó a cenar, nadie preguntó por su ausencia. Nadie comentó la situación en voz alta, no sabía la opinión de su esposo, padre de sus hijos o de sus propios hijos o nietos, solo sabía la suya. Ella sabía lo mucho que le afectaba ser un mestizo a su nieto y que lidiaba a diario con sus inseguridades y miedos, e incluso… estaba segura que su postura altiva y descortés con todo el mundo era una forma de protegerse, de que nadie lo cuestionara o pensara que era algo que a él le afectaba.
Nunca lo había hablado con Vegeta, pensaba que no era necesario después de todo, su hijo era quién más se había preocupado de guiar y enseñarle a su nieto a ser el siguiente rey, lo llevaba a reuniones y participaba de su entrenamiento, le había dejado una y otra vez en claro que era él quien era su heredero, y aun así el niño se sentía inquieto. Con lo que había pasado en el coliseo empezaba a entender por qué le preocupaba o al menos el origen de sus miedos.
Golpeó suavemente la puerta de su habitación, pero no hubo respuesta. Pensó en irse, en darle su espacio, pero cuando giró sobre su talón, oyó objetos caerse a la distancia. Entró rápido, el cuarto estaba a oscuras, pero había luz proveniente del cuarto de baño, dio pasos largos y sin pudor a encontrarlo desnudo o en una situación vergonzosa, entró.
Se quedó de pie en el umbral, viendo a su primer nieto en el suelo medio llorando, rodeado de tinta negra, en sus guantes, armadura, azulejo, en varios mechones de su cabello y cola, y sus ojos se llenaron de lágrimas por primera vez en muchos años.
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N/A: DOS AÑOS Y 3 MESES. PERDÓN, no tengo nada más que decir que perdón. El 2021, 2022 y 2023 fueron años difíciles, me dio una depresión que creo estoy manejando mucho mejor, pero no por ello les prometo que actualizaré más seguido, pero sí tengan presente que no me olvido de ustedes y lo mucho que me han apoyado en momentos oscuros y que sus palabras me han ayudado mucho.
Respecto al fic, queda poco para terminarlo, solo espero que por fin sea este año en el que pueda darle Complete.
Deseo en el fondo de mi corazón que todxs estén muy bien, sanos y felices, si aun hay lectores por ahí de este fic, espero que el cap sea de su agrado y acepten mis disculpas.
Espero leernos pronto y que estén muy bien.
PD: lamento los errores ortográficos, de redacción, letras sobrantes o faltantes :c
