Pelear contra dos personas con sables de luz era un desafío completamente nuevo para Harry. Claro, había tenido entrenamientos similares en la Academia Jedi, enfrentándose a sus compañeras Tahiri y Tenel Ka, a los niños Solo e incluso a algunos de sus otros amigos. Sin embargo, esos combates habían sido en entornos controlados, donde sus oponentes no tenían la intención de matarlo. Ahora, la situación era completamente diferente.
La intensidad del momento era sofocante. Aunque estaba acostumbrado a enfrentarse a situaciones de vida o muerte como líder de los Saints, esta pelea contra dos Sith lo llevó a un terreno desconocido. Era fascinante y aterrador a la vez, un equilibrio frágil entre la adrenalina y el miedo.
Los Malfoy, padre e hijo, peleaban con una coordinación que rozaba lo impecable. Sus movimientos fluían como si fueran un solo adversario, cada ataque de uno complementando al otro. Lucius atacaba con precisión calculada, buscando explotar cualquier debilidad, mientras Draco añadía una agresividad juvenil que mantenía a Harry constantemente a la defensiva.
Harry, con sus dos sables de luz, se esforzaba por bloquear los golpes feroces que llegaban desde diferentes direcciones. Cada movimiento era un intento por mantenerse vivo, cada giro un esfuerzo por encontrar un punto débil en su coordinación. Su entrenamiento y su habilidad con la Fuerza le permitieron mantenerse de pie, pero el peso del enfrentamiento empezaba a hacerse sentir.
El eco de los sables chocando llenaba el aire mientras Harry buscaba desesperadamente una apertura. Los Malfoy eran metódicos y letales, y aunque Harry podía seguirles el paso, apenas lograba mantenerse al nivel. La situación exigía todo de él: concentración absoluta, reflejos rápidos y una determinación implacable para no ceder terreno.
Antes de que Harry o Lucius pudieran hacer el siguiente movimiento, una voz fría y maligna resonó en el aire, cortando la tensión como una hoja afilada.
—"Patético, Lucius. ¿Así es como representas a los verdaderos maestros del lado oscuro? Incapaz de derrotar a un simple niño... un muchacho de apenas 15 años."
La voz, cargada de burla y desprecio, hizo eco en la plataforma. Su tono no solo humillaba a Lucius, sino que emanaba una autoridad que exigía obediencia y temor. Harry, que ya estaba agotado, sintió cómo un escalofrío recorría su espalda. Era como si la temperatura hubiera descendido de golpe, y cada fibra de su ser se estremecía ante la presencia que se aproximaba.
Los pasos resonaron con una cadencia lenta pero deliberada, el sonido amplificado por la tensión del momento. Harry no podía ver todavía a quien hablaba, pero cada paso parecía arrastrar consigo un peso invisible que amenazaba con aplastarlo. Su conexión con la Fuerza estaba en llamas; el aire parecía pesado, y la oscuridad que acompañaba a esta figura era tan densa que casi parecía tangible.
Finalmente, el origen de aquella voz emergió de las sombras. Un hombre alto y esbelto, envuelto en una túnica negra que parecía absorber la luz a su alrededor, se presentó ante ellos. Su rostro era pálido, casi espectral, y sus ojos, de un rojo penetrante, parecían atravesar el alma de quien se atreviera a mirarlos. En su mano derecha llevaba un sable de luz, aún apagado, pero incluso en ese estado parecía más amenazante que cualquier arma que Harry hubiera visto.
Harry tragó saliva, sus sables aún encendidos temblando ligeramente en sus manos. Aunque no sabía quién era este hombre, algo dentro de él lo reconocía como una amenaza como ninguna otra. Era como si la Fuerza misma intentara advertirle, gritando en su mente que estaba frente a algo más que un simple Sith: este era un ser consumido por el lado oscuro, una fuerza de puro terror.
—"¿Qué...?" —murmuró Harry, incapaz de completar la frase mientras un torbellino de emociones lo invadía. Por primera vez en su vida, sintió que sus sentimientos lo traicionaban. Miedo, una emoción que siempre había logrado reprimir, comenzaba a tomar forma en su interior. Su determinación titubeó, y con ello, su conexión con la Fuerza pareció volverse inestable.
El hombre inclinó la cabeza ligeramente hacia Harry, su mirada fría e inquisitiva, como si estuviera evaluándolo.
—"Así que este es el famoso Harry Potter," —dijo con una sonrisa apenas perceptible, cargada de burla y amenaza. —"Un joven perdido, jugando a ser un héroe. ¿Te preguntas quién soy, muchacho? ¿Qué soy? No te preocupes, pronto lo sabrás... y desearás no haberlo hecho."
Lucius, aunque agotado, cayó de rodillas en cuanto la figura se acercó más, bajando la mirada con un respeto servil que Harry encontró repulsivo. Este hombre, quienquiera que fuera, tenía un poder que incluso un Sith como Lucius temía.
Harry intentó enfocarse, recuperar su compostura, pero la presencia de este hombre lo abrumaba. Era como si todo lo que había enfrentado antes, desde los Hutts hasta los imperiales, fuera insignificante en comparación con esta sombra viviente. No podía explicarlo, pero sabía, instintivamente, que estaba frente a un enemigo que redefiniría todo lo que creía saber sobre el lado oscuro.
La aparición de aquella figura siniestra fue el preludio de algo aún más aterrador. Desde las sombras que rodeaban la plataforma, más encapuchados comenzaron a surgir uno tras otro. Sus capuchas y máscaras ocultaban sus rostros, pero Harry no necesitaba verlos para saber qué eran. Cada uno de ellos emanaba una presencia oscura en la Fuerza, fría y opresiva, que dejaba claro que eran Sith.
El círculo que formaron a su alrededor parecía cerrarse lentamente, una trampa de la que Harry no veía una salida inmediata. Su respiración se volvió más pesada mientras trataba de mantener su guardia alta, sus dos sables aún encendidos. Sin embargo, sus ojos no se apartaban del hombre pálido y delgado que lideraba a estos... ¿Mortífagos? Así los había llamado mientras les hablaba con una voz fría, cargada de autoridad.
—"Mis fieles Mortífagos," —dijo el hombre con una sonrisa torcida, sin siquiera mirar a Harry directamente—, "veo que al menos han logrado atraer nuestra pequeña presa hasta aquí. Un logro menor, pero uno que merece reconocimiento."
Las palabras eran como un veneno gélido, llenas de desprecio incluso hacia sus propios seguidores. Pero cuando finalmente su atención se centró completamente en Harry, la sonrisa se ensanchó, transformándose en algo más burlón y calculador.
—"Y aquí estás, Harry Potter," —dijo, pronunciando el nombre como si fuera un chiste privado. —"Un huérfano perdido, un niño sin guía, tratando de alzarse como un defensor de la paz. Qué... apropiado. Qué decepcionante."
Harry apretó los dientes, intentando ignorar el golpe de las palabras, pero el hombre continuó, sus ojos rojos brillando con malicia.
—"¿De verdad crees que el sendero de los Jedi es lo que tus padres habrían deseado para ti?" —preguntó, con una voz que goteaba sarcasmo. —"Tu padre, un hombre lleno de vida, de pasión... y tu madre."
El tono de su voz cambió ligeramente al mencionar a Lily, adquiriendo una mordacidad que hacía que cada palabra doliera más.
—"Ah, sí. Lily Potter. Una Sangre Sucia que pensaba que podría cambiar el destino, que podía protegerte de un mundo que no la quería. Qué irónico, ¿no? Su sacrificio... y mira dónde estás ahora. Un Jedi que traiciona la comunidad que tus padres lucharon por defender. Una verdadera decepción para su memoria."
El términoSangre Suciaresonó en la mente de Harry como un golpe físico. No entendía completamente el significado detrás de esas palabras, pero la forma en que las pronunció, con tanto veneno y desprecio, despertó una furia que apenas podía controlar. Su agarre en los sables se tensó mientras su respiración se volvía más rápida.
—"¡No hables de mis padres como si los conocieras!" —exclamó Harry, su voz cargada de ira mientras daba un paso adelante, ignorando momentáneamente el círculo de Sith que lo rodeaba.
El hombre rió suavemente, un sonido bajo y cruel que resonó como un eco en la plataforma.
—"Oh, pero los conocí, Harry," —respondió, su sonrisa burlona ensanchándose. —"Me aseguré de que no se interpusieran en mi camino. Su sacrificio fue... conmovedor, aunque inútil. Y ahora tú sigues sus pasos, otro peón en el juego, destinado a caer como ellos."
Cada palabra parecía hundirse como un cuchillo en el corazón de Harry. La ira que sentía era como un fuego que amenazaba con consumirlo, y por primera vez, comenzó a perder el control. Las palabras del hombre, especialmente sobre su madre, tocaban una herida que apenas comenzaba a comprender. Sin embargo, el temor y la opresión que sentía por la presencia de esta figura no se disipaban; al contrario, parecían alimentarse de su furia.
El círculo de Sith permanecía inmóvil, como si estuvieran disfrutando del espectáculo, mientras el hombre que Harry aún no conocía por nombre seguía erosionando su resistencia emocional, convirtiendo el momento en una prueba de su fortaleza física y mental. Harry, sin embargo, estaba al borde de su límite, atrapado entre su necesidad de respuestas y la sombra de la ira que lo amenazaba con arrastrarlo a un lugar oscuro.
El aire se volvió aún más denso mientras el ser daba un paso tras otro hacia Harry, cada movimiento lento y deliberado, como si disfrutara prolongando el momento. Con un gesto casual, encendió su sable de luz. La hoja roja ardió con un zumbido feroz, iluminando su rostro pálido y ojos rojos, haciéndolo parecer más espectral que humano. La intensidad de su presencia era abrumadora, como si el lado oscuro se concentrara en él con una fuerza insuperable.
—"Nadie interfiera," —ordenó, su voz fría cortando el silencio como un cuchillo. —"Este es mi duelo."
Los encapuchados que rodeaban a Harry permanecieron inmóviles, obedeciendo al instante. Sus máscaras ocultaban cualquier expresión, pero su respeto —o quizás miedo— hacia el líder era evidente.
Harry, a pesar del agotamiento que sentía y de la avalancha de emociones que lo invadía, se enderezó y levantó sus sables de luz, colocándose en guardia. Su respiración era pesada, pero no iba a dar marcha atrás. No ahora, no mientras este ser seguía lanzando palabras venenosas que parecían desgarrar cada parte de él.
—"¿Quién eres?" —preguntó Harry, su voz cargada de desafío y tensión. —"¿Por qué sabes tanto de mis padres? ¿Qué quieres de mí?"
El ser se detuvo a unos pasos de él, inclinando ligeramente la cabeza como si considerara la pregunta. Luego, soltó una carcajada baja, burlona y despectiva.
—"¿Quién soy?" —repitió, con un tono que sugería que la pregunta le divertía enormemente. —"Ah, Potter, qué adorablemente ignorante. ¿No lo sientes? ¿No lo sabes ya?"
Harry no tuvo tiempo de responder. En un movimiento repentino, el ser avanzó con una velocidad aterradora, su sable rojo descendiendo en un arco feroz hacia Harry. Instintivamente, Harry levantó sus sables, bloqueando el golpe con un destello brillante que iluminó la plataforma. El impacto resonó como un trueno, y la fuerza detrás del ataque hizo que Harry retrocediera unos pasos, esforzándose por mantener el equilibrio.
El Sith sonrió mientras mantenía la presión del golpe, inclinándose hacia Harry con un destello cruel en sus ojos.
—"Soy Lord Voldemort," —declaró, con un tono que parecía resonar en la misma Fuerza, como si el nombre fuera una sombra que se extendiera más allá del tiempo y el espacio. —"El verdadero heredero del lado oscuro. El destructor de tus padres. Y el fin de todo lo que crees ser."
El nombre golpeó a Harry como un rayo. Aunque ya había oído hablar deLord Voldemortpor su lugarteniente Kinzie, las historias que ella había recopilado sobre este ser oscuro parecían palidecer en comparación con la presencia que ahora tenía frente a él. Algo en la forma en que Voldemort pronunció su propio nombre, en la densidad de la oscuridad que lo rodeaba, hizo que un escalofrío recorriera el cuerpo de Harry. La intensidad de la revelación no solo sacudió su mente, sino que también resonó en su conexión con la Fuerza, como si este nombre llevara consigo un peso que trascendía todo lo que él creía entender.
Sin embargo, no había tiempo para procesarlo. Voldemort no le daría esa oportunidad.
Harry apenas tuvo tiempo de reacomodarse antes de que Voldemort se lanzara de nuevo al ataque, su sable de luz rojo brillando con una intensidad que parecía devorar toda la luz a su alrededor. El joven Jedi levantó sus sables justo a tiempo para bloquear el golpe, pero la fuerza detrás del ataque lo hizo tambalearse. Voldemort presionó con un movimiento fluido y preciso, obligando a Harry a retroceder mientras luchaba por mantener el equilibrio.
—"¿Eso es todo lo que tienes, Potter?" —se burló Voldemort, sus ojos rojos brillando con un odio frío mientras avanzaba implacable. —"¿Los Jedi te enseñaron a esconderte detrás de tus juguetes en lugar de abrazar el verdadero poder?"
Harry apretó los dientes, desviando una estocada que habría atravesado su defensa. Su respiración era pesada, y aunque intentaba concentrarse, las palabras de Voldemort resonaban en su mente, mezclándose con la opresiva presencia de los Sith que lo rodeaban. Los encapuchados permanecían inmóviles, como sombras siniestras, pero podía sentir su deleite en la Fuerza, una energía oscura que parecía alimentarse de su lucha.
—"¡No soy débil!" —gritó Harry, canalizando toda su fuerza en un contraataque que obligó a Voldemort a retroceder por un momento. Su sable violeta y blanco trazó un arco luminoso mientras giraba y atacaba con rapidez, pero el Lord Sith desvió cada golpe con facilidad, su rostro apenas mostrando esfuerzo.
Voldemort rió suavemente, un sonido bajo y burlón que heló la sangre de Harry. —"Ah, pero lo eres. Mírate, luchando desesperadamente, lanzando golpes al azar como un niño enojado. ¿Esto es lo mejor que el linaje Potter tiene para ofrecer? Qué decepcionante."
Las palabras golpearon a Harry más fuerte que los ataques. Cada comentario era como una aguja perforando sus defensas mentales, recordándole sus dudas, sus fallas, todo lo que no sabía sobre su familia y su lugar en esta guerra. Intentó bloquearlo, enfocarse en el combate, pero la figura de Voldemort lo dominaba. Cada movimiento del Sith era perfecto, cada golpe cargado de intención letal.
Los Sith que observaban comenzaron a murmurar entre ellos, sus voces apenas audibles, pero el tono era claro: burlas y desprecio. Harry podía sentir su burla en la Fuerza, una presencia colectiva que amplificaba la presión que ya sentía.
—"¿Lo ves, Potter?" —continuó Voldemort, su voz tan afilada como su sable. —"Hasta ellos saben que no tienes ninguna posibilidad. No eres más que un niño perdido, jugando a ser héroe en un juego que no comprendes. Incluso tus amigos Jedi lo saben, ¿no? Saben que no eres suficiente, que nunca serás suficiente."
Harry lanzó un rugido de frustración, girando sobre sus talones y lanzando un ataque enérgico con ambos sables. Por un momento, pensó que podría haber tomado a Voldemort por sorpresa, pero el Sith se movió con una velocidad casi sobrenatural, bloqueando el ataque y girando para lanzar una patada que envió a Harry al suelo.
—"Patético," —escupió Voldemort mientras avanzaba lentamente hacia él, su sable ardiendo con intensidad. —"Ni siquiera entiendes lo que estás enfrentando. Eres débil porque eliges serlo, porque te aferras a las cadenas de los Jedi. Tus padres habrían despreciado tu cobardía."
Las palabras de Voldemort encendieron algo dentro de Harry, una furia que amenazaba con consumirlo. Con un grito, se levantó de un salto, sus sables trazando arcos caóticos mientras atacaba con todo lo que tenía. Cada golpe era más fuerte, más rápido, pero también más desesperado, más errático. Voldemort, sin embargo, lo bloqueaba todo con una facilidad insultante, como si estuviera jugando con él.
—"Ah, ahí está," —dijo Voldemort, una sonrisa fría en su rostro mientras desviaba un golpe tras otro. —"Esa ira, esa desesperación. Es exactamente lo que esperaba de ti. Eres tan fácil de manipular, tan predecible. Igual que tu padre."
—"¡Cállate!" —gritó Harry, arremetiendo con un golpe descendente que Voldemort bloqueó con una sola mano. La fuerza del impacto resonó en la plataforma, pero el Sith ni siquiera se inmutó.
Voldemort aprovechó la apertura para lanzar un empujón con la Fuerza que envió a Harry volando varios metros hacia atrás. Chocó contra una columna, jadeando mientras trataba de levantarse. Su cuerpo estaba adolorido, y el peso de la oscuridad a su alrededor parecía aplastarlo más con cada segundo.
—"Mira a tu alrededor, Potter," —dijo Voldemort, extendiendo una mano para señalar a los Sith que los rodeaban. —"Estos son verdaderos guerreros, verdaderos maestros del lado oscuro. Y tú... tú no eres nada. Solo un peón destinado a caer."
Harry intentó levantarse, sus manos temblando mientras volvía a encender sus sables. Pero cada palabra de Voldemort era como un veneno, debilitando su voluntad, sembrando dudas que no podía ignorar. Por primera vez en mucho tiempo, Harry sintió algo que no estaba acostumbrado a experimentar: desesperación.
Harry se tambaleó, sus sables aún encendidos temblando en sus manos mientras su respiración era pesada y agitada. Las palabras de Voldemort seguían resonando en su mente como un eco venenoso, desgarrando su determinación. Sin embargo, en medio de la opresión y el caos, una chispa de algo más profundo comenzó a surgir: la memoria de su entrenamiento, no solo de los Jedi, sino de lo que había aprendido en secreto del holocrón de Revan.
Cerró los ojos por un instante, bloqueando las burlas de Voldemort y las miradas penetrantes de los Sith que lo rodeaban. Escuchó la voz de Revan en su mente, recordando las enseñanzas que habían desafiado todo lo que sabía."El equilibrio no es ignorar el lado oscuro; es comprenderlo, enfrentarlo y utilizarlo sin permitir que te consuma."
Cuando Harry abrió los ojos, algo en su expresión había cambiado. La desesperación todavía estaba allí, pero ahora se mezclaba con una determinación férrea. Voldemort notó el cambio y levantó una ceja, intrigado.
—"Oh, ¿vas a intentarlo de nuevo, Potter?" —dijo con una sonrisa burlona. —"¿Qué truco desesperado has sacado ahora de tu caja de juguetes Jedi?"
Harry no respondió. En cambio, levantó una mano libre mientras mantenía su sable violeta frente a él. Voldemort observó con curiosidad mientras la Fuerza se reunía a su alrededor, pero esta vez, la energía era diferente. Era más cruda, más salvaje. Harry la moldeó como había aprendido del holocrón, canalizando su ira y frustración, pero sin dejar que lo dominaran completamente. Con un grito, desató una onda de energía que hizo temblar la plataforma, obligando a Voldemort a retroceder.
El Lord Sith bloqueó la mayor parte del impacto con un gesto rápido, pero su sonrisa desapareció, reemplazada por una mirada fría y calculadora.
—"Interesante," —murmuró Voldemort mientras Harry se lanzaba hacia él con una velocidad renovada.
Los movimientos de Harry eran ahora una mezcla caótica de las enseñanzas Jedi y Sith. Atacaba con precisión y ferocidad, cada golpe calculado para encontrar una apertura en la defensa de Voldemort. El Lord Sith, aunque todavía tenía ventaja en experiencia y habilidad, comenzó a notar que Harry ya no era tan fácil de leer. El joven utilizaba técnicas poco convencionales, rompiendo el flujo del combate y obligándolo a ajustar su estrategia.
—"Así que tienes algo más que trucos Jedi después de todo," —comentó Voldemort mientras desviaba un golpe que rozó peligrosamente su hombro. —"Pero esto no es más que un destello, Potter. No tienes el control suficiente para dominarlo."
—"¿Control?" —gruñó Harry, lanzando un ataque combinado con ambos sables que Voldemort apenas logró bloquear. —"No necesito control para detenerte."
Cada palabra estaba cargada de emoción, pero Harry intentaba mantenerse en equilibrio. La ira lo impulsaba, pero la disciplina que había aprendido le permitía dirigirla. Recordó las enseñanzas de Revan sobre el uso de la Fuerza en su totalidad, la unión del caos y el orden, y comenzó a utilizar habilidades que jamás había probado en combate real.
Con un movimiento rápido, extendió ambas manos y lanzó una descarga de electricidad de la Fuerza hacia Voldemort. El Lord Sith levantó una barrera con un movimiento ágil, pero incluso él pareció sorprendido por el ataque. La energía chisporroteó en el aire antes de disiparse, dejando un rastro de tensión palpable.
—"Ah, electricidad," —dijo Voldemort, su tono casi divertido. —"Parece que tienes más potencial del que imaginaba. Tal vez no seas tan inútil como pensaba."
Harry no dejó que las palabras lo afectaran. En lugar de responder, combinó su velocidad con un uso más agresivo de la Fuerza, utilizando empujones, tirones y ondas de energía para mantener a Voldemort a la defensiva. Por un momento, parecía que el equilibrio del combate comenzaba a inclinarse a su favor.
Sin embargo, Voldemort, siempre un paso adelante, decidió demostrarle a Harry por qué era temido incluso entre los Sith. Con un gesto amplio, el Lord Sith levantó la mano, y la Fuerza respondió con una intensidad que Harry jamás había experimentado. La plataforma tembló mientras fragmentos de metal y escombros flotaban en el aire, rodeando a Voldemort como un torbellino.
—"¿Crees que puedes desafiarme, Potter?" —dijo Voldemort, su voz resonando como un trueno mientras lanzaba los escombros hacia Harry con una precisión mortal.
Harry bloqueó algunos con sus sables, pero la cantidad y velocidad lo abrumaron. Un fragmento lo golpeó en el costado, haciéndolo caer de rodillas mientras intentaba recuperar el aliento. Voldemort no le dio tiempo para levantarse. Extendió ambas manos, y Harry sintió cómo la Fuerza lo envolvía, levantándolo del suelo como si fuera una marioneta.
—"Esto, Potter," —dijo Voldemort, su voz llena de desprecio mientras lo mantenía suspendido en el aire—, "es lo que significa el verdadero poder. No solo fuerza, sino control absoluto. No puedes derrotarme porque ni siquiera comprendes lo que enfrentas."
Harry luchó, intentando liberar su cuerpo con la Fuerza, pero la presión que Voldemort ejercía era abrumadora. Cada intento de resistencia solo parecía aumentar la opresión, como si estuviera siendo aplastado desde dentro. La desesperación comenzó a asentarse nuevamente, mezclándose con la ira y la frustración que bullían en su interior.
—"Eres fuerte, Potter," —continuó Voldemort, sus ojos brillando con crueldad—, "pero solo lo suficiente como para entretenerme. Y eso es todo lo que serás. Una distracción. Un niño que no comprende su lugar."
Harry cerró los ojos, tratando de calmar el torbellino de emociones que amenazaba con consumirlo. Recordó las palabras de Revan sobre el equilibrio, pero la oscuridad de Voldemort lo ahogaba. Sentía que estaba al borde de algo, un precipicio que no sabía si debía cruzar o evitar. La lucha no era solo física; era una prueba de su propia voluntad, una batalla contra sus propios límites.
—"¡No soy solo un niño!" —gritó finalmente, reuniendo todas sus fuerzas para lanzar un estallido de energía que rompió el agarre de Voldemort, haciéndolo retroceder unos pasos.
Aunque lograba mantenerse de pie, Harry sabía que la lucha estaba lejos de terminar. Voldemort seguía siendo superior, pero en lo profundo de su corazón, una chispa de esperanza todavía ardía. Por ahora, eso era suficiente.
Jaina estaba de pie en el centro de una sala de reuniones privada de la Academia Jedi, rodeada por sus hermanos, Jacen y Anakin, sus tíos Luke y Mara, y el maestro de Harry, Kyle Katarn. Su respiración era pesada, no por el esfuerzo físico, sino por la carga emocional de lo que estaba a punto de revelar.
—"Hay algo que necesitan saber," —comenzó, su tono firme pero con un toque de nerviosismo. —"Antes de que Harry ingresara a la Academia, cuando estábamos equipando a Lux... hice algo."
La sala quedó en silencio. Todos la miraban con atención, algunos con curiosidad, otros con una ligera preocupación. Jaina apretó los puños, luchando contra la culpa que sentía.
—"Le instalé una función 'espía'," —admitió finalmente, sin rodeos. —"Puedo ver todo lo que hace Harry a través de Lux en cualquier momento."
La revelación fue como una descarga eléctrica en la sala. Jacen arqueó una ceja, claramente sorprendido. Anakin dejó escapar un suspiro mientras se llevaba una mano al rostro, incrédulo. Kyle cruzó los brazos y soltó un leve gruñido, su desaprobación evidente. Pero fue la reacción de Luke y Mara lo que llamó la atención de todos. Ambos intercambiaron una mirada silenciosa, y aunque no dijeron nada al principio, el peso de sus emociones era palpable.
—"¿Estás diciendo que has estado espiando a Harry desde el principio?" —preguntó Kyle finalmente, su tono firme, aunque controlado.
Jaina asintió, mirando directamente a Kyle antes de pasar su mirada por el grupo. —"No lo hice por desconfianza," —explicó rápidamente. —"Lo hice porque... porque necesitaba protegerlo. Harry siempre ha sido imprudente, valiente hasta el punto de la insensatez. Yo... tenía miedo de perderlo."
Antes de que alguien pudiera responder, Jaina levantó una mano, deteniéndolos.
—"No me importa lo que piensen de mí ahora mismo. Lo que importa es que Harry y las chicas están en problemas. Y ustedes necesitan verlo."
Sin esperar su aprobación, encendió su pad y proyectó las imágenes captadas por Lux. La imagen del combate en la plataforma iluminó la sala, mostrando a Harry enfrentándose a Voldemort, rodeado por Sith encapuchados. Cada golpe de sable de luz resonaba como un eco ominoso en la sala silenciosa.
Luke y Mara se quedaron congelados, sus rostros pasando de la sorpresa al horror. Ver a Harry, su hijo, enfrentarse solo a un ser que claramente lo superaba, les cortó el aliento. Mara dio un paso adelante, sus manos temblando ligeramente mientras veía cómo Voldemort utilizaba la Fuerza para lanzar a Harry contra una columna.
—"Por la Fuerza..." —susurró Mara, su voz quebrándose apenas.
Luke, por su parte, mantuvo una postura firme, pero su expresión traicionaba el torbellino de emociones que sentía. La ira, la preocupación y el miedo estaban presentes en su mirada mientras observaba a Harry pelear con todas sus fuerzas, intentando mantenerse en pie frente a un enemigo claramente superior.
—"¿Quién es ese?" —preguntó Anakin, su voz baja, casi un susurro. —"Ese hombre... no se siente como un Sith cualquiera."
—"Se presento como Lord Voldemort," —dijo Jaina con seriedad, sin apartar la vista del pad.
En la pantalla, Voldemort lanzó una ráfaga de escombros hacia Harry, quien bloqueó la mayor parte, pero no logró evitar que un fragmento lo golpeara en el costado, haciéndolo caer de rodillas. El grupo contuvo la respiración mientras lo veían levantarse con esfuerzo, sus sables temblando en sus manos.
—"Está al límite," —dijo Jacen, su voz cargada de preocupación. —"No puede mantener este ritmo por mucho más tiempo."
Mara dio un paso hacia la proyección, como si pudiera atravesarla y ayudar a Harry. —"¡Tiene que salir de ahí!" —dijo con un tono de urgencia, girándose hacia Luke. —"No podemos dejarlo enfrentarse a eso solo."
Luke asintió, su expresión resuelta. —"No lo haremos," —dijo con firmeza. —"Harry es nuestro hijo, y no importa quién sea este Voldemort, no vamos a dejar que lo consuma."
Kyle, que había permanecido en silencio hasta ahora, dio un paso adelante, su rostro serio pero decidido. —"Si Harry está luchando contra esto, debemos actuar rápido. No puede enfrentar esto solo por mucho tiempo."
Mientras las imágenes continuaban proyectándose, todos pudieron ver el esfuerzo titánico de Harry para mantenerse en el combate, utilizando cada técnica que conocía, incluso las más oscuras que había aprendido en secreto. Sin embargo, Voldemort parecía responder con algo aún más poderoso, desatando un torrente de energía de la Fuerza que parecía desafiar las leyes mismas de la naturaleza.
Jaina apagó el pad y se giró hacia ellos, sus ojos brillando con determinación. —"No podemos esperar. Tenemos que ir ahora."
Luke y Mara intercambiaron una mirada, y aunque no necesitaban palabras, la decisión estaba tomada. Harry los necesitaba, y harían lo que fuera necesario para protegerlo.
El cansancio finalmente alcanzó a Harry. Su cuerpo estaba al límite, cada músculo gritando por el esfuerzo titánico de mantenerse en pie. No era solo el combate actual lo que lo drenaba, sino también la batalla previa contra Lucius y Draco. Sus reflejos, una vez rápidos y precisos, ahora se sentían pesados, y cada movimiento parecía costarle más energía de la que tenía disponible.
Voldemort lo notó de inmediato. Con una sonrisa cruel, avanzó con confianza, sus golpes aumentando en intensidad y velocidad. Harry intentaba seguirle el ritmo, bloqueando como podía, pero cada impacto de los sables resonaba con una fuerza que lo empujaba más cerca del borde de la derrota. Voldemort, siempre un paso adelante, combinaba ataques físicos con ráfagas de la Fuerza que enviaban a Harry tambaleándose.
—"¿Eso es todo, Potter?" —se burló Voldemort, su tono lleno de desprecio mientras lanzaba un ataque lateral que arrancó una quemadura en el brazo de Harry. —"Tanta resistencia para nada. No puedes ganar. No contra mí."
Harry apretó los dientes, retrocediendo mientras trataba de ignorar el ardor de la herida. Su sable violeta parpadeó débilmente en su mano, un reflejo de su propio estado. Voldemort, sin embargo, no mostró piedad. Con un giro elegante, lanzó un corte que rozó el costado de Harry, arrancándole un grito de dolor mientras un rastro de sangre manchaba su ropa.
—"Mira cómo caes, igual que tus padres," —dijo Voldemort, su voz cargada de veneno mientras continuaba presionándolo. —"Inútiles, débiles... y destinados a fracasar."
Otro golpe cortó la pierna de Harry, haciéndolo caer sobre una rodilla. Sus jadeos eran profundos, y la sangre que corría de sus heridas comenzaba a empapar el suelo. Los Sith que rodeaban la escena observaban en silencio, pero su deleite era palpable. La energía oscura que emanaba de ellos parecía crecer con cada momento que Harry se debilitaba.
Voldemort se detuvo un momento, su sonrisa burlona ampliándose mientras observaba al joven Jedi arrodillado frente a él.
—"Eres un caso fascinante, Potter," —dijo mientras levantaba su sable y lo apuntaba hacia él. —"Tan persistente, tan testarudo... y tan inútil. ¿Qué te queda ahora? ¿Orgullo? ¿Esperanza? Ambas son ilusiones que yo destruiré."
Harry, con el rostro manchado de sudor y sangre, alzó la vista hacia Voldemort. Su mirada no mostraba miedo, sino una determinación inquebrantable que desafiaba la lógica. Con un gruñido de esfuerzo, apoyó un pie en el suelo y se levantó lentamente, sus sables encendidos una vez más.
—"No... me rindo," —jadeó, su voz débil pero firme. —"No importa... quién seas. No voy a caer."
La sonrisa de Voldemort desapareció por un instante, reemplazada por una mezcla de sorpresa y frustración. Este muchacho, a pesar de las heridas, el agotamiento y la desesperación, seguía de pie. Era algo que no había esperado, algo que no comprendía completamente.
—"Qué interesante," —dijo finalmente, con un tono frío mientras giraba su sable en preparación para otro ataque. —"Entonces sigamos jugando, Potter. Veremos cuánto más puedes soportar antes de que finalmente te rompas."
Con un grito, Voldemort avanzó de nuevo, lanzando una ráfaga de ataques implacables. Harry bloqueó lo que pudo, pero las heridas y el cansancio ralentizaban sus movimientos, permitiendo que más cortes alcanzaran su piel. A pesar de ello, Harry no retrocedía, su voluntad inquebrantable brillando como un faro en medio de la oscuridad.
Cada golpe que Voldemort le asestaba parecía ser un intento de destruir no solo su cuerpo, sino también su espíritu. Pero Harry, con cada paso tambaleante, con cada respiración dolorosa, demostraba que no era alguien fácil de quebrar. Aunque el dolor era insoportable y el peso de la situación lo aplastaba, algo en su interior, una chispa de esperanza y desafío, seguía ardiendo con fuerza.
Y Voldemort, por más que intentara ignorarlo, comenzaba a notarlo.
El momento que Voldemort había estado esperando finalmente llegó. El cansancio, el dolor y la presión del combate cobraron su precio en Harry. Fue un error sutil, un movimiento ligeramente más lento al bloquear un ataque, pero para un maestro como Voldemort, fue todo lo que necesitaba.
Con un giro rápido, el Lord Sith desvió uno de los sables de Harry hacia un lado, dejando su defensa abierta. Lo siguiente fue un torrente de ataques implacables, cada golpe un recordatorio de la ventaja absoluta que Voldemort tenía sobre él. Harry intentaba resistir, pero cada intento de bloquear o contrarrestar solo lo hundía más en el caos del combate.
—"Ahí está," —se burló Voldemort, su tono triunfante mientras presionaba con fuerza. —"El gran Harry Potter, reducido a nada más que un niño asustado y agotado."
El golpe final fue rápido y preciso. Con un giro elegante, Voldemort llevó su sable hacia abajo y, en un destello rojo, cortó la mano izquierda de Harry a la altura del antebrazo, justo por encima de los palmares. El sable blanco que Harry sostenía cayó al suelo con un sonido metálico, apagándose al instante. El grito de dolor de Harry resonó en la plataforma mientras caía de rodillas, sujetándose el muñón cauterizado con la otra mano.
—"Ah, música para mis oídos," —dijo Voldemort con una sonrisa cruel, observando cómo Harry se retorcía de dolor mientras miraba el extremo carbonizado de su brazo. —"Mira lo que queda de ti ahora, Potter. Un niño roto, una sombra del supuesto héroe que pretendías ser."
Pero Voldemort no estaba satisfecho. Extendió una mano, canalizando la Fuerza para levantar a Harry en el aire. El joven intentó resistir, luchando débilmente mientras su cuerpo flotaba, pero el dolor y el agotamiento lo habían dejado indefenso. Voldemort lo sostuvo allí por un momento, como un trofeo, mientras los Sith que lo rodeaban observaban en un silencio casi reverente.
—"¿Y ahora qué, Potter?" —preguntó Voldemort, su tono gélido mientras levantaba su otra mano. —"¿Dónde está tu resistencia? ¿Dónde está tu valentía? Todo lo que veo es un niño derrotado."
Con un movimiento brusco, Voldemort lanzó a Harry contra una de las columnas cercanas. El impacto fue brutal, sacudiendo la estructura mientras el cuerpo de Harry se desplomaba al suelo. Antes de que pudiera recuperarse, Voldemort lo levantó nuevamente y lo azotó contra la columna otra vez, esta vez con más fuerza. El sonido del choque reverberó en la plataforma, acompañado por un grito ahogado de Harry.
El joven Jedi cayó al suelo en un montón desordenado, su cuerpo maltratado y sangrando por múltiples heridas. Apenas podía mover un brazo, y su visión comenzaba a desvanecerse. Estaba al borde de la inconsciencia, su mente tambaleándose entre el dolor y la oscuridad. Pero incluso en ese estado, algo en su interior seguía luchando por mantenerse despierto, por no ceder por completo.
Voldemort caminó lentamente hacia él, su sable aún encendido, iluminando su rostro con un brillo siniestro. —"Este es el final, Potter," —dijo, su tono lleno de satisfacción. —"Y créeme, lo haré memorable."
Harry apenas podía escuchar las palabras, su mente luchando por aferrarse a algo, cualquier cosa, que pudiera darle una razón para seguir peleando. Pero el peso de la derrota era abrumador, y cada aliento que tomaba era más difícil que el anterior.
Harry apenas podía pensar. Su visión era borrosa, y el dolor que recorría su cuerpo hacía que cada respiración fuera un esfuerzo monumental. No entendía lo que estaba sucediendo, pero entre los sonidos de su propio jadeo y los pasos de Voldemort acercándose, escuchó algo más: el inconfundible zumbido de motores.
Con un esfuerzo agotador, Harry alzó ligeramente la cabeza y vio una lanzadera Clase Lambda estacionándose cerca de ellos. Algunos de los Mortífagos, siguiendo órdenes tácitas, comenzaron a cargar cajas hacia el interior de la nave. La escena era surrealista, como si su batalla y sufrimiento fueran solo una nota al pie de algo más grande. Además, cuatro cazas TIE se acercaron desde el cielo nocturno, sus motores aullando mientras sobrevolaban la zona en formación, como si anunciaran la presencia del Imperio.
—"Oh, estás prestando atención de nuevo," —murmuró Voldemort con una sonrisa cruel mientras se detenía frente a Harry. Su mirada era la de un depredador jugando con su presa. —"Eso es bueno. Quiero que estés consciente para esto."
Antes de que Harry pudiera reaccionar, sintió un dolor repentino y desgarrador. Voldemort extendió una mano, y de sus dedos surgieron rayos de energía pura. Los relámpagos golpearon el cuerpo de Harry, enviando una corriente insoportable a través de sus nervios. Harry gritó, su voz llena de agonía mientras su cuerpo se arqueaba involuntariamente bajo el poder del ataque.
Era una técnica que Harry reconocía. Él mismo la había aprendido, aunque nunca la había utilizado en combate, ni siquiera en las circunstancias más desesperadas. Pero esta versión, la de Voldemort, era diferente. Más poderosa, más brutal. Cada descarga parecía un intento deliberado de quebrarlo tanto física como mentalmente.
—"¿Qué pasa, Potter?" —se burló Voldemort, dejando que los rayos cesaran por un momento, solo para volver a lanzarlos. —"¿Te sorprende que alguien como yo use esta técnica? Deberías saberlo, después de todo. La Fuerza no tiene límites... si sabes cómo utilizarla."
Harry trató de hablar, pero no podía encontrar las palabras. El dolor era demasiado, y cada intento de mover su cuerpo parecía inútil. Sin embargo, Voldemort no dejó de hablar, su tono lleno de desdén y sadismo.
—"Tus padres," —comenzó, con una sonrisa que se ensanchó al notar la reacción en Harry—, "¿realmente pensaste que ellos eran héroes? Que su sacrificio significaba algo más que una resistencia patética contra lo inevitable."
Harry apretó los dientes, intentando ignorar el dolor, pero las palabras de Voldemort penetraban más profundo que cualquier ataque físico.
—"James Potter, tan arrogante como tú, creyó que podía desafiarme. ¿Y Lily? Oh, esa Sangre Sucia, tan llena de esperanza, tan... inútil."
Otro rayo golpeó a Harry, arrancándole un nuevo grito de dolor. Voldemort se inclinó ligeramente hacia él, como si quisiera asegurarse de que Harry escuchara cada palabra.
—"Al final, Potter, sus vidas terminaron igual que la tuya lo hará hoy: sin sentido. Solo serán un recuerdo para los necios que creen en la paz, un eco insignificante en una galaxia que pertenece al poder."
El sonido de los cazas TIE rugiendo sobre ellos añadió un toque aún más siniestro a la escena, mientras los Mortífagos continuaban su trabajo en silencio, como si nada de esto fuera más que una rutina para ellos. Harry, atrapado entre el dolor físico y las heridas emocionales que las palabras de Voldemort le infligían, luchaba por mantenerse consciente. Pero incluso al borde de la inconsciencia, su espíritu se negaba a rendirse por completo, aferrándose a la chispa de esperanza que aún ardía débilmente dentro de él.
El mundo de Harry parecía ralentizarse. Cada sonido, cada movimiento, se sentía como si estuviera atrapado en un sueño extraño y distorsionado. Los cazas TIE, que hasta hace un momento sobrevolaban la zona con autoridad, explotaron en destellos de fuego y escombros. La sorpresa lo sacudió lo suficiente como para ignorar brevemente el dolor que lo consumía. A través del humo, pudo distinguir las siluetas de los atacantes: cuatro droides Buitres maniobraban con precisión mortal, girando en formación para preparar un nuevo ataque.
El rugido de motores adicionales lo obligó a desviar la mirada hacia el horizonte. Dos LAAT descendieron rápidamente, sus puertas laterales abiertas mientras descargaban filas de droides de combate B1. Los droides, con sus movimientos rígidos y mecánicos, comenzaron a disparar hacia los Sith, llenando el aire con el sonido de blásters. El campo de batalla se transformó en un caos total.
Harry, todavía en el suelo, apenas podía procesar lo que sucedía. Voldemort, sin embargo, no mostró ninguna sorpresa. Con un movimiento de su mano, desató una ola de energía que destrozó una de las LAAT en pleno vuelo, enviándola al suelo en una bola de fuego. La otra LAAT intentó maniobrar, pero Voldemort la alcanzó con un rayo de Fuerza que la atravesó, explotándola en pedazos. Los restos ardientes cayeron en cascada mientras algunos Mortífagos también destruían a los droides Buitres que giraban en el cielo.
A pesar de sus habilidades superiores, los Sith comenzaron a retroceder hacia la lanzadera Clase Lambda. Los disparos constantes de los B1, aunque imprecisos, parecían ser suficientes para mantenerlos a la defensiva. Voldemort permanecía en la retaguardia, observando con calma mientras sus subordinados subían a la nave. Antes de retirarse, se giró hacia Harry, aún tendido en el suelo, y se acercó unos pasos.
—"Esto no ha terminado, Potter," —dijo, su voz gélida y cargada de amenaza. —"Hoy te dejo vivir, no por misericordia, sino para que entiendas lo insignificante que eres. Nos volveremos a encontrar, y cuando lo hagamos... no habrá nadie que te salve."
Con una última mirada, Voldemort se giró y subió a la lanzadera. Los motores rugieron mientras la nave se elevaba, escoltada por los pocos cazas TIE restantes que habían sobrevivido al ataque inicial. Harry, debilitado y al borde de la inconsciencia, apenas podía mantenerse consciente, pero esas palabras quedaron grabadas en su mente. Voldemort no solo lo había vencido físicamente, sino que también había plantado una semilla de duda en lo más profundo de su ser.
Mientras la lanzadera desaparecía en el cielo, el campo de batalla quedó en un inquietante silencio, roto solo por los movimientos erráticos de los droides de combate y el crepitar de los escombros ardientes. Harry, maltrecho y exhausto, luchaba por no sucumbir a la oscuridad, preguntándose si realmente había algo o alguien que pudiera cambiar el curso de lo que acababa de presenciar.
Harry parpadeó, y la escena ante él había cambiado por completo. El caos de la batalla había desaparecido, dejando la zona completamente despejada. Solo los droides B1 permanecían, moviéndose metódicamente mientras comenzaban a limpiar los restos de las naves destruidas. Su visión se nublaba, su mente luchando por comprender cómo todo había cambiado tan rápido.
Otro parpadeo, y vio las caras de sus compañeras frente a él. Tahiri lo llamaba frenéticamente, con lágrimas corriendo por su rostro, mientras Tenel Ka, aunque más contenida, también mostraba una profunda preocupación en sus ojos. Ambas intentaban mantenerlo despierto, hablándole, pero sus voces parecían venir desde muy lejos, como si estuvieran al otro lado de una pared invisible.
—"¡Harry, mírame! ¡Por favor, no cierres los ojos!" —gritó Tahiri, su tono cargado de angustia.
—"Debemos moverlo," —dijo Tenel Ka, su tono firme pero temblando ligeramente. —"Está perdiendo la consciencia."
Otro parpadeo, y el mundo cambió de nuevo. Ahora estaba en un pasillo que no reconocía, las luces difusas y los sonidos amortiguados. Su cuerpo se sentía pesado, como si flotara, y cada intento de moverse era inútil. Las paredes parecían acercarse y alejarse, deformándose en su visión mientras su mente intentaba aferrarse a algo, cualquier cosa, que lo mantuviera despierto.
Otro parpadeo, y se encontraba acostado. El techo blanco que tenía sobre él era extraño, limpio e impersonal, como si estuviera en una instalación médica. No sentía dolor, solo una profunda debilidad que lo anclaba al lugar. Un droide médico apareció en su visión, sus luces parpadeando mientras realizaba un escaneo.
—"Estado crítico, estabilizando," —dijo el droide con una voz monótona, pero Harry apenas podía comprender las palabras. La oscuridad lo estaba ganando, arrastrándolo hacia el abismo.
En ese momento, escuchó una voz que rompió la niebla de su mente. Era un grito, desesperado y cargado de emoción.
—"¡Harry! ¡Por la Fuerza, no te atrevas a rendirte!"
Era Jaina. Su voz era como un ancla, un grito que lo llamó desde la profundidad de su inconsciencia. Aunque sus ojos comenzaron a cerrarse, esa voz permaneció, ecoando en su mente incluso mientras todo a su alrededor se desvanecía en la oscuridad.
