Luke estaba en silencio, de pie junto a Mara, con los brazos cruzados mientras la proyección final del combate se desvanecía. El silencio en la sala era pesado, cargado de emociones contenidas. Mara apretaba los puños con tanta fuerza que sus nudillos estaban blancos. Jaina, por su parte, permanecía de pie junto al proyector, su rostro pálido y tenso, con los ojos llenos de una mezcla de culpa y preocupación. Jacen y Anakin se miraban entre sí, sus expresiones mostrando una combinación de confusión y miedo. Kyle fue el primero en romper el silencio.
—Esto... —su voz era baja, tensa, pero firme—. Esto es mucho peor de lo que esperábamos. Ese Voldemort no solo es un Sith poderoso, es algo más. Su presencia... es como si toda la Fuerza a su alrededor estuviera siendo corroída.
Luke asintió lentamente, pero no apartó la mirada de la mesa donde estaba proyectada la última imagen de Harry luchando contra Voldemort antes de que lo lanzara contra una columna. Su voz, cuando finalmente habló, era serena pero cargada de emoción.
—Harry ha pasado por demasiado... más de lo que deberíamos haber permitido. No debería haber enfrentado algo así, no sin ayuda.
—¡Y aún así lo hizo! —interrumpió Mara, su voz quebrándose ligeramente por la intensidad de sus sentimientos. Se giró hacia Luke, con los ojos brillando de preocupación y rabia contenida—. ¡Lo dejaste ir solo! Sabías que estaba asumiendo demasiadas responsabilidades, que no era solo un Jedi sino el líder de esa maldita banda, y aún así...
Luke levantó una mano, intentando calmarla, aunque sus propios ojos traicionaban el remolino de emociones que sentía.
—Mara, no es momento de buscar culpables. Lo importante ahora es que Harry está vivo. Está vivo, y eso nos da la oportunidad de salvarlo.
—¿Salvarlo? —replicó Mara, dando un paso adelante—. Está destrozado, Luke. Voldemort no solo lo golpeó físicamente, lo atacó en su núcleo, en su espíritu. Lo vi en su mirada, en cómo luchaba por seguir de pie. No sé si podremos reparar el daño que le hizo.
Jaina apretó los dientes, su voz finalmente rompiendo el tenso silencio entre los más jóvenes.
—No deberían haberlo dejado solo... —murmuró al principio, pero luego levantó la cabeza, con lágrimas acumulándose en sus ojos—. Harry siempre está solo. Ha llevado tanto peso sobre sus hombros, siempre tratando de protegernos, de proteger a todos. Y ahora mírenlo. ¿Esto es lo que queríamos? ¿De verdad esperaban que pudiera hacerlo todo sin ayuda?
Jacen dio un paso adelante, colocando una mano en el hombro de su hermana. Su rostro estaba serio, algo inusual para él, y sus ojos mostraban una madurez que rara vez dejaba ver.
—No es tu culpa, Jaina, —dijo, aunque claramente no estaba seguro de si creía sus propias palabras—. Harry siempre ha sido así. Nunca pide ayuda, nunca deja que nadie lo vea como vulnerable. Pero nosotros... deberíamos haber estado ahí para él. Todos nosotros.
Anakin, más callado que de costumbre, finalmente habló, su voz suave pero cargada de emoción.
—Harry es como un hermano para nosotros. Siempre ha sido fuerte, siempre ha sido alguien en quien podemos confiar. Pero esta vez... no sé si podrá levantarse solo.
Jaina apretó los puños y bajó la mirada. El peso de la culpa la aplastaba, no solo por haber usado a Lux para espiarlo, sino porque sentía que, a pesar de todo, había fallado. Debería haber estado con él, debería haber hecho más.
Kyle observaba la interacción, su rostro imperturbable, pero sus palabras cortaron el aire con precisión.
—Harry no está roto. No completamente. Este muchacho ha enfrentado más desafíos de los que muchos de nosotros podemos imaginar. Está herido, sí, física y emocionalmente, pero mientras siga respirando, seguirá luchando. Esa es su naturaleza.
—¿Y si esta vez no es suficiente? —preguntó Jaina, alzando la mirada hacia Kyle, sus ojos llenos de lágrimas contenidas.
Kyle la miró con una intensidad que hizo que incluso Luke y Mara prestaran atención.
—Entonces lo ayudaremos a levantarse. —Su voz era firme, cargada de la certeza de un maestro veterano—. Harry no está solo, aunque a veces se comporte como si lo estuviera. Es hora de que todos nosotros le demostremos que no tiene que cargar con todo. Si no lo hacemos, habremos fallado como sus amigos, su familia y sus mentores.
Mara se giró hacia Jaina, colocando una mano en su hombro. Su mirada, aunque todavía llena de preocupación, ahora mostraba algo más: determinación.
—Kyle tiene razón. No podemos dejar que Harry enfrente esto solo nunca más. Lo que hizo fue increíble, pero también insensato. Y no importa cuánto insista en que puede manejarlo, nosotros debemos estar ahí, aunque sea para sujetarlo cuando caiga.
Luke tomó aire profundamente, su mirada recorriendo a cada uno de los presentes antes de asentir.
—Entonces debemos empezar ahora. Jaina, Jacen, Anakin, necesitan estar listos para hablar con Harry cuando despierte. Ustedes son su familia, sus hermanos. Sus palabras tendrán más peso del que imaginan.
Kyle dio un paso hacia la puerta, sus ojos serios.
—Y nosotros debemos prepararnos para lo que viene. Voldemort no se detendrá aquí. Si este fue su primer movimiento, no quiero imaginar el siguiente. Pero si Harry puede enfrentar algo así y sobrevivir, entonces no podemos permitirnos menos que estar a su altura.
Mara lo siguió, pero antes de salir, se detuvo y se giró hacia Jaina.
—Eres la persona más cercana a Harry, Jaina. Cuando despierte, será a ti a quien busque primero. Asegúrate de estar lista para ser su ancla. Lo necesitará más de lo que imaginas.
Jaina asintió lentamente, respirando profundamente para intentar calmarse. Aunque todavía sentía la culpa ardiendo en su interior, las palabras de los demás habían comenzado a encender algo más: esperanza. Ver a Tenel y Tahiri irrumpir en la escena junto con los droides B1 había encendido un recuerdo: Harry nunca está realmente solo. Aunque aún no comprendieran la magnitud de los Saints, era evidente que Harry había construido algo más grande de lo que habían imaginado. Sus amigos y aliados lo salvaron de un destino fatal, y ahora, era su turno de asegurarse de que tuviera la fuerza para seguir adelante.
Tenel Ka se inclinó sobre Harry mientras Tahiri, visiblemente más inquieta, se aseguraba de que su compañero no perdiera la conciencia. Las puertas del hangar del Sovereign se abrieron automáticamente, y los seis droides B1 asignados a la nave salieron rápidamente para despejar el camino. Tenel y Tahiri, con un esfuerzo combinado, llevaron a Harry hasta la rampa mientras los B1 les daban cobertura, asegurándose de que ningún peligro inmediato persistiera.
—Roger, encárgate de activar el protocolo médico inmediatamente —ordenó Tenel Ka, su voz firme pero teñida de urgencia.
—Entendido, señora —respondió el droide, levantando una mano para saludar antes de girarse hacia la cabina de mando.
Una vez dentro, Tahiri ajustó cuidadosamente a Harry sobre una camilla de la enfermería compacta, mientras Tenel Ka se aseguraba de que el droide médico estuviera operativo.
—Diagnóstico inicial: múltiples heridas de sable de luz, fracturas leves, y agotamiento extremo. Procediendo con estabilización —anunció el droide médico mientras extendía sus brazos mecánicos hacia Harry.
Tahiri se arrodilló junto a la camilla, sosteniendo la mano de Harry con delicadeza, aunque sus ojos traicionaban el miedo que intentaba reprimir.
—¿Crees que estará bien? —preguntó, su voz apenas un susurro.
Tenel Ka no respondió inmediatamente. En lugar de eso, ajustó los controles de la consola holográfica para monitorear los signos vitales de Harry. Finalmente, habló, con la calma característica que siempre mantenía, incluso en los momentos más críticos.
—Está en buenas manos, Tahiri. Harry es más fuerte de lo que parece.
A pesar de sus palabras, sus ojos no se apartaban de la figura inconsciente de Harry, como si con solo mirarlo pudiera asegurarse de que se mantuviera estable.
Cuando el droide médico confirmó que Harry estaba fuera de peligro inmediato, Tenel Ka se volvió hacia Tahiri.
—Debemos despegar. Él necesita tratamiento completo, y la Academia Jedi tiene los recursos necesarios.
Tahiri asintió, pero no soltó la mano de Harry hasta que Tenel Ka tocó suavemente su hombro.
—Él nos necesita fuertes ahora. Vamos.
Ambas salieron de la enfermería y se dirigieron a la cabina de mando. Roger y los otros B1 ya estaban en sus posiciones, realizando comprobaciones de vuelo. Sparks, desde la consola de comunicaciones, giró su cabeza hacia ellas.
—Los motores están listos, señora. Curso trazado hacia la Academia Jedi.
—Despeguen inmediatamente —ordenó Tenel Ka mientras tomaba asiento en la cabina, su expresión tan imperturbable como siempre, pero sus manos crispadas sobre los apoyabrazos del asiento traicionaban su tensión interna.
Tahiri, mientras tanto, permaneció de pie junto a la consola holográfica, mirando por la ventana mientras la nave ascendía. Su mente estaba llena de pensamientos caóticos: la brutalidad de Voldemort, la vulnerabilidad de Harry, y su propio miedo de perderlo.
—Él confía en nosotros —murmuró, más para sí misma que para nadie más.
Tenel Ka giró ligeramente la cabeza, sin apartar los ojos de los controles.
—Y nosotros debemos asegurarnos de que su confianza no sea en vano.
El Sovereign aceleró, dejando atrás el lugar del enfrentamiento. Las estrellas comenzaron a distorsionarse cuando la nave entró en el hiperespacio, rumbo a la Academia Jedi. Tenel Ka y Tahiri se quedaron en silencio, cada una procesando la gravedad de los eventos recientes. Aunque sabían que habían hecho todo lo posible, el peso de la incertidumbre seguía presente. En ese momento, ambas comprendieron que el desafío que enfrentaban no era solo ayudar a Harry a recuperarse, sino también prepararse para lo que inevitablemente vendría después.
El Sovereign descendió lentamente hacia el hangar principal de la Academia Jedi, sus motores aún zumbando suavemente mientras las rampas de acceso se desplegaban. Tenel Ka y Tahiri permanecieron en la cabina de mando, observando por la ventanilla cómo varios Jedi y personal de apoyo esperaban abajo. Sin embargo, no había señales de una bienvenida festiva. En lugar de eso, el ambiente estaba cargado de tensión y tristeza, como si la misma Fuerza reflejara el peso de lo que había sucedido.
Cuando la nave aterrizó y la compuerta principal se abrió, los seis droides B1 salieron primero, llevando la camilla de Harry con un cuidado sorprendente para su diseño mecánico. Tahiri caminaba junto a la camilla, su mano todavía aferrada al borde, mientras su rostro mostraba una mezcla de agotamiento y preocupación. Tenel Ka seguía detrás, su expresión serena pero sus ojos fijos en el rostro inconsciente de Harry, como si tratara de asegurarse de que no se desvaneciera completamente.
Luke estaba esperando junto a Mara y Kyle cerca de la entrada al hangar. Su alivio al ver entrar la nave fue palpable, pero ese sentimiento se desvaneció rápidamente cuando sus ojos captaron la figura inerte de su hijo siendo transportado por los droides.
—Por la Fuerza... —murmuró Luke, dando un paso hacia adelante, pero conteniéndose al notar la gravedad de la situación.
Mara, por su parte, no pudo mantenerse inmóvil. Caminó rápidamente hacia Harry, sus ojos recorriendo cada herida visible, tratando de calcular cuánto daño había sufrido. Su mandíbula estaba apretada, pero su mirada era un reflejo de la tormenta emocional que la embargaba. Kyle observaba desde atrás, su expresión seria pero controlada, evaluando la situación con la precisión de un estratega.
—¿Qué pasó exactamente? —preguntó Luke, su voz tranquila pero cargada de preocupación. Miró a Tenel Ka, quien se detuvo frente a él y le devolvió la mirada con la misma intensidad.
—Fue Voldemort —dijo Tenel Ka sin rodeos, su tono firme pero lleno de significado. —Harry lo enfrentó solo. Si no hubiéramos llegado a tiempo...
Tahiri interrumpió, su voz quebrándose mientras trataba de explicar. —Él estaba al límite. Voldemort lo habría matado si no hubiéramos intervenido. Incluso con los droides y el Sovereign... apenas logramos sacarlo de allí.
Las palabras de Tahiri golpearon a Luke como un rayo. Apretó los puños, sintiendo una mezcla de culpa y desesperación. Mara, que ahora caminaba junto a la camilla mientras los droides se dirigían hacia el área médica, se detuvo un momento para girarse hacia Tenel Ka y Tahiri.
—Hicieron lo correcto al traerlo aquí de inmediato. Gracias a las dos —dijo, aunque su voz temblaba ligeramente al final. Luego siguió caminando detrás de la camilla, su mirada fija en Harry.
Luke exhaló profundamente, intentando mantener la compostura. Luego dirigió su atención a Tahiri y Tenel Ka.
—Lo cuidaremos. Ahora lo más importante es asegurarnos de que sobreviva. Gracias por traerlo de vuelta... aunque ojalá no hubiera tenido que ser así.
Ambas chicas asintieron, pero ninguna respondió. Sabían que no había palabras suficientes para expresar lo que sentían en ese momento. Mientras los droides y el personal médico desaparecían con Harry hacia el área de tratamiento intensivo, el hangar quedó sumido en un silencio incómodo, roto solo por el sonido de los motores del Sovereign apagándose por completo.
Kyle se acercó entonces, su mirada seria pero con un atisbo de reconocimiento hacia las chicas.
—Lo que hicieron fue valiente. Y necesario. No todos habrían tenido el coraje de enfrentarse a algo como eso y salir adelante. —Hizo una pausa, luego agregó con un tono más suave—: Pero no deben cargar con todo solas. Estamos en esto juntos.
Tenel Ka asintió lentamente, su rostro mostrando una leve fisura en su habitual compostura. Tahiri, sin embargo, no pudo contenerse más. Las lágrimas comenzaron a correr por su rostro mientras murmuraba:
—No quiero perderlo. No después de todo lo que ha hecho por nosotros.
Luke dio un paso hacia ella, colocando una mano en su hombro con suavidad.
—No lo perderemos, Tahiri. Harry es fuerte. Más de lo que creemos. Pero esta vez, no lo dejaremos luchar solo.
Tenel Ka levantó la mirada hacia Luke, su determinación renovada.
—Eso incluye no ocultar más lo que sabemos. Harry confía en nosotras. Es hora de que correspondamos plenamente a esa confianza.
Luke asintió, entendiendo la gravedad de sus palabras. Mientras el grupo se quedaba en el hangar, el Sovereign permanecía en silencio, una nave que representaba tanto el ingenio de Harry como los riesgos que había asumido. Ahora, con Harry luchando por su vida, era el turno de sus amigos y su familia de demostrarle que no estaba solo, que todos ellos también lucharían, no solo por él, sino a su lado.
Cuando Luke, Mara y Kyle llegaron al área médica, encontraron al droide médico en pleno proceso de tratamiento. La enfermería estaba en un estado de actividad controlada; los droides auxiliares y los sistemas automatizados trabajaban diligentemente mientras el droide médico principal se ocupaba directamente de Harry, que yacía en una camilla quirúrgica, su cuerpo cubierto de vendajes temporales y sensores de diagnóstico. La vista fue suficiente para que Mara tomara un respiro profundo y forzara su mirada a permanecer fija, mientras Luke cerraba los ojos brevemente, componiéndose antes de hablar.
—Informe completo, ahora —dijo Luke, su tono firme, pero cargado de preocupación.
El droide médico giró ligeramente su cabeza hacia los recién llegados, mientras continuaba aplicando un vendaje regenerativo a una de las heridas más profundas.
—Paciente presenta las siguientes lesiones: quemadura grave en el antebrazo izquierdo, resultado de un corte de sable de luz que amputó el miembro a nivel del tercio proximal. La herida ha sido cauterizada en combate, pero requiere regeneración celular avanzada para minimizar el riesgo de necrosis.
Luke cerró los ojos brevemente al escuchar esto, y Mara dejó escapar un ligero suspiro tembloroso antes de recomponerse.
—¿Qué más? —preguntó Kyle, dando un paso hacia la camilla, aunque su rostro permanecía imperturbable.
—Contusiones internas leves en la caja torácica, posiblemente resultado de impactos con alta energía cinética, junto con fracturas menores en dos costillas del lado derecho. También se identifican heridas superficiales causadas por fragmentos de escombros en la región abdominal y muslos.
El droide médico ajustó uno de los monitores mientras continuaba. —Signos de estrés extremo en los sistemas musculoesqueléticos, así como deshidratación severa y agotamiento crítico. Se ha iniciado terapia de fluidos intravenosos y estimulación de tejidos para acelerar la recuperación. Adicionalmente, el paciente sufrió daños por exposición moderada a electricidad de la Fuerza, lo que ha causado alteraciones temporales en el sistema nervioso periférico. Esto podría explicar la respuesta motora reducida en las extremidades inferiores al momento de su ingreso.
Mara dio un paso adelante, su mirada fija en el droide. —¿Y cuánto tiempo estará inconsciente?
El droide médico se giró hacia ella. —Basado en el estado actual del paciente y el tratamiento en curso, el tiempo estimado de inconsciencia es de aproximadamente 36 a 48 horas. Esto depende en gran medida de cómo responda a la terapia regenerativa y al tratamiento del sistema nervioso. Sin embargo, la evaluación inicial indica que la recuperación completa llevará varias semanas, incluso con el uso de tecnología avanzada.
Kyle frunció el ceño, sus ojos recorriendo el cuerpo de Harry mientras hablaba con calma. —¿Qué tan estable está ahora?
—El paciente se encuentra estable. No se identifican signos de complicaciones inmediatas. Las terapias regenerativas están funcionando dentro de los parámetros esperados, y las funciones vitales están siendo monitoreadas continuamente para detectar cualquier cambio. Sin embargo, necesitará cuidados intensivos en las próximas 24 horas para asegurar que las heridas internas cicatricen adecuadamente y que el daño nervioso no se agrave.
Mara respiró profundamente, pero esta vez su tono fue más frío, casi como una orden. —Haz lo que sea necesario. Utiliza todos los recursos disponibles de la Academia. No escatimes en nada.
El droide asintió mecánicamente. —Confirmado. Procediendo con protocolo de máxima prioridad.
Luke se quedó en silencio, mirando el rostro pálido de Harry mientras las máquinas trabajaban a su alrededor. Luego se giró hacia Kyle y Mara.
—Esto va más allá de un simple enfrentamiento. Voldemort sabía exactamente lo que estaba haciendo. No solo quería derrotar a Harry, quería quebrarlo.
Mara, apretando los puños, murmuró: —Pero no lo logró. Harry sigue aquí. Y nos aseguraremos de que vuelva más fuerte.
Kyle asintió, aunque sus ojos seguían clavados en Harry. —Pero también es una advertencia para nosotros. Voldemort no solo es un enemigo poderoso; es calculador. Y no se detendrá aquí. Esto fue solo el comienzo.
Luke miró a sus compañeros y luego al droide médico. —Cuiden de él. Nosotros tenemos trabajo que hacer. Necesitamos prepararnos para lo que viene. Porque si esto fue solo un aviso, el próximo movimiento de Voldemort podría ser algo mucho peor.
La habitación quedó en silencio, salvo por los suaves pitidos de los monitores y el zumbido de los instrumentos médicos. Harry, aunque inconsciente, parecía resistirse incluso en su estado actual, su respiración lenta pero constante. Era un recordatorio de que, aunque herido, seguía luchando. Y ahora, dependía de ellos asegurarse de que tuviera la oportunidad de hacerlo de nuevo.
Jaina, Jacen y Anakin entraron en la enfermería, apenas conteniendo el impulso de correr al ver a Harry tendido en la camilla. Los pitidos rítmicos de los monitores médicos llenaban el aire, acompañados por el zumbido de los droides que trabajaban a su alrededor. Pero nada de eso importaba. Todo lo que podían ver era el estado devastado de Harry.
Jaina fue la primera en acercarse, sus pasos inseguros hasta que finalmente llegó junto a la camilla. Su rostro, que normalmente reflejaba confianza y determinación, estaba ahora pálido, con lágrimas amenazando con derramarse. Su mano tembló mientras se alzaba para tocar el brazo que aún le quedaba a Harry, evitando cuidadosamente los vendajes y los sensores.
—Harry... —murmuró, su voz apenas audible, rota por la emoción.
Jacen y Anakin se quedaron atrás por un momento, intercambiando miradas que reflejaban una mezcla de conmoción y desesperación. Jacen fue el primero en moverse, colocando una mano en el hombro de Jaina, como si intentara ofrecerle algo de apoyo. Pero ella apenas lo notó.
—¿Cómo... cómo pudo llegar a esto? —preguntó Jaina, su voz temblando mientras miraba a Kyle y Luke, quienes estaban de pie más atrás, observando con expresiones sombrías.
Anakin se acercó, su rostro habitualmente tranquilo mostrando una vulnerabilidad que rara vez dejaba ver. —Pensé... pensé que él siempre podría manejar cualquier cosa. Siempre parecía tan... indestructible.
Jaina apretó los labios, y finalmente las lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas. —¡No es indestructible! —soltó, girándose hacia sus hermanos con una mezcla de furia y desesperación. —¡Siempre lo supe, pero nadie... nadie hace nada! Siempre tiene que cargar con todo, siempre tiene que ser él quien se lastime...
Jacen intentó hablar, pero las palabras no le salieron. Miró a Luke en busca de respuestas, pero su tío simplemente inclinó la cabeza, dejando que los jóvenes enfrentaran el momento a su manera.
Jaina volvió su atención a Harry, su voz bajando nuevamente a un susurro mientras le acariciaba suavemente el cabello. —Deberías estar aquí... diciendo alguna tontería para hacerme reír, no... no así.
Anakin, que había estado en silencio, se acercó finalmente a la camilla, sus ojos fijos en el rostro pálido de Harry. —Se supone que tú eres el que nos mantiene unidos, el que siempre tiene un plan. —Su voz era baja, casi como si estuviera hablando consigo mismo. —Pero ahora... no sé qué hacer.
El sonido de los pasos de un droide interrumpió el momento. El droide médico giró su cabeza hacia ellos antes de hablar con su tono mecánico y profesional. —El paciente está recibiendo terapia regenerativa avanzada. Sus signos vitales son estables, pero necesita reposo absoluto. Cualquier alteración podría retrasar el proceso de curación.
Jaina asintió lentamente, aunque sus ojos no se apartaron de Harry. Jacen y Anakin retrocedieron un poco, dándole espacio mientras intentaban procesar todo lo que estaban viendo. Jaina, sin embargo, no se movió. Permaneció junto a la camilla, sosteniendo la mano de Harry, como si eso pudiera ayudarlo a recuperarse más rápido.
Kyle, quien había permanecido callado, dio un paso adelante y habló con un tono que, aunque firme, mostraba un atisbo de suavidad. —Déjalo descansar, Jaina. Lo necesita. Y tú también.
—No puedo... —susurró ella, negando con la cabeza. —No puedo dejarlo así.
Luke dio un paso hacia ella y colocó una mano en su hombro. —Está en buenas manos ahora, Jaina. Ven. Necesitamos hablar de lo que sigue.
Ella permaneció inmóvil por un momento, su respiración entrecortada mientras miraba a Harry una vez más. Finalmente, soltó su mano y se levantó, aunque parecía que cada movimiento era un esfuerzo monumental. Sin decir nada más, siguió a Luke hacia la salida, mientras Jacen y Anakin la miraban con preocupación.
La enfermería quedó en silencio, salvo por el sonido constante de los monitores y los droides trabajando. Harry, inconsciente, yacía allí mientras sus amigos y familia intentaban encontrar la manera de lidiar con el peso de lo que había ocurrido y lo que todavía estaba por venir.
La semana transcurrió con una mezcla de tensión y esperanza en la Academia Jedi. La enfermería se convirtió en un lugar frecuentado por rostros familiares, todos buscando alguna señal de mejoría en Harry. Aunque los droides médicos aseguraban que su recuperación progresaba dentro de los parámetros esperados, el estado de inconsciencia de Harry pesaba como una nube oscura sobre todos.
Jaina prácticamente vivió en la enfermería. Apenas dormía y, cuando lo hacía, era en una silla junto a la camilla de Harry. Su mano siempre encontraba la forma de sostener la de él, como si con ese contacto pudiera transmitirle fuerza. A menudo susurraba palabras que nadie más podía oír, conversaciones unilaterales cargadas de emoción que trataban de llenar el vacío dejado por su silencio.
Tenel Ka era una presencia constante, aunque más discreta. Se aseguraba de que Jaina comiera y descansara, aunque fuera por breves momentos. Cuando estaba sola con Harry, simplemente se sentaba a su lado en silencio, su expresión serena ocultando la preocupación que llevaba en su interior. A veces, sus dedos rozaban suavemente la frente de Harry, como si buscara asegurarse de que realmente seguía allí.
Tahiri, por otro lado, no podía quedarse quieta. Siempre estaba haciendo preguntas a los droides médicos, insistiendo en obtener detalles sobre cada aspecto del tratamiento. Aunque trataba de mantenerse positiva, sus ojos la traicionaban cada vez que miraba a Harry, llenos de una tristeza que no podía ocultar. Sus intentos de animar a los demás, especialmente a Jaina, a menudo terminaban con su propia voz quebrándose.
Los hermanos de Jaina también se turnaban para visitar. Jacen trataba de mantener el ambiente ligero, contando historias de sus entrenamientos y haciendo bromas, aunque su risa era más forzada de lo habitual. Anakin, en cambio, prefería sentarse en silencio, observando a Harry como si buscara alguna señal de que iba a despertar.
Luke y Mara pasaban tanto tiempo como podían junto a su hijo, aunque sus responsabilidades como líderes de la Orden Jedi a menudo los apartaban. Mara era quien se mostraba más impaciente, interrogando a los droides sobre cualquier posible forma de acelerar la recuperación. Luke, aunque igual de preocupado, mantenía una calma exterior que era su forma de tratar de dar fortaleza a los demás.
Kyle también visitaba con frecuencia, aunque nunca se quedaba mucho tiempo. Sus comentarios eran breves y directos, pero siempre contenían una mezcla de confianza y aprecio hacia Harry, incluso en su estado actual. Sus visitas eran más para vigilar que todos estuvieran bien, especialmente Jaina, a quien conocía lo suficiente como para saber cuánto la afectaba todo esto.
El grupo de amigos de Harry también se turnaba para verlo. Rylk, Geryn y Lirena llegaron al segundo día y, desde entonces, hicieron visitas regulares. Traían pequeños objetos que pensaban que podrían animarlo cuando despertara, desde un holo de una misión que habían completado juntos hasta un sencillo dibujo que Lirena había hecho. Aunque sus bromas y comentarios intentaban aligerar la atmósfera, no podían ocultar la preocupación en sus rostros.
En cada visita, el ambiente cambiaba según quién estuviera allí. A veces había conversaciones animadas, intentos de mantener el ánimo alto para no dejarse consumir por la preocupación. Otras veces, el silencio lo llenaba todo, con los presentes simplemente sentados alrededor de la camilla, compartiendo una quietud que era casi sagrada.
Aunque los días parecían interminables, nadie dejó de venir. Todos sabían lo importante que era estar allí, no solo para Harry, sino también para ellos mismos. Porque en ese momento, lo único que podían hacer era esperar y estar juntos, unidos por la esperanza de que su amigo, hermano e hijo finalmente abriera los ojos.
El silencio de la enfermería era casi opresivo cuando Harry abrió los ojos por primera vez en una semana. La luz tenue le molestó al principio, pero rápidamente se dio cuenta de dónde estaba. El zumbido rítmico de los monitores médicos y el suave pitido de los sensores eran familiares, aunque esta vez parecían más distantes, como si estuvieran desconectados de la realidad inmediata.
Intentó mover su cuerpo, pero el dolor le recorrió como una descarga. Su brazo izquierdo, o lo que quedaba de él, pulsaba con una incomodidad constante, mientras que sus costillas y músculos protestaban incluso al más mínimo movimiento. Después de un esfuerzo inútil por levantarse, dejó escapar un suspiro agotado y se rindió, recostándose nuevamente sobre la camilla.
Con la vista fija en el techo blanco, Harry dejó que su mente comenzara a recorrer los fragmentos del último enfrentamiento. Todo parecía un torbellino de recuerdos: el filo rojo del sable de Voldemort cortando el aire, la fuerza arrolladora de sus ataques, y las palabras venenosas que aún resonaban en su mente como ecos distantes.
—Así que perdí —susurró, su voz apenas un murmullo que se perdió en la habitación vacía.
El peso de esa declaración cayó sobre él como una losa. Había perdido. Por más que se hubiera esforzado, por más que hubiera intentado luchar con todo lo que tenía, Voldemort lo había superado en todos los aspectos: fuerza, estrategia, poder. El reconocimiento de esa verdad lo atravesó como una herida nueva, más dolorosa que cualquier golpe físico.
Mientras su mirada permanecía fija en el techo, los pensamientos comenzaron a formarse en su mente con más claridad. Voldemort no solo había demostrado ser un oponente formidable, sino que también había dejado algo más: fragmentos de conocimiento y verdades que Harry no había estado preparado para enfrentar.
Los recuerdos de las palabras de Voldemort sobre sus padres surgieron sin invitación, como un torrente incontrolable. Harry cerró los ojos con fuerza, tratando de alejarlas, pero las imágenes de dos figuras que apenas conocía seguían persiguiéndolo.
—James... Lily... —susurró, dejando escapar los nombres de sus padres biológicos, su voz cargada de una mezcla de tristeza y anhelo.
El sonido de esos nombres en sus propios labios le hizo sentir algo extraño, una mezcla de calor y vacío. Apenas los recordaba, y sin embargo, había algo en esas palabras que resonaba profundamente dentro de él. Voldemort había hablado de ellos con tanto desprecio, pero también con un conocimiento que Harry no tenía. Esa ignorancia le dolía tanto como las heridas de su cuerpo.
—¿Quiénes eran realmente? —murmuró para sí mismo, su voz casi inaudible. —¿Qué significaron? ¿Qué dejaron para mí además de su muerte?
Mientras reflexionaba, sus pensamientos volvieron al combate. Las enseñanzas de Luke y Mara, la influencia de Revan a través del holocrón, incluso las habilidades que había aprendido liderando a los Saints, todas parecían haberse quedado cortas frente a Voldemort. Pero a pesar de su derrota, algo en ese enfrentamiento le había dejado una lección que no podía ignorar: su enfoque, su comprensión de la Fuerza, su visión del equilibrio, todo necesitaba cambiar.
El lado oscuro de Voldemort había sido abrumador, pero no por su caos, sino por su control absoluto. Era como si el Sith hubiera convertido la Fuerza en una extensión de su propia voluntad. Y eso era algo que Harry no entendía del todo. Había intentado usar su ira y desesperación, pero sin el mismo enfoque. Ese fue su error.
—No se trata solo de la luz o la oscuridad... —dijo en voz baja, como si estuviera dándose cuenta de algo por primera vez. —Se trata de cómo las controlas.
La comprensión era amarga. Había subestimado no solo a Voldemort, sino también lo que necesitaba aprender para enfrentarse a enemigos como él. Sus enseñanzas Jedi le habían dado la base, pero el holocrón de Revan había sido un vistazo a algo más amplio, algo que ahora sabía que debía explorar con más profundidad.
El sonido de un monitor ajustándose lo sacó brevemente de sus pensamientos, pero no fue suficiente para distraerlo de la cascada de reflexiones que fluían por su mente. Sus padres, su lugar en la galaxia, su conexión con la Fuerza, su derrota... todo parecía entrelazarse en un intrincado tejido que apenas comenzaba a entender.
Por primera vez en días, Harry no pensaba en el dolor físico que lo consumía, sino en las preguntas más profundas que el combate con Voldemort había dejado en su mente. Preguntas que sabía que no podría ignorar si quería avanzar, si quería ser más fuerte, si quería proteger a los que le importaban.
Cerró los ojos nuevamente, dejando que los fragmentos de pensamientos lo envolvieran mientras el nombre de sus padres resonaba en su mente una vez más, como una plegaria silenciosa.
Un suave zumbido interrumpió los pensamientos de Harry, haciéndolo parpadear mientras dirigía su mirada hacia el origen del sonido. Lux, su fiel droide BD, había emergido de la esquina de la habitación, emitiendo una serie de pitidos y zumbidos que parecían transmitir un entusiasmo inusual.
—¿Lux...? —murmuró Harry, apenas encontrando fuerzas para hablar, pero con una ligera sonrisa al ver al droide acercarse rápidamente a la camilla.
Lux respondió con un aluvión de sonidos agudos, casi como si estuviera regañándolo, antes de proyectar una lista holográfica directamente frente a él. Harry entrecerró los ojos, tratando de enfocarse, y vio lo que parecía ser un interminable flujo de notificaciones y mensajes. Sus labios se curvaron en una sonrisa cansada al comprender que, a pesar de todo, su gente no lo había olvidado ni un momento.
—Por supuesto que se enterarían... —murmuró, mientras sus ojos recorrían rápidamente los mensajes.
Había docenas de ellos de cada uno de sus lugartenientes: Johnny, Kinzie, Pierce, y hasta Zimos, todos con diferentes tonos y niveles de preocupación. Algunos eran directos y pragmáticos, pidiéndole actualizaciones de su estado y asegurándole que todo estaba bajo control. Otros, como el de Angel, eran un recordatorio firme de que debería haber sido más cuidadoso. Incluso Viola y Kiki, siempre más reservadas, habían enviado mensajes expresando su inquietud.
Pero el que más llamó su atención fue el último de Shaundi. Harry soltó una risa ronca y débil al leerlo.
—"Si no me respondes pronto, voy a tomar un escuadrón de droides y desmantelaré esa maldita academia hasta encontrarte." —Harry negó con la cabeza, su sonrisa creciendo un poco. —Siempre tan dramática...
Lux lanzó un pitido inquisitivo, inclinando su cabeza mientras Harry trataba de alzar una mano, pero desistió al sentir el dolor que recorría su brazo restante. En su lugar, le habló al droide con calma.
—Está bien, Lux. Vamos a responderles. Dicta esto...
Con una voz suave pero firme, comenzó a dictar su mensaje. —"A todos los Saints: estoy bien. El tratamiento ha sido complicado, pero estoy vivo. Gracias por preocuparse y por mantener todo en orden mientras me recupero. Confío en ustedes, como siempre. No se preocupen, estaré de vuelta pronto."
Lux emitió una serie de pitidos aprobatorios mientras el mensaje se transmitía, pero antes de que Harry pudiera relajarse, la puerta de la enfermería se abrió silenciosamente. Al girar ligeramente la cabeza, Harry vio a Jaina en el umbral.
Por un momento, el tiempo pareció detenerse. Sus miradas se encontraron, y el torrente de emociones en los ojos de Jaina era imposible de ignorar: alivio, preocupación, enojo y una tristeza profunda que parecía querer derramar lágrimas que ella claramente estaba conteniendo.
Harry no dijo nada. Simplemente la miró, esperando, sabiendo que cualquier palabra que intentara decir probablemente sería insuficiente para lo que ambos estaban sintiendo en ese momento. Por su parte, Jaina permaneció en silencio, respirando profundamente mientras cruzaba la habitación hacia él, con cada paso resonando suavemente en la enfermería silenciosa.
Harry abrió la boca, intentando decir algo sobre el beso, pero antes de que pudiera formar las palabras, Jaina colocó un dedo suavemente sobre sus labios, silenciándolo con una ternura que lo hizo detenerse al instante. Sus ojos, aún brillantes por las lágrimas, se encontraron con los de él, y su expresión era una mezcla de emoción y confianza.
—No tienes que decir nada, Harry —dijo en voz baja, con un tono cálido que parecía envolverlo. —Puedo sentirlo... en nuestro vínculo. Sé lo que sientes. Y estoy segura de que tú también puedes sentir lo que yo siento.
Harry la miró, sorprendido por la intensidad de sus palabras y la certeza en su voz. Era cierto. En ese momento, el vínculo que compartían en la Fuerza parecía más claro que nunca, como si sus emociones estuvieran sincronizadas, resonando en perfecta armonía. Todo el amor, la preocupación y la conexión que habían construido a lo largo de los años fluía entre ellos sin necesidad de palabras.
Jaina retiró lentamente su dedo, dándole la oportunidad de hablar. Harry, todavía aturdido por todo lo que acababa de suceder, tomó aire y finalmente dejó escapar una sonrisa, aunque un poco tímida.
—Jaina... ¿quieres ser mi novia? —preguntó, su voz suave pero cargada de una sinceridad que hacía imposible no notar la profundidad de sus sentimientos.
Ella lo miró durante un momento que pareció eterno, pero su sonrisa fue la respuesta más clara que Harry podría haber esperado. Sin decir una palabra, se inclinó hacia él una vez más, cerrando la distancia entre ambos. Sus labios se encontraron en un segundo beso, esta vez más seguro, más profundo, como una promesa silenciosa de todo lo que estaban dispuestos a compartir.
Cuando se separaron, Jaina apoyó su frente contra la de él, su sonrisa aún presente mientras cerraba los ojos por un momento.
—No tenía que preguntarlo... pero sí. Sí, Harry. Quiero ser tu novia. —Su voz era apenas un susurro, pero el amor en sus palabras era inconfundible.
Harry sonrió, su corazón latiendo más rápido de lo que podía recordar. Por un momento, todo lo que había pasado, el dolor, la lucha, y las dudas, quedaron atrás. Lo único que importaba era el momento que compartían, el vínculo que los unía y la certeza de que, pase lo que pase, se tenían el uno al otro.
Los sentimientos entre Harry y Jaina llenaban la habitación como una corriente cálida, envolviéndolos en una burbuja que parecía aislada del resto del mundo. Cada vez que sus miradas se cruzaban, compartían un beso espontáneo, como si simplemente no pudieran resistirse a la conexión que ahora los unía de manera aún más profunda. Sin embargo, ambos sabían que había mucho más que decir, mucho que enfrentar.
Jaina, todavía con las manos suavemente posadas sobre el pecho de Harry, finalmente rompió el silencio, aunque su tono seguía siendo afectuoso.
—Harry... —susurró, rozando sus labios con los de él antes de continuar—. Sé que acabas de despertar, pero... tenemos que hablar de lo que pasó. Sobre lo que harás ahora.
Harry asintió ligeramente, mirándola con ternura mientras sus dedos trazaban círculos lentos sobre su espalda. Aunque había una chispa de cansancio en sus ojos, su determinación era clara.
—Lo sé, Jaina. No voy a dejar que esta derrota me defina. —Su voz era suave, pero firme, cargada de una seguridad que no había mostrado desde antes del enfrentamiento con Voldemort. —Fue una lección dura, pero una lección al fin. Si algo aprendí de esto es que todavía tengo mucho que mejorar. Y lo haré. No me rendiré, y me fortaleceré más de lo que jamás he sido.
Jaina lo observó en silencio por un momento, sus ojos brillando con admiración y preocupación. Luego inclinó su cabeza y le dio un beso breve pero lleno de apoyo, como si con ese gesto quisiera recordarle que no estaba solo en su camino.
Cuando Harry apartó la vista de ella por un instante, su mirada cayó sobre el vacío donde solía estar su brazo izquierdo. Durante unos segundos, se quedó en silencio, sus pensamientos reflejados en la ligera contracción de sus labios. Entonces, para sorpresa de Jaina, una sonrisa irónica apareció en su rostro.
—Bueno... —dijo Harry, con un toque de humor seco en su tono mientras levantaba el muñón cubierto de vendajes. —Supongo que esto me da una buena excusa para aprender a manejar un sable de luz con una sola mano. Quién sabe, tal vez hasta pueda usarlo para desconcertar a mis enemigos. —Hizo una pausa y añadió, con una media sonrisa—: "Oh no, cuidado con el Jedi manco". Seguro que será un golpe psicológico devastador.
Jaina parpadeó, sorprendida al principio por la broma, pero luego no pudo evitar soltar una risa ligera, aunque mezclada con algo de incredulidad.
—¿En serio? ¿Ya estás haciendo bromas sobre esto? —dijo, aunque no podía esconder la sonrisa que ahora iluminaba su rostro.
Harry se encogió ligeramente de hombros, o al menos lo intentó, considerando su estado. —Si no puedo reírme de esto, Jaina, entonces Voldemort habrá ganado algo más que un duelo. Y no pienso darle ese placer.
Ella lo miró con cariño, impresionada por su actitud a pesar de todo lo que había pasado. Lentamente, se inclinó hacia él de nuevo, esta vez dejando un beso suave en su frente.
—Nunca dejarás de sorprenderme, Harry. Pero esa es una de las cosas que más amo de ti.
Harry sonrió, cerrando los ojos por un momento mientras disfrutaba de la calidez de su cercanía. Aunque el camino por delante sería largo y difícil, en ese momento, con Jaina a su lado, sentía que podría enfrentar cualquier cosa.
Aunque el cálido ambiente que compartían parecía envolverlos como una burbuja impenetrable, tanto Harry como Jaina sintieron la perturbación en la Fuerza: Luke y Mara se estaban acercando. Harry dejó escapar un suspiro ligero, mientras Jaina levantaba la cabeza con una sonrisa resignada. Ambos sabían que su momento romántico tendría que ser interrumpido, al menos por ahora.
—Creo que nuestro tiempo a solas acaba de terminar —murmuró Harry, su voz cargada de un humor suave mientras miraba hacia la puerta.
Jaina rodó los ojos con una sonrisa, pero sin soltar la mano buena de Harry. —Por ahora. Pero esto no ha terminado, Potter.
Con esa frase, se separó un poco de él, aunque no lo suficiente como para romper el contacto. Su mano permaneció amorosamente entrelazada con la de él, sus dedos acariciando suavemente los de Harry como un recordatorio silencioso de lo que acababan de compartir.
La puerta de la enfermería se abrió, y Luke y Mara entraron, sus pasos decididos pero sin prisa. El alivio en sus rostros al ver a Harry despierto era palpable, aunque se mezclaba con la seriedad que indicaba que no habían venido solo para una reunión casual. Mara fue la primera en acercarse, sus ojos recorriendo rápidamente a Harry, como si quisiera asegurarse de que los informes médicos no habían omitido nada.
—Estás despierto... por fin —dijo Mara, su tono firme, pero cargado de un cariño contenido.
Luke, que estaba justo detrás de ella, asintió con una ligera sonrisa. —Nos alegra verte consciente, Harry. Ha sido una semana larga.
Harry intentó sentarse un poco más erguido, pero el dolor lo obligó a detenerse. En lugar de eso, esbozó una sonrisa cansada mientras apretaba la mano de Jaina con suavidad.
—Sí... supongo que les di un buen susto, ¿no? —respondió, intentando mantener un tono ligero.
Mara cruzó los brazos y arqueó una ceja, su expresión una mezcla de preocupación y reproche. —"Susto" es quedarse corto. No tienes idea de cuánto hemos estado esperando este momento.
Jaina, sin soltar la mano de Harry, decidió intervenir antes de que la conversación se volviera demasiado tensa. —Está aquí, está despierto, y eso es lo que importa ahora, ¿verdad? —dijo, mirando a su tía con un tono que mezclaba suavidad y determinación.
Mara suspiró, pero no discutió. En cambio, su mirada volvió a Harry, y aunque su rostro seguía mostrando la preocupación habitual de una madre, había un atisbo de alivio en sus ojos.
Luke se acercó al lado opuesto de la camilla, manteniendo su tono calmado pero firme. —Harry, tenemos muchas cosas de las que hablar, pero lo primero es lo primero: ¿cómo te sientes?
Harry respiró hondo, reuniendo fuerzas antes de responder. —Dolorido, cansado... pero no derrotado. —Su mirada era seria, y aunque su voz estaba un poco débil, había una determinación palpable en ella.
Mara lo estudió por un momento antes de asentir lentamente, mientras Luke colocaba una mano en el borde de la camilla, mostrando una leve sonrisa de aprobación.
—Eso es lo que queríamos oír —dijo Luke, inclinándose ligeramente hacia Harry. —Pero también queremos saber lo que recuerdas de lo que pasó... y cómo planeas seguir adelante.
Jaina miró a Harry con un gesto de aliento, todavía sosteniendo su mano. Harry, sintiendo tanto el apoyo de ella como la expectación de Luke y Mara, tomó un momento para prepararse. Sabía que las preguntas no serían fáciles, pero también sabía que tenía respuestas. O al menos, estaba dispuesto a encontrarlas.
Harry tomó un respiro profundo antes de empezar a hablar, su voz algo débil pero clara. Miró a Luke, Mara y luego a Jaina, quien seguía sosteniendo su mano, y finalmente comenzó a relatar lo sucedido desde su perspectiva.
—Todo comenzó con la misión en la base del Remanente —dijo, su mirada fija en el techo por un momento, organizando sus pensamientos. —La idea era simple: usar las tropas de los Saints como distracción para atraer la atención de las fuerzas imperiales, mientras yo, Tenel y Tahiri nos escabullíamos para cumplir el objetivo principal.
Luke y Mara intercambiaron una mirada al escuchar esa parte, pero no dijeron nada, permitiendo que Harry continuara.
—El plan funcionó mejor de lo que esperaba. Los Saints hicieron su trabajo con precisión, causando el caos suficiente para que pudiéramos movernos sin ser detectados. Una vez dentro, llegamos al centro de datos con relativa facilidad, algo que, para ser honesto, me preocupó. —Hizo una pausa y frunció el ceño, como si reviviera el momento. —Parecía demasiado sencillo. Lux se conectó al sistema y descargó la información en minutos. No hubo resistencia, ni alarmas... nada.
—¿Crees que fue deliberado? —preguntó Mara, su voz seria.
Harry asintió ligeramente. —Ahora lo creo. En ese momento, pensé que simplemente habíamos tenido suerte, pero mirando hacia atrás... todo estaba demasiado tranquilo. Nos estábamos adentrando directamente en su trampa, y no lo vi venir.
Luke inclinó la cabeza, procesando las palabras de Harry, mientras este continuaba.
—Después de tomar los datos, nos dirigimos a la zona de carga. Fue ahí donde todo empezó a complicarse. Encontramos un grupo de prisioneros, personas que estaban siendo retenidas por el Remanente. No podía dejarlos allí, así que comenzamos a liberarlos. Pero entonces... ocurrió.
Harry apretó ligeramente la mano de Jaina, como si buscara un poco más de fuerza para relatar lo que venía. —Lucius Malfoy apareció, acompañado de dos Sith enmascarados. Mortífagos. Nos habían estado esperando. Fue una emboscada bien planeada.
Mara frunció el ceño al escuchar el nombre de Lucius, mientras Luke cruzaba los brazos, sus ojos fijos en Harry.
—La pelea comenzó de inmediato. Tenel y Tahiri hicieron un trabajo increíble manteniendo a los otros dos ocupados, mientras yo enfrentaba a Lucius. Él es... metódico, frío, y cada movimiento suyo parecía diseñado para desgastarme poco a poco. Pero lo estaba manejando. —Hizo una pausa y soltó un suspiro. —O eso pensé, hasta que Draco llegó.
—¿Draco? —preguntó Luke, levantando una ceja.
—Su hijo —explicó Harry, con un tono amargo. —Es más joven, impulsivo... pero eso lo hace igual de peligroso. Juntos, Lucius y Draco me obligaron a mantenerme constantemente a la defensiva. Incluso con mis dos sables, apenas lograba mantener el ritmo.
Jaina apretó su mano en silencio, y Harry le devolvió una leve sonrisa antes de continuar.
—El combate fue... intenso, pero lo que realmente cambió todo fue la llegada de Voldemort. —Harry cerró los ojos por un momento, recordando la presencia opresiva del Sith. —Su voz, su mera presencia... era como si la Fuerza misma se oscureciera a su alrededor. Nos paralizó a todos, incluso a Lucius y Draco. Era como si él fuera una sombra viva.
Mara se inclinó hacia adelante, su rostro mostrando una mezcla de preocupación y atención. —¿Qué hizo?
—Tomó el control del combate sin siquiera intentarlo. —La voz de Harry se volvió más baja, más tensa. —Lucius y Draco apenas tuvieron tiempo de retroceder antes de que Voldemort se centrara completamente en mí. Sus movimientos eran perfectos, como si supiera cada paso que iba a dar antes de que lo hiciera. Me superaba en todo: fuerza, velocidad, estrategia... incluso en su uso de la Fuerza.
Luke permaneció en silencio, aunque su mirada reflejaba la gravedad de las palabras de Harry.
—Intenté todo lo que sabía. Usé todo mi entrenamiento Jedi, y cuando eso no fue suficiente... usé mi ira. Sabía que no debía hacerlo, pero en ese momento no me importó. Pensé que podía superarlo con pura fuerza. —Harry apretó los dientes ligeramente, su mirada fija en el vacío. —Pero ni siquiera eso fue suficiente. Él me controlaba, como si estuviera jugando conmigo, esperando a que cometiera un error.
Mara lo miró con el ceño fruncido, pero no dijo nada. Luke permaneció calmado, dejando que Harry continuara.
—Perdí mi brazo tratando de bloquear un ataque. Y, honestamente, fue lo mejor que pudo haber pasado. Si no lo hacía, habría sido mi vida. —Harry miró su brazo vendado, donde solía estar su extremidad izquierda. —Y aun así, siguió golpeándome, física y emocionalmente. Me empujó al límite y más allá.
El silencio llenó la habitación por un momento, roto solo por el suave zumbido de los monitores médicos. Harry respiró hondo antes de terminar.
—Lo último que recuerdo es su voz, burlándose de mí, diciendo que este era solo el comienzo. Que no había escapatoria para mí. Luego... llegaron Tenel y Tahiri, junto con las tropas de los Saints. Apenas recuerdo cómo me sacaron de allí. Todo se volvió un caos.
Jaina lo miró con los ojos brillantes, apretando su mano con fuerza mientras Mara y Luke intercambiaban miradas significativas.
—Hiciste todo lo que pudiste, Harry —dijo Luke finalmente, su voz calmada pero llena de una determinación que reflejaba la suya propia. —Lo importante es que estás vivo, y que ahora sabemos más de lo que enfrentamos.
Mara asintió, aunque su mirada seguía cargada de preocupación. —Voldemort no será fácil de detener, pero no estamos solos en esto. Y tú tampoco lo estás.
Harry, aunque cansado, asintió lentamente, dejando que las palabras se asentaran mientras intentaba procesar no solo lo que había enfrentado, sino lo que venía a continuación.
Luke dejó escapar un suspiro profundo mientras su mirada se posaba en el brazo vendado de Harry, donde solía estar su extremidad izquierda. Aunque su rostro estaba sereno, había una mezcla de tristeza y determinación en sus ojos. Finalmente, rompió el silencio.
—Harry —dijo con suavidad—, sé que esto es un golpe difícil, pero podemos ayudarte. Hay formas de... reparar lo que perdiste. —Levantó su propia mano mecánica, flexionando los dedos metálicos con facilidad. —Podemos conseguirte una prótesis. Quizás no sea lo mismo, pero con el tiempo, podría ser igual de funcional.
Harry observó la mano de su padre adoptivo por un momento y luego volvió a mirar su propio muñón vendado. Después de unos segundos, una sonrisa irónica se dibujó en su rostro.
—¿Una prótesis? —dijo, con un tono de humor seco. —Ya estaba pensando en ideas. ¿Qué tal algo con un bláster incorporado? O mejor, una hoja retráctil. ¿Te imaginas la cara de mis enemigos? "¡Oh, no! El Jedi manco ahora tiene un brazo más peligroso que el original".
Jaina soltó una ligera risa a su lado, mientras Luke rodaba los ojos con una sonrisa indulgente. —No esperaba menos de ti, Harry. Pero antes de que te emociones demasiado, asegúrate de consultar con alguien que sepa mantener tus impulsos bajo control. —Miró a Jaina de reojo, dejando entrever un toque de complicidad en su tono.
Mara, quien había permanecido observando en silencio, decidió intervenir, y su tono fue directo como siempre. —Está bien, dejando de lado las fantasías de Harry sobre un brazo que pueda disparar misiles... hay un par de cosas que necesitamos abordar antes de que salgas de aquí.
Harry levantó la vista hacia ella, sabiendo que sus palabras venían con un peso particular.
—Primero —continuó Mara—, cuando estés fuera, quiero que seas completamente sincero con nosotros sobre tus Saints. No solo hemos tenido un vistazo al tipo de poder que manejan, sino que está claro que hay mucho más de lo que nos has contado. —Su mirada era intensa pero no acusadora. —Si vamos a enfrentarnos a cosas como Voldemort juntos, necesitamos saber exactamente qué tienes a tu disposición.
Harry asintió, sin intentar evadir el tema. —Lo entiendo, y lo haré. Les contaré todo, Mara. Ya no tiene sentido ocultar nada.
Mara asintió con satisfacción, pero su expresión rápidamente cambió a algo más relajado, incluso un poco burlón. Cruzó los brazos mientras una ligera sonrisa comenzaba a formarse en su rostro.
—Y ahora... —dijo, mirando fijamente las manos entrelazadas de Harry y Jaina, que aún estaban unidas—. ¿Alguien me va a explicar qué está pasando aquí?
Jaina se tensó de inmediato, sus mejillas enrojeciendo visiblemente. Intentó soltar la mano de Harry, pero este la sostuvo con suavidad, lo que solo hizo que Mara levantara una ceja con mayor diversión.
—Bueno... —comenzó Harry, claramente incómodo pero sin perder la calma. —Verás, mamá...
—Oh, así que ahora soy "mamá" cuando te sientes acorralado —interrumpió Mara con una sonrisa burlona. —Muy bien, sigan. Esto va a ser interesante.
Harry suspiró, pero miró a Jaina con una leve sonrisa que le transmitía seguridad antes de volver su atención a Mara. —Nosotros... bueno, hemos decidido... estar juntos. Como pareja.
Luke, que había estado observando con atención, sonrió ligeramente y cruzó los brazos, pero dejó que Mara llevar el peso de la reacción.
—Oh, ¿eso es todo? —dijo Mara, con un tono exageradamente inocente, antes de añadir con una mirada afilada—. Porque cuando entré, parecían bastante cómodos para "solo decidir" eso.
Jaina intentó hablar, pero Harry intervino, ahora con una sonrisa traviesa en su rostro. —Tal vez nos tomamos unos minutos extra para asegurarnos. Ya sabes, decisiones importantes y todo eso.
Mara soltó una risa seca y negó con la cabeza. —Por la Fuerza, Harry, incluso herido y en una camilla, encuentras formas de ser insoportable. —Luego miró a Jaina, su expresión suavizándose aunque con un toque de advertencia. —Solo diré esto: más vale que se cuiden el uno al otro, porque si alguno de ustedes sale lastimado de esto, especialmente tú, Harry... me aseguraré de que ninguno olvide este momento.
Jaina finalmente encontró su voz y asintió rápidamente, todavía sonrojada pero con una mirada firme. —Lo haremos, tía Mara. Te lo prometo.
Mara suspiró y se giró hacia Luke, quien simplemente sonrió. —Bueno, al menos parece que ya no tendremos que preocuparnos por su vínculo...
Luke asintió, mirando a Harry con un toque de orgullo en su mirada. —Es bueno ver que, incluso en medio de todo esto, encuentras algo que vale la pena proteger.
Harry miró a Jaina, quien le devolvió la mirada con una sonrisa suave. Aunque el momento había sido incómodo, estaba claro para ambos que valía la pena enfrentar cualquier situación, incluso las bromas de Mara, por lo que tenían juntos.
