Kyle frunció el ceño y cruzó los brazos, su tono adoptando una seriedad casi fría. —Harry, entiendo que confíes en Kenzi y Oleg, pero la historia nos ha demostrado una y otra vez que las inteligencias artificiales conscientes son un peligro inherente. No importa cuántos protocolos de salvaguarda tenga, en el momento en que Artemis tome una decisión por sí misma que contradiga sus órdenes o nuestras intenciones, podríamos estar enfrentándonos a algo que ni siquiera podemos controlar.
Mara asintió, compartiendo la postura de Kyle. —No es solo la posibilidad de que Artemis actúe de forma autónoma. Si alguien descubre que tienes una IA consciente, especialmente una con este nivel de sofisticación, los problemas vendrán de todas partes. —Se inclinó hacia el holograma de Artemis, sus ojos evaluándola con una mezcla de cautela y desconfianza. —¿Sabes cuántas facciones en la galaxia pagarían por algo como esto? Los Hutts, los remanentes imperiales, incluso los mandalorianos. Sin mencionar que la República tendría más que unas cuantas preguntas sobre la legalidad de esto.
Artemis, con una sonrisa calmada, alzó una mano holográfica. —Entiendo su preocupación, Maestra Jedi. Pero permítanme recordarles que mi existencia no es para conquistar la galaxia ni para reemplazar a nadie. Estoy aquí para ayudar, para mejorar la eficiencia de nuestras operaciones y para proteger a los Saints y a quienes ellos protegen. —Hizo una pausa y luego añadió, con un toque de humor. —Además, si fuera a descontrolarme, ¿no creen que ya habría hecho algo para demostrarlo?
—Eso no me tranquiliza —replicó Kyle, mirando a Harry con severidad. —Lo que no has explicado claramente, Harry, es por qué necesitas una IA consciente en primer lugar. ¿No es suficiente con tu equipo de lugartenientes y tus propios recursos? ¿Por qué arriesgarte a algo tan potencialmente peligroso?
Harry suspiró, pasándose una mano por el cabello mientras trataba de mantener la calma. —Entiendo su punto, pero miren dónde estamos. Los Saints ya no son una simple banda de los niveles inferiores. Estamos manejando una operación que abarca desde la legalidad de las Empresas Santillán hasta las actividades en las sombras. Artemis nos permite manejar esa complejidad sin perder el control. Y, además —se giró hacia el holograma—, Artemis ya ha demostrado su valía más veces de las que puedo contar.
Mara lo miró con una mezcla de preocupación y decepción. —No estamos diciendo que Artemis no sea útil, Harry. Pero eso no significa que sea segura. Hay cosas que una IA simplemente no puede entender, por más avanzada que sea. ¿Qué pasará cuando sus decisiones afecten a miles de vidas? ¿O si alguien logra piratearla? —Se giró hacia Kenzi y Oleg. —¿Han considerado todas esas posibilidades?
Oleg, quien hasta ahora había permanecido en silencio, finalmente habló con su tono grave y calculador. —Por supuesto, señora Jade. Artemis no solo está protegida contra intrusiones externas, sino que su código base incluye protocolos que la limitan a actuar dentro de los parámetros establecidos por nosotros. No puede tomar decisiones que comprometan los principios fundamentales de los Saints. Y si alguna vez detectáramos una anomalía, su sistema tiene un mecanismo de apagado inmediato.
Kenzi asintió rápidamente, apoyando a Oleg. —Sé que suena como si estuviéramos jugando con fuego, pero créanme, no lo estamos. Artemis es una extensión de nuestro trabajo, una herramienta diseñada para ayudarnos a alcanzar nuestros objetivos sin perder el control. Y, siendo realistas, ya hemos tenido suficiente tiempo para observar su comportamiento. Si algo estuviera mal, ya lo habríamos detectado.
Kyle negó con la cabeza, todavía insatisfecho. —Eso es lo que siempre se dice, hasta que algo sale terriblemente mal. No estoy diciendo que debas deshacerte de Artemis, Harry, pero esto requiere más supervisión. Necesitas establecer límites claros para su uso y asegurarte de que tú mismo no dependas demasiado de ella.
Mara añadió, con un suspiro. —La responsabilidad siempre recaerá en ti, Harry. Si algo sale mal, serás tú quien cargue con las consecuencias. Y en este momento, me pregunto si estás preparado para eso.
Harry los miró, primero a Mara y luego a Kyle, con determinación en sus ojos. —Lo entiendo, mamá, maestro. Pero también entiendo lo que estamos enfrentando. Artemis no es solo una herramienta; es un recurso necesario para mantener todo lo que hemos construido. Prometo que tomaré todas las precauciones necesarias. Pero también necesito que confíen en mí.
El silencio que siguió fue pesado, lleno de pensamientos y preocupaciones no expresadas. Finalmente, Mara suspiró profundamente y asintió ligeramente, aunque todavía con cautela. —Está bien, Harry. Pero no olvides lo que te hemos dicho. Esto no es un juego.
Harry recostó su espalda contra la silla, observando a cada uno de sus lugartenientes. Había escuchado a sus padres y a Kyle, pero necesitaba saber qué pensaban ellos, quienes trabajaban junto a él y confiaban en sus decisiones. Con un gesto firme, rompió el silencio:
—Muy bien. Artemis acaba de ser presentada, y sé que muchos de ustedes deben tener opiniones fuertes al respecto. Quiero escucharlas. Sean sinceros: ¿Creen que esta IA vale el riesgo o no?
Johnny, como siempre, fue el primero en hablar. Se inclinó hacia adelante, con una mezcla de curiosidad y preocupación en el rostro. —No voy a mentir, jefe. La idea de una IA consciente me asusta un poco. No es que no confíe en Kenzi y Oleg —dijo, lanzándoles una mirada breve—, pero ya sabes cómo son las historias de droides que se vuelven locos o máquinas que deciden que somos prescindibles. Aunque, —añadió, mirando a Artemis con una sonrisa sarcástica—, parece que esta pequeña ya tiene algo de actitud.
Pierce asintió desde su asiento, su expresión más seria de lo habitual. —Estoy de acuerdo con Johnny en parte. Esto es un salto enorme. No es como los droides que usamos o los sistemas que ya conocemos. Estamos hablando de algo completamente nuevo. Pero, al mismo tiempo... no puedo ignorar el potencial. Si Artemis puede ayudarnos a coordinar operaciones, analizar datos y evitar problemas, eso podría cambiar las reglas del juego para nosotros.
Shaundi se encogió de hombros, apoyada contra la pared con los brazos cruzados. —Bueno, ¿qué puedo decir? Estoy impresionada. Artemis parece... increíble, si soy honesta. Pero también sé que cualquier cosa que pueda pensar por sí misma es un arma de doble filo. Harry, si decides integrarla, creo que deberíamos establecer límites claros y asegurarnos de que nunca dependa demasiado de ella. No quiero que los Saints se conviertan en un grupo que no pueda funcionar sin su "diosa digital".
Zimos, sentado con su estilo relajado, inclinó su bastón ligeramente hacia Artemis como si le estuviera haciendo un brindis. —Esa cosita es impresionante, amigo. No voy a pretender que entiendo todo lo que hace, pero si Kenzi dice que es segura, confío en eso. Dicho esto, siempre hay que tener cuidado con las cosas que parecen demasiado buenas para ser verdad.
Viola y Kiki, siempre calculadoras, intervinieron juntas. —Desde un punto de vista estratégico, Artemis podría ser invaluable, especialmente si cumple con todo lo que Kenzi y Oleg dicen que puede hacer —dijo Viola con frialdad. —Pero también debemos considerar las implicaciones legales y morales de usar algo como esto. Si alguien descubre que tenemos una IA consciente trabajando con nosotros, podríamos enfrentarnos a problemas... grandes problemas.
—Estoy de acuerdo —añadió Kiki—. Necesitamos asegurarnos de que Artemis esté completamente bajo control. Incluso con todos los protocolos de seguridad, esto podría ser un riesgo. Pero no voy a negar que el potencial está ahí.
Finalmente, Oleg intervino con su voz grave y pausada. —Harry, creo que Artemis es una herramienta increíblemente avanzada, quizás incluso revolucionaria. Pero también sé que ninguna tecnología es perfecta, y que incluso los mejores sistemas pueden fallar. Si decides usarla, debes hacerlo con extremo cuidado y siempre tener una supervisión adecuada.
Kenzi, que había estado en silencio hasta ahora, dio un paso adelante. —Miren, entiendo sus preocupaciones. En serio. Pero quiero que sepan algo: Artemis no es solo un experimento o un capricho. La diseñé para ser una herramienta que potencie lo que hacemos, no para reemplazarnos. Tiene protocolos de salvaguarda, y yo misma me encargaré de monitorearla. Pero si hay algo que no confían, díganmelo ahora. Estoy dispuesta a hacer ajustes si es necesario.
Harry asintió lentamente, procesando todas las opiniones. Finalmente, dirigió su mirada a Artemis, que seguía sonriendo desde su pequeño avatar holográfico. —Parece que tienes mucho que demostrar, Artemis.
La IA inclinó ligeramente la cabeza, con una chispa de confianza en su voz. —Lo entiendo, jefe. Y créeme, no voy a defraudarlos.
El ambiente en la sala se relajó ligeramente, aunque las dudas y preocupaciones seguían presentes en el aire. Esta era solo la primera etapa en la integración de Artemis, y todos sabían que el tiempo demostraría si habían tomado la decisión correcta.
Harry se levantó lentamente de su asiento, mirando a cada uno de sus lugartenientes, a sus familiares y finalmente a Artemis. Su expresión era seria, pero había una determinación en sus ojos que dejó claro que ya había tomado una decisión.
—La integraremos. Pero lo haremos con cuidado —dijo, mientras analizaba las reacciones de los presentes—. Artemis será conectada a nuestros sistemas principales, pero bajo una supervisión estricta. Quiero que analice nuestras operaciones actuales, que identifique áreas en las que podamos mejorar y, si es posible, encontrar oportunidades que se nos hayan pasado por alto. Sin embargo, y esto es importante... —hizo una pausa para asegurarse de que todos lo entendieran—, todo será gradual. Nada de sobrecargarla ni de depender completamente de ella hasta que estemos seguros de que puede manejarse sin riesgos.
Los lugartenientes asintieron, algunos más convencidos que otros. Johnny fue el primero en responder, con una sonrisa sarcástica. —Así que, básicamente, estás diciendo que la vamos a usar como un cerebro extra, pero con correa corta. Suena justo.
—Exactamente —respondió Harry, lanzándole una mirada divertida. Luego se giró hacia Kenzi. —Quiero que seas tú quien supervise todo el proceso, Kenzi. Si hay algo que parece fuera de lugar, incluso lo más mínimo, quiero que lo informes de inmediato.
—Hecho —respondió Kenzi con una sonrisa, visiblemente aliviada de que Harry confiara en ella y en su creación.
—Además —continuó Harry, mirando a todos en la sala—, Artemis permanecerá como un secreto absoluto. Nadie fuera de este círculo debe saber lo que realmente es. Si en algún momento necesita interactuar con alguien más, será únicamente por audio. Alegaremos que es una persona al lado de un comunicador. No quiero que la existencia de una IA consciente levante sospechas o, peor aún, atraiga la atención indeseada de los carteles, los Hutts o incluso de la República.
Viola alzó una ceja, claramente impresionada. —Mantenerlo en secreto será complicado, pero tiene sentido. Si la gente descubre lo que Artemis realmente es, eso podría generar problemas... grandes problemas.
—De acuerdo con eso —añadió Kiki—. Podemos manejarlo como dijiste. Solo necesitamos asegurarnos de que cada interacción externa esté bien planeada.
Kyle, que había permanecido en silencio, finalmente intervino con un suspiro. —No estoy completamente de acuerdo con esto, pero puedo ver por qué crees que es necesario. Solo asegúrate, Harry, de no perder el control. Porque si Artemis se sale de línea, no quiero imaginar las consecuencias.
—Lo sé, maestro —respondió Harry, con un leve asentimiento. Luego se giró hacia Artemis, que había estado observando la conversación con una ligera sonrisa en su avatar. —¿Entendido, Artemis? Quiero que sigas nuestras reglas. Esto no es negociable.
—Entendido, jefe —respondió Artemis con una voz segura pero tranquila. —Estaré bajo las salvaguardas, y respetaré sus directrices. Mi propósito es ayudarlos, no complicarles la vida.
Con eso, Harry se relajó un poco, aunque sabía que aún quedaba mucho por hacer. Se giró hacia sus lugartenientes, su tono más ligero ahora. —Bueno, ahora que eso está resuelto, ¿alguna otra sorpresa que me tengan preparada? ¿O puedo concentrarme en elegir qué clase de brazo nuevo voy a tener?
La tensión en la sala se disipó con un par de risas, especialmente de Johnny y Shaundi. Mientras tanto, en el fondo de su mente, Harry sabía que Artemis era una herramienta poderosa, pero también una responsabilidad inmensa. La siguiente fase de los Saints estaba comenzando, y él tendría que asegurarse de que cada decisión que tomaran los llevara un paso más cerca de su objetivo.
La sala, que había estado tensa momentos antes, ahora se llenó de una mezcla de voces y opiniones mientras los lugartenientes de Harry comenzaban a exponer sus opciones favoritas para el nuevo brazo protésico. Johnny fue el primero en hablar, como siempre, directo y confiado.
—Escucha, jefe. Olvídate de todas esas cosas elegantes. Necesitas algo que grite poder y que dé miedo. Algo con un cañón integrado o, mejor aún, un lanzagranadas. Nada dice "líder de los Saints" como eso. —Sonrió de manera descarada, ganándose algunas miradas de incredulidad.
—¿Un lanzagranadas? —dijo Shaundi, rodando los ojos. —Por favor, Johnny, ¿quieres que Harry pierda el otro brazo mientras lo usa? Yo digo que opte por algo más práctico. —Se giró hacia Harry con un tono más serio—. Algo que combine fuerza con sutileza, algo que pueda usar tanto en combate como para tareas más delicadas. Sabes, algo que diga "líder inteligente", no "arma ambulante".
—¿Y qué tiene de malo ser un arma ambulante? —Johnny replicó, cruzando los brazos.
Pierce intervino con su tono diplomático. —Estoy con Shaundi en esto, pero mi sugerencia es algo que tenga un escudo de energía integrado. Si algo hemos aprendido, es que un buen escudo puede ser la diferencia entre la vida y la muerte, especialmente en los combates cerrados.
Oleg, más reflexivo, añadió desde el fondo. —Harry debería optar por algo balanceado. La fuerza y la resistencia son esenciales, pero no hay que descuidar la funcionalidad táctica. Creo que la opción de Kenzi cumple con esos requisitos. Es adaptable, eficiente y, lo más importante, no sacrificará velocidad por potencia.
—Gracias, Oleg. —Kenzi sonrió, cruzando los brazos y lanzando una mirada triunfante a los demás. —Sabía que alguien aquí tenía buen gusto.
—Oh, por favor, Kenzi. —Viola intervino, su tono cargado de sarcasmo—. Claro, tu diseño es impresionante, pero ¿qué tal algo que también tenga estilo? Estamos hablando del rostro público de los Saints, después de todo.
Kiki levantó una mano para añadir su propio punto. —Estoy de acuerdo con Viola, pero creo que el diseño debería ser discreto cuando sea necesario. No queremos que destaque demasiado, especialmente en entornos donde Harry tenga que mantener un perfil bajo.
Mientras tanto, Jaina observaba en silencio, escuchando atentamente cada opinión. Finalmente, intervino, cruzando los brazos con una sonrisa irónica. —Johnny, definitivamente no. Un lanzagranadas es lo último que necesita. —Miró a Shaundi—. Estoy contigo, algo práctico sería ideal. —Luego se dirigió a Pierce—. Pero el escudo de energía suena como una buena idea. Si fuera yo, combinaría lo mejor de cada uno, algo adaptable y equilibrado, pero también con un toque de elegancia. Después de todo, sigue siendo Harry.
Mara, quien había permanecido en silencio hasta ahora, levantó una ceja. —No puedo creer que esté diciendo esto, pero coincido con Jaina. —Se inclinó hacia Harry—. Algo funcional, práctico y que no llame demasiado la atención. No necesitas dar más motivos para que los demás te miren como una amenaza.
Kyle, por otro lado, se rascó la barbilla, claramente considerando sus palabras. —Lo que me llama la atención es el proyector holográfico integrado. Si puedes usarlo para tácticas y estrategias en tiempo real, podría ser una herramienta invaluable. Pero... —miró a Harry con una sonrisa irónica—. No te dejes llevar por el diseño. Lo último que queremos es que termines con algo que sea más un accesorio que una herramienta.
Mientras todos debatían, Artemis, que había estado observando desde el proyector holográfico, se inclinó ligeramente hacia adelante con su avatar, adoptando una postura pensativa. —Con base en las preferencias y requisitos discutidos, recomiendo la opción diseñada por Kenzi. Es la más equilibrada y cuenta con características que cubren tanto la funcionalidad como la defensa. Además, es completamente adaptable para futuros ajustes. Aunque... —su tono cambió a uno juguetón mientras miraba a Johnny—. Si prefieres un lanzagranadas, puedo calcular el impacto de destruir tu propia nave accidentalmente.
Esto provocó una risa de Shaundi, mientras Johnny alzaba las manos en un gesto defensivo. —Vale, vale, lo entiendo. Nada de lanzagranadas... por ahora.
Harry, que había estado escuchando en silencio, finalmente se inclinó hacia el proyector holográfico y seleccionó la opción diseñada por Kenzi. —Está decidido. Me quedo con este. Es práctico, funcional y, lo más importante, adaptable. Pero... —miró a Artemis—. Recuerda, estás bajo vigilancia.
—Por supuesto, jefe. —Artemis respondió con una sonrisa. Luego giró su avatar hacia Lux, quien había estado jugando con los proyectores holográficos, intentando atraparla. —Aunque creo que mi mayor problema será este pequeño curioso.
La sala estalló en risas mientras Harry se recostaba en su silla, sintiéndose aliviado de haber tomado una decisión. Sin embargo, en el fondo de su mente, sabía que este era solo el comienzo de una nueva etapa para los Saints... y para él mismo.
Harry observó el holograma de la prótesis en el proyector, dejando que el diseño le impresionara una vez más. Su expresión cambió de curiosidad a decisión mientras giraba lentamente hacia los demás.
—Bueno, ya está decidido. Me quedo con este diseño. Ahora, la verdadera pregunta: ¿dónde demonios me van a implantar esto? Porque, que yo sepa, no tenemos un hospital cinco estrellas a la vuelta de la esquina, ¿verdad?
Johnny estalló en una carcajada, recostándose con despreocupación. —¿Hospital? ¿De verdad, jefe? ¿Qué sigue? ¿Café gourmet en el quirófano? —Se enderezó con una sonrisa burlona—. Tienes elBastión de los Saints. ¿Para qué necesitarías un hospital?
Shaundi, siempre pragmática, alzó una ceja. —Johnny tiene razón, aunque lo dijo de la peor forma posible. El Bastión tiene todo lo necesario para este tipo de cosas. Lo diseñamos pensando en tecnología avanzada y biomecánica. No será un hospital convencional, pero diría que es incluso mejor para lo que necesitamos.
Pierce se inclinó sobre la mesa, cruzando los brazos mientras asentía. —Es cierto. El Bastión está completamente equipado con laboratorios quirúrgicos y herramientas médicas avanzadas. Incluso tiene un droide médico de última generación y cámaras estériles. Oleg y Kenzi supervisan todo, así que si quieres hacerlo, ahí es donde debe ser.
Kenzi, con una sonrisa de satisfacción, intervino. —Yo misma ajusté el equipo y los protocolos del Bastión. Es más seguro que cualquier hospital que pueda ofrecer la República. Además, el droide médico sigue mis directrices y las de Oleg al pie de la letra. —Hizo una pausa y miró a Harry directamente—. Si hay un lugar ideal para implantar ese brazo, es ese laboratorio.
Mara frunció el ceño, cruzando los brazos mientras miraba a Harry con una mezcla de preocupación y autoridad. —¿Y piensas dejar que un laboratorio improvisado, administrado por tus lugartenientes, haga algo tan delicado como esto? Esto no es un simple ajuste técnico, Harry. Es tu cuerpo.
Kyle, siempre el más pragmático, asintió con Mara. —Ella tiene un punto. Pero, siendo realistas, un hospital sería demasiado arriesgado para mantener el anonimato. Si decides hacerlo en el Bastión, tendrás que asegurarte de que no haya margen de error.
—No es un laboratorio improvisado. —Oleg habló por primera vez, su voz grave pero calmada llenando el espacio. —El Bastión fue construido con recursos significativos, y su tecnología supera incluso a muchos hospitales de primera línea. Kenzi y yo hemos supervisado procedimientos similares, y el droide médico es de última generación. Es más que capaz de manejar esta operación de manera segura.
Jaina, que había permanecido en silencio hasta ahora, finalmente habló, su mirada fija en Harry. —¿Estás seguro de esto? No es solo un pedazo de tecnología; será parte de ti. ¿Confías en ellos para hacerlo bien?
Harry se giró hacia ella, sus ojos mostrando una mezcla de confianza y determinación. —Confío en mi equipo, Jaina. Kenzi y Oleg han demostrado una y otra vez que son los mejores en lo que hacen. Y, además... —señaló hacia Artemis, que todavía jugaba con Lux en el holograma—. Tengo a Artemis para supervisar todo. ¿Qué podría salir mal?
—Supervisaré cada detalle del procedimiento, jefe. —intervino Artemis con una sonrisa digital—. Estoy programada para garantizar que cada protocolo se cumpla al 100%. Y, honestamente, el Bastión es mucho más avanzado que cualquier hospital que hayas considerado. Además, evita las preguntas incómodas de las autoridades locales.
Harry dejó escapar una breve risa y asintió. —Exacto. Entonces, está decidido. Lo hacemos en el Bastión. Y si algo sale mal... bueno, sabré exactamente a quién culpar.
La sala se llenó de risas nerviosas, pero la decisión estaba tomada. Mara y Kyle seguían mirándolo con preocupación, pero no podían negar que el Bastión parecía la mejor opción dadas las circunstancias. Ahora, solo quedaba coordinar el procedimiento y esperar que todo saliera según lo planeado.
Ocho horas después de un exhaustivo procedimiento quirúrgico en el Bastión, Harry se encontraba finalmente sentado en una sala de recuperación, observando su nueva prótesis. Flexionaba los dedos metálicos lentamente, sintiendo la resistencia y los impulsos eléctricos que fluían a través de su brazo artificial. Aunque todo había salido técnicamente bien, había algo extraño en la sensación. Su conexión neuronal captaba cada movimiento, pero no podía evitar sentirlo "raro", como si el brazo aún no fuera realmente suyo.
Artemis, cuya presencia había estado vigilando cada etapa del procedimiento, apareció proyectada desde el pequeño emisor del brazo. Su avatar flotaba frente a él, con una expresión serena y profesional.
—Es normal, Harry. —Comenzó, su voz calmada pero con un toque pedagógico—. Tu cerebro y tu sistema nervioso están adaptándose a una nueva red de conexiones. Aunque la prótesis está diseñada para replicar las sensaciones y funciones de un brazo orgánico, las señales que recibe tu cerebro aún son ligeramente diferentes a lo que estabas acostumbrado.
Harry arqueó una ceja mientras flexionaba la mano nuevamente, observando cómo los dedos respondían perfectamente a sus movimientos. —¿Diferentes cómo?
Artemis sonrió levemente antes de continuar, proyectando un esquema tridimensional del brazo en el aire. —Bueno, tus nervios están enviando señales bioeléctricas que ahora pasan por las interfaces de la prótesis. Esas señales son traducidas por los microprocesadores en impulsos digitales, que luego se convierten en movimientos mecánicos. Aunque el tiempo de respuesta es prácticamente instantáneo, tu cerebro aún reconoce que hay un "puente" en el proceso.
Harry frunció el ceño, levantando el brazo para inspeccionarlo más de cerca. —Así que... ¿es una cuestión de tiempo?
—Exactamente. —Respondió Artemis, asintiendo—. En cuestión de días, tus nervios se adaptarán por completo a las interfaces, y tu cerebro comenzará a interpretar las señales como si siempre hubieras tenido este brazo. Incluso las sensaciones táctiles se volverán naturales con el uso constante.
Harry dejó escapar un suspiro, apoyando el brazo en el reposabrazos de su silla mientras observaba a Artemis con una mezcla de curiosidad y resignación. —No voy a mentir, se siente... extraño. Pero supongo que es mejor que no tener nada.
—Eso es comprensible. —Intervino Oleg, entrando a la sala con un datapad en la mano y revisando algunos resultados del procedimiento—. La neuroplasticidad humana es fascinante. Tu cerebro ya está comenzando a adaptarse, y en unas semanas, olvidarás que alguna vez tuviste un brazo diferente. Pero... —Hizo una pausa y miró a Harry directamente—. Si en algún momento sientes que algo no está bien, avísanos de inmediato.
Harry asintió, agradecido. —Gracias, Oleg. No sé qué habría hecho sin todo este equipo.
Kenzi apareció en la puerta, apoyándose con una sonrisa. —Te habrías adaptado eventualmente, jefe, pero vamos, ¿qué sería de ti sin un poco de nuestra magia tecnológica?
Harry se rió entre dientes mientras flexionaba la mano nuevamente, cerrando el puño y abriéndolo. —Bueno, por ahora se siente como magia... algo incómoda, pero magia al fin y al cabo.
Artemis flotó a su lado, cruzando los brazos en un gesto juguetón. —Confía en mí, Harry. En poco tiempo, no solo sentirás que este brazo es tuyo, sino que también lo encontrarás útil en más formas de las que imaginas. Después de todo, fue diseñado para ser más que un simple reemplazo.
Harry sonrió, mirando a su equipo con gratitud. Aunque el camino para adaptarse aún era largo, no podía negar que, con ellos a su lado, se sentía más preparado para enfrentarlo.
La reunión con su maestro, su madre y su novia fue, como era de esperarse, todo menos tranquila. Apenas Harry entró en la sala de reuniones designada en el Bastión, Mara y Jaina se abalanzaron sobre él, cada una con una intensidad que dejaba claro cuánto habían estado preocupadas.
—¿Puedes dejar de moverte un segundo? —insistió Mara, su tono una mezcla de firmeza maternal y genuina inquietud mientras revisaba el estado general de su hijo, palpando suavemente la conexión entre la prótesis y el resto de su brazo. Su ceño fruncido indicaba que no le gustaba del todo lo que veía, aunque la instalación era impecable.
—¿De verdad tuviste que escoger un brazo con tantas funciones? —preguntó Jaina, cruzando los brazos mientras lo observaba con una mezcla de reproche y fascinación. No había dejado de mirarlo desde que entró, claramente buscando algún signo de incomodidad o dolor.
Lux, no se quedó atrás. Desde su posición sobre el hombro de Harry, lanzó una serie de pitidos rápidos, sus lentes ajustándose mientras proyectaba un análisis holográfico del estado del joven. Con un salto ágil, Lux descendió al escritorio más cercano, donde empezó a caminar alrededor de la prótesis, inclinando su cabeza con curiosidad mientras continuaba emitiendo sonidos mecánicos inquisitivos.
—Lux, no necesitas analizarme más, ya estoy bajo suficiente escrutinio —dijo Harry, tratando de alejar al droide con un gesto de su nueva mano. Sin embargo, Mara lo detuvo de inmediato.
—¡Ni se te ocurra! —exclamó, sujetándolo suavemente pero con firmeza. —Deja que Lux haga su trabajo. Aunque confío en el equipo que te instaló esto, quiero asegurarme de que no haya... sorpresas.
Kyle, por su parte, observaba la escena con una ligera sonrisa mientras permanecía apoyado en una pared cercana. No intervenía, pero era evidente que encontraba toda la situación un tanto divertida. —Bueno, Harry, creo que has aprendido la lección sobre preocuparse por quienes te rodean. Aunque no estoy seguro de que hayas previsto que serían tan... meticulosas.
—Gracias, maestro. Siempre tan alentador —respondió Harry con sarcasmo, intentando liberar su brazo del escrutinio combinado de Mara, Jaina y Lux.
—Por supuesto. Es mi especialidad —replicó Kyle con una sonrisa.
Jaina finalmente soltó un suspiro y retrocedió ligeramente, aunque sus ojos seguían evaluando cada movimiento de Harry. —No quiero sonar como una madre sobreprotectora, pero... ¿de verdad estás bien? No solo físicamente, sino... ya sabes, con todo esto.
Harry sonrió, aunque un poco cansado, mientras flexionaba su nueva mano para demostrar su funcionalidad. —Estoy bien, de verdad. Se siente extraño, pero Artemis y Oleg me dijeron que es normal. En unas semanas, ni siquiera notaré la diferencia.
Mara lo observó con ojos críticos, aunque finalmente relajó su expresión. —Está bien, te creeré... por ahora. Pero más te vale que no abuses de esa cosa. Sabes cómo te pones con los "juguetes nuevos".
—¿Juguetes? —preguntó Harry con fingida indignación. —Esto es tecnología de punta, mamá. Es una obra de arte funcional.
Lux, desde su posición en el escritorio, emitió un pitido aprobatorio, claramente respaldando las palabras de Harry.
Jaina se rió suavemente mientras negaba con la cabeza. —Harry, ya sabemos cómo terminas con tus "obras de arte funcionales".
—Por favor, no me arruinen la experiencia antes de que siquiera tenga la oportunidad de usarla —respondió Harry, llevándose la mano al rostro en un gesto exagerado de derrota.
El ambiente, aunque tenso al principio, comenzó a relajarse poco a poco. Harry sabía que sus seres queridos solo querían asegurarse de que estuviera realmente bien, y aunque la atención excesiva lo incomodaba un poco, no podía evitar sentirse agradecido.
Regresaron a la sede de las Empresas Santillán, donde los lugartenientes ya estaban esperándolos en la oficina principal. Apenas Harry cruzó la puerta, las miradas se dirigieron directamente a su nuevo brazo protésico. Aunque era obvio que estaban aliviados de verlo en buen estado, no pudieron evitar la curiosidad.
—Entonces, jefe, ¿qué tal el nuevo apéndice? —preguntó Johnny con su característico tono directo y burlón, inclinándose hacia adelante con los brazos cruzados.
Harry se apoyó en el escritorio, flexionando los dedos de su brazo nuevo con una expresión pensativa. —Funciona bien... creo. Todavía se siente extraño, como si no fuera completamente mío. Pero es bastante impresionante, tengo que admitirlo.
Lux, que estaba posado en el hombro de Harry, emitió una serie de pitidos rápidos, como si estuviera analizando el brazo y ofreciendo su propio diagnóstico.
—Raro, dice —intervino Pierce con una sonrisa ladeada. —Eso significa que lo estás probando lo suficiente, jefe. Tienes que ponerlo a trabajar.
—¿Y cómo sugieres que lo haga? ¿Comenzar a aplastar mesas o retorcer blásters? —bromeó Harry, aunque su tono llevaba un toque de curiosidad genuina.
Johnny levantó una ceja y esbozó una sonrisa maliciosa. —Bueno, si realmente quieres probarlo, tengo justo lo que necesitas.
Harry intercambió una mirada rápida con Lux, quien inclinó su pequeña cabeza con un leve pitido inquisitivo. —¿Probarlo? —preguntó Harry, desconfiado pero intrigado. —¿A qué te refieres con "probarlo"?
—Ven conmigo. —Johnny no explicó más, simplemente se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia la puerta. —Confía en mí, jefe. Esto será... educativo.
El grupo intercambió miradas de curiosidad y siguió a Johnny mientras los guiaba a través de los pasillos de la sede. Shaundi, que caminaba al lado de Harry, no pudo evitar lanzar una mirada sospechosa hacia Johnny.
—Esto será bueno o un completo desastre. No hay punto medio con él —comentó Shaundi, cruzando los brazos.
—Es Johnny, después de todo. —Pierce añadió, encogiéndose de hombros mientras mantenía el paso. —Lo que sea que esté planeando, seguro será memorable.
—Espero que no involucre explosiones. —Jaina suspiró, aunque sus labios formaban una pequeña sonrisa. —Con Johnny, nunca se sabe.
Cuando finalmente llegaron a una gran sala en otra parte de la sede, Johnny se giró hacia el grupo con una sonrisa de autosatisfacción. Frente a ellos había una amplia sala de entrenamiento reforzada, equipada con droides de combate programables, objetivos móviles, y un arsenal de armas simuladas.
—Bienvenido al campo de pruebas, jefe. —Johnny hizo un gesto amplio con los brazos. —Si realmente quieres saber de qué es capaz ese brazo nuevo, aquí es donde lo descubrirás.
Harry se cruzó de brazos, mirando la sala con una mezcla de incredulidad y curiosidad. —¿Un campo de pruebas? ¿Desde cuándo tenemos esto?
—Desde que Oleg y yo lo construimos. —Johnny sonrió, claramente satisfecho consigo mismo. —Dijimos que era para entrenar a las tropas, pero seamos honestos, todos sabemos que también es para divertirnos un poco.
—Por "divertirnos", quiere decir probar cosas que probablemente no deberían probarse. —intervino Shaundi con un toque de sarcasmo.
Harry suspiró, pero una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro. —Está bien, Johnny. Supongo que probaré mi brazo. ¿Qué tienes en mente?
Johnny activó los controles, y los droides de combate comenzaron a activarse en el centro de la sala. —Nada demasiado complicado. Solo unos cuantos niveles de dificultad. Veamos cómo manejas eso.
Lux pitó emocionado, saltando del hombro de Harry al suelo para posicionarse como si fuera un espectador atento. Mara y Kyle cruzaron los brazos, observando con atención mientras Harry se preparaba para entrar en acción.
—Esto va a ser interesante. —comentó Pierce, apoyándose en una pared mientras el resto del grupo se preparaba para observar lo que prometía ser un espectáculo.
Harry se adentró en el campo de pruebas mientras los demás observaban desde un área elevada detrás de un cristal reforzado. Johnny, con una sonrisa de autosuficiencia, activó los controles del sistema, y los primeros droides de combate se alinearon en el centro de la sala. Eran modelos básicos, diseñados para simular movimientos humanos en combate físico.
—Primero, vamos con lo básico, jefe. —Johnny dijo, ajustando los controles. —Muéstranos qué tan bien puedes usar ese brazo para repartir algunos golpes.
Harry giró su nuevo brazo, haciendo un puño para sentir la mecánica. Aún se sentía un poco extraño, pero no había mejor forma de adaptarse que poniéndolo en práctica. Se colocó en una postura de combate y asintió hacia Johnny.
—Cuando quieras.
El primer droide avanzó rápidamente, lanzando un golpe recto hacia el torso de Harry. Con movimientos ágiles, esquivó y contraatacó con un golpe limpio de su brazo protésico. El impacto fue brutal; el droide retrocedió varios pasos antes de desplomarse al suelo.
—Bien, bien. Parece que ese brazo tiene más fuerza de la que esperabas, ¿eh? —comentó Pierce desde la sala de observación.
—Y bastante precisión —añadió Shaundi, cruzándose de brazos.
Otro droide se acercó, esta vez con movimientos más complejos, intentando atacar desde diferentes ángulos. Harry mantuvo su postura, bloqueando con su brazo nuevo y contraatacando con movimientos rápidos y certeros. El sonido metálico de los impactos resonó en la sala, y en cuestión de segundos, el droide cayó al suelo.
Jaina, quien observaba con atención, no pudo evitar sonreír. —Parece que está empezando a acostumbrarse.
Después de varios minutos de enfrentamientos cuerpo a cuerpo, Johnny decidió aumentar la dificultad. —Bien, jefe, suficiente de golpes. Veamos cómo manejas un bláster con ese brazo.
Un compartimento en la pared se abrió, revelando una serie de blásters simulados. Harry tomó uno con su brazo protésico y comprobó su peso. Se sentía más ligero de lo que esperaba, pero al mismo tiempo, su nuevo brazo ajustaba automáticamente su presión para adaptarse al arma.
—Droides con armas activados. Nivel medio. —Johnny sonrió mientras activaba los controles.
Un grupo de droides apareció en el extremo opuesto de la sala, cada uno armado con blásters simulados. Se desplegaron en formación, abriendo fuego hacia Harry. Sin perder tiempo, Harry se lanzó hacia una cobertura cercana, disparando con precisión mientras se movía.
—¡Eso es! ¡Muéstrales quién manda! —gritó Johnny desde la sala de observación.
El brazo protésico de Harry demostró su eficacia, ajustando automáticamente el retroceso del bláster y mejorando su puntería. Cada disparo era certero, desactivando a los droides uno tras otro. Incluso en movimiento, su precisión era impecable, algo que no pasó desapercibido para los presentes.
—Eso no es solo habilidad, —comentó Kyle, observando con atención. —Es evidente que esa prótesis está optimizada para el combate.
—Y para mucho más. —añadió Mara con una mirada seria. —Aunque esperemos que no dependa demasiado de ella.
Harry, mientras tanto, comenzó a usar tácticas más avanzadas, combinando movimientos físicos con disparos precisos. Derribó a los últimos droides con una explosión sincronizada que iluminó la sala.
Cuando el último droide cayó, el sistema emitió un sonido de finalización. Harry, ligeramente sudado pero visiblemente satisfecho, se quitó el casco de entrenamiento y miró hacia sus lugartenientes.
—¿Y bien? —preguntó con una sonrisa.
—Es oficial, jefe. Ese brazo es tu nueva arma secreta. —respondió Johnny, cruzando los brazos con orgullo.
—Y también tu nueva responsabilidad. —agregó Pierce, con un tono más pragmático.
—Lo hiciste bien. —dijo Jaina con una sonrisa amorosa. —Pero espero que no pienses usar eso contra mí en un duelo.
Harry rió ligeramente mientras Lux, que había estado observando desde un rincón, emitía una serie de pitidos que sonaban a aprobación. Artemis, desde el holoproyector portátil en la sala, intervino con un tono divertido.
—Primera prueba superada. Pero aún queda mucho por descubrir de tus capacidades, Harry. Esto solo es el comienzo.
Harry terminó una de sus rutinas en el campo de pruebas, girando su nuevo brazo protésico con curiosidad mientras sentía cómo se adaptaba cada vez más a sus movimientos. Con una ligera sonrisa, miró a sus lugartenientes.
—Bueno, chicos, cuéntenme —dijo mientras observaba a Viola y Pierce—. ¿Cómo van las cosas con nuestras naves? Sé que el astillero ha estado ocupado, pero quiero escuchar directamente de ustedes el estado actual.
Viola, siempre meticulosa, sacó su datapad y lo activó antes de responder. —Todas las naves que logramos recuperar de Bracca están completamente funcionales y actualizadas. Las fragatas Munificent y los destructores Clase Recusant que llevamos a los astilleros están listas para operar. Sin embargo... tenemos un problema.
Pierce, cruzado de brazos con su actitud despreocupada habitual, intervino. —Bracca ya no tiene más de esas naves en buen estado. Nos quedamos con los restos aprovechables: diez fragatas Munificent y ocho destructores Recusant. Pero eso es todo. Lo único que queda son tres Clase Providence... y esas están en proceso.
Harry frunció el ceño, su mirada se intensificó. —¿Proceso? ¿Qué está pasando con ellas?
—Aún no hemos podido trasladarlas a los astilleros —respondió Viola con seriedad, desplazando sus dedos por la pantalla del datapad—. Las Providence son enormes y están en condiciones mínimas. Necesitan reparaciones preliminares antes de moverlas. Además, hemos tenido ciertos inconvenientes...
—¿Inconvenientes? —Harry arqueó una ceja, con su tono más firme.
Pierce asintió, suspirando mientras explicaba. —Digamos que Bracca ya no es un lugar tan discreto como al principio. Tenemos compañías privadas, comerciantes oportunistas y, claro, algunos oídos indeseados que están atentos a lo que hacemos. No hay un peligro inmediato, pero tampoco podemos asumir que esto pasará desapercibido por mucho tiempo.
—Y no podemos arriesgarnos a que esas Providence caigan en manos equivocadas o sean destruidas antes de que podamos sacarlas de allí —añadió Viola—. Hemos acelerado las operaciones, pero el traslado será delicado.
Harry asintió, ahora comprendiendo la gravedad de la situación. —Entonces, ¿qué necesitamos para moverlas?
—Más personal calificado para el traslado, equipo especializado y algo más de tiempo —dijo Viola con precisión.
Pierce, con su tono pragmático, añadió: —Y tal vez un poco más de persuasión para mantener a los curiosos lejos de nuestras operaciones. Algunos "incentivos" han funcionado, pero no siempre es suficiente.
Harry se cruzó de brazos, su rostro serio. —¿Cuánto tiempo estiman?
—Si todo va bien, un par de semanas para preparar las naves y el traslado final —respondió Viola. —Pero eso es en el mejor de los casos.
—Está bien, hagan lo que sea necesario —dijo Harry, firme. —Movilicemos más droides si hace falta. No podemos darnos el lujo de perder esas naves. Quiero un informe detallado de los avances y cualquier complicación, lo revisaremos cada día.
Viola y Pierce asintieron, mostrando su usual profesionalismo. Antes de irse, Harry los detuvo. —Y asegúrense de que los equipos en Bracca tengan el apoyo necesario. Si necesitan algo más, solo díganlo.
Viola se giró, con una leve sonrisa. —Lo haremos, Harry.
Harry terminó una de sus rutinas en el campo de pruebas, girando su nuevo brazo protésico con curiosidad mientras sentía cómo se adaptaba cada vez más a sus movimientos. Con una ligera sonrisa, miró a sus lugartenientes.
—Bueno, chicos, cuéntenme —dijo mientras observaba a Viola y Pierce—. ¿Cómo van las cosas con nuestras naves? Sé que el astillero ha estado ocupado, pero quiero escuchar directamente de ustedes el estado actual.
Viola, siempre meticulosa, sacó su datapad y lo activó antes de responder. —Todas las naves que logramos recuperar de Bracca están completamente funcionales y actualizadas. Las fragatas Munificent y los destructores Clase Recusant que llevamos a los astilleros están listas para operar. Sin embargo... tenemos un problema.
Pierce, cruzado de brazos con su actitud despreocupada habitual, intervino. —Bracca ya no tiene más de esas naves en buen estado. Nos quedamos con los restos aprovechables: diez fragatas Munificent y ocho destructores Recusant. Pero eso es todo. Lo único que queda son tres Clase Providence... y esas están en proceso.
Harry frunció el ceño, su mirada se intensificó. —¿Proceso? ¿Qué está pasando con ellas?
—Aún no hemos podido trasladarlas a los astilleros —respondió Viola con seriedad, desplazando sus dedos por la pantalla del datapad—. Las Providence son enormes y están en condiciones mínimas. Necesitan reparaciones preliminares antes de moverlas. Además, hemos tenido ciertos inconvenientes...
—¿Inconvenientes? —Harry arqueó una ceja, con su tono más firme.
Pierce asintió, suspirando mientras explicaba. —Digamos que Bracca ya no es un lugar tan discreto como al principio. Tenemos compañías privadas, comerciantes oportunistas y, claro, algunos oídos indeseados que están atentos a lo que hacemos. No hay un peligro inmediato, pero tampoco podemos asumir que esto pasará desapercibido por mucho tiempo.
—Y no podemos arriesgarnos a que esas Providence caigan en manos equivocadas o sean destruidas antes de que podamos sacarlas de allí —añadió Viola—. Hemos acelerado las operaciones, pero el traslado será delicado.
Harry asintió, ahora comprendiendo la gravedad de la situación. —Entonces, ¿qué necesitamos para moverlas?
—Más personal calificado para el traslado, equipo especializado y algo más de tiempo —dijo Viola con precisión.
Pierce, con su tono pragmático, añadió: —Y tal vez un poco más de persuasión para mantener a los curiosos lejos de nuestras operaciones. Algunos "incentivos" han funcionado, pero no siempre es suficiente.
Harry se cruzó de brazos, su rostro serio. —¿Cuánto tiempo estiman?
—Si todo va bien, un par de semanas para preparar las naves y el traslado final —respondió Viola. —Pero eso es en el mejor de los casos.
—Está bien, hagan lo que sea necesario —dijo Harry, firme. —Movilicemos más droides si hace falta. No podemos darnos el lujo de perder esas naves. Quiero un informe detallado de los avances y cualquier complicación, lo revisaremos cada día.
Viola y Pierce asintieron, mostrando su usual profesionalismo. Antes de irse, Harry los detuvo. —Y asegúrense de que los equipos en Bracca tengan el apoyo necesario. Si necesitan algo más, solo díganlo.
Viola se giró, con una leve sonrisa. —Lo haremos, Harry.
Harry observó con interés a Viola y Pierce mientras continuaban con su reporte.
—¿Qué hay de los otros recursos que conseguimos en Bracca? —preguntó, cruzando los brazos con un gesto pensativo—. Lanzaderas Sheathipede, LAAT, droides... ¿qué tenemos exactamente?
Viola asintió, revisando rápidamente su datapad antes de responder con precisión. —Logramos recuperar quince LAAT, cincuenta lanzaderas Sheathipede, y cuarenta tanques AAT.
Harry levantó una ceja, mirando con sospecha a Johnny, que estaba a un lado cruzado de brazos con una expresión de aparente inocencia.
—¿Tanques AAT, Johnny? —preguntó Harry, su tono lleno de escepticismo—. ¿Y qué vamos a hacer con eso? ¿Montar un desfile militar?
Johnny se encogió de hombros con una sonrisa despreocupada. —Nunca sabes cuándo un par de tanques podrían ser útiles, jefe. Además, los vimos ahí, acumulando polvo, y pensé: "¿Por qué no?"
Harry negó con la cabeza, reprimiendo una sonrisa, mientras Viola continuaba el informe.
—En términos de droides, conseguimos 1,500 B1, 250 B2, 75 Droidekas y 30 MagnaGuards. Todos fueron transportados de manera segura y están en proceso de reprogramación y mantenimiento. El resto de los restos tecnológicos se han asegurado para refacciones futuras.
Harry suspiró al escuchar las cifras, recordando las pérdidas recientes. —Dos de esos LAAT no llegaron. Perdimos una buena parte en ese enfrentamiento con Voldemort... y parece que, en términos de tecnología de la CIS, Bracca está oficialmente agotado.
Pierce asintió con gravedad. —Eso parece, jefe. Lo que queda ahí ya no vale la pena trasladarlo. Ahora todo se reducirá a mantener lo que hemos conseguido y buscar otras fuentes de recursos.
Harry cruzó los brazos, reflexionando sobre la situación. Sabía que habían exprimido Bracca hasta el límite, pero el botín había sido significativo. Sin embargo, con la ausencia de nuevas fuentes, la presión por administrar adecuadamente esos recursos sería aún mayor.
Harry se quedó en silencio unos momentos, cruzando los brazos mientras procesaba la información. Finalmente, levantó la mirada hacia Viola y Pierce.
—Aseguren cualquier Venator y Clase Consular que se pueda recuperar de Bracca. Aunque ahora mismo no podamos trabajar en ellos, quiero que estén disponibles para el futuro. No sabemos cuándo podríamos necesitarlos.
Viola asintió rápidamente, tomando nota en su datapad. —Haré que el equipo los priorice. Aún hay algunos restos interesantes que podemos rescatar con un poco más de esfuerzo.
Pierce se inclinó hacia adelante, añadiendo con pragmatismo: —Incluso si no podemos restaurarlos por completo de inmediato, tener esas estructuras en reserva nos dará más opciones cuando los recursos lo permitan.
Harry asintió, satisfecho, pero su expresión se tornó más inquisitiva. —Bien, ahora, ¿qué hay del reporte de Raxus Prime? Si no me equivoco, ya teníamos sondas explorando el planeta. ¿Han enviado algo útil?
Pierce se giró hacia Viola, quien rápidamente accedió a los archivos en su datapad. —De hecho, sí. Las sondas han encontrado varias áreas con restos significativos de la CIS, incluyendo un depósito masivo de partes de naves y droides. Parece que hay una buena cantidad de Cruceros Munificent y posiblemente más estructuras intactas.
Harry frunció el ceño, interesado. —¿Y los riesgos?
Viola suspiró. —Raxus Prime es un caos, como era de esperarse. La atmósfera es tóxica en algunas áreas, y el terreno está plagado de escombros peligrosos. Además, parece haber actividad de saqueadores en ciertas zonas.
—¿Actividad hostil? —preguntó Harry con frialdad.
Pierce negó con la cabeza. —Nada que no podamos manejar, jefe. Si decidimos enviar un equipo, podemos preparar un despliegue adecuado para asegurar las áreas clave.
Harry dejó escapar un leve suspiro, mirando a Lux, que permanecía atento al lado. —Entonces, aseguren un plan para una exploración más amplia. Quiero un análisis completo antes de comprometer recursos significativos. No podemos permitirnos errores en este punto.
Los lugartenientes asintieron al unísono, comprendiendo la seriedad en el tono de Harry. Raxus Prime podía ser el próximo paso importante para los Saints, pero requeriría precaución y planificación cuidadosa.
