La noche era oscura y silenciosa en la residencia Kururugi. Lelouch, sentado en su escritorio, miraba fijamente el holocrón. La conversación con Darth Revan había dejado su mente llena de preguntas y emociones. Su determinación de entender la Fuerza y dominar su conexión con ella lo llevó a extender la mano hacia el artefacto.
Cuando lo tocó, las líneas rojas del holocrón comenzaron a brillar una vez más. La figura de Revan se materializó frente a él, tan imponente como la primera vez. Sus ojos rojos brillaban intensamente, y su voz resonó en la habitación.
—Has regresado, joven aprendiz. Eso significa que estás listo para dar el primer paso.
Lelouch se puso de pie, con los brazos cruzados.
—Estoy listo. Enséñame.
Revan inclinó ligeramente la cabeza, evaluando al joven príncipe.
—Muy bien. La primera lección no es sobre la Fuerza, sino sobre ti mismo. Debes entender tus emociones, reconocerlas y utilizarlas como el arma que son. Dime, Lelouch, ¿qué sientes en este momento?
Lelouch dudó por un momento antes de responder.
—Rabia... frustración... odio. Pero también tristeza.
Revan asintió.
—Bien. Esas emociones son poderosas. La rabia te da fuerza, la frustración te empuja a mejorar, el odio te enfoca, y la tristeza te conecta con aquello que valoras. Pero no basta con sentirlas. Debes controlarlas. Si permites que te dominen, serás su esclavo. Pero si las moldeas, serán tu fuente de poder.
Lelouch frunció el ceño.
—¿Cómo hago eso? ¿Cómo las controló?
Revan extendió una mano, y el aire en la habitación pareció volverse más denso.
—A través de la disciplina y la voluntad. La Fuerza no responde a los débiles de espíritu. Para dominarla, primero debes dominarte a ti mismo.
Revan levantó la otra mano, y un objeto comenzó a formarse en la habitación. Era una esfera de energía roja, pulsante y flotante.
—Esta es una manifestación del Lado Oscuro. Toca esta esfera y deja que tus emociones fluyan a través de ti. Si fallas, será doloroso. Pero si triunfas, entenderás el primer paso hacia el dominio de la Fuerza.
Lelouch miró la esfera con cautela. Algo en ella le resultaba intimidante, pero no permitió que el miedo lo detuviera. Dio un paso adelante y extendió la mano hacia la esfera. Cuando la tocó, una oleada de energía lo envolvió.
De inmediato, sintió un dolor punzante que se extendía desde su brazo hasta su pecho. Su respiración se volvió pesada, y sus piernas temblaron. En su mente, imágenes de su madre herida, su padre despectivo y sus hermanos ignorándolo comenzaron a girar como un torbellino.
—¡Esto es... ¡Insoportable! —gritó, apretando los dientes.
Revan, observando desde la sombra, habló con calma.
—El dolor es el primer maestro, Lelouch. No huyas de él. Enfréntalo. Usa tu ira, tu odio, y conviértelo en poder.
Lelouch cerró los ojos, tratando de concentrarse. Recordó las palabras de Revan: "La rabia te da fuerza. El odio te enfoca." Se permitió sentir el odio hacia su padre, la rabia por la traición de sus hermanos, y el deseo desesperado de proteger a Nunnally. Poco a poco, el dolor comenzó a disiparse, reemplazado por una sensación de calor y poder.
Cuando abrió los ojos, la esfera se desvaneció. Lelouch, jadeando, miró a Revan con una mezcla de asombro y desafío.
—Lo hice.
Revan asintió, una ligera aprobación en su tono.
—Has dado el primer paso, pero esto es solo el comienzo. La Fuerza respondió a ti porque aprendiste a canalizar tus emociones. Ahora, debes aprender a moldearla, a utilizarla como una extensión de tu voluntad.
Revan continuó, caminando lentamente por la habitación mientras hablaba.
—Recuerda esto, Lelouch: el Lado Oscuro no se trata solo de destrucción. Se trata de control. Control sobre la Fuerza, sobre el mundo que te rodea, y sobre ti mismo. Aquellos que no pueden controlarse son consumidos por su poder. Pero tú... tú tienes el potencial para ser diferente.
Lelouch asintió, absorbiendo cada palabra.
—Entonces, ¿qué sigue? ¿Cómo aprendo a usar la Fuerza?
Revan se detuvo, girando hacia Lelouch.
—El entrenamiento en la Fuerza no es solo físico, sino mental. Aprenderás a manipular tu entorno, a influir en las mentes de otros, y a desatar un poder que pocos entienden. Pero primero, debes fortalecer tu cuerpo. El dominio de la Fuerza requiere una mente y un cuerpo disciplinados.
Revan levantó una mano, y Lelouch sintió cómo el aire a su alrededor se comprimía. Era como si una presión invisible lo empujara hacia el suelo.
—Resiste esto. Es una prueba de tu voluntad y resistencia. Si no puedes soportar la presión de la Fuerza, nunca podrás dominarla.
Lelouch apretó los dientes, sus piernas temblando mientras luchaba contra la presión. El sudor corría por su frente, pero no cedió. En su mente, repetía una y otra vez:"No me rendiré. No me rendiré".
Finalmente, la presión desapareció, y Lelouch cayó de rodillas, respirando con dificultad. Revan lo observó, con una satisfacción apenas perceptible.
—Bien hecho. Este es solo el principio. Prepárate, joven aprendiz. El camino hacia el poder está lleno de desafíos, pero si continúas, te convertirás en algo que el mundo no puede ignorar.
Fue un nuevo día cuando Lelouch estaba sentado frente al holocrón, su mente aún ocupada por la experiencia de la noche anterior. Había tocado algo más grande que él, algo que prometía un poder inimaginable, pero también le había dejado más preguntas que respuestas. Decidido, activó el artefacto una vez más.
La figura de Darth Revan se materializó de nuevo, su presencia imponente llenando la habitación. Sus ojos rojos brillaban intensamente mientras observaba al joven príncipe.
—Has regresado, Lelouch. Eso significa que buscas más respuestas.
Lelouch asintió, su mirada firme.
—Quiero entender más. Anoche hablabas del Lado Oscuro, de los Sith. Dijiste que utilizan sus emociones para alcanzar el poder. Pero, ¿qué guía a los Sith? ¿Qué define su filosofía?
Revan inclinó ligeramente la cabeza, satisfecho con la pregunta.
—Eres más perspicaz de lo que esperaba. La filosofía Sith está contenida en un código. Un conjunto de palabras simples, pero poderosas, que definen nuestro camino. Escucha bien, Lelouch, porque estas palabras son la clave para comprender el Lado Oscuro:
"La paz es una mentira, solo hay pasión.
A través de la pasión, ganó fuerza.
A través de la fuerza, ganó poder.
A través del poder, ganó victoria.
A través de la victoria, mis cadenas se rompen.
La Fuerza me liberará."
Lelouch escuchó en silencio, sus ojos entrecerrados mientras reflexionaba sobre las palabras. Finalmente, habló.
—Es un código interesante, pero también ambiguo. ¿Cómo lo interpretas tú, Revan? ¿Qué significan estas palabras para ti?
La paz es una mentira, solo hay pasión."
—La paz es una ilusión creada por aquellos que temen el cambio. La pasión es lo que impulsa el progreso, el crecimiento. Sin pasión, el universo estaría estancado, atrapado en una falsa armonía.
"A través de la pasión, ganó fuerza."
—La pasión nos da propósito. Es nuestra conexión con aquello que valoramos, lo que nos impulsa a superar nuestros límites. No es debilidad, como los Jedi afirman, sino la fuente de nuestra fuerza.
"A través de la fuerza, ganó poder."
—El poder no es solo físico; es mental, espiritual y estratégico. La fuerza en todas sus formas es un medio para dominar nuestro entorno y a nosotros mismos.
"A través del poder, ganó victoria."
—El poder no tiene valor si no lo usas para alcanzar tus objetivos. La victoria no siempre es un campo de batalla; a veces, es ganar una guerra antes de que comience.
A través de la victoria, mis cadenas se rompen."
—Las cadenas son las limitaciones que nos imponemos o que otros nos imponen. Los Sith buscan la libertad absoluta, liberándose de toda restricción, ya sea física, emocional o ideológica.
"La Fuerza me liberará."
—La Fuerza, en toda su amplitud, es la clave para la verdadera libertad. Pero no basta con acceder a ella; debes dominarla, doblegarla a tu voluntad. Solo entonces puedes ser realmente libre.
Revan se detuvo frente a Lelouch, su figura envuelta en un halo de luz roja.
—Ese es mi entendimiento del Código, Lelouch. Pero el Código no es una prisión; es un camino. Cada Sith lo interpreta de acuerdo a su visión. Ahora dime, ¿qué opinas de estas palabras?
Lelouch se cruzó de brazos, su mirada fija en Revan mientras procesaba las palabras. Finalmente, habló, su tono reflexivo pero firme.
—Hay lógica en tus palabras, pero también veo debilidades. "La paz es una mentira", dice. Pero si todo es pasión y conflicto, ¿no lleva eso al caos? Sin cierto grado de orden, todo colapsa.
Revan asintió lentamente, como si hubiera esperado esa respuesta.
—Un argumento válido. Pero el caos no es el enemigo, Lelouch. Es el catalizador del cambio. Los Sith no buscan el caos por sí mismo, sino el progreso que trae consigo. El orden puede existir, pero solo cuando es moldeado por los fuertes.
Lelouch frunció el ceño, pero continuó.
—"A través del poder, gano victoria." Esa línea me intriga. ¿Qué sucede cuando el poder no es suficiente? Hay situaciones donde la fuerza bruta o el poder individual no pueden superar la estrategia o la manipulación. ¿No es limitarse demasiado depender solo del poder?
Revan se rió suavemente, su tono casi aprobatorio.
—Exactamente. Por eso, el poder no es solo físico. El verdadero poder es entender cómo utilizar todas las herramientas a tu disposición: la Fuerza, tus aliados, tus enemigos. La victoria no siempre es directa, Lelouch. A veces, la mejor victoria es aquella en la que nadie sabe que has luchado.
Lelouch inclinó ligeramente la cabeza, encontrando un punto de acuerdo.
—Entonces, el Código no debe ser seguido ciegamente. Es un marco, una guía para adaptarse a las circunstancias. Pero aún me preocupa la idea de la libertad absoluta. Las cadenas que rompes, ¿no son también necesarias para mantener cierto equilibrio?
Revan lo miró en silencio por un momento antes de responder.
—Las cadenas son necesarias solo para los débiles, aquellos que no pueden manejar su propia libertad. Los fuertes crean sus propios límites, no los aceptan de otros. La verdadera libertad no es anarquía; es tener el poder de decidir tu propio destino sin interferencias.
Lelouch reflexionó sobre esas palabras. Había mucho en el Código que resonaba con él, pero también sabía que no podía aceptar todo sin cuestionarlo.
—Es un concepto interesante, Revan. Pero no tomaré estas palabras como verdad absoluta. Necesito tiempo para interpretarlas según mi propia perspectiva.
Revan asintió, una leve sonrisa formándose bajo su máscara.
—Esa es la respuesta correcta, Lelouch. Los Sith no son esclavos de ninguna doctrina, ni siquiera del Código. Hazlo tuyo. Esa es la clave para convertirte en algo más grande de lo que jamás podrías imaginar.
Lelouch miró el holocrón mientras la figura de Revan comenzaba a desvanecerse.
—Continúa reflexionando, joven aprendiz. Nos veremos pronto.
Cuando la luz roja desapareció, Lelouch se quedó en su escritorio, sus pensamientos girando en torno al Código. Había encontrado algo poderoso, pero también peligroso. Sabía que el camino que estaba tomando lo cambiaría para siempre, pero no retrocedería. No podía.
"Mis cadenas se romperán... pero en mis propios términos".
La noche envolvía la residencia Kururugi en un silencio pesado. Lelouch, sentado frente al holocrón, observaba cómo las líneas rojas del artefacto brillaban tenuemente. Sus pensamientos eran un torbellino. Aunque las enseñanzas del Lado Oscuro y el Código Sith resonaban en él, sentía que faltaba algo, como si solo estuviera viendo una cara de una moneda mucho más compleja.
Decidido a encontrar respuestas, Lelouch activó el holocrón. Una vez más, la figura imponente de Darth Revan apareció ante él. Esta vez, el resplandor rojo que lo rodeaba estaba mezclado con una luz tenue y blanca, como si reflejara la naturaleza dual del maestro que tenía frente a él.
—Has regresado, Lelouch —dijo Revan con una voz tranquila pero autoritaria—. Puedo sentir tus dudas. Habla, joven aprendiz. ¿Qué buscas esta vez?
Lelouch lo miró fijamente, cruzando los brazos.
—Entiendo el Código Sith, pero no puedo evitar pensar que es solo una parte de la Fuerza. Si todo se basa en la pasión y el conflicto, ¿dónde queda el equilibrio? ¿Dónde encaja el Lado Luminoso en todo esto?
Revan inclinó ligeramente la cabeza, satisfecho con la pregunta.
—Sabía que llegarías a esto. La mayoría de los Sith rechazan el Lado Luminoso como una debilidad, y los Jedi ven el Lado Oscuro como una corrupción. Pero yo he visto ambos lados, y te enseñaré lo que los Jedi llaman el Lado Luminoso. Solo entonces entenderás por qué el equilibrio es la clave.
Revan extendió una mano, y el ambiente en la habitación cambió. La opresiva intensidad del Lado Oscuro que normalmente acompañaba al holocrón se desvaneció, reemplazada por una sensación de calma y claridad que Lelouch nunca había experimentado.
—El Lado Luminoso de la Fuerza es la conexión más pura con la vida y el universo. Representa la empatía, la serenidad y la unidad. Los Jedi lo ven como la única forma correcta de usar la Fuerza, pero en su fanatismo, han olvidado que la luz, como la oscuridad, tiene sus limitaciones.
Lelouch frunció el ceño, intrigado.
—Empatía y serenidad... ¿no son solo palabras bonitas? En un mundo lleno de caos y conflicto, ¿cómo puede eso ser útil?
Revan levantó un dedo, como si corrigiera un malentendido.
—La serenidad no es pasividad. Es claridad en medio del caos. La empatía no es debilidad, sino comprensión. Al conectar con los demás, puedes influir en ellos. Y al mantener la calma, puedes pensar con claridad, incluso cuando tus enemigos están cegados por la ira.
Revan hizo un gesto con la mano, y Lelouch sintió un calor reconfortante en su pecho.
—El Lado Luminoso te enseña autocontrol, paciencia y la capacidad de sanar, tanto física como emocionalmente. Pero si lo sigues ciegamente, te conviertes en un esclavo de sus ideales, incapaz de tomar decisiones difíciles. Esa es la mayor debilidad de los Jedi.
Revan levantó la otra mano, y su tono se volvió más serio.
—El Lado Luminoso también tiene un código, el Código Jedi. Escucha, y dime qué piensas de estas palabras:
"No hay emoción, hay paz.
No hay ignorancia, hay conocimiento
No hay pasión, hay serenidad
No hay caos, hay armonía
No hay muerte, existe la Fuerza".
Lelouch reflexionó por un momento antes de hablar, sus palabras cargadas de escepticismo.
—Esas palabras suenan como una negación de todo lo que hace a una persona... humana. ¿"No hay emoción"? ¿Cómo puede alguien alcanzar la paz sin comprender sus emociones primero? ¿Cómo pueden ignorar la pasión y aún así luchar por lo que creen correcto?
Revan rió suavemente, su tono lleno de ironía.
—Esa, Lelouch, es la hipocresía de los Jedi. Pretenden suprimir sus emociones, pero cuando llega el momento de actuar, son guiados por ellas. Afirman buscar la armonía, pero su miedo al Lado Oscuro los lleva a la guerra una y otra vez.
Lelouch asintió lentamente, viendo el punto de Revan.
—¿Y qué hay de "no hay caos, hay armonía"? El caos no siempre es algo malo. Puede ser el comienzo del cambio, de algo mejor.
Revan levantó un dedo, como aprobando la observación.
—Exacto. El caos es el motor del universo. Los Jedi intentan detenerlo, mientras que los Sith lo abrazan. Pero el verdadero maestro de la Fuerza entiende que el caos y la armonía son dos caras de la misma moneda. El equilibrio no es la ausencia de conflicto, sino la capacidad de encontrar claridad en medio de él.
Lelouch frunció el ceño, su mente trabajando a toda velocidad.
—Entonces, tanto los Jedi como los Sith están equivocados. Los Jedi niegan las emociones y los conflictos, mientras que los Sith los abrazan sin control. Ambos extremos son limitantes.
Revan lo miró fijamente, su tono volviéndose más severo.
—Eso es lo que los hace débiles. El verdadero poder está en el equilibrio, Lelouch. Usar la empatía del Lado Luminoso para guiarte, y la pasión del Lado Oscuro para impulsarte. Ser maestro de ambos, pero esclavo de ninguno.
Lelouch lo miró fijamente, sus ojos llenos de determinación.
—Equilibrio... suena ideal, pero también parece imposible. ¿Cómo puedes abrazar la paz y la pasión al mismo tiempo? ¿Cómo puedes sanar mientras destruyes?
Revan asintió, reconociendo la dificultad.
—Esa es la paradoja, Lelouch. Y es lo que hace que el equilibrio sea el camino más difícil. No es un destino, sino un estado constante de lucha interna. Pero aquellos que lo logran, aquellos que dominan tanto la luz como la oscuridad, son los verdaderos maestros de la Fuerza.
Lelouch reflexionó sobre las palabras de Revan, su mente trabajando para encontrar sentido en todo. Finalmente, levantó la mirada, su tono firme.
—Entonces no aceptaré ninguna doctrina ciegamente. Ni el Lado Luminoso ni el Oscuro dictarán mi camino. Los usaré como herramientas, según mi voluntad.
Revan inclinó la cabeza, una sonrisa apenas visible bajo su máscara.
—Esa es la respuesta correcta. Forja tu propio camino, Lelouch. Esa es la verdadera libertad que la Fuerza puede ofrecer.
Lelouch miró el holocrón mientras la figura de Revan comenzaba a desvanecerse.
—Ahora que entiendes ambos lados de la Fuerza, estás listo para aprender a usarlos. Prepárate, joven aprendiz. Lo que viene pondrá a prueba no solo tu cuerpo, sino también tu espíritu.
Cuando la luz roja del holocrón se apagó, Lelouch se quedó en silencio, sus pensamientos girando en torno a lo que había aprendido. Había encontrado no solo una filosofía, sino una herramienta que podía moldear según su voluntad.
"Luz y oscuridad, ambas son mías para dominar. Y nadie decidirá mi destino más que yo."
