Wendy Marvell se sentó en su cama, se mordió el labio y siguió mirando el reloj. Estaba demasiado nerviosa. La ansiedad aumentaba porque iba a hacer algo muy atrevido. Se concentró en un punto de la pared que la rodeaba para intentar respirar profundamente.

Se estiró, la ajustada camiseta blanca que llevaba puesta se estiró sobre sus ahora crecidos pechos de mujer joven, aunque hizo un puchero al no llegar a la talla de su homóloga de Edolas. Mostraba su vientre plano. Dicho vientre subía y bajaba con la respiración. Sus pantalones cortos de jean dejaban al descubierto una buena parte de sus piernas. A Wendy le gustaba cómo se veían sus piernas y esperaba que a él también le gustara.

Un golpe en la ventana hizo que Wendy se levantara de la cama. El adolescente cruzó la habitación y abrió la ventana.

—¡Ohayo, Wendy! ¿Estás lista?

Natsu Dragneel entró en la habitación. Wendy lo miró y disfrutó de cómo su saco dejaba ver si abdomen musculoso. La peliazul se contuvo para no pasarse las manos por encima. El calor comenzó en sus mejillas y se extendió por todo su cuerpo.

—Na-Natsu-san —tartamudeo Wendy, llamando la atención del cazadragones de fuego— Como sabes, hoy es mi decimoctavo cumpleaños.

—Si, por eso estoy aquí para llevarte a la fiesta sorpresa en el grem...— dijo Natsu antes de callarse abruptamente y poner cara de panico—¡No les digas a las chicas que te dije!.

Las payasadas del pelirosa fueron suficientes para hacerla reír, haciendo que se relajara.

—Jajaja—se río la joven cazadragones, ocurriendose una idea que leyó en su colección secreta— No te preocupes Natsu-san... pero tendrás que darme mi regalo ahora mismo.

—¿Ahora? —preguntó Natsu— Lo siento, Wendy. Pero lo deje en el gremio y...

Wendy fue rápida y, antes de volver a acordarse, lo abrazo, o mejor dicho, presionó su cuerpo recién madurado, especialmente froto sus caderas contra las de él. Natsu intentó pensar en algo más que la tentación que tenía frente a él. La tentadora apenas legal se apartó de Natsu y se acomodó la camisa. Esta se colocó de golpe sobre sus pechos. Natsu intentó no mirar si Wendy llevaba sujetador debajo de la camisa. Sus caderas se movieron un poco cuando lo miró.

—No te preocupes Natsu-san— dijo Wendy —Me trajiste el mejor regalo de todos... a ti... y-y e-esto— extendió la mano para apretar la entrepierna del joven, lo que provocó que el cazadragones saltara un poco hacia atrás.

—Wendy, ¿Segura que estás bien? —preguntó Natsu, realmente nervioso por este cambio de comportamiento de su inocente "hermanita".

—Estoy en celo —admitio Wendy con un sonrojo— Llevo meses sintiéndolo... y quiero que mi primera vez sea con alguien en quien confie— dijo mirándolo con un infinito anhelo y una sonrisa amorosa— Tiene que ser contigo, Natsu-san.

Wendy arrincono a Natsu contra la pared.

—Pe-pero yo te veo como mi hermanita— dijo Natsu, intentando escaparse.

Wendy se incorporó con un tierno puchero y echó las manos hacia atrás.

—Eso me gustaba cuando tenía doce. Pero he crecido, ya no soy esa niña pequeña... soy una mujer.

Ella extendió la mano y le puso las manos en el camino. Natsu no hizo ningún movimiento para corregirlo. El olor a dragona en celo que llevaba estaba empezando a afectar sus sentidos.

—Yo soy mucho mayor...

—Solo son cinco años, Natsu-san —lo corto Wendy y se inclinó hacia él, acariciando su pecho musculoso.

Natsu le apartó sus manos y las sujetó. Ella lo miró con un deseo ardiente en sus ojos. Natsu se dio cuenta de cuánto deseo estallaba en esos ojos hacia él.

—No es justo que Lucy-san, Erza-san, Cana-san, Lisanna-san y las otras te monopolicen— dijo Wendy, cada vez más parecida a Juvia, según él pelirosa— Por favor, Natsu-san... no me dejes plantada en mi cumpleaños.

Wendy se apartó de él y se dirigió a la cama. Se recostó en la cama, la tela de su camisa se estiró una vez más sobre su alegre pecho. Natsu la miró. Lindos pechos alegres, un rostro hermoso, un vientre plano, lindas caderas y piernas largas. Sin duda Wendy había florecido para convertirse en una belleza.

Ella se metió un dedo en la boca y Natsu observó sus labios.

—Natsu-san... ¿Soy bonita? —preguntó Wendy con fingida inocencia.

—Eres muy hermosa, Wendy —dijo Natsu, solo para verla pasar su dedo con saliva por sus labios rosados y besables.

—¿Me darías un beso, Natsu-san? Por favor, bésame una vez, por favor, por favor, con dulzura.

Natsu la miró y vio que hacía pucheros tan tiernos como sexys, una mezcla completamente peligrosa e injusta. El cazadragones de fuego se acercó a la cama y tomó a Wendy en sus brazos. Su cuerpo se sentía muy bien presionado contra el suyo. Se acercó y le dio a Wendy un beso muy apasionado que hizo que todos los sueños de la joven se hicieran realidad a la vez.

La mujer, de dieciocho años, apenas legal desde hacía unas horas, respiró de emoción por el beso. Realmente podía besarla y sacudir su mundo. Sus entrañas se calentaron cuando Natsu la empujó sobre la cama. El beso continuó cuando Natsu exploró su cuerpo, el cuerpo de Wendy. Ella pensó que podía morir allí mismo y ser placentera. El cálido cuerpo de Natsu arriba de ella le hacía sentir bien. Sus pezones sobresalían por debajo de su camisa.

Wendy tiró del saco de Natsu y dejó al descubierto todo su musculoso pecho. Tocó el borde de los músculos y probó los duros que eran, sintiendo como sus instintos de dragona confirmaban que este era un macho apto para procrear con ella. Una linda sonrisa apareció en el rostro de Wendy mientras más frotaba sus manos sobre él. Le bajó los pantalones y casi jadeó cuando lo vio.

—Entonces, ¿Decepcionada? —la burló Natsu.

Apareció una gran verga que superaba todos los sueños más traviesos de Wendy. La chica pasó nerviosamente las manos sobre el trozo de carne. Podía sentirlo latir en su mano. Wendy se inclinó, sacó la lengua y probó las aguas. Descubrió que disfrutaba de su sabor.

—Tómate tu tiempo— dijo Natsu —Estoy seguro que no empezarán sin la cumpleañera.

Wendy, por primera vez, realmente no le importaba dejar esperando a sus amigos que fueron tan conciderados en hacerle una fiesta.

"Lo siento amigos" pensó mientras se metió unos centímetros en la boca "Pero, Natsu-san y yo tenemos nuestra propia fiesta privada"

Se atrevió a empujar más el miembro hacia su garganta, pero se atragantó. Tomar tanta de una vez no era una buena idea. Natsu le guió suavemente la nuca y ella chupó la mitad de su miembro. La otra mitad la frotó con las manos... podía sentirlo latir.

—Lo siento— dijo Wendy, timidamente —No puedo... no sé cómo la gente puede hacerlo tan fácilmente.

—La práctica hace al maestro— dijo Natsu, consolando a la joven — Ahora me toca a mi.

Natsu la agarró y ella se sonrojó al entender lo que el quería hacer. La cazadragones, que apenas era mayor de edad, se sacó la camiseta por la cabeza. Sus alegres tetas aparecieron frente a Natsu. Obviamente, no eran los pechos más grandes de Earthland, pero eran muy respetables para su figura. Lentamente se bajó los pantalones cortos para revelar un par de bragas blancas debajo.

—Permítame.

La peliazul asintió, su cuerpo rogaba por que él lo tocara un poco más. Le bajó las bragas. Wendy se afeitó de antemano, preparándose para esto. Su coño solo tenía una pequeña tira de pelo. La joven se acostó en la cama, con Natsu encima de ella. El hombre acarició su joven cuerpo con besos.

La tentadora apenas legal que estaba debajo de él se retorcía en la cama. Peter se acercó a ella y besó su ombligo plano. El cuerpo de Wendy se hizo más caliente debajo de él cuando Natsu la besó un par de veces más. El cazadragones de fuego se acercó más y presionó su lengua contra su raja, lamiendo sus jugos. Wendy se estiró para sujetar a Natsu por la cabeza. Sus muslos seguían bombeando alrededor de su cabeza. Él lamía los jugos. Una presa se rompió en Wendy y ella chorreó jugos por todo su rostro. La joven maga jadeó y levantó las caderas antes de dejarlas caer sobre la cama. Todo su cuerpo nadaba con calor fundido. Cuanto más la tocaba, más la saboreaba, más deseaba.

"¡Natsu-san me está comiendo! ¡Soy tan feliz!" vitoreó la peliazul en su mente.

Lo único que salió de la boca de Wendy fueron unos gemidos muy suaves y muy quejumbrosos. Natsu ejerció su magia con su lengua contra ella. Hizo que sus jugos salieran a chorros y fueran succionados por Natsu. Él se apartó de Wendy y ella respiró profundamente en la cama. Wendy apenas podía creer que se sintiera tan bien. Sus muslos se separaron ligeramente mientras sabía que solo había una cosa mejor que ser devorada por Natsu.

—Te quiero —le dijo Wendy tímidamente pero con firmeza.

—¿Estás segura?— le pregunto Natsu a la joven.

—Sí —dijo Wendy, sonriendo— Estoy segura.

Wendy levantó las caderas de la cama y se acarició el cuerpo. Sus manos se posaron sobre su coño. Natsu vio lo húmeda y apretado que estaba. Su verga palpitaba ante la idea de tomar su coño virgen, dándole la primera experiencia sexual con un hombre.

—Por favor, Natsu-san, te necesito dentro de mí —le rogó Wendy.

La verga dura de Natsu golpeó contra la firme piel del estómago de ella. Se movió hacia abajo contra la abertura húmeda. El cazadragones de fuego lo acomodó, empujando su cuerpo musculoso contra su cuerpo núbil. Wendy se abrió lo más que pudo para permitirle entrometerse en ella.

—Esto puede doler —le advirtió Natsu.

—Hazlo, confío en tí —dijo Wendy.

Natsu le abrió los labios y se deslizó dentro de ella. Golpeó y atravesó su barrera. Por instinto, Wendy levantó la cabeza y agarró el hombro de Natsu con los dientes para morderlo. Natsu se introdujo en ella y salió completamente de ella. Siguieron dos embestidas lentas, con Natsu penetrando la reacción de la joven y sexy cazadragones del cielo debajo de él. Las caderas de ella lo impulsaron a recibir más de Natsu dentro de ella.

—Natsu, por favor — rogó Wendy— Por favor.

Sus cálidos cuerpos se conectaron entre sí y Natsu empujó a Wendy hacia abajo sobre la cama. Wendy movió las caderas hacia arriba por completo. Un gemido de deseo salió de su boca cuando Natsu estiró lentamente su coño. Sus embestidas se volvieron un poco más firmes y se aceleraron un poco. Ella levantó las piernas y colocó una sobre sus muslos para alentarlo. Los dos se inclinaron hacia un lado.

Natsu olvidó lo apretados que podían ser las virgenes. Había pasado mucho tiempo desde que había estado dentro de un coño virgen. Esas cálidas paredes se ajustaban alrededor de Natsu como un guante resbaladizo. Ahora que el dolor inicial había pasado, Wendy levantó las caderas, experimentando nerviosamente. Natsu se empujó tanto como se atrevió a entrar en terrenos desconocidos. Lentamente rozó el cuerpo de Wendy, asegurándose de que su joven mente registrara y apreciara cada toque que le daba a través de este experimento.

—¿Eso se siente bien?.

La besó en el costado de la oreja y le chupó el lóbulo. Los ojos de Wendy se apagaron con un jadeo de placer que le hacía latir con fuerza su corazon. Natsu aceleró un poco el paso. El cálido cuerpo nubil debajo de él se sentía realmente bien. Natsu guió suavemente a la chica a través del primer orgasmo que había sentido en su vida, al menos con una verga dentro de ella. Wendy se agarró a su espalda para aferrarse mientras sus paredes internas se apretaban y ordeñaban la hombría entrante de Natsu.

Su coño estaba tan apretado que llenaba a Wendy por completo. Cada centímetro palpitante de Naysu tocaba. Su miembro viril deslizándose entre sus paredes húmedas hizo que Wendy se sintiera muy bien. Todo su cuerpo se estremeció por el orgasmo. El placer continuó recorriendo su cuerpo mientras Natsu seguía aumentando su disfrute, haciendo que ella viera estrellas por el placer.

Wendy jadeó cuando disfrutó del siguiente orgasmo. Natsu realmente atormentó su cuerpo de una manera muy buena. Wendy se tensó hacia adelante y hacia atrás contra él. Sus paredes empujaron contra su verga. Ella jadeó cuando esas bolas pesadas la golpearon y dejaron marcas en todos sus nalgas.

"Apropiado, he sido una chica MUY mala" pensaba Wendy en una nube de lujuria.

—Wendy, te sientes muy bien —dijo Natsu— ¿Lo estás disfrutando?.

—Mucho… me encanta —jadeó Wendy— ¡Oh, Natsu-san!.

Ella gritó el nombre de su amor platónico cuando él enterró la mayor parte de su vara dentro de ella. Solo una parte de su verga estaba dentro de ella. Wendy esperaba que con mucha práctica todo resultara mucho más fácil. Se apretó a su alrededor y lo bombeó. Wendy cerró los ojos y respiró profundamente. Natsu disfrutaba de los jugos que fluían contra la intrusión en el estrecho agujero de la peliazul. Los jadeos que emitía con cada toque hicieron que Natsu solo plantara su dura longitud en su estrecho agujero aún más.

—Me estoy acercando— dijo Natsu —¿Quieres que…?.

—Dentro de mí, es un dia seguro... confía en mí— mintió Wendy, desesperada por un lindo pastel de crema dentro de ella.

Además... no había otro hombre con quién ella quisiera hacer una familia. Wendy le dio a Natsu una sonrisa amorosa. Sus dedos presionaron contra su espalda baja cuando los dos se encontraron. Cadera con cadera, caricia con caricia, ambos amantes se conectaron entre sí.

—Sí, Wendy, confío en ti —dijo Natsu—. No voy a aguantar ni una vez más.

—Conmigo, por favor —suplico Wendy.

No tuvo que esperar mucho más para que su coño se apretara. El orgasmo que hizo temblar el cuerpo llenó a Wendy. Se levantó de la cama y tomó todo lo que pudo de Natsu dentro de ella. Sus paredes se estiraron y luego volvieron a cerrarse alrededor de él. Las bolas de Natsu se tensaron. Sabía que su orgasmo estaba a punto de llegar. Se introdujo en Wendy lo más que pudo y le disparó su esencia. El semen espeso y caliente salpico su útero desprotegido. Wendy lo ordeño y sintió más semen del que su coño podía soportar, causando que su vientre plano se estiro para almacenar más de la semilla viril, pero no fue suficiente. El semen pegajoso se desbordó del coño de Wendy.

Natsu la sujetó y la empujó dentro de ella. Cada caída y cada gota arrojaban más semen al centro que brotaba hasta que finalmente vació sus bolas por completo dentro de la cumpleañera, mientras Wendy empujó sus caderas contra él y ordeñaba más de la crema varonil dentro de ella.

Ageno para el pelirosa, la peliazul casi podía sentir como sus óvulos fértiles eran fertilizados... sus instintos reproductivos de dragón se lo decían. Cuando los dos se separaron y Wendy cayó sobre la cama, ella acarició su vientre con una sonrisa cansada. Aun así, una cosa se le pasó por la cabeza.

"El mejor cumpleaños de todos".


—Moh, porque tardarán tanto— se preguntaba una evidentemente embarazada Lisanna.

—Si, ya deberían estar de vuelta— coincidió Lucy, en el mismo estado que ella.

—Oh, ¿no es obvio?— se burló con picardía una sorprendentemente sobria Cana. Ni siquiera ella bebería durante el embarazo — Nuestra pequeña Wendy debió querer el pastel antes de la fiesta.

—¿¡Que!?— rugio una Erza embarazada y con cambio de humor constante — ¿¡Natsu pico la tarta antes de tiempo!?.

—No, no Erza— la calmo Mira —Cana se refiere a otro tipo de "pastel"... uno con mucha, mucha crema— decía Mirajane con cara sonrojada y acariciando su mejilla, y su vientre hinchado.

Poco a poco, la realización llegó a cada una de las integrantes del harem de Natsu. Cada una abrió los ojos como platos o se cubrió la boca en sorpresa.

—... Cana, ¿que fue lo que hiciste?— le pregunto temerosa Lucy a la morena alcohólica.

—Evidentemente, me asegure que Wendy tenga el mejor cumpleaños de su vida — dijo sonriendo y guiñando un ojo.

—Mmph, será mejor que nos preparemos para recibir a otra hermana más~— canturreo una Erza ahora feliz, encantada con tener una gran familia feliz.

Una por una, las chicas solo se encogieron los hombros. Realmente ya deberían estar más que acostumbradas a que su novio atrajera todo lo que tuviera faldas.