Con amabilidad, Sherry sirvió tres vasos de agua en la mesa de centro, y se colocó lejos de la sala, dejando a Jill y Jake relativamente solos, pero a una distancia prudente para interferir en caso de que el chico perdiera el control con algún arranque de ira, mismos a los que ya se había acostumbrado.
—Bueno, pues, comienza si no quieres perder el tiempo —lanzó Jake mientras agarraba el vaso de agua y la miraba con aires de retarla.
Jill notó las intenciones del chico, dio una sonrisa cínica y tras dar un lento trago a su vaso, tan lento para hacerlo exasperar, comenzó a hablar.
—Antes que nada, no te conviene retarme, porque tengo las respuestas que tanto quieres.
Esta respuesta hizo ver en la mujer un aire ligeramente ególatra, pero rápidamente pudo percibir que era una fachada y que Jill no era así.
—Continúa, pues.
—De 1999 a los 2000, después del incidente de la mansión que te platicamos, seguimos trabajando hasta que en Rusia derrocamos a Umbrella en 2003 y sus acciones cayeron, pero no fue suficiente porque 'tu papi' seguía pateándonos en las bolas.
La mención de Wesker como 'su padre' lo irritaba aún más, pero sabía que no podía hacer nada para evitarlo, porque según lo que sabía, estaba en presencia de la víctima más importante de él.
El resentimiento tomaba la boca de Jill y hablaba por ella, por lo que intentó no tomarlo personal tanto como pudo.
Pero era difícil, porque la mujer se llevó otro trago a la boca.
—Pero en 2006... —y ahí, notó que se le empezaba a quebrar la voz.
—Habla ¡¿Qué pasó?! —exigió Jake, quien rápidamente fue reprendido por Sherry en la barra de la cocina.
—Fui a un operativo con Chris para arrestar a Oswell Spencer, el fundador de Umbrella que quedaba con vida, y tras ir a una mansión casi igual a la de 1998, encontramos que Wesker lo había asesinado, y aprovechamos para intentar hacer nuestro trabajo con él —comenzó a explicar con la mirada perdida —era imbatible, se movía a velocidades inhumanas, esquivaba las balas como si fueran lo mas lento que veía y nuestra fuerza no era suficiente para detenerlo, y ahí fue cuando él casi mató a Chris al agarrarlo del cuello, y yo... no pude resistirlo, y lo tacleé para caer a un abismo con él.
—¡¿Sobreviviste a mi padre?! —preguntó Jake sorprendido, aún más de lo que se sorprendió cuando supo que Chris lo había matado.
Jill quedó en silencio, volvió a tomar otro trago de agua, mientras deseaba que fuera vodka.
—Me mató en vida —sentenció —caímos y de algún modo logró hacerme sobrevivir.
—Fue cuando te declararon muerta —interrumpió Sherry al otro lado —Claire fue a tu funeral —explicó sorprendida.
—Supongo que sí, pero mientras todo eso pasaba, Wesker decidió investigarme para usarme como un arma biológica, y analizó mi sangre, la que usó para crear y perfeccionar un virus.
—¿Eso fue todo? —preguntó Jake ligeramente decepcionado, pero intrigado.
—El virus que desarrolló no duraba tanto tiempo en mi cuerpo, y cuando vio que el virus que traigo adentro me defendía de todo, decidió que era buena idea implementarme un químico llamado P30 para volverme su marioneta asesina personal.
—¿Qué? —preguntó Sherry al otro lado, Jake seguía silencioso, procesando lo que escuchaba.
—Pasé tres años de mi vida haciendo trabajos sucios de asesinato y encomiendas para Wesker sin poder protestar ni usar mi cuerpo a mi voluntad. Solo podía hacer lo que él me ordenara.
Las palabras se sintieron liberadoras, pero la regresaban al recuerdo, a su propia prisión.
—Jake, si no quería hablar contigo, era porque hablar de cómo me convirtió en un arma biológica es lo más difícil que pudo pasarme en la vida. No debió ocurrir, jamás debió ocurrir.
El chico quedó impávido, pero con una expresión tranquila, a pesar de que por dentro maldecía con todas sus fuerzas a Albert Wesker.
—¿Cómo sobreviviste a algo así? —preguntó Jake aún más molesto, no sabía qué era más irritante, si la actitud cínica de Jill o la historia por sí misma.
—Chris me encontró en África, Wesker me ordenó matarlo a él y a su compañera en esa división y lo intenté con todas mis fuerzas. Sometí a Chris, casi le arranqué el brazo, y a su compañera... era una aliada e hice todo por... por matarla... contra mis propios deseos. El dispositivo que me inyectaba ese químico fue removido por Chris, pero le costó trabajo, yo estaba incontrolable, y finalmente pude alcanzarlo para darle el golpe final a Wesker. Su muerte me liberó.
Jake, con la frustración a flor de piel, se agarró la cabeza con las manos de tal manera que Sherry tuvo que acercarse a intervenir.
Un grito desgarrador salió de la garganta del chico, un grito cargado de enojo y dolor, un dolor que le causaba el haber sido engendrado por alguien que fue capaz de violar la calidad de vida de una persona a quien antes engañó para que creyera en él y le diera su lealtad.
De inmediato, regresaron sus recuerdos de aquella misión en la que confió en su jefe, quien terminó por traicionarlo.
—¡Jake! —exclamó Sherry mientras se colocaba a su lado y le tomaba la mano.
—Mi presencia aquí ya no tiene sentido —contestó Jill guardando distancia —espero que lo que te dije te ayude en lo que sea que estás buscando.
En ese momento, Jill salió del departamento, dejando a un destrozado Jake y a una inquieta Sherry solos, acompañados únicamente por el sonido de las lágrimas rabiosas del chico.
Cerró la puerta detrás de ella y respiró con calma mientras le corrían lágrimas pesadas por los pómulos.
—Lo que sea que esté pasando ahí, ya no me corresponde —repitió varias veces en voz alta mientras se llevaba una mano temblorosa al pecho y buscaba dar los pasos necesarios para llegar a su automóvil y gritar al volante, lo que hizo apenas recordó que omitió varios hechos, como a las personas que tuvo que torturar y matar.
Sin embargo, al ver cómo reaccionó el joven tras sus palabras, las que no habían sido muchas, pensó que eso era lo mejor, comenzó a divagar en cómo sus demás historias pudieron haber acabado mentalmente con ese joven, a quien inmediatamente logró separar del recuerdo de Wesker. Y la pena que nació por él empezó a corroerle los huesos.
—Creo que es mejor que... lo asimiles solo —dijo Sherry apenas notó que las lágrimas del joven no dejaban de fluir —esto es raro...
—No te vayas —pidió vulnerable mientras le agarraba la mano con fuerza y la mirada vacía.
—No lo haré —respondió mientras lo abrazaba de nuevo por el pecho.
Entonces, recibió una llamada de Claire.
—Birkin —contestó al teléfono, entonces distinguió la voz de su amiga —sí, estuvo aquí.
—¡¿Y qué pasó?! Llegó a la base alterada —preguntó Claire curiosa y preocupada.
—Al fin habló —contestó secamente, el ánimo se le había ido por los suelos al ver a Jake aún desanimado, en una vulnerabilidad que le parecía nueva, y triste —y los archivos no hacen ni un gramo de justicia.
—Me imagino...
—No le contó todo, se vio en su cara —respondió Sherry —omitió hablar de la cuarentena.
—Supongo que fue mejor así.
—Eso creo. Claire ¿podemos hablar en otro momento? Las cosas no están muy bien acá.
—Sí, te dejo. Buena suerte.
—Bien.
Colgaron la llamada, y entonces, Sherry se dedicó todo el tiempo a Jake, quien la miró directamente, y le preguntó por la cuarentena de la que habló.
—Jill, cuando regresó, fue sometida a una cuarentena de 5 años para verificar que ese virus no siguiera en su cuerpo. La Unidad de Apoyo Operativo sigue a detalle cualquier operativo de la B.S.A.A. y otras corporaciones del estilo.
—Soy hijo de quien le jodió la vida a esa mujer, no la culparía a ella ni a nadie por odiarme en consecuencia —exclamó —¿y tú crees que ser su hijo no me va a perseguir por siempre?
—Tú decides si eso te persigue o no —contestó ella con sequedad —pero en lo que a mí respecta, tienes dos opciones, o te quedas aquí a compadecerte de ti mismo, o usas lo que aprendes de todo esto para decidir ser mejor como lo has hecho en todo este tiempo.
Sherry se levantó para poder tomar un vaso de agua que había dejado en la barra de la cocina, mientras que Jake se incorporó en el sillón, aún molesto por las revelaciones del día.
—¿Crees que me haya contado todo? —preguntó a Sherry, quien lo miró desde el otro lado.
—Jake... ya no importa —le sentenció con ternura, con tranquilidad —ya fueron 12 años de eso, ¿y qué va a pasar si te enteraras de los homicidios que cometió en ese estado? Te enojarías más ¿y eso en qué te ayudaría?
—Yo quería saber... quería entender...
—¿Quieres que le hable a Chris para que te cuente cómo lo mató?
Jake quedó pensativo, y tras el encontronazo con Jill, ahora sí se cuestionó si de verdad estaba listo para escuchar el fin de la historia, y rápidamente dijo:
—Solo si eso significa que el caos se acabó.
—No fue así —comenzó a contar Sherry —la Unidad de Apoyo Operativo tiene mucho trabajo gracias a él. Wesker traficó por muchos años con distintos virus y se los dio a muchas compañías y al mercado negro. Gracias a él este problema se volvió endémico, casi imposible de erradicar.
—¿Casi?
—Hacemos lo que podemos, Jake...
—Entonces que viviera o muriera daba igual —contestó receloso.
—No. Cuando murió, según lo que datan los archivos de la B.S.A.A. se inoculó su propio virus para destruir el mundo y ser una especie de dios. Había enloquecido, y se hizo un monstruo grande e irreconocible, matarlo era prioridad —dijo ligeramente triste, sabiendo que las palabras no iban a ayudarle en nada a su amigo.
—Genial —contestó irónicamente.
—Necesitas tu tiempo —dijo Sherry mientras se dirigía a la puerta de su cuarto —esto es algo que tienes que procesar solo, lo sé. Ya estuve ahí.
La joven se encerró y dejó a Jake en la sala de su casa en espera de que no se quedara rumiando sus pensamientos.
Y justo como lo había pensado, el chico salió del departamento para dar la vuelta a quien sabe que lugar en espera de reflexionar lo que había escuchado.
