En la vasta oscuridad del espacio, la Colonia Espacial Genos brillaba como un faro de esperanza para algunos, pero para otros, como Duo Maxwell, era una prisión. Las estructuras metálicas del asentamiento eran un laberinto de pasillos oscuros y espacios angostos, donde el eco de las betas se mezclaba con el murmullo de las máquinas estropeadas y los susurros de los habitantes desesperados. Duo, con su larga cabellera castaña amarrada en una trenza y su mirada perdida, caminaba por uno de esos pasillos, su mente atrapada en un torbellino de deudas.
—¡Maldición! —exclamó, golpeando la pared con los nudillos
El sonido sordo resonó, pero nadie prestó atención. Cada rostro que pasaba era una historia de lucha, pero él solo podía pensar en cómo había llegado a este punto. La adicción a las apuestas lo había consumido, y ahora estaba al borde de perderlo todo.
—¡Duo! —Una voz familiar interrumpió su tormento
Era Hilde, una amiga de la infancia que había intentado, sin éxito, sacarlo de su espiral descendente. Su cabello corto y azul contrastaba con el gris opaco de las paredes.
—¿Sigues pensando en esa última jugada? No vale la pena—.
—¿Y qué más tengo? —respondió Duo, su tono era desafiante pero lleno de frustración
Hilde suspiró, cruzándose de brazos.
—Podrías intentar buscar un trabajo, algo que no implique arriesgarlo todo
—¿Y ser un esclavo de esta colonia? No gracias
—Bueno entonces ¿qué piensas hacer? —preguntó la chica
Duo no respondió, no tenía un maldito plan B, nada que lo pudiera sacar del hoyo en que se había metido. Los amigos caminaron rumbo a los dormitorios, se encontraban en alas opuestas, pero estuvieron juntos hasta la entrada, donde sus caminos se bifurcaban.
—Oye mira —señaló Hilde un letrero en la tabla de anuncios
"Se busca persona para entrar a un programa de investigación sobre portales interdimensionales, requisitos: Ser hombre, entre 20 y 30 años, saludable y discreto, se compartirá información confidencial. Excelente paga"
—Vaya, estoy intrigada ¿de qué tratará?
—No tengo idea, pero dice que pagan bien, soy hombre y tengo 26 años, encajo —respondió feliz, parecía que sus problemas pronto estarían resueltos
—Bien, estás saludable, pero no eres discreto —expresó divertida
—Aprenderé a serlo, con tal de ganar dinero
—Oye pero ¿quién ofrece esto? seguro se trata de una broma —dijo Hilde confundida— ¿Portales interdimensionales? Si fuera posible, podríamos salir de esta inmunda colonia sin tanto papeleo
—¿Broma? —pensó Duo en voz alta— Ah mira, si dice quién hace la oferta, un tal Quatre Raberba Winner
—¿Qué? A ver —al oír ese nombre la chica estiró el rostro para ver bien porque la letra era pequeña, corroboró el nombre
—¿Qué sucede? ¿Le conoces? —preguntó intrigado
—No en persona —dijo la chica— Pero lo conocen como un científico loco
—¿Qué? —cuestionó él, sintiendo curiosidad pero burlándose— Vamos, eso no existe
—Vaya que existe —expresó ella— Lo corrieron de la Universidad
—¿Por qué? —miró intrigado a la chica
—Estaba haciendo un estudio extraño, sobre sexualidad, quiso involucrar estudiantes, pero aunque eran mayores de edad, tenía ideas raras
—¿Cómo qué tipo de ideas?
—No lo sé —contestó despreocupada— La nota no daba más detalles
Duo miró el cartel detenidamente, pensando en lo que su amiga le dijo, pero también pensaba en sus deudas, los matones a quienes les debía no eran cualquier cosa, aunque no le importaba mucho él, estaba preocupado por sus "hermanos", los chicos del orfanato donde había crecido.
—Iré, me postularé —dijo decidido
—No vayas por favor, debe ser peligroso —insistió la chica— No sabes en qué te estás metiendo.
—¿Qué más tengo que perder? —su mirada se endureció, el desafío brillaba en sus ojos. —Si no arriesgo, nunca ganaré—.
Mientras se alejaba, sintió el peso de la decisión. La idea de enfrentar algo desconocido, algo que podía ser tanto su salvación como su perdición, lo atraía como un imán.
Unas horas después, Duo se encontraba frente a una puerta desgastada, marcada con símbolos extraños que apenas podía descifrar. La luz parpadeante de un letrero en la parte superior decía "Laboratorios Gundam". Se tomó un momento para respirar, apretando los puños a los lados.
Empujó la puerta, que chirrió en protesta, revelando un espacio desordenado lleno de cables, pantallas y frascos de líquidos de colores llamativos. En el centro, un joven rubio con gafas de protección se movía de un lado a otro, rodeado de un caos organizado que parecía más un laboratorio de locos que un espacio científico.
—¡Ah! ¡Un visitante! —exclamó Quatre, dejando caer un frasco al suelo.
El sonido de cristal rompiéndose resonó en el aire.
—¿Eres Quatre? —preguntó Duo, intentando ignorar el desorden que lo rodeaba. —He oído que buscas un conejillo de indias— Fue directo
—¡Exactamente! Pero no cualquiera, necesito alguien con agallas, alguien que esté dispuesto a arriesgarlo todo
Quatre se acercó, sus ojos brillaban con una mezcla de locura y genialidad. Miró fijo a Duo y asombrado se quitó las gafas, tirándolas al suelo de inmediato.
—¡Eres tú! —expresó con emoción— Puedo verlo en tus ojos —rio de forma hilarante
Duo sintió una mezcla de emoción y miedo, ahora podía entender a su amiga, ese tipo estaba loco. Aunque al inicio lo imaginó como un señor extravagante, ahora veía que en realidad era joven, parecía de su edad.
—Pues eso espero ¿Hay audición?
—¡Para nada! Encontré a mi hombre —volvió a reír— Bueno, mi convocatoria estaba ahí desde hace meses y eres el primero en venir
Quatre lo llevó al interior del laboratorio, pasaron por algunas mesas llenas de artefactos dudosos y fórmulas que lanzaban vapores extraños. Duo sintió incomodidad, ya no sabía si era buena idea, sin embargo lo siguió.
Llegaron al fondo y el rubio abrió una puerta que estaba asegurada con lector de su retina derecha. El ciéntifico lo invitó a pasar y él fue detrás. Un sitio frío debido a las paredes metálicas, llegaron hasta el final del pasillo y frente a ellos se encontraron con una sala enorme, separada en dos por un cristal que abarcaba de arriba hacia abajo y de derecha a izquierda.
Del otro lado, un cuarto vacío salvo una enorme máquina en la esquina, parecía sacada de un cuento de ficción de bajo presupuesto, una especie de cabina mal hecha que para nada infundía respeto. Duo se burló en silencio, seguro era un montón de chatarra, pero como ese tipo estaba loco, tal vez creía que de verdad servía para traer seres de otras dimensiones.
—Este es mi último invento: la Máquina Dimensional. Puede abrir portales a otros mundos. ¡Imagínate las posibilidades! Traer otros seres para investigarlos
Quatre extendió los brazos a los lados, sintiendo un júbilo extremo, miraba hacia el techo y sus ojos brillaban.
—¿Investigar otros seres? —Duo frunció el ceño, sintiendo un escalofrío recorrerle la espalda. —¿Qué tipo de investigación?
—Cualquier tipo —expresó con ojos muy abiertos
La mente de Duo giraba. La idea de salir de sus deudas, de ganar algo más que solo créditos, era tentadora. Pero el riesgo era palpable, seguramente ese loco haría experimentos con él y luego trataría de convertirlo en algo extraño, porque era obvio que no podría traer otros seres, buscaba a alguien para convertirlo en uno.
—Oye pero ¿de verdad sirve esa cosa?
—¡No la llames cosa! Es mi bebé —espetó con mirada colérica
Duo enarcó una ceja, que reacción tan extraña. El científico después comenzó a reír, cuando se calmó, miró la máquina con devoción.
—Te mostraré —sonrió de oreja a oreja
Se acercó al tablero que se mostraba ante ellos desde ese lado del cristal y luego lo encendió, comenzó a zumbir, y luces de colores comenzaron a activarse aquí y allá, la máquina del otro lado también vibró. Duo miró las manos de Quatre, se movían por todos los botones, como si ajustara coordenadas o algo.
—Charlatán —susurró el chico, confundido y un poco asustado— ¿Qué puede salir de ahí? —preguntó cuando el humo salió por todas partes dentro de la cabina
—¡No lo sé! ¡Nada, todo, lo que sea! —gritó de vuelta, riendo con locura.
Duo cerró los ojos, una mezcla de terror y emoción lo invadía. En ese momento, el zumbido se intensificó, y un destello de luz salió desde el interior de la máquina.
La oscuridad lo tragó y, cuando Duo abrió los ojos nuevamente, el humo llenaba todo del otro lado y no podía ver nada.
—Esa cosa inservible debió haberse quemado —pensó con diversión
De repente, un crujido resonó en el silencio, a través del humo, algo golpeó contra el cristal, Duo miró con horror.
Un par de ojos brillantes como dos faroles rojos se asomaron. La criatura se deslizó hacia adelante, estaba distorsionada y retorcida tomando forma cuando el humo comenzó a disiparse. Y entonces, la criatura emergió, un ser de pesadilla, con ojos que brillaban como brasas y una forma que desafiaba toda comprensión.
De repente, un grito desgarrador resonó en el laboratorio, un eco que parecía venir de las profundidades mismas del infierno. Finalmente Duo lo comprendió, la línea entre el conocimiento y el horror se había desdibujado, trayendo consigo una abominación inimaginable.
—¿Qué demonios? —balbuceó perplejo
Mientras él intentaba razonar lo que sucedía, Quatre reía con emoción.
—Bienvenida mi hermosa criatura —expresó con cariño— Pero ahora no te necesito, solo era una prueba
Tan pronto como llegó esa cosa, el científico la hizo desaparecer, la puerta de la máquina la tragó de repente y de ese lado de la cabina, parecía que nada había sucedido, pero Duo sabía que sí, que esa cosa funcionaba y él estaba aterrado.
—¿Sabes? Creo que yo mejor
—50 mil dólares por cada sesión —interrumpió el rubio
—¿Qué?
Los ojos de Duo se abrieron más con sorpresa, eso sonaba jugoso, no era toda su deuda, pero podía saldarla pronto y también ayudar al orfanato, donde la vestimenta era escasa, la comida mala y las medicinas inexistentes.
—Pero ¿En qué consiste? —preguntó intrigado
Quatre rio emocionado, se acercó a él y rodeó sus hombros con un brazo, hablando en voz baja, como si su secreto pudiera ser oído por alguien más.
—Es un estudio sobre sexualidad
—¿Qué? —cuestionó confundido, recordando la historia de Hilde— ¿Y qué tiene que ver con?
De pronto, Duo se calló, las palabras se ahogaron en su garganta y un escalofrío recorrió su espalda, si era lo que se estaba imaginando, sin duda ese tipo estaba más que loco, era un desquiciado.
—Oh no, claro que no —dijo con horror— Estás demente
—No, para nada —sonrió más amplio, mostrando casi todos sus dientes
Duo tragó saliva, tenía que correr, escapar de ahí lo más pronto posible.
—Por favor, tengo años queriendo probar mis teorías
—Pruébalas en ti —espetó enojado, si tanto le interesaba aquella abominación, que él mismo fuera el conejillo de indias
—No puedo —dijo con tristeza— Necesito observar, hacer anotaciones, sacar conclusiones, necesito un sujeto de prueba
—Pues entonces ese no soy yo
Indignado por haber caído en semejante bodrio de locura, Duo le dio la espalda y avanzó hacia la puerta.
—No te vayas —suplicó— Te daré 100 mil
Al oír que subía la oferta, Duo se detuvo, pensando en todo lo que implicaba aceptar eso, pero ahora lo consideró de verdad, sabiendo que haría algo asqueroso e indignante. Tragó saliva y su cuerpo tembló, mezcla de miedo y expectativa. Volteó de nuevo hacia atrás.
—¿En qué consiste? Explícame los detalles
—Hermoso, definitivamente hermoso —expresó con júbilo
—Ve al grano, ya
—He estado trabajando en investigaciones sobre la sexualidad en las personas, pero me aburrí, siempre llegaba a las mismas vanas conclusiones, la motivación humana era vacía, así que se me ocurrió una genial idea ¿Qué pasaría si esas personas estuvieran no ante otros semejantes, si no a lo desconocido? ¿Su motivación sería la misma?
—Maldito loco —pensó Duo con asco
—Pero luego pensé, que aburrido, muy aburrido, así que mejor me dije, Quatre, ve más allá —sonrió con emoción— No enfoques tu estudio en los aburridos seres humanos, enfócate en las criaturas ¿Perciben el sexo como nosotros? ¿Qué resultaría de hacer que humanos y seres no humanos se relacionaran sexualmente? Así surgió todo
—¿Y ya has probado?
—No, nunca —dijo con tristeza
—¿Y cómo sabes que alguna de esas cosas no va a comerme?
—Sencillamente no lo sé —rio a carcajadas
—¿Y sí me come a la primera? ¿De qué servirá? —espetó enojado
—Daré ese dinero a dónde me indiques y luego buscaré otro conejito —encogió los hombros para restarle importancia
—Oye y... en cada sesión una de esas cosas va a...
—Sí, es la idea —sonrió amplio— Te dejaré a merced de ellas, que te hagan lo que quieran y registraré todo
—Que humillante —susurró indignado— Y los resultados...
—Solo para mí, todo confidencial, nadie sabrá que tú y esas criaturas tendrán encuentros sexuales
Duo tragó saliva, todo parecía tan irreal, extraño, pero sobre todo asqueroso. Aunque él no era virgen, jamás hizo nada extravagante, a pesar de ser Gay, ni siquiera recurrió a un vibrador o cualquier otro juguete, solo sexo normal.
—¿Cómo haré para no desmayarme o vomitar?
—Eso depende de ti —admitió el científico— Pero desarrollé esto
El rubio se alejó hacia una gaveta y sacó de ahí dos frascos, los que mostró al chico.
—Las pastillas de aquí te desinhiben —levantó su mano derecha— Y estas de aquí te dilatarán para que sea lo menos doloroso posible —enseñó las de la izquierda
—Por Dios, lo estoy considerando —comentó perplejo
—¿Qué tal si te doy hasta mañana para responder?
—Está bien
—Pero antes, debes firmar un contrato de confidencialidad, de otra forma, no dejaré que salgas de aquí con vida
—¿Qué? —preguntó asustado
—Nadie sabe que estoy haciendo esto —sonrió de nuevo mostrando casi todos los dientes— Y no quiero que se lleven a mi bebé, mucho me costó echarla a funcionar
—Está bien —suspiró largo y tendido.
Esa tarde antes de salir del laboratorio del horror, Duo firmó el contrato que le impedía hablar sobre cualquier cosa relacionada al laboratorio, Quatre, la máquina, su investigación, las criaturas interdimensionales y todo lo que giraba alrededor. Si se decidía a participar, entonces firmaría otro contrato con cláusulas más específicas sobre el experimento.
Apenas se acostó en su cama por la noche, Duo intentó conciliar el sueño, pero el eco de la criatura gritando al otro lado de la cabina no le permitió poder dormir mucho y lo poco que logró, terminó soñando con seres del espacio a su alrededor, mirando y deseando su cuerpo con una lujuria infinita.
¡Hola! Comenzando esta historia, me encanta el Monsterfucking, así que bueno, deseaba hacer otro fanfic, espero les guste a los amantes del género.
